Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
España, que hasta ese momento no contó con norma alguna que reprimiera directamente el
dopaje, con la Ley 10/1990, de 15 de octubre, del deporte (LD) se coloca en plena sintonía
tanto con los compromisos internacionales asumidos hasta ese momento y ya referidos como
con las legislaciones europeas más avanzadas en estas cuestiones. La LD, dejando en manos
de las Federaciones deportivas la potestad disciplinaria para sancionar las conductas
relacionadas con el dopaje, disponía que el CSD, "de conformidad con lo dispuesto en los
Convenios internacionales suscritos por España, y teniendo en cuenta otros instrumentos de
este mismo ámbito, elaborará, a los efectos de esta ley, listas de sustancias y grupos
farmacológicos prohibidos, y determinará los métodos no reglamentarios, destinados a
aumentar artificialmente las capacidades físicas de los deportistas o a modificar los
resultados de las competiciones" (artículo 56.1), lo que se vino realizando y se realiza
mediante Resolución del Presidente del CSD, que se publica –usualmente con carácter
anual- en el Boletín Oficial del Estado (BOE).
Asimismo, siguiendo la estela del RD de 1992 sobre disciplina deportiva, vio la luz también
el RD 255/1996, de 16 de febrero, por el que se establece el régimen de infracciones y
sanciones para la represión del dopaje.
Descrito a grandes rasgos el régimen que establecía en los preceptos de la LD y sus normas
de desarrollo, hay que reconocer que a finales de los 90 se produjeron determinados
escándalos relacionados con el dopaje junto con la emergencia de la AMA y nuevos
compromisos internacionales. Todos ellos fueron acontecimientos que justificaron y
propiciaron, con el cambio de responsables en el deporte tras las elecciones de 2004, que se
abordara una reforma en profundidad del sistema español de represión y lucha contra el
dopaje, abundando además en la protección de la salud del deportista, lo que se concretó en
la aprobación de la Ley Orgánica 7/2006, de 21 de noviembre, de Protección de la Salud
y de Lucha contra el Dopaje en el Deporte.
Sobre la misma podemos señalar en primer término que es una consecuencia directa del
Plan de lucha contra el Dopaje en el Deporte, aprobado por el Consejo de Ministros el
11 de febrero de 2005. Este Plan contemplaba 59 medidas concretas, muchas de ellas ya
en marcha en el momento de su aprobación, y que se proyectan en los ámbitos de la
prevención, el control y la sanción del dopaje en el deporte.
“1. Los que, sin justificación terapéutica, prescriban, proporcionen, dispensen, suministren,
administren, ofrezcan o faciliten a deportistas federados no competitivos, deportistas no
federados que practiquen el deporte por recreo, o deportistas que participen en
competiciones organizadas en España por entidades deportivas, sustancias o grupos
farmacológicos prohibidos, así como métodos no reglamentarios, destinados a aumentar sus
capacidades físicas o a modificar los resultados de las competiciones, que por su contenido,
reiteración de la ingesta u otras circunstancias concurrentes, pongan en peligro la vida o la
salud de los mismos, serán castigados con las penas de prisión de seis meses a dos años,
multa de seis a dieciocho meses e inhabilitación especial para empleo o cargo público,
profesión u oficio, de dos a cinco años.
3
Y es que asumido por los Estados el compromiso de la adopción de las medidas precisas
para cumplir con los parámetros que se fijan en el CMA, no es de extrañar que estos
realicen cambios normativos a tal fin. Cambios que, dependiendo del Estado y de su
ordenamiento jurídico requerirán de la adopción de normas de distinto rango -en España,
Ley Orgánica (LO)-, y que habrán de venir acompasados a los cambios que vayan
realizándose en el señalado CMA, de modo que la versión del mismo adoptada en 2003
fue aquella a la que tuvo que adaptarse la LO 7/2006.
