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Universidad de los Andes

Facultad de Medicina
Carrera de Psicología

PSICOLOGÍA SOCIAL DE LA SALUD


(APORTES):

En Venezuela, la psicología clínica y de la salud hospitalaria ha tenido un reconocimiento importante


debido a la reciente fundación del primer servicio hospitalario autónomo asociado a esta especialidad
psicológica, hecho acontecido a inicios de 2017. El mencionado evento se llevó a cabo en el seno del
primer centro de salud pública venezolano construido a finales del siglo IXX: el Hospital Vargas de
Caracas. En nuestro país, la psicología hospitalaria se ha desarrollado tradicionalmente en los hospitales
generales, dentro de departamentos o unidades subordinadas tanto asistencial como administrativamente
a los servicios de psiquiatría.

En Venezuela, la formación de pregrado capacita al futuro profesional para el ejercicio legal de la


psicología, sin embargo, por lo general el ejercicio de la psicología clínica o de la salud amerita la
realización de algún tipo de postgrado dentro del área. Los cursos de ampliación, diplomados y
especialización responden a necesidades de profesionalización, es decir, la enseñanza de herramientas
prácticas que permitan el mejoramiento del desempeño laboral, en cambio las maestrías y el doctorado
están primordialmente dirigidos a la formación de investigadores y en efecto estos han sido factores
importantes en el desarrollo de la investigación psicológica en el país (Dembo, 2010).

La Universidad “Simón Bolívar” (USB) ubicada en la ciudad de Caracas, fue pionera en los Estudios
Académicos de Postgrados de Psicología en Venezuela (Dembo, 2010), esta afirmación se basa en que
en 1974 oferta el primer programa de maestría en psicología del país, su programación curricular se inició
dando peso al estudio de la metodología del Análisis Experimental de la Conducta, pasando con los años
al enfoque cognitivo-comportamental; sin embargo desde la última década del siglo pasado se fue
adaptando al estudio de la Psicología de la Salud, específicamente al estudio de las variables psicológicas
y sociales que influyen en el proceso salud-enfermedad.

El concepto de salud ha evolucionado, desde una definición tópica que concibe a ésta como la ausencia
de enfermedad, a una formulación probablemente utópica en la que la salud es considerada como un
estado de bienestar completo, físico, mental y social. De hecho, son numerosos los organismos
internacionales con competencias en materia de salud que reconocen que el estilo de vida (es decir, el
comportamiento de las personas) es uno de los principales determinantes del estado de salud de nuestra
sociedad. Se consideran de suma importancia las contribuciones que la Psicología (como ciencia del
comportamiento) puede hacer para abordar los problemas de salud en un campo de aplicación de los
conocimientos teórico-prácticos de la Psicología Científica logrando así los objetivos que los sistemas de
salud plantean pero en un contexto socio-cultural determinado, partiendo de una concepción de la salud
positiva, integradora, dinámica, objetiva y contextualizada.

En tal sentido, las aportaciones de la Psicología Social a la Psicología de la Salud desde el postgrado de
Psicología de la Universidad Simón Bolívar (USB) podrían resumirse en tres categorías: investigación,
docencia e intervención.
Dichas aportaciones se han centrado en: la utilización de técnicas psicosociales (entrevistas, escalas de
actitudes, sondeos, etc.) para el análisis de la situación de la comunidad sobre la que se quiere intervenir,
la evaluación de contextos y estudios de los factores psicosociales que intervienen en el desarrollo de los
problemas de salud, el estudio de la eficacia de las diferentes técnicas psicosociales desarrolladas para el
tratamiento de esos problemas, la elaboración de modelos integrados de planificación y programación
tanto de los servicios de la salud como de los servicios sociales y en el campo de la docencia.

La Psicología Social debe proporcionar a los profesionales de la salud los conocimientos y técnicas que
les permitan enfocar la realidad individual y social desde la óptica de la interrelación contextualizada,
basándose en la identidad social del sano y del enfermo, la motivación de los profesionales sanitarios y la
integración de los enfermos en los centros hospitalarios ya que se ha contribuido grandemente en el
campo de la intervención en Salud destacando: la prevención de la enfermedad y la promoción de la salud,
el diseño de campañas de hábitos y estilos de vida saludables, la aplicación de programas de intervención
para el manejo del estrés (tanto en profesionales de la salud como en usuarios de los servicios de salud),
la reducción de la ansiedad psicosocial para mejorar la asertividad y prevención de la aparición de factores
de riesgo modificando conductas relacionadas con éstos, la medición de las actitudes psicosociales
relacionadas con la salud y por tanto, la evaluación, diseño y planificación del ambiente, todo esto con el
objeto de mitigar o eliminar aquellos factores que tienen efectos negativos sobre la salud, determinando
qué elementos psicosociales contribuyen a que los individuos sean más susceptibles y cómo el sistema
sociocultural afecta la salud y la enfermedad a través de la influencia y desigualdad en el acceso a los
medios que permiten la salud.

En conclusión, la Psicología Social por hallarse en la articulación de las Ciencias Psicológicas y de la


biología, permite tener una visión más completa y unitaria de la realidad humana en el contexto de la
salud, al estudiar la interacción entre lo individual y lo colectivo, participando de esta manera, los
laboratorios sociales, ya que crean la base para nuevas formas de hacer investigación e innovación, son
experimentales por su propia naturaleza, y son parte de un paradigma que entiende el mundo a través de
la experimentación de ese mundo exterior.

