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Este libro ha sido financiado por el proyecto PCI A/5828/06 de la AECID, “Capital
Social y desarrollo, con enfoque de género, en los sistemas productivos pesqueros de la
reserva de la Biosfera de El Vizcaíno, México”.
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CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
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2 Conviene conocer las palabras exactas utilizadas por Seers (1969:3), para valorar sus pun-
tos de contacto con el Desarrollo Humano, así como su función precursora: “We must ask our-
selves: what are the necessary conditions for a universally aceptable aim, the realisation of the
potential of human personality?”
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CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
Capital Social (CS) y género son los dos enfoques que dominan esta
investigación, que presenta como uno de sus elementos distintivos la ten-
tativa integradora de ambas perspectivas. El paradigma emergente del
CS destaca la necesidad de considerar las estructuras sociales y relacio-
nales en el estudio del desarrollo y, en general, en el examen de la acti-
vidad económica. El CS, como recurso o activo, también implica que su
crecimiento puede ser una estrategia adecuada para aliviar la pobreza e
incrementar el bienestar. Por otro lado, la desigualdad entre hombres y
mujeres permite poner en evidencia la feminización de la pobreza, la sub-
ordinación de la mujer en el entramado socioproductivo, y la necesidad
de considerar de forma diferenciada los CS de hombres y de mujeres, a la
hora de implementar programas de reducción de la pobreza.
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Capital Social y género en el análisis del desarrollo
teriales. La familia puede echar una mano en la crianza de los niños, los
padres pueden ayudar a sus hijos en la compra de su casa; un amigo te
puede presentar a alguien que te proporcione un trabajo o un contacto
de interés para tu empresa. Un amigo te pide que lo presentes al direc-
tor de la oficina bancaria con la que trabaja tu empresa porque necesita
un préstamo, y aquél te solicita que intermedies en su favor con un im-
portante cliente. Un compañero de trabajo con responsabilidades en el
departamento de I+D, facilita la recepción de tu idea innovadora para
la empresa. En todas estas circunstancias se encuentran presentes las re-
des personales. Los nodos de estas redes son los individuos (actores) que
están conectados a través de lazos o vínculos que permiten transmitir
afectos, informaciones, conocimientos.
En los contextos relacionales, la confianza es un elemento muy impor-
tante. La confianza se entiende como el grado de certeza disponible acer-
ca del comportamiento, en determinadas circunstancias, de otra persona.
Dasgupta (2003) señala que la confianza se basa en las creencias y puede
crearse, entre otras vías, a través de las redes interpersonales, de manera
que el CS constituye uno de los medios para crear confianza. El mayor o
menor grado de confianza depende de la intensidad y frecuencia de los
contactos. Por lo general, en las redes existen unas normas de reciproci-
dad que implican ciertas obligaciones para sus miembros. Por ejemplo,
la norma más básica de pertenencia a una red obliga a corresponder a
otros miembros por los diversos recursos recibidos. Todo ello expresa la
relevancia de los aspectos relacionales en la vida de las personas y de las
familias. En este sentido interesa destacar que la mejora del CS puede
tener un efecto directo sobre el nivel de bienestar o felicidad percibida
por los individuos (Helliwell y Putnam, 2004). Esto significa, simplemen-
te, que las personas que disponen de unas relaciones sociales ricas se
sienten más satisfechas que aquéllas que, por el contrario, se encuentran
más aisladas. Como se verá después, los efectos positivos del CS también
alcanzan a la comunidad y a las empresas.
En consecuencia, las características y estructuras relacionales inciden
en la naturaleza, decisiones y capacidades de los individuos, de las fa-
milias, de las comunidades, de los sistemas productivos, etc. Numerosas
actividades económicas son acciones sociales en un sentido weberiano. Es
decir, el sentido que los actores dan a sus acciones se encuentra afectado
por las actividades y comportamientos de otros actores. No se trata, ni
mucho menos, de una perspectiva original, aunque pueda parecer lo con-
trario debido a que, generalmente, se sitúa en los márgenes de la ‘cien-
cia económica’. Sen (1973: 252-253) indica que, desde un punto de vista
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4 Las tipologías bonding y bridging fueron propuestas por Gittell y Vidal (1998).
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F G
E B H
A C f
D g
I
b h
e
a c
d i
5 Según Greif (2004) las instituciones son un sistema de factores sociales elaborados por el
hombre que conjuntamente generan una regularidad en el comportamiento social. Estos facto-
res constituyen un sistema interrelacionado de reglas, creencias, normas y sus manifestaciones
como organizaciones, exógeno a los individuos en los que influye.
6 Según Dasgupta (2003), las instituciones emergen de las redes y se forman y mantienen
por las creencias. Las creencias constituyen el vínculo entre CS e instituciones y, más general-
mente, entre CS y cultura. Las instituciones se distinguen no sólo por los derechos, obligaciones
y responsabilidades que sus miembros comparten. La viabilidad de las instituciones depende
de la medida en que sus miembros confían unos en otros en el desempeño de sus funciones.
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pero que puede modificarse. Esto puede exigir cambios en las normas y en
las leyes, y otros, con frecuencia más difíciles de alcanzar, en los sistemas de
valores y en la cultura que exigen un notable y sostenido esfuerzo.
Pensar el proceso de desarrollo desde las perspectivas del género y del
CS significa rechazar el individualismo metodológico e implica profundizar
en la equidad social, en los procesos participativos, la gobernanza y en las
estructuras relacionales. Significa repensar el propio concepto de desarrollo,
definiéndolo en términos de avances en la equidad, la cohesión y la partici-
pación. Expresado en otros términos: las estrategias de empoderamiento, de
participación y de cambios en las normas son políticas de fomento y modifi-
cación del CS necesarias para lograr un desarrollo que incluya la reducción
de la desigualdad de género. No significa lo anterior que los ámbitos en los
que se precisa actuar para superar la pobreza se limiten a los anteriores, o
que superados éstos se desencadenarán procesos que permitirán alcanzar
los restantes, como la creación de empleo de calidad con elevada productivi-
dad. Ahora bien, sí se quiere destacar que aunque no constituyen condicio-
nes suficientes para el desarrollo, sí son condiciones necesarias que, además,
generan cambios positivos para avanzar de forma más rápida y sostenible.
