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Ocio y Recreación Deportiva: Gestión Pública.


Curso 2022/2023.

TEMA 9
La resolución de conflictos en el ámbito deportivo. La disciplina deportiva en el
ámbito de las Federaciones y las Ligas profesionales. Sistema de fuentes. Titulares
de la potestad disciplinaria. Régimen de infracciones y sanciones. Procedimientos.
El Tribunal Administrativo del Deporte.

1. Introducción. La disciplina deportiva como función pública delegada.

Como ya hemos señalado, las Federaciones deportivas, como entidades


aglutinadoras de toda la organización deportiva privada, que organizan lo que es su razón
de ser, las competiciones deportivas, y promocionan y fomentan a todos los niveles la
práctica institucionalizada de un concreto deporte, procurando también la representación
de España en competiciones internacionales, la técnica empleada, ahora con la vigente Ley
10/1990, de 15 de octubre, del Deporte (LD), y ya en la Ley 30/1980, de 31 de marzo,
general de la cultura física y el deporte, consistía en la publificación de sus más
importantes actividades y la posterior delegación de las mismas a las propias Federaciones,
acompañando todo ello del posterior control y tutela, en cuanto ejercientes de esas
funciones, por parte de la Administración, encarnada en el Consejo Superior de Deportes
(CSD).

Eliminada cualquier duda inicial sobre su naturaleza jurídica, las federaciones


deportivas se definen en la LD como entidades privadas en su artículo 30.1, señalando en
el párrafo 2 que "además de sus propias atribuciones, ejercen, por delegación, funciones
públicas de carácter administrativo, actuando en este caso como agentes colaboradores de
la Administración pública". A renglón seguido, se establece con cierta claridad cuáles son
esas funciones públicas delegadas enumerándolas en su artículo 33.1. Entre estas
funciones, que se ejercerán "bajo la coordinación y tutela del Consejo Superior de
Deportes", tenemos la de “ejercer la potestad disciplinaria en los términos previstos en
la presente Ley y sus disposiciones de desarrollo” (apartado f), para lo que habrá de
tenerse en cuenta el RD 1591/1992, de 23 de diciembre, de disciplina deportiva (RDD).

Además de esas normas están las eminentemente deportivas, fundamentalmente


los estatutos de las correspondientes federaciones deportivas y eventualmente, algunas
prescripciones contenidas en los reglamentos y demás normas internas de las propias
federaciones deportivas.

Probablemente sea la función disciplinaria la que con mayor claridad aparece


diseñada en la LD, con un órgano revisor cuyas resoluciones agotan la vía administrativa
y que es el Comité Español de Disciplina Deportiva (CEDD), y contra cuyas resoluciones
puede interponerse el correspondiente recurso contencioso-administrativo.

Mencionándose el CEDD en la literalidad de la LD y el RDD, hay que advertir que


la LO 3/2013, de 20 de junio, de protección de la salud del deportista y lucha contra el
dopaje en la actividad deportiva, previó la supresión del CEDD y la Junta de Garantías
Electorales del CSD, con la consiguiente sustitución en el ejercicio de sus funciones por el
Tribunal Administrativo del Deporte (TAD), cuyo régimen está en el RD 53/2014, de 31
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de enero, por el que se desarrolla la composición, organización y funciones del TAD. Así,
de acuerdo con la Disposición Adicional 4ª.2 de la Ley Orgánica 3/2013, “todas las
referencias contenidas en la Ley 10/1990, de 15 de octubre, del Deporte o en otras
normas al Comité Español de Disciplina Deportiva y a la Junta de Garantías Electorales
se entenderán hechas al nuevo Tribunal Administrativo del Deporte”.

Señalado lo anterior, hay que mencionar que respecto del régimen general
disciplinario deportivo existen especialidades en materia de represión del dopaje, lo que se
tratará en el Tema 12 del Programa de la asignatura. También hay especialidades en
materia de prevención de la violencia en el deporte, a lo que haremos referencia en el
Tema 13.

La potestad disciplinaria se ejerce así sobre aquellas personas vinculadas al


deporte por medio de una licencia deportiva, que es una autorización que implica el
sometimiento a un régimen jurídico estatutario definido por un conjunto normativo
representado por las normas indicadas y por otras que completan un régimen jurídico
notablemente extenso.

En este sentido se pronuncia el apartado 1 del artículo 73 LD, pues “el ámbito de la
disciplina deportiva, a los efectos de la presente Ley, y cuando se trate de actividades o
competiciones de ámbito estatal y, en su caso, internacional, o afecte a personas que
participen en ellas, se extiende a las infracciones de reglas del juego o competición y
normas generales deportivas tipificadas en esta Ley, en sus disposiciones de desarrollo y
en las estatutarias o reglamentarias de Clubes deportivos, Ligas profesionales y
Federaciones deportivas españolas”. A renglón seguido, el apartado 2 del artículo 73 LD
establece que “son infracciones de las reglas del juego o competición las acciones u
omisiones que, durante el curso del juego o competición, vulneren, impidan o perturben
su normal desarrollo”, y “son infracciones a las normas generales deportivas las demás
acciones u omisiones que sean contrarias a lo dispuesto por dichas normas”.

Sin perjuicio de que posteriormente entremos en el régimen de infracciones y


sanciones, hay que señalar que la posesión de licencia federativa determina una
“relación de especial sujeción”, distinta de las relaciones de sujeción general respecto de
las que la Administración ejerce la potestad sancionadora pública. Esta potestad
disciplinaria publificada participa de los principios y garantías constitucionalmente
garantizadas para el ejercicio de la potestad sancionadora de la Administración, de lo
que se hace eco el artículo 12 RDD cuando establece que “en la determinación de la
responsabilidad derivada de las infracciones deportivas, los órganos disciplinarios
federativos deberán atenerse a los principios informadores del derecho sancionador”.
Estos principios no son otros que los recogidos en el Capítulo III del Título
Preliminar de la Ley 40/2015, de 1 de octubre, de Régimen Jurídico del Sector Público
(LRJSP): legalidad, irretroactividad, responsabilidad o culpabilidad, proporcionalidad,
prescripción y concurrencia de sanciones o non bis in idem, todos ellos derivados, como es
bien sabido, del Derecho Penal y que tienen su acogida y plena vigencia en el ejercicio del
ius puniendi por parte de la Administración.

El acogimiento de estos principios en el ámbito federativo, en el disciplinario


deportivo, resulta ineludible toda vez que el ejercicio de la potestad disciplinaria es una
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función pública de carácter administrativo que por delegación ejercen las Federaciones
deportivas, con arreglo a lo dispuesto en el artículo 33.1.f) LD.

2. La regulación normativa. El sistema de fuentes.

El sistema de fuentes en materia disciplinaria deportiva está regulado en el


artículo 75 LD que remite a las disposiciones estatutarias o reglamentarias de los clubes
deportivos, las ligas profesionales y las federaciones deportivas españolas el
establecimiento de un sistema de disciplina deportiva que debe reunir los siguientes
extremos:

a) Un sistema tipificado de infracciones, de conformidad con las reglas de la


correspondiente modalidad deportiva, graduándolas en función de la gravedad.
b) Los principios y criterios que aseguren la diferencia entre el carácter leve, grave y
muy grave de las infracciones, la proporcionalidad de las sanciones aplicables a las
mismas, la inexistencia de doble sanción por los mismos hechos, la aplicación de
los efectos retroactivos favorables y la prohibición de sancionar por infracciones
no tipificadas con anterioridad al momento de su comisión.
c) Un sistema de sanciones correspondiente a cada una de las infracciones, así como
las causas o circunstancias que eximan, atenúen o agraven la responsabilidad del
infractor y los requisitos de extinción de esta última.
d) Los distintos procedimientos disciplinarios de tramitación e imposición, en su
caso, de sanciones.
e) El sistema de recursos contra las sanciones impuestas.

No obstante esta referencia a que deban ser las normas estatutarias y


reglamentarias las que establezcan el marco disciplinario es necesario tener presente que
la propia LD establece un conjunto de infracciones que necesariamente deben estar
tipificadas en tales normas federativas. En concreto el articulo 76 LD establece una serie
de infracciones que, necesariamente, revisten la condición de muy graves a las reglas de
juego o competición o las normas deportivas generales, de los presidentes y demás
miembros directivos de los órganos de las federaciones deportivas y las específicas de
clubes deportivos de carácter profesional. Este esquema mínimo se completa en el
mismo artículo con una serie de infracciones que tienen las infracciones graves y las de
carácter leve. También en esta misma referencia mínima el artículo 79 LD establece una
serie de sanciones susceptibles de aplicación a la comisiones de infracciones deportivas,
junto con un esquema general de prescripción de las infracciones y sanciones que se
contiene en el artículo 80 LD.

