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En 1881 se construye el ferrocarril de Santa

Marta al río Magdalena,


1887 inician plan para mejorar el puerto.

PSo edl amd isdmeo nsduós lam


cr i tAiegmricpuolt osre sf,u piermimberoras
comenzaron a experimentar con una
variedad desconocida hasta 1885;
banano   Gros Michel,  cuando José
Manuel González importó las semillas de
Panamá.
Panamá
Él y un grupo de empresarios samarios
establecieron la primera plantación de
banano de Colombia, en Ciénaga.
Colombia tuvo la iniciativa pero los empresarios
locales no podían desarrollar plenamente la industria
bananera por:
La producción en gran escala para mercados
internacionales requería enormes cantidades de
capital

Debían construirse ferrocarriles para llevar los bananos


al puerto

Debían mejorarse los equipamientos del ferrocarril


Los barcos debían llegar a tiempo, y era necesaria
una red bien coordinada de distribución en el país
importador.
Santa Marta por ser arida necesitaba canales de riego
El negocio del banano era arriesgado:
cualquier plantación
podía borrarse fácilmente por:
agotamiento del suelo,
enfermedad del banano
o
huracanes.

Estos
bananofactores
por partefavorecieron el desarrollo
de una gran compañía con del
base
en la industria de Estados Unidos y con
amplias inversiones en muchas regiones
cEonn sCtorulocmcibónia den u 1n8 f9e0rr occoanrtrial tapdaor epcoer Celo
goopbeire Krneoit hd eq uiCeno sdtiari gRíaic ala pUanraite lda Fruit
Company

Una vez terminado el ferrocarril , Keith comenzó a producir banano


como carga para que la línea ferroviaria fuera rentable. Pocos años
más tarde
extendió sus operaciones bananeras a Santa Marta en Colombia y
a Panamá. En 1892 adquirió 6100 hectáreas de terreno en Riofrío,
con las
cuales fundó la Colombian Land Company; al mismo tiempo
compró la concesión del nuevo ferrocarril que se convirtió en la  
Compañía
Com del Ferrocarril de Santa Marta (Santa Marta Railroad
Company).

En 1899 se unió con otros dos estadounidenses para crear la United


Fruit Company, una empresa cuya sede comercial estaba situada
en Boston, Massachusetts

 Al tiempo de su creación, la compañía controlaba el ochenta por ciento de la


industria bananera internacional
Durante las primeras tres décadas del siglo XX,
la industria del banano se expandió
rápidamente.

La United Fruit Company para 1930 poseía


1 383 485 hectáreas de terreno, de las cuales
76612 estaban dedicadas al banano; habían
construido
2434 kilómetros de ferrocarril, y poseía noventa
barcos de vapor, conocidos como la «Gran Flota
Blanca», que transportaban bananos a
Norteamérica y Europa.

Para coordinar su vasto imperio, la compañía


había tendido 5363 kilómetros de cables
telegráficos y construido veinticuatro estaciones
de radio, se había
c o n v ert id o e la m á s g ra n d e
f Cuea nri teb dc eo nem unp l aeof eu ner elz a la b o ra l
d 1 5 0 0 0 0 pe r s n a s.
En Colombia, como en otras partes, las
plantaciones bananeras siguieron al ferrocarril.
En 1911 el ferrocarril llegó a Aracataca y en
1920, a Fundación, donde terminó.

 Al lado del ferrocarril se crearon nuevas


plantaciones de banano,

En la década de 1920 la zona bananera


cubría buena parte de los municipios de
Santa Marta,
Ciénaga, Aracataca, Fundación y Pivijav
Las exportaciones de banano desde Santa
Marta crecieron en 1929. En este año,
Colombia era el
tercer abastecedor mundial de banano
El capital que la United Fruit Company invirtió en la zona

babanrieanroenr an uye valas o pcorntuenxidoandeess dpea ram

aelgrcuandoeso c oqloume bieasntoasb.leció,

La zona fue inundada por trabajadores del puerto, del


ferrocarril y del campo, por pequeños agricultores,

bcoamnaenroci.antes, tenderos y agricultores ansiosos de


producir 

En alguna forma, esta gente se benefició de la presencia de


la United Fruit Company por la valorización del terreno,
por el

cproescibimilideandto e s de eumnpale
oe yc omneormcaíad o.monetaria, y por nuevas

 Al mismo tiempo el dominio de la United Fruit Company en la


economía regional   y su control de la vida política local
frustró las ambiciones de muchos grupos.
La United Fruit Company necesitaba obreros para:
construir los ferrocarriles y los canales de riego;
para limpiar el terreno,
sembrar el banano
recolectar la cosecha;
y para cargar los
barcos.

