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URBS CAECA (LA CIUDAD CIEGA)

Podemos hacer las cosas nosotros mismos o pagar a otros


para que nos las hagan. Son dos sistemas de abastecimiento que podríamos denominar
“sistema de autarquía”, y “sistema de organización”, respectivamente. El primero tiende
a crear hombres y mujeres independientes; el segundo supone hombres y mujeres
integrados en una organización. Todas las comunidades existentes se basan en una mezcla
de ambos sistemas, pero la proporción de uno y de otro son diversas.
E.F. Schumacher

Éste breve ensayo invoca en parte a “la ciudad letrada” cuyo pasaje en el tiempo, o
mejor dicho en la historia, ha dejado su impronta indeleble en el espacio que domina y en la
inteligencia que uniforma y deforma, haciendo de ella misma un centro administrativo de
control y de poder.
Para entender mejor el arquetipo de la ciudad colonial es necesario prestar atención
a algunos detalles históricos, como la transformación cultural que comienza a originarse en
Europa a partir del llamado “Renacimiento”, etapa en la que la visión dominante del siglo
XIX habla de un despertar humanista, lo que no es nada despreciable, sin embargo también
es posible ver en esa etapa una entrañable transformación que ha sido nuestra herencia
hasta el día de hoy: los remotos orígenes del capitalismo y del colonialismo. Éste
colonialismo fue forjado desde un centro- ciudad, y desde entonces ha incrementado su
hegemonía a través de una economía de dependencia y de una política de subordinación no
sólo hacia los pueblos que la sufren, sino hacia el espacio que es conquistado, dominado y
transformado.
Angel Rama en su obra “La ciudad letrada” afirma que los conquistadores no
reprodujeron el modelo de la ciudad medieval de la cual provenían, sino que articularon la
ciudad para convertirla en un espacio de orden y de dominación, subordinado a la otra
ciudad ultramarina, la gran metrópolis, la cual desde el Renacimiento concentraba tras sus

1
muros la corte, los signos del poder, la religión, y los ejércitos dominando jerarquicamente
al resto de la sociedad.1 Los conquistadores de América “Al cruzar el Atlántico no sólo
habían pasado de un continente viejo a uno presuntamente nuevo, sino que habían
atravesado el muro del tiempo e ingresado al capitalismo expansivo y ecuménico […]
América fue la primera realización material de ese sueño y, su puesto, central en la
edificación de la era capitalista”2
Pero ahora volvamos al principio, para concebir mejor qué lugar ocupó la ciudad en
la arquitectura del colonialismo y la naciente globalización, dice Angel Rama “Las
intrucciones (del Rey) colocan a toda la colonización en dependencia absoluta de los
intereses de la metrópolis, trazando ya la red de instalaciones costeras de las ciudades-
puertos que tanto dificultarán la integración nacional llegado el momento de los estados
independientes”3 La nueva ciudad en América Latina fue edificada primero en el símbolo,
dibujada en el plano, instituida por medio de la escritura que obedeció desde entonces a un
orden inalterable, puesto que fue la escritura la única que otorgó validez a la propiedad a la
ley y a las ordenanzas, y he allí el papel de los escribanos y letrados en la nueva sociedad
occidental. Fue, entonces, el orden y la planificación urbana potestad exclusiva de los
signos4 Es importante ser concientes de lo que decía Mumford: Su verdadera innovación
fue que la forma de la ciudad tuviera la forma del orden social existente5 y diría Thomas
More en Utopía 1516: “He who knows one of the cities, will know them all, so exactly
alike are they, except where the nature of the grounds prevents.”6
La racionalidad y el carácter universal del Iluminismo forjó no sólo esa ciudad ideal
que luego se materializaría en América, sino que una vez fundada ésta creó otra esfera de
poder dentro de si misma, la llamada “ciudad letrada” porque los signos esculpidos en el
muro, en la columna, en el escudo, conformaban un dominio que prevalecía sobre la carne,
sobre la erosión del tiempo, ese simbolismo asimilaba una estructura concebida para un
posible futuro en concordancia a determinados fines.

1
Angel Rama, La ciudad letrada, p. 17-18.
2
Ibídem, p.17-18
3
Angel Rama, La ciudad letrada, p.20
4
Ibídem, p. 21-22
5
Lewis Mumford en: Angel Rama, La ciudad letrada, p. 18
6
Ibídem, p. 24

2
Ésta elite letrada pertenecía principalmente al medio urbano7 y es por ésta causa que
la separación entre el campo y la ciudad se hizo más honda, puesto que la subordinación del
campo hacia la ciudad fue impuesta por la letra, y como dice el refrán: La letra por la
sangre entra. La mayor parte de la población del campo en el Uruguay era analfabeta hacia
los inicios de nuestra República y cabe aquí recordar que en nuestra primera Constitución,
la de 1830, el voto estaba restringido a las personas analfabetas.