Hay que contar también con que la remisión a las normas propias de las
entidades deportivas no fue, en realidad, de tal calibre ya que antes del ejercicio de
dicha facultad se dicta el RDD, que establece un desarrollo de la propia LD que vincula
el ejercicio de la potestad regulatoria por parte de las entidades deportivas. Así lo indica
el artículo 20 RDD cuando señala que “...además de las establecidas en los artículos
precedentes, los estatutos y reglamentos de los distintos entes de la organización
deportiva podrán tipificar, de acuerdo con los principios y criterios establecidos en la
Ley del Deporte y en el presente Real Decreto, aquellas conductas que deban constituir
infracciones leves, graves o muy graves, en función de la especialidad de los distintos
deportes u organizaciones...”. Todo ello alcanza a las siguientes cuestiones:
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a) Condicionamiento de las disposiciones disciplinarias (art. 8 RDD)


b) Causas de extinción de la responsabilidad disciplinaria (art. 9 RDD)
c) Circunstancia atenuantes de la responsabilidad disciplinaria (art. 10 RDD)
d) Circunstancias agravantes de la responsabilidad disciplinaria ( art. 11 RDD)

Este esquema se completa con una definición y tipificación detallada de las


infracciones, a lo que luego volveremos a hacer referencia:

a) Muy graves a las reglas de juego o competición o las normas generales


deportivas (art.14 RDD)
b) Infracciones muy graves de los directivos (art.15 RDD)
c) Otras infracciones muy graves en el ámbito del deporte profesional (art.16
RDD)
d) Infracciones muy graves de las federaciones deportivas españolas (art. 17
RDD)
e) Infracciones graves (art. 18 RDD)
f) Infracciones leves (art. 19 RDD)

Y se hace lo propio con las sanciones administrativas, en las que más adelante
nos detendremos, de forma que:

a) Se establece un régimen de sanciones por infracciones comunes muy graves


(art.21 RDD)
b) Otro para las sanciones por infracciones muy graves de los directivos (art.
22 RDD)
c) Sanciones por infracciones muy graves en el ámbito del deporte profesional
( art. 23 RDD)
d) Sanciones muy graves a las federaciones deportivas españolas (art. 24
RDD)
e) Sanciones por infracciones graves (art. 25 RDD)
f) Sanciones por infracciones leves (art. 26 RDD)

Toda esta regulación se completa, a su vez, con unas denominadas “...reglas


comunes para la determinación e imposición de sanciones...” que se contienen en el
artículo 27 RDD.

En último término y a los efectos de concretar el ámbito de limitación o


desarrollo por parte de las Federaciones Deportivas debe indicarse que el Título II RDD
contempla las peculiaridades del procedimiento disciplinario diferenciando entre un
procedimiento ordinario y un procedimiento extraordinario que luego veremos.

Sobre las normas federativas señalaremos que, siendo estas las reguladoras tanto
del régimen jurídico como de las funciones que han de llevar a cabo las Federaciones
deportivas, muchas de las cuales, como hemos señalado, son de nítido carácter público,
tanto la LD como el RD 1835/1991, de 20 de diciembre, sobre Federaciones deportivas
españolas y Registro de Asociaciones Deportivas (RFD) contienen previsiones sobre
tales disposiciones federativas, destacando en primer término el artículo 10.2.b) LD, que
entre las competencias asignadas a la Comisión Directiva del CSD establece la de “aprobar
definitivamente los estatutos y reglamentos de las Federaciones deportivas españolas”,
estableciéndose también, en el artículo 31.6 LD, que “los Estatutos … se acomodarán a los
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criterios establecidos en las disposiciones de desarrollo de la presente Ley”, fijando así su


subordinación a éstas.

El Capítulo III del RFD se consagra a la regulación de los Estatutos, estableciendo


su artículo 12.2, en desarrollo del 32.2 LD, los aspectos que los mismos deberán regular
obligatoriamente y que tanto estos como sus modificaciones, “una vez aprobados por la
Comisión Directiva del Consejo Superior de Deportes (artículo 31.7 LD) se publicarán
en el «Boletín Oficial del Estado», y se inscribirán en el Registro de Asociaciones
Deportivas correspondiente” (artículo 12.3), con lo que existe un control previo de
legalidad por parte de la Administración, correspondiéndole también su aprobación
definitiva. En cuanto a la aprobación inicial de los mismos así como de sus
modificaciones, ésta corresponde a la Asamblea General de la Federación (artículo
15.1.c RFD).

En cuanto a los Reglamentos, si bien han de aprobarse igualmente por la


Comisión Directiva del CSD, con arreglo al artículo 10.2.b LD, su aprobación inicial así
como sus modificaciones corresponde a la Comisión Delegada de la Federación.

3. Los órganos titulares de la potestad disciplinaria deportiva.

Establece el artículo 74 LD que “la potestad disciplinaria atribuye a sus titulares


legítimos la facultad de investigar y, en su caso, sancionar o corregir a las personas o
Entidades sometidas a la disciplina deportiva, según sus respectivas competencias”,
correspondiendo su ejercicio:

“a) A los jueces o árbitros, durante el desarrollo de los encuentros o pruebas, con
sujeción a las reglas establecidas en las disposiciones de cada modalidad deportiva.

b) A los Clubes deportivos, sobre sus socios o asociados, deportistas o técnicos y


directivos o administradores.
c) A las Federaciones deportivas españolas, sobre: Todas las personas que forman parte
de su propia estructura orgánica; los Clubes deportivos y sus deportistas, técnicos y
directivos; los jueces y árbitros, y, en general, todas aquellas personas y Entidades que,
estando federadas, desarrollan la actividad deportiva correspondiente en el ámbito
estatal.
d) A las Ligas profesionales, sobre los Clubes deportivos que participan en
competiciones oficiales de carácter profesional y sobre sus directivos o administradores.
e) Al Comité Español de Disciplina Deportiva sobre las mismas personas y Entidades
que las Federaciones deportivas españolas, sobre estas mismas y sus directivos, y sobre
las Ligas profesionales”. Ya sabemos que esta referencia hay que entenderla hecha al
TAD.
De todos ellos vamos a referirnos exclusiva y seguidamente a los referidos en los
apartados a), c) y d), ya que tratamos de las Federaciones deportivas. Así, dejamos fuera
a los clubes, ya que resulta clara la competencia de la jurisdicción civil en este aspecto,
y a las Ligas profesionales.
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Asimismo, reseñar que esta cuestión se reproduce (artículo 6) en la norma


reglamentaria de desarrollo de la LD en este punto, contenida en el RDD.

4. El papel de los jueces y árbitros deportivos.

Siendo la principal función del árbitro la de dirigir la competición o prueba


deportiva asegurando la aplicación instantánea de las reglas técnicas que configuran cada
deporte mientras éste se desarrolla, nadie mejor que él para aportar al expediente una
versión imparcial de la presunta comisión de las infracciones a las normas disciplinarias
que se produzcan mientras ejerce sus funciones. Dado que esto se plasma en la redacción
del acta al finalizar cada encuentro, que es el documento que da fe de la realización del
mismo así como de su resultado e incidencias acaecidas en su seno, por ello la LD, en su
artículo 81.2 establece además que "las actas suscritas por los jueces o árbitros del
encuentro, prueba o competición constituirán medio documental necesario, en el conjunto
de la prueba de las infracciones a las reglas y normas deportivas". Así, y principalmente en
lo que al procedimiento ordinario se refiere, al que posteriormente nos referiremos, es
precisa la existencia de un acta arbitral que aporte una primera versión sobre los hechos
que se produjeron durante el transcurso del juego.

Pero la Ley va más lejos al indicar en el apartado 3 del citado artículo que "en
aquellos deportes específicos que lo requieran podrá preverse que, en la apreciación de las
faltas referentes a la disciplina deportiva, las declaraciones del árbitro se presuman ciertas,
salvo error material manifiesto". Aunque se constata la vigencia del principio de
presunción de veracidad de las actas arbitrales, debe ser la normativa de cada Federación la
que prevea expresamente esto, lo que habrá de realizar en la adaptación de sus normas
disciplinarias a lo establecido en la LD y el RDD.

Así, y a pesar de lo que el artículo 74 LD declara al árbitro “titular” de la potestad


disciplinaria deportiva, es lo cierto, sin embargo, que desde una perspectiva
estrictamente técnica lo que hacen los jueces y árbitros no es en realidad una función
disciplinaria sino que, por un lado, interpretan sin carácter jurídico las reglas de juego y
adoptan las decisiones inmediatas sobre las mismas y, de otro, y en lo que ya linda con
el ámbito disciplinario, lo que hacen es la denuncia –cualificada eso sí- de un
procedimiento disciplinario. Y ello sin entrar en otras perspectivas desde las que pueden
contemplarse los árbitros, que constituyen un estamento más dentro de las federaciones.