De acuerdo con la exposición de motivos de la LOLCD “... Para lograr una mayor eficacia en la
eliminación de las prácticas de dopaje en el deporte competitivo, y facilitando con ello también
una mejor protección de la salud de los y las deportistas, se ha considerado conveniente introducir
cambios en el marco regulador de esta materia, procediendo fundamentalmente a deslindar las
competencias específicas en materia de lucha contra el dopaje de las m s generales relativas a la
protección de la salud y, en consecuencia, a encomendar y circunscribir el ejercicio de las primeras
a una entidad especializada en tales cometidos, la Agencia Estatal Comisión Española para la
Lucha Antidopaje en el Deporte...”.
La “Definiciones” son las contenidas en el Anexos de la LOLCD, respecto del que la disposición
final quinta de la misma señala que “El anexo «Definiciones» de la presente ley, que reproduce el
previsto con la misma denominación en el Código Mundial Antidopaje, podrá ser modificado
mediante Orden de la persona titular del Ministerio de Cultura y Deporte en caso de modificación
del contenido del Código Mundial Antidopaje. Dicho anexo se integra en la presente ley a los
efectos previstos en el artículo 1.2 de la misma” (apartado 4).
1) deportistas de nivel internacional, que son aquellos que hayan sido definidos como
tales por la respectiva federación internacional,
6
obligaciones allí establecidas sobre ello pasan a ser responsabilidad del CSD, lo que ya
vino a realizar el RD-Ley 3/2017, recuperando el CSD el Centro de Medicina del Deporte.
La Agencia fue creada por la LO 7/2006 con el nombre de Agencia Estatal Antidopaje, cambiado
luego con la LO 3/2013 por el de Agencia Española de Protección de la Salud en el Deporte y,
ahora, con la LOLCD, despojada de toda competencia en materia de protección de la salud, pasa
a denominarse Agencia Estatal Comisión Española para la Lucha Antidopaje en el Deporte
(CELAD).
En cuanto a su naturaleza, la CELAD es -continúa siendo- una agencia estatal, esto es,
uno de los organismos públicos dependientes de la Administración general del Estado.
Se establece además que “La organización, funciones y procedimientos de actuación de
la Agencia Estatal Comisión Española para la Lucha Antidopaje en el Deporte se
determinarán en sus estatutos de conformidad con lo previsto en esta ley, ... En todo caso,
contará con un Comité Sancionador Antidopaje, con la naturaleza, composición y
funciones previstas en el capítulo III del título II de esta ley, y un Comité de
Autorizaciones de Uso Terapéutico, que ejercerá las competencias establecidas en el
artículo 17...” (artículo 6.2 LOLCD).
Con carácter general, el artículo 6.6 LOLCD señala que “Los miembros de los órganos
mencionados en el presente artículo y de los demás que puedan integrarse en el seno de
la comisión se designarán conforme a criterios de profesionalidad y amplio
reconocimiento en el mundo del deporte y de la lucha contra el dopaje, así como de
acuerdo con el principio de presencia equilibrada de mujeres y hombres, salvo razones
objetivamente fundadas y debidamente motivadas. Se entenderá por presencia
equilibrada el 50 % de mujeres y 50 % de hombres”.
El Presidente de la CELAD es el del CSD, que también preside el Consejo Rector, que
está compuesto por, además de su Presidente, los siguientes consejeros, que serán
nombrados por el titular del Ministerio de Cultura y Deporte:
Sin entrar en más aspectos organizativos, en lo que se refiere a las funciones que asume
la CELAD es muy relevante la declaración contenida en la Disposición adicional primera
LOLCD, cuando establece que:
El artículo 8 LOLCD impone que “Los y las deportistas sujetos a la presente ley tienen
la obligación de someterse a los controles de dopaje que, con arreglo a lo dispuesto en la
misma, determine la Agencia Estatal Comisión Española para la Lucha Antidopaje en el
Deporte” (CELAD).
