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ae Se Cee Paradigmétic: politicos del 3 Tera at Pa —— — = Para — = I — = = cS = — at = = a fer} aS an ae CueX po 4 Wika ae’ IGNACIO GARATE MARTINEZ TRexsaN ere aa L113, SLe ey MARIO OROZCO GUZMAN Violencia educativa al borde de a locura Atxen Garmendia Guinea” n Mondragén, pueblo industrioso del Norte de Espafia, en el Pals 10 hospital psiquidtrico, el r E niicomio de St enfermos mentales En el trinsito entre ambas condiciones, yo estuve pate entero transitaba de la dictadura a la democrac el lati soterr Agueda, y ya no hay locos sino in se transformaban reinventaban, id que ‘me internaron alli, Por orden de mi me ataron a una camilla y me-con en mi adolescencia buscaba con padre, ante mi estupor y mi im dlujeson al lugar de los locos. EL coNTEXTO Soy la séptima hija de nueve hermanos en cl seno de una familia vasco catblica, eonservadora y observante de las notmas y principios imperantes Siempre ten la Espaita del nacional catolicismo de Franco. Ensefiada desde 4 callar por si acaso y a portarme bien a toda costa naytique *sicélogay Picoanalita. Miembro de 27 28 ESTREMECIMIENTOS DE LO REAL: ENSAYOS PSICOANALiTICOS Mi entrada en la adolescencia coincide con la muerte de Franco y las convul- jones a favor de las libertades 40 aftos siones sociales. Las protestas y manife sofocadas se suceden, se multiplican, rodeindome y encendiendo en mi a mis 15 afios la llama de la rebeldia y Ia ilusin de la libertad. Quetia hacer mio aquello de que “la tevolucién empieza por uno mismo”, o més bien, necesitaba que tal aforismo fuera cierto, ya que mi revolucién personal habia empezado ya. Mi padre, hombre de mente conservadora y religiosa e inclinaciones eientificas, antiene con mano firme su estilo inflexible y autoritario, reprimiendo severamente las transgresiones horarias, las novedades indumentarias o los gustos literarios y musicales. ‘Aprendi por medio de su sistema a decir que sia todo y luego hacer otra cosa, sin su conocimiento. A mentr, vaya. Hasta que llegado el momento de la Universidad, y que leg me impone como condicién para salir de casa a estudiar lade votar al partido de su rotunda no tuvo ninguna consecuencia para mi, y la amenaza de no dejarme marchar, se disolvié sola. Este hecho, me dio alas. A partir de entonces no me importaria ya oponerme abiertamente a sus normas, prohibiciones o ideas. Mi madre, siempre disgustada, me veia como una hija desconsiderada y deso- bediente, cerrando filas con las posiciones de su marido y aumentando la tensién Por-aquel tiempo ofa frecuentemente la palabra golfa en boca de mi madre. En mi ingenuidad querfa pensar que lo decia porque si, como sin querer, tal era el dafio aque ese insulto gratuito me debia hacer. Sin embargo descubri mucho mis tarde que alli donde yo querfa suponer el amor de mi madre hacia mi, habia sentimientos muy potentes, pero nada semejantes al del amor. Prolongar la idea del amor materno de la infancia, ése que es indiscutib! algo por lo que también hube de pagar ‘Siempre fue dificil para la nifia que yo era afrontar la inmensa tarea de satisfacer ,ciego, ése que uno puede iaventar para sobrevivir, es las constantes y atropelladas érdenes de mi madre, aquelle mujer que nunca estuvo dispuesta a abandonat la queja y la indignacién. Ni siquie-a la necesidad de que me quisiera justfica a dia de hoy para m{ todo lo que le aguantaba diariamente. Nada estaba bien hecho, nada era suficiente, no habfa palabras dealiento o agradecimiento. Y alli segu ayor, y la culpa fuera mia Cu ‘como parmetro de angustia jamds expresada. Tengo la impresin de que aquel dolor ime oriente frente al silencio de algunos nitios. yo, incapaz de alejarme de ella, por miedo a que su desesperacién fuera do trabajo con nifios en mi consulta procuro acercarme a aquel recuerdo De algin modo, al dejar de ser la hija obediente de mi padre y oponerme con ue estaba atravesando un limite seguramente peli- audacia a sus restricciones, sabi igroso, Por eso, cuando no acepto su imposicién de voto, cosa ridicula si se piensa bien, me aventuro en un océano de transgresiones, las mis de las veces con énimo VioLeNGIA EDUCATIVA AL BORDE DE LALOCURA 29 Jor. Sin resultado aparente, como suele pasar con las provocactones. Lo q Figs mi padre estaba engrosandlo exponencialmente la dureza del yo ignoraba era que 1 stigo del que me haria vietima. 'A pesar de codo, siempre me result6 mds fil entenderme con mi padre, ya fuera feu ey. En su laboratorio de farmacia pasé horas ayuckindole, aprendiendo Jetas con sus pliegues tan precisos, observando del rigor d pesar con precision, a hacer pape tebmo después de fabricar una pomad: frente al abundante trabajo entre pipetas y tubos de ensayo. ‘Nunca le pude decir que ese era el padre al que yo queria, prohibido como estaba ia la hacia entrar en su tubo de estaio, infatigable hablar en estos términos, siquiera con tu padre EL MUNDO SIN EL PADRE Hay un reftin espaol que reza: “Ojos que no ven, corazén que no siente i a dela el mundo se ‘Una vez fuera de la casa familiar y su estrecho sendero de norm ofrecia como algo muy amplio, con todo al alcance. Me queda un poso de indefen- sin frente ala autoridad y la ingenuidad de probar todo lo contrario. Aparece ante mi un seductor mundo intelectual mezclado de eransgresion y vinculado a personas relaci pedagogfa alternativa o la luch: hervidero de todo por hacer y todo por probar en un intento cons de dejar atris con furia todo lo relacionado con la religién, el franquismo, el padre, la madre, . Desesperada y desuhuciada pero sin saberlo connee através de mis hermanas un Jo todo: lucha contra el franquismo, conta la familia, con esferas tan dispares como el psicoanlisis, la armada y la filosofia existencialista. Mi mente es un ante ¢ imposible hombre que parece contenet contra la religidn y contra los tabies. Viene de cultura musulmana y promueve la fiberacién de las ataduras religiosas. La pasién por aquel hombre que se me antoja perfecto y mucho mayor qu yo» es pronto el motor de mi vida. Mi vida con él representa una ruptura con todo lo Jia ser una contestacién rebelde a todo el ambiente I sexo aparecen anterior, y sin duda pretend ideol6gico de mi padte. La libe ten mi vida de sus manos, quien sin gran dificultad acaba som: ‘tad de hablar, de pensar, de accede ndome a su propia LA VUELTA AL PADRE dos afios de convivencia, habiendo roto todo vinculo con la familia que Después de d desautorizé esta unién, vuelvo aniquilada ala casa de mi padre 30 ESTREMECIMIENTOS DE LO REAL: ENSAYOS PStCOaNaLiTICos Enfadada, indignada con todos, habiendo pasado un is Volenciainsfrible con aquel “hombre perfecto” velo sin ques meen mi impotencia infierno de sometimiento y Mi padre sélo piensa en el castigo y en el some su poder en el medio sanitario Manicomio de Sta. Agued: Por la fuerza y bajo k me veo atada timiento de nuevo. Ut para conseguir una ord a, en el pueblo de al lado, Mondragén: las ordenes directas y la supervision de mi h tuna camilla y conducida a un; tiliza todo