Sostener que el árbitro es “titular” de esa potestad disciplinaria, y dada la


inmediatez de sus decisiones, sería tanto como admitir la existencia de sanciones de
plano, o que toda corrección impuesta por los árbitros, cuando dirigen los encuentros,
supone ejercicio de potestad disciplinaria, y que, por ello, toda decisión arbitral podría ser
recurrida. Estas premisas, además, en nada se corresponden con el papel que el árbitro
tiene en el procedimiento disciplinario deportivo.

Es por ello que hay que diferenciar entre la potestad disciplinaria y la facultad de
corrección derivada de las infracciones a las reglas técnicas de cada deporte. Así, las
sanciones disciplinarias deportivas hay que diferenciarlas de las correcciones que se
imponen por el árbitro cuando desarrolla su función durante el curso de las pruebas o
competiciones, pues en ese caso está aplicando la reglas técnicas de cada deporte, que son
aquellas que aprobadas por la Federación correspondiente fijan el desarrollo del juego y
configuran esa especialidad deportiva. Ello se corrobora por el CEDD, que ya en su
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Resolución 120/1992 estableció que "hay que deslindar lo que es la ordenación del
desarrollo de la competición -la aplicación de las reglas técnicas de cada deporte- de las
infracciones disciplinarias que puedan cometerse durante el desarrollo de la misma y que
lleven aparejada la correspondiente sanción". Por tanto, en la aplicación de esas reglas no
se ejerce por el árbitro potestad disciplinaria alguna, "y que si bien puede ello resultar
perjudicial para algún equipo en el curso de la competición, con ellas (las reglas técnicas)
no se está sancionando disciplinariamente al mismo, sino ordenar el regular desarrollo del
encuentro. En otras palabras, la aplicación de las reglas técnicas de cada especialidad
deportiva .... no constituyen objeto de sanción a `las infracciones a las reglas de juego o
competición y normas generales deportivas que el artículo 73.1 de la Ley 10/1990, de 15
de octubre, del deporte, señala como marco de la materia disciplinaria deportiva”.

El propio CEDD también ha manifestado que "es llano que no hay órgano alguno
de la Administración del Estado que tenga competencia para la revocación o modificación
de la actuación de los árbitros en la aplicación de las reglas técnicas específicas de una
modalidad deportiva en cada encuentro. Si fuera de otro modo, podríamos encontrarnos
con el absurdo que supondría, por ejemplo, que un Comité como este pudiera decidir -con
referencia al fútbol- si una determinada jugada fue o no penalty" (Resolución 42/1993).

Así, parece claro que hay determinadas conductas que, realizadas durante el curso
del encuentro, pueden suponer una contravención a las reglas técnicas y además
"infracciones de reglas de juego o competición" de las contempladas en el artículo 73.1 LD
y en el 4.1 RDD. Todo esto puede sintetizarse con un ejemplo referido al fútbol: cuando el
árbitro expulsa del terreno de juego a un jugador por agredir a otro, con ello, además de
sancionar su acción, restablece el orden del encuentro dejando a su equipo con un jugador
menos. Pero esa misma conducta a su vez puede tener consecuencias disciplinarias y
suponer la suspensión de ese jugador por un número determinado de encuentros, tras la
correspondiente resolución del órgano disciplinario competente. ¿Cuál será entonces la
diferencia entre las sanciones disciplinarias y las correcciones técnicas?. Con las primeras
se trata de proteger al colectivo, a la organización, de conductas que la agreden
directamente y que son comunes a todos los deportes. Con las segundas, se trata de ordenar
la competición aplicando las reglas que procuran el normal transcurso de la misma, y son
consustanciales a cada deporte en concreto.

En conclusión, las decisiones del árbitro son de dos tipos:

a) Las estrictamente aplicativas de reglas técnicas, contra las que no cabe recurso alguno,
por no tratarse de normas disciplinarias.
b) Las que además constituyen sanción por infracciones a "las reglas de juego o
competición", y en las que, dado su carácter disciplinario, se debe establecer el "adecuado
sistema posterior de reclamaciones".

El árbitro, por tanto y como responsable del desarrollo del encuentro, esto es, de
hacer valer las normas que configuran cada deporte ordenando la propia competición y las
de trascendencia disciplinaria, al final del mismo va a elaborar un documento en el que se
relatará todo lo acontecido durante su curso (el acta arbitral), y es en ese escrito en el que
se contendrán todas las conductas que puedan resultar atentatorias a las normas
disciplinarias y que se hayan manifestado durante la práctica deportiva. Abundando en esta
idea, el CEDD sostiene que "el árbitro de un encuentro no puede ser calificado nunca
como órgano jurisdiccional en primera instancia: el árbitro actúa sólo como denunciante,
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valga la expresión, de unos hechos y no existe sanción hasta tanto no decide sobre esos
hechos un comité disciplinario" (Resolución 172/1990).

Explicitado lo anterior, merece la pena hacer referencia a los denominados


Jurados de Competición, que están presentes en algunas modalidades deportivas. Estos
son un órgano disciplinario constituido en el seno de los encuentros o pruebas que, por
la naturaleza de la modalidad deportiva allí desarrollada (caza, gimnasia,
motociclismo…) permite un cauce de reclamación inmediata a las decisiones de los
árbitros o jueces. A diferencia de los restantes órganos federativos, el jurado de
competición no tiene carácter permanente, sino que se constituye para un evento
concreto y se disuelve, tras su conclusión.

5. Los órganos disciplinarios federativos.

Los órganos disciplinarios federativos ostentan el verdadero protagonismo en el


sistema disciplinario deportivo, y corresponde a las Federaciones deportivas españolas,
en el marco de sus reglamentos y estatutos determinarlos.

Normalmente la dicotomía organizativa se mueve entre la existencia de un


órgano único, que puede ser colegiado -Comité de Competición- o unipersonal, caso
este en el que suele denominarse Juez Único, o terminologías similares, respecto del
cual se ha establecido su incompatibilidad con la condición de asesor jurídico de la
respectiva federación, o la de un órgano de primera instancia y otro de segunda
instancia que, en unos casos, es un auténtico órgano disciplinario con una composición
específica o uno de los órganos federativos –normalmente la Junta Directiva– que
asume así funciones disciplinarias por determinación expresa de las normas estatutarias
y reglamentarias. Es claro que la existencia de órgano de apelación es una cuestión
interna de la organización federativa.

Así y por ejemplo, en el caso de la Real Federación Española de Fútbol existe


Comité de Competición como órgano disciplinario de primera instancia, y Comité de
Apelación como segunda instancia, lo que es el modelo usual, frente a otras
federaciones que cuentan con un solo órgano disciplinario y cuyas resoluciones serán
directamente recurribles ante el TAD.

No obstante esta libertad organizativa, sí contiene el RDD una serie de


prescripciones cuando en el seno de una federación española exista una competición
expresamente declarada por el CSD como una competición de carácter profesional. En
este caso la libertad de formas organizativas tiene como referencia inicial el acuerdo o
concordancia de voluntades entre la federación española y la Liga Profesional
correspondiente, a lo que ya hicimos referencia en el Tema 8.

Este modelo lo reproduce la totalidad de leyes autonómicas. En el caso de la


Comunidad Valenciana, el Decreto 2/2018 de Entidades Deportivas, establece que será
obligatorio que exista una doble instancia, es decir un órgano de primera instancia
(comité de competición y disciplina deportiva o Juez de competición) y un órgano de
apelación.
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6. El Tribunal Administrativo del Deporte.

Tal y como ya mencionamos, el TAD se configura como el órgano que está en la


cúspide del sistema disciplinario deportivo español.

Con arreglo al artículo 84 LD, con la redacción que ha dado al mismo la LO


3/2013, el TAD es un órgano de ámbito estatal, adscrito orgánicamente al CSD que,
actuando con independencia de éste, asume las siguientes funciones:
a) Decidir en vía administrativa y en última instancia, las cuestiones disciplinarias
deportivas de su competencia, incluidas las señaladas en la Ley Orgánica de Protección
de la Salud del Deportista y Lucha contra el Dopaje en la Actividad Deportiva.
b) Tramitar y resolver expedientes disciplinarios a instancia del Consejo Superior de
Deportes y de su Comisión Directiva, en los supuestos específicos a que se refiere el
artículo 76 de la Ley del Deporte.
c) Velar, de forma inmediata y en última instancia administrativa, por el ajuste a
derecho de los procesos electorales en los órganos de gobierno de las Federaciones
deportivas españolas.
d) Cualesquiera otras que se le atribuyan en su normativa reguladora.
Su naturaleza administrativa está, por tanto, nítida, como claro es que el TAD
emite resoluciones que agotan la vía administrativa y contra las que cabe recurso
contencioso-administrativo en los términos que luego veremos.

En cuanto a su competencia subjetiva, recordemos el artículo 74.c) LD, que se


refiere a quién corresponde el ejercicio de la potestad disciplinaria deportiva, dispone
que al CEDD –ahora al TAD- “sobre las mismas personas y entidades que las
Federaciones deportivas españolas, sobre estas mismas y sus directivos, y sobre las
Ligas profesionales”.

