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Lapsicosts oromann a del sujeto y de los ava- n de los acontecimientos de la vid : sferencia. El paciente-eveca los restos. de lig) esa porqueriam, de li fan tares de fa tran anestésico que todavia estarian actuando ‘| .ejor le pusieron una cantidad excesiva. En arias figuras de un Oth avido de goce,” sin ‘que sugiere que a lo .m sss palabras aparecen olvidar la transferencia. ; a fra de los elementos presentados, Ia alternativa entre ané- lisis del sintoma hasta lo real de la pulsidn o tratamiento por et sintoma, que resumié Jean-Louis Gault en las iltimas jornadas de Ja ECF-ACE, parece dificil de dilucidar. De este modo reunimos tuna vasta problemética, la de los casos en que Ia frontera neurosis: de establecer, tanto como el dispositive analiti- sta gran division de aguas c ficil psicosis no es cco parece enturbiar a veces & 9, JA. Miller, lrunia», en Une por uno a0 .° 34, Buenos Aiees, Bola, 1995, 10 (la pestafa, el cabello), reciprocamente, es capaz de Fenémenos corporales en pacientes masculinos ‘Antena Clinica de Nantes y Secci6n Clinica de Rennes* La Seccién Clinica de Rennes y la Antena de Nantes eligieron dar cuenta de-cuatro casos de hombres, en los que el esfuerzo de los sujetos por defender re Je de su cuerpo como dol jannto de un sintoma di un analista. Aunque se trate de fe- “némenos paramente ligados al efecto del significante en el cuerpo én tanto viviente, estas «neoconversiones» no pertenecen en nyestra opinién al registro de la estructura histérica. Presentare- mos sucesivamente estos casos y luego compararemos estas vifie- t3s clinicas como otras tantas tentativas por construir, gracias a la ética del decir, modos de anudamientos psicsticos apoyindonos -en-fen6 Jocalizados en el cuerpo, J. EL HOMBRE DE LOS CIEN MIL CABELLOS* Elafo pasado, en «La conversacién de Arcachon», fue la pestaiia, ‘este afto se tratard del cabello, El lugar de los fineros en nuestra inica se justifica con la interpretacidn del falo que dio Lacan. El colocé este elemento caduco en la serie de los fineros, como ha bia subrayado Jacques-Alain Miller. El falo es un finero, y el fine- ir ta _-Significacién del falo. “Exposnres: Roger Cassin, Jean-Louis Gault, Pierre Gilles Guéguen, Ber ford Porcheret y Francois Sauvagnat. 1. Parte redactada por Jean-Louis Gale m re Lapsicoss oroiatn mnsulké al analista en un mo- 1 los tiltimos diez afios sw Un hombre se queja de calvicie. C mento de gran desconcierto subjetivo, ido habla ido empeorando. Los obsticalos surgieron desde el comienzo de su vida profesional como ingeniero, Se aburria, y que fandamentalmente él no estaba hecho para ese tt: deseubri e le imponia una exigencia subjetiva que crefa tener que sa- bajo. $ ‘ tisfacer, era tndsico y debla responder a ese lamado, Abatdond ‘ nico por la existencia mas pre- tentonces la carrera ya trazada de caria del artista | En el momento en que consulta, a los treinta y cinco aos, vie ve miserablemente. Persigue magras retribuciones, cada vez més esporadicas, y esti reducido a vivir con un subsidio otorgado por el Estado, Sin embargo, lo que motiva el gran desorden del s toes de otra naturaleza, Amé a una mujer con fa que tuvo una lacién durante dos aos. Al principio, ella estaba unida a otro mantenido durante todo un hombre, y esta situacién se hab tiempo, mientras él mismo se convertia en amante de est mujer Nuestros tres protagonistas integraban la misma formacién or ‘questal, donde la mujer ocupaba el puesto de cantante, Mientras hubo lugar para el segundo hombre en la vida de esta mujer, nues- to pati mee pudo distruarlo sin problemas. Un diy tl como To habia deseado, se convirti6 en el nico clegido. Cuando eligid vi- vir con ella legitimamente aparecieron los primeros trastornos. Primero una ansiedad difusa, Inego un progresivo abatimiento ¥, de repente, empez6 a perder el pelo por manojos. Como persistia este estado y se agravaha, llegé a la conelusién de que la causa era esta mujer. Hacfa esta interpretacién: esta mujer ala que amabay deseaba, con quien le gustaba vivir, y