1.3. EL TRABAJO
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sorprender, por tanto, que con estos precedentes prendiera la idea de reali-
zar un proyecto de investigación interuniversitario que intentara abordar el
examen interdependiente de la tríada género, CS y desarrollo con una pers-
pectiva tanto teórica como empírica.
El objetivo general del proyecto ha consistido en la valoración del CS
de los Sistemas Productivos Pesqueros de El Vizcaíno, con un enfoque de
género, y la provisión de recomendaciones a los principales actores del sis-
tema para la mejora del CS y la promoción de un desarrollo endógeno. En
relación al género, se consideró como hipótesis de partida la conexión entre
la estructura económica del sistema con una estructura patriarcal caracteri-
zada por unas relaciones de dominación y subordinación. Por esta razón, un
objetivo específico ha sido conocer los procesos de estructuración entre el
trabajo productivo y el reproductivo, así como la interacción entre el espacio
público y privado de las mujeres y hombres de la región. Respecto al CS se
consideró que en los sistemas productivos pesqueros su explotación y cali-
dad eran limitados, existiendo oportunidades para promover el desarrollo
de las comunidades y, en general, de la región. Otro objetivo, excesivamente
ambicioso, ha sido desarrollar una metodología de valoración del CS con el
fin de mejorar el proceso de evaluación de los proyectos.
El equipo que ha realizado el proyecto en el que se sustenta este trabajo
ha sido coordinado por el autor de este capítulo y ha estado formado por
investigadores y profesores mexicanos y españoles. Por parte de la Univer-
sidad de Murcia han participado la doctora Lola Frutos Balibrea, del depar-
tamento de Sociología, la doctora María Semitiel García del departamento
de Economía Aplicada, y la licenciada en sociología y alumna de doctorado
Victoria Aragón García. Por parte de la Universidad Autónoma Baja Califor-
nia Sur (UABCS), el equipo ha sido liderado por la doctora Lorella Castore-
na Davis, participando María Giménez Casalduero, abogada especialista en
derecho ambiental y pesca y Rafael García Vizcaíno, éste último adscrito al
campus de Guerrero Negro. También ha formado parte del equipo de trabajo
la bióloga marina Gabriela Valle Meza, adscrita al Centro de Investigaciones
Biológicas del Noroeste (CIBNOR) de Guerrero Negro. Es necesario destacar
y agradecer la activa participación y colaboración de los profesores del cam-
pus de Guerrero Negro de la UABCS Martha Aurelia Castillo Romero, Raúl
Ceseña Galván y Elva Ruiz Viramontes. Y de las alumnas Leonor González
Garnés y Marta Serrano Rodríguez, de la Universidad de Murcia. La partici-
pación de estos profesores y alumnas ha sido especialmente relevante en la
realización del trabajo de campo. Una mención especial merece Liliana Edith
Lyle Fritch, coordinadora del campus de Guerrero Negro, quien ha realizado
una labor importantísima en la logística del trabajo de campo realizado en
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1.3.2. Presentación
Este libro contiene dos partes diferenciadas. La primera, integrada por cua-
tro capítulos, es principalmente teórica y presenta las reflexiones metodoló-
gicas sobre las perspectivas de redes, del CS y del género. La segunda parte
contiene los capítulos que tienen por objeto el análisis social y económico del
área, y que han utilizado fuentes primarias y secundarias de información.
En el capítulo 2 se ofrece una reflexión metodológica sobre la perspecti-
va relacional y se introducen los conceptos de CS y de Sistema Productivo.
Precisamente un primer objetivo consiste en demostrar la necesidad de in-
cluir los aspectos sociales y relacionales en el análisis económico. El estudio
teórico del CS, a diferencia del ofrecido en este capítulo, se centra en el que
interesa principalmente a las empresas, sus organizaciones y a los sistemas
productivos. Por ello se explica cómo, a través del CS, se puede incrementar
la eficiencia y mejorar los procesos de innovación. La introducción del con-
cepto de CS en el debate de las políticas económicas y en las reflexiones téo-
ricas, sobre el funcionamiento de un sistema económico, tiene significativas
consecuencias. Esta cuestión se aborda en la parte final, donde se ofrece una
reflexión sobre las propuestas privadas y públicas que pueden fomentar el
desarrollo endógeno a partir del CS.
El tercer capítulo parte de una reflexión teórica del sistema de género,
como perspectiva crítica, que ha sido aplicada al estudio del desarrollo. El
punto de partida es la relación asimétrica y desigual entre mujeres y hom-
bres, es decir, de las relaciones sociales de género que estructuran el mundo
productivo y el espacio doméstico, en una relación de dominación/ subor-
dinación. La perspectiva de género constituye una categoría analítica que
permite visibilizar una dimensión de la desigualdad –entre mujeres y hom-
bres- de forma relacional, como ocurre en otras dimensiones colectivas de la
desigualdad social. La perspectiva de género aplicada al desarrollo visibiliza
a las mujeres respecto a la pobreza y a la participación social y política y
conlleva un elemento de transformación social a través de la equidad. Los
estudios realizados con esta perspectiva han influido en numerosas institu-
ciones, introduciéndose nuevos indicadores que intentan medir la desigual-
dad entre mujeres y hombres. La búsqueda de nuevos indicadores apunta
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CAPÍTULO 2
2.1. INTRODUCCIÓN
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Estructura socio-económica
Sistemas productivos
Sistemas de Producción
Empresa Empresa
Empresa
Institución Institución
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10 Helliwell (2001) discute los trabajos que relacionan CS y educación al analizar la rela-
ción existente entre CS y bienestar, puesto que la educación forma parte de los indicadores de
bienestar.
