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Hibridación
Hibridación
Los orbitales atómicos híbridos son los que se entrelazan en la formación de elementos, dentro del
Modelo del enlace de valencia, y justifican la geometría molecular.
Cabe mencionar que para unirse y originar los enlaces, los orbitales atómicos de valencia sufren
una deformación; a esta deformación se la caracteriza como hibridación y se la designa de acuerdo
con el tipo y número de orbitales que participan en la mezcla que da lugar al tipo de hibridación.
Se obtienen tantos orbitales híbridos como orbitales atómicos se combinen (si se combinan 3
orbitales atómicos, se obtienen 3 orbitales híbridos).
Así, en función de los orbitales atómicos que se combinen, tendremos distintos tipos de
hibridación:
Hibridación sp: Combinación de un orbital s y de un orbital p para dar dos orbitales híbridos que
reciben el nombre de “híbridos sp” y se disponen de forma lineal. Dentro de esta combinación se
dan dos casos:
Hibridación sp2: Combinación de un orbital s y de 2 orbitales p, para dar tres orbitales híbridos que
reciben el nombre de “híbridos sp2” y se disponen de forma trigonal plana.
Hibridación sp3: Combinación de un orbital s y de 3 orbitales p para dar cuatro orbitales híbridos
que reciben el nombre de “híbridos sp3” y se disponen de forma tetraédrica.
Hibridación sp3 (siempre enlaces simples): el caso de los alcanos, hidrocarburos con enlaces
simples carbono-carbono, como el metano, CH4 (un único carbono) o el etano, CH3-CH3, y otras
moléculas corrientes como el agua o el amoniaco.
Geometría (química)
La forma tridimensional en que se disponen los átomos que forman una molécula se conoce con el
nombre de geometría molecular o estructura molecular.
La geometría de las moléculas es muy importante porque determina cuáles son las características
físico-químicas de la materia, como por ejemplo, punto de ebullición, densidad, solubilidad, etc.
Formas Alotrópicas
Algunos elementos químicos son capaces de ordenar sus átomos de distinta forma manteniendo el
mismo estado de agregación (sólido, líquido o gas). Esta propiedad se conoce como ‘alotropía’ y
cada uno de los ordenamientos posibles resultantes es una ‘forma alotrópica’.
Las distintas formas alotrópicas se producen porque electrones de la última capa del elemento se
pueden situar en distintos orbitales. Esto permite que se puedan formar enlaces compartiendo
distinto número de electrones, lo que implica la formación de estructuras diferentes. De hecho, la
palabra ‘alotropía’ viene del griego y significa ‘otras formas’.
Algunos ejemplos de elementos con formas alotrópicas son: el oxígeno, que puede presentarse
como oxígeno atmosférico (O2) y como ozono (O3), o con características físicas distintas, como el
fósforo, que se presenta como fósforo rojo y fósforo blanco (P4), o el carbono, que lo hace como
grafito, diamante y fulereno. Para que a un elemento se le pueda denominar como alótropo, sus
diferentes estructuras moleculares deben presentarse en el mismo estado físico.