En lo que a su composición se refiere, el artículo 2 del RD 53/2014, de 31 de


enero, por el que se desarrolla la composición, organización y funciones del TAD,
señala que se compone de 7 miembros, independientes e inamovibles, que en el
ejercicio de sus funciones no podrán recibir orden o instrucción alguna de ninguna
autoridad pública o de otra persona.
Los miembros del TAD serán designados por la Comisión Directiva del CSD
“entre personas de nacionalidad española pertenecientes a los cuerpos docentes
universitarios, o que tengan la categoría de Magistrado excedente o Fiscal excedente, o
de entre funcionarios de carrera en activo de cuerpos o escalas clasificados en el
Subgrupo A1 del artículo 76 de la Ley 7/2007, de 12 de abril, del Estatuto Básico del
Empleado Público, para cuyo acceso sea requisito necesario el Título de Licenciado o
de Graduado en Derecho. Igualmente, podrán formar parte del Tribunal abogados en
ejercicio que hayan desempeñado su actividad profesional por tiempo superior a quince
años, preferentemente en el ámbito del Derecho Administrativo relacionado
directamente con el deporte” (artículo 2 RD 53/2014).
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Señalado lo anterior, se prevé que la mencionada designación será del siguiente


modo: a) Cuatro a propuesta del Presidente del Consejo Superior de Deportes, y b) Tres
de entre los propuestos por las Federaciones deportivas españolas.
Se establece asimismo que no podrán ser designados miembros del TAD
“quienes sean o hayan sido, durante los dos años anteriores a su nombramiento,
miembros de los órganos de gobierno, de representación o complementarios de las
Federaciones deportivas españolas, Ligas profesionales o clubes deportivos; quienes
hayan asesorado directa o indirectamente a éstas durante el mismo periodo, o quienes
hayan prestado servicios profesionales a deportistas y cualesquiera otras personas físicas
que participen en competiciones o actividades deportivas de carácter oficial” (artículo
5.3 RD 53/2014).
La duración del mandato de los miembros del TAD será de 6 años y no podrán
ser reelegidos. No obstante, la renovación se producirá parcialmente cada 3 años.
El Presidente del TAD será nombrado por el del CSD, a propuesta y de entre los
miembros del propio TAD, siendo sustituido en casos de vacante, ausencia, enfermedad
u otra causa legal, por el miembro de mayor antigüedad, y en caso de igual antigüedad,
por el de mayor edad de entre ellos.
Quien haya de actuar como Secretario del TAD será designado por el Presidente
del CSD entre funcionarios de carrera pertenecientes a un cuerpo del subgrupo A1, al
servicio de la Administración General del Estado, que sean Licenciados en Derecho o
Graduados en Derecho. Este tendrá voz pero no voto, previéndose que e TAD “… será
asistido por un Vicesecretario designado por el Presidente del Consejo Superior de
Deportes”, lo que fue introducido por el Real Decreto 460/2015, de 5 de junio, por el
que se aprueba el Estatuto del CSD, que reformó en este punto el RD 53/2014.
7. El régimen de infracciones y sanciones.

Las infracciones.

Seguidamente vamos a referirnos a las infracciones disciplinarias deportivas que


se establecen en la LD y el RDD, que van referidas a los distintos estamentos y
entidades deportivas integrantes de las Federaciones deportivas, lo que afrontaremos
refiriéndonos a las muy graves, graves y leves.

Hay que apuntar que la Ley 19/2007, de 11 de julio, contra la violencia, el


racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte, introduce más tipos sancionadores
relacionados con su objeto, y ellos serán objeto de atención en el Tema 13.

a) La tipificación de las infracciones muy graves referidas a los distintos


estamentos y entidades deportivas.

Las infracciones tipificadas como muy graves dentro de la LD y concretadas


como tales por el RDD diferencian, a su vez, entre las consideradas como comunes por
infracción de las reglas de juego o de competición y las normas generales deportivas, las
que afectan exclusivamente a los directivos y las que tienen como destinatarios sectores
específicos como son el deporte profesional y las Federaciones Deportivas. Debe
insistirse en que las normas internas de las federaciones están habilitadas para completar
dicho marco dentro del respeto a lo ya tipificado.
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a.1) Infracciones muy graves de carácter común.

Como anteriormente se indicaba es el artículo 14 del RDD el que establece la


regulación de estas infracciones conforme a una tipificación que se corresponde con las
siguientes infracciones:
a.1.1) Los abusos de autoridad (artículo 76.1.a), LD).

El concepto de abuso de autoridad referido a la potestad sancionadora


administrativa toma como referencia ineludible la definición de la propia competencia
de los órganos federativos actuantes. Solo desde la condición previa de la atribución de
competencia a la autoridad en cuestión pueden calificarse los abusos en el ejercicio de la
misma.

a.1.2) Los quebrantamientos de sanciones impuestas (artículo 76.1.b),


LD).

El quebrantamiento se apreciará en todos los supuestos en que las sanciones


resulten ejecutivas. El mismo régimen se aplicará cuando se trate del quebrantamiento
de medidas cautelares.

a.1.3) Las actuaciones dirigidas a predeterminar, mediante precio,


intimidación o simples acuerdos el resultado de una prueba o competición
(artículo 76.1.c), LD).

Uno de los valores esenciales del deporte que están más unidos a su propia
existencia y configuración es el de la aleatoriedad de los resultados y la superación de
dicha aleatoriedad con motivo de la práctica y la celebración de la competición
deportiva. Este tipo infracciones trata, precisamente, de preservar este valor y evitar que
puedan existir acciones que pongan en cuestión la propia esencia de la competición. La
STS de 6 de junio de 2001 establece una doctrina general sobre esta infracción.

a.1.4) Los comportamientos, actitudes y gestos agresivos y antideportivos


de jugadores, cuando se dirijan al árbitro, a otros jugadores o al público (primer
inciso del artículo 76.1.e) LD)

a.1.5) La falta de asistencia no justificada a las convocatorias de las


selecciones deportivas nacionales (artículo 76.1.f), LD).

La asistencia a las convocatorias y a los entrenamientos y prácticas de las


selecciones estatales se configura en la LD como una obligación pública personal como
consecuencia de la obtención de una licencia. En la formulación actual se trata de una
obligación que recae sobre el deportista pero que, en realidad, tiene un último
destinatario: el club al que pertenece el deportista.

a.1.6) La participación en competiciones organizadas por países que


promuevan la discriminación racial (artículo 76.1.g), LD), o sobre los que pesen
sanciones deportivas impuestas por Organizaciones Internacionales, o con
deportistas que representen a los mismos.
12

a.1.7) Los actos notorios y públicos que atenten a la dignidad o decoro


deportivos, cuando revistan una especial gravedad. Asimismo, se considerará
falta muy grave la reincidencia en infracciones graves por hechos de esta
naturaleza.

a.1.8) La manipulación o alteración, ya sea personalmente o a través de


persona interpuesta, del material o equipamiento deportivo en contra de las
reglas técnicas de cada deporte cuando puedan alterar la seguridad de la prueba o
competición o pongan en peligro la integridad de las personas.

Este precepto responde ya más a un ámbito estrictamente deportivo y lo que trata


de preservar, mediante la sanción correspondiente, que puedan producirse alteraciones
de importancia en la organización de la correspondiente modalidad deportiva.

a.1.9) La alineación indebida y la incomparecencia o retirada


injustificada de las pruebas, encuentros o competiciones.

a.1.10) La inejecución de las resoluciones del CEDD.

a.2) Infracciones muy graves de los directivos.

El artículo 15 RDD, siguiendo la sistemática de la LD, establece como


infracciones específicas muy graves de los presidentes y demás miembros directivos de
las entidades de la organización deportiva, las siguientes:

a.2.1) El incumplimiento de los acuerdos de la asamblea general, así como de los


reglamentos electorales y demás disposiciones estatutarias o reglamentarias
(artículo 76.2.a) LD).

Tales incumplimientos constitutivos serán los que se contemplen en los estatutos


y reglamentos de los entes de la organización deportiva, o aquellos que, aun no
estándolo, revistan gravedad o tengan especial trascendencia.

a.2.2) La no convocatoria, en los plazos o condiciones legales, de forma


sistemática y reiterada de los órganos colegiados federativos (artículo 76.2.b)
LD).

a.2.3) La incorrecta utilización de los fondos privados o de las subvenciones,


créditos, avales y demás ayudas del Estado, de sus Organismos Autónomos, o de
otro modo concedidos, con cargo a los Presupuestos Generales del Estado
(artículo 76.2.d) LD).

