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HISTORIOGRÁFICOS A LA
EPISTEMOLOGÍA DE LA HISTORIA
(Primera Parte)
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saber social, modificando radicalmente, lo que Leroy-Ladurie ha
llamado "el territorio del historiador”, y por consiguiente, la forma
como se entiende hoy día "la profesión de historiador”.
4 Véase, Marc Bloch, ”/lpologie pour l' hisioire ou Métier d' Historien", texto
establecido y publicado por Luçien Febvre. La traducción al español bajo el título
de Introducción a la Historia, pertenece al Fondo de Cultura Económica, México,
quinta edición, 1967, y diversas reimpresiones. Es una obra fundamental para
comprender la "escuela de los `Annales'”.
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de las mentalidades; finalmente, ella intenta abarcar todos los
ámbitos de la actividad humana (e incluso, en algunos casos, más
allá de la actividad propiamente humana). Así aparece, la historia
de la vida privada, la historia de las mujeres, la historia de los
marginales... pero también la historia del clima....
6 Sobre este punto, ha escrito Le Goff: ”L' histoire ne s' est pas contentée de s'
ouvrir, ici ou Iã, de nouveaux horizons, de nouveaux secteurs. Certes, un Pierre Goubert
ouvre à l' histoire nouvelle le champ de la démographie historique, I' approche, de la
naissance à la mort, grâce au dépouillement des registres paroissiaux, de tous les
individus, de toutes les ƒamilles d' une region pendant un siècle. Certes un Nathan
Wachtel, avec 'la Vision des vaincus', modèle et chef-d' oeuvre de l'liistoíre nouvelle,
dilate cette histoire aux dimensions sans ƒrontiêres de I' ethno-histoire. Mais I' histoire
nouvelle ne se contente pas de ces avancées. Elle s' ajƒirme histoire globale, totale et
revendique le renouvellement de tout le Champ de l' histoire". La Nouvelle Histoire, o. c.,
p. 37.
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antemano, que toda reflexión sobre el tiempo histórico en cuanto
tal, escapa enteramente al campo inteligible del saber histórico,
ella pertenece de suyo a la ontología ofilosofía de la historia.
8 "La boulimie actuelle de I' histoire aurait pu nous conduire à multiplier les
exemples. Tout en regrettant de n' avoir pu présenter des objets typiques des nouveaux
appétíts de I' histoire, on s' est limite' à un echantillannage significatif Ont été donc
retenus quelques objets paradoxaux soit par leur apparente intemporalité tels que le
climat, le corps, le mythe, la fête; soit par leur pente vers I' histoire inmobile ou enfouie:
la mentalité, les jeunes; soit par leurs Iiens avec des sciences nouvelles et leur
détournement vers l' histoire: l' inconscient de Ia psychanalyse, la langue de la
linguistique moderne, I' image cinématographique, les sondages d' opinion publique; soit
par leur trivialité nouvellement promue à I' histoire: la cuisine, qui témoigne à la fois
pour deux secteurs d' importance grandissante dans le Champ de I' histoire, celui de la
civilisation matérielle et celui des techniques; soit enfin par le scandaleux renversement
d' optique qu' on leur inflige: le livre, consideré comme un produit de masse et non
comme production d' élite, exemple particulier de Ia révolution quantitative en histoire".
Faire de I' histoire, Gallimard, Collection “folio/histoire”, vol. 1, ”Nouveaux
Problèmes”, 1974, p. 13 y 14.
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Es indudable, que la apertura radical por parte de los
historiadores a nuevos objetos (”nouveaux objets") de intelección, ha
estado acompañada por la aparición de nuevos problemas
(”nouveaux problèmes) y nuevas aproximaciones (”nouvelles
approches") en la investigación histórica. Esto ha llevado, a una
revisión profunda del estatuto epistemológico del conocimiento
histórico. Sobre este punto, nuevamente resultan pertinentes las
palabras de Le Goff y de Nora:
” 1b1d.,p. 11.
lo Fundamentos de las Ciencias Sociales, Santiago (Chile), UGM, 1994, p. 137-199.
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cosa es sostener que la historia es pura y simplemente
interpretación”. Entre estos dos planteamientos existe un abismo
epistemológico. El P. Labourdette O. P., ha comentado este hecho
acertadamente: "El espíritu no registra el desenvolvimiento de hechos
que se suceden sin interrogarse sobre el sentido de su encadenamiento.