Es parte de la naturaleza de un Laboratorio de Ciencias Sociales que se requiera identificar qué cosas no
funcionan para poder encontrar las que sí, ya que son ciencia con y para la sociedad, dado que la
sociedad civil es parte activa de estos laboratorios, así como los actores de la industria, investigación y el
sector público.

Por cuanto, al recopilar los aportes del LACSO (Laboratorio de Ciencias Sociales), es imperativo
mencionar que sus estudios tienen como propósito contribuir al conocimiento y análisis de la violencia que
ocurre en diversas entidades del país, generando información confiable y fundamentada, que permita
identificar factores y condiciones que causan o incrementan esa violencia, y proponer medidas y acciones
de prevención. Un ejemplo de ello es encontrado en la siguiente publicación que fue elaborada con el
apoyo financiero de la Unión Europea, su contenido es responsabilidad exclusiva del Equipo OVV Mérida y
no necesariamente refleja los puntos de vista de dicha Unión Europea, al contrario, pretende dar a conocer
las distintas manifestaciones de violencia que tuvieron lugar en el estado Mérida, durante el primer
semestre del año 2021 contrastándolas con las del año anterior 2020 y el presente año 2022:

Las cifras obtenidas durante el primer semestre de 2021, son producto del monitoreo, revisión y consulta
de las diferentes fuentes de información, las cuales permiten decir que: se registraron 113 delitos de
violencia interpersonal (41 casos más o 71% de aumento que en el mismo lapso equivalente del año
pasado, enero-junio 2020). Entre tanto el número de víctimas de estos delitos ascendió en 43,4% (pasó de
99 a 142). En detalle, dentro de los delitos registrados (113), los homicidios (30%), las agresiones (25%) y
los robos (19%) fueron los delitos que mostraron los mayores porcentajes de ocurrencia. Luego le siguen
las violaciones sexuales (11%), concentrando estos cuatro delitos el 85% del total registrado, mientras que
el porcentaje restante (15%), en el siguiente orden de importancia, está conformado por otras agresiones
sexuales, amenazas de muerte, secuestros, tentativas de homicidios, coacción y amenaza de agresión.

De los 133 delitos de violencia interpersonal registrados durante enero-junio de 2021, la mayoría (61,7%)
tuvo como escenario espacial los municipios Alberto Adriani (28%), Libertador (18,7%) y Tovar (15,0%). El
primero perteneciente a la zona Panamericana, el segundo al Área Metropolitana de Mérida y el tercero al
Valle del Mocotíes (Mapa 1). Le siguen Sucre (6,5%), Obispo Ramos de Lora (5,6%), Tulio Febres Cordero
(5,6%) y Rivas Dávila (5,6%) con valores intermedios. Con relativos valores bajos a muy bajos de delitos
figuran Campo Elías (3,7%), Caracciolo, Parra y Olmedo (2,8%), Zea (1,9%), Santos Marquina (0,9%),
Andrés Bello (0,9%), Cardenal Quintero (0,9%), Pueblo Llano (0,9%), Miranda (0,9%), Rangel (0,9%) y
Antonio Pinto Salinas (0,9%) (Mapa 1). En el otro extremo de la lista se encuentran un conjunto de
municipios donde aparentemente no se registraron delitos: Aricagua, Arzobispo Chacón, Guaraque, Julio
César Salas, Justo Briceño y Padre Noguera.

Recientemente, el Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello


(UCAB) junto al profesor Roberto Briceño-León, sociólogo, director del Laboratorio de Ciencias Sociales
(LACSO) y del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) expusieron una visión social prospectiva del
país para lo que resta del año 2022, a partir de sus investigaciones.

El tema de la desigualdad social sigue presente en el país, afianzada a partir de la privatización de los
servicios básicos de educación, de salud y la alimentación. Ya que en Venezuela la mitad de la población
(aproximadamente 14,22 millones de venezolanos) se salta comidas por no tener el dinero suficiente para
comprarla. Briceño-León señaló durante su intervención: “Esta situación de pobreza genera una
percepción de injusticia y confrontación en el país, según las encuestas realizadas, ya que da lugar a la
violencia y la reaparición de formas de delito como la extorsión, los robos, el hurto y secuestros que habían
desaparecido en la sociedad”. Estos datos permiten visualizar una de las realidades más crudas del país.
Aunado a esto, muestra la responsabilidad política en la situación de miseria y desigualdad donde se
vislumbra a esa política como un problema y no una solución, tomándose en cuenta que la mejoría en
algunos sectores sociales y el comercio en dólares, han abierto nuevas oportunidades al crimen viéndose
afectada entonces la salud desde el ámbito social, lo que permite reflexionar sobre un futuro con un
optimismo moderado, interpretado como una “mejoría”, sin embargo, lo que realmente genera, es mayor
exclusión de sectores que no pueden acceder a dichas “mejorías”, ya que aún existen muchos aspectos
sociales que deben mejorar.

Por otro lado, el CIP-ULA (Centro de Investigaciones Psicológicas de la Universidad de los Andes) también
ha realizado diversos estudios e investigaciones en este sentido, abordando el tema  desde los esfuerzos
por comprender qué hace o deja de hacer el hombre para enfermarse, combatir la enfermedad, aumentar
o disminuir la eficiencia de los tratamientos, soportar el dolor o morir; pues el individuo es el principal
responsable de su salud

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