En los primeros años la mano de obra era escasa.

La United Fruit Company ofreció salarios altos,


hasta
el doble de lo pagado por los hacendados del
interior, en su necesidad de atraer fuerza laboral.
Tales incentivos fueron exitosos: durante las
primeras tres décadas del siglo veinte, miles de
personas
llegaron a Santa Marta.
 Algunos de los primeros fueron soldados liberales
de la guerra de los mil dias, junto con sus
generales, que
se establecieron en la zona una vez terminada la
guerra.

Indígenas de La Guajira y de la Sierra Nevada de


Santa
Martha se sumaron a la fuerza obrera de las
plantaciones.

Más gente llegó del occidente, de los departamentos


del
 Atlantico, y de Bolivar.
 Aunque la mayoría de los trabajadores eran de la Costa
 Atlántica Colombiana, una porción alta de mestizos del
interior, en particular de los Santanderes.
La gran mayoría trabajaba por un salario monetario. De esta
manera, el crecimiento de la economía bananera dio auge a un
grupo que no había existido antes en la región: un proletariado rural
sin tierra.

Muchos de los propietarios rurales de Santa Marta no trabajaban


permanentemente en una sola finca. Solo algunos permanecen durante
largos períodos de tiempo, y otros tendían a moverse de plantación
en
psilgauniteanctieón p,a rtara ubnaoja un dootr ou dnea losse mcualnntivaa

dpoarreas clao loUmnbiteiadn oFsr.uit Company y la

Tales movimientos reflejaban la demanda fluctuante de trabajo inherente


a la economía bananera; la fruta no se cortaba todos los días, y los
empacadores y estibadores se necesitaban solamente cuando los
barcos
estaban en puerto. Algunos trabajadores también tomaron parte en
migraciones interregionales. No era extraño que algunos salieran hacia
el occidente de la Costa Atlántica para cosechar algodón o caña de
azúcar, o se engancharan por algún tiempo en los campos petroleros
de Barrancabermeja. cientos de kilómetros al sur.
Elal csoismtepmañaí ad ey tprarbeacjeo qau dee
asgtarajod afubnac iao nloós boiberne rpoasr.a

 Aunque era inseguro, les daba la libertad de


manejar su propio tiempo y sus procesos
laborales.

Lo que no les gustaba eran las prácticas de


contratación de la compañía. En lugar de
contratar 
directamente a sus trabajadores, utilizaba
contratistas colombianos (ajusteros), que
acordaban el trabajo a realizar y reclutaban
los trabajadores para hacerlos
la United Fruit Company utilizó los contratos
para evadir la legislación laboral colombiana.

Cuando después de 1915 el gobierno comenzó


a promulgar leyes regulando
las condiciones de
trabajo, la United Fruit Company rehusó
extender los
beneficios a los trabajadores en las
penla nltoasc iocnaems ppoosr qubea,n asengeúrons
elnlao, qsuoienn eesm tpralebaadjaons
suyos. Uno de los objetivos principales de la
huelga de 1928 fue que la United
Fruit Company
reconociera a sus obreros.
 Aunque la compañía puede haber pagado un buen
 jornal, la mayoría no encontraba trabajo para todos
los días.

 Además, aunque se suponía que la compañía


debía pagarle a sus obreros quincenalmente, a
veces
había demoras.

L s o b r e ro s t e n d í a n a e s
sol ic i ta r a va n c e s q u e l a
t a r c o rt o s d e d n e r o y a
c o m p a ñ ía d is trib u í a p o r 
medio de vales redimibles en almacenes de la
compañía.
Mientras el negocio bananero crecía, y con él
la población, los pueblos más viejos de la
región se transformaron: Santa Marta y
Ciénaga se convirtieron en ciudades sofisticadas
con hoteles de estilo europeo, luz eléctrica,
bancos y muchas pequeñas fábricas
manufactureras.