que le correspondia, repre= sentaba un peligro para su persona, Decidié dejarla y consultar a tun médico. Pudo constatar enseguida una mejoria en sv estado, ¥ la detencién de la caida del cabello; sin embargo, seguia marcada por la experiencia y deseaba ver a un analista. — AI principio no habia hablado de la calvicie. La menciond con motivo de un episodio de caida del cabello ocurride durante anslisis. Llevaba la existencia aleatoria de un artista erratico y ha= bia reunido una pequefta orquesta. Fue en ese momento cuando le tocd vivir un doloroso conflicto interior. Uno de los at o- habfa aterrorizado queriendo hacerlo beber. Y aunque debi _ FENOMENOS CORPORALES EN PACINTES MASCULWOS abandonar esas malas compaiias, eligi quedarse en el seno del grupo por amor a la miisica Esta decisién que iba en contra de su deseo profundo lo mor= tificaba. Constaté el efecto nefasto en su cuerpo. Empez6 nueva- mente a perder el cabello, centenares por dia En ese momento comenzé a revelar su teoria de la calvicie. Desde hacia algiin tiempo estudiaba el fenémeno y se habfa pro- puesto encontrar una explicacion. Dirigia esta reflexion con mé- todo y consignaba regularmente en un cuaderno el fruto de sus pensamientos o el resultado de sus investigaciones. iene una concepeién univoca del trastorno: pierde el eabello eando deja de ser él mismo, es decir, cuando hace algo no con- forme a su verdadero deseo, Para utilizar una de sus formulas, se Je cae el cabello cuando no esti «entero», Recuerda que ni él mismo se habia dado cuenta de eso, que fueron sus amigos quienes lo notaron. Habian visto muchos pelos en la bafera de Ja ducha cada vez que la usaba. Entonces habia comparado unas fotos y habia notado una calvicie naciente. Con- sulto a un especialista en acupuncura, quien le explicé el mecanis- mo: el cabello muere pero se cae recién tres o cuatro meses des~ purs. El habia notado que en su caso las cosas eran diferentes, puesto que perdia el cabello de manera instanténea. Cuando no hacia lo que correspondia a sus deseos, cuando obedecia al deseo de los demas, o a convenciones, sentia el efecto en el cabello. Conoce, por supuesto, la expresin «tirarse de los pelos», pe- To no se trata de eso, Lo que le ocurre se ubica a nivel del pelo mismo. Consult6 diversas enciclopedias, y descubrio algo intere- sante en la anatomia del sistema piloso. Not6 que en la base de cada cabello hay un muisculo erector, cuya contraccién hace en derezar el pelo. En su cuaderno reprodujo el esquema que mues- tra cémo el cabello se endereza cuando el misculo se contrae. Agrega que un adulto joven posee entre cien y ciento cincuenta nil cabellos y, por lo tanto, la misma cantidad de muisculos eree- - tores en el crineo, Cuando todos esos masculos se contraen, los pelos se yerguen en la cabeza. Es lo que él sentia. Un gran escalofrio le recorria la superficie del créneo de adelante hacia atrés y perdia el cabello. Explica: «Es lo que ocurtia cuando yo no hacfa lo que correspon= ng Ur psicoss onoiann fa a lo que era verdaderamente yo, y a lo que era el camino de mi vida», Leyé que existia la expresion «ponerse los pelos de punta». Es Jo que provoca el pavor y exactamente lo que él sentia. También encontré otra expresion: @ tous crins2 Por ejemplo, un hombre & tous crins es un hombre entero. Cuando él no queria apartarse de su camino de vida, era para permanecer entero. A la inversa, can do perdia el cabello, era porque no era entero, porque hacia algo que verdaderamente no queria Es cierto, cuando el cabello se endereza, sale levemente de Para que caiga, debe repetirse donde esti alojado, pero no se e la aceidn, Aqui, recordé sus conocimientos de mecénica. No se Heya a sacar una tuerca muy apretada de una sola vez. Para lograr cl cometido, es preferible proceder con pequeiios movimientos de fuerza sucesivos con una lave. E's lo que pasa con el pelo. La re- peticién de las contracciones termina por hacerlo caer. El des- prendimiento de los cabellos se produce cuando los misculos erectores se excitan de manera prolongada, Verifics esta hipotesis. Sinti6 que