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Ocio y Recreación Deportiva: Gestión Pública.


Curso 2022/2023.

TEMA 12 – PARTE SEGUNDA


EL DOPAJE EN EL DEPORTE.

4.ASPECTOS GENERALES DEL MODELO ESPAÑOL DE LUCHA CONTRA


EL DOPAJE.

4.1. Antecedentes normativos: de la ley del deporte de 1980 a la Ley Orgánica


contra el dopaje de 2006.

El artículo 23.9 de la ya derogada Ley 13/1980, de 31 de marzo, General de La Cultura


Física y el Deporte mencionaba que corresponde al Consejo Superior de Deportes (CSD)
"colaborar con las Federaciones en el control de prácticas ilegales en el rendimiento de los
deportistas". Ello no tuvo como consecuencia la inclusión de tales conductas en el
Reglamento disciplinario que aprobó el RD de 1984; hubo que esperar al RD 286/1989, de
17 de marzo, que modificó el de 1984, incluyendo las infracciones y sanciones en materia
de dopaje.

España, que hasta ese momento no contó con norma alguna que reprimiera directamente el
dopaje, con la Ley 10/1990, de 15 de octubre, del deporte (LD) se coloca en plena sintonía
tanto con los compromisos internacionales asumidos hasta ese momento y ya referidos como
con las legislaciones europeas más avanzadas en estas cuestiones. La LD, dejando en manos
de las Federaciones deportivas la potestad disciplinaria para sancionar las conductas
relacionadas con el dopaje, disponía que el CSD, "de conformidad con lo dispuesto en los
Convenios internacionales suscritos por España, y teniendo en cuenta otros instrumentos de
este mismo ámbito, elaborará, a los efectos de esta ley, listas de sustancias y grupos
farmacológicos prohibidos, y determinará los métodos no reglamentarios, destinados a
aumentar artificialmente las capacidades físicas de los deportistas o a modificar los
resultados de las competiciones" (artículo 56.1), lo que se vino realizando y se realiza
mediante Resolución del Presidente del CSD, que se publica –usualmente con carácter
anual- en el Boletín Oficial del Estado (BOE).

También se creó, bajo la dependencia e integrado en la estructura organizativa del CSD, la


Comisión Nacional Antidopaje, como órgano de participación de los sectores implicados en
la lucha contra el dopaje, y sin ser un órgano que pueda actuar directamente, contaba con
importantes funciones en orden a la prevención y control del dopaje. Según el artículo 57.2
LD eran, entre otras, las siguientes: a) Divulgar información relativa al uso de sustancias y
grupos farmacológicos prohibidos, métodos no reglamentarios y sus modalidades de control,
realizar informes y estudios sobre sus causas y efectos y promover e impulsar acciones de
prevención; b) Determinar la lista de competiciones deportivas oficiales de ámbito estatal
en las que será obligatorio el control; c) Elaborar los protocolos y las reglas para la
realización de dichos controles, en competición o fuera de ella, y d) Participar en la
elaboración del reglamento sancionador, instar de las Federaciones deportivas la apertura de
los expedientes disciplinarios y, en su caso, recurrir ante el Comité Español de Disciplina
Deportiva las decisiones de aquéllas.

La composición y funcionamiento de la Comisión Nacional Antidopaje se estableció con la


aprobación del RD 1313/1997, de 1 de agosto, y hay que advertir que a partir de ahí
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comenzaron a proliferar Comisiones Antidopaje en las distintas Federaciones deportivas


españolas.

Se establecía también en el artículo 58 LD la obligación de todos los deportistas con licencia


en vigor que participen en competiciones oficiales, de someterse a control antidopaje en
competición o fuera de ella, debiendo las Federaciones procurar los medios precisos para la
realización de tales controles. Estos controles deberán realizarse, para la competición
nacional, en laboratorios estatales u homologados por el Estado, con arreglo a las normas
generales que establece la prolija Orden de 11 de enero de 1996, existiendo en España dos
laboratorios de control internacionalmente acreditados:

-el del CSD, que inició sus actividades en 1969.


-el Laboratorio Antidopaje de Barcelona, fue creado con ocasión de los Juegos Olímpicos
de 1992 y funciona desde 1985, año de su acreditación por el COI. Hoy depende del
Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM).

Asimismo, siguiendo la estela del RD de 1992 sobre disciplina deportiva, vio la luz también
el RD 255/1996, de 16 de febrero, por el que se establece el régimen de infracciones y
sanciones para la represión del dopaje.

Descrito a grandes rasgos el régimen que establecía en los preceptos de la LD y sus normas
de desarrollo, hay que reconocer que a finales de los 90 se produjeron determinados
escándalos relacionados con el dopaje junto con la emergencia de la AMA y nuevos
compromisos internacionales. Todos ellos fueron acontecimientos que justificaron y
propiciaron, con el cambio de responsables en el deporte tras las elecciones de 2004, que se
abordara una reforma en profundidad del sistema español de represión y lucha contra el
dopaje, abundando además en la protección de la salud del deportista, lo que se concretó en
la aprobación de la Ley Orgánica 7/2006, de 21 de noviembre, de Protección de la Salud
y de Lucha contra el Dopaje en el Deporte.

Sobre la misma podemos señalar en primer término que es una consecuencia directa del
Plan de lucha contra el Dopaje en el Deporte, aprobado por el Consejo de Ministros el
11 de febrero de 2005. Este Plan contemplaba 59 medidas concretas, muchas de ellas ya
en marcha en el momento de su aprobación, y que se proyectan en los ámbitos de la
prevención, el control y la sanción del dopaje en el deporte.

Como principales novedades que incorpora la LO 7/2006 tenemos muy resumidamente


las siguientes:

- Reforma del Código Penal (CP), que se modifica introduciendo un nuevo


artículo 361Bis., con el siguiente contenido:

“1. Los que, sin justificación terapéutica, prescriban, proporcionen, dispensen, suministren,
administren, ofrezcan o faciliten a deportistas federados no competitivos, deportistas no
federados que practiquen el deporte por recreo, o deportistas que participen en
competiciones organizadas en España por entidades deportivas, sustancias o grupos
farmacológicos prohibidos, así como métodos no reglamentarios, destinados a aumentar sus
capacidades físicas o a modificar los resultados de las competiciones, que por su contenido,
reiteración de la ingesta u otras circunstancias concurrentes, pongan en peligro la vida o la
salud de los mismos, serán castigados con las penas de prisión de seis meses a dos años,
multa de seis a dieciocho meses e inhabilitación especial para empleo o cargo público,
profesión u oficio, de dos a cinco años.
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2. Se impondrán las penas previstas en el apartado anterior en su mitad superior cuando el


delito se perpetre concurriendo alguna de las circunstancias siguientes:
1.ª Que la víctima sea menor de edad.
2.ª Que se haya empleado engaño o intimidación.
3.ª Que el responsable se haya prevalido de una relación de superioridad laboral o
profesional”.

- Puesta en marcha de la Agencia Estatal Antidopaje;


- Comisión de Seguimiento y Control de la Salud y el Dopaje dentro de la
estructura del CSD, integrada por dos subcomisiones, sustituyendo a la
Comisión Nacional Antidopaje;
- Extracción de muestras sanguíneas en la realización de controles de dopaje;
- Localización y realización de controles por sorpresa fuera de la competición,
incorporando una serie de límites horarios y de procedimiento, que preservan
el derecho al descanso, a la intimidad y a la dignidad de los deportistas
profesionales;
- Control, inspección y posible decomiso de sustancias prohibidas en botiquines
de los equipos médicos que intervienen en competiciones deportivas;
- Acortar plazos, evitar dilaciones en la resolución de expedientes
sancionadores por dopaje e introducir una fórmula arbitral de resolución de
expediente, que desincentive el sistemático recurso a la justicia ordinaria en
caso de expedientes sancionadores por haber dado positivo en controles de
dopaje;
- Regular las sanciones por venta ilegal de suplementos nutricionales que
contengan sustancias prohibidas en el deporte y peligrosas para la salud;
- Tarjeta sanitaria del deportista y realización de controles de salud a los
deportistas españoles de alto nivel.
- Se modifica la LD en todo lo referente a la normativa relativa al dopaje, que
ha estado en vigor durante los últimos 15 años.

4.2. De la Ley Orgánica de 2013 a la situación actual.

No habiendo transcurrido seis años desde la entrada en vigor de la LO 7/2006, es un hecho


que la misma dejó de ser satisfactoria para nuestros responsables políticos, y los mismos
decidieron que resultaba oportuno más que reformarlas aprobar una nueva norma que la
derogara y sustituyera.

Y es que asumido por los Estados el compromiso de la adopción de las medidas precisas
para cumplir con los parámetros que se fijan en el CMA, no es de extrañar que estos
realicen cambios normativos a tal fin. Cambios que, dependiendo del Estado y de su
ordenamiento jurídico requerirán de la adopción de normas de distinto rango -en España,
Ley Orgánica (LO)-, y que habrán de venir acompasados a los cambios que vayan
realizándose en el señalado CMA, de modo que la versión del mismo adoptada en 2003
fue aquella a la que tuvo que adaptarse la LO 7/2006.

La LO 7/2006 fue derogada por la LO 3/2013, de 20 de junio, de protección de la salud


del deportista y lucha contra el dopaje en la actividad deportiva. Tanto una como otra, en
su exposición de motivos, vienen a justificar su propia existencia en la necesaria
adaptación al CMA, señalando la de 2013 que “… la última modificación del Código
Mundial Antidopaje tuvo lugar en enero de 2009 y, desde esa fecha, se habían revelado
ciertas incongruencias entre la normativa española y las nuevas disposiciones del Código.
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En consecuencia, además de por las razones antes expuestas, la obligada adaptación de la


normativa española al Código Mundial Antidopaje derivó en la necesidad de adoptar
medidas de carácter legislativo que paliaran esta situación …”. Necesidad de adaptación
urgente, por tanto, que viene a propiciar una nueva -y en algunos casos no tanto-
regulación por LOPS de la lucha contra el dopaje.