len de internamiento en el hermano médico, 1 reclusién psiquidtrica PROCEDIMIENTOS PSIQUIATRICOS NORMALES Una vez alt sin ningiin diagnéstico médica, y anidad y farmacéutico de la zona, suficientes, me someten a un tratamiento de ® que la palabra de mi padre, Ins y la de mi hermano méd choque devolverme a una condicién de dimiento més aniquilador posible. kel ¢s un trarami yyecciones de insul tologia y la Psiquiatria de J. Vallejo biolégicos de la esquizofrenia,! probablemente para acabar con pector de S; ico eran El objetivo es, aparentemente, ‘cuanto antes y por el proced La cura de Sc hija décil y sumisa lento que consiste en lt induccién a un estado de Hina, En el Manual de Introduccién ala Psicopa- se cita como uno de los primeros tratamientos En mi caso decidieron aplicirmela durante un mex cualquier resto de inde xiste, basta co1 que pudieron aplicarme a lo larg Permanentemente dormida. Le llaman tambien limita a un maximo de 6 6 7 dia. Segurament simi cuerpo no lo hubiera soportado, Desde Fisica jya lo creo! Se supone que después de toda esa violencia médica res de volver al vida familias haciendo ‘vida normal” baj a supervision de mi padre. Tras un mes fuera dela realidad y por a presisn de la denuney Por secuestro que imi hermana interpone,asisto a mi propio aslo a una elinin de Feposo psiquiitrico, ubicada en Madrid, lejos de las presiones que reclamaban vt reaparicién, poniendo fir a aquella barbatidad Médico-Psiquidtriea, coma a través de i pendencia que consideraban imaginar la serie ininterrumpida de 7 de todo un mes para mantenerme n cura de suciio, pero en estos casos se todo habri sido més fécil para ellos enfermiza. El riesgo de muerte e Juego, pusicron a prueba mi resistencia yo deberia estar en condicio- Jat primeros métodos alos que se les supone cea expecicidad en et tratamiento de la ¥ con las pscoterapas individuales de Sullivan 5 os primeros ratamientes cetrochogue. Los ds primeros ‘squizofrenia nacen con el psicoan isis freudiano From-Reichmanp, Po no tiempo despues aparecen lo > bioligicos como el shock insulinico la psicacrugia y ef han sido pricicamente abandonaos, ions. “Intod trovonvuliva mantene ss indica y la psiquiata’, Jao V ala pscopatologta illejo Ruloba, Salva Barcelona 1985, 2+ Edicion ep, 25, pig, 549, DRDE DE LA LOcURA 31 ta Clinica Santo Angel tiene otros planes para esta paciente, con betel de ea todo mi der salir dela habitacién ak 7 pea den mein uments mdse iis pr eteneme Po paiement po ed sensu Ips deinen or director lpn peta vio ami bin y me ames ern “ya puedes irte”. Naturalmente, no espe ya pu Sogi mis cosas y sal preguntas. Cogi 0, el miedo y n jecuerdo con horror el desampar enna dee ra ans : neurolépticos y otros gusta de las horas siguientes. cada de Het eit ads cos in mi interior y dejando que asomara algo p trot hablando despacio, te nda en interior y dj gu soma an pos ls. Me sostenia en pie una sola idea: da fas rodil que me volvieran rel miedoa .eencontraba mal y ast espanta nadie pudiera pensar que m ines hasta enconces me habia encontrado mis ne sd ae de aquel momento y como una dua kcciin que uno aprende ms camer Par ans volvera vuoi la palabras conanea sn salu malerechas, jams volveria a asoclar nalidad existia 0 idad. Ninguna norm sal eat agar vin enna pa apie cn la aquel trato aniquilador de mi salud como Pr DEL TRAUMA LA INSTITUCION FORMADORA Y LA REPETICION ocede de todo aquel tragico episodio sncia mayor si cabe, que la que proc sul ign epodi Pisin dada perspec de recuperr configs en an I = a Ysa humane (vo elo mas dif sin dada), me ponen de = pe buscando una formacién que isha Psicologia, descubro que el Be ctueia ce Je cursaba estudios de Psicologia, des vuelta ala Facultad donde cursaba e olga dexabro que sedelaieiacén Psiquictrica de Sta. Agueda donde me co e ee aniea es gi ml fa Il. Las piernas me volvi pons gue profane opatlog Ls peas me vain 3 ob sélo de pensar que la pesailla podria continu de vista para siempre. secucle pita dl See nl spaene men ens aus se ainsaban once ica de muros para dentro coe an de mar aepule, meio nleulente nun lgard svete spertorio clinico académico. Ese escepticismo se re cen sclacién con el ry cescepricismo 32 ESTREMECIMIENTOS DE LO REAL: ENSA¥OS PsicoaNAL{TICos feria sobre todo a la aplicacién clinica de toda una serie de procedimientos de inter vencién conductual en los pacientes, ya la tendencia entonces en auge en la Facultad a la aplicacién de cuestionarios de evaluacién como procedimiento diagndstico, Afortunadamente para mi y todos mis compafieros, hubo en aquel momento de pro feracién de nuevas facultades un Catedeitico d cor Gémez Pin filosoia, el profesor Vi que se aventuré en la tarea diddctica de la introduccién del psicoandlisis en nuestro universo de conocimiento, Gracias a su buen hacer el psicoanslisis aparecié ante mi como un gran salvavidas. La INSTITUCION FORMADORA ¥ SU VIOLENCIA Inicio una formacién como psicoterapeuta psicoanalitica después de descubrir el psicoaniliss en la Facultad. El andlisis, que forma parte de este periodo de formaci6n viene en forma de ofer- ta global. Un analista, el mismo para todos los componentes del grupo de formacién hos és propuesto por la insticucién formadora. O lo temas o lo dejas. Ante la ausencia de otras ofertas psicoanaliticas accesibles para mi, lo tomé. Aqui puedo confirmar la importancia de la eleccién del analista para el estableci- mmiento de la transferencia Nunca hubo transferencia, por la ausencia de eleccién y por otro pequefio deta Ile: al parecer, la analista, desbordada por la violencia familiar contenida en mi relato me invité desde un primer momento a olvidar todo aquello y centrarnos en el pre- sente. Aquella invitacién formal a silencio sobre lo traumatico de mi vida cayé en an sted por mi propia sensacién de vergtienza. Experimenté un cierto alivio inmediaco al llegar a imaginar que no tenia que volver a pensar sobre aquello, y que si lo hacia, no tendria al menos que compartir. rene Creo que en este caso el analista confunde la regla de la abstinencia en su sentido profundo, al imponer en lugar del silencio de la escucha analitica el silencio sobre lo que no se siente capaz de escuchar. Aquellainviracién a calla lo que por otro lado estaba a flor de piel increment mis dificultades para librarme de toda aquella violencia. Cuando la analista acota el relato de mi vida a lo considerado normal (pareja, trabajo, relaciones, etc), me hace una Propuesta indirecta y no sé si inconsciente de represidn, que me convertia en una i de sus analizantes didécticas. Consiguié de este modo que durante un tiempo mi vida dara también de importarme a mi. Aforeunadamentes mi feen el metodo psicoanal tico trascendia aquellas aberraciones que, una vez mas, me tocaba soportar en silencio, A este acting he dado en llamarlo violencia institucional de repeticign, en virtud de la cual, la palabra que ibaa ser el cauce de reconstruccién de mi integridad usur- pada, se convierte en el formato hueco de un % isis imposible, VioLENCIA ROUCATIVA AL RORDE DE LA LocURA 