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Isaías, 6:1 En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono
alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. 6:2 Por encima de él
había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos
cubrían sus pies, y con dos volaban. 6:3 Y el uno al otro daba voces, diciendo:
Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria.
6:4 Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y
la casa se llenó de humo. 6:5 Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque
siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene
labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos. 6:6 Y voló
hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado
del altar con unas tenazas; 6:7 y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que
esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado. 6:8 Después oí la
voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces
respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.
Isaías tiene un encuentro personal con estos seres que son los más elevados en
la corte celestial: los serafines. Un serafín toca los labios de Isaías con un carbón
encendido y lo purifica y lo capacita para llevar el mensaje a la nación de Israel.
Los serafines tienen seis alas. Con dos cubren su rostro, con dos cubren
sus pies y con dos vuelan. Ellos estremecen el universo cuando declaran:
Santo, Santo, Santo es el Señor Dios Todopoderoso, toda la tierra está llena
de su gloria.
La palabra querubín proviene del hebreo “Kerub”, que significa muy cercano o
próximo y se refiere a los ángeles más cercanos a Dios.
Éxodo, 37:6 Hizo asimismo el propiciatorio de oro puro; su longitud de dos codos y
medio, y su anchura de codo y medio. 37:7 Hizo también los dos querubines de
oro, labrados a martillo, en los dos extremos del propiciatorio. 37:8 Un querubín a
un extremo, y otro querubín al otro extremo; de una pieza con el propiciatorio hizo
los querubines a sus dos extremos. 37:9 Y los querubines extendían sus alas por
encima, cubriendo con sus alas el propiciatorio; y sus rostros el uno enfrente del
otro miraban hacia el propiciatorio.
Pero ¿por qué, por un lado, en Éxodo 20:1-5, Dios prohíbe hacer imagen de lo
creado y, por el otro, ordena tallar las imágenes de estos dos querubines nada
más y nada menos que sobre el Arca de la Alianza?. ¿Acaso hay aquí una
contradicción?.
Éxodo, 20:1 Y habló Dios todas estas palabras, diciendo: 20:2 Yo soy Jehová tu
Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. 20:3 No tendrás
dioses ajenos delante de mí. 20:4 No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo
que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.
20:5 No te inclinarás a ellas, ni las honrarás;
En el verso cinco, esta la razón del porque: “no te inclinaras ante ellas ni las
honraras”. Ah, el objetivo era distinto. No hacer para adorarlos. En el caso del Arca
de la Alianza, Dios no mando tallar los querubines para adorarlos sino como “una
sombra de lo que ocurre arriba en el cielo, cuando era derramada la sangre sobre
el propiciatorio, para la remisión de pecados”.
El libro del profeta Ezequiel, es donde más menciones hay sobre estos seres
celestiales, sobre los querubines.
Ezequiel, 1:13 Cuanto a la semejanza de los seres vivientes, su aspecto era como
de carbones de fuego encendidos, como visión de hachones encendidos que
andaba entre los seres vivientes; y el fuego resplandecía, y del fuego salían
relámpagos. 1:15 Mientras yo miraba los seres vivientes, he aquí una rueda sobre
la tierra junto a los seres vivientes, a los cuatro lados. 1:16 El aspecto de las
ruedas y su obra era semejante al color del crisólito. Y las cuatro tenían una
misma semejanza; su apariencia y su obra eran como rueda en medio de rueda.
1:17 Cuando andaban, se movían hacia sus cuatro costados; no se volvían
cuando andaban. 1:18 Y sus aros eran altos y espantosos, y llenos de ojos
alrededor en las cuatro. 1:24 Y oí el sonido de sus alas cuando andaban, como
sonido de muchas aguas, como la voz del Omnipotente, como ruido de
muchedumbre, como el ruido de un ejército. Cuando se paraban, bajaban sus
alas.
Antes de crear a este QUERUBIN, Dios creó los instrumentos musicales que el
tocaría. Todos los instrumentos estaban listos, pero no había quien los tacara y
ejecutara (los primores de tus tamboriles….). En estos y en otros pasajes bíblicos,
veremos que a Satanás (de quien estamos hablando, el quinto querubín) se lo
identifica con un rey, en este caso con el rey de Tiro.
QUERUBIN “grande y protector”. O sea que el que se reveló era el más grande
(no en tamaño sino en poder) y, por ende, el jefe de los otros cuatro
QUERUBINES. Yo te puse en el Santo Monte de Dios, que es la Jerusalén
Celestial:
Ezequiel, 28:15-19
Como pudo Satanás haberse rebelado sino hubo “otro Satanás” que lo tentara. La
respuesta es clara: no hubo otro demonio que lo tentara. La maldad ya estaba
dentro de el. ¿Por qué?. Se enalteció su corazón, a causa de su esplendor y su
hermosura. “Perfecto eras en todos tus caminos” significa que de todos los seres
celestiales creados por Dios este era el más hermoso y el más sabio.
El “sonido de tus arpas”. Otra prueba más de que Satanás era músico.
Isaías, 14:12 ¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste
por tierra, tú que debilitabas a las naciones. 14:13 Tú que decías en tu corazón:
Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el
monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; 14:14 sobre las alturas de
las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. 14:15 Mas tú derribado eres hasta
el Seol, a los lados del abismo.