De este modo, desde que se inicia toda actividad destinada a descubrir una infracción y
hasta que se resuelvan los recursos que puedan imponerse contra una eventual sanción,
estamos ante “controles de dopaje”, con arreglo al precepto. Y si acudimos al Anexo de
Definiciones de la misma LOLCD, vemos que ofrece un concepto de “Control” bastante
más restringido, pues señala que se entiende por tal “Parte del proceso global de control
10
En resumidas cuentas, “Control de dopaje”, “proceso global de control del dopaje” y, sin
más, “control” son conceptos que se perfilan en la LCDD con poco rigor y que deben
manejarse interpretando las normas atendiendo a su sentido real. Y por eso entendemos
que control de dopaje y procedimiento sancionador son y deben ser dos cosas distintas y
que responden a filosofías diferentes. Mediante los controles, se instaura una medida
preventiva y mediante el procedimiento sancionador se retribuye negativamente una
infracción cual es el consumo de sustancias prohibidas o la negativa a someterse a tales
controles.
Sobre cómo hayan de desarrollarse los controles, quién los realiza materialmente, qué
información se facilita al deportista y con qué garantías, en qué momento pueden hacerse,
etc., son cuestiones todas ellas que se señalan en la LOLCD de un modo ciertamente
asistemático. Siendo esto así, llama la atención la remisión que hace el apartado 2 del
artículo 10 LOLCD a las normas aprobadas por la AMA, cuando señala que “El alcance
y la forma de realización de ambas modalidades de control se ajustarán a los protocolos
e instrucciones que a tal efecto estén previstos en el correspondiente Estándar
Internacional aprobado por la Agencia Mundial Antidopaje”.
Como podemos observar, máximo respeto por parte de la autoridad nacional antidopaje
española a cuando dispongan las organizaciones deportivas internacionales, a las que se
muestra como leal colaboradora, pudiendo actuar en todo caso si aquellas no lo hacen.
En los controles de dopaje fuera de competición, sean por sorpresa o previa citación del
deportista, es presupuesto previo y necesario que el deportista esté localizado, lo que se
establece en el CMA y se ha venido estableciendo en similares términos tanto en la LO
6/2007 como en la LO 3/2013. Y también en el artículo 10.3 LOLCD, cuando señala en
su primer y segundo párrafo que:
Y también, se establece en el apartado 4 del mismo artículo 10 que “Los y las deportistas,
en el momento en que se sometan a los controles de dopaje, indicarán los tratamientos
médicos a que estén sujetos, así como quienes son los responsables de los mismos y el
alcance de dichos tratamientos”, a lo que se añade que “Asimismo, el personal de apoyo
del deportista tiene la obligación de suministrar dicha información, salvo que éste negare
expresamente su autorización”.
Más en concreto, el artículo 78 del RDCD establece que en el caso controles fuera de
competición, si el oficial de control del dopaje se presenta en la localización facilitada
por el deportista, y no le encuentra, esperará como mínimo en ese lugar hasta treinta
minutos adicionales, y caso de no personarse el deportista hará constar las circunstancias
en las que ha intentado el control.
- “No serán justificaciones válidas para negarse al control de dopaje las circunstancias de
tiempo o lugar o de cualquier otra naturaleza que hayan sido buscadas o decididas
intencionadamente por el deportista”, y, por el contrario
Para acreditar la negativa sin justificación válida, basta el documento que realice al
respecto el personal habilitado para el control, que “será suficiente para iniciar el
correspondiente procedimiento disciplinario, sin perjuicio del derecho de defensa del
interesado”.
Una vez llega la muestra a los laboratorios de control, estos procederán a la realización
del correspondiente análisis. Ya vimos que con arreglo al artículo 12.1 LOLCD “los
análisis destinados a la detección de sustancias y métodos prohibidos en los y las
deportistas se realizarán en cualquiera de los laboratorios acreditados o aprobados por la
Agencia Mundial Antidopaje”.
Ya hicimos referencia a los dos laboratorios existentes en España, que están acreditados
por la AMA.