En un informe oficial se hablaba de tres


fábricas de hielo, tres de jabón, una de harina,
una de licores, una de cerveza, una de cigarrillos
y dos de pastas. Al
lado del ferrocarril aparecieron nuevas poblaciones
En las poblaciones nuevas la primera edificación
pública era la iglesia, pero los sacerdotes
escaseaban y la autoridad religiosa era débil.

Después de la iglesia venían la plaza de mercado,


el matadero, la inspección de policía y el salón de
cine. Cada caserío tenía avidez por un salón
de cine; la
población estaba embrujada por la magia del cine.
La educación formal, sin embargo, era casi
inexistente. Había pocos colegios en la zona; la
United Fruit Company no los suministró sino
después de 1930.

En los pueblos vivían los comerciantes de la zona


que vendían ron blanco, alimentos, herramientas y
ropa.
H a b ía c ua t ro o c in c o te n d e
m u ch o s m á s e n S a n ta M a rt a
r o s e n c a d a p o b la c i ó n y
y C i é n a g a . S u p ro s p e r id a d
dependía de las ventas hechas a los trabajadores de
las bananeras. Encontrando competencia directa
de la
U n i te d F r u i t C o m p a n y, s e
a l g u n o s s e c o nv i rti e ro n e n f
v o l vi e r o n e n s u c on tr a, y
u e rt e s p a r tid a r io s d e la g r a n
huelga de 1928.
Los tenderos y comerciantes de la zona disentían de
los almacenes de la United Fruit Company. Surtidos
de mercancías importadas que traían los barcos
bananeros
e n s u s vi a je s d e s
ca m b i o d e lo s c
re g r e s o, a b a s te c e n t ra b ja d o
v a le s e m it id o s p o r o m p añ ía .
a lo r e
la
É s ta
también poseía varias haciendas de ganado que
aprovisionaban a los comisariatos con carne fresca.
En la década de 1920, los almacenes de la United
Fruit Company vendían hasta un veinte por ciento más
barato que los tenderos locales.
Los comerciantes revelaban los precios bajos de
la United Fruit Company y el pago a sus trabajadores
con vales que podían ser utilizados únicamente en
sus almacenes. Los comerciantes que criticaban
más
fuertemente a la United Fruit Company eran los
de Ciénaga, que ya había sido centro de comercio
antes del auge bananero, y los comerciantes de
importación y exportación de Barranquilla, que
abastecen los
almacenes de Ciénaga.
El comercio de Barranquilla se exasperó más
cuando los barcos de la «Gran Flota Blanca»
comenzaron a
parar allí para negociar la carga que traían de ultra
mar.
Los comerciantes no vacilaron en explotar a los
obreros de las bananeras: les cobraban precios
altos y tomaban descuentos usureros sobre sus
vales, mientras las casas de juego contratan
matones para
robarles sus ganancias a los trabajadores con
suerte.

 Aun así, la prosperidad de los comerciantes


dependía de la de los trabajadores y ambos
grupos tenían motivos de queja contra la
compañía y de
acabar con el sistema de vales entraría en el
pliego de peticiones de los trabajadores. En
compensación,
los comerciantes de la zona apoyaron de todo
corazón la huelga.

Los cultivadores se beneficiaron de las conexiones


que la United Fruit Company estableció con los
mercados

int e r na ci o n a le s , p e r o s e ir r
m
i ta ob na o cpoo l nio .s Lu o ps o cos lico m
ió nb iad n eo para
s
d e p e n d ía n d e l a c o m p a ñ ía
crédito, riego y mercadeo de su producto.

