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Pobreza y Riqueza

Paraná, Noviembre de 2009


Sr. Director
El Diario – Paraná
S / D

De mi mayor consideración

La pobreza y la riqueza no es solamente una cuestión de cantidad de bienes. Sino


también es una actitud interior. Un modo de vivir la vida y de comportarse frente a los bienes que
delatan el contenido del corazón.

Es rica la persona que teniendo poca cantidad de “cosas” según algún tipo de
criterio promedio en la sociedad, barrio o cultura en que se mueve, vive pensando en salir
adelante, en hacer esfuerzos, en tratar de mejorar, con la dignidad de quien tiene dominio sobre su
vida y que sabe que puede seguir creciendo.

Es pobre la persona que, pudiendo tener mucho o poco, se comporta como


pidiendo limosna, regateando de mal modo, codiciando lo que no tiene y envidiando a otros,
porque no pone el esfuerzo en ampliar sus horizontes. Su interés esta fijado en tratar de pelear con
todos los demás que intentan salir adelante para que no se note su propia mediocridad o su falta
de horizontes.

La persona rica es feliz porque sabe que hace su mayor esfuerzo. Es sanamente
realista porque sabe que dar el máximo esfuerzo no es siempre fácil. Pero va teniendo sus frutos, a
la larga.

La persona pobre es la que espera enriquecerse por un golpe de suerte en la


quiniela o por una herencia, y vive soñando lo que haría si llegaría. Y, como difícilmente llega, vive
amargado porque no lo logra. Y además envidia a los demás que tienen más “suerte”. “Suerte” que
fue sostenida por un arduo trabajo, perseverante a lo largo del tiempo y a nervio de remontar
numerosos fracasos y frustraciones.

Es verdad que los bienes materiales son medios que facilitan proyectos. Pero
también es verdad que la abundancia de bienes repentinos puede arruinar a muchos. Porque la
codicia está en el corazón empobrecido, sea con muchos o con pocos bienes materiales.

También es verdad que no logra su desarrollo integral como persona quien vive en
una miseria tan tremenda que le falta de comida. Esto lo lleva a no estimar su propia dignidad.
Nuestra dignidad personal se construye, también, a partir de la mirada de los que nos rodean y de
la valoración que recibimos de parte de los demás.

En todo caso podría decirse que la pobreza y riqueza pasa por una cierta cantidad
de bienes. Una cantidad que nos permitan acceder a comida, vestido y educación integral que
prepare para la vida. Que esa educación sea la que forme un corazón generoso, emprendedor y
abierto a la trascendencia, requisito necesario para vivir con plenitud, teniendo mucha o poca
cantidad “cosas”.

Que “el fresco abrazo de agua que la nombra para siempre” (Mastronardi), se
refiera también a frescura interior y a una vida mejor para los entrerrianos.

Le agradezco esta posibilidad de reflexionar con mis conciudadanos acerca de la


Entre Ríos que estamos dispuestos a hacer entre todos.

Mónica Laura Avero


DNI 21.912.142

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