Dado que se recogen dos muestras la “A” y la “B” en cada control, si el resultado analítico
de la “A” es adverso, tiene el deportista derecho a que se analice la muestra “B”, lo que
se denomina “contraanálisis”. De ahí que reputemos como “definitivo” el resultado
analítico que resulte de analizar las dos muestras, si se solicita por el deportista el análisis
de la “B”, o bien se está ante un “resultado anómalo”, lo que con arreglo al Anexo de
Definiciones de la LOLCD resulta ser un “Informe emitido por un laboratorio acreditado
o aprobado por la Agencia Mundial Antidopaje que requiere una investigación más
detallada según la Norma Internacional para Laboratorios de la Agencia Mundial
Antidopaje o los documentos técnicos relacionados antes de decidir sobre la existencia
de un Resultado Analítico Adverso” (apartado 59).
En el mismo Anexo (apartado 59) se define el resultado analítico adverso: “Un informe
por parte de un laboratorio acreditado o aprobado por la Agencia Mundial Antidopaje
que, de conformidad con la Norma Internacional para Laboratorios identifique en una
muestra la presencia de una sustancia prohibida o de sus metabolitos o marcadores o
evidencias del uso de un método prohibido”. Definición ésta en la que podemos observar
que la acreditación del Laboratorio que realiza los análisis por la AMA forma incluso
parte del concepto de “resultado analítico adverso”.
“1. Los y las deportistas pueden solicitar una autorización de uso terapéutico al
Comité de Autorizaciones de Uso Terapéutico, adscrito a la Agencia Estatal
Comisión Española para la Lucha Antidopaje en el Deporte, que aplicará los
criterios de evaluación contenidos en el anexo II de la Convención internacional
contra el dopaje en el deporte y en las normas para la concesión de autorizaciones
de uso terapéutico adoptadas por la Agencia Mundial Antidopaje. El
procedimiento de solicitud de las autorizaciones de uso terapéutico figura
establecido en el referido anexo II.
2. Las autorizaciones de uso terapéutico que se otorguen conforme a esta ley y
las disposiciones que la desarrollen, surtirán efecto desde la fecha de su concesión
y por el periodo de tiempo que en ellas se establezca.
3. El transcurso del plazo de un mes desde que la solicitud de la autorización
haya tenido entrada en el órgano competente para su concesión sin que se haya
notificado la resolución expresa determinará que la misma se considere denegada,
a los exclusivos efectos de poder recurrir ante el Comité Sancionador Antidopaje.
4. En el supuesto de deportistas de nivel internacional, corresponderá a la
federación internacional la concesión de la autorización de uso terapéutico,
conforme a su propia normativa. El otorgamiento de la autorización, una vez
firme, tendrá pleno valor en las competiciones y actividades deportivas estatales.
5. Si el deportista que dispone de una autorización de uso terapéutico adquiere
de manera sobrevenida la condición de deportista de nivel internacional, deberá
comunicar inmediatamente a la federación internacional correspondiente la
posesión de esa autorización de uso terapéutico. Si la federación internacional
considera que dicha autorización de uso terapéutico no es válida, el deportista o
la Agencia Estatal Comisión Española para la Lucha Antidopaje en el Deporte
podrán recurrir ante la Agencia Mundial Antidopaje en los términos previstos por
su propia normativa.
Mientras no haya transcurrido el plazo para recurrir o, de haberse recurrido la
decisión ante la Agencia Mundial Antidopaje, en tanto ésta no resuelva el recurso,
la autorización de uso terapéutico conservará su validez y eficacia a los efectos en
el ámbito estatal, tanto en competición, como fuera de competición.
La decisión de la Agencia Mundial Antidopaje deberá ser asumida mediante
resolución expresa del Director de la Agencia Estatal Comisión Española para la
Lucha Antidopaje en el Deporte, sin perjuicio del derecho del deportista a
recurrirla de acuerdo con lo dispuesto en el Código Mundial Antidopaje.
En el supuesto de que la decisión de la federación internacional no se recurra ante
la Agencia Mundial Antidopaje, y siempre que el deportista hubiera perdido la
condición de deportista de nivel internacional, la Agencia Estatal Comisión
Española para la Lucha Antidopaje en el Deporte resolverá sobre la validez de la
autorización de uso terapéutico que hubiera otorgado, si bien con efectos
exclusivamente en el ámbito estatal.