P a r a o b t en e r p r é s ta m o s y v
c u l t iv a d o r s te n í a n q ue fi rm a r
e n d e s u b a na n s , l
c o n tr a to s d e c i n co a ñ os
con la compañía. Los términos de tales contratos eran
señalados unilateralmente por la United Fruit Company,
cuyo interés era excluir a compañías bananeras
competidoras, ajustar el suministro local a la
demanda internacional y asegurar su propia
posición contra cambios en el medio económico.
 A los cultivadores se les obligaba a cortar varias
veces a la semana, y por contrato la fruta
pertenecía a la compañía desde que se bajaba
de la mata; la
compañía se reservaba el derecho de rechazar
sin pago cualquier banano que no fuera de
«calidad de
exportación».
Con el rechazo, que ya había generado gastos al
vceonrtdaer,r lol oas u nc purlteivcaiod omrueys
bapjod píaonr lah Caocsetra Amtluáyn ticpao, ceon:
un mercado interno pequeño   —alrededor de Santa
Marta las clases populares se negaban a comer 
b a n a n o s , a lo s
« ca y e y e s », u n
c u a le s lla m a a p e y o r tiv a m e n t e
t é r m in ta m bi u t il iz ad o p a ra
o n
é n
insultarse—. La alternativa era dar el banano
sobrante a los cerdos o dejarlo al lado del
ferrocarril para que se
pudriera a la vista de todo el mundo
Toda la población de la zona bananera tenía motivos
de queja contra United Fruit Company. ¿Pero qué
hizo
precipitar la huelga?
En los años anteriores a la huelga, la hostilidad entre la
United Fruit Company, por un lado, y el gobierno
colombiano y los cultivadores colombianos, por el otro,
llegó a su cima. Un
desastre natural precipitó la crisis: en 1927, un huracán destruyó
13 millones de matas de banano cerca de Sevilla (Magdalena),
causando seis millones de pesos en pérdidas a las
plantaciones de banano colombianas.

Los cultivadores solicitaron préstamos de emergencia para


rehacer sus propiedades y la United Fruit Company los negó, lo
que enfureció a los cultivadores y, por primera vez, los
unió.
 Acudieron al gobierno para que nacionalizara inmediatamente
los ferrocarriles y canales de riego de la compañía
Mientras aumentaba la hostilidad de los
cultivadores hacia la compañía, se
resquebrajaba
la autoridad política establecida y se encendían las
lealtades partidistas liberales y conservadoras.

 Al final de los años veinte llegó al poder un


nuevo gobernador conservador, Juan
B. Cordomane.
 Asumió una posición a favor del nacionalismo
econoómíiac ob ayn adnee lraa .intervención del
Estado en la
La crítica abierta a la United Fruit Company por 
parte de Cordoma dividió a los conservadores
algunos importantes cultivadores apoyaron la idea
de unagobernador,
nuevo huelga con la esperanza
y de tumbar al
mientras
los conservadores se
dividían, los liberales de Ciénaga y Aracataca se
unieron, en parte como respuesta al fracaso en
19 d e n u v C o o p e r ro d u
C o b i a d e a n a n o , p o r
2 8 la a at iv a d e cto r e s
lo no s B d e s tr u id o t ro
P
m a
embargo más de la United Fruit Company.
Los liberales culpaban a la United Fruit Company y
a l d o r po r s u s d
19 e n Cié n a ga
g ob c o n s ifi c u lt d e s . E n
2 9 , l ib e r h a b la ro n d e
ie rn o e rv a
lo s
a le s
separase de Magdalena y establecer un
departamento aparte. Al mismo tiempo
fomentaron la huelga contra la compañía,
viéndola como una
revuelta liberal que podría tumbar a los
conservadores.

En febrero de 1927 representantes del Partido


Socialista Revolucionario   —PSR—, fundado un
año antes en Bogotá, visitaron la zona,
pronunciándose contra el imperialismo y en pro
de los derechos del trabajador.

Estos representantes, el quindiano: Ignacio Torres


Giraldo, y la antioqueña Maria Cano , notaron
una gran presión de los trabajadores para
realizar una huelga.

«Los trabajadores de las plantaciones bananeras


querían declarar la huelga inmediatamente»

La Huelga
los obreros elaboraron un pliego de peticiones El 6
de octubre de 1928 una asamblea de la Unión
Sindical de Trabajadores del Magdalena, en
Ciénaga, aprobó unánimemente el pliego.
Solicitaron a la United Fruit Company y a los
productores nacionales:

1. Seguro colectivo obligatorio


2. Reparación por accidentes de trabajo
3. Habitaciones higiénicas y descanso dominical
4. Aumento en 50 % de los jornales de los
empleados que ganaban menos de 100 pesos
mensuales
5. Supresión de los comisariatos
6. Cesación de préstamos por medio de vales
7 Pago semanal
8. Abolición del sistema de contratista
9. Mejor servicio hospitalario.