En resumidas cuentas, la aprobación precipitada de la LO 3/2013 hizo que esta estuviera


adaptada al CMA en su versión previa a la vigente de 2015, con lo que estaba claro que
a partir de la entrada en vigor del CMA el 1 de enero de ese año, íbamos a encontrarnos
con distorsiones o faltas de adaptación de las previsiones de nuestra legislación con el
CMA vigente.
Advertido lo anterior, que deberá forzar un cambio normativo en nuestro país, este vino
de la mano del Real Decreto-ley 3/2017, de 17 de febrero, por el que se modifica la Ley
Orgánica 3/2013, de 20 de junio, de protección de la salud del deportista y lucha contra
el dopaje en la actividad deportiva, y se adapta a las modificaciones introducidas por el
Código Mundial Antidopaje de 2015.
El régimen que se establece en la LO 3/2013 hay que reconocer que mantiene mucho de
lo ya establecido en la LO 7/2006. De hecho, no se modificó el delito de dopaje del
Código Penal, aunque ahora el mismo está contenido en el artículo 362 quinquies, tras la
Ley Orgánica 1/2015, de 30 de marzo, por la que se modificó el Código Penal
Sobre el objeto de la LO 3/2013, su artículo 1.1 establece que es “establecer un marco
general de prevención de la salud y de lucha contra el dopaje en el ámbito de la práctica
deportiva, en particular en el ámbito del deporte organizado o con licencia deportiva, en
consonancia con los compromisos internacionales asumidos por España, con el propósito
de establecer un entorno en el que predominen el juego limpio, la superación personal y
la realización saludable del deporte”.

5. LA 11/2021, DE 28 DE DICIEMBRE, DE LUCHA CONTRA EL DOPAJE EN


EL DEPORTE. LAS ORGANIZACIONES COMPETENTES EN ESPAÑA.

5.1. Consideraciones generales.

La 11/2021, de 28 de diciembre, de lucha contra el dopaje en el deporte (LOLCD) deroga


parcialmente como veremos la LO 3/2013 y puede afirmarse que va más allá de una mera
adaptación a lo que de novedoso aporta el CMA en su última versión.

Apuntado lo anterior, señala como “principales novedades” su exposición de motivos que


“Se culmina el proceso iniciado por el Real Decreto-ley 3/2017, de 17 de febrero,
conforme al cual las competencias en Deporte y Salud pasan al CSD, y dejan de atribuirse
al organismo encargado de la lucha contra el dopaje en el deporte. Como consecuencia
de lo anterior, se elimina de la denominación la referencia a la "Protección de la Salud en
el Deporte", y se actualiza el nombre del organismo, que pasa a ser "Agencia Estatal-
Comisión Española para la Lucha Antidopaje en el Deporte"…”, y que “La ley adopta
medidas que favorecen una acción inspectora, de conformidad con lo dispuesto por el
Código Mundial Antidopaje 2021, que incorpora por primera vez obligaciones sobre
programas y planes antidopaje al servicio de una acción efectiva frente al dopaje en el
deporte”.
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Esta Ley modifica sustancialmente el régimen previsto en la derogada LO 3/2013, puesto


que se ha pasado de considerar la lucha contra el dopaje como un elemento más para la
protección de la salud del deportista, a que la lucha contra el dopaje tenga una regulación
propia y diferenciada. Principalmente, como veremos, se modifica el régimen
sancionador.

De acuerdo con la exposición de motivos de la LOLCD “... Para lograr una mayor eficacia en la
eliminación de las prácticas de dopaje en el deporte competitivo, y facilitando con ello también
una mejor protección de la salud de los y las deportistas, se ha considerado conveniente introducir
cambios en el marco regulador de esta materia, procediendo fundamentalmente a deslindar las
competencias específicas en materia de lucha contra el dopaje de las m s generales relativas a la
protección de la salud y, en consecuencia, a encomendar y circunscribir el ejercicio de las primeras
a una entidad especializada en tales cometidos, la Agencia Estatal Comisión Española para la
Lucha Antidopaje en el Deporte...”.

El artículo 1 LOLCD se refiere al objeto de la ley, que es el de “establecer las normas


antidopaje en el ámbito de la práctica deportiva en consonancia con los compromisos
internacionales asumidos por España, con la finalidad de garantizar el desarrollo de las
competiciones deportivas en condiciones de igualdad y adaptación a las propias
capacidades naturales de los y las deportistas, evitando su adulteración mediante la
utilización de sustancias prohibidas o de métodos prohibidos, en los términos establecidos
en la normativa internacional y en la propia ley” (apartado 1).

Fuera de lo anterior, y desentendiéndose el legislador ahora de lo relativo a la protección


de la salud, se contiene en el mismo precepto una declaración que va mucho más de lo
que señala sobre el CMA la Convención contra el dopaje de París, pues establece que
“Las normas y definiciones de esta ley se interpretarán de acuerdo con las reglas y
criterios contenidos en el Código Mundial Antidopaje, en las normas y estándares
internacionales y en las normas técnicas que integran el Programa Mundial Antidopaje,
que a tal fin se publicarán en el «Boletín Oficial del Estado»” (apartado 2).

La “Definiciones” son las contenidas en el Anexos de la LOLCD, respecto del que la disposición
final quinta de la misma señala que “El anexo «Definiciones» de la presente ley, que reproduce el
previsto con la misma denominación en el Código Mundial Antidopaje, podrá ser modificado
mediante Orden de la persona titular del Ministerio de Cultura y Deporte en caso de modificación
del contenido del Código Mundial Antidopaje. Dicho anexo se integra en la presente ley a los
efectos previstos en el artículo 1.2 de la misma” (apartado 4).

En relación con el ámbito de la LOLCD, este alcanza a las competiciones deportivas


oficiales o autorizadas que se organicen en el marco de la Ley 10/1990, de 15 de octubre,
del deporte, quedando sujetos tanto los deportistas que estén o hayan estado en posesión
de licencia federativa estatal o autonómica homologada, aunque esté  suspendida, los
deportistas con licencia no española que participen o puedan participar en competiciones
oficiales o autorizadas en España o que se encuentren entrenando en territorio español, el
personal de apoyo al deportista así  como las entidades deportivas, clubes, equipos
deportivos, ligas profesionales, entidades organizadoras, públicas o privadas, de
competiciones oficiales o autorizadas y entidades responsables de instalaciones
deportivas y federaciones deportivas (artículo 3).

La LOLCD clasifica a los deportistas en tres categorías:

1) deportistas de nivel internacional, que son aquellos que hayan sido definidos como
tales por la respectiva federación internacional,
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2) deportistas de nivel nacional que son aquellos que no teniendo la condición de


deportista de nivel internacional haya tenido en los cinco años anteriores un vínculo con
el deporte profesional, según las condiciones que establece el prolijo artículo 4.3 LOLCD.

Estas condiciones son:


a) Participar o haber participado en competiciones oficiales de ámbito estatal, donde existan
contratos profesionales, tanto en deportes individuales como en deportes de equipo.
b) Obtener o haber obtenido ingresos asociados a la actividad deportiva desarrollada, ya sea por
contrato profesional o de patrocinio deportivo o en concepto de premios, becas, subvenciones o
cualquier otra forma de apoyo financiero otorgado directamente por cualquier federación o
asociación deportiva o por cualquier Administración Pública o entidad en la que participe una
Administración Pública o haber disfrutado de cualesquiera otras ventajas económicas o beneficios
fiscales relacionados con su práctica deportiva que pudiera obtener de aquellas.
c) Participar o haber participado en Juegos Olímpicos o Paralímpicos.
d) Participar o haber participado en un Campeonato Mundial o Continental de la máxima categoría
de un deporte y/o especialidad.
e) Participar o haber participado en la categoría absoluta de un deporte o una especialidad en el
Campeonato Nacional organizado por la correspondiente federación deportiva.
f) Estar o haber estado incluido en alguno de los Grupos Registrados de Control, determinado por
cualquier Organización Nacional Antidopaje o federación internacional.
g) Tener o haber tenido la consideración de deportista de alto nivel o de alto rendimiento, o cumplir
los criterios establecidos para tenerla, de acuerdo con las reglas y criterios establecidos por el
Consejo Superior de Deportes.
h) Haber participado como representante de un país en una competición deportiva internacional
en la categoría absoluta.
i) En los deportes individuales, estar o haber estado incluido entre los 50 primeros clasificados del
ranking o clasificación anual que elabore la correspondiente federación deportiva española, en la
categoría absoluta, para cada especialidad deportiva.
j) Haber tenido la condición de deportista de nivel internacional.

3) deportistas de nivel aficionado, que son aquellos que no es de nivel nacional ni


internacional.

También se incluye la categoría de “persona protegida”, que es incluye a los menores y a


otras personas carentes de capacidad de obrar, cuya protección abarca desde la
proporcionalidad de la sanción en función del grado de la falta, hasta un endurecimiento
del castigo para aquellos que participen en la comisión de las infracciones en materia de
dopaje

5.2. Las autoridades competentes. La Agencia Estatal Comisión Española para la


Lucha Antidopaje en el Deporte (CELAD)

Centrándonos en las autoridades competentes, tal y como apunta la exposición de motivos


de la LOLCD, en la norma “... se determina la organización administrativa para la lucha
contra el dopaje, desempeñando un papel esencial la Agencia Estatal Comisión Española
para la Lucha Antidopaje en el Deporte,...”. Eso sí, se contiene un precepto únicamente
referido a la entidad que asume las más trascendentes competencias en materia de lucha
contra el dopaje. Se trata del artículo 6, que se ocupa de las competencias de la Agencia
Estatal Comisión Española para la Lucha Antidopaje en el Deporte (CELAD)

Centrada la CELAD en la lucha contra el dopaje, la LOLCD deja en vigor las


disposiciones relativas a la protección de la salud contenidas en la LO 3/2013, y las
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obligaciones allí establecidas sobre ello pasan a ser responsabilidad del CSD, lo que ya
vino a realizar el RD-Ley 3/2017, recuperando el CSD el Centro de Medicina del Deporte.

La Agencia fue creada por la LO 7/2006 con el nombre de Agencia Estatal Antidopaje, cambiado
luego con la LO 3/2013 por el de Agencia Española de Protección de la Salud en el Deporte y,
ahora, con la LOLCD, despojada de toda competencia en materia de protección de la salud, pasa
a denominarse Agencia Estatal Comisión Española para la Lucha Antidopaje en el Deporte
(CELAD).

En cuanto a su naturaleza, la CELAD es -continúa siendo- una agencia estatal, esto es,
uno de los organismos públicos dependientes de la Administración general del Estado.
Se establece además que “La organización, funciones y procedimientos de actuación de
la Agencia Estatal Comisión Española para la Lucha Antidopaje en el Deporte se
determinarán en sus estatutos de conformidad con lo previsto en esta ley, ... En todo caso,
contará con un Comité Sancionador Antidopaje, con la naturaleza, composición y
funciones previstas en el capítulo III del título II de esta ley, y un Comité de
Autorizaciones de Uso Terapéutico, que ejercerá las competencias establecidas en el
artículo 17...” (artículo 6.2 LOLCD).