La revolución industrial y la producción a gran escala requirió de mayor población


urbana, y se efectuaron políticas para expulsar a los trabajadores del medio rural.
Hobsbawm en varias obras explica cómo fue el proceso de urbanización de las antiguas
sociedades rurales, y nos enseña algunos datos históricos. Es recién en los años sesenta que
por primera vez en la historia la mayor parte de la población mundial vive y trabaja en la
ciudades.
“El tercer cuarto del siglo (siglo XX) señaló el fin de siete u ocho milenios de
historia humana que habían comenzado con la aparición de la agricultura durante el
Paleolítico, aunque sólo fuera porque terminó la larga era en que la inmensa mayoría de la
raza humana se sustentaba practicando la agricultura y la ganadería.”8
El caso del Uruguay no es ajeno a éste proceso, en un trabajo de Mariela Bianco y
Soledad Figueredo titulado “La población rural en el Uruguay” podemos ver a través de las
estadísticas que arrojan los primeros censos poblacionales en el país la reducción de la
población rural a partir de los años 50. El primer censo a principios del siglo XX arrojaba la
cifra de un millon de habitantes de los cuales un tercio correspondía a Montevideo y dos
tercios al interior del país.9 En el siguiente censo realizado en 1963 podemos ver que la
población rural es de 498 mil habitantes, y que la población urbana es de 2,097 millones o
sea que la población rural pasó a ser un 19,2 por ciento. En los sucesivos censos la
población rural continuó reduciéndose hasta alcanzar en el año 2004 un 8,2 por ciento.
Ahora bien para comprender cómo fue el proceso desde los inicios del siglo XX
hasta la década del cincuenta hay que tener en cuenta los relevamientos que ha hecho el
MGAP a partir de 1916, donde a través de las estadísticas de los establecimientos rurales

7
Ibídem, p.37
8
Eric Hobsbawm, Historia del Siglo XX, p.18
9
Soledad Figueredo, Mariela Bianco, La población rural en el Uruguay, p. 3

3
podemos apreciar que la población rural creció hasta 1951, alcanzando un pico de 453.912
habitantes. Éste crecimiento tenía su causa en la cantidad de establecimientos de tipo
familiar de menos de 100 há, orientados a abastecer el mercado interno. A partir de 1951
fue drececiendo la población rural como muestran los datos del INE.10

Cuadro 2 Población rural en establecimientos agropecuarios

Año Habitantes
1916 269.756
1930 330.849
1937 342.359
1951 453.912
1956 413.859
1961 389.850
1966 327.821
1970 318.166
1980 264.216
1986 240.335
1990 213.367
2000 189.838
Fuente: Censos Agropecuarios DIEA-MGAP

“El decaimiento de la población rural que se inicia a partir de la década del


’50 también puede visualizarse en concordancia con la drástica reducción
experimentada por el sector de explotaciones de tipo familiar así como por efecto de
la evolución del cambio tecnológico en el agro que produjo una disminución notoria
en la demanda de mano de obra en tareas agropecuarias. En este sentido, se destaca
la incidencia de la maquinaria de la mano de la tractorización, las grandes
cosechadoras de grano y más recientemente, el uso de siembra directa, la

10
Ibídem p.4

4
ordeñadora eléctrica y la máquina de esquila para nombrar algunos ejemplos
listados por Piñeiro y Moraes (2008).”11
En el estudio se afirma que “La reducción de la población rural es tan
marcada que, actualmente, Uruguay es el país con menor proporción de población rural en
América Latina.”12
Éste fenómeno de urbanización de la sociedad está intimamente ligado al
desarrollo tecnológico, a los modos de producción asociados a él y a un tipo de
planificación económica. Los establecimientos familiares rurales son representativos de un
tipo de economía de pequeña escala, predominantemente autarquica, aunque no
exclusivamente, y que puede proveer de un espacio de trabajo para una inmensa franja de la
población, aunque no genere un espacio mercado de consumidores. Cuando las
explotaciones de tipo familiar decrecen, esas familias engordan los márgenes de las
ciudades, y se tornan consumidores pero no siempre productores, y he aquí el mayor
problema económico de la actualidad: la disociación entre el espacio de producción y el
productor, y del otro lado, el espacio de consumo y el consumidor.
Dice Schumacher: “En el mundo moderno, durante los últimos cien años
aproximadamente se ha producido un cambio enorme y único en la historia: de la autarquía
a la organización. A consecuencia de esto las personas se vuelven menos autosuficientes y
más dependientes. Pueden afirmar que tienen niveles de educación más altos que cualquier
generación pasada; pero lo cierto es que no pueden hacer nada sin ayuda de otros.
Dependen completamente de máquinas fabulosas, de ingresos monetarios cada vez
mayores.”13
De este modo ha prevalecido una forma de organización social espacialmente
urbana acorde a una economía basada en la especialización y en la división del trabajo, en
una conmpleja red de multiples dependencias y conexiones que con una fe ciega en el
crecimiento material sin límite y bajo la égida de multiples centros-ciudades-industriales-
financieros ha ejercido, y ejerce un poder y un control sobre cercanas y distantes
poblaciones, espacios y recursos naturales.