33 sy para no sefalarme ni perjuicar a mis comparieros dejo que aquello Ja ver. mds, ¥P P 4 afios. No me atrevia a abandonar aquel grupo de formacién. En sis terapéutico ponta en ya que el analista vent me suceda durante realidad, el abandono de alguno de los analizantes de su an: la permanencia del dispositivo para todos los dema ciudad sélo para nosotros, y si dejaba de ser rentable, dejaria de venir, como peligro |: J ocurti6 ch ofF0 €380 que conociamos : ermanect atrapada en este falso anisis hasta que la anaista lo dio por fina do. ala ver que a todos mis compatiros. La analista dejé de vent. La frustracion, y Glenfado se apoderaban de mi con mucha frecuencia, sta ver referidos de un modo nay caro ala figura del analista. De este error de concepto sopo central de la importancia de mi compromiso con la persona y 1 menos, no causarle dao. Como aprendizaje fu xdo en mi propia experiencia extraje la nocién ida de quien viene 0 valioso, ami consulta, para aunque la ensefanza de aquel andlisis diddctico no alcanzs ni. de lejos mis expecrativas La situacién en relacién conmigo misma no habia hecho més que empeorar. En mi familia, habia que sumar el fraude que se exe momento, a la violencia educativa d contenia en la institucién psicoanalitica q dde mi vida que tequeria indagacién y liberacién por mi parte. De este modo lak obedece y calla de mi infancia volvia a mi, ahora con un giro de tuerca més a costa de la prictica psicoanalitica. El plus de indignacién viene dado por la naturaleza psicoanaltica de aquella formacién que al falsear su condicién me invitaba a mi a ne invitaba a cerrar en falso un episodio ley de hacer lo mismo con mi vida. i Segut buscando, porque aquello que aparentemente me daba una condicién de experto elinico y de persona que habia pasado por un andlisis completo, sin embargo, no me permitia vivir en armonia, contenta con mi vida, Ess busqueda no del todo consciente me permite identiicar en el discurso del aque luego serfa mi analista la traza de un suftimiento superado, la conquista para la experiencia de lo vergonzoso y duro de su vida. Ahi me encuentro frente a alguien que si podria escucharme. Es un descubrimiento tan feliz aquel que se deriva de la identficacién de algo no falso, es decir, de algo verdadero en la palabra libre de alguien! Se puede decir que supe al escucharle hablar en piiblico que habia alguna esperanza para mi, Acaso, quien habia sufrido violencias intensas y las habia convertido en te jido de su experiencia en lugar de en asunto reprimido, podria escuchar las mfas sin espanto ni miedo. ‘Que mi eleccién de analista se concretara en la posibilidad de un a principio de una adscripcién completamente nueva a la teoria y prictica del psicoa- nilisis. Fue como bortén y cuenta nueva, pero ahora de verdad, sin omisiones, sin del andlisis, con respeto por la verdad y sus consecuencias sis es el que me permite buscar la verdad, la razén oculta, ex violaciones de las ry Este segundo an: plicarme de algiin modo, frente a alguien que oftece una escucha que me invita a 34 ESTREMECIMIENTOS DE LO REAL: ENSA¥OS PSICOANALIT:COS hacer preguntas, més que a evicarlas. EL PELIGRO DE LA REPETICION EN LA PRACTICA CLINICA Mi prdctica clinica era el espacio de mi vida donde poner a prucba aquello que habia aprendido o més bien, comprendido. Inicialmente, tenfa unos pacientes a los que devolverles la salud, puesto que de este modo se contemplaba la tarea de la psicoterapia. El psicoterapeuta era quien administraba algunas técnicas para conseguir una curacin en la persona del paciente La idea de jugar a los médicos en sentido literal era seductora, ya que nos confe ria un poder y un lugar incuestionable. El diagndstico, la evolucién y el alta eran herramientas que manejar de forma unilateral, Esa posicién se conjugaba en mi con una real indagacién sobre lo no tan evidente, aquello que probablemente nunca se habja dicho. Era una mezcla algo incémoda, porque mis pacientes al sentirme més bréxima, menos doctor, vlan también tentados de abandonar el formato médica paciente, haciendo preguntas personales, queriendo saber el plazo exacto para su alta cuestionando a veces que lo suyo fuera una enfermedad Yo sabia que habfa una impostura en todo aquello, pero llegué a creérmela, es deci, a incorporar como parte del procedimiento el convencimiento de que yo tuy ra algin poder sobre su salud o enfermedad. Mi experiencia personal con el mundo dd la psiquiatiay el poder de los médicos tendria que haberme alertado de los tiesgos de constituirse en el que a través del supuesto poder que emana del saber cientifico, te puede destrozar la vida sin inmutarse. Hacfa lo que podia, lo que estaba a mi aleance. En ausencia de una verdadera aplicacion te6rica del psicoandlisis en mi formacidn, ya que 2 falta de un andlisis didéctico que me sirviera a mi, me psicotetapeutas y no mas, y otganizaba para hacer un trabajo que resultaba a medio camino entre la psicoterapia, imi ética personal y un cierto grado de sentido comiin. El psicoandlisis segufa en mi horizonte intelectual pero cada vez més como algo inasible. En la prictica clinica con nifios y sus familias el dispositivo era algo diferente ya que a todo lo anterior se su ‘maba una dimensién educativa por mi parte. Era algo que se desarrollaba como un intento de procurar corregit pricticas educativas que en mi opinién eran inadecua das, La presi era mayor, ya que al clocarme en una posicién de garante del buen hacer, me sentia responsable en un grado demasiado alto de laevolucién de los nifos. Me dejaba la piel, eso es verdad. Algo debia de hacer bien, ya que el boca a boca funcionaba ‘onas venian regularmente. A partir de miandlisis de verdad paso a formar parte de una instcucin psicoanalitica también de verdad. Espace Analytique Aquitaine et du Sudouest, dela mano de su fundador Ignacio Grate Martinez. Esta institucién me proporciona la posibilidad de una formacién presencial, un trabajo ViOLENCIA EDUCATIVA AL BORDE DE tA LocURA ngoise Dolto, que me abre el horizonte ir nel modo de transmisi6n de F dlinico segtin é Entre los descubrimientos que ie trabajo clinico con nifios de un modo definitive. aeaneé en esa formackin destaco uno que es el que me abrié la puerta a todos los emis. El analista no tiene porque saber todo de antemano para poder ofrecer alguna amantia a quien viene a su consulta, Parecerd una obviedad, pero la posicién de om- ‘en la que me colocaba cl modelo médico-cientifico me impedia entrar al es 1 que esta fuera. Desde que descubri que el no saber fondo de una demanda, cualqu fra una condicién previa, perfecramente legitima y ademas imprescindible para la fecucha analitica, todo fluyé de otro modo. Poco a poco dejé la interpretacidn siste- mdtica, la administracin de consejos 0 pautas, la posicién de garantia de salud al final del eratamiento. En su lugar la incertidumbre, la duda, cobran un lugar desde el que poder acom: Es un giro copernicano, que sigue produciendo pafar y eventualmente comprend Igo que efectos y que a veces me pone