El Estatuto de la CELAD está contenido en el Real Decreto 908/2022, de 25 de octubre


(RDEC), donde se establece que esta está adscrita al Ministerio de Cultura y Deporte a
través del CSD. Sus órganos de gobierno son el Presidente y el Consejo Rector.

Con carácter general, el artículo 6.6 LOLCD señala que “Los miembros de los órganos
mencionados en el presente artículo y de los demás que puedan integrarse en el seno de
la comisión se designarán conforme a criterios de profesionalidad y amplio
reconocimiento en el mundo del deporte y de la lucha contra el dopaje, así como de
acuerdo con el principio de presencia equilibrada de mujeres y hombres, salvo razones
objetivamente fundadas y debidamente motivadas. Se entenderá por presencia
equilibrada el 50 % de mujeres y 50 % de hombres”.

El Presidente de la CELAD es el del CSD, que también preside el Consejo Rector, que
está compuesto por, además de su Presidente, los siguientes consejeros, que serán
nombrados por el titular del Ministerio de Cultura y Deporte:

a) Uno en representación de cada uno de los siguientes Ministerios: Cultura y


Deporte, Hacienda y Función Pública, Sanidad, Política Territorial, Ciencia e
Innovación y del Interior, todos ellos propuestos por sus respectivos Ministros y
que tendrán al menos rango de Subdirector General.
b) Uno en representación de las federaciones deportivas españolas, a propuesta
del Comité Olímpico Español.
c) Un representante consensuado a propuesta de las Comunidades Autónomas.
d) El Director de la CELAD.

El Director de la CELAD es el órgano ejecutivo de la CELAD y es nombrado por el


Consejo Rector, a propuesta de la persona titular de la Presidencia entre funcionarios de
carrera pertenecientes a cuerpos y escalas del subgrupo A1, con experiencia acreditada
en la gestión pública en el ámbito deportivo o en las áreas competenciales propias de la
CELAD.
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La estructura administrativa de la CELAD estará integrada por los siguientes


Departamentos:
- Políticas de Prevención del Dopaje en el Deporte,
- Control del Dopaje y
-Secretaría General.

Otros órganos son:


- La Comisión del Control, que estará integrada estará integrada por tres miembros del
Consejo Rector designados por dicho órgano, y cuyo principal cometido es el control
presupuestario y de gestión de la CELAD.
- La Comisión de Coordinación de Lucha contra el Dopaje. Prevista en el artículo 6.2
LOLCD, es el órgano de participación, coordinación y seguimiento de la CELAD en el
que estarán representados los deportistas así como los órganos y organismos competentes
de las comunidades autónomas en materia de lucha contra el dopaje en el deporte.
Presidida por el Director de la CELAD, está integrada por:
a) Cuatro vocales nombrados por la persona titular de la Presidencia,
consensuados por los consejeros competentes en materia de deporte de cada una
de las comunidades autónomas.
b) Dos vocales nombrados por la persona titular de la Presidencia a propuesta del
Comité Olímpico Español en representación de los y las deportistas.
c) Dos vocales nombrados por la persona titular de la Presidencia entre personas
con experiencia en los campos de la gestión de la actividad deportiva, la
investigación y educación en el ámbito de la lucha contra el dopaje o en la
investigación y persecución de ilícitos penales o/y administrativos relacionados
con la protección de la salud pública.

Se integran igualmente en la estructura orgánica de la Agencia Estatal el Comité de


Autorizaciones de Uso Terapéutico (CAUT), y el Comité Sancionador Antidopaje.

Una cuestión especialmente relevante es la relativa al Laboratorio de Control del Dopaje


de Madrid, que desde la aprobación de la LO 7/2006 pasó del CSD a estar integrado en
la estructura orgánica de la Agencia. Ello se ha cambiado para reforzar la independencia
del Laboratorio adscribiéndolo e integrándolo en el Instituto de Salud Carlos III, un
organismo público de investigación de la Administración General del Estado, tal y como
establece el RDEC

Sin entrar en más aspectos organizativos, en lo que se refiere a las funciones que asume
la CELAD es muy relevante la declaración contenida en la Disposición adicional primera
LOLCD, cuando establece que:

“A los efectos previstos en el Código Mundial Antidopaje y en la normativa


interna de la Agencia Mundial Antidopaje, la Agencia Estatal Comisión
Española para la Lucha Antidopaje en el Deporte tendrá la consideración de
Organización Nacional Antidopaje y ejercerá las competencias que le
correspondan en aquel ámbito”.

En el plano funcional, la CELAD “actúa con plena independencia funcional cuando


establece y ejecuta medidas de control del dopaje sobre los y las deportistas sujetos a la
presente ley, no pudiendo recibir órdenes o instrucciones de órgano o autoridad algunos
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en el ejercicio de sus funciones y, especialmente, en la instrucción y resolución de los


procedimientos sancionadores cuya competencia le esté atribuida” (artículo 6.3 LOLCD).
Y también, para la realización de sus funciones, “podrá formalizar convenios o conciertos
con cualesquiera entidades públicas o privadas, de conformidad con lo establecido en la
Ley 40/2015, de 1 de octubre, y en su caso, en la legislación de contratos del sector
público” (artículo 6.4 LOLCD).

También, al igual que la ordenación precedente, se prevé que “En su condición de


organismo especializado en la investigación, control y ejecución de la política contra el
dopaje en el deporte, la comisión se configura como el organismo público estatal de
asesoramiento y colaboración con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, la
policía judicial y los demás poderes públicos con competencias relacionadas con su
ámbito de actuación y, a requerimiento de éstos, con los jueces y tribunales”.

5.3. El concepto de control de dopaje y la regulación de la obligación de los


deportistas a someterse a controles de dopaje

El artículo 8 LOLCD impone que “Los y las deportistas sujetos a la presente ley tienen
la obligación de someterse a los controles de dopaje que, con arreglo a lo dispuesto en la
misma, determine la Agencia Estatal Comisión Española para la Lucha Antidopaje en el
Deporte” (CELAD).

En qué consisten los controles de dopaje lo venimos identificando, en términos muy


genéricos, con “el iter que se recorre desde que se toma una muestra fisiológica del
deportista –orina o sangre o aire espirado- hasta que un laboratorio autorizado emite el
resultado del análisis de la misma. Y todo ello, a los efectos de detectar la presencia o no
en el cuerpo del deportista de sustancias y métodos prohibidos en el deporte”. Cuáles
hayan de ser estas, de acuerdo con el CMA y el Convenio UNESCO, se ha de publicar
con arreglo a lo que establece el apartado 35 del Anexo de la LCDD por Resolución de
la Presidencia del CSD que se publicará en el BOE.

La lista de sustancias vigente a partir del 1 de enero de 2022 es previa a la entrada en


vigor de la LOLCD, y está en la Resolución de 25 de noviembre de 2021, de la Presidencia
del CSD, (BOE 4 diciembre 2021).

El artículo 9 LOLCD viene a ofrecer un concepto de control de dopaje ciertamente amplio


pues señala que “A los efectos de esta ley, se consideran controles de dopaje todos los
procesos y fases, desde la planificación de la distribución de los controles hasta la
resolución definitiva de los recursos, si los hubiere, y la imposición de las sanciones,
incluidos, a título meramente enunciativo, todos los procesos y fases intermedios, entre
ellos los controles, las investigaciones relativas a las localizaciones, las autorizaciones de
uso terapéutico, la recogida y gestión de las muestras, los análisis de laboratorio, la
substanciación y resolución del eventual procedimiento sancionador, los recursos y su
resolución y las investigaciones o procedimientos relativos a infracciones”.

De este modo, desde que se inicia toda actividad destinada a descubrir una infracción y
hasta que se resuelvan los recursos que puedan imponerse contra una eventual sanción,
estamos ante “controles de dopaje”, con arreglo al precepto. Y si acudimos al Anexo de
Definiciones de la misma LOLCD, vemos que ofrece un concepto de “Control” bastante
más restringido, pues señala que se entiende por tal “Parte del proceso global de control
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del dopaje que comprende la planificación de distribución de los controles, la recogida de


muestras, la manipulación de muestras y su envío al laboratorio” (apartado 17).

En resumidas cuentas, “Control de dopaje”, “proceso global de control del dopaje” y, sin
más, “control” son conceptos que se perfilan en la LCDD con poco rigor y que deben
manejarse interpretando las normas atendiendo a su sentido real. Y por eso entendemos
que control de dopaje y procedimiento sancionador son y deben ser dos cosas distintas y
que responden a filosofías diferentes. Mediante los controles, se instaura una medida
preventiva y mediante el procedimiento sancionador se retribuye negativamente una
infracción cual es el consumo de sustancias prohibidas o la negativa a someterse a tales
controles.

La tipología o clases de controles de dopaje es bien conocida, y viene en el artículo 10


LOLCD, cuando señala que “Los controles podrán desarrollarse durante la celebración
de la competición o fuera de competición” (apartado 1), y es este segundo supuesto,
“pueden realizarse por sorpresa o previa citación. En el primer supuesto, los y las
deportistas y demás personas sujetas a la presente ley quedan obligados a someterse al
control, y, en el segundo, quedan obligados a comparecer y someterse al mismo”
(apartado 2).

Sobre cómo hayan de desarrollarse los controles, quién los realiza materialmente, qué
información se facilita al deportista y con qué garantías, en qué momento pueden hacerse,
etc., son cuestiones todas ellas que se señalan en la LOLCD de un modo ciertamente
asistemático. Siendo esto así, llama la atención la remisión que hace el apartado 2 del
artículo 10 LOLCD a las normas aprobadas por la AMA, cuando señala que “El alcance
y la forma de realización de ambas modalidades de control se ajustarán a los protocolos
e instrucciones que a tal efecto estén previstos en el correspondiente Estándar
Internacional aprobado por la Agencia Mundial Antidopaje”.

El indicado Estándar Internacional es el denominado International Standard for Testing


and Investigations, vigente a partir del 1 de enero de 2021 y disponible en la página web
de la AMA en ingles y en francés.