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Aunque el CS sea considerado, cada vez más, como un recurso con carac-
terísticas peculiares, capaz de incidir significativamente en el desarrollo, su
relevancia y funcionalidad no están unánimemente aceptados. Influyentes
economistas han expresado sus críticas. Solow (2000) ha señalado que se tra-
ta de un concepto vagamente formulado y Arrow (2000), niega la posibilidad
de que se pueda considerar un factor productivo y solicita el abandono de la
metáfora del CS, así como del propio término.
Desde nuestro punto de vista, la mayor parte de las críticas y resisten-
cias a la aceptación del concepto de CS responden a sus, todavía, insuficien-
tes fundamentos teóricos, que tienen como resultado un concepto, a veces,
vago, complejo y difícilmente manejable. Temple (2001) afirma que hay una
larga tradición económica según la cual algo no se comprende totalmente
mientras no se pueda medir y el concepto de CS presenta problemas serios
de definición y mucho mayores de medición. Otra de las causas de la resis-
tencia a este concepto, por parte de numerosos economistas neoclásicos, es
su dificultad para hacerlo operativo en los modelos.13 Pero existen ya medi-
das, como los valores de confianza, o indicadores complejos propuestos en
diversos trabajos, que han sido utilizados en las estimaciones de funciones
de producción (Whiteley, 2000). Sin embargo, otros investigadores defienden
que lo más urgente e importante no es disponer de precisas cuantificaciones.
En este sentido, Vargas (2002) sugiere que se le dediquen menos recursos y
voluntades al desarrollo de índices universales y más interés al estudio de
las formas de interacción social, a los mecanismos, a las relaciones con el sis-
tema institucional y a la incidencia de las externalidades sobre la eficiencia
y la equidad.
La consideración, por parte del análisis económico, de la estructura social,
no es un asunto baladí, puesto que afecta a aspectos básicos de su concepción
y de su metodología. El objetivo de la microeconomía es el estudio de los pro-
cesos de asignación de recursos escasos para usos alternativos. En otras pala-
bras, la microeconomía debería ser, principalmente, una investigación filosófi-
ca acerca de los procesos dinámicos de asignación de los recursos (Gravelle y
Rees, 1981). Procesos en los que la estructura relacional, que permite los flujos
de información y de conocimiento, desempeña un papel crucial. Los indivi-
duos inician sus asignaciones de recursos con elecciones de combinaciones de
factores o bienes que probablemente no son las óptimas. Existe un proceso de
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ensayo y error para encontrar la solución más eficiente. Los costes de transac-
ción derivados de este proceso pueden reducirse sensiblemente a través de las
informaciones y experiencias de otros agentes, debido a que los procesos de
asignación de recursos no son estrictamente individuales. Los actores adop-
tan sus decisiones junto a otros individuos, como sucede, por ejemplo, con
numerosas decisiones en el seno de las familias o de las empresas que siguen
estrategias de coordinación con otras empresas. Si se acepta la relevancia del
CS, se debería considerar la necesidad de revisar los fundamentos teóricos de
la economía, del funcionamiento de los mercados como institución básica del
sistema económico y, por tanto, de cuestiones fundamentales como el consu-
mo, la producción y el progreso técnico.
Closure Brokerage
Teoría Organizacional
Burt (2001)
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Desarrollo Formal
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Otro de los efectos de las acciones de las empresas más dinámicas es que
aumentan la diversidad y el número de relaciones (Tabla 2.3.). Esto se puede
inferir a partir del examen de la siguiente secuencia de eventos: las empre-
sas, en su proceso de adaptación, buscan un mayor nivel de eficiencia, infor-
mación más barata y de mayor calidad y menores costes, tendiendo a aplicar
estrategias dirigidas a innovar e incrementar su especialización y coordina-
ción. Las empresas más dinámicas incorporan innovaciones, externalizan
tareas (principalmente servicios), y se coordinan con otras empresas, princi-
palmente locales, a través de la confianza. Todo ello incrementa el número y
la variedad de relaciones con otras instituciones, como parques tecnológicos,
universidades, centros de formación e innovación, etc. Además, éstas selec-
cionan a los proveedores más eficientes, que también innovan, externalizan
y cooperan, reforzándose de este modo el proceso de avance de la eficiencia
y de la densidad relacional. Esto se puede explicar, como se hace a continua-
ción, a través de los procesos de producción e innovación.
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Los mercados y las jerarquías (estructura 1), con redes basadas en las
relaciones formales, evitan el embeddedness y las ventajas derivadas de los
mecanismos sociales. Según Williamson (1983) cuando las empresas perci-
ben un comportamiento oportunista, prefieren internalizar la mayor parte
de sus procesos de producción, reducen las relaciones interempresariales y
mantienen un sistema jerárquico. La misma percepción oportunista obliga a
las empresas a formalizar sus contratos mercantiles, dando una importancia
mínima a las relaciones personales con sus clientes, proveedores y competi-
dores. Sin embargo, la coordinación y la confianza evitan el oportunismo, re-
duciendo los costes de transacción. Según Lundvall (2005) en las sociedades
pobres en términos de CS, con alto PIB per capita y con divisiones del trabajo
muy desarrolladas, una gran parte de la riqueza es absorbida por los costes
de control interno y externo.18 Al mismo tiempo, la ausencia de relaciones
externas basadas en la confianza reducen las oportunidades de llevar a cabo
estrategias de coordinación y colaboración.
Una alternativa al anterior proceso de producción se basa en la estructura
2, asimilable al network governance (Jones et al, 1997), al clan y al relational con-
tracting (Ouchi, 1980; Bolton et al, 1994) e implica la explotación de las rela-
ciones, principalmente las informales, como fuente de ventajas competitivas.
De manera más precisa, este tipo de estructuras hace uso de las relaciones
multiplex (Kapferer, 1969), que surgen cuando entre dos individuos o institu-
ciones se registran dos o más tipos de relaciones. Por ejemplo, las relaciones
mercantiles y personales, al mismo tiempo, mantenidas por dos empresas.
Jones et al (1997) proporciona una teoría del intercambio para explicar bajo
qué condiciones la estructura de network governance presenta ventajas com-
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CAPÍTULO 3
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27 Simone de Beauvoir se muestra muy contundente con su frase: la mujer no nace, se hace.