en situacién de sorprenderme a mi misma de ha sido dicho por mien sesién, sin que yo misma sepa de donde vien Es la dimensién apasionante del valor de la palabra y sus consecuencias lo que implica una posicién psicoanalitica, tal y como en mi propio anilisis he descubierto Bistiocraria Dolto, Frangoise (1986). La imagen inconsciente el cuerpo, Paidés, Barcelona. Ferenczi, Sandor (1985). Journal clinique, Editions Payot Gérate-Martinen, Ignacio (2007). Guérir ou désrer? Editions Michalon, Gérate-Martinez, Ignacio (2003). L institution autrement, Editions Ex Gémex Pin, Viewor (1988). El psicoandlsis, Montesinos Editor, S.A. Mannoni, Maud (1992). Lo gue falta en la verdad para ser dicha, Ediciones Nueva Vision, Buenos Aires. Vallejo Ruiloba, Julio (1985). Introduec Editores, Barcelona, la psicopatologia la priquian 35 Violencias: escenarios de a imagen corporal enla adolescencia Flor de Maria G procurarse vias para encontrase mejor con ellos mismos y entre cllos mismos en na época donde fa cultura no les L: adolescentes buscan generar sus propias “erapéuticas”. Es decit, ‘mediacidn, de pasaje, en un proceso de transforma sa decisivaal cuerpo y su imagen, Habria que modalidades de coercién corporal que podrian ser eercicio de ajuste, de reacomodo. La pretensin puede ser radical en una bifurcacié deseo parece rete omnipotente y matavilloso”. Otro marcado por la y abandonar toda condicién de proteccién ¢ influ externo: vr cnela es como wn parto que no hay que retrasar. El adolescence siente la necesidad absoluta de liberarse de la influencia y del medio familiar que 105 106 EstREMECIMIENTOS DE LO REAL: ENSAYOS PSICOANALfrICOs debe respetar sin critica esa labor de desprendimiento” (Dolto, pp. 293-294). Pero tampoco hay que adelantar ese parto. El nifio del relato de Este que ves, de Xavier Velasco (2006), se cifia rmiento es ineluctable. Tanto que el yo d n un anhelo ferviente, desesperado por erecer. Pero el cteci- este nifio no se ajustaa la desproporcién de este cuerpo que parece actuar sin coordinacién y por su propia cuenta: “Nunca soy tan adulto ni tan nifio como tengo que ser para que no se rlan de mi, Soy bien torpe, ademds. Todo lo rompo o lo descompongo, pateo una pelota y a para el lado con- trario de lo que yo queria...Parece que las manos y los pies no me obedecen igual que a los otros, por es0 voy al judo, al dentista y al ortopedista. Naci chueco, hace falta enderezarme” (pp. 99-100). Fl adolescente siente la necesidad absoluta de liberarse del cuerpo de nifio, Pero el cuerpo en crecimiento no le responde como quisiera. Se encuentra en una especie de trance de desprendimiento que requiere terapias para dominar este cuerpo que no le obedece. No es ficil tolerar un cuerpo que parece y hacer cosas opuestas alo que quiere. Freud descubrié en el padecimiento histérico una situacién que denominé de “Voluntad contraria” (1892-93/2000, p. 156). Era el colmo de este cuerpo que no sélo hacfa cosas que no se querfan sino que también hacia cosas de una violencia fascinante en perjuicio de si mismo: “la histeria debe a este salir a luz la voluntad contraria el sesgo demoniaco que tan a menudo presenta, rasgo que se exterioriza en no poder los enfermos hacer algo justamente en el momento y e lugar en que mas lo ansiarfan, en hacer exactamente lo contrario de lo que se les ha pedido, y verse obli- lo que les es mas caro y a ponerlo bajo sospecha’ (p. 160). El cuerpo gados a denosta en la histeria era el lugar donde lo demoniaco se inscribia propiciando un enorme ‘malestar, contrariando los propésitos del yo y las demandas de funcionamiento social convencional. Y el deseo inscrito en el cuerpo tomaba particulatidades de historicidad subjetiva en tanto comprometia una verdad inconmensurable. En la época de Freud las manifesta jones del cuerpo en los sintomas histéricos tomaban forma de parilisis ques de conversién, sintomas que delataban una época de intolerancias respecto co sexual. Lo intolerable se encarnaba revistiendo al cuerpo con las sinuosidades del goce. Actualmente encontramos la presencia de nuevos sintomas que llevan el cuerpo 4 una situacién limite: anorexias, bulimias, aucomutilaciones. El Yo del individualismo moderno se confronta a nivel del uerpo, confronta en ese sitio sus contradicciones insostenibles y se constituye en “teatro de mutaciones asombrosas y inesperadas’ (Godefroy, p. 199, 2011). Pero ahora el sujetoa nivel de su Yo presuntamente narcisista y omnipotente confecciona ese teatro, ejerciendo el papel de director de escena. Y se ditige a un piblico azorado ante la magnieud de su dominio. El joven se dirige a un otro, que lo mira en las pantallas de internet, cortarse, mutilarse, transformarse, acu- dliendo a implantes y tatuajes, que parecen constitu el escenario del dominio feroz uw obstinado del cuerpo. Si en las histéricas de Charcot y Freud el cuerpo era sitio de ViOLENCIAS: ESCENARIOS DE IA IMAGEN CORPORAL EN LA ADOLESCENCIA 107 can la pantalla de esponder a una voluntad inervacién de una voluntad contraria, en estos escenatios q internet, o de cualquier cimara el cuerpo es algo que debe na y se sepa, que los otros ad. cenua imperiosa de sojuzgamiento, Es fundamental que se miren, que el Yo del adolescente que se mutila 0 se somete a dicta ele o rebelirsele. amo de este cuerpo que por momentos parece enajen: En los jveneslarelacién con el cuerpo toma particular relevancia para un Yo que presume saber muy bien lo que hace. El cuerpo representa ese lugar plagado de sig. .cer azo de dominio ostentado, exhibido, expuesto. Al nificacidn que les permit: cuerpo pulsional, al cuerpo que se dispersa en su erogeneidad por la incidencia pul sional, al cuerpo autocrético, se le contrapone el cuerpo del narcisismo del poder y del poder del narcisismo. El cual permite que sobre su superficie o en torno a su superficie el yo se esmere en representar un drama subjetivo. De este modo el cuerpo adviene espacio de poder del relato y de relato del poder ‘cuenta por si misma una biografla del sujeto, los vericuetos de la norma jugados en cada historia, relata también los puntos de quiebre de la sociedad que lo ha arropado, las rlaciones econdmicas de la sociedad que le han dado origen, sentido y significado.” (Zamora, 2009, p.505-506) Es decir la imagen por si misma se encuentra ligada a puntos de quiebre social, de cortes. Un cuerpo social quebrado en sus vinculos de solidaridad, de cohesin, en cierta medida se correlaciona con este cuerpo adolescente sometido a escarificacio nes, a cortes, que demarcan o escinden la imagen de unidad corporal. Asi pues en el ‘caso de ls jévenes nos encontramos con un cuerpo interpelado por fuerzas de trans e injertan una 4) como el set formacién hist6rica: la historicidad individual y la historicidad social en la otra. La historicidad entendida a la manera de Heide mismo del Dasein, el cual en su manifestacién “viene de su historia y vuelve a ella (p-217). {Qué puntos de quicbre social se vienen a empalmar con este manejo violento sobre el cuerpo? Quiebres que tienen