Hay previsiones específicas en la LOLCD para los controles de dopaje a realizar en


competiciones internacionales que se celebren en España, de lo que se ocupa el artículo
11. Las reglas que se establecen consisten en lo siguiente:

a) En estos controles, la responsabilidad de la ordenación y realización de los mismos


corresponde al Comité Olímpico Internacional, a las federaciones deportivas o
instituciones internacionales que las organicen o a aquellas entidades en las que se
delegue la citada organización, a las que corresponde también el ejercicio de la potestad
disciplinaria.
b) La CELAD podrá realizar controles de dopaje en las competiciones internacionales
celebradas en España en las que la correspondiente federación internacional no haya
ordenado la realización de controles.
c) Las federaciones o instituciones internacionales que organicen competiciones
internacionales en España podrán suscribir acuerdos y convenios, asegurando la
financiación necesaria, con la CELAD para que sea esta última la que realice,
materialmente, los controles de dopaje en esas competiciones.
11

Como podemos observar, máximo respeto por parte de la autoridad nacional antidopaje
española a cuando dispongan las organizaciones deportivas internacionales, a las que se
muestra como leal colaboradora, pudiendo actuar en todo caso si aquellas no lo hacen.

En los controles de dopaje fuera de competición, sean por sorpresa o previa citación del
deportista, es presupuesto previo y necesario que el deportista esté localizado, lo que se
establece en el CMA y se ha venido estableciendo en similares términos tanto en la LO
6/2007 como en la LO 3/2013. Y también en el artículo 10.3 LOLCD, cuando señala en
su primer y segundo párrafo que:

“Para la realización y la mayor eficacia posible de los controles a que se refiere el


apartado 1, los y las deportistas, sus entrenadores federativos o personales, los
equipos y clubes y los directivos, deberán facilitar, en los términos que se
establezcan mediante Orden de la persona titular del Ministerio de Cultura y
Deporte los datos que permitan la localización habitual de los y las deportistas, de
forma que se puedan realizar materialmente los controles de dopaje.
Igualmente, mediante Orden de la persona titular del Ministerio de Cultura y
Deporte podrá concretarse dicha obligación, en función de las características de
la práctica deportiva y de la inclusión de los y las deportistas en los grupos
registrados de control de ámbito estatal o internacional”.

Y también, se establece en el apartado 4 del mismo artículo 10 que “Los y las deportistas,
en el momento en que se sometan a los controles de dopaje, indicarán los tratamientos
médicos a que estén sujetos, así como quienes son los responsables de los mismos y el
alcance de dichos tratamientos”, a lo que se añade que “Asimismo, el personal de apoyo
del deportista tiene la obligación de suministrar dicha información, salvo que éste negare
expresamente su autorización”.

Estar localizado, para el deportista, resulta esencial ya que el artículo 20 LOLCD


considera infracción en materia de dopaje “El incumplimiento de las obligaciones
relativas a la presentación de información sobre localización o disponibilidad del
deportista para realizar los controles en dicha localización...”. Y que “Se considerará que
existe infracción cuando el deportista haya faltado a las obligaciones en materia de
localización en tres ocasiones durante un plazo de doce meses. El plazo empezará a
computarse desde el día del primer incumplimiento que haya de tenerse en cuenta” (letra
m).

Más en concreto, el artículo 78 del RDCD establece que en el caso controles fuera de
competición, si el oficial de control del dopaje se presenta en la localización facilitada
por el deportista, y no le encuentra, esperará como mínimo en ese lugar hasta treinta
minutos adicionales, y caso de no personarse el deportista hará constar las circunstancias
en las que ha intentado el control.

5.4. El derecho al descanso del deportista y las condiciones de realización de los


controles.

Antes de entrar en las condiciones de realización de los controles que se establecen en la


LOLCD, la misma contiene una declaración de principios al señalar el artículo 15.2 que
“Los controles de dopaje se realizarán con pleno respeto a los derechos fundamentales de
la persona y a la protección de su intimidad y datos personales”, y que “Asimismo, se
12

ajustarán al principio de mínima intervención, con observancia del principio de


proporcionalidad”.

La concreción de tales principios en trámites concretos ya es otra cosa. Muestra de ello


es que dentro de las “condiciones de realización de los controles” el artículo 15 LOLCD,
así rubricado, se ocupa más bien de las consecuencias que tiene para el deportista no
someterse al control. Su contenido podemos sistematizarlo del modo siguiente:

a) Sobre la información que se debe proporcionar al deportista. Se establece que los


deportistas “serán informados en el momento de recibir la notificación del control y, en
su caso, al iniciarse la recogida de la muestra, de los derechos y obligaciones que les
asisten en relación con el citado control, de los trámites esenciales del procedimiento y
de sus principales consecuencias, del tratamiento y cesión de los datos previstos en la
presente ley, así como de la posibilidad de ejercitar los derechos de acceso, rectificación,
supresión y oposición, establecidos en el Reglamento (UE) 2016/679, del Parlamento
Europeo y del Consejo, de 27 de abril de 2016, relativo a la protección de las personas
físicas en lo que respecta al tratamiento de datos personales y a la libre circulación de
estos datos y por el que se deroga la Directiva 95/46/CE, y en la Ley Orgánica 3/2018, de
5 de diciembre, de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales”
(artículo 15.3).

A tal fin, se prevé que la CELAD “establecerá un modelo normalizado de información


para la recogida de las muestras en la realización de los controles de dopaje” (artículo
15.5).

b) sobre el relativo respeto al descanso nocturno. El respeto al descanso nocturno de


los deportistas, desde que se estableció en la LO 7/2006, hay que reconocer que se ha ido
relativizando cada vez más. Primero con la LO 2/2013 y ahora con la vigente LCDD, que
comienza señalando en el artículo 15.1 que “dentro de la franja horaria comprendida entre
las 23:00 y las 06:00 horas no se procederá a la realización de controles de dopaje fuera
de competición”, con dos salvedades. La primera, lógica, cuando “el deportista, en
cumplimiento de la obligación prevista en el artículo 10.3 de esta ley fijare su localización
en un horario comprendido en aquella franja horaria”.

La segunda salvedad consiste en que “No obstante, en casos debidamente justificados, y


de acuerdo con el principio de proporcionalidad, será posible su realización (la del control
de dopaje) siempre que en el momento de llevarlo a cabo se informe al deportista de las
razones que justifican la no observancia de la limitación horaria establecida en el párrafo
anterior”.

c) y sobre las consecuencias de no someterse al control de dopaje. El mismo artículo


15.4 LOLCD contiene en sus distintos párrafos previsiones más propias de los preceptos
en los que se establece el régimen disciplinario o sancionador, pues se señala que “A los
efectos de los procedimientos disciplinarios en materia de dopaje, la negativa sin
justificación válida a someterse a los controles, una vez documentada, constituirá prueba
suficiente a los efectos de exigir la responsabilidad disciplinaria del deportista”. A partir
de ahí se distingue que:
13

- “No serán justificaciones válidas para negarse al control de dopaje las circunstancias de
tiempo o lugar o de cualquier otra naturaleza que hayan sido buscadas o decididas
intencionadamente por el deportista”, y, por el contrario

- Sí “Se considera justificación válida la imposibilidad de acudir al control de dopaje


como consecuencia acreditada de lesión que impida objetivamente someterse al mismo,
o cuando la realización del control ponga en grave riesgo la salud del deportista”.

Para acreditar la negativa sin justificación válida, basta el documento que realice al
respecto el personal habilitado para el control, que “será suficiente para iniciar el
correspondiente procedimiento disciplinario, sin perjuicio del derecho de defensa del
interesado”.

5.5. Los laboratorios de control y la comunicación de resultados. El contraanálisis

Una vez llega la muestra a los laboratorios de control, estos procederán a la realización
del correspondiente análisis. Ya vimos que con arreglo al artículo 12.1 LOLCD “los
análisis destinados a la detección de sustancias y métodos prohibidos en los y las
deportistas se realizarán en cualquiera de los laboratorios acreditados o aprobados por la
Agencia Mundial Antidopaje”.

Ya hicimos referencia a los dos laboratorios existentes en España, que están acreditados
por la AMA.

Dado que se recogen dos muestras la “A” y la “B” en cada control, si el resultado analítico
de la “A” es adverso, tiene el deportista derecho a que se analice la muestra “B”, lo que
se denomina “contraanálisis”. De ahí que reputemos como “definitivo” el resultado
analítico que resulte de analizar las dos muestras, si se solicita por el deportista el análisis
de la “B”, o bien se está ante un “resultado anómalo”, lo que con arreglo al Anexo de
Definiciones de la LOLCD resulta ser un “Informe emitido por un laboratorio acreditado
o aprobado por la Agencia Mundial Antidopaje que requiere una investigación más
detallada según la Norma Internacional para Laboratorios de la Agencia Mundial
Antidopaje o los documentos técnicos relacionados antes de decidir sobre la existencia
de un Resultado Analítico Adverso” (apartado 59).

En el mismo Anexo (apartado 59) se define el resultado analítico adverso: “Un informe
por parte de un laboratorio acreditado o aprobado por la Agencia Mundial Antidopaje
que, de conformidad con la Norma Internacional para Laboratorios identifique en una
muestra la presencia de una sustancia prohibida o de sus metabolitos o marcadores o
evidencias del uso de un método prohibido”. Definición ésta en la que podemos observar
que la acreditación del Laboratorio que realiza los análisis por la AMA forma incluso
parte del concepto de “resultado analítico adverso”.