11
Ibídem p 4-5
12
Ibídem, p. 4
13
E.F. Schumacher, Prólogo, en: La vida en el campo, Blume, Barcelona, 2009.

5
Este sistema económico depende de la subordinación del espacio de inmensos
territorios para llevar a cabo la urbanización actual de China, por ejemplo, pues la
demanda de recursos naturales impone priorizar determinados tipos de uso del espacio
sobre otros. Éste fenómeno a nivel planetario ha tenido una gran resistencia sobre todo por
parte de la población campesina que defiende su cultura contra la megaminería y las mega-
agroindustrias.
Ésta clase de mega emprendimientos los cuales dependen de una tecnología
superdesarrrollada y tienen como finalidad abastecer determinados rubros de la demanda
internacional, no traen consigo la formación de muchos puestos de trabajo, y los puestos de
trabajo generados tampoco son puestos de trabajo de calidad para las poblaciones
involucradas
En la economía familiar y rural al contrario de lo que sucede con los
megaemprendimientos hay una relación más directa entre el trabajo y su fruto, y entre el
signo y la cosa, puesto que al ser una economía predominantemente autárquica, genera una
conexión inteligible y espíritual ,por no decir creativa, con el espacio de trabajo, con el
saber correspondiente al mismo, y con el valor de la producción alcanzada.
Las agroindustrias minimizan los recursos humanos a través de recursos
tecnológicos y ello tiene como efecto visible una disociación espacial entre el trabajador
rural y el medio rural, pues gran parte de los trabajos requeridos son zafrales.
“Para el año 2006, más de la mitad de la fuerza de trabajo empleada en el sector
agropecuario no residía en el medio rural disperso sino en poblaciones de menos de 5 mil
habitantes y en ciudades del interior del país (INE, 2006). Es decir que mayoritariamente,
las personas empleadas en actividades propias del mundo rural como son la agricultura, la
ganadería, la silvicultura y la pesca provienen de poblaciones que se clasifica como
urbanas.”(p.3)
Ésta expulsión de la gente del campo ha generado una ciudad de consumidores que
han olvidado generacionalmente los modos de producción tradicionales, puesto que las
generaciones más recientes viven de espaldas a la realidad del medio rural. La
transformación del paisaje nativo, la contaminación de los ríos, la erosión del suelo, la
salud animal, la soberanía alimentaria son problemas que no son visibles en el inmediato
medio urbano. La percepción del espacio entonces está mediada por los signos, y eso

6
genera otros grados de conciencia con respecto a lo que es un verdadero desarrollo
sustentable o lo que serían las prioridades ambientales a tener en cuenta a futuro. Pues la
dimensión del daño espacial para uno es real y tangible, y para el otro es mediática.
Igualmente, esto no sería un problema sino fuera porque la mayor parte de la población de
un país vive y se gana la vida en un medio urbano, y es justamente ese desequilibrio la
causa de innumerables problemas que enfrenta la sociedad actual. Entonces no se trata de
vivir todos en el campo, pero si de volver a abrir caminos de la ciudad hacia el campo, y
fomentar políticas e incentivos para las familias al respecto. Es esencialmente prioritario
para una sociedad inteligente hacer una política y una economía orientada hacia la
permanencia y a la salud de sus integrantes, ya que es perceptible que la gente disfruta más
de realizar un trabajo en un medio saludable, y donde pueda usar parte de su creatividad.
Schumacher nos refiere que se trata de un problema de escalas, una ciudad o una
industria, o una tecnología cualquiera cambia sustantivamente el impacto que tendrá sobre
el entorno y los seres humanos de acuerdo a su tamaño.14 A pesar de eso, en pleno siglo
XXI en el tercer mundo proliferan los megaemprendientos en oposición a las pequeñas y
medianas empresas y al pequeño productor familiar. Además es posible probar a través de
medios estadísticos que son justamente esta clase de emprendimientos, los pequeños, los
que abastecen de más puestos de trabajo a la población del mundo.
En consideración a lo dicho puedo concluir que “La ciudad ciega” es la
continuación en el tiempo de “la ciudad letrada”, el aferrado signo del colonialismo que
sujeta al espacio con frenética ansia y ceguera. La minería, los monocultivos, la pasta de
celulosa, la construcción de infraestructura, el shale gas o la fracturación hidráulica no son
ni pueden ser un cambio de la matriz productiva, sino que son el fruto de la planificación
colonial, su efectiva realización. Sin embargo una clase dirigente, un sector especialmente
urbano de la sociedad argumenta que esa es la única salida para el problema del empleo en
un país en vías de desarrollo, entonces, aguardan una nueva inversión extranjera, otro
préstamo multillonario, para así sostener un sistema económico fracturado y subordinado.
Y en esa clase dirigente hay un círculo, de técnicos y analistas, que son los nuevos
sacerdotes de la vieja ciudad letrada, son los administradores de la ciudad ciega, sus

14
E.F. Schumacher, Small is beatiful, Abacus, p. 64

7
fehacientes obradores, que validan ésta forma de hacer política y economía sin ver el
abismo, o mejor dicho el fantasma con su máscara indigente entre los desiertos de asfalto.

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