A estos efectos, la apreciación de la incorrecta utilización de fondos públicos se


regirá por los criterios que para el uso de ayudas y subvenciones públicas se contienen
en la legislación específica del Estado. En cuanto a los fondos privados, se estará al
carácter negligente o doloso de las conductas.

a.2.4) El compromiso de gastos de carácter plurianual del presupuesto de las


Federaciones deportivas, sin la reglamentaria autorización (artículo 76.2.e) LD).
13

Esta autorización es la prevista en el artículo 29 del RFD, o en la normativa que


en cada momento regule dichos supuestos. En el caso de que alguna Agrupación de
clubes de ámbito estatal reciba subvenciones o ayudas públicas otorgadas por el CSD,
éste podrá imponer la solicitud de autorización prevista en este apartado. En tal caso se
considerará igualmente falta muy grave de los directivos responsables el compromiso de
gasto antes indicado cuando se produzca sin la preceptiva autorización.

a.2.5) La organización de actividades o competiciones deportivas oficiales de


carácter internacional, sin la reglamentaria autorización (artículo 76.2.f) LD).

a.3) Infracciones muy graves del deporte profesional.

Además de las enunciadas en los artículos 14 y 15 RDD y de las que se


establezcan por las respectivas Ligas profesionales, son infracciones específicas muy
graves de los clubes deportivos de carácter profesional y, en su caso, de sus
administradores o directivos, las siguientes:

a.3.1) El incumplimiento de los acuerdos de tipo económico de la Liga


profesional correspondiente correspondiente, incluido cualquier acuerdo
válidamente tomado por los órganos de representación de dichas entidades que
afecte al control económico y presupuestario de sus entidades asociadas (artículo
76.3.a) LD).

El incumplimiento se entenderá producido una vez superados los plazos


previstos en cada caso, que se contarán desde que debió cumplirse el compromiso,
siempre que se haya producido la notificación fehaciente del acuerdo por la Liga
profesional a los clubes afectados. Es infracción, tal y como está redactada, fue
introducida en la LD por el Real Decreto-ley 5/2015, de 30 de abril, de medidas
urgentes en relación con la comercialización de los derechos de explotación de
contenidos audiovisuales de las competiciones de fútbol profesional.

a.3.2) El incumplimiento de los deberes o compromisos adquiridos con el


Estado o con los deportistas (artículo 76.3.b), LD).

a.3.3) El incumplimiento de los regímenes de responsabilidad de los


miembros de las Juntas Directivas (artículo 76.3.c) LD).

b) Infracciones graves.

Frente a la diferenciación sancionadora según los estamentos a que afecta, la


opción del RDD es la de agrupar en un único artículo las denominadas infracciones
graves. Es el artículo 18 RDD el que contiene su enunciación en la siguiente forma:

b.1) El incumplimiento reiterado de órdenes e instrucciones emanadas de los


órganos deportivos competentes.

La Resolución del CEDD 137/2001, de 7 de septiembre, incluye en este ámbito la


negativa a continuar un partido pese al requerimiento del árbitro en tal sentido.

b.2) Los actos notorios y públicos que atenten a la dignidad o decoro deportivo.
14

La Sentencia del Tribunal Supremo de 4 de octubre de 2002 analiza el perfil de


esta infracción en relación con su línea bifronte: el derecho a la libertad de expresión,
indicando que “las expresiones causantes de la sanción que es aquí objeto de
controversia son una amplia sucesión de vocablos que, en cualquier contexto, tienen un
inequívoco, no ya de menosprecio sino de claro propósito de hacer aparecer ante la
opinión pública a sus destinatarios como personas portadoras de altas cotas de
inmoralidad en el desempeño de las responsabilidades que le corresponden en el
Deporte español...”.

b.3) El ejercicio de actividades públicas o privadas declaradas incompatibles con


la actividad o función deportiva desempañada.

b.4) La no convocatoria en los plazos o condiciones legales, de los órganos


colegiados federativos.

Se trata de actos reglados y no referidos a eventuales problemas de


funcionamiento de los órganos federativos.

b.5) El incumplimiento de las reglas de administración y gestión del presupuesto


y patrimonio prevista en el artículo 36 LD y precisadas en sus disposiciones de
desarrollo.

Este es un tipo concreto que, no obstante, tiene una formulación genérica que
remite a un conjunto de normas que no aparecen expresamente definidas en el tipo.

b.6) La manipulación o alteración, ya sea personalmente o a través de persona


interpuesta, del material o equipamiento deportivo en contra de las reglas
técnicas del deporte.

La infracción trata de establecer una seguridad de que las condiciones técnicas


homologadas en función de la respectiva modalidad deportiva no son alteradas ya que
dicha alteración supone la de las reglas del deporte y las de las condiciones de
participación en la misma.

c) Infracciones leves.

Al igual que en ámbito de las infracciones graves la opción legislativa es la de


considerar en un único artículo, en este caso el 19 RDD, las infracciones leves que
pueden realizar los miembros de los distintos estamentos. Se trata de las siguientes:

c.1) Las observaciones formuladas a los jueces, árbitros, técnicos, directivos y


demás autoridades deportivas en el ejercicio de sus funciones de manera que
signifiquen una ligera incorrección.

Su configuración se presenta aquí como residual para recoger las situaciones de


desconsideración con los árbitros y autoridades deportivas, lo que constituye en si
mismo, una incorrección y que se aprecia por su carácter residual cuando dicha
conducta no constituye una conducta muy grave.
15

c.2) La ligera incorrección con el público, compañeros y subordinados.

c.3) La adopción de una actitud pasiva en el cumplimiento de las ordenes e


instrucciones recibidas de jueces, árbitros y autoridades deportivas en el
ejercicio de sus funciones.

Esta infracción está en función de la propia opción de la LD que trata de


configurar a los jueces y árbitros como órganos disciplinarios de primera instancia para
el cumplimiento de las normas y reglas del deporte en cuestión.

c.4) El descuido en la conservación y cuidado de los locales sociales,


instalaciones deportivas y otros medios materiales.

Este tipo tiene su justificación esencial en el ámbito de aplicación objetivo de la


potestad disciplinaria que alcanza, en las condiciones restrictivas que hemos indicado, a
lo que pudiéramos denominar como interés asociativo.

Las sanciones. Régimen y reglas comunes para su determinación e


imposición.

En el mismo esquema que hemos indicado para las infracciones administrativas


las sanciones vienen establecidas para los distintos grupos de infracciones a los que nos
acabamos de referir.

De esta forma:

A) Sanciones específicas para faltas muy graves:

- Sanciones por infracciones comunes muy graves.(Artículo 21 RDD)

A la comisión de las infracciones muy graves tipificadas en el artículo 14 RDD o


de las que lo sean en virtud de lo previsto en el artículo 20, corresponderán las
siguientes sanciones, que en el texto del RDD siguen fijadas en pesetas cuando de
sanciones de carácter económico se trata:

a) Multas, no inferiores a 500.000 pesetas ni superiores a 5.000.000 de pesetas.

b) Pérdida de puntos o puestos en la clasificación.

c) Pérdida o descenso de categoría o división.

d) Celebración de la prueba o competición deportiva a puerta cerrada (art. 79.1.d) y e),


LD).

e) Prohibición de acceso a los estadios o lugares de desarrollo de las pruebas o


competiciones, por tiempo no superior a cinco años.
16

f) Pérdida definitiva de los derechos que como socio de la respectiva asociación


deportiva le correspondan, con excepción de aquellos inherentes a la condición, en su
caso, de accionista de una SAD.

g) Clausura del recinto deportivo por un período que abarque de cuatro partidos o
encuentros a una temporada.

h) Inhabilitación para ocupar cargos en la organización deportiva, o suspensión o


privación de licencia federativa o habilitación equivalente de las Agrupaciones de
clubes de ámbito estatal, con carácter temporal por un plazo de dos a cinco años, en
adecuada proporción a la infracción cometida.

i) Inhabilitación a perpetuidad para ocupar cargos en la organización deportiva, o


privación de licencia federativa o habilitación equivalente de las Agrupaciones de
clubes de ámbito estatal, igualmente a perpetuidad.

- Sanciones por infracciones muy graves de los directivos (Artículo 22 RDD).

- Sanciones por infracciones muy graves en el ámbito del deporte profesional


(Artículo 23 RDD).