5.6. Las autorizaciones de uso terapéutico.

Nos ocupamos ahora de las denominadas “autorizaciones de uso terapéutico” (AUT),


cuyo efecto es permitir que un determinado deportista pueda consumir sustancias
prohibidas sin incurrir en responsabilidad disciplinaria. La razón de la autorización está
en que tal consumo viene justificado por razones médicas, lo que requerirá de las
correspondientes cautelas en forma de autorización expresa y previa.
14

La regulación vigente está en el artículo 17 LOLCD, y este es su tenor literal:

“1. Los y las deportistas pueden solicitar una autorización de uso terapéutico al
Comité de Autorizaciones de Uso Terapéutico, adscrito a la Agencia Estatal
Comisión Española para la Lucha Antidopaje en el Deporte, que aplicará los
criterios de evaluación contenidos en el anexo II de la Convención internacional
contra el dopaje en el deporte y en las normas para la concesión de autorizaciones
de uso terapéutico adoptadas por la Agencia Mundial Antidopaje. El
procedimiento de solicitud de las autorizaciones de uso terapéutico figura
establecido en el referido anexo II.
2. Las autorizaciones de uso terapéutico que se otorguen conforme a esta ley y
las disposiciones que la desarrollen, surtirán efecto desde la fecha de su concesión
y por el periodo de tiempo que en ellas se establezca.
3. El transcurso del plazo de un mes desde que la solicitud de la autorización
haya tenido entrada en el órgano competente para su concesión sin que se haya
notificado la resolución expresa determinará que la misma se considere denegada,
a los exclusivos efectos de poder recurrir ante el Comité Sancionador Antidopaje.
4. En el supuesto de deportistas de nivel internacional, corresponderá a la
federación internacional la concesión de la autorización de uso terapéutico,
conforme a su propia normativa. El otorgamiento de la autorización, una vez
firme, tendrá pleno valor en las competiciones y actividades deportivas estatales.
5. Si el deportista que dispone de una autorización de uso terapéutico adquiere
de manera sobrevenida la condición de deportista de nivel internacional, deberá
comunicar inmediatamente a la federación internacional correspondiente la
posesión de esa autorización de uso terapéutico. Si la federación internacional
considera que dicha autorización de uso terapéutico no es válida, el deportista o
la Agencia Estatal Comisión Española para la Lucha Antidopaje en el Deporte
podrán recurrir ante la Agencia Mundial Antidopaje en los términos previstos por
su propia normativa.
Mientras no haya transcurrido el plazo para recurrir o, de haberse recurrido la
decisión ante la Agencia Mundial Antidopaje, en tanto ésta no resuelva el recurso,
la autorización de uso terapéutico conservará su validez y eficacia a los efectos en
el ámbito estatal, tanto en competición, como fuera de competición.
La decisión de la Agencia Mundial Antidopaje deberá ser asumida mediante
resolución expresa del Director de la Agencia Estatal Comisión Española para la
Lucha Antidopaje en el Deporte, sin perjuicio del derecho del deportista a
recurrirla de acuerdo con lo dispuesto en el Código Mundial Antidopaje.
En el supuesto de que la decisión de la federación internacional no se recurra ante
la Agencia Mundial Antidopaje, y siempre que el deportista hubiera perdido la
condición de deportista de nivel internacional, la Agencia Estatal Comisión
Española para la Lucha Antidopaje en el Deporte resolverá sobre la validez de la
autorización de uso terapéutico que hubiera otorgado, si bien con efectos
exclusivamente en el ámbito estatal.
6. Los órganos disciplinarios deportivos no podrán considerar válidas las
autorizaciones de uso terapéutico que no se encuentren debidamente registradas
en la Agencia Estatal Comisión Española para la Lucha Antidopaje en el Deporte
o de las que no tenga constancia suficiente a través de la Agencia Mundial
Antidopaje”.
15

Esta previsión hay que ponerla en relación con los preceptos relativos al régimen
sancionador que bien aseguran la exención de responsabilidad si se tiene una AUT, bien
retribuye negativamente los incumplimientos relativos al régimen de las mismas. Así, el
artículo 26.2 LOLCD señala que “Se considerarán circunstancias eximentes de la
responsabilidad disciplinaria: ... b) Que se haya obtenido una autorización de uso
terapéutico, alcanzando la eximente únicamente a las sustancias o métodos prohibidos
que se contengan en la autorización”.

Y junto a lo anterior, se establece que “Los y las deportistas responderán por el


incumplimiento de las obligaciones impuestas por las autorizaciones de uso terapéutico
o del incumplimiento de la obligación de solicitarlas...” (artículo 19 LOLCD).

Ostentar una AUT, en definitiva, se considera una circunstancia eximente de la


responsabilidad en materia de dopaje, tal y como establece el ya indicado artículo 26.2
LCDD.

Las solicitudes de AUT se establece que serán resueltas por el Comité de Autorizaciones
de Uso Terapéutico, integrado en la CELAD, y que actuará con plena autonomía
funcional en el desempeño de sus atribuciones.

5.6. Reglas particulares sobre la titularidad y conservación de las muestras y su


análisis.

El tiempo para la realización del análisis de las muestras obtenidas en los controles de
dopaje ha venido cobrando importancia desde que el tiempo de prescripción de las
infracciones por dopaje se ha venido incrementado hasta alcanzar los diez años, que es el
que establece la LOLCD y también el CMA como ya sabemos.

El artículo 18 LOLCD, que rubricado “Titularidad y conservación de las muestras y


análisis de las mismas”, viene a imponer la cesión de las muestras por parte del deportista
a la organización antidopaje que le haga un control, sea esta la que sea. Una cesión
obligatoria de muestras tanto para detectar sustancias prohibidas como para elaborar un
perfil biológico del deportista, con la particularidad de que tal autoridad puede conservar
las muestras durante diez años desde que se hayan recogido.

Este es el tenor literal del apartado 1 del artículo 18 LCDD:


“Las muestras obtenidas en los controles de dopaje serán cedidas por el deportista
a la autoridad antidopaje que las tome durante un periodo de diez años desde su
recogida y podrán ser objeto de análisis inmediatamente después de su recogida
o en cualquier momento posterior, bien a instancia de la autoridad de dopaje que
las tomo, bien a instancia de la Agencia Mundial Antidopaje o de otra
autoridad antidopaje que lo solicitara si acreditase justa causa, con el fin de
detectar la sustancia y métodos prohibidos o para elaborar un perfil de los
parámetros biológicos del deportista.
Las muestras cedidas podrán ser almacenadas con las debidas garantías de
conservación a los fines previstos en el párrafo anterior durante el plazo de diez
años contados desde la recogida”.

Dado lo anterior, ¿cuándo se pueden destruir o desechar las muestras?. Parece que nunca
ya que lo importante no es eso sino desvincular la muestra del deportista, lo que sucederá
16

bien cuando pasen diez años o si se sanciona al deportista. Eso es lo que señala el tercer
párrafo del artículo 18.1 LCDD cuando indica que “Una vez cumplido el plazo de
prescripción de las infracciones previsto en el artículo 33 de esta ley, o cuando hubiera
recaído resolución firme en el correspondiente procedimiento sancionador o en la causa
penal, los laboratorios de control del dopaje u otros laboratorios no podrán mantener
muestras vinculadas a una persona identificable”.

¿Y cuantas veces se pueden analizar las muestras?. Pues cuantas sean necesarias hasta
que se pueda imputar al deportista una infracción por dopaje. El apartado 4 del artículo
18 LCDD es claro al indicar en su primer párrafo que “Los laboratorios acreditados
podrán analizar las muestras en tantas ocasiones como sea necesario antes de proceder a
comunicar al deportista los resultados que sirvan de base para imputarle la comisión de
una infracción de dopaje, dejando constancia en todo caso del resultado de cada uno de
los análisis”.

Adicionalmente, se prevé que, sólo en el caso en que se pueda imputar una infracción y
si el deportista lo solicita tras la comunicación de la imputación, se pueda hacer otro
análisis.

¿Y quién analizará las muestras? Es claro que en todo caso un laboratorio acreditado por
la AMA, sin perjuicio de la que CELAD pueda ceder las muestras tanto a la AMA como
la autoridad antidopaje de otro país. Siempre que se lo pida, claro.

5.7. El Régimen sancionador.

a) Consideraciones generales.

La mayor parte de las novedades que se contienen en la regulación que incorpora la


LOLCD están en el régimen disciplinario-sancionador, que en su configuración final
incorpora muchas peculiaridades respecto del régimen disciplinario-deportivo general.

Ya constituyó toda una novedad con la aprobación de la LO 3/2013 el completo


desapoderamiento de las Federaciones deportivas tanto en la completa responsabilidad
respecto de la realización de controles de dopaje como respecto del ejercicio de la
potestad disciplinaria en materia de dopaje en España, que pasa a ser competencia
exclusiva de la Agencia. Esta es una diferencia sustancial respecto de la legalidad anterior
establecida por la LO 7/2006, donde la competencia disciplinaria era inicialmente
federativa, pudiendo pasar a la Comisión de Control y Seguimiento de la Salud y el
Dopaje (CCSSD), un órgano del CSD, si el órgano disciplinario federativo no actuaba en
un tiempo determinado.

También, en vía de recurso, en la LO 3/2013 se instauraba un procedimiento especial ante


el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD), y se acababa con un procedimiento
arbitral que estaba hasta la fecha instaurado en materia de recursos contra infracciones
por dopaje.

En resumidas cuentas, y en el plano interno, si con la LO 3/2013 asistimos a una


administrativización completa de la potestad disciplinaria en materia de dopaje, que deja
de tener aquí el carácter de función pública delega en las Federaciones deportivas
españolas siendo asumida por la Agencia, con la LOLCD hay que reconocer que se da
17

una vuelta de turca más en el protagonismo de la Administración encarnada ahora en la


CELAD, pues la potestad sancionadora la ejercerá ahora un órgano de la misma, el
Comité Sancionador Antidopaje, cuya resoluciones ya no son recurribles ante el TAD,
sino directamente ante la jurisdicción contencioso-administrativa, sin perjuicio de la
interposición potestativa de un recurso de reposición.

b) Las infracciones por dopaje.

La responsabilidad del deportista y de las demás personas y entidades sujetas a la


LOLCD, se señala en el artículo 19, donde se comienza indicando que los indicados
deportistas “deberán mantener una conducta activa de lucha contra el dopaje y la
utilización de métodos prohibidos en el deporte y habrán de asegurarse de que ninguna
sustancia prohibida se introduzca en su organismo y de que no utilizan ningún método
prohibido, siendo responsables cuando se produzca la detección de la presencia de la
sustancia prohibida o de sus metabolitos o marcadores por sí sola o en cantidad superior
a los límites establecidos por la Agencia Mundial Antidopaje en las Normas
Internacionales para Laboratorios y en los documentos técnicos de desarrollo, o del uso
de un método prohibido en los términos establecidos en esta ley” (apartado 1).

A partir de esa declaración general, se hace referencia expresa a la responsabilidad por el


incumplimiento de las obligaciones de localización (artículo 19.2) y respecto de las
relativas a las AUT (artículo 19.3).

Se presta atención, además, a los que se definen como Persona Protegida en el Anexo de
Definiciones de la LOLCD, que “Deportista u otra persona física (i) que en el momento
de la infracción de las normas antidopaje no ha alcanzado la edad de dieciséis años; (ii)
que en el momento de la infracción de las normas antidopaje no ha alcanzado la edad de
dieciocho años y no está incluido en ningún grupo de seguimiento ni ha competido nunca
en un evento internacional en categoría abierta (open); (iii) carente de capacidad jurídica
o de obrar por razones distintas a la edad” (apartado 51).