los cabellos se le enderezaban en la cabeza de una manera intensa pero puntual. A partir de es ta sitvacidn que solo duré un instante, no perdié més eabello, En cambio, en circunstancias en que se habja dejado arrastrar contra 1u voluntad ~como la de la orquesta-, habfa sentido los cabellos erizados en Ja cabeza durante varias semanas. Esta gran tensién era dolorosa, a la noche le ardia el cuero cabelludo, y percibia que los misculos erectores se paralizaban. Entonces el pelo se le cafa a pufiados. En cuanto decidié abandonar a los mtisicoy con los que tocaba de mala gana, dejé de perder pelo. Ya no tenia esa sen= sacién de erizamiento en lo alto del créneo. De nuevo se sentia entero, Este sujeto sintomatiza lo real a su Responde al terror {que experimenta frente a-enigma del deseo del Otro ya sityolun- tad/dle goce dando cuerpo a esta angustia. Se apareja con un siste= 2.A tons erin. (iceralmente, con todas las erines) significa ‘completo, ‘enté= ro IN. dela T} 114 Feenos CORPORALES EM PAENTES MASCULINOS ma piloso que soporta cien mil misculos erectores, para localizar en la superficie del craneo el escalofrio que entonces lo invade, De ese modo elaboré el complejo del pelo: con los pelos parados en Tpeabe7a, &eL-hombre espantado frente al abismo de la forclusién de la significaci6n filica. El érgano piloso se alza entonces como un punto de detencién, y se vuelve el gnomon que le designa en todo momento el punto de verdad de su deseo. Il, EL HOMBRE DE LOS PULGARES QUE CRUIEN? Desde hace dieciocho aos, M. viene a consultarme cada vez que se encuentra «entre dos mujeress. Se queja de la primera cuando hay probabitidades de separacién, y me abandona no bien encuentra a la segunda, Se va a vivir a lo de esta diltima algunos dias después. ‘Muy depresivo, transpirando de ansiedad, se dice una y otra ver. «echado a la calle» por la mujer a la que acaba de golpear. Se complace inventariando con un vocabulario injurioso sus caprichos, sus modos de goce, sexuales, financieros, su modo de apropiacion del bebé que tuvo con ella, Busca provocar divisién y angustia en ellas. Entre dos mujeres, vive en la casa de sus padres; se relaciona con su madre de la misma manera. Durante la primera entrevista, expone su temor de que, al ter- ‘minar el acto sexval, su pene quede en la vagina de su pareja. Al eabo de cinco afios, el cuadro inicial se modificé: muy an- gustiado, se queja de crujidos en el pulgar de su mano derecha Diré: «Es como una motilacién, me las arreglaria si me dijeran que es de nacimiento». ¥ explica asi todas sus dificultades: «Me angustia el dedos, para concluir con: «No puedo vivir con una mujer, es demasiado complejo». El sintoma se desencadené asf: invocando un dolor en Ja rodi- Ila, M. se negé un dia a tener relaciones sexuales con su compaiie- 2, quien mostr6 una viva decepcién. Como en un rapto, él le ases- 6 un violento puftetazo en la espalda, y al dia siguiente se le de- claré el sintoma, 5. Parte redactada por Bernard Porcheret, a5 Lapsicoss ORDA inco afios después, luego de la ruptura con esta mujer, el eua- ‘otra ver diferente: las sesiones se saturan dro presenta un aspect : M. da a conocer diferentes tipos de cru- de una gueja sin limites : jidos de su pulgar y enumera su combinacién con acciones: cortar pnarse la nariz, peinarse, carne, encender tn cigarvllo, lavarse, tocarve la braguet..,escribiry, sobre todo, firmar, Desarrola ens tonces una prictica hasta el agotamiento. Puede tratarse, por cjemplo, de hacer fancionar tn encendedor hasta vaciarlo de todo él aso llenar péginas enteras con Firmas. Se impone una secu cia: crujido inaugural, profundo y explosive, luego una sensaciin intolerable de que el pulgar caiga en el vacto, Finalmente, prttica dle «verificacidnm, hasta que los erujides secundarios ereados por Jas flexiones bajo la superficie de la piel se detienen. «Lo van a cortar>, exelama. «Pero, entonces, cel otra?» Notemos aqui el efecto de bilateralizacion. : omo telén de fondo, quejas referidasa su aspecto filico: arrus gas alrededor de los ojos, caida del cabello, gordura, ete. Teme