Por la comisión de las infracciones enumeradas en el artículo 16 RDD podrán


imponerse las siguientes sanciones, tal y como se prevén en el artículo 23 RDD:

“1. Apercibimiento.
Corresponderá la imposición de esta sanción en los supuestos siguientes:
a) Por la comisión de la infracción prevista en el apartado a) del artículo 16, cuando el
incumplimiento del acuerdo no fuera superior a tres meses, contados a partir del momento en que la
prestación fuera exigible, con arreglo a lo previsto en el citado artículo.
b) Por la comisión de la infracción prevista en el apartado b) del artículo 16 de este Real Decreto,
cuando el incumplimiento no revistiese especial gravedad.
c) Por la comisión de la infracción prevista en el apartado c) del artículo 16 de este Real Decreto.
2. Sanciones de carácter económico.
Con independencia del resto de sanciones previstas en este artículo, podrán imponerse sanciones de
carácter económico por cualquiera de las infracciones enumeradas en el artículo 16 de este Real
Decreto.
Las acciones económicas se adecuarán a las circunstancias concurrentes en cada supuesto y a la
capacidad económica del infractor, sin que puedan ser inferiores a 500.000 pesetas, ni superiores a
50.000.000 de pesetas.
3. Descenso de categoría.
Corresponderá la imposición de esta sanción en los supuestos siguientes:
a) Por la comisión de la infracción prevista en el apartado a) del artículo 16 de este Real Decreto,
cuando el incumplimiento se demorase más de tres meses, contados a partir del momento en que la
prestación fuera exigible, con arreglo a lo previsto en el citado artículo.
b) Por la comisión de la infracción prevista en el apartado b) del artículo 16 de este Real Decreto,
cuando el incumplimiento revistiese especial gravedad.
c) Por la comisión de la infracción prevista en el apartado c) del artículo 16 de este Real Decreto,
cuando concurriese la agravante de reincidencia.
4. Expulsión, temporal o definitiva, de la competición profesional (art. 79.3, LD).
Corresponderá la imposición de esta sanción, en el supuesto previsto en el apartado b) del artículo
16 de este Real Decreto, cuando el incumplimiento revistiese especial gravedad y concurriese,
además, la agravante de reincidencia”.
17

B) Sanciones por infracciones graves.

Se corresponden con las establecidas en el artículo 25 RDD y las que en virtud del
artículo 20 RDD puedan establecerse en las correspondientes normas federativas y
alcanzan a las siguientes:

a) Amonestación pública

b) Multa de 100.000 a 500.000 pts.

c) Pérdida de puntos o puestos en la clasificación

d) Clausura del recinto deportivo, de hasta tres partidos o encuentros o dos meses.

e) Privación de los derechos de asociado, de un mes a dos años, con la salvedad


contenida en el apartado f) del artículo 21 RDD.

f) Inhabilitación para ocupar cargos, suspensión o privación de licencia federativa o


habilitación equivalente de las agrupaciones de clubes de ámbito estatal, de un mes
a dos años o de cuatro o más encuentros en una misma temporada.

C) Sanciones por infracciones leves.

Las sanciones que pueden imponerse son:

a) Apercibimiento

b) Multa de hasta 100.000 pts.

c) Inhabilitación para ocupar cargos o suspensión de hasta un mes o de uno a tres


encuentros o pruebas.

Una vez explicitadas las sanciones que pueden imponerse nos corresponde en
este momento determinar las reglas para la imposición de las mismas en función de las
causas concurrentes, que podemos resumir en tres:

a) La regulación contenida en el artículo 27 RDD partía de que únicamente podrán


imponerse sanciones personales consistentes en multa en los casos en que los
deportistas, técnicos, jueces o árbitros perciban retribuciones por su labor. Sus
importes deberán previamente figurar cuantificados en los estatutos o reglamentos
disciplinarios de los distintos entes de la organización deportiva.

La traslación al mundo federativo de esta norma debe considerarse, cuando


menos, compleja. Tomamos como ejemplo la redacción que se corresponde con la
modificación efectuada por la Resolución de 21 de octubre de 2003, de la Presidencia
del Consejo Superior de Deportes, por la que se dispone la publicación de la
modificación de los Estatutos de la Real Federación Española de Fútbol, estableciendo
en su artículo 88 lo siguiente:
18

“1. Solamente podrán imponerse sanciones de carácter económico en los casos en que los
futbolistas, entrenadores, técnicos o árbitros, perciban retribución por su labor, no pudiendo
exceder su cuantía de la prevista en la norma.
Las sanciones de carácter económico podrán imponerse a todos los que intervienen o participan
en las competiciones declaradas como profesionales, sin que tampoco su cuantía pueda exceder
de los límites establecidos en la norma aplicable.
2. Tratándose de futbolistas, técnicos o auxiliares las multas impuestas se cargarán, en todo caso,
al club de que se trate, sin perjuicio del derecho de éste a repercutir sobre el responsable, para
ejercer el cual los clubes deberán comunicar la imposición de esta clase de sanciones a las
personas afectadas, en término no superior a un mes, a contar desde el día siguiente al que
recibió la notificación, con expresa indicación de su cuantía, fecha y partido en que se cometió la
falta y naturaleza de la infracción”.

b) Para una misma infracción podrán imponerse multa de modo simultáneo a


cualquiera otras sanciones otra sanción de distinta naturaleza, siempre que estén
previstas para la categoría de infracción de que se trate y que, en su conjunto,
resulten congruentes con la gravedad de las mismas.

c) Los estatutos y reglamentos de los entes de la organización deportiva deberán


precisar las sanciones que correspondan a cada una de las infracciones que
tipifiquen, así como, en su caso, la graduación de aquéllas, respetando lo
establecido en el RDD.

8. Los procedimientos disciplinarios y la vía de recurso. La suspensión


cautelar en el ámbito deportivo.

Principios aplicables a los procedimientos.

El régimen procedimental aplicable a las actuaciones de los órganos disciplinarios,


en cuanto ejercen funciones públicas de carácter administrativo será el común recogido en
la Ley 39/2015, de 1 de octubre, del Procedimiento Administrativo Común de las
Administraciones Públicas (LPA). Es por ello por lo que resultarán de aplicación los
principios siguientes, que pasamos a referir aunque sea brevemente:

a) Garantía del procedimiento.

Implica que no pueda imponerse ninguna sanción sino es mediante el correspondiente


procedimiento que debe asegurar la debida sanción entre la fase instructora y la
sancionadora.

b) Derechos del presunto responsable.

Incluye un conjunto de cuestiones entren las que se encuentra el de ser notificado de los
hechos que se le imputen, de las infracciones que puedan constituir y de las sanciones
que, en su caso, se les pudieran imponer. Desde una perspectiva instrumental se incluye
el derecho a formular alegaciones y utilizar los medios de defensa admitidos por el
Ordenamiento Jurídico.

c) Derecho a la presunción de inocencia.

Incluye el derecho a que se respete la presunción de no existencia de responsabilidad


mientras no se demuestre lo contrario.
19

d) Derecho a la motivación de las resoluciones.

Este derecho se articula en la misma forma que en el resto de procedimientos


administrativos y tiene como referencia el que la resolución resuelva todas las
cuestiones planteadas en el expediente administrativo. En la resolución no se podrá
aceptar hechos distintos de los determinados en el curso del procedimiento, con
independencia de la valoración jurídica.

En el ámbito del deporte y aun cuando se trata de un conjunto normativo anterior


a la LPA, hay que entender que la publicación del RDD consagra la existencia de un
marco específico que debe aplicarse en primer término junto con el conjunto de
derechos que directamente reconoce la LPA.

En el ámbito reglamentario concreto, y sin perjuicio de habernos referido a


algunas de estas cuestiones, podemos apuntar los siguientes principios:

- Necesidad de expediente disciplinario.

- Registro de sanciones.

e) Concurrencia de responsabilidades disciplinarias deportivas y penales.

Con carácter general, los órganos disciplinarios deportivos competentes, de oficio o a


instancia del instructor del expediente deberán comunicar al Ministerio Fiscal aquellas
infracciones que pudieran revestir caracteres de delito o falta penal. En este caso los
órganos disciplinarios deportivos acordarán la suspensión del procedimiento hasta que
recaiga la correspondiente resolución judicial.

Señalado lo anterior, vamos a referirnos seguidamente a los dos tipos de


procedimientos que establece el RDD, que distingue entre el ordinario y el
extraordinario, para después detenernos en la revisión de las resoluciones sancionadoras
para terminar con la suspensión cautelar de la sanción.

Eso sí, con carácter previo a ello, señalaremos unas reglas comunes en materia
procedimental, que podemos resumir en las siguientes:

a) Notificaciones.

Deberán realizarse en el plazo máximo de diez días hábiles desde que hubiesen sido
adoptadas. Las notificaciones deben realizarse por las reglas generales del
procedimiento administrativo común.

En todo caso y al margen de esta remisión general debe indicarse que las notificaciones
deberán contener el texto íntegro de la resolución con la indicación de si es o no
definitiva, la expresión de las reclamaciones o recursos que procedan, órgano ante el
que hubieren de presentarse y plazo para interponerlas.

b) Comunicación pública de las sanciones.


20

El artículo 48 RDD establece que, con independencia de la notificación personal, podrá


acordarse la comunicación pública de las resoluciones sancionadoras. Esta
comunicación debe respetar el derecho al honor y a la intimidad de las personas
conforme a la legalidad vigente. Esta comunicación general no sirve, sin embargo, para
enervar ni matizar los efectos que respecto del interesado individual tiene la notificación
personal que no puede ser eludida.

Seguidamente vamos a referirnos a los procedimientos disciplinarios ordinario y


extraordinario, para después centrarnos en la vía de recurso.

