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Los colombianos son una raza luchadora, con grandes aptitudes intelectuales y de todo tipo,
a los que nada les queda grande y tratan de hacer lo mejor que pueden con lo que tienen.
Pero ¿Qué es lo que le dificulta prosperar? ¿Cuál es el principal obstáculo entre una
persona y su propia realización? ¿El desempleo? ¿La situación económica del país? ¿Su
educación? ¿Su pasado? ¿Su pareja? ¿Su jefe? Infortunadamente, los colombianos padecen
el fenómeno conocido como “victimas del entorno”.
Y ¿Por qué? Por la sencilla razón de que tienen la preferencia de culpar a todos de sus
fracasos, de su mala vida o de sus malas decisiones. Para el colombiano, la culpa nunca es
de él, la culpa es del estado porque no brinda las suficientes oportunidades de empleo, la
culpa de que llegara tarde al trabajo fue del conductor del bus, el culpable de que perdiera
el año fue del profesor que no le quiso pasar la materia, los culpables de la mala situación
nacional son las guerrillas, y como estos hay un sinnúmero de ejemplos que desembocan en
el mismo final, el fracaso, aunque a veces es cierto que toda la culpa no es del colombiano,
no significa que siempre es así.
El ejemplo anterior es una clara ilustración de lo que se estaba hablando, el colombiano “no
tiene cuando” prosperar o por lo menos salir de la cárcel del fracaso si no reconoce que no
existe otro culpable para su problema además de el mismo. El primer paso para solucionar
Sergio Montenegro Ávila 10-2
Y todo esto está encaminado hacia algo que según Ramiro Calderón es “el principal factor
que impide a las personas luchar por sus sueños no es la educación ni la falta de tiempo o
dinero, sino la tendencia a mantenerse compulsivamente en su Zona de Confort”.
Y cuál es la razón que provoca la adicción a la Zona de Confort. Es que a pesar de estar
muy capacitados intelectualmente debido ya sea a un talento “innato” de los colombianos,
la mayoría de colombianos somos personas poco disciplinadas, lo cual es generado por la
falta de compromiso y la abundancia de la pereza, lo que a la vez desencadena la falta de
persistencia, ausencia de sentido de pertenencia y por ende, el fracaso. Además, aunque
para algunos es difícil aceptarlo, los colombianos siempre buscamos la salida más fácil, la
alternativa que no me involucre demasiado, la solución que no necesite ningún tipo de
esfuerzo, la salida en la que no necesito aprender demasiado, o la forma en la que hago mi
parte y luego no hago más na’, como lo dice la frase de Mauricio Morales: “Hábitos:
Sabemos que son la manera de cambiar nuestra vida, pero seguimos buscando fórmulas
mágicas”. Y todo esto es porque hemos insertado un habito casi inevitable en nuestro chip y
es el de no salir nunca de nuestra Zona de Confort y para cambiarlo es necesario un extenso
trabajo, pero sobretodo, un excesivo compromiso,
Una de las dificultades, generada como dijimos anteriormente por la falta de disciplina, que
se presentan cuando se trata de cambiar hábitos es que la falta de continuidad y
retroalimentación lleva a la gente a volver a sus viejos hábitos, ya que siempre es más fácil
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dejar todo a un lado y no hacer nada o como dijimos antes, encontrar la manera sencilla. Es
curioso como por ejemplo un estudiante prefiere gastar el tiempo haciendo la trampa para el
examen, aunque le lleve un buen rato, en lugar de utilizar ese tiempo para estudiar y por
cosas como estas y por las razones que hemos mencionado anteriormente es que aún
existen esos productos que prometen increíbles resultados en muy poco tiempo, como
adelgazar sin hacer ningún tipo de dieta o ejercicio, es increíble como el ser humano
siempre se inclina hacia este tipo de “soluciones”, es como si estuviera en sus genes, o ¿en
realidad lo está?.
Saliéndonos un poco del tema, tomaremos un ejemplo sobre una comunidad colombiana,
que a pesar de las tantas dificultades que ha tenido, ha logrado evitar las salidas fáciles y ha
logrado salir adelante. Esta comunidad llamada San Jose de Apartadó ubicada en el
municipio de Apartadó, Antioquia, es una sociedad a la que definitivamente no le ha tocado
fácil, y como todo buen colombiano con su malicia e inteligencia, se las ha tenido que
ingeniar para salir adelante. Todo empezó con la llegada de el ejército nacional, la guerrilla
y los paramilitares, desde ese momento se supo que aquel encuentro no tendría un buen
final, empezaron con pequeños enfrentamientos pero con un gran efecto en la población,
hasta que cayó la gota que colmó el vaso, el asesinato de una de las personas de la
comunidad, siendo este el hecho que dio inicio a lo que parecía un interminable capítulo
lleno de atrocidades en contra de loa derechos humanos, asesinatos, torturas y actos que ni
el ser humano puede imaginar.
Poco a poco el grupo se fue agrandando, haciendo que las personas tuvieran cada vez más
valor, el cual tuvieron que demostrar en su primer encuentro con las fuerzas armadas, en el
que fueron amenazados de muerte, por lo que llenos de coraje y fuerza dijeron que que si
mataban a uno, los tenían que matar a todos, convirtiéndose este en el momento que marcó
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el inicio d duna nueva era. A partir de aquí fueron creando lo que se asemejaba a una utopía
en pequeña escala, formaron juntas para dirigir a la comunidad, se dividían las labores, se
establecieron grupos que se encargaban de cocinar y de repartir la comida, todos los días se
hablaba sobre los avances del día anterior y se pensaba sobre cómo podían mejorar cada
vez más, también se crearon actividades deportivas como partidos de fútbol, era obvio, con
el ajetreo constante necesitaban un escape con el que pudieran alejarse de todo por tan solo
una hora y otro hecho que marcó fuertemente esta comunidad fue la nueva agricultura,
principalmente el cacao, marcando los inicios de un gran proyecto para el futuro.
Pero infortunadamente este proyecto utópico no podría realizarse sin las dificultades
acechando constantemente, como el asesinato de líderes, secuestro de personas, torturas y
las masacres que tristemente eran el pan de cada día para esta comunidad. Era obvio que la
salida mas fácil para todos era sucumbir ante las fuerzas armadas y unirse a ellas, pero
fueron pocos los que tomaron esta decisión, ya que la mayoría mantuvo una protesta
pacífica sin alzar una sola arma o lanzar una piedra, todos sabían que no era el camino
correcto. Hasta que llego el punto, en el que esta comunidad, prospera y empoderada, con
el apoyo de organismos como la cruz roja internacional y la ONU, se declaró como una
comunidad de paz, un lugar próspero lleno de personas pacíficas y alegres en el que a pesar
de haber sufrido tanto y de ser aún acosado por las fuerzas militares, nunca ha tomado la
salida fácil de involucrarse en la violencia, sino que ha encontrado alternativas sostenibles
como los son los chocolates de paz, un producto hecho con paciencia y amor, que les ha
permitido destacarse por todo el mundo y demostrar que el medio no justifica los métodos.
Como conclusión, los colombianos somos personas muy inteligentes con muchas
capacidades para hacer y ser lo que queramos, pero primero debemos dejar la pereza, los
prejuicios, la Zona de Confort y las excusas a un lado, reconocer las verdaderas causas de
nuestros fracasos y conocer el efecto que pueden llegar a tener las buenas soluciones, a ver
si algún día encontramos la cura parar dejar de ser víctimas del entorno.