que ver con el deterioro de la politica o de la confianza en la politica y su institucionalizacién partidista? El hartazgo politico se ha hecho rebelién y movilizacién ciudadana en los j6venes. Los jévenes son los indig. nados de hoy contra la economia bancaria, contra todas las economias que no han hecho sino ahondar la pobreza y extender deplorablemente el horizonte del desem pleo y la incertidumbre, Pero también son algunos que Hlevan su indignacién al cuerpo, como eso o ese Otro que represents tad lo que xcapa scone y dominio, Importa ademas destacar el hecho de que esas Fuerzas de transforn ‘dria que interpelan al cuerpo de los jévenes y que lo indignan, apuntan prepon: derantemente al cuerpo femenino, en tanto son més jovencitas quienes hoy viven ustiantes que ¥ aquejadas por los males de su ‘mala’ apariencia, por los tumbos an dando el intento de control del mal de su cuerpo, desu mal cuerpo. Segin un estudio de Rodrigo Leén Hernndez, investigador de la UNAM (Universidad Nacional Aurénoma 108 ESTREMECIMIENTOS DE LO REAL: ENSAYOS PSICOANALiTICOS de México), la demanda de atencién en el Instituto Nacional de Psiquiatria por ano rexia se increment6 15 veces en la tiltima década, siendo jovencitas entre 12 y 17 aiios de edad, las més afectadas (hip:/huwu. vanguardia.com.msJaumentaanorexiaenmexi- c0-1039221.himl, consultado del 3 de mayo de 2012). La cifta de las chicas menores a 18 afos que se cortan, queman o que se intoxican a propésito, también tiende ase ‘mayor que la de chicos, segiin un reporte de la revista briinica The Lancet (btip://mexico, cnn.comfsalud!2011/11/18lautolesionarse-sta-relacionado-con-enfermedades-mentales y-suicidio, consultado el 3 de mayo de 2012). Una posible explicacién a esta prevalencia en ambos casos no puede sino estimar el argumento feminista acerca de que el cuerpo de la mujer es el sitio de la batalla centre a hija y la madre por la conquista de una identidad diferenciadora que autenti- fique simbélicamente el lugar de cada una en el mundo. “Durante la adolescencia si ella [la hija} odia el cuerpo sexuado de la madre y no es capaz. de identifcarse con él, la chica adolescente usard su mano para atacar su propio cuerpo de manera compulsiva, yasea, por ejemplo, cortando sus brazos o sts mufiecas” (Welldon, 1992, p. 40). En ‘tras palabras, el propio cuerpo se torna en el paramo privado donde muchas mujeres abonan y retienen el sentido de si mismas (Motz, 2008), lo cual refleja el tremendo capacidades reproduc tivas, asi como el efecto de los condicionamientos sociales de género por los cuales a is que a cultura ha soltado sobre el cuerpo femenino y las mujeres s les veta de la expresién de la agresién hacia el exterior, fuera de su piel y su carne. Consecuentemente, la agresién queda atosigada por la imagen especular que sostiene al yo ideal, secuestrada en los confines del cuerpo, que es lo tinico que a veces Con este breve esbozo sobre el aspecto de género, podemos entonces ahora pen- sar por un momento en Jo que se concibe como la adolescencia. Aberstury (2009) define ala adolescencia precisamente por lo que podelamos denominar momentos de ido considerando por las mujeres como auténticamente su(yo). quiebre, de cambios y pérdidas; aludiendo a esos duelos que se determinan por una eexigencia de renuncia: el duclo por la identidad, el duelo por los padres y el duelo por cl cuerpo. En este iltimo aspecto se plantea que el adolescente se encuentra sometido cavan su ilusién de omni a un conjunto de modificaciones externas ¢internas que potencia, Actualmente nos encontramos con jévenes de edades cada vez ms tempranas ccuyas voluntades se expanden en un intento de modelamiento y moldeamiento activo del cuerpo, un modelamiento y un moldeamiento que eercea severamente, con lujo de violencia cruenta, El cuerpo esté lejos de aparecer como mudo, el cuerpo cxpresa, se lo hace hablar, en el cuerpo se escribe algo al etigirse como un muto exquisite para co de lo virtualmente incomunicable. Sin embargo, el cuerpo se presen- el graft cut tay sirve como cosa extrafia, como ente desprendido del Yo, como algo que puede ser manipulado, escoriado, cortado. Tal vez a imagen y semejanza de esos cuerpos crudos, descarnados exhibidos tanto por la mercadotecnia como por los medios de comunicacién en calidad de mercancia 0 para la venta de mercancias. Ese que resulta ORPORAL EN LA ADOLESCENCIA 109 VIoLENCIAS: ESCENARIOS DE LA IMAGEN purdo también es sometido a la violencia ya sea por severas cirugias, dietas, para aco- modarlo alos ideales estéticos propios de una cultura narcisista de la perfeccidn, En tras de colmar esos ideales el yo del sujeto se envilece a nivel de su cuerpo. Ejerce {mal contra el mal, contra ese cuerpo que es portador de mal. Entonces el envileci miento se convierte en un ejercicio de autocastigo. En la época de ls histéticas de Freud el cuerpo se disociaba en funcién del conflic to inconsciente, en funcién del lugar de retorno de lo reprimido. E] sujeto desconocta a qué respondia ese efecto en su cuerpo. Pero el “lugar hiperinervado” (Freud, 1915/2000, p. 150) en el cuerpo, cra sitio de condensacién, lugar para el juego de significaciones tanto de lo reprimido como de la reaccién defensiva ante él, El sujero a nivel de su voluntad yoica no elegia esc lugar para la inervacién acentuada, intensa, Eta clegido porque permitia amalgamar ese juego simbilico del inconsciente. Los adolescentes ahora eligen el lugar para esionarse con una exubera orado sobre el sentido dest hingéin sentido, Pueden ostentar un saber arduamente acto, El cual de ser algo incomunicable y que se ejercia a escondidas, como algo and Jogo a la masturbaciSn ha pasado a ser un acto que se demuestra, que se exhibe y situaliza incluso a nivel grupal,:De qué habla este cuerpo que es cortado, fragmentado? El acto de automutilacién encuentra algunas semejanzas con aquellos actos de frag mentacidn, de desmembramiento, en los cuales el fin era posicionar el cuerpo a nivel de cosa. En la Grecia Antigua el despedazamiento de un cuerpo era algo stmamente despreciado ya que se valoraba ante todo la belleza del mismo. La bella muerte, es aquella que implicaba la muerte gloriosa, aquella que era otorgida al guerrero que muerte, por otro lado es la muerte horrible, quella que le (Vernant, 2001 odo es here moria en batalla. La ma deparaba al anciano indefenso “degollado como si fuera p. 84) o por contraste del cadaver del héroe muerto en batalla, donde 0, La mala muerte nos muestra al cuerpo ulirajado, los cuerpos irreconocibles debido una besti safiamiento con el que han sido desfigurados, mutilados, cortados en pedazos a manera de catrofa destinada a los animales 0 pudriendose al aire libre” (p. 84). Es esa 1 la cual nos encontramos confrontados en este momento histérico de nuestro que se dejan a la vista de pais.En esas imégenes de sujetos degollados, mutilados y todos, el cuerpo se convierte en tun mensaje 0 en soporte de mensajes. Aparece como algo desechable pero ttl para hacer saber un cédigo de castigo en el Ambito