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Esto significa que la diferencia entre TREC y TCC es que la TREC forma parte de las
TCC, es decir, forma parte del total de estas terapias.
Además, hay que señalar que la TREC (Ellis) junto con la TC (Beck) son las dos
psicoterapias más conocidas dentro del conjunto de Terapias Cognitivo Conductuales
(TCC).
Actualmente, estas TCC tienen gran soporte científico y clínico con muy buenos
resultados terapéuticos en una gran variedad de problemas psicológicos.
Una vez aclarado esto, hay que matizar que sí hay diferencias entre las diferentes
terapias de la TCC.
Son importantes las tareas para hacer en casa, es decir las actividades que se proponen
para realizar entre sesiones.
A pesar de sus similitudes y de que su forma de trabajo se parece, también hay algunas
diferencias a destacar.
¿Qué diferencias podemos encontrar entre TREC de
Ellis y TC de Beck?
TREC es considerada más filosófica y humanista y la TC es más científica. De todas
formas, ambas tienen una base científica y humanística.
La TREC está muy centrada en desarrollo que hizo Albert Ellis según su amplia
experiencia clínica.
La TREC considera que las exigencias dogmáticas (“deberías”) son el núcleo central
del que derivan nuestros pensamientos distorsionados. La TREC considera que si
eliminas las exigencias dogmáticas de tus creencias, tus distorsiones cognitivas se irán
diluyendo.
La TREC considera que tenemos una tendencia innata a la irracionalidad y una baja
tolerancia a la frustración que hacen centrarse rápidamente en las creencias
irracionales más nucleares.
Distingues entre la conducta y tu valor como persona. A partir de ese planteamiento será
más fácil valorar tus comportamientos para mejorarlos en el futuro.
Por ejemplo, te pones ansioso porque te das cuenta que estás ansioso, te sientes
culpable porque estás deprimido o te preocupas de que te preocupas mucho.
Esto tiene mucha importancia desde el punto de vista de la TREC porque suele ser un
factor muy importante que mantiene situaciones de depresión, ansiedad y ataques de
pánico graves y prolongadas. En cambio, en la TC no se habla de ese concepto.
FOBIA SOCIAL
Imaginemos el ejemplo de una persona que tiene que ir a una reunión social informal y
se siente muy ansiosa. Repasamos el modelo ABCDEF para analizar la situación y
abordarla:
A. Suceso:
Reunión social. Se pregunta qué pensará la gente de ella si se equivoca o si dice algo
incorrecto o si habla muy poco o si notan que está ansiosa.
B. Pensamientos irracionales:
Debo ser segura de mí misma, decir lo correcto, estar tranquila y desenvolverme con
naturalidad. Debo demostrar que soy socialmente competente, que soy brillante. Si no
es así, será insoportable, terrible y demostrará que son un ser inferior.
D. Debate:
¿Qué evidencia hay de que debo comportarme de forma natural y correcta? ¿Qué
consecuencias prácticas tiene el pensar eso?¿Cómo me sentiría si me equivocara y no
pensara eso?
¿Qué prueba hay de que sentirme mal en grupo me convierta en un ser inferior?
E. Pensamiento racional:
No hay evidencia de que deba actuar siempre bien porque soy un ser humano falible e
imperfecto como el resto de la gente. Si piensan mal de mí, mala suerte. No es el fin
del mundo.
El preocuparme acerca de mi ansiedad social hace que me sienta peor y actué peor. Si
me equivoco en público, incluso puede ser gracioso. Si no les caigo bien a los demás,
será desagradable, pero nunca terrible. El que haya gente que me rechace no quiere
decir que todos me rechacen.
F. Nueva emoción: inquietud e incluso tranquilidad.
Muchas veces vemos que las personas que se sienten mal tienen una baja autoestima.
Tras observar esto consideramos que aumentar la autoestima, es decir, la valoración
que hacemos de nosotros mismos, será positivo para estar mejor.
El problema está en que esta visión puede empeorar el problema ya que acabas
asociando valorarte bien a cómo te sientes acerca de ti mismo.
El problema es que no tiene ninguna conexión lógica una cosa con la otra.
Puedes tener una autoestima muy alta y creerte que eres lo máximo y que eso no sea
más que una forma de ilusión patética.
Podemos encontrar gente que “se lo tiene muy creído” y que están totalmente
desconectados con la realidad.
Esto les perjudica porque cuando chocan contra la realidad pueden acabar muy mal.
Peor todavía si esa actividad implica un riesgo para ellos o para los demás.