El procedimiento ordinario.

El procedimiento ordinario es aplicable únicamente a la imposición de sanciones


como consecuencia de las infracciones a las reglas de juego o de la competición,
constituyendo un procedimiento de determinación en las normas federativas pero
sometidas a unos principios esenciales, que son los siguientes:

- El establecimiento del procedimiento debe tener en cuenta el normal desarrollo de


la competición.

- Debe garantizar el trámite de audiencia de los interesados.

- Debe garantizar el derecho a recurso.

Como condiciones para el ejercicio de la potestad disciplinaria deportiva hay que


tener en cuenta lo siguiente:

a) Jueces y árbitros.

Durante el desarrollo de las pruebas y encuentros ejercen la potestad disciplinaria de


forma inmediata y de plano, consistente en el levantamiento de las actas, puesto que la
aplicación de las reglas técnicas que aseguren el normal desenvolvimiento de la práctica
deportiva no tienen la consideración disciplinaria. Con carácter común el artículo 33.2
RDD prevé que las actas suscritas por los jueces o árbitros del encuentro, prueba o
competición, constituirán medio documental necesario en el conjunto de la prueba de
las infracciones a las reglas y normas deportivas. Igual naturaleza tendrán las
ampliaciones o aclaraciones a las mismas suscritas por los propios jueces o árbitros,
bien de oficio, bien a solicitud de los órganos disciplinarios.

b) En las pruebas o competiciones cuya naturaleza requiera la intervención


inmediata de los órganos disciplinarios para garantizar el normal desarrollo de
las mismas.

Deberán preverse los sistemas procedimentales que permitan conjugar la actuación


perentoria de aquellos órganos con el trámite de audiencia y el derecho a reclamación de
los interesados.
21

El procedimiento extraordinario.

El procedimiento extraordinario es el previsto para la imposición de sanciones


que sean consecuencia de la infracción de las denominadas “normas deportivas
generales”, y que como veremos seguidamente es ciertamente garantista dado que al no
enjuiciarse a través del mismo infracciones que sea preciso determinar con la urgencia
característica de la continuidad de las competiciones, los plazos no son preclusivos.

El procedimiento se inicia por providencia del órgano competente, de oficio, a


solicitud del interesado o a requerimiento del CSD, al que se reconoce así una especie
de legitimación genérica en cuanto titular de la potestad sancionadora pública en esta
materia, aunque las Federaciones la ejerzan por delegación. Asimismo, con carácter
previo al propio expediente se admite que el órgano competente para la incoación del
expediente pueda acordar la instrucción de una información reservada antes de dictar la
providencia en que se decida la incoación del correspondiente expediente o el archivo
de las actuaciones, según proceda.

El nombramiento de instructor, que puede complementarse con el nombramiento


de un secretario que asiste al instructor en la tramitación del expediente, se produce en
la misma providencia que inicia el expediente administrativo y debe determinar su
nombramiento que deber recaer en quien sea licenciado en Derecho y al que se atribuye
la competencia para determinar los hechos, su calificación jurídica y la proposición de
la sanción que corresponde a los mismos. Esta función administrativa de instrucción se
configura como una facultad independiente en la que el nombrado no está sometido a
jerarquía alguna ni a mandato. Sus determinaciones son libres, sin perjuicio, por un
lado, de los derechos de recurso y reclamación que correspondan según las normas
comunes, y, de otro, de la facultad final del órgano disciplinario de discrepar,
manteniendo el relativo fáctico y motivando la discrepancia, e imponer la sanción que
realmente corresponda.

Desde una perspectiva procedimental, la incoación del expediente debe


inscribirse en los Registros de sanciones a los que ya nos hemos referido.

Asimismo, las personas que integran el órgano de instrucción, expresión en la


que incluimos tanto al instructor como al secretario en los casos en que el mismo haya
sido nombrado, deben quedar sometidos a las reglas comunes de imparcialidad que
establece el procedimiento administrativo común en los artículos 23 y 24 LRJSP,
pudiendo ejercerse el derecho de recusación por los interesados en el plazo de tres días
hábiles, a contar desde el siguiente a aquel en el que tenga conocimiento fehaciente de
la designación. La recusación debe realizarse ante el propio órgano que lo nombró que
debe resolver la recusación -previa audiencia al interesado- en el plazo de tres días,
teniendo en cuenta que las resoluciones sobre esta materia no son susceptibles de
recurso alguno sin perjuicio de la posibilidad de alegar la recusación con motivo de los
recursos que procedan.

También está admitida la posibilidad de adoptar medidas provisionales en el


artículo 41 RDD, que reserva esta posibilidad al trámite inicial de incoación aunque se
pueden imponer a lo largo de todo el procedimiento cuando se entienda que concurren
las circunstancias. Las medidas provisionales tienen por objeto asegurar la eficacia de la
resolución que pueda recaer y deben imponerse con sujeción al principio de
22

proporcionalidad. El catálogo de las medidas es abierto. No están establecidas las


medidas que pueden adoptarse por lo que con la motivación correspondiente y con
sujeción al principio de proporcionalidad pueden adoptarse cualquiera que se estime
oportuna con el único límite de aquellas que puedan causar perjuicios irreparables.

En cuanto a la tramitación del expediente disciplinario, la regla general es que el


instructor ordenará de oficio cuantas diligencias sean adecuadas para la determinación y
comprobación de los hechos, así como para la fijación de las infracciones susceptibles
de sanción.

En esta línea, los hechos relevantes para el procedimiento podrán acreditarse por
cualquier medio de prueba, una vez que el instructor decida la apertura de la fase
probatoria, la cual tendrá una duración no superior a quince días hábiles ni inferior a
cinco, comunicando a los interesados con suficiente antelación el lugar y momento de la
práctica de las pruebas.

Antes de cualquier otra consideración podemos indicar que la apertura del


periodo probatorio es consecuencia de la decisión del instructor fundada en una
discrepancia sobre los hechos. No cabe, por tanto, entender este trámite como un trámite
reglado de forma que la mera petición de las partes implique la obligación del instructor
de admitir la práctica de las pruebas correspondientes. Una vez hecha esta valoración el
instructor tiene una segunda facultad: la de apreciar si para los hechos que se intentan
probar es correcta la utilización de los medios de prueba propuestos. Este juicio
intelectivo es personal del instructor y su denegación -como la propia del periodo de
prueba- no puede considerarse, de una forma automática, como una causa de
indefensión. Cuestión distinta es que una y otra decisión deba ser motivadas y
razonadas.

En todo caso y respecto de los medios concretos de prueba el RDD establece que
contra la denegación expresa o tácita de la prueba propuesta por los interesados, podrá
interponerse por éstos una reclamación (ante el mismo órgano que resuelve el
expediente). La reclamación se presenta en el plazo de tres días hábiles y el órgano
competente debe resolverla, igualmente, en el plazo de tres días hábiles.

En esta fase y como señalara la Resolución del CEDD 35/2001, de 6 de abril, el


principio esencial que evita la indefensión es la contradicción de la partes y el
conocimiento de las pruebas practicadas por cada uno de los que están personados en el
correspondiente procedimiento.

Llegados a la fase de concreción de la acusación y de alegaciones, haremos


referencia al pliego de cargos, que debe confeccionarse por el instructor a la vista de las
actuaciones realizadas y, en todo caso, dentro del plazo de un mes desde que se inició el
correspondiente expediente. Debe contener los hechos imputados, las circunstancias
concurrentes y las supuestas infracciones cometidas, así como las sanciones que
pudieran corresponder.

En el pliego de cargos, el instructor presentará la propuesta de resolución que


será notificada a los interesados para que en el plazo de diez días hábiles manifiesten
cuantas alegaciones consideren convenientes en defensa de sus derechos e intereses.
23

Recibidas las alegaciones o transcurrido el plazo establecido sin que se evacue


dicho trámite el instructor da por finalizada su función y traslada todo lo actuado al
órgano competente según los estatutos y reglamentos federativos para imponer la
sanción que pudiera corresponder.

La revisión de las sanciones.

Una vez referidos los procedimientos disciplinarios, queda explicar los recursos
que caben contra las resoluciones que se generan tras la consecución de los mismos. Ya
señalamos que el procedimiento disciplinario se desarrolla en vía deportiva, esto es, y
en el caso que os ocupa, dentro del ámbito federativo.

El órgano de instancia, que es el generalmente denominado Comité de


Competición o, si es unipersonal, Juez Único, es obligatorio en la organización
deportiva privada prevista por la LD, y contra sus resoluciones puede interponerse
recurso ante un Comité de Apelación federativo, y si esté no está previsto por los
Estatutos –pues su existencia es potestativa como ya vimos- ante el TAD en el plazo de
quince días desde su notificación (Disposición Adicional 1ª RDD).