El régimen de infracciones se contiene en el artículo 20 LCDD, donde se ofrece una


relación de las mismas sin, por cierto, seguir lo que la LRJSP en sy artículo 27.1 establece
respecto de la obligación de graduar las infracciones en muy graves, graves y leves. Nada
de eso hace la LCDD.

Así, el artículo 2 LOLCD, que contiene la definición de dopaje, en realidad se limita a


señalar que “se entiende por dopaje la comisión de una o varias de las infracciones
previstas en el artículo 20” de la misma, lo que nos permite identificar el siguiente
régimen atendiendo al contenido textual del indicado precepto:

“a) La presencia de una sustancia prohibida, o de sus metabolitos o marcadores,


en las muestras biológicas del deportista.

b) La utilización, uso o consumo de sustancias o métodos prohibidos en el


deporte.

c) La evitación, rechazo o incumplimiento, por acción u omisión sin


justificación válida, de la obligación de someterse a los controles de dopaje tras la
comunicación válidamente efectuada de esta obligación, por cualquier medio
18

acreditado o del que quede acreditación, siempre que como resultado de su


conducta no fuera posible obtener las muestras del deportista en el control de
dopaje.

d) La ayuda, incitación, contribución, instigación, conspiración, encubrimiento


o cualquier otro tipo de colaboración en la comisión de cualquiera de las
infracciones previstas en el presente artículo.

e) La manipulación fraudulenta de cualquier parte del proceso de control de


dopaje por parte de un deportista u otra persona.

f) La posesión por los y las deportistas o por el personal de apoyo, ya sea en


competición o fuera de competición, de sustancias prohibidas en dichos ámbitos
o de los elementos necesarios para la utilización de métodos prohibidos, cuando
se carezca de una autorización de uso terapéutico para su administración o
dispensación, o de otra justificación legal o reglamentariamente calificada como
suficiente.
La tenencia de una autorización de uso terapéutico no excluirá la comisión de la
infracción si las personas responsables disponen de una cantidad de sustancias o
métodos prohibidos tan superior a la que correspondería al simple uso que ampara
la autorización indicada, que pudiera razonablemente suponerse que están
dirigidas al tráfico previsto en la letra h) de este precepto.

g) La administración, ofrecimiento, facilitación o suministro a los y las


deportistas de sustancias prohibidas o de métodos prohibidos en la práctica
deportiva, ya se produzcan en competición o fuera de competición.

h) El tráfico de sustancias y métodos prohibidos.

i) El quebrantamiento de las sanciones o medidas provisionales impuestas


conforme a esta ley.

j) La tentativa de comisión de las conductas descritas en las letras b), d), e), g)
y h).

k) Cualquier actuación que consista en intimidar o tratar de intimidar a un testigo


u otra persona con la intención de disuadirlos de comunicar de buena fe a una
organización antidopaje, a las fuerzas del orden, a un organismo regulador o
disciplinario profesional, a los órganos competentes para su conocimiento y
resolución, o a una persona que esté llevando a cabo una investigación en nombre
de cualquier organización antidopaje, información relativa a una presunta
infracción de las normas antidopaje o un presunto incumplimiento de la ley.

l) Tomar represalias de naturaleza laboral, social, económica, patrimonial,


profesional, deportiva o reputacional contra una persona que ha informado de
buena fe de una presunta infracción de las normas antidopaje o de un presunto
incumplimiento de la ley a una organización antidopaje, a las fuerzas del orden o
a un organismo regulador o disciplinario profesional, a los órganos competentes
para su conocimiento y resolución, o a una persona que esté llevando a cabo una
investigación en nombre de cualquier organización antidopaje.
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m) El incumplimiento de las obligaciones relativas a la presentación de


información sobre localización o disponibilidad del deportista para realizar los
controles en dicha localización.

Se considerará que existe infracción cuando el deportista haya faltado a las


obligaciones en materia de localización en tres ocasiones durante un plazo de doce
meses. El plazo empezará a computarse desde el día del primer incumplimiento
que haya de tenerse en cuenta.

n) La recepción de servicios relacionados con el deporte o de cualquier tipo de


asesoramiento, formación o colaboración o el establecimiento o mantenimiento
de relación profesional de cualquier clase, incluida la representación, medie o no
remuneración económica, con cualquier persona que esté cumpliendo un periodo
de suspensión por alguna infracción en materia de lucha contra el dopaje, impuesta
por autoridades españolas o extranjeras, o que hubiera sido condenada por un
delito de dopaje en España o fuera de España o sancionada profesional o
disciplinariamente por hechos constitutivos de una infracción de dopaje conforme
a la presente ley; de acuerdo con lo previsto en el artículo 19.6 de esta ley”.

Esta última infracción tiene su correlativo en lo que establece el artículo 19.6 LCDD,
cuando determina que:

“Los y las deportistas incluidos en el ámbito de aplicación de esta ley no podrán


recibir prestación de servicios relacionados con el deporte, ni mantener relación
profesional de cualquier clase, incluida la representación, el asesoramiento,
formación o colaboración, medie o no remuneración económica, con cualquier
persona que esté cumpliendo un periodo de suspensión por alguna infracción en
materia de lucha contra el dopaje, impuesta por autoridades españolas o
extranjeras, haya sido condenada por un delito de dopaje en España o fuera de
España, o haya sido sancionada profesional o disciplinariamente por hechos que
hubieran constituido dopaje conforme a la presente ley.
La prohibición se mantendrá durante todo el tiempo de duración de la sanción de
inhabilitación, de la condena o de la sanción disciplinaria.
Cuando el sancionado o condenado no estuviese comprendido en el ámbito de
aplicación de esta ley, la prohibición tendrá una duración de seis años desde la
imposición de una condena o sanción profesional o disciplinaria, si la duración de
la condena o sanción efectivamente impuesta tuviese una duración inferior”.

Esta determinación no es, ni mucho menos, un ejemplo de claridad y genera muchas


dudas. Habrá que estar atentos a su aplicación, que sin duda será problemática.

c) Las sanciones

Tanto en el CMA como en la misma LOLCD, la sanción estándar o “tipo” por una
infracción de dopaje es de suspensión de la licencia federativa generalmente por cuatro
años.

De acuerdo con la sistemática que emplea la LOLCD, una vez establecidas las
infracciones, anuda a las mismas la correspondiente sanción atendiendo a quién la haya
20

cometido, pues no son sólo los deportistas quienes pueden cometer las infracciones
tipificadas en la LOLCD, con lo que se establecen sanciones que no constituyen sólo
suspensión de la licencia, sin perjuicio de la posibilidad de imponer multas, que en algún
caso pueden llegar a los 400.000 euros.

El prolijo artículo 21 LOLCD establece las sanciones a imponer con carácter general,
atendiendo a determinadas circunstancias como la infracción objeto de la acusación, la
intencionalidad, el tipo de sustancia o método o el grado de culpa o negligencia.

Respecto de las sanciones de multa, entre otras cosas, se establece que estas serán
ejecutadas, en caso de impago, de forma forzosa según los términos establecidos en la
normativa vigente en materia de recaudación y que, el producto de lo recaudado,
constituirá un ingreso de derecho público que se afectará al cumplimiento de los fines de
investigación y que permitirán generar en el presupuesto de la CELAD los créditos
necesarios para el desarrollo de dicha actividad. Se establece además que un porcentaje,
no menor al 10 %, de los recursos que se obtengan a consecuencia de la imposición de
sanciones económicas a los y las deportistas que cometan dopaje serán repartidos de
forma equitativa entre las diferentes Secretarías Autonómicas de Deporte de las
respectivas Comunidades Autónomas para que estas realicen campañas de promoción del
deporte limpio y contra el dopaje en el deporte.

Caben otras sanciones accesorias. Además de las que correspondan, la condena por
dopaje, conllevará la inhabilitación para desempeñar cargos o empleos, remunerados o
no, en cualesquiera entidades o instituciones que, directa o indirectamente, organicen,
promuevan, participen, disciplinen, desarrollen o financien actividades deportivas por un
periodo igual al de la suspensión de licencia o inhabilitación que se hubiere impuesto.

Por su parte, el apartado 2 del artículo 25 LOLCD contempla el supuesto en que las
personas físicas o jurídicas que realicen las conductas tipificadas como infracciones, sin
disponer de licencia federativa o de habilitación equivalente y presten servicios o actúen
por cuenta de federaciones deportivas españolas, ligas profesionales o entidades
organizadoras de competiciones deportivas de carácter oficial por delegación de las
anteriores, así como las personas o entidades integradas en dichas organizaciones, “no
podrán ejercer cargos deportivos en cualquier entidad relacionada con el deporte, obtener
licencia deportiva o habilitación equivalente, ni ejercer los derechos derivados de la
licencia deportiva por un período equivalente a la duración de las sanciones de
inhabilitación para el desempeño de cargos deportivos, privación o suspensión de licencia
deportiva o habilitación equivalente”.

Además, las infracciones por dopaje serán consideradas como transgresión de la buena fe
contractual a los efectos del Estatuto de los Trabajadores.

d) Los titulares de la potestad sancionadora. El Comité Sancionador Antidopaje

La potestad sancionadora en materia de dopaje la ostenta el Comité Sancionador


Antidopaje (CSA) de la CELAD. Y, sin perjuicio de ello, se prevé que las Comunidades
Autónomas podrán celebrar convenios para atribuir a la CELAD “el ejercicio de la
competencia sancionadora en materia de dopaje que les corresponda” (artículo 35.2
LOLCD).
21

El CSA es un órgano colegiado adscrito a la CELAD que actúa, en el ejercicio de sus


competencias y para el cumplimiento de sus funciones, con plena independencia, no
pudiendo recibir órdenes o instrucciones de ningún otro órgano o autoridad, con lo que
se preserva su autonomía funcional. Su independencia se garantiza con las causas tasadas
de cese que establece el artículo 46.4 LCDD.

El CSA estará compuesto por siete vocales, que serán nombrados, por acuerdo del
Consejo Rector de la CELAD, a propuesta del Director de la misma. De ellos, cuatro
serán elegidos entre juristas de reconocida competencia y prestigio profesional en el
ámbito del derecho deportivo y tres entre profesionales del ámbito científico, médico o
deportivo, con conocimientos específicos en materia de dopaje y reconocida trayectoria
en su actividad profesional. Asimismo, se garantizará la presencia equilibrada de mujeres
y hombres, salvo por razones fundadas y objetivas, debidamente motivadas.