no oder sedueir més. Pespuido construrse una serie ck fen6 mo divergente durante su primera relacién, dolores tenaces en la rodilla derecha que se hardin bilaterales en la vispeta de un examen exploratorio, lo que le hace decir «es psiquico»; rigidez de nuca y de espalda, Cada sintoma se apoya en ui brural, cachetada ofensiva, un golpecito. Clinicamente, una perfus siGn de antidepresivos que pasa por fiera: «El brazo se me va a p= drir, me lo tendrén que amputar~. La explicacidn a su tendencia a golpear a las mujeres la encuen= tra en sus padres: «Sal del paso!”, Ie deefa mi madre a mi padre; yo reproduzco eso. «Golpeo porque mi padre tendria que haber Te dado una cachetada para pararla, Ella lo rebajaba y le amenaza- 1. es presentada como un personaje jenos del cuerpo: estrabis- ba con irse» La madre de autoritario ¢ infiel que recha mujeres de las que él se separd; el padre, como impotent y depre- sivo: «Yo lo vengo, no quiero ser un trapo de piso» Sa allescenet estuvo mareada por un hecho- su made lo sor prende con un rosario enroseado alrededor del pene. Ella le dice: Si vnelves a hacerlo, te enfermarés», La noche siguiente tiené poluciones nocturnas acompafadas por ritos obsesivos y fuertes 116 cesugestion»: palabra y después toma, como todas esas FesOMENos CORPORAL EM PACIENTES MASCULWNOS angustias. Estas desaparecerén a los veintidin anos con la primera relacién sexual y la vuelta a la masturbacién, «zEs psiquico, doctor?... jHuy, huy, huy!» Este enunciado en forma de pregunta es repetido sin fin por el paciente, en la sesidn 0 por teléfono, Conviene acusar recibo: «Completamente», para evitar su reiteracién inmediata. Ninguna vacilacién, ninguna ape~ lacién al sentido, La tematica filica presenta un carscter no dialéctico, sin corre- lato con Ja funcién paterna. En dieciocho aftos de entrevista, las asociaciones fueron rari mas, sin suetios, ni lapsus, ni siquiera ol vidos. Sin trastornos del lenguaje. Sin teoria delirante. La conser- vacién de un eje imaginario le permiti6 trabajar, y sostener una re- lacién terapéutica més bien amistosa, Viene entre dos mujeres a tomarme como testigo de sus goces desordenados, de su poder pa- ta tomarlo o rechazarlo, y de los fenmenos corporales intolera- bles. Se mantiene all e sostiene de ese doble imaginario que yo encarno, que abandona cuando lo encuentra en una mujer, algo que sin embargo vacila cuando la sexualidad con ella lo confronta con lo insoportable; a partir de alli, domina la violencia. La dura- cidn sin precedentes de su iiltimo coneubinato (seis anos) estuvo acompafiada por fenémenos del cuerpo invasores y durables. La ruptura de esta relacidn radicaliz6 el cuadro con, correlativamen- te, un empobrecimiento de su lazo social. La busqueda de una mu- jer le parece ahora mucho més condenada al fracaso porque su saspecto filico» se degrada, No hay subversién de la funcién de Grgano por la funcién fali- €2, como en el sintoma de la conversién histérica, Dado que es es quizofrénico, tiene que vérselas con @p, sus fendmenos del cuer~ po de apariencia hipocondrfaca son acompafiados por una gran angustia. El intenta localizar el goce en un érgano; sus practicas de verificacion para cifrarlo no constituyen realmente un limite, Intenta construir un sintoma. Actualmente hay que temer Ia auto~ mutilacién o el suicidio. 7 eee eae eae neta eee Lapsicoss oroiaie FENOMENOS CORPORALES EW PACIENTES MascULMOS tor, sus padres y su hermana mayor. Los sentimientos de persecu- 6n de Victor se esfuman, y [a paranoia de su padre ocupa el cen- tro de la escena en las sesiones. Victor, quien toma cada vez més seguido la palabra para participar en las criticas hacia el compor- tamiento de su padre, es enviado a.un psicoanalista. Espera de las entrevistas una sedacién de sus dificultades de relacién. Explica, en efecto, que tiende demasiado a pensar que sus compafieros se burlan, «cuando quizé se trata de simples bromas». Durante las primeras entrevistas se dedicaré a hacer una rese- fia mecénica de sus actividades de los dias precedentes, sefialando los buenos resultados