6. Los órganos disciplinarios deportivos no podrán considerar válidas las
autorizaciones de uso terapéutico que no se encuentren debidamente registradas
en la Agencia Estatal Comisión Española para la Lucha Antidopaje en el Deporte
o de las que no tenga constancia suficiente a través de la Agencia Mundial
Antidopaje”.
15
Esta previsión hay que ponerla en relación con los preceptos relativos al régimen
sancionador que bien aseguran la exención de responsabilidad si se tiene una AUT, bien
retribuye negativamente los incumplimientos relativos al régimen de las mismas. Así, el
artículo 26.2 LOLCD señala que “Se considerarán circunstancias eximentes de la
responsabilidad disciplinaria: ... b) Que se haya obtenido una autorización de uso
terapéutico, alcanzando la eximente únicamente a las sustancias o métodos prohibidos
que se contengan en la autorización”.
Las solicitudes de AUT se establece que serán resueltas por el Comité de Autorizaciones
de Uso Terapéutico, integrado en la CELAD, y que actuará con plena autonomía
funcional en el desempeño de sus atribuciones.
El tiempo para la realización del análisis de las muestras obtenidas en los controles de
dopaje ha venido cobrando importancia desde que el tiempo de prescripción de las
infracciones por dopaje se ha venido incrementado hasta alcanzar los diez años, que es el
que establece la LOLCD y también el CMA como ya sabemos.
Dado lo anterior, ¿cuándo se pueden destruir o desechar las muestras?. Parece que nunca
ya que lo importante no es eso sino desvincular la muestra del deportista, lo que sucederá
16
bien cuando pasen diez años o si se sanciona al deportista. Eso es lo que señala el tercer
párrafo del artículo 18.1 LCDD cuando indica que “Una vez cumplido el plazo de
prescripción de las infracciones previsto en el artículo 33 de esta ley, o cuando hubiera
recaído resolución firme en el correspondiente procedimiento sancionador o en la causa
penal, los laboratorios de control del dopaje u otros laboratorios no podrán mantener
muestras vinculadas a una persona identificable”.
¿Y cuantas veces se pueden analizar las muestras?. Pues cuantas sean necesarias hasta
que se pueda imputar al deportista una infracción por dopaje. El apartado 4 del artículo
18 LCDD es claro al indicar en su primer párrafo que “Los laboratorios acreditados
podrán analizar las muestras en tantas ocasiones como sea necesario antes de proceder a
comunicar al deportista los resultados que sirvan de base para imputarle la comisión de
una infracción de dopaje, dejando constancia en todo caso del resultado de cada uno de
los análisis”.
Adicionalmente, se prevé que, sólo en el caso en que se pueda imputar una infracción y
si el deportista lo solicita tras la comunicación de la imputación, se pueda hacer otro
análisis.
¿Y quién analizará las muestras? Es claro que en todo caso un laboratorio acreditado por
la AMA, sin perjuicio de la que CELAD pueda ceder las muestras tanto a la AMA como
la autoridad antidopaje de otro país. Siempre que se lo pida, claro.
a) Consideraciones generales.
Se presta atención, además, a los que se definen como Persona Protegida en el Anexo de
Definiciones de la LOLCD, que “Deportista u otra persona física (i) que en el momento
de la infracción de las normas antidopaje no ha alcanzado la edad de dieciséis años; (ii)
que en el momento de la infracción de las normas antidopaje no ha alcanzado la edad de
dieciocho años y no está incluido en ningún grupo de seguimiento ni ha competido nunca
en un evento internacional en categoría abierta (open); (iii) carente de capacidad jurídica
o de obrar por razones distintas a la edad” (apartado 51).
j) La tentativa de comisión de las conductas descritas en las letras b), d), e), g)
y h).
Esta última infracción tiene su correlativo en lo que establece el artículo 19.6 LCDD,
cuando determina que:
c) Las sanciones
Tanto en el CMA como en la misma LOLCD, la sanción estándar o “tipo” por una
infracción de dopaje es de suspensión de la licencia federativa generalmente por cuatro
años.