Ya existe aquí un inevitable elemento de subjetividad: este es el problema
de la interpretación; ésta depende mucho de todo lo que nosotros
entendemos hoy día por la 'precomprehensión', en el sentido de
Bultmann; ella depende también de ciertas opciones, que pueden
permanecer, más o menos, inconscientes”. Y después agrega una
conclusión que nos parece esencial para el saber histórico: "Es una
constatación de todos los días: los mismos hechos, establecidos sobre los
mismos documentos, tan exactamente conocidos por los diversos autores,
tendrá casi siempre lecturas diferentes, de las cuales varias pueden ser
perfectamente plausibles, al menos en la ausencia de datos nuevos,
mientras que otras ya hacen, como se dice, 'violencia a los textos'. A este
margen de subjetividad (...), ningún discurso histórico puede escapar”.
'Z M. Miehel Laboufaeue o. P., "Le peehé ¢m'gfne1", Revue rhomisfe, p. 373
(fotocopia). La cuestión de la interpretación es una cuestión esencial para la
comprensión de la naturaleza del discurso histórico, y para la comprensión de la
función propia del historiador. Ella permite, entre otras cosas, asumir la
distinción capital, muchas veces olvidada, entre la profesión de erudito y la
profesión de historiador. A este respecto, el P. Labourdette ha escrito, en el
artículo que venimos de citar: "Autre chose es l' érudit, qui recueille le document et l'
établit avec la plus grande exactitude; autre chose I' historien qui se fondant sur les
documents, les rapproche, les interprete et s' efforce de reconstituer l' histoire. -Achevant
une causerie qu' il nous faisait à Saint-Maximin, Etienne Gilson insistait sur cette
distinction et achevait par cette boutade: les érudits, on les admet ã l' Académie des
Inscriptions et Belles-Lettres; mais les historiens, on les prend à l' Académie Française,
parce qu' on sait bien que ce sont des romanciers"', p. 373.
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el impresionismo por el rigor estadístico y reconstruirse a partir de los
datos numerables, cuantifícables, de la documentación”. Como se ve
claramente, en esta visión, la historia como narración queda
enteramente eclipsada, por una pretensión de cientificidad
buscada “à tout prix”.
“ 1b¡d.,p.12.
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casos, a reducir las dimensiones espirituales y culturales de la
vida humana y por consiguiente de la historia, a factores
exclusivamente económicos. La misma noción de "civilización
material”, e incluso de "cultura material”, tan querida a estos
historiadores, es utilizada numerosas veces en el horizonte de lo
que nosotros designamos con el neologismo de, paradigma
ideológico-historiográficom.
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desarrollada de manera notable, en dos libros escritos por el
historiador Marc Ferro, los cuales mantienen su plena vigencia,
Comment on raconte I' histoire aux enfants à travers le monde
entier (1981), y L' histoire sous surueillance (1985). En estos libros,
Ferro ha mostrado con acierto, cómo, prácticamente en todas
partes, en Africa del Sur, en la otrora Unión Soviética, en los
Estados Unidos de Norteamérica, a lo cual podríamos agregar,
Europa y sobre todo América Latina, la llamada “ciencia
histórica”, responde en muchos casos, a un discurso ideológico
más o menos consciente".
W Comment on raconte I' histoire aux enfants à travers le monde entier, Paris,
Payot, 1986, reimpresión. Véase también: L' histoire sous surveillance, science et
conscience de I' histoire, Calmann-Lévy, "collection folio/histoire", 1985, p. 7-12.
"No nos equivoquemos -escribe Ferro-, la imagen que tenemos de los otros pueblos, o de
nosotros mismos, está asociada a la Historia que se nos ha contado cuando eramos niños.
Ella nos marca para la existencia entera. Sobre esta representación, que es también para
cada uno un descubrimiento del mundo, se cuelgan enseguida opiniones, ideas fugitívas o
durables, como un amor..., al mismo tiempo que permanecen indelebles, los trazos de
nuestras primeras curiosidades, de nuestras primeras emociones Comment on raconte,
o. c., p. 7.
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historiográfico francés, particularmente a partir de la década de
los 80.
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interpretación global a la cual los acontecimientos deben servir de
justificación. ¿Cuál sistema? Se interroga Besançon: ”Moins souvent
le marxisme qu' un sociologisme qui en dérive inconsciemment, porté
par 1' air du temps, le milieu ou se recrutent les historiens, les facilités
intellectuelles qu' il autorise. Économies, Sociétés, Civilisations"2°.
20 lbidem.
22 Thuillier G. et Tulard J., Les ¿coles historiques, Francia, PUF, Collection "Que
sais je?", 1990.
B Thuillier G. et Tulard J., Le métier d' liistorien, Francia, PUF, Collection "Que
sais Je?", 1991.