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A partir de 1800 la polémica feminista se hace tan relevante que “la quere-
lla es llevada a la plaza pública y se le da la forma de un debate democrático”
(Fraisse, 1991:191).
Con la emergencia de los socialismos en el siglo XIX, el feminismo vio reco-
gidas sus reivindicaciones. La teoría feminista vinculada a la tradición marxis-
ta, si bien asume muchos de sus planteamientos, es crítica con la concepción
de producción económica capitalista, pues excluye todo lo que las mujeres
han realizado a lo largo de la historia. Una de las interpretaciones ha sido la de
aceptar el concepto marxista de ‘producción’, como infraestructura de la socie-
dad que explota a las mujeres. Otra ha sido la de considerar la existencia de un
‘modo de producción doméstico’ en el que las mujeres producirían ‘plusvalía’
para sus maridos-empleadores por medio de su trabajo doméstico. Así, el ma-
rido -y el resto de la familia- se apropiarían del trabajo de otros (su mujer) por
lo que habría explotación tal y como la define Roemer (1882).28
Hartmann, en su artículo sobre las relaciones entre feminismo y marxis-
mo, subraya que la problemática planteada por el feminismo no puede ser
considerada como secundaria dentro del capitalismo y considera que el pa-
triarcado se establece como un conjunto de pactos interclasistas entre varo-
nes que se traducen en una dominación para las mujeres. No obstante, hay
alguna versión del feminismo que es crítica con esta idea.29
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añadir ‘masculino’, puesto que las mujeres no estaban); los beneficios em-
presariales se reinvierten, se amplía la clase media, dando lugar a una gran
movilidad social ascendente. La base del pacto, fundamentalmente en los
países europeos, había sido un compromiso entre capital y trabajo por el que
se ponía límite a lo que sería un mercado totalmente regulado por la oferta
y la demanda. Se admitía la intervención del Estado en salud y educación,
para dejarlas fuera de la acción del mercado. También las luchas obreras lo-
graron ciertos derechos humanos básicos plasmados en la Declaración de
Derechos Humanos de 1948. Esta etapa se conoce con el nombre del Estado
del Bienestar y corresponde a la época de los gobiernos socialdemócratas,
cuando el Estado fuerte favorece prácticas corporatistas, de negociación en-
tre todos los agentes sociales.
La teoría y el análisis feminista han prestado atención a algo en lo que
no suelen reparar los economistas neoclásicos: al subtexto patriarcal del Es-
tado de Bienestar que se desarrolló en la época fordista antes de la crisis. Es
el caso de Fraser (1997), estudiosa de los modelos del Estado de Bienestar
desde la perspectiva de las relaciones de género. Esta autora identifica la
institución del salario familiar como la clave de bóveda de la arquitectura de
estos sistemas de redistribución social. Su diseño se lleva a cabo de acuerdo
con el supuesto de una familia nuclear cuyo cabeza de familia es varón, el
cual provee a la misma de un salario que cubre la manutención de los hijos
menores y de la esposa, dedicada a la crianza y al cuidado de éstos, y tam-
bién al trabajo doméstico. Las bases de la ayuda del Estado de Bienestar para
compensar situaciones de vulnerabilidad (por enfermedad, paro, jubilación)
se refieren a los varones que desempeñan un trabajo remunerado; ellos re-
sultan ser los titulares de ‘derechos directos’, mientras que las mujeres lo son
de derechos derivados, en función de su relación con el cabeza de familia.
El salario familiar se construyó como un medio para elaborar significados
de dependencia e independencia profundamente influidos por factores de
género, raza y clase.
A partir de la crisis del petróleo de 1973 se inicia otra transformación del
sistema capitalista, llamada de muchas formas, ’postfordismo’ entre otras, y
que coincide con el fenómeno de la globalización.
Castells (1998) ha caracterizado la globalización por la convergencia de
varios fenómenos, como son: la constitución del paradigma informacionalis-
ta, la articulación de la sociedad red, el lanzamiento de un nuevo modelo de
desarrollo capitalista y la redefinición del papel de los Estados-nación.
Este nuevo paradigma científico-tecnológico coincidió en el tiempo y en-
tró en interacción con la respuesta del modo de producción capitalista a la
crisis del estancamiento que padeció a partir de la década de los años 70. En
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rado más bien como servidor que como trabajador, sujeto a horarios intra y
extrasalariales que son una burla de la jornada laboral limitada.
Así, desde finales del siglo XX el modelo del salario familiar bajo el im-
pacto de la globalización neoliberal está en declive. El nuevo ideal es que
tanto hombres como mujeres contribuyan al salario familiar, pero a causa
de la persistencia del modelo patriarcal, las mujeres van a ser ’proveedoras’
frustradas. El hecho de que ganen menos que los hombres, contribuirá a que
su trabajo sea definido como secundario. Además, el hecho de que las mu-
jeres se ocupen en mayor medida que los hombres del trabajo reproductivo,
les hace entrar en desventaja en el mercado de trabajo. La novedad de la
globalización neoliberal consiste en que para los varones ya no hay puestos
de proveedor familiar. Castells, refiriéndose a la nueva división del trabajo
menciona a los ‘trabajadores auto programables’, que serían los emergentes,
y ‘trabajadores genéricos’, constituidos por los desechables, entre los que
habría un gran número de mujeres.
Sassen (2003: 117) considera que el primer paso hacia el establecimiento
de una perspectiva de género en la globalización es la constatación de la
ausencia de poder de las mujeres. Para esta economista política los espacios
de silencio y ausencia se encuentran en intersección con el resto de espacios
de representación y, su ausencia, tiene consecuencias. Así, en el mundo de
las finanzas una gran parte de los empleos involucrados son de bajo salario y
están llevados por mujeres (también por inmigrantes). Esta autora considera
que estos empleos no se muestran representados en el sistema económico
global pero, en la realidad, constituyen una forma avanzada de las finanzas
internacionales. Su análisis concluye en la idea de que la devaluación de los
trabajos es un resultado producido.