criminal El cuerpo puede ser cosificado, violentado, maltratado, se puede hacer usufructo del cuerpo para mandar una misiva de un grupo criminal a otro. Pero ¢s acaso ésta la significacidn de los cortes del cuerpo?. No en su totalidad, la mala muerte era ejercida por otro que disponia del cuerpo del guerrero. El fertémeno de la automulacién se agresiva del propio cuerpo. caractetiza por disponer de alguna manera impone! ! En esta perspectiva es posible encontrar blogs con discursos referentes alas aut- mutilaciones, donde los jévenes expresan tanto las sensaciones que les ocasiona este acto como sus explicaciones al respecto. En una pagina encontrada en linea que sol 10 EstREMECIMIENTOS DE LO RBAL: ENSAYOS PSICOANALITICOS de los testimonios dados (lifeSIGNS, 2011) se puede visualizar izada como una forma de acallar un dolor interior, es, petmitiera llegar a un alivio, no citar los nombres ccémo la automutilacién es util Como si a través del dolor causado fisioldgicamente uid planteaba acerca de una erotizacién intrinseca del dolor No es ajeno a lo que Fre acién libidinosa provocada por una tensién dolorosa displacentera sera “Esa coex agotaria luego, En las diferentes consttuciones tun mecanismo fisiolgico infantil que se sontales experimentara diverss grados de desarrollo, y en todo caso proporcionaria después, como supesestructura psiquica, e 169). Entonces el erotismo del dolor Ia base fisioldgica sobre la cual se erigir asoquismo erégeno” (Freud, 1924/2000, p. que sc extingn 0 agote. Todo lo contraio, basifica el masoquismo en su mo- no es algo. dad de disfrutar de la tensién imperante en el cuet- dalidad erdgena. Basifica la posbili endo el principio del placer. Aquella forma de describir la automutilacién stimonio autobiogréfico denominado Abzurdah po, sub también la encontramos en un te (Latini, 2006), donde una adolescente hace girar las torruras del cuerpo como la omutilacién, en torno a una experiencia de amor decep bulimia, la anorexia cionado. El testimonio es revelador de la autoadminsitacién de dolor como via de distensién pero también de desalojo del mal: enfa que expresar mi odio hacia mi misma (no como persona, sino por estar simple rente viva) y enconteé un método muy eficaz y datino: cortarme. (...) No lo hacia para Ghitarme la vid, solo quefa deshacerme de sentimiento que me agobiaba en cl momento quello poda ser angustia,eristeza, melancolia, odio desmedido por Aljo o por mi, 0 por esta respirando. Una ver que vefa caer la sangre, respiraba profundo, alviads, y me Pina los brazos con papel higiénico que pronto mutaba en color carmin” (p. 253). La apuesta radia, en principio, en “deshacerse”. Es decs,en un afin de desinte- gracin bajo voluntad imperiosa. La chica esté impelida a hacerse pedazos ance el agobio de sentimientos intoleables. El imperativo de hacerse pedazos correlaciona on {a liberacién de esos afectos. Esta forma de mertirio del cuerpo encuentra un paralelo en las autoflagelaciones a las que los misticos se sometian como una forma de castigat al cuerpo en tanto fuente de tentacion y raiz orgénica del deseo. Es la tspiracin ala ascesis que permite purificar de las pasiones intensas y desagradables. Sacar el mal interior. La auto-violencia sirve entonces como una forma en que el cuerpo se sacrifica a beneficio de un otto idealizado. Un corte en el cuerpo, una marca fo conjunto de marcas, un acto que permite lograr una tnidad imaginaria de dominio y perfecci6n. Resulta interesante que el tema del desmembramiento, dela fragmen: tacidn, sea tina de las cuestiones que més coincide al remitirse a la creacién del uni- verso por diferentes culturas. Est tipo de desmembramicnto que aparece en diversas teogonias presenta la caracterstica de pretender restaurar el orden a partir dela repe- ticién del sacrficio primordial. Es decis, la violencia que implica desorden en la fiagmentacidn que introduce pulula en lo sagrado que ordena su agitacién ¢ impacto: Ww ViOLENCIAS: ESCENARIOS DE LA IMAGEN CORPORAL EN LA ADOLESCENCIA. 111 “pL juego de lo sagrado y el de la violencia coinciden. No cabe duda de que el pensa- iniento etnoldgico esti dispuesto a reconocer, en el seno de lo sagrado, la presencia Ae todo lo que puede recubrir el érmino de violencia. Pero afadira inmediatamente que Gorden como el desorden, tanto la paz como la guetta, tanto lac fein” (Girard, 2005, p. 268). La violencia a la que recurre [a delincuencia organi ificial, combinando la operacién ‘on lo sagrado también hay otra cosa e incluso contratia a la violencia, Existe tanto jn como la des ada a menudo se demuestra como sacralizada y ela cruenta guerra en aras de una supuesta pacificacién. También, la violencia esca- tiicadora de los jvenes parece plancear una zona sagrada y sangrada, en el cuer donde cohabitan el orden y el desorden. En una entrevista realizada por jovenes estudiantes de la Licenciatura en Psicologia dela UMSNH, extensién Ciudad Hidalgo, a adolescentes pertenecientes diferentes culturas juveniles, los jévenes plantean también el hecho de cortarse los brazos como fina forma paralela de “expulsar” y “expresar” el dolor. Para estos javenes parece que ta mejor forma de expresar su dolor es expulsindolo mediante los cortes. A falta de palabras el instrumento de expresién y expulsién es la navaj, el cuchillo, el vidrio, fas ufas mismas. A continuacidn un fragmento de la entrevista donde el suje co afirm: y confirma su modo y razén de proceder en el acto de escarificacién Si, porque asi es una forma de sacar el dolor en mi cuerpo que de otra forma no puedo expulsarlo, Se corta con vidrio porque as se siente mejor... delicioso ya {que siento como va descendiendo el dolor en mi cuerpo, toda esa carga y tristeza que Ilevo por dentto. ‘Cuando se le pregunta acerca de en qué momentos se corta, el joven responde: Cuando no puedo sacar el dolor de otra forma. Y solo lo hago cuando ya es uicho lo que llevo dentro, no lo prictico a lo puro pendejo, come niuchos exeen, Esa es la modalidad que podrlamos llamar “ter arsis que nos lleva a su fundamento médico en de la prictica dela esca- tifcacién. Es una terapéutica de lac al eercicio de las purgas y las sangrias: “la prictica privilegiada de sostenimiento del Ia gica evacuativa cuerpo en la Francia clisica es menos el eerccio que la sang conduce a su término: vaciamiento inmediato, iquidos visibles, cantidades casi con troladas” (Vigarello, 2005a, p. 282). La sangria que se ejerce en las excarificaciones de aricter de visibilizar el liquido, la sangre, de controlar su los adolescentes tiene que también les suministra una impresin de fortaleci al, aplicando una violencia evacuacién. Incluso pa miento. Las sangrfas eran una prictica exuberantemente salutifera sobre el cuerpo. También destacan como una prictica de realeza, sobre el cuerpo del rey. Con el objetivo de protegerlo y conservarlo: “los humores hacen aqu litar enfermedades, sus accidentes hacen los sintomas, de donde la nevesidad de f su evacuacién regular, lade las pricticas sangrantes, sudoraciones o purgaciones. El cuerpo real es inevitablemente sometido a este régimen evacuatorio, es incluso mis fuerte con la entrada en la modernidad. La sangria es casi semanal para Luis XIII” 2 ello (ig: esta I6gica evacuativa que aporta resistencia. Pero es también una légica de purifica- ci6n, de liberacién del mal. El cual es identificado con eso que queda estancado en el 2005b, p. 403). Las escarifcaciones de los adolescentes pueden remitir a cuerpo. Situacién parecida, ya lo advertiamos, con la propuesta catirtica de Freud (1893/2000) para la liberacién del trauma. El dolor se inscribe en la experiencia libe- radora descendiendo mientras se lo expulsa. Dolor que se consigue aguzar y agudizar pareado a su descenso y evacuacién. Pata Freud ese dolor del trauma se reavivaba mientras se recordaba el suceso. La palabra evocaba y evacuaba el suceso doloroso. El adolescente, por su parte, no dice nada miehtras se aplica estas sangrias, esta terapéutica liberadora, pero confiesa lo dcliciosa que resulta la experiencia, El goce despunta en esta experiencia que tiene un alcance de disciplina.Esto se puede observar claramente en la obra tambieé de Joyce, El retnato del artista adolescent 1998), donde la disciplina del cuerpo se sostiene en un orden punitivo propio, donde el joven encontraba su propio éxtasis al castigarse pues de esa forma expulsaba el mal contenido. Lo cual desde luego tiene mbién mucho de un sentido exorcista. Asimismo llama la atencién de estos actos el caricter ritualista, disciplinado, que se ve ratifiado al decir “—no lo practico a lo puro pendejo—". Un acto que causa dolor pero que aiin asi libera, y se encuentra ‘ordenado: en el doble sentido de obedecera una pauta disciplinatia como en el sentido de obedecer a un mandato. Con el sentido ordenado de su acto el sujeto se deslinda de los otros, desmiente lo que puedan creer los otros. Los arroja ala cara la idea de «que su acto esta bajo su control. Es una violencia controlada contra si mismo. Desde luego que esta l6gica evacuativa también compromete la introduccién de la disciplina en la relacién del sujeto con el cuerpo. Nos referimos ala disciplina anal Se saca el dolor, la tristeza, como algo que se viene cargando, como una carga, des pués de haberse amontonado bastante, después de una retencién importante. La re bajo disciplina, bajo la disciplina de evacuacién no ocurre sin ton ni son. Oc la retencién, de la acumulacién de lo retenido. Junto con ls carga se evacua el excte mento. Lo cual haria de la prdctica de las excoriaciones un ejercicio de disciplina y control, de dominio y expulsién de las heces fecales. El descenso del dolor es como el dlescenso hacia el conducto anal de los excrementos. Al evacuarse se ttte de goce el paso de lo que se va a expulsar por los bordes de una zona muscular y cuténea. Se por més tiempo. Y cuando eso se sca, cevacua hasta que ya no se puede retener mis caiando ese dolor y ese excremento se sacan, se incrementa el dolor pero resulta deli- cioso. No por nada Dolto (2001b) planteaba que en el estadio anal puede ocurrir “el primer descubrimiento del placer autoerdtico masoquista”(p. 29). Y esta disciplina terapéutica y evacuativa de los adolescentes que se mutilan renueva este erotismo masoquista que inicia de hecho con la retencién y acumulcin silenciosa del dolor eAngustiar a los otros con la procaz y oxgullosa exposicién de sus heridas crso de lo anterior, es decir, una postura sidici? y la trist VioLENCIAS: ESCENARIOS DE LA IMAGEN CORPORAL EN LA ADOLESCENCIA 113 al padre primordial que Freud propo a supone poner en el n la necesidad de Los actos de sacrificio a su vez nos remite ne como dirigente de su horda mitica pues la relacién vio uerpo una instancia de dominio, un dominio que se ve rflejad compulsiva para extraer o extirpar el mal. Una cancién en alemén apo llamado Eisbrecher marca cortarse de mane llamada Leider desafortunadamente) de tido compulsivo en una composicién dedicada al acto de cortarse Si cuando me veo en el espejo Mi pequefio corazén me ocasiona dolor Allien mi piel hay aiin lugar Voy a volver a hacer aquello que me horroriza ‘Tengo, tengo que causarme dolor de nuevo Me causo pena mucha pena sl Melage seal no tin pesar (Me causo a mi mismo un dolor) Me hago a mi mi Porque el dolores lo tinico que me queda! * Se encuentra en estas palabras un cardcterimperante, que compel, una orden y una nica superyoica, mandato re exhortacién en tanto mandato caractefstico de la ins flejado en el “tengo que”, es finalmente el sometimiento del cuerpo ante un Ideal, un eal de n, el cuerpo se encuentra sometido a la imagen 0 como Hofitein (2006) lo plantea: y mujeres de Occidente ya no se conforman con la ropa e intentan la remo: rerpo, Ya ne es el cuerpo el que produce la imagen, sino la imagen la que fuerza el cuerpo y obliga, a la semejatiza, a una semejanza que ya no se conforma con el hébito, cuya ella y cuyos elemencos se adaptan a todas la formas, pero lo exigen de la remodelar. (p.57) carne, infnicamente modelada y vu Es decir en este acto de caricter imperioso y sacrificial encontramos una bifurca- cin de sentidos: por una parte se trata de la sumisién a un mandato. Por otro lado, at a.un Ideal de perfeecién narcisista, en tanto sacrificio es levado a la meta de Ik borrar la falta. Freud (1913 (1912-13]/2003), ve en el acto sacrificial un punto de ambivalencia “en el acto mismo de ofrecer al padre la mayor expiacién posible, el hijo alcanza también la meta de sus descos en contra del padre. El mismo deviene Dios junto al padre, en verdad en lugar de €” (p. 154). No sélo que mediante a excoriacién Tat mir mein Kleines herz so weh . Da ist noch plat aut DDoch wen ich snich i spegel se meiner haut. Werd wieder cun wo vor mie graut. Ich muss. Ich muss mie wieder we tun. Ich ew mir selbst 50 led. Ich muss, Ich muss mir wieder weh cun ch ru mie selbst en lei. Ich mus mie wieder weh run, Weil nur der schmere mirbleibe ? Bxaracto de la canein Leider del grupo Fibre m4 1 sujeto pone al dolor como su causa sino que pone a ésta en si mismo. El esta en la causa, en la suprema causa de su dolor. No es el entorne la que le produce este dolor, ni siquiera su propio cuerpo, sino su soberano Yo, claro instancias de las exigencias superyoica, lo que se constituye en el origen, en la causa, de su penar. Ast deviene Dios para si mismo, marca una especie de conversion subjetiva, donde el sujeto se ich 14 mir selbs ein leid— que Lacancién a su ve representa a s{ mismo como un algo que causa pena: pucde ser traducida al espaol como: - Me hago a mi mismo un pesar ylo Me causo a ini mismo un dolor- frase que permite pensar como el sujeto se sostiene eon y como tun dolor, un pesar, una lamentacién misma. El espejo es el instrumento de localiza- cidn de los sectores del cuerpo que parecen ain aguardar y aguantar el corte doloroso, ET horror que le produce esta prictcavilenta no lo detiene en su compulsién. ;O seri que por causarle horror y causarse horror més se instiga el acto? Cuestién que nos Hleva a otra formulada por Lacan (1987) :“ perfecto reconocimiento del bien no impide j ie bien, y lo que es més, para otro2” (p. 242). El sujeto reconoce en Io que hace una experiencia de horror, una experiencia del mal, pero también no le impide hacerlo ;Serd por qué el encuertra algiin Bien o por qué se nds a nadie revolearse en su opues- encuentre Bien en ese horror, en la cima de ¢ La hipermodernidad somete a los j6venes a un conjunto de imagenes de disposi- cin mercantil, de mercadotecnia, que les son impuestas como un modelo a seguir, pero ibsurdo de la posibilidad de llegar a una perfeccién, la posibilidad de negae la falta, ya que l ilusoria. Ya Jacques Lacan (2003) planteaba como la imagen es sostén de la unidad cestés imagenes le presentan el imagen de completud de unidad es efectiva pero una vivencia de fragmentacién captada propio. cia del infante del yo, y que esta unidad proviene d radio se da a través de la exper cceptivamente. La explicacién de es al mirar su imagen reflejada en cl espejo la cual recibe con jbilo, en tanto que le refleja tuna unidad que todavia no es, pero que podria alcanzar o que alcanza virtualmente “ese jibilo es una réplica al desamparo de ese oscuro acontecer incordiado de su propio cuerpo que no domina (...) La imagen en su unidad se offece como promesa de futuro dominio, como anticipo de lo porvenir” (Rossi, 1984). Formandose asi el yo, sobre la apariencia que el espejo retrata, la imagen. Sin embargo Lacan advierte lo engaitoso de esa imagen y plantea! El cuerpo fragmentado encuentra su unidad en la imagen del en del otro, que es su propia ima- igen anticipada: situacién dual donde se esboza una relacién polar pero no siméttica... El sujeto es nadie, Esté descompuesto,fragmentad. Se blaguea, es aspirado por la imagen, a la vez engatiosa y realizada dl oxo, 0 tambi : ‘tro, también su propia imagen especular. Ahi, encuentra su unidad”, (1984, p. 88) a VioLENGIAS: ESCENARIOS DE LA IMAGEN CORPORAL EN LA ADOLESCENCIA 115, Pero aqui recaeria cl peligro en esa identificacién, cuando ésta toma matices de fascinacin. Ya que si el sujeto se encuentra fascinado por la imagen, puede decaer su ondicién de sujeto hablante, pues al ser aspirado y absorbido por la imagen “Ia fascinacién enmudece”. Aunque también es eneantamiento. Es decir, la introduccién al campo simbélico comienza por ponerle Jerto que una palabra puede romper el palabras al atrapamiento imaginario. Se considera que en la transicién de la nifiez a la adolescencia esa identificacion con la imagen que permite la constitucién del yo, representa caracteristicas especia fee. Por un lado aquella unidad, que se crefa alcanzada via identificacién imaginaria yespecular, se ve amenazada por las trasformaciones corporates que implica el ingre- toa la pubertad. Parece que el cuerpo se fragmenta nievamente, pues el proceso de acién se efectia desde el interior del cuerpo, desde lo real transformacién y de Por otro lado la imagen con la cual aspiraa identificarse no es {que exigen y demandan al sujeto una coordinacién y ajuste que esti chas, diversa Icjos de conseguir de modo estable. Es el momento mis acrisolado para decit con Lacan (1968-69) que: “el Otro estd representado por un cuerpo”. Por un cuerpo que en su condicién de gozable pierde al sujeto, lo descamina. El cuerpo es conservado pero el sujeto desaparece nos dice Héléne Godefroy (2011) y plante menos de automutilacién provienen de una falla de la funcién simbélica Ciertos fenémenos adolescentes exhiben a ultanza su cuerpo, cl cual ellos gozan . para ells, como los fend cen maleratar, en transformar, hasta en caricaturizar. Como si éste no fue nds que carne fiia, despojada de sentido. Como si fuera ms bien un puto desecho, incluso pura deyecci6n. Alli, podemos descubrir lo que un cuerpo puede restituir de dobsceno, A fuerza de negat la funcién paterna, la anatomia del cuerpo no tendria mis acceso a su significacion. (p.201) Es decit, la autora plantea que mientras la hipermodernidad se ha obstinado en ar la falta y su correlato, el deseo, los jdvenes se ponen el sintoma borrar, aniquil en la piel o hacen del cuerpo sintoma visible y ostensible del malestar, emergiendo siendo el sintoma como via de red social nuevos comportamientos sociales. En Parece configurarse un emblema cibernauta que consiste en declarar de modo abi dle qué se padece para hacer de ello un punto de irradiaci6n y enlace en la comuni- dad globalizada de las paginas web. Concluyendo, podrfamos plantear que en la actualidad nos tropezamos con la figura cada vez mis cotidiana de cuerpos-siniestrs (Torres, 2010). Se abandonan por ricas de algunas ciudades, de nuestro pals sy en las zonas incia, castigo a la traicién, © como gesto de po« muerte, es también la Ias calles, en las carve como mensajes de advert cl. No sélo es la visibilidad y exhibicién cotidiana de ‘a despojo, a destrozo, a came desarticulada, a carne innombrable: reduccién del cuerpo. Esos cuerpos despedazados se abandonan como se abandona un animal, se abandona a su suerte, Parecen no requerir ni demandar funeral ni sepultura. Son producto de n6 EsrReMECIMIENTOS DE LO REAL! ENSAYOS PSIGOANALITICOS la violencia que sucrifica cuerpos de a montén, amontonindolos confusamente. Sacri- fica para infundir horror ante un poder desmedido de bt organizacién criminal pero aque parece solazarse en sus excesos. Cuando un joven se escaifca atraviesa el horror hace de! horror travesura. Sarifca cierto lugar del cuerpo violentindolo y cultivando su propia catarss sanguinaria del mal. En ambos casos se puede tratar de una expo- sicién descarnada de lo siniestro, En el sentido en que Freud (1919/2000) sefialaba la aparicin en lo real de lo unheimlich, ominoso, como portador de aquello que en tanto angustiante carece de referentes simbélicos y de correlaciones imaginarias. Esta ica del cuerpo en los jévenes contempordneos es una apuesta por lo im: ca y est posible ¢ insostenible. Configuraciones que implican un reto para la clinica y el desciframiento analitico. Reto que consistirla en preguntarnos qué sucede cuando isminucin de la fale la funcién del padre en el registro simbélico, se encuentra cada ver mas disminuida pero que a la vez reaparece como aquel padre terrible que cexige sacrficios y que demanda el sometimiento radical a Ideales que suministra el mercado como semblanza del Otro. Es lo que propone Rassial (2001) al sefialar precisamente los casos de estado limite (en los que incluye aquellos de ataque a la imagen corporal) propios de la condicién limite de la adolescencia como producto de tuna crisis de la modernidad: “dicho estado limite es un estado del sujeto moderno en una sociedad posindustrial donde la funcin del padre se debilita y donde la realidad se tambalea ante el retorno de cierto real” (p. 70). De manera compensatoria encon- tramos, en estos adolescentes, un yo que parece reforzarse hasta devenir un tirano en tun ejercicio de dominio y control sobre su cuerpo en los limites paradéjicamente vivos de su destruccién. 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