Esta opción supone la administración directa de las decisiones en la materia


disciplinaria, lo que no puede extrañar en razón a que, como venimos indicando, la
opción central de la LD es la considerar el ejercicio de la potestad sancionadora como
una facultad delegada. Siendo esto así parece razonable que no todo el ejercicio de la
potestad disciplinaria se mantenga en sede federativa, sino que el titular de la
competencia tenga competencia plena, en este caso, en fase de recurso. Este recurso
ante el TAD es, en todo caso, una segunda instancia tras agotar con una o dos
actuaciones (comité de competición y, eventualmente, de apelación) en la primera
instancia.
Sobre el procedimiento de tramitación y resolución por el TAD de los
expedientes disciplinarios, se establece en el RD 53/2014 que se ajustará a lo dispuesto
en la LPA. Y en todo caso, en los supuestos en que el procedimiento de tramitación y
resolución de los expedientes disciplinarios esté regulado en una normativa específica,
será de aplicación supletoria la LPA.
Las resoluciones del TAD serán públicas, respetando obviamente el derecho al
honor y la intimidad de las personas, con observancia de la adecuada protección de
datos de carácter personal, de acuerdo con lo dispuesto en la LO 15/1999, de 13 de
diciembre, de Protección de Datos de Carácter personal. A tal efecto, se insertarán en la
sede electrónica del CSD, así como en la de la Agencia Española de Protección de la
Salud del Deportista (artículo 8 RD 53/2014).
Las resoluciones del TAD agotan la vía administrativa y se ejecutarán a través
de la correspondiente Federación deportiva o de la Agencia Española de Protección de
la Salud en el Deporte, cuando se trate de sanciones impuestas en materia de dopaje,
quienes serán las responsables de su estricto y efectivo cumplimiento. Asimismo, las
resoluciones del TAD relativas a recursos contra actos de las Ligas profesionales, de las
Agrupaciones de clubes de ámbito estatal o de cualesquiera otras entidades que se
sometan a la competencia del TAD, siempre que tales actos hayan sido dictados con
ocasión de sus específicos regímenes disciplinarios, serán ejecutados por la Liga,
Agrupaciones de Clubes o entidad correspondiente que será responsable de su estricto y
efectivo cumplimiento.
24

Se establece que las resoluciones del TAD no puede ser objeto de recurso de
reposición, y sí podrán ser objeto de recurso ante el orden jurisdiccional contencioso-
administrativo, de acuerdo con lo previsto en la Ley 29/1998, de 13 de julio, reguladora
de la Jurisdicción Contencioso-administrativa.
Las medidas cautelares. La suspensión de la sanción

De acuerdo con lo dispuesto en el artículo 81 LD, la suspensión de las sanciones


como medida cautelar está prevista en el artículo 30 RDD, estableciéndose que “a
petición fundada y expresa del interesado, los órganos disciplinarios deportivos podrán
suspender razonadamente la ejecución de las sanciones impuestas mediante el
procedimiento ordinario, sin que la mera interposición de las reclamaciones o recursos
que contra las mismas correspondan, paralicen o suspendan su ejecución” (apartado 1),
y que “en su caso, para el otorgamiento de la suspensión de la ejecutividad de los actos
recurridos se valorará si el cumplimiento de la sanción puede producir perjuicios de
difícil o imposible reparación”

Correspondiendo el otorgamiento o no de la suspensión a los órganos


disciplinarios y de forma razonada, tenemos que el CEDD tenía establecida una
constante doctrina expresada en numerosísimas resoluciones, señalando que “según
doctrina reiterada por este Comité, para que prosperen las peticiones de suspensión
cautelar de la ejecución de las sanciones impuestas por las resoluciones disciplinarias
deportivas objeto de impugnación, deben concurrir los siguientes requisitos:

- petición expresa simultánea o posterior a la interposición del recurso.


- garantía de eventual cumplimiento de la sanción, en el caso de que posteriormente
sea confirmada.
- posibilidad de producción de daños de difícil o imposible reparación, si no se
concediera la suspensión solicitada.
- fundamentación en un aparente buen derecho (“fumus boni iuris”)”.

También establece el artículo 30 RDD que “para las sanciones impuestas


mediante el procedimiento extraordinario, o para categorías de ellas, los estatutos o
reglamentos de la organización deportiva podrán prever, bien la suspensión potestativa
de la sanción, a petición fundada de parte, bien la suspensión automática por la mera
interposición del correspondiente recurso. De no existir previsión expresa, se entenderá
que la suspensión de las sanciones tiene carácter potestativo” (apartado 2), y que “de
igual forma, para las sanciones consistentes en la clausura del recinto deportivo, los
estatutos o reglamentos de la organización deportiva podrán prever, bien la suspensión
facultativa de la sanción, a petición fundada de parte, bien la suspensión automática por
la mera interposición del correspondiente recurso. De no existir previsión expresa se
entenderá que la suspensión de estas sanciones tiene carácter automático” (apartado 3).

Sin embargo, estos apartados 2 y 3 del artículo 30 RDD trascritos, se vieron


afectados por la modificación que del artículo 81 LD llevó a cabo la Ley 53/2002, de 30
de diciembre, de Medidas fiscales, administrativas, otorgando al precepto el siguiente
tenor literal: “las sanciones impuestas a través del correspondiente expediente
disciplinario serán inmediatamente ejecutivas sin que las reclamaciones y recursos que
procedan contra las mismas paralicen o suspendan la ejecución, todo ello sin perjuicio
de las facultades que corresponden a los órganos disciplinarios de las distintas
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instancias de adoptar, a instancia de parte, las medidas cautelares que estime oportunas
para el aseguramiento de las resoluciones que, en su día, se adopte”.

Así, se impide la remisión a los reglamentos y estatutos de las federaciones


deportivas para que allí se puedan establece mecanismos de suspensión directa de las
sanciones que puedan imponerse.

9. Un apunte sobre la regulación de la disciplina deportiva en el Proyecto de


Ley del Deporte.

Actualmente se encuentra en tramitación un Proyecto de Ley del Deporte (PLD) que


con toda probabilidad sustituirá la actual Ley 10/1990, de 15 de octubre, del Deporte.
En cumplimiento de lo dispuesto en el artículo 97 del Reglamento de la Cámara, el
texto ha sido publicado en el Boletín Oficial de las Cortes Generales de 31 de octubre de
2022, junto con el informe emitido por la Ponencia sobre el PLD. En el presente
epígrafe esbozaremos a grandes rasgos las notas más características del nuevo sistema
disciplinario deportivo previsto en el PLD.

El artículo 46 PLD sigue considerando el ejercicio de la potestad disciplinaria como


una función pública de carácter administrativo, que se ejercerá en los términos en la Ley
y en sus disposiciones de desarrollo. Si bien la novedad radica en que solo tendrán la
consideración de actos dictados en ejercicio de funciones públicas los relativos a
infracciones de las reglas del juego o competición previstas en la normativa interna de la
correspondiente federación deportiva española cuya sanción suponga la privación,
revocación o suspensión definitiva de todos los derechos inherentes a la licencia, y serán
susceptibles de recurso en los términos previstos en el capítulo II del título V de la Ley
39/2015, de 1 de octubre, del Procedimiento Administrativo Común de las
Administraciones Públicas. Estos actos serán revisables en vía de recurso por el
Tribunal Administrativo del Deporte.

Para el resto de las cuestiones que no estén integradas en el artículo anterior, el


artículo 47 del PLD prevé que las Federaciones deportivas españolas ejercerán su
potestad disciplinaria, esta vez de carácter privado. A tales efectos, se entiende por
régimen disciplinario el establecido, en su caso, por las federaciones deportivas
españolas en sus propios estatutos y reglamentos y referido a la infracción de las reglas
de juego o competición, su aplicación y la organización de las competiciones. Siendo
infracciones de las reglas del juego o competición, a los efectos de esta ley y de la
delimitación del régimen disciplinario, las acciones u omisiones que, durante el curso
del juego o competición, vulneren, impidan o perturben su normal desarrollo. A estas
infracciones les serán de aplicación los principios de tipicidad, responsabilidad,
proporcionalidad, audiencia y demás elementos que conforman los principios generales
del Derecho sancionador. Las actas reglamentarias firmadas por jueces o árbitros son un
medio de prueba necesario de las infracciones a las reglas deportivas y gozan de
presunción de veracidad, con excepción de aquellos deportes que específicamente no las
requieran, y sin perjuicio de los medios de prueba en contrario que puedan aportar las
personas interesadas. Las federaciones deportivas deberán aprobar un reglamento
disciplinario que contenga el conjunto de infracciones, clasificadas por su gravedad y
sus consecuencias jurídicas en el ámbito deportivo, así como el sistema de reclamación
o de recurso contra las mismas.
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Este Proyecto ha sido aprobado el 3 de noviembre de 2022 por el Congreso de los


Diputados como Ley ordinaria, y de ahí pasa al Senado donde continuará su tramitación
parlamentaria.

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