Si bien la capacidad para generar ganancias de los distintos sectores
económicos ha sido siempre desigual, en la actualidad, se están produ-
ciendo desregulaciones masivas de las relaciones laborales de diferentes
mercados que derivan en la utilización por parte de las empresas de tra-
bajo informal con malas condiciones laborales para sus empleados –como
trabajar en sótanos-. Por ello, Sassen (2003:122) califica a la informalización
como un fenómeno que “reintroduce la comunidad y los hogares como
un importante espacio económico”. En efecto, se están produciendo nue-
vos tipos de segmentación de los mercados laborales. Por un lado, se está
debilitando el rol de la empresa en la estructuración de la relación del
empleo y, por otro, se produce un desplazamiento de las funciones del
mercado laboral al hogar o la comunidad. Ambas tendencias conllevan
una devaluación de los trabajos (de tiempo completo a tiempo parcial,
de trabajos que antes permitían una movilidad ascendente dentro de la
82
Género y desarrollo
84
Género y desarrollo
86
Género y desarrollo
de los programas dirigidos hacia las mujeres, se requiere fortalecer sus capa-
cidades por medio de la organización, el aumento de la autoestima, el acceso
a los recursos materiales y el fortalecimiento de sus redes sociales.
El punto de partida en los estudios regionales sectoriales con perspectiva
de género es el de la utilización de las estadísticas existentes,36 para identi-
ficar si se ajustan o no a la desigualdad entre mujeres y hombres. Una vez
seleccionados los indicadores para hombres y mujeres y realizado el diag-
nóstico, tras introducir al actor social, también habría que seguir los efectos
de las políticas sobre la situación diferencial de género, para una definición
futura de la intervención social.
A modo de conclusión, para convertir la perspectiva de género en factor
de desarrollo es reseñable la doble interacción existente, por un lado, entre
movimientos sociales y feminismo, pero también entre teoría y empiria, que
parafraseando a Kant, lo podríamos expresar así:
• Los datos sin teoría crítica feminista son ciegos, la teoría feminista sin
datos está vacía.
87
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
88
Género y desarrollo
90
CAPÍTULO 4
4.1. INTRODUCCIÓN
Los enfoques teóricos del Capital Social (CS) y de las Relaciones Socia-
les de Género (RSG), examinados en los dos capítulos anteriores, permiten
reflexionar sobre los procesos de desarrollo y de la pobreza, y proporcionan
herramientas teóricas y analíticas para revisar las viejas cuestiones que siem-
pre han interesado a la economía y a la sociología: ¿cuáles son las causas del
desarrollo?, ¿qué medidas se pueden adoptar para mejorar los niveles de
bienestar de las comunidades o para reducir la desigualdad?, ¿a través de
qué estrategias las empresas pueden mejorar sus resultados?
Entre las perspectivas de género (RSG) y de CS existe una relación sinérgica
y de mutua dependencia: los diseños y resultados de las intervenciones mejoran
cuando se integran las aportaciones de ambos enfoques. Del análisis del CS, y
del uso de sus categorías analíticas, se derivan consecuencias aplicables al diseño
de las estrategias de empoderamiento y, en particular, de las que se dirigen a
las mujeres.37 Lo contrario también es cierto: el análisis del CS y su aplicación
al desarrollo mejoran cuando se incluye la perspectiva de género. El proceso de
desarrollo implica actuar sobre las normas y el orden social, reducir las desigual-
dades en el acceso a recursos y a derechos e incrementar la equidad y la cohesión
37 Según el Banco Mundial (2002), los individuos están empoderados en la medida en que
ejercen cierto control sobre las instituciones y sobre los procesos que afectan directamente a su
bienestar. El empoderamiento se refiere a la expansión de los activos y de las capacidades de las
personas para participar en las instituciones que afectan a sus vidas, así como negociar con ellas,
influirles, controlarlas y exigirles responsabilidades.
91
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
92
Capital Social y género en la cooperación
el avance en los niveles de bienestar material. Esta visión economicista del de-
sarrollo contrasta significativamente con la que, en el presente, dominan en el
ámbito académico y en las instituciones internacionales. La perspectiva actual
es mucho más rica y está profundamente influida por los planteamientos que
el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha vertido desde
1990 en sus Informes sobre el Desarrollo Humano. El desarrollo se concibe ahora
como un proceso complejo de ampliación de las capacidades humanas y de los
derechos de las personas, que implica avances en la participación, en la equidad,
en la educación, el bienestar material, la salud, la cultura, los derechos civiles,
etc. Además, el desarrollo debe ser sostenible desde el punto de vista económico,
social y ambiental.38
Esto significa que el paradigma dominante en la economía del desarrollo ha
experimentado importantes cambios: desde el concepto ‘crecimiento económi-
co’, se pasó al de ‘desarrollo económico’, que ha evolucionado posteriormente
en el ‘desarrollo sostenible’ cuya concepción es también dinámica. “El desarrollo
sostenible trata del mejoramiento del bienestar humano a través del tiempo” dice
el Banco Mundial (2003: 13). En la nueva visión del desarrollo no sólo se consi-
dera el capital físico, sino también el humano, el natural y el CS, concediéndoles
mayor protagonismo a la sociedad civil y al sector privado, así como al marco
institucional y normativo. Las aportaciones del CS y de RSG se sitúan en esta
concepción más compleja y multidimensional que considera que el desarrollo
es un proceso social que implica progreso para las personas sin comprometer las
capacidades de las futuras generaciones.
De manera sintética, se pueden establecer seis enfoques en los itinerarios de
desarrollo que marcan una evolución, aunque no estrictamente cronológica, en
la agenda de cooperación, pues a menudo coexisten enfoques más antiguos con
otros más recientes (López y Uldemolins, 2007).