De acuerdo con la sistemática que emplea la LOLCD, una vez establecidas las
infracciones, anuda a las mismas la correspondiente sanción atendiendo a quién la haya
20
cometido, pues no son sólo los deportistas quienes pueden cometer las infracciones
tipificadas en la LOLCD, con lo que se establecen sanciones que no constituyen sólo
suspensión de la licencia, sin perjuicio de la posibilidad de imponer multas, que en algún
caso pueden llegar a los 400.000 euros.
El prolijo artículo 21 LOLCD establece las sanciones a imponer con carácter general,
atendiendo a determinadas circunstancias como la infracción objeto de la acusación, la
intencionalidad, el tipo de sustancia o método o el grado de culpa o negligencia.
Respecto de las sanciones de multa, entre otras cosas, se establece que estas serán
ejecutadas, en caso de impago, de forma forzosa según los términos establecidos en la
normativa vigente en materia de recaudación y que, el producto de lo recaudado,
constituirá un ingreso de derecho público que se afectará al cumplimiento de los fines de
investigación y que permitirán generar en el presupuesto de la CELAD los créditos
necesarios para el desarrollo de dicha actividad. Se establece además que un porcentaje,
no menor al 10 %, de los recursos que se obtengan a consecuencia de la imposición de
sanciones económicas a los y las deportistas que cometan dopaje serán repartidos de
forma equitativa entre las diferentes Secretarías Autonómicas de Deporte de las
respectivas Comunidades Autónomas para que estas realicen campañas de promoción del
deporte limpio y contra el dopaje en el deporte.
Caben otras sanciones accesorias. Además de las que correspondan, la condena por
dopaje, conllevará la inhabilitación para desempeñar cargos o empleos, remunerados o
no, en cualesquiera entidades o instituciones que, directa o indirectamente, organicen,
promuevan, participen, disciplinen, desarrollen o financien actividades deportivas por un
periodo igual al de la suspensión de licencia o inhabilitación que se hubiere impuesto.
Por su parte, el apartado 2 del artículo 25 LOLCD contempla el supuesto en que las
personas físicas o jurídicas que realicen las conductas tipificadas como infracciones, sin
disponer de licencia federativa o de habilitación equivalente y presten servicios o actúen
por cuenta de federaciones deportivas españolas, ligas profesionales o entidades
organizadoras de competiciones deportivas de carácter oficial por delegación de las
anteriores, así como las personas o entidades integradas en dichas organizaciones, “no
podrán ejercer cargos deportivos en cualquier entidad relacionada con el deporte, obtener
licencia deportiva o habilitación equivalente, ni ejercer los derechos derivados de la
licencia deportiva por un período equivalente a la duración de las sanciones de
inhabilitación para el desempeño de cargos deportivos, privación o suspensión de licencia
deportiva o habilitación equivalente”.
Además, las infracciones por dopaje serán consideradas como transgresión de la buena fe
contractual a los efectos del Estatuto de los Trabajadores.
El CSA estará compuesto por siete vocales, que serán nombrados, por acuerdo del
Consejo Rector de la CELAD, a propuesta del Director de la misma. De ellos, cuatro
serán elegidos entre juristas de reconocida competencia y prestigio profesional en el
ámbito del derecho deportivo y tres entre profesionales del ámbito científico, médico o
deportivo, con conocimientos específicos en materia de dopaje y reconocida trayectoria
en su actividad profesional. Asimismo, se garantizará la presencia equilibrada de mujeres
y hombres, salvo por razones fundadas y objetivas, debidamente motivadas.
Como limitación, se establece que no podrán ser designados miembros del CSA “quienes
sean o hayan sido, durante los dos años anteriores a su nombramiento, miembros de los
órganos de gobierno, de representación o complementarios de las federaciones deportivas
españolas, ligas profesionales o clubes deportivos; quienes hayan asesorado directa o
indirectamente a éstas durante el mismo periodo, o quienes hayan prestado servicios
profesionales a deportistas, y/o a cualquier persona jurídica, que participen en
competiciones o actividades deportivas de carácter oficial. Los miembros del Comité
Sancionador Antidopaje deberán firmar una declaración de ausencia de conflictos de
intereses relacionados con las competencias de ese Comité” (artículo 46.2 in fine
LOLCD).