El 7 de octubre, Erasmo Coronel, Nicanor


Serrano y Pedro M del Rio negociadores
escogidos por los
trabajadores de las plantaciones—   viajaron
a Santa Marta para presentar el
pliego de peticiones
a la United Fruit Company.
El gerente, Thomas Bradshaw se negó a recibirlos.
Bradshaw les hizo saber que no podía considerar 
etrsatbea japdolieregso a redseelnetgaabdaons,, noy
pqourqieunee s loresp erlaons
empleados de la compañía.
La United Fruit Company permaneció intransigente
en este punto durante toda la huelga que siguió.

los gobiernos conservadores de los años veinte


tendían a ver con alarma cualquier acción
independiente por parte de los obreros, ya se tratara
de paros o esfuerzos
de sindicalización. Temían la movilización de
campesinos y de obreros asalariados que
estaba
gestándose en toda Colombia. Las clases bajas
estaban pidiendo mayor participación en la vida
económica y
política del país.
esta petición, Los una
como conservadores interpretaban
conspiración comunista
instigada
posiblemente por oscuros agitadores extranjeros. Los
conservadores temían también la posibilidad de
una
u r re c c ió n l ib era l . A sí, e n
inslu tit
g ua c iod ne a crle e as r la sq u e e stru c tur
p ae r
m i tie ra n n e g o c ia r a l os
trabajadores y empresarios, el gobierno percibió el
problema social como de desorden y de
subversión.
Esta visión lo llevó a tomar una posición represiva
El 12 de noviembre, día en que estalló la huelga, el
g e re n t e d e F ru it C o m p a n y
B ra d s h a w , ra m a ur ge n t e a l
la U n ite d , T h o m a s
nv ió u n t le g p re s id e n te
Miguel Abadía Méndez
:
“elementos   irresponsables, desvinculados
absolutamente de gremios trabajadores obreros
de esta compañía, han venido planeando
movimiento que bajo nombre de huelga han hecho
cristalizar desde las primeras horas de ayer tarde.

Trátase de verdadero motín, pues patrullas


recorren región bananera concitando desorden,
amenazando con asesinato demás trabajadores que
voluntariamente deseen concurrir al trabajo,
impidiéndoles
violentamente ejercitar libre derecho Estimo esta
situación revuelta peligrosa, extremadamente grave…”

La respuesta de la administración fue militar: el


ministro de Guerra ordenó al general Carlos Cortés
Vargas,
qbautieanllo ensetsa ab ala ezsotnaac iobannaadnoe
eran. Barranquilla, mover tres

El apoyo del general Cortés Vargas a la United Fruit


Compa n y d io p i e a l a c r e e n c i a
c ñ ía h a b í a c o r r o m p i d o a l e
g e n e r alizada de que la
j é rc it o .

Se decía que los soldados dormían en casas de


la compañía y que la comida venía de sus
comisariatos. Un superior del general Cortés
Vargas, Justo A. Guerrero, admitió en parte la
acusación
Durante la primera semana de diciembre, Alejandro
Valbuena, el general Cortés y algunos cultivadores
colombianos enviaron cantidades de telegramas a
las autoridades en La Esperanza describiendo la
situación como de violencia inminente, de peligro y
destrucción
originados en masas incontrolables.
Las confrontaciones entre la United Fruit Company y el
ejército, de un lado, y los trabajadores, del otro,
por el rompimiento de la huelga el 3 y 4 de
diciembre, dieron al
general Cortés Vargas una justificación más para la
represión. En sus memorias de la huelga, dice que se
convenció de que si el orden público no era restaurado de
forma inmediata, el gobierno de los Estados Unidos
enviaría marines.

Los rumores sobre barcos de guerra de los


Estados Unidos eran abundantes. Los obreros
veían su huelga como un acto nacionalista:
querían obligar a la United Fruit Company a
reconocer la ley colombiana y los derechos
laborales colombianos.

Cortés Vargas, en cambio, vio la represión de


la huelga en términos nacionalistas: creía que
su deber era acallar a los trabajadores para
asegurar que el suelo colombiano no fuera
profanado por 
soldados extranjeros.

La iniciativa de la Oficina General de


Trabajo del 3 y 4 de diciembre para
romper la huelga y
equvieta prr elac ipviotóle lan cmiaa
sfraaccraes eón: lfau en oecl hfea cdteolr
5f ian a6l de diciembre.