Por otra parte, hay personas de tendencias psicopáticas y criminales que se tienen a sí
mismos en muy alta estima y se valoran muy alto a sí mismos.
Otra cuestión problemática es que muchas veces asocian tener alta autoestima con el
éxito en el desempeño de una actividad.
En realidad, los que tienen éxito en cualquier actividad lo que suelen tener es
una elevada tolerancia a la frustración.
Esto significa que saben encajar y manejar los contratiempos y fracasos que
inevitablemente ocurren cuando trabajas duro y durante mucho tiempo en una
actividad. Inevitablemente acaban siendo unos expertos.
Lo que único que debemos valorar son nuestras conductas, pero nunca valorar
globalmente nuestra persona.
Tu rendimiento puede ser bueno o malo en una actividad, pero eso no te hace bueno o
malo como persona.
Un ejemplo de una persona con un negocio que funciona mal puede servir de ejemplo.
A. Suceso:
B. Pensamiento:
C. Emoción: depresión.
D. Debate:
¿Por qué debo ganar mucho dinero? ¿Qué ley del universo dice que yo deba o no deba
ganar mucho dinero? ¿Qué conexión lógica hay entre ganar o no dinero y ser o no un
desastre como persona? ¿Cómo me siento pensando así? ¿Cómo me sentiría si no
pensara así?
E. Pensamiento racional:
Deducir que soy un desastre porque no gano dinero es absurdo. No hay ninguna
conexión lógica. Es un significado que yo me invento.
El éxito o fracaso en mi negocio no me hacen sentir bien o mal, sino lo que pienso y
valoro acerca de ese éxito o fracaso.
El éxito o fracaso que experimente no tienen nada que ver con lo que soy yo como
persona.
Muchas veces nos sentimos desbordados porque tenemos muchas cosas que hacer y
nuestro tiempo es limitado.
El problema es cuando tenemos tiempo para dedicar a las tareas que se van
acumulando, ocurre que las dejamos de lado sin una razón aparente o nos inventamos
excusas.
Una de las excusas que nos decimos a nosotros mismos es que estamos exhaustos,
demasiado cansados o poco motivados para desarrollar nuestras tareas.
Tenemos la idea de que las tareas las tenemos que hacer cuando estemos plenamente
concentrados, alerta y perfectamente motivados.
Parece que necesitamos tener las condiciones perfectas y el estado de ánimo ideal
para hacer la tarea o eso nos decimos de forma consciente o inconsciente a nosotros
mismos.
Si analizamos esto con un poco de profundidad, nos daremos cuenta que lo que
esconde es un pensamiento rígido del tipo “debería dogmático”.
Por ejemplo, Supongamos que una persona tiene que hacer un presupuesto para
calcular los gastos de una reparación y no lo hace.
A. Circunstancias:
Estás solo en casa porque hay un momento de tranquilidad sin nada que hacer. Te
planteas que podrías empezar a hacer los cálculos pero te sientes cansado.
B. Pensamiento irracional:
D. Debate:
¿Por qué debería ser fácil calcular los gastos?
¿Qué ley dice que para ponerme a calcular los gastos debo estar completamente
motivado o totalmente alerta?
E. Pensamiento racional:
No hay ninguna razón por la que debería ser fácil hacer el cálculo de los gastos ni
calcular el presupuesto. No hay ninguna ley que diga ninguna razón para que yo tenga
que estar en condiciones perfectas para hacer los cálculos de que los gastos.
Seguramente que sentiré mucho mejor si hago lo que tengo que hacer.
Puedo hacer cálculos incluso aunque esté cansada. Muchas veces solo hace falta
empezar para que vaya apareciendo la motivación y la satisfacción.
Haciendo algo que no me gusta o qué es incómodo durante un corto espacio de tiempo,
podré evitar muchos problemas después. E posible que después tenga que hacerlo
igualmente y , además, en un momento mucho más incómodo más para evitar las
malas consecuencias.
El enfado puede estar dirigido a uno mismo a los demás o al mundo, aunque
normalmente nos referimos al enfado o la hostilidad en dirigida o en relación a otras
personas.
Cuando nos sentimos furiosos y nos contrariamos (C), las adversidades (A) han
contribuido a que experimentemos esa emoción (C), pero no la causan directamente.
Lo hacen a través de nuestras creencias irracionales (B).
En realidad, son nuestras creencias irracionales (B) sobre las adversidades (A) que
consideramos “injustas” las que suelen causar directamente las emociones de enfado,
cólera o furia que experimentamos.