escolares, y su preocupacién cuando sus no- tas son malas. Insiste en sus hazafias relacionales. Quiere mostrar los progresos de su capacidad de hacer intercambios con el préji- ‘mo: comidas en comiin en el restaurante universitario, intercam- bio de bromas, exposiciones orales en el anfiteatro, trabajo com- partido con un companero, Intenta hacerse amigos, Se trata siem- pre de comparieros de su mismo sexo. Victor no habla con las chi- ‘cas y nunca menciona su existencia, La computadora ocupa todo su tiempo libre. Es un equipo ade- cnado para evitarle utilizar la palabra. Internet le permite enviar al otro extremo del mundo mensajes, de los que solo le apasiona la comunicaci6n, Aparentemente, el contenido le resulta mas bien indiferente, Habla muy poco de sus sentimientos, salvo de su rabia hacia su padre, que «se arrastra en la casa en lugar de buscar un trabajo, {que molesta a todo el mundo con su persecucién, que es insopor- table». El padre, efectivamente, remuncié al trabajo por un con- flicto con la direccién general de su empresa durante el cual pare- ‘ce haberse mostrado tan inflexible que hizo inevitable Ja ruptura; y desde entonces se declara perseguido y vigilado, incluso amena- zado por polizontes de esa empresa. Victor se jacta de cantarle las cuarenta y de apoyar a su madre cuando la pareja se pelea. «Es un vago» La desocupacién del padre y sus reacciones depresivas wansformaron el equilibrio de la familia, lo hicieron caer de su po- sicion de tirano familiar. Victor queda muy impresionado por una crisis durante las va- eaciones en el campo: creyendo que la casa estaba cercada y la fa- milia en peligro, el padre trata de prohibirles salir de la casa du- IIL. Victor EL Excuioo* Jeble con una ma- Victor tiene diecinueve aftos. Es un joven er nera de caminar muy particular, un paso robético, Se mantiene muy derecho, con la frente inclinada y la cabeza ligeramente re- clinada sobre un lado, Camina de manera entrecortada, plegando uy poco las rodillas y tendiendo las piernas hacia adelante con ssbozo de deslizamiento de los bordes de los pies, que casi no. despega del piso. : bias Tabla, mira casi siempre dle soslayo a su incelocutr, aunque la mayor parte del tiempo no lo mira en absoluto. Su his- tora patoldgiea comienza en la infancin, hacia los diez ato, Su f= milia residia desde hacia varios afios en el extranjero, donde el pa~ dire dirigia una fibriea. Vivian separados de Ia poblacién local, y eran protegidos por guardias que acompaiaban al joven Vietor y hermana a la escuela, Victor, totalmente aislado de sus companeros de clase y casi mudo en la casa, se manifiesta mediante crisis de violencia clésti- cca dirigida contra los objetos de su habitaci6n. Un rechazo obsti- nado a seguir yendo a la escuela acarrea la decision del retorno de la familia a Francia, donde él retoma la escolaridad Sus estudios secundarios se realizan con bastantes buenos re- sultados, que contrastan con su aislamiento persistente. Vietor no tuvo compafieros, hablaba poco en su casa, y menos aun en eb as colegio, Sus padres se oponen a que tome medicamentos. Alrededor de los cavrce afi yoxra wee hea los dietiocho, se queja de ser objet de burlas de sus compaieros del colegio. Repite el tkimo ao, € interrumpe en varias ocasiones su escolaridad por sw negativa a ir a clase. Las ideas de persecucién referidas a sus compaiieros no parecen estar organizadas en un delivio sistematizado: él piensa que todos se rien de él Entonces, empieza un tratamiento de breve duracién con un terapeuta conductista que intenta reeducar las dificultades en el | (ine a View caminar, Después comienza una terapia familiar que 4, Parte redaetada por Roger Cassin. 