Como limitación, se establece que no podrán ser designados miembros del CSA “quienes
sean o hayan sido, durante los dos años anteriores a su nombramiento, miembros de los
órganos de gobierno, de representación o complementarios de las federaciones deportivas
españolas, ligas profesionales o clubes deportivos; quienes hayan asesorado directa o
indirectamente a éstas durante el mismo periodo, o quienes hayan prestado servicios
profesionales a deportistas, y/o a cualquier persona jurídica, que participen en
competiciones o actividades deportivas de carácter oficial. Los miembros del Comité
Sancionador Antidopaje deberán firmar una declaración de ausencia de conflictos de
intereses relacionados con las competencias de ese Comité” (artículo 46.2 in fine
LOLCD).

El Presidente del CSA será nombrado por el Consejo Rector de la CELAD, a propuesta
y de entre los miembros del mismo CSA, previéndose que en los casos de vacante,
ausencia, enfermedad u otra causa legal, el Presidente será sustituido por el miembro de
mayor antigüedad, y en caso de igual antigüedad, por el de mayor edad de entre ellos.

También designará el Consejo Rector de la CELAD, a propuesta del Director de misma,


un Secretario para el CSA, con voz, pero sin voto, entre funcionarios de carrera
pertenecientes a un cuerpo del subgrupo A1, destinados en la CELAD.

El mandato de los vocales del CSA será de cuatro años, pudiendo ser reelegidos por un
solo mandato, y su renovación se hará parcialmente cada dos años.

Establecido el órgano, la concreción de sus competencias está en el artículo 47 LCDD,


que se pueden agrupar en dos grandes bloques:

1) Resolver los expedientes sancionadores por infracciones de dopaje previstos en


la LOLCD cuya incoación acuerde el Director de la CELAD.

2) Conocer del denominado “recurso administrativo especial” que se interponga


contra las siguientes resoluciones:

a) Las dictadas por el instructor acordando el archivo de cualquier procedimiento


sancionador seguido por infracción de las normas previstas en la presente ley, bien
por motivos formales o por causas de fondo.
22

b) Las que acuerden o desestimen una suspensión provisional de las licencias


federativas.

c) Las relativas a las autorizaciones de uso terapéutico.

d) Las decisiones de la CELAD de reconocer o no reconocer la decisión de otra


organización antidopaje.

e) Las resoluciones que decidan sobre la suspensión de las sanciones impuestas,


así como el reintegro o no reintegro de los periodos suspendidos.

f) Los actos de trámite dictados en los procedimientos anteriores, cuando decidan


directa o indirectamente el fondo del asunto, determinen la imposibilidad de
continuar el procedimiento o causen indefensión o perjuicio irreparable para los
derechos e intereses legítimos de los afectados.

Sobre el “recurso administrativo especial” en el artículo 47 y en el 48 LOLCD se


contienen determinadas reglas, que podemos identificar con lo siguiente:

- La legitimación para interponerlo la tendrán quienes tengan la condición de interesados


y en todo caso las siguientes personas físicas o jurídicas:

a) El deportista o sujeto afectado por la resolución.


b) La eventual parte contraria en la resolución o los perjudicados por la decisión.
c) La federación deportiva internacional correspondiente.
d) El Director de la CELAD
e) La AMA.
f) El COI o el Comité Paralímpico Internacional cuando la resolución afecte a los
Juegos Olímpicos o Juegos Paralímpicos.

- El plazo para la interposición del recurso será de un mes si el acto fuera expreso. Si el
acto no fuera expreso, podrá interponerse el recurso en cualquier momento a partir del
día siguiente a aquél en que, de acuerdo con lo previsto en esta ley, se produzca el acto
presunto. Transcurridos dichos plazos sin haberse interpuesto el recurso, el acto devendrá
consentido y firme.

- El plazo máximo para dictar y notificar la resolución del recurso será de un mes.

e) El procedimiento para la imposición de sanciones.

A fin de tratar de sistematizar el iter procedimental, podemos señalar los siguientes


momentos:

- Información y diligencias reservadas.

Con el carácter de actuaciones previas a la incoación del expediente, se establece que


corresponde a la CELAD la realización de las investigaciones y averiguaciones necesarias
para asegurar el cumplimiento de lo previsto en esta ley y, en particular, la práctica de
diligencias reservadas previamente al inicio de un procedimiento sancionador.
23

Tales actuaciones y diligencias previas se orientarán a determinar, con la mayor precisión


posible, los hechos susceptibles de motivar la incoación del procedimiento, la
identificación de la persona o personas que pudieran resultar responsables y las
circunstancias relevantes que concurran en unos y otros. Las mismas serán realizadas por
los órganos y personal de la CELAD que tengan atribuidas funciones de investigación,
averiguación e inspección en la materia, y, en defecto de éstos, por la persona u órgano
administrativo que determine el órgano competente para la iniciación del procedimiento
sancionador, esto es, el Director de la CELAD.

Se establece finalmente, con carácter general y externo a la CELAD, que “Toda autoridad
o funcionario público que tenga constancia de la posible existencia de una infracción
administrativa en materia de dopaje deberá ponerlo sin dilación en conocimiento de la
Agencia Estatal Comisión Española para la Lucha Antidopaje en el Deporte” (artículo
36.3 LOLCD).

- Las medidas provisionales.

Se establece que “en todo procedimiento sancionador en materia de dopaje que se


encuentre en tramitación, por el órgano competente para la incoación del mismo se podrán
adoptar, en cualquier momento, mediante acuerdo motivado y respetando los principios
de audiencia al interesado y proporcionalidad, las medidas de carácter provisional,
incluida la suspensión provisional de la licencia federativa, la inhabilitación para
obtenerla, ...” (artículo 37.1 LOLCD), entre otras medidas.

Sobre la suspensión provisional de la licencia, así como cualquier otra medida


provisional, se establecen las siguientes reglas procedimentales:

- se acordará, en su caso, previa comunicación al deportista de la correspondiente


propuesta, a fin de que pueda formular alegaciones previas, conjuntamente con la
resolución de incoación del procedimiento sancionador.

- el interesado podrá oponerse a la suspensión provisional acordada formulando


alegaciones en el plazo improrrogable de los diez días naturales siguientes a la
recepción de la notificación.

- a la vista de las alegaciones presentadas, el órgano competente resolverá sin más


trámites, en el plazo de otros diez días naturales, contados desde la presentación
de las alegaciones. Transcurrido dicho plazo sin resolución expresa, los
interesados podrán entender desestimada su oposición.

Sobre la duración de la suspensión provisional de la licencia federativa, esta será


generalmente la de toda la tramitación del procedimiento. Asimismo, en todos los casos
de imposición de suspensión provisional de la licencia federativa, su duración será de
abono para la sanción definitiva que se imponga, siempre y cuando la misma se haya
respetado plena e íntegramente.

Como especialidad, se establece que “La adopción de la medida provisional de


suspensión o de inhabilitación para obtener licencia federativa implicará la suspensión de
cualquier otra licencia deportiva y la inhabilitación para obtener una nueva en otras
24

modalidades o especialidades deportivas diferentes de aquella en cuya virtud se acordó


la suspensión” (artículo 37.7 LOLCD).

- La iniciación del procedimiento

El órgano competente para la incoación del procedimiento sancionador es el Director de


la CELAD “como consecuencia de la comunicación que haga, de forma directa, el
laboratorio de control del dopaje actuante, o como consecuencia del conocimiento de
hechos o la recepción de pruebas o indicios de cualquier tipo que permitan fundar la
posible existencia de una infracción en materia de dopaje”, tal y como reza el artículo
38.1 LOLCD.

En el acuerdo de iniciación, se nombrará instructor, con traslado de cuantas actuaciones


existan al respecto, y además se notificará a los interesados entendiéndose, en todo caso,
por tal al inculpado. Asimismo, se notificará el acuerdo, así como la medida provisional
que en su caso se adopte, a la AMA, a las respectivas federaciones nacional e
internacional y a todas las demás personas y entidades legitimadas para recurrir la
resolución que se dicte en el procedimiento.

En caso de que la infracción sea la negativa sin justificación válida a someterse a un


control, la remisión por el agente habilitado de la CELAD del documento que acredite
dicha negativa dará lugar, asimismo, a la iniciación del procedimiento sancionador.

Finalmente, se establece que “en el caso de incoarse el procedimiento sancionador como


consecuencia de la comunicación realizada por el laboratorio de control del dopaje
actuante de un resultado analítico adverso, la notificación del acuerdo de incoación del
procedimiento se acompañará del resultado analítico del laboratorio y de la cadena de
custodia de la muestra analizada” (artículo 38.6 LOLCD).

- Alegaciones y medios de prueba.

Notificado el acuerdo de iniciación del procedimiento, se concederá al interesado el plazo


común e improrrogable de quince días para el trámite de alegaciones y proposición de
pruebas.

En cuanto a la actividad probatoria, se establece que en el procedimiento sancionador en


materia de dopaje, la Administración y la persona afectada por aquél podrán servirse de
todos los medios de prueba admisibles en Derecho. Sentando el anterior principio, el
apartado 3 del artículo 39 LOLCD señala determinadas reglas que “serán de inexcusable
aplicación”. Estas son:

a) Un resultado analítico adverso en un control de dopaje constituirá prueba de


cargo suficiente a los efectos de considerar existente la infracción. A estos efectos
se considerará prueba suficiente la concurrencia de cualquiera de las
circunstancias siguientes:

1.º Presencia de una sustancia prohibida o de sus metabolitos o marcadores en la


muestra A del deportista, cuando éste renuncie al análisis de la muestra B y ésta
no se analice.
25

2.º Cuando la muestra B del deportista se analice, aunque el deportista no haya


solicitado su análisis, y el análisis confirme la presencia de la sustancia prohibida
o de sus metabolitos o marcadores detectados en la muestra A del deportista.

3.º Si se divide la muestra B del deportista en dos partes y el análisis de la segunda


parte confirma la presencia de la sustancia prohibida o de sus metabolitos o
marcadores detectados en la primera parte.

4.º Si se divide la muestra B del deportista en dos partes y el deportista rehúsa el


análisis de la segunda parte.

En cualquier caso, el deportista, podrá asistir, acompañado o por medio de


representante debidamente acreditado, a la apertura de la muestra B, tanto si
hubiera sido solicitada por él o en cualquiera de los otros supuestos.