L 97
que estos historiadores atribuyen a la politización de la disciplina
y a su excesivo compromiso con las ciencias sociales, las que
empiezan a cumplir un rol, más allá, de lo que es debido a una
ciencia auxiliar, desperfilando muchas veces, la perspectiva formal
propia del historiador. Según ellos, "los años 1960-1980 han visto
multiplicarse las disputas entre historiadores que tenían un compromiso
político (generalmente de izquierdas) y los historiadores tradicionales que
se mantenían fieles a sus tradiciones de objetividad, moderación y
neutralidad, que se negaban a creer que estaban en posesión de la verdad
0 que debían transformar a cualquier precio la sociedad; y la crisis de
1968, la politización de la universidad, acrecentaron todavía más las
distancias /115 .
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coherente; no sólo porque el todo sea inferior a la suma de las partes sino
porque ya ni siquiera hay todo, sino solamente partes”2°.
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de "profesión Nos referimos en primer lugar, siguiendo un orden
estrictamente cronológico, al trabajo del sociólogo y filósofo
Raymond Aron, Introduction à la philosophie de l' histoire: essai
sur les limites de I' objectivité historique (1938); en segundo
lugar, a la interesante reflexión de Eric Dardel, L' Histoire, science
du concret (1946); en tercer lugar, a la notable meditación de Henri
Irénée Marrou, contenida en su "clásico" de epistemología
histórica, De la connaissance historíque (1954); en cuanto lugar las
reflexiones de Paul Veyne, en su importante obra, Comment on
écrit l' histoire (1971); y finalmente la difícil y compleja obra de
Michel de Certeau, L' Ecriture de l' histoire (1975).
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revelación y utilizan a la historia como un instrumento para convalidar
sus vacíos reclamos ”32.
33 Paul Ricoeur, Temps et récit, Tome I, Paris, Editions du Seuil, 1983, p. 137.
También puede consultarse con provecho, el notable trabajo de Ricoeur sobre
epistemología de la historia, escrito hacia los años cincuenta, Histoire et Vérité,
Paris, Editions du Seuil, 1955. También es posible encontrar interesantes
consideraciones sobre la epistemología de la historia, en la obra, polémica en
muchos aspectos, de Rudolf Bultmann, Geschichte und Eschatologie.
Recomendamos la excelente traducción francesa de R. Brandt, Histoire et
Eschatologie, Switzerland, Delachaux et Niestlé, 1959. Véase sobre todo, los
capítulos l, VIII, y IX.
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ofrecer una explicación todo-incluido del significado y sentido de la
historia humana. Finalmente, la falsa ambición de llegar a una
explicación “científica” de la historia, según el modelo de las
ciencias naturales”.
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reflexión, proponiendo muchas veces juicios que escapan
enteramente a sus esferas propias de inteligibilidad, al proceder en
la epistemología del mismo modo como se procedería en la
consideración metodológica o propiamente historiográfica.
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Tradición que proviene de la filosofía alemana de la Modernidad
tardía, particularmente, de W. Dilthey, Rickert, Sirnmel y M.
Weber. Esta tradición entra en Francia a través de la obra de
sociólogos e historiadores, como Raymond Aron y Henri Irénée
Marrou. Otra denominación que se emplea para referirse a la
reflexión e investigación sobre la naturaleza del conocimiento
histórico, es la de epistemología de la historia, esta parece ser la
expresión que más cautiva a los historiadores y filósofos que
teorizan sobre el saber histórico. Otra expresión, aunque menos
corriente, que suele utilizarse es la de teoría de la historia como
reflexividad o teoría de la historia en su función reflexiva”.
H De Jacques Maritain, sobre todo Distinguer pour Unir ou les Degrés du Savoir.
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profesión, es decir "la conciencia refleja que los mismos sabios tienen de
lo que ellos hacen "“.
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atento "de los diferentes discursos del método histórico y de las
diferentes formas de la escritura dela historia”“, permite al teórico de
la historia, sea este historiador 0 filósofo, ejercer su reflexión en el
mismo ”Atélier de l'histoire”"7. Es en este “taller”, donde la teoría
y la práctica de los historiadores se funden en este arte narrativo
que llamamos historia, donde aparecen con nitidez las cuestiones
fundamentales que articulan el contenido propio de la crítica del
conocimiento histórico. En este sentido, la crítica del conocimiento
histórico o epistemología de la historia es indisociable de la
metodología de la historia. Ambas, están llamadas a confortarse
mutuamente.
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fundamentales que el historiador no puede eludir, si no quiere
”hipotecar”, la objetividad o los "limites de la objetividad" de su
propio saber.
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