  A ra í z d el inc id e n t e B o te o ,
V a g a s l e v ió u n t e le gr a m
e l g e n e r a l C ort é Hoyos Becerra y
a a l o s d o ct e s
Velandia:
“he ordenado concentrar toda la fuerza y sigo
ianmmoetdiniaatdaomse” nte a batir por el
fuego

Los huelguistas y sus familias debían dispersarse en


forma inmediata, concluyó, o los soldados dispararían.
Siguieron
tnraedsi et osqeu meso vdióe. corneta a intervalos de
un minuto. Casi

Más tarde algunos de los que estaban presentes dijeron

q u e e s t a b a n se g u ro s d e q u e
lo s h u e l g u is t a e ra n d e m a s ia
los s o l d d o s n o d is p a ra r o n : los
d y hSeaboyeron
soldados. í a n unos
tr a pocos
t a d gritos
o b de ie la
n multitud:
a
«¡Viva Colombia libre! ¡Viva el ejército!» El general Cortés

Vargas ordenó a sus soldados disparar 

Lo que no creían los trabajadores que pasaría,


sucedió. En las horas que siguieron, las gentes
de Ciénaga, encerradas en sus casas, oyeron
pasar un camión de la basura, un tren con
dirección al mar y el pito de un barco a la
distancia. A las seis de la mañana el personero
de Ciénaga, llamado para practicar el
levantamiento de los cadáveres, encontró nueve
muertos tendidos en la plaza.

El general Cortés Vargas informó a sus superiores


que estos nueve, más cuatro más que murieron
por sus heridas, fueron los únicos huelguistas
muertos en la
noche del 5 de diciembre

La gente de la zona, sin embargo, cree que fueron


decenas, sino cientos los muertos. Mientras huía de
Ciénaga Raúl Eduardo Mahecha le contó a otros
que sesenta personas habían sido asesinadas;
Alberto Castrillón los estima en cuatrocientos. Muchos
cuerpos,
dicen, fueron rápidamente cargados en los trenes y
arrojados al mar, y otros enterrados en fosas comunes
en una finca bananera vecina.

Después de la masacre, el espectro de la violencia


insistentemente mencionado por la United Fruit Company
y por el ejército en sus comunicaciones a las autoridades
nacionales se convirtió por primera vez en una realidad.
Esa violencia venía del gobierno.

Durante los días de terror que siguieron a


la masacre murieron muchos obreros.
El general Cortés Vargas dijo que el número
total de muertos en diciembre fue de 47;
El embajador de Francia reportó 100;
El embajador de los Estados Unidos admitió que
la cuenta total podría llegar hasta 1000;
 Alberto Castrillón estimó 5000
Jorge Eliecer Gaitan

La historia muchas veces se mueve en


forma contradictoria. Si la represión de la
huelga significó la culminación de la reacción
del gobierno
conservador a la germinación de la «cuestión
social» de la década de 1920, también generó
una respuesta contraria.
Esta respuesta no vino de los trabajadores
mismos, que habían sido salvajemente
reprimidos, sino de un nuevo tipo de
gobierno liberal. A
comienzos de 1929, un joven
abogado,JORGE ELIECER GAITAN fue
elegido para su primer 
periodo en la Cámara de Representantes.

Varios meses después realizó una gira de


información por la zona bananera y en
septiembre de 1929 se lanzó en una de las
series oratorias más impresionantes y populares
jamás realizadas en el
Congreso. En lenguaje conmovedor y elocuente,
Gaitán denunció al general Cortés Vargas y al
gobierno conservador que lo había apoyado. El
gobierno arbitrariamente había encarcelado y
asesinado a su
propia gente para proteger a una compañía
extranjera, a una compañía que había
corrompido a las
autoridades colombianas y había establecido
un estado dentro del estado.
Los huelguistas de la zona bananera no
eran revolucionarios comunistas ni criminales,
insistía,
sino ciudadanos
habían colombianos
negado sus esperanzasayquienes se les
sus derechos.

En estos discursos, Gaitán encontró su público y


su e s t il o re tó r ic o . F us i o
n a cio n a l i st a y e l p o p u lis m o ,
nó e l s e n t im ie n t o
m e zc la so b r e la c u a l
construiría su formidable atractivo político en los
años siguientes

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