El Presidente del CSA será nombrado por el Consejo Rector de la CELAD, a propuesta
y de entre los miembros del mismo CSA, previéndose que en los casos de vacante,
ausencia, enfermedad u otra causa legal, el Presidente será sustituido por el miembro de
mayor antigüedad, y en caso de igual antigüedad, por el de mayor edad de entre ellos.
El mandato de los vocales del CSA será de cuatro años, pudiendo ser reelegidos por un
solo mandato, y su renovación se hará parcialmente cada dos años.
- El plazo para la interposición del recurso será de un mes si el acto fuera expreso. Si el
acto no fuera expreso, podrá interponerse el recurso en cualquier momento a partir del
día siguiente a aquél en que, de acuerdo con lo previsto en esta ley, se produzca el acto
presunto. Transcurridos dichos plazos sin haberse interpuesto el recurso, el acto devendrá
consentido y firme.
- El plazo máximo para dictar y notificar la resolución del recurso será de un mes.
Se establece finalmente, con carácter general y externo a la CELAD, que “Toda autoridad
o funcionario público que tenga constancia de la posible existencia de una infracción
administrativa en materia de dopaje deberá ponerlo sin dilación en conocimiento de la
Agencia Estatal Comisión Española para la Lucha Antidopaje en el Deporte” (artículo
36.3 LOLCD).
Ya vimos que entre las reglas especiales de prueba que establece el artículo 39.3.b)
LCDD, “un resultado adverso en el pasaporte biológico del deportista constituirá prueba
de cargo suficiente a los efectos de considerar existente la infracción tipificada en el
26
artículo 20.b) de esta ley”, que establece como infracción “La utilización, uso o consumo
de sustancias o métodos prohibidos en el deporte”.
Sobre el pasaporte biológico, resulta además muy relevante la Resolución del TAD de 8
de febrero de 2019, en la que anuló una sanción impuesta por la Agencia Antidopaje en
base exclusivamente al pasaporte biológico, entendiendo a la regulación del mismo
contenida en la LO 3/2013. Señaló el TAD al respecto que “... El pasaporte biológico en
el ordenamiento jurídico español está concebido, tan solo, como un medio de prueba. Se
reitera, un pasaporte biológico adverso no es un hecho tipificado. Es un medio de prueba
de lo que sí está tipificado: la utilización, el uso o el consumo de sustancias o métodos
prohibidos...”.
resolverá en el plazo de tres meses a contar desde que hubiese concluido el referido plazo
de alegaciones.
El procedimiento termina por resolución del CSA, que será notificada en el plazo de diez
días al Director de la CELAD, a la AMA, a las federaciones nacionales e internacionales,
al club o equipo deportivo al que pertenezca el deportista, en el caso de los deportes de
equipo, y a las demás entidades legitimadas para recurrirla, de acuerdo con lo dispuesto
en artículo 49.3 LCDD.
Resulta absolutamente novedoso que se haya excluido el recurso ante el TAD en vía
administrativa contra las resoluciones sancionadoras del CSA. Ello, sin perjuicio de que
pueda recurrirse la decisión del CSA ante el mismo órgano interponiendo un recurso de
reposición, lo que no es obligatorio, es decir, que es potestativo, aunque si se interpone
hay que esperar a que se resuelva
Las resoluciones sancionadoras del CSA son, por tanto, directamente recurribles ante la
jurisdicción contencioso-administrativa, sin perjuicio de la interposición potestativa del
indicado recurso de reposición.
En cuanto a las resoluciones del CSA que resuelvan el denominado “recurso especial”,
estas sólo serán recurribles ante la jurisdicción contencioso, quedando excluido el recurso
de reposición.
------------------------------------------------------------------
Queda prohibida la cesión, reproducción, retransmisión, copia y/o redifusión, total o parcial del
contenido de estas páginas, por cualquier medio, sin autorización expresa y por escrito del autor.