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insomnio

Por qué cuanto más nos esforzamos por


dormir, menos podemos dormir
La obsesión por dormir y no conseguirlo acaba provocando
ansiedad y estrés, y esto llevará al temido insomnio, un mal
que sufre buena parte de la población alguna vez en su vida

A más de una persona en este mundo le ha sucedido: se tumba en la cama, dispuesto a conciliar el
sueño después de una noche agotadora y, simplemente, no puede. Comienza a agobiarse pensando
que al día siguiente tiene que madrugar, que está muy cansado y que lo estará más si no se relaja y
se duerme, pero pasan los minutos y las horas y el estrés por intentar dormir y no conseguirlo es
cada vez mayor. Si esto se repite durante varios días y a la persona le cuesta cada vez más relajarse
para poder coger el sueño, acabará adquiriendo un comportamiento ansioso, de activación de lucha-
huida, cuando se meta en la cama. La obsesión por dormir y no conseguirlo acabará provocándose
ansiedad y estrés, y esto llevará al temido insomnio, un mal que sufre buena parte de la población
alguna vez en su vida.
Es una profecía auto cumplida: creer que no podrás dormir y por tanto no conseguirlo. O
desearlo con tanta fuerza que estamos demasiado nerviosos durante el proceso para conseguirlo.
Nos quedamos dormidos como nos enfermamos o enamoramos, no es una acción activa sino una
rendición. Pero en una sociedad estresada en la que se deben conseguir las cosas en el momento, es
normal atravesar estos periodos de ansiedad con los que viene la vigilia. Y la experiencia frustrante
de pasar largo tiempo acostado en la cama sin que llegue lo que debería ser algo natural es terrible.
Cuanto más nos enfocamos y preocupamos, más nos alejamos del sueño.

Opinión: curioso.

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