8 oo a —————————— Lapscosis ononana Fevorenos comonaces ev PacinT#s mascudios rante varios dias, «La persecucién es la enfermedad de la familia, ero yo intento corregirme “ ncamanel per purante varias semanas, Victor se pone furioso en In comic el restordn universitario: no acepta las bromas de sus compafieros y revolea aliganos objetos, Una qieja le duelen las piernas después de un laryo paseo en familia me permitira indagar sobre sus dificultades para caminar Ey me tranquiliza: su terapeuta (conductista) lo habia ayudado mucho dandole ejercicios: «dar vueltas al hospital obligindose a ree late jernas completa- Tewar las rodillas». Antes caminaba con «as piernas comp Frente derechass. De hecho, ahora las pliega muy ligeramente. Habis emperado a comportarse asi alrededor de los catoree atios, Luego de algunos meses su andar se habia aligerado, pero en Gl ultimo aio del liceo, nuevamente se habja «endurecido mus Cho». Come le hice notar que esta dificultad para caminar habia aparecido en un momento en que él andaba mal, eonvino: «Era cenando me perseguian : : Comenzari la sesidn siguiente declarando: «Yo caminaba ast porque tenia miedo de que me traten de maricén. No dita nada : le habia ocurride a él, sin oy muy atento cuando cae taculice Ia invasién de goce, sino més bien que es posible actual- ‘mente una estabilizaciGn provisoria. Y es que el padre, hasta en- tonces demasiado presente y demasiado absoluto, fue destituido de su autoridad por la desocupacién y Ia evidencia de su delirio, lo que le permite a Victor ocupar ef lugar de tinico individuo cuya mente ¢s racional, y de este modo beneficiar a su familia con sus consejos de légico, que lo ubican asi mais cerca de su ideal de es- pecialista en informitica -situacion favorecida por los estudios que sigue en esta especialidad. Puede entonces renunciar a la cone tractura voluntaria de sus inésculos y a su andar «virib» sin sentir- se acosado por invasiones de goce deslocalizado. IV. EL INVENTOR DEL METODO® Allos cuarenta y ocho afios, este profesor de gimnasia que ejerce su trabajo con placer e interés tuvo que pedir una licencia por en- fermedad larga a consecuencia de dolores que se hicieron mis agudos a partir de lo que él llama «el incidente» 0 wel accidente», y que consistié en una caida sin gravedad en la que cayé hacia atras arrastrando a uno de sus alummnos, que se encontraba detris de é y sobre quien aterriz6. Sin embargo, no fue esta la razn que lo Hevé a consultar, Se queja primero a la enfermera que recibié su pedido por teléfono de una reanudacién importante de una actividad onirica que le pa- recfa preocupante ¢ insoportable a la vez. Se le ocurrié que su in- conscience tenfa que decirle algo, pero que, sin la ayuda de un ana- lista, no podia saber qué, Esta vez estaba decidido a buscar a un freudiano, y por eso eli- 6 dirigirse a la Escuela de la Causa Freudiana, En efecto, ya ha- bia tenido un andlisis de ocho afios con un analista jungiano. Ese tratamiento se habfa interrumpido con Ia muerte del terapeuta. Intenté nego, durante dos aftos, continuar con una mujer, pero le Parecié que con ella la empresa no podria llegar a nada, Al primer terapeuta le profesaba gran admiraci6n, aunque no- taba cierta insatistaccién en la manera de interpretar sus ids en ese sentido, salve que la idea s tae nadie lo hubiera insultado asf. «E : tino, pienso en eso todo el tiempo.» Mencionaré de nuevo este Caminar durante las sesiones siguientes, y entrard al consultorio con un paso eada vez mis suelto, y pronto easi normal, que con= serva sin embargo cierta rigidez del tronco Se andar de automata aparecis en Victor a la edad en que l pubertad transforma el cuerpo, podria suponerse que como Fes= puesta a las excitaciones sexuales, En hugar de una sgnifencin ento edipico de su psicosis infan- Tica ~que la ausencia de anudamiento edipico de ti, Pp, no permitia-, la rigidez del cuerpo habria intentado poner Timite a la disgregacion de lo imaginario, al agujero Op, : ‘Victor lucha contra el empuje a la mujer. Teme que se lo some pot un homosexual. Para oponerse a Ja feminizaciGn se yergue fon una ereecidn de todo el cuerpo, sostenida por una atencién ayotadora Que haya bastado que Victor pudiera decir algunas palabras: bre esta feminizacin pra que eer de forma rade ext do Jorosa mostracion falica no significa que aqui la significacién ol uciios. 