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PRIMERA LECTURA
En aquellos días, el pueblo estaba extenuado del camino, y habló contra Dios y contra Moisés: «¿Por qué
nos has sacado de Egipto para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náusea ese pan
sin cuerpo.».
El Señor envió contra el pueblo serpientes venenosas, que los mordían, y murieron muchos israelitas.
Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo: «Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti; reza al
Señor para que aparte de nosotros las serpientes.»
Moisés rezó al Señor por el pueblo, y el Señor le respondió: «Haz una serpiente venenosa y colócala en un
estandarte: los mordidos de serpientes quedarán sanos al mirarla.».
Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a uno, él
miraba a la serpiente de bronce y quedaba curado. Palabra de Dios.
Tengan entre ustedes los mismos sentimientos que Cristo. El cual siendo de condición divina, no considero
esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente: al contrario, se anonado a sí mismo,
tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a los hombres. Y presentándose con aspecto
humano, se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y una muerte de cruz.
Por eso, Dios lo exalto y le dio el Nombre que esta sobre todo Nombre, para que al nombre de
Jesús, se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y toda lengua proclame par gloria de
DIOS Padre: “Jesucristo es el Señor”.
Así pues, queridos míos, de la misma manera que han obedecido siempre no solo cuando estaba presente,
sino mucho más ahora que estoy ausente, trabajen con sumo cuidado por su salvación. Palabra de Dios.
EVANGELIO
En verdad, en verdad te digo que hablamos lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero
ustedes no recibís nuestro testimonio. Si les he hablado de las cosas terrenales, y no creen, ¿cómo creen
si les hablo de las celestiales?. Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, es decir, el Hijo del
Hombre que está en el cielo. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que sea
levantado el Hijo del Hombre, para que todo aquel que cree, tenga en El vida eterna. Porque de tal manera
amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, más tenga
vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea
salvo por El. El que cree en Él no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha
creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres
amaron más las tinieblas que la luz, pues sus acciones eran malas. Porque todo el que hace lo malo odia la
luz, y no viene a la luz para que sus acciones no sean expuestas. Pero el que practica la verdad viene a la
luz, para que sus acciones sean manifestadas que han sido hechas en Dios. Palabra del Señor.