93
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
95
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
4.2.2. La perspectiva del Capital Social: una nueva mirada a las causas y
estrategias del desarrollo
Tal y como se ha explicado en el capítulo 2, la perspectiva del CS intro-
duce sensibles cambios en la visión del desarrollo, con implicaciones en el
ámbito de las políticas económicas. Estos efectos son significativos tanto a
nivel macro como microeconómico. Pero es en el nivel micro donde resulta
más evidente la utilidad y aplicabilidad de esta teoría. Esto es así porque los
recursos que proveen las redes, así como las normas y la confianza que facili-
tan la adopción de decisiones y la cooperación, se pueden conocer y analizar,
al menos cualitativamente, desde la perspectiva de las familias, empresas,
instituciones públicas y privadas y comunidades. En este nivel acotado del
análisis resulta más evidente el relevante papel del CS en el logro de la efi-
ciencia y del bienestar. Por ello, desde esta perspectiva se pueden apuntar
algunos elementos de mejora de la eficiencia de la ayuda internacional al
desarrollo y, en particular, de los programas y proyectos que impliquen la
promoción del desarrollo local, que es el ámbito en el que este trabajo se
centra. Además, aporta luz en el análisis de los procesos de desarrollo, de
la pobreza y de la exclusión al destacar que los pobres y los excluidos, o
las comunidades atrasadas, presentan un CS inadecuado, escaso o de baja
calidad. Por esta razón sus estructuras y relaciones sociales limitan el acceso
a determinados recursos, la inclusión de sus demandas y aspiraciones en la
agenda política y la adopción de decisiones colectivas. Así pues, los pobres
lo son en renta, en riqueza, en educación y salud pero también en CS lo que,
a su vez, incide negativamente en sus empleos, en la educación y la salud
que reciben y en sus niveles de bienestar material.
El CS es un recurso renovable, dinámico, a disposición de los agentes in-
dividuales y colectivos, y acumulable a través de las estrategias adecuadas.
Es relevante destacar que el CS se puede crear (también se puede destruir) a
partir de la aplicación de ciertas políticas y metodologías. El CS puede gene-
rar externalidades tanto positivas como negativas. En el caso del CS genera-
dor de efectos externos positivos, que es el que interesa promocionar desde
la perspectiva del desarrollo, la provisión privada será inferior a la óptima lo
que permite justificar la intervención pública.
Las implicaciones para las teorías y las políticas de desarrollo, y en parti-
cular para la cooperación internacional, son relevantes y diversas. La teoría
del CS afecta al diagnóstico de situación y a la formulación de actividades,
resultados y objetivos; condiciona la selección de las políticas adecuadas
para incrementar los niveles educativos, la salud o, en términos más gene-
rales, para promover el bienestar, o reducir la pobreza; y modifica el ámbito
96
Capital Social y género en la cooperación
Uno de los logros más relevantes de este enfoque es que, por primera
vez, se afirma que la dominación de las mujeres por parte de los hombres
es un obstáculo para el desarrollo, aunque no cuestiona los planteamien-
tos de la teoría de la modernización (Luna, 1999). No obstante, se otorga
gran importancia a la independencia económica de las mujeres –enfoques
de la equidad y de la antiprobreza-. Como estrategia de desarrollo enfati-
za la incorporación de las mujeres a la esfera productiva, pero no contem-
pla todo lo que ocurre dentro de los hogares –el trabajo reproductivo- ni la
relación asimétrica entre ambos sexos. Por ello, los programas de desarro-
llo tienden a reforzar el productivismo de las mujeres pobres en el ámbito
doméstico y en oficios tradicionalmente femeninos. Siguiendo la tradición
filosófica liberal, la propuesta MED defiende la igualdad de derechos para
todos los ciudadanos, independientemente de su sexo; busca corregir las
desigualdades, pero sin cuestionar el proceso mismo. La disfunción más
relevante de este enfoque es que, en muchos casos, reproduce el estereo-
tipo femenino de las mujeres dedicadas al trabajo reproductivo y no po-
tencia el cambio de las relaciones asimétricas de poder entre hombres y
mujeres. Por esta razón, Zabala (1999) afirma que el enfoque MED tiende
a que las mujeres trabajen para el desarrollo, en vez de que el desarrollo
trabaje para ellas.
En los años 70 aparecen planteamientos opuestos a la teoría de la
modernización, desde las visiones estructuralistas y marxistas (Gunder
Frank, 1967; Cardoso y Faletto, 1969). Estos enfoques, que se agrupan en
la llamada teoría de la dependencia, critican las tesis de las teorías de la
modernización y defienden que muchos países se han empobrecido a cau-
sa de la intervención de los países ricos. Consideran que la relación entre
la metrópolis y la colonia constituyó la base del despegue económico de
los países desarrollados, sin la que éstos no hubieran podido alcanzar su
actual nivel de desarrollo. Por ello, se refieren a este tipo de relación his-
tórica como de explotación de los países pobres. Su atención a la hora de
procurar el desarrollo se dirige hacia las características nacionales de cada
economía.
Poco más tarde, Wallerstein (1979) matiza que han existido dos tipos
de sistemas mundiales. El primero, llamado imperio mundial, ha estado
vigente en varios períodos históricos, aunque nunca llegasen a abarcar
un área tan grande como el actual sistema económico mundial. La principal
diferencia entre ambos es que, en un imperio mundial, el objetivo es la
dominación política y económica por parte de las metrópolis, mientras
que en la economía mundo basta con la dominación económica. Para este
autor, en el actual sistema-mundo, la importancia del Estado-Nación es
99
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
menor. Considera que una nación central domina a las demás, cuando
tiene un liderazgo simultáneo en tres dimensiones económicas durante
un largo periodo de tiempo: en la productividad, en el mercado y en las
finanzas.39 Las naciones no centrales de hoy se topan con más dificultades
que las que tuvieron los países hoy plenamente desarrollados, fundamen-
talmente porque “carecían de otras naciones desarrolladas con las que lu-
char durante su proceso temprano de desarrollo” (Wallerstein, 1998: 268).
40
El intercambio entre las naciones centrales y las periféricas es desigual.
En estas últimas, primero el colonialismo y después las multinacionales,
han generado sociedades que aseguran mano de obra barata al capital y
les impone una dependencia que se acentúa a través de la deuda exter-
na.