5, Parte redactada por Pierre-Gilles Gueguen. so waa SIPESE ESTEE TEEESET ESTEE ESSELTE SEESECESEESTESEOSECESESESSSEOSECESECOSESEISSSOSEOSESTSSSLOSESOSERTISSCTSSSISELEIESET® Lapstcosis oromanin Sobre los resultados obtenidos por el andlisis no logré mas infor- macién que el bienestar que le habia aportado y que lo satisfacia, Vive solo, Mantiene relaciones sociales regulares con su her~ mana gemela y su cuiado, Siempre se llev6 bien con esta herma- na. También tiene un hermano unos diez afios mayor que él, a quien ve raramente. No tiene un lazo afectivo duradero con una mujer. Tavo opor~ tunidades de conocer algunas y de tener relaciones sexuales con ellas, pero no extraa su ausencia; declara no tener tiempo para Se relaciona ademiis con colegas ~leportistas como él-, parti- cularmente con wna pareja de jovenes profesores con los que se Teva bien y a quienes prodiga consejos. Practica danza con ellos y se entrena én deporte can el hombre. Es muy dado y se relaeiona con facilidad “iltimamente con curas de su parroquia, con los que habla sobre la Biblia-, pero la mayoria de las veces sus relaciones son tan superficiales como ocasionales. Entre los aconzecimientos destacables de su vida figura el dee so de su madre a Jos once aos. Dice no haber hecho nunca el due= Jo, a pesar de su terapia. La reciente muerte accidental de su sobri- no adolescente -hijo de su hermana— también lo conmovis mucho,” hasta tal punto que lo convirti6 en el desencadenante de sus prea= cupaciones corporales y de sus dolores, No se lo conté a nadie por- que en ese momento ya habia dejado de ver a su terapeuta, En nuesteo primer encuentro se mencionan inmediatamemte los dolores corporales: de entrada, me sefiala que no hay que apre- tarle la mano muy fuerte, porque puede ocasionarle dolores en to- dos los misculos del brazo y los pectorales. Se preocupa mucho por que yo lo sepa y me lo recordard en su oportunidad. Esos dolores son descriptos siempre con precisién, en términos de anatomfa, atafien sobre todo a los miiscalos de Ja espalda, los miembros 0 los mtisculos pelvianos. rias o dolores articulares, El paciente consulta a numerosos osteg- patas o kinesidlogos, que nunca lo satisfacen, pero cuyos nombres circulan en el medio deportivo, Aunque no cree en el origen médico de esos dolores, tiene una teoria precisa sobre su aparicidn. Tiene una idea muy precisa de que esos dolores se desarollaron debido al fracaso de su La Mujer. Aqui pueden deseribirse toda una serie de fenémenos en los gue se plantea el problema de saber, como sefiala Lacan, si y, ~ 8 el efecto (en primer grado) en lo imaginario del llamado vano hecho en lo simbélico 2 la metéfora paterna; ~2 bien, el producto en un segundo grado de la elisién del falo, Ulevado a la hiancia mortifera del estadio del espejo, con el fin de resolver, como una suerte de movimien- En este dltimo caso, se trataria ~de nuevo~ de una solucidn que __Yolveria sobre la simbolizacién primordial efectuada por la madre (DM/sujeto). 9.1. Lacan, «Fl atolondradichos, en Etcamsn N° 1, Buenos Aires, Pais, Isa, 125 Lapsiosis oro Debe constatarse que, lejos de que haya que concebir el «em- puje a la mujer» como una feminizacién auromdtica, sus resulta~ dos son vatiados, y van del sentimiento delirante de ser acusado de homosexualidad a un franco «volverse mujer» transexual, pasando por tentativas de sobrecompensacidn delirante (como en el caso. de Oro Gross, donde la hipersexualidad «genital» se apoya en la veneracién del culto de Ishtar, y las diversas elaboraciones «geni- tales» de Wilhelm Reich -a veces bien taponadas por elaboracio- nes de tipo aparejamiento del cuerpo) La sega r—r—— sin del Nombre del Padre en posicidn filica por el ©) debe tam- bin, en nuestra opinién, ser entendida como tentativa de suple cia ~«con el fin de resolverlas— centrada en la funcién de un ér- gano como «boca-agujerom de la forclusién C. Fenémenos corporales esquizofrénicos: R/ /S/ /! Una de las autonomizaciones més «crudas» de las dimensiones imaginaria, real y simbolica es probablemente la catatonia, con fe- némenos motores de catalepsia, flexibilidad cerosa, impulsiones | \otrices, estereotipias; , por el lado de las eventuales