En este caso, como siempre, aplicaremos el modelo ABCDEF.
Por ejemplo, supongamos una situación en la que alguien nos trata con desprecio y
que incluso nos insulta. Tenemos una reacción de cólera e ira intensa.
Si esto se da con cierta frecuencia, tendríamos que aprender a afrontar este tipo de
situaciones de una forma más tranquila y seguramente sería mucho más fácil manejar
la situación.
Partimos de la idea de que nadie puede encolerizarnos a no ser que le demos permiso.
A. Situación:
B. Pensamiento irracional:
Este compañero bajo ningún concepto tendría que tratarme mal. Nunca debería actuar
de esta manera conmigo nunca y, como lo hace, es una persona despreciable y debería
ser castigada sin piedad. Es terrible que me insulten, no puedo soportarlo, me enfada y
me angustia enormemente y no puede obtener felicidad de esta manera.
D. Debate:
¿Es cierto que no hay nada peor que es trato despreciativo o insulto? ¿Qué razón
empírica o lógica existe que diga que no tienen porqué haberme tratado así bajo
ningún concepto? ¿Dónde está escrito?
¿Qué conexión hay entre que me traten de esta forma y que sean canallas o malvados
en su totalidad?
E. Pensamiento racional:
Me molesta que me insulten y prefiero que dejen de hacerlo. No hay ninguna ley del
universo que diga que me tengan que tratar de forma respetuosa o justa, aunque
prefiero que lo hagan así. Las personas son imperfectas y tiene libertad para elegir
cómo tratar a los demás. Aunque me hayan tratado bastante mal, podría haber sido
mucho peor.
Si sigue así, evitaré a esa persona en lo posible. Esta situación es muy desagradable,
pero no es terrible. Aunque no me gusta que me traten mal o que me insulten, puedo
soportarlo. Si dejo de encolerizarme, podré seguir disfrutando de la vida aunque no
tanto como si me hubieras tratado bien.
La depresión puede tener diferentes intensidades que van desde ligera a moderada o
severa.
Cuando la depresión es muy intensa afectará mucho a su vida familiar, laboral y social
y cada vez le costará más disfrutar de la vida.
Las personas que tiene una depresión severa tienen que buscar ayuda
profesional para administrarles un tratamiento farmacológico. Cando están mejor, se
puede trabajar con la psicoterapia y sus pensamientos.
No voy a entrar en poner ejemplos extremos, pero todos conocemos personas que en
circunstancias muy desafortunadas consiguen mantener bien su estado de ánimo y
eso les facilita buscar soluciones para seguir hacia delante.
Lo que quiero decir es que los pensamientos irracionales y distorsionados son en gran
parte el origen de estas emociones negativas. En estos casos puede ser muy útil el
aplicar el modelo ABCDEF de la TREC a este estilo de pensamiento para transformarlo
en un estilo más racional de pensamiento que haga que la persona se encuentre
mucho mejor anímicamente.
Como siempre, cuando analicemos las creencias que acechan, nos encontraremos
deberías y exigencias muy poco razonables sobre uno mismo que están en la raíz de
esa sintomatología depresiva.
Por ejemplo, nos podemos encontrar una persona es que tiene un importante estado
de tristeza porque ha tenido varias adversidades últimamente, sobre todo el último
día.
A. Circunstancias: ha perdido la cartera, lee han puesto una multa, ha llegado tarde al
trabajo y le han criticado.
B. Pensamiento irracional: La vida tendría que ser más tranquila y no ponerme tantos
problemas que me hacen sentir desesperado.
C. Emociones: depresión.
D. Debate: ¿Qué evidencia hay de que la vida no tenga que haberme causado de
problemas? ¿Qué pruebas hay de que eso me tenga que hacer sentir desesperado?
¿Qué ley dice que no tendría que tener adversidades cotidianas cómo le pasa al resto
de la gente?
E. Pensamiento racional: No hay ninguna evidencia ninguna prueba ninguna ley que
diga que yo no debo tener problemas en mi vida cotidiana. La vida consiste en tener
problemas. Eso puede ser una incomodidad y puede ser muy desafortunado, pero de
ninguna manera es algo catastrófico. El universo no me debe nada porque no soy
ningún ser especial respecto a las demás personas y no tiene porqué protegerme de
tener molestias y problemas. Soy un ser humano imperfecto y a veces perderé cosas,
seré poco eficiente o incluso seré yo mismo quien cause mis propios problemas. A
pesar de todo, puedo seguir disfrutando de la vida y rechazar estar todo el día
quejándome sobre esto.