Satanás fue creado para adorar a Dios, hasta que empezó a adorarse a sí mismo
y fue el principio de su caída. Y hoy en día cuantos músicos, ministros de
alabanza, se trepan a los altares de las iglesias con el mismísimo corazón de
Satanás, que suben a los altares a mostrar sus talentos, su voz, y no a glorificar a
Dios.
Los Tronos: Este grupo de seres divinos sirven como asiento celestial a Dios.
Adquieren forma de rueda para conducir el carro divino. Son de color rojo y están
poblados de ojos.
Colosenses, 1:16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los
cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios,
sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.
Este pasaje bíblico abarca a todas las categorías menores de seres celestiales, ya
que no menciona ni a los SERAFINES, ni a los QUERUBINES ni a los
ARCANGELES, pero si las otras.
O sea: hay alguien entre los seres celestiales que tiene potestad sobre el reino
acuático (sobre las aguas). Alguien que tiene la orden de ejecutar juicio y provocar
muerte convirtiendo las aguas del mar y de los ríos en sangre (porque “ellos
derramaron las sangre de los santos y de los profetas”). Un ángel, en suma, que
gobierna sobre las aguas.
Una hoja de un árbol no cae sin el permiso de Dios, y Dios emite el permiso por
medio de los ángeles. Los ángeles tienen funciones de detener o dejar pasar
vientos, aguas, etc. Detrás de todo fenómeno natural hay ángeles cumpliendo una
orden directa de Dios.
Efesios, 3:10 para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer
por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales,
Los versículos anteriores demuestran cabalmente que tanto Jesús como la Iglesia
están por encima de los ángeles en autoridad. Primero esta Dios (Padre, Hijo y
Espíritu Santo), luego viene la Iglesia, luego los ángeles y finalmente las naciones
inconversas.
Efesios 3:10 habla de que la SABIDURIA DE DIOS será DADA A CONOCER a los
principados y potestades POR MEDIO DE LA IGLESIA.
Virtudes: Se cree que son los encargados de hacer que los milagros se
cumplan. Se les representa como diáconos y portan una rama de lis, así como con
una espada y libro sagrado. Son quienes tocan las trompetas en el Juicio Final.
Se los llama también “ángeles de la guarda”. Son aquellos ángeles que ayudan a
los humanos a acercarse a Dios. Bajan a la tierra no con forma humana sino como
entes espirituales. Se entiende que cada ser humano tiene un ángel que lo
protege, un ángel que le ayuda y le defiende.
Daniel, 10:12 Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que
dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron
oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido. 10:13 Mas el príncipe
del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno
de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de
Persia.
Los reyes de Persia mencionados en el versículo anterior no son reyes físicos sino
demonios que gobiernan sobre Persia. El profeta Daniel se humillo y ayuno
durante veintiún días pidiendo revelación a Dios. Dios, por su parte, contesto la
oración de Daniel y le mando un mensaje por el ARCANGEL GABRIEL, pero los
demonios que gobernaban Persia no lo dejaron pasar (lo retuvieron veintiún días).
Daniel ya estaba desesperado porque no había respuesta de Dios. Pero si la
había. Y tuvo que acudir el ARCANGEL MIGUEL para permitir que GABRIEL
llegue con el mensaje hasta Daniel. O sea que los ángeles (MIGUEL) ayudan a
otros ángeles (GABRIEL) y no solo a los humanos.
Daniel, 10:20 El me dijo: ¿Sabes por qué he venido a tí? Pues ahora tengo que
volver para pelear contra el príncipe de Persia; y al terminar con él, el príncipe de
Grecia vendrá. 10:21 Pero yo te declararé lo que está escrito en el libro de la
verdad; y ninguno me ayuda contra ellos, sino Miguel vuestro príncipe.
Luego le dice a Daniel: tengo que volver, porque la batalla sigue y al terminar con
el príncipe de Persia (el demonio que gobierna Persia), el príncipe de Grecia
vendrá (otro demonio más, en este caso, el que gobierna Grecia). Finalmente dice:
Miguel “vuestro príncipe”.
¿Por qué la Biblia llama a Miguel “vuestro príncipe”?. Antes hay que aclarar quien
está hablando con quien. Está hablando el ARCANGEL GABRIEL con el profeta
judío Daniel.
Jesús no es un ángel sino el Mesías, el Hijo de Dios y Dios hecho hombre. El fue
el creador de los ángeles.
Colosenses, 1:16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los
cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios,
sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.
1:17 Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten;
Por la palabra de Dios (el Verbo de Dios = Jesucristo), fueron hechos los cielos.
Esta es una prueba de que el Mesías creo con el Padre.
Estos ejércitos celestiales, desde que fueron creados, tuvieron obligaciones, entre
otras, de custodiar y proteger. Luego de que Adán y Eva fueron echados del Edén,
tuvieron que proteger y resguardar el camino hacia el Árbol de la Vida.
Esa respuesta avivó la discusión porque aquél que le importunaba era un oficial de
Alto rango que recién llegaba de casa al Batallón y pidió a los subalternos que lo
arrestaran. “Es un insolente”, dijo.
Curioso, sin duda, pero nos lleva a reflexionar sobre el enorme peligro que
encierra desconocer la estructuras. En la Guerra Espiritual ocurre lo mismo: si
procuramos impactar, frenar y llevar a un revés el mundo de las tinieblas, es
necesario que conozcamos cómo se encuentran organizados Satanás y sus
huestes.
Un esquema sencillo para comprender este tejido del ejército de maldad, lo ilustra
el cuadro a continuación:
Estrategia Descripción