La CELAD podrá solicitar a un laboratorio antidopaje acreditado, o aprobado por


la AMA, la realización de análisis adicionales una vez iniciada la incoación del
procedimiento, siempre que cuente con el consentimiento del deportista.

b) Un resultado adverso en el pasaporte biológico del deportista constituirá prueba


de cargo suficiente a los efectos de considerar existente la infracción. A esta
cuestión nos referiremos más adelante.

c) Se presume que los laboratorios de control de dopaje que se encuentren


acreditados o aprobados por la AMA, realizan los análisis de muestra y aplican
los procedimientos de custodia conforme a la normativa aplicable. No obstante, el
deportista u otra persona pueden demostrar que el laboratorio ha contravenido la
regulación aplicable y que esta circunstancia podría razonablemente haber
causado el resultado analítico adverso, en cuyo caso el órgano competente tendrá
la carga de demostrar que esa contravención de la normativa aplicable no ha dado
lugar al mismo.
d) Se presume, salvo prueba en contrario, la validez científica de los métodos
analíticos y de los límites de decisión que apliquen los laboratorios de control
antidopaje debidamente autorizados.

e) Cualquier contravención de una norma aplicable en los procedimientos de


control del dopaje que no sea causa directa de un resultado analítico adverso o de
otra infracción, no determinará la invalidez del resultado.

f) En caso de negativa o resistencia a someterse a los controles, el documento que


acredite la negativa suscrito por el personal habilitado tendrá valor probatorio, sin
perjuicio de las pruebas que en defensa de los respectivos derechos o intereses
puedan señalar o aportar los propios interesados a los efectos de acreditar que
existía justificación válida.

- Sobre el pasaporte biológico.

Ya vimos que entre las reglas especiales de prueba que establece el artículo 39.3.b)
LCDD, “un resultado adverso en el pasaporte biológico del deportista constituirá prueba
de cargo suficiente a los efectos de considerar existente la infracción tipificada en el
26

artículo 20.b) de esta ley”, que establece como infracción “La utilización, uso o consumo
de sustancias o métodos prohibidos en el deporte”.

Como señala el Anexo de Definiciones de la LCDD Pasaporte Biológico del Deportista


es “El programa y métodos de recogida y cotejo de datos descrito en la Norma
Internacional para Controles e Investigaciones y en la Norma Internacional para
Laboratorios de la Agencia Mundial Antidopaje”. En otras palabras, consiste en tomar
muestras biológicas del deportista para elaborar un perfil. Tal perfil biológico será
sometido a un algoritmo que fijará los valores normales de tal manera que cuando los
valores del deportista superen los límites, superiores o inferiores, fijados por ese
algoritmo, se considerará que el pasaporte biológico es susceptible de demostrar una
infracción de las normas antidopaje.

Siguiendo a RODRIGUEZ, “una vez que el perfil ha sido elaborado y el algoritmo ha


fijado los valores normales de ese deportista, las anormalidades serán valoradas por tres
personas que darán su opinión sobre la posible existencia de una infracción. La opinión
de estas tres personas será la principal prueba de cargo que se utilice. Este sistema tiene
dos problemas evidentes que pueden ser insalvables en el marco de un procedimiento
sancionador público: el primero es que el algoritmo no es público, por lo que las
autoridades españolas no lo tienen a su alcance ni han podido auditarlo; la segunda es que
la jurisprudencia reiterada por nuestros más altos tribunales resta presunción de veracidad
a las opiniones que figuren en los informes, por lo que la opinión de esas tres personas en
ningún caso gozará de presunción de veracidad (SSTS 30.11.1998, 23.4.2001 o
3.11.2003)”.

Sobre el pasaporte biológico, resulta además muy relevante la Resolución del TAD de 8
de febrero de 2019, en la que anuló una sanción impuesta por la Agencia Antidopaje en
base exclusivamente al pasaporte biológico, entendiendo a la regulación del mismo
contenida en la LO 3/2013. Señaló el TAD al respecto que “... El pasaporte biológico en
el ordenamiento jurídico español está concebido, tan solo, como un medio de prueba. Se
reitera, un pasaporte biológico adverso no es un hecho tipificado. Es un medio de prueba
de lo que sí está tipificado: la utilización, el uso o el consumo de sustancias o métodos
prohibidos...”.

Al respecto, el artículo 40 LOLCD establece que en el caso de resultados anómalos en el


pasaporte biológico, la CELAD “realizará las investigaciones correspondientes
recogiendo pruebas a fin de determinar si se ha producido una infracción de las normas
antidopaje” (apartado 1). Se prevé asimismo que en la tramitación de los procedimientos
sancionadores como consecuencia de resultados adversos en el pasaporte biológico, “...
se respetará, en todo caso, el contenido esencial de las Normas y los Estándares
Internacionales sobre gestión de resultados, sobre controles e investigaciones y sobre
laboratorios de la Agencia Mundial Antidopaje” (apartado 2).

- La finalización del procedimiento

Concluida la instrucción del procedimiento, el instructor formulará propuesta de


resolución que será notificada a los interesados para formular alegaciones en el plazo de
diez días. Transcurrido dicho plazo y, en su caso, formuladas las alegaciones, el instructor
elevará el expediente y la correspondiente propuesta de resolución al CSA, el cual
27

resolverá en el plazo de tres meses a contar desde que hubiese concluido el referido plazo
de alegaciones.

El procedimiento termina por resolución del CSA, que será notificada en el plazo de diez
días al Director de la CELAD, a la AMA, a las federaciones nacionales e internacionales,
al club o equipo deportivo al que pertenezca el deportista, en el caso de los deportes de
equipo, y a las demás entidades legitimadas para recurrirla, de acuerdo con lo dispuesto
en artículo 49.3 LCDD.

La duración del procedimiento sancionador en materia de dopaje tiene un plazo máximo


de doce meses a contar desde la adopción del acuerdo de incoación del procedimiento.

Especial atención se presta a la publicación de las resoluciones sancionadoras,


imponiéndose que “Las resoluciones sancionadoras firmes serán objeto de publicación”
(artículo 44.1 LOLCD). Ello no obstante, se señala a continuación que “en el caso de que
afecten a menores, personas protegidas, o deportistas aficionados, las resoluciones
sancionadoras no se publicarán a menos que razonadamente se valore la conveniencia de
proceder a la publicación atendiendo a la pertinencia de la misma y las circunstancias del
caso”. Y cuando se trata de personas que hayan prestado “colaboración en la detección”,
con arreglo al artículo 34 LOLCD, y a efectos de proteger su identidad, “podrá
excepcionase la publicación de la sanción si se estimara que la misma pudiera revelar la
prestación de la ayuda sustancial o la colaboración y con ello poner en riesgo o causar
perjuicios a quienes colaboren”.

La publicación únicamente contendrá el nombre y apellidos de la persona infractora,


especialidad deportiva, precepto vulnerado, sustancia o método empleados y sanción
impuesta. También será objeto de publicación la adopción de las medidas de suspensión
provisional, si bien en estos casos la publicación únicamente contendrá la identidad de la
persona infractora y la duración de la medida provisional. Se establece además que para
proceder a la publicación se utilizarán, de manera preferente, medios electrónicos.

f) La revisión de sanciones por dopaje.

Resulta absolutamente novedoso que se haya excluido el recurso ante el TAD en vía
administrativa contra las resoluciones sancionadoras del CSA. Ello, sin perjuicio de que
pueda recurrirse la decisión del CSA ante el mismo órgano interponiendo un recurso de
reposición, lo que no es obligatorio, es decir, que es potestativo, aunque si se interpone
hay que esperar a que se resuelva

Las resoluciones sancionadoras del CSA son, por tanto, directamente recurribles ante la
jurisdicción contencioso-administrativa, sin perjuicio de la interposición potestativa del
indicado recurso de reposición.

En cuanto a las resoluciones del CSA que resuelvan el denominado “recurso especial”,
estas sólo serán recurribles ante la jurisdicción contencioso, quedando excluido el recurso
de reposición.

En el terreno de las particularidades, se señala expresamente quiénes tendrán la condición


de interesados para recurrir ante la jurisdicción contencioso-administrativa, señalándose
a los siguientes:
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a) El deportista o sujeto afectado por la resolución.


b) La eventual parte contraria en la resolución o los perjudicados por la decisión.
c) La federación deportiva internacional correspondiente.
d) El Director de la CELAD
e) La AMA.
f) El COI o el Comité Paralímpico Internacional cuando la resolución afecte a los
Juegos Olímpicos o Juegos Paralímpicos.

Fuera de lo anterior, el artículo 49 LOLCD introduce dos asombrosas particularidades:

- La primera es que “Las resoluciones sancionadoras del Comité Sancionador Antidopaje


dictadas en relación con deportistas calificados oficialmente como de nivel internacional,
o las que se dicten en el marco de una competición internacional, también podrán ser
recurridas, alternativamente, ante el órgano y con arreglo al sistema de resolución de
conflictos contemplado en la normativa prevista en el Código Mundial Antidopaje o en
su caso, en la de la correspondiente federación internacional" (apartado 4). Esto no tiene
parangón en nuestro ordenamiento, pues lo que plantea es la posibilidad de elegir entre la
jurisdicción contencioso-administrativa u otra instancia fuera de nuestras fronteras.

- La segunda está en que “Cualesquiera resoluciones sancionadoras del Comité


Sancionador Antidopaje podrán ser recurridas, asimismo, por la Agencia Mundial
Antidopaje, por la correspondiente federación deportiva internacional y por el Comité
Olímpico Internacional o el Comité Paralímpico Internacional, ante el órgano y con
arreglo al sistema de resolución de conflictos previsto en sus respectivas normativas
reguladoras” (apartado 5). En este caso, se introduce la posibilidad de que las
resoluciones del CSA sean recurridas ante el órgano y con arreglo al sistema de resolución
de conflictos previstos en las normas del CMA o de la respectiva federación deportiva
internacional, lo que inevitablemente lleva a que esas decisiones administrativas del CSA
pueden ser recurridas ante el Tribunal Arbitral del Deporte con sede en Suiza, que es el
único órgano de apelación previsto en el artículo 13 CMA. Esta previsión normativa entra
en conflicto con el artículo 106.1 de la Constitución, al excluir del conocimiento de los
Juzgados y Tribunales del orden contencioso-administrativo la actuación de la
Administración, lo que ya advirtió el Consejo de Estado en su Dictamen al anteproyecto
de lo que luego fue la LOLCD.

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