articulacion ten verbale, la verbosid oensilada de palabras. El diagndstieo diferencial histeria/catatonia es una cuestidn clisiea que fe, a partir de 1898, objeto especial dle un debate alrededor del sindro- me de Ganser. La fijeza de los trastornos, stt cardeter no movili- zable, su aparicién inesperada segtin un «proceso» son chisica~ mente referidas como caracteristicas de la catatonia, pero los au tores varian considerable mente sobre la durabilidad de los trastor= nos.'” Lacan da cuenta de eso en 1959 en términos de regresién r6pica en el estadio del espejo; el rmino sabandono» también fue mencionado, Tales sintomas marcan que la cadena significan- te casi no merma el goce. Sin embargo, esta ausencia de amuda~ miento , como metéfora, es d de imposicién de sentido, F (SYS) ficante, subtendido por una sustra términos de «La terceram, «el sintoma es irrupcién de esta anoma- lia en que consiste el goce filico, por més que se extienda alli, que se ensanche esa falta fundamental que califico de no relacién se~ xual». Alli donde, como escribe Lacan en «RSI», ante la dificul- tad que tiene con el falo, el pequefio Hans se inventa «toda una serie de equivalentes de ese falo [...] distintamente ostentosos», nos vemos forzados a constatar que tal recurso con efecto de sen. tido no es posible para el sujeto psicético. Sin embargo, en lugar de suponer, como Freud, que las tres dimensiones (real, simbéli- co ¢ imaginario) estin anudadas por la «realidad psiquica»,! La- can propuso, al final de «RSI», «pluralizar> los nombres del pa- 4dre: «Nominacién de lo imaginario como inhibicién, nominacién de lo real como angustia, nominacién de lo simbélico, flor de lo Simbdlico mismo, como sintoma».5 La etapa siguiente, con el DI EESSSOSSS'SSSS FeNomenos coRPORALS EW PACENTES aScOLNOS. Karl Landauer; hasta las personalidades as if de Helene Deutsch, donde las identificaciones no encuentran ningin tope del orden del fantasma, pasando por la equivalencia esquizofrénica entre re- presentaciones de cosas y representaciones de palabras en Freud. D. Neoconversién y problematica RSI Discutir la cuestién de las neoconversiones, «no reductibles por la interpretacibn freudiana clésica», es por un lado discutir modos de jn sintomdticos, es decir, tentativas de soluci6n a la inexis- 05, ¥, por otro lado, ir, operacién (+), operada por el signi- mn de goce (- @), 0 aun, en 11K, Landauer, «Spontanheilung einer Katatonien, in. Z.f Pa, 1926. 12. JA. Miller, Corso del 10 03/1998 13}, Lacan, «RSP, 13, S. Freud, w1.a pérdida de realidad en la neurosis y Ia psieonis», en Obrus vempletas, Buenos Aices, Amorrorty, 1989, t, XIX, pp. 196 y 19? n Ornicar? N* 2, Paris, Le Graphe, 1975, p. 104 b>, en Ormicar? N 5, Pasi, Le Graphe, 1975/1976, p. 66, 127 Upscosis onan sinthome, le permitié plantear el problema de los modos por los cuales pueden articularse y anudarse en sujetos psicdticos las su= plencias del Nombre del Padre. Los casos presentados permiten seriar la manera en que, ante el abismo de significacién que se abre y convoca al cuerpo, se intentan modos de acuamiento «i ‘Todos estén confrontados en alguna medida con ®g, pero con variantes en la brutalidad de esta confrontacidn. Mientras que el jente que se en- inlos, complejo del pelo es la oportunidad, para el frenta con eso, de entregarse a una elaboracién significante, que erte de gnomon de su deseo parece haberle suministrado una si alli donde su ideal musical lo abandonaba, el hombre de los pul- gares que erujen parece librado a lo insundable de un goce que re~ tora sin mediaci6n. FI inventor del método de yimnasia parece, gracias a eso, taponar bastante bien las inquietudes que le causa su euerpo; sin embargo, sobrevienen efectos de significacién -sue- fos— que moderan las entrevistas. Fn cuanto a Victor el Erguido, Gl consigue ceder su sintoma de rigidez en favor de la oferta de la palabra, quizés acomodéndose bajo el significante ideal de la «conducts razonable», quiz4 también descompletanda al padre gorador. 128, r La neotransferencia

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