La teoría de la dependencia tiene en cuenta la clase social pero no
el género, pues postula que la situación subordinada y oprimida de las
mujeres desaparecerá si se transforman las relaciones sociales de produc-
ción. Es decir, las mujeres participarán en el desarrollo si se incorporan a
la esfera pública, pero no fundamentan sus análisis en las relaciones de
patriarcado que subyacen en el modo de producción capitalista.
Teóricos como Fröbel (1981) o Nash y Fernández-Kelly (1983), se cen-
tran en los cambios en el sistema mundial de producción, que han llevado
a las multinacionales a trasladar actividades a los países menos desarro-
llados para reducir costes y eludir la presión de los sindicatos. La mano
de obra contratada ha sido preferentemente femenina por su mayor do-
cilidad. Los análisis de género relacionan los objetivos de las naciones
centrales en esta nueva fase del sistema económico, con la pervivencia del
modelo patriarcal en las naciones periféricas.
Las feministas marxistas han criticado el enfoque MED argumentan-
do que el sistema capitalista se sirve de las desigualdades de género. Se
constata que las mujeres más pobres son las más oprimidas por el capita-
lismo (Sen, 1983) y se empieza a considerar que el papel de las mujeres en
el desarrollo ha de estudiarse a partir de la conexión entre las desigual-
dades de género y de clase. De esta forma se supera tanto el enfoque de
la modernización, que ignora los dos tipos de desigualdad, como el de la
dependencia, que sólo tiene en cuenta las desigualdades de clase.
39 “Una nación domina en la productividad con productos de alta calidad y bajo precio en
comparación con otras naciones. Cuando la balanza comercial se inclina hacia la nación central,
domina en el mercado; y con una balanza comercial favorable llega más dinero a la nación que
sale de ella, por lo que los banqueros de la nación central suelen convertirse en banqueros del
mundo, con un mayor control de los recursos financieros mundiales” (Wallerstein, citado por
Kerbo, 1998: 259-60).
40 Citado por Kerbo (1998).
100
Capital Social y género en la cooperación
102
Capital Social y género en la cooperación
103
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
con las primeras acciones del enfoque MED. La idea que subyace es que las
mujeres han perdido posiciones en el espacio de la producción y tienen que
recuperarlas con políticas, incluidas las de discriminación positiva.
Enfoque de la antipobreza. Coincide con un segundo momento del enfo-
que MED. Plantea que la subordinación de las mujeres se debe a la pobreza.
Se orienta hacia el incremento del empleo y la generación de ingresos de las
mujeres, a través del acceso a los recursos productivos. El problema es que
no considera el trabajo reproductivo y, en cierto modo, parte de la idea de
que las mujeres tienen mucho tiempo libre. Los proyectos generadores de
ingresos se encuentran ligados a los estereotipos de género. De hecho se dis-
tingue entre proyectos para los varones ‘micro-empresas’ y proyectos para
las mujeres ‘generadores de ingresos’.
Enfoque de la eficiencia. Coincide con un tercer avance del enfoque MED
y conserva una gran popularidad entre los organismos internacionales de
cooperación. De las ‘mujeres’ se pasa al ‘desarrollo’ y con ello se quiere sig-
nificar su papel esencial. Pero no se deriva de ello que las condiciones de
las mujeres tuvieran que mejorar. Se privilegian ahora sus roles reproducti-
vo y de gestora comunal. Por esta razón ha ganado mucha popularidad en
el marco de las políticas de ajuste. Contando con el trabajo gratuito de las
mujeres se pueden reasignar recursos para otras áreas y recortar gastos en
servicios.
Enfoque de la adquisición de poder. Esta estrategia cuestiona uno de los
supuestos sobre el poder. Reconociendo la importancia de que las mujeres
aumenten su poder, lo identifican más en términos de ‘capacidad de las mu-
jeres’, de incrementar su confianza en sí mismas y de influir en el cambio
social. Reconoce el triple rol de la mujer y plantea la necesidad de cambios en
sus condiciones de subordinación: jurídicos, en los sistemas de propiedad,
en el acceso y en la utilización de los recursos. Se busca la acción a través
de la presión de las mujeres organizadas. Y es precisamente este enfoque el
que entronca con algunos aspectos clave del modelo del CS y con el enfoque
GED.
Los ámbitos en los que la perspectiva de género intenta evitar la discrimi-
nación de las mujeres son tan amplios como las relaciones sociales de género,
entre los que cabe citar:
• La integración física y psíquica y la libertad sexual, para erradicar la
violencia de género.
• La salud y la calidad de vida, a partir del reconocimiento no sólo de
las diferencias biológicas sino de los factores sociales, laborales y cultu-
rales.
• El trabajo, el empleo y la empresa, intentando superar una concepción
104
Capital Social y género en la cooperación
reduccionista del trabajo para visualizar el lugar que ocupan las muje-
res.
• Las condiciones sociales de vida, puesto que las mujeres sufren doble
o triple discriminación cuando se agrega el rol de mujer a situaciones de
desempleo, ruptura de matrimonio o vínculos familiares, pobreza, exclu-
sión, drogodependencia, privación de libertad, prostitución, violencia e
inmigración.
• El acceso a la educación y a la formación, para alcanzar los mismos
rendimientos, que los hombres, por los títulos adquiridos.
• La comunicación, el lenguaje y la publicidad, puesto que el lenguaje
se construye sobre un sistema de relaciones de poder y la concepción
androcéntrica otorga el poder a los hombres de forma genérica universal,
invisibilizando la presencia femenina en la representación simbólica de
la realidad.
• La participación y la representación en la política, la sociedad, el po-
der y en la economía, ya que la escasa presencia femenina en los órganos
de poder limita la transformación de roles de género hacia una mayor
equidad.
• Información estadística desagregada entre mujeres y hombres
para que contribuya a visibilizar las situaciones de desigualdad de
género.
• El trabajo doméstico, las responsabilidades familiares y los usos del
tiempo, ya que es en el espacio privado donde se reproduce la mayoría de
las discriminaciones de género que se registran en el ámbito social; en este
espacio se registra una apropiación del trabajo de ‘otro’, que trabaja gratis
para el resto de la familia; en este caso mujeres sin regulación de horarios,
a jornada completa, sin vacaciones, ni contrato explícito, sin promoción
ni reconocimiento; trabajo por el que no se cotiza y, por tanto, no se ge-
neran prestaciones ni derechos pasivos. Además, por este tipo de trabajo,
las mujeres quedan marginadas del Estado de Bienestar cuando cesa el
vínculo, al haber sido dependiente de las rentas familiares (desempleo,
falta de cotización, dificultades de incorporación al mercado laboral, falta
de formación laboral, etc.). El desigual reparto de las responsabilidades
familiares y de las tareas domésticas condiciona la vida de las mujeres e
influye en su salud, en su autoestima, en aspectos relacionados con su
aislamiento social y en su déficit de CS.
• Cuantificación de recursos públicos, presupuestos y fiscalidad con en-
foque de género.
• Estudio de la pervivencia de los estereotipos para intentar favorecer
el cambio social.
105
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
42 Directiva 76/207/CEE del Consejo, de 9 de febrero de 1976, D.O. n° L 039 de 14/02/1976, Co-
misión Europea, 1998.
106
Capital Social y género en la cooperación
107
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
Identificación
Formulación
Evaluación
Género
Capital Social
Seguimiento Ejecución
108
Capital Social y género en la cooperación
110
Capital Social y género en la cooperación
43 Por ejemplo, es valioso consultar a ONGs acerca de la estratificación social, los líderes,
los actores singulares y sobre los conflictos existentes o pasados. De este modo, y utilizando un
método de muestreo de ‘bola de nieve’, se puede, a su vez, entrevistar a estos actores y comple-
tar la información para el análisis de los potenciales interlocutores.
112
Capital Social y género en la cooperación
Objetivo general
Objetivo específico
R esultados
A ctividades
44 STI-Learning: Science Technology and Innovation Learning. Se trata, según Lundvall (2005),
de un modo de innovación basado en la ciencia, en contraposición al DUI-Learning, que está
basado en la experiencia.
114
Capital Social y género en la cooperación
116
Capital Social y género en la cooperación
bién puede constituir una vía interesante para atraer la atención y mantener
los compromisos de otros actores externos.
El proyecto, en todas sus fases, puede ser un medio idóneo para incrementar
el CS y la confianza, tal y como anteriormente se ha indicado. Al menos se debe
intentar que la ejecución del proyecto no represente una pérdida de CS o la crea-
ción de redes que entorpezcan los procesos de desarrollo. Las actitudes y prác-
ticas de los promotores resultan factores fundamentales en la creación de redes
y de confianza duraderas. “Un tema que sobresale es que para que el programa
pueda promover el CS de unión o de puente tiene que existir un nivel de confian-
za entre el personal del programa y la comunidad” (Bebbington, 2005:36).
4.3.2.4. La evaluación
La integración de la perspectiva del CS en el proyecto tiene importantes
implicaciones sobre la metodología y el objeto de las evaluaciones. En efecto,
la utilización de metodologías participativas en esta fase aparece como una
necesidad, que fortalece el proceso comunitario de empoderamiento y las ca-
pacidades para adoptar decisiones colectivas y para cooperar. De nuevo, las
actitudes y las prácticas de los agentes de la cooperación son fundamentales
para que se transfieran capacidades de gestión y poder a los beneficiarios.
La evaluación se realiza de forma continua, permitiendo informar a los par-
ticipantes y corregir la ejecución y gestión del proyecto. En la medida en la
que se habrán diseñado actividades (talleres, reuniones, foros, encuentros,
gestiones con instituciones privadas o públicas, con empresas, etc.) para al-
canzar determinados resultados (confianza, relaciones sociales, creación o
fortalecimiento de organizaciones, etc.) el objeto de la evaluación también se
verá afectado por la integración del CS. Además de la evaluación cualitativa,
es conveniente disponer de otras que permitan cuantificar los avances de las
capacidades sociales y relacionales de la comunidad. Para ello, lógicamente,
el evaluador contará con los resultados obtenidos en la encuesta realizada en
las etapas preliminares de la intervención, cuya función ha sido descrita en
la sección dedicada a la fase de identificación.
117
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
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Capital Social y género en la cooperación
121
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
122
CAPÍTULO 5
5.1. INTRODUCCIÓN
5.2. EL TERRITORIO
123
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
Fuente: Centro Estatal de Información, Gobierno del Estado de Baja California Sur
Los planes de desarrollo estatal diseñados para los últimos dos períodos
gubernamentales (1999-2005 y 2005-2011) han orientado las políticas públicas
y sus acciones estratégicas a partir de la definición de 11 regiones estatales
y 25 microrregiones municipales a partir de la dinámica socio-demográfica
y las actividades económicas predominantes. A pesar de que no existe un
soporte teórico ni metodológico que explique los criterios que fundamentan
la regionalización estatal, tanto en el ámbito público como en el académico,
se ha normalizado la referencia a las microrregiones, que constituyen la base
de la política de desarrollo en el país.46
46 Lo cierto es que la distribución del territorio nacional en microrregiones, ha sido resultado de
estrategias y programas diseñados por el gobierno federal para atender los problemas del desarrollo
local en aquellos municipios con mayores problemas de marginación y pobreza. La Secretaría de
Desarrollo Social (SEDESOL) ha diseñado dos estrategias: ‘Estrategia de Microrregiones’ y ‘Estrategia
100x100’ y cuatro programas: Programa de Desarrollo Local, Programa 3X1, Programa de Apoyo a
Zonas de Atención Prioritaria y Apoyos Federales a Proyectos Productivo en Microrregiones. Ver
contenido de las estrategias y programas en SEDESOL: http://www.microrregiones.gob.mx.
124
El territorio la población y la economía
La Región Pacífico Norte, forma parte de las regiones estatales y se define por-
que en ella se articulan un conjunto de poblados costeros (Figura 5.2.) cuya activi-
dad económica principal es la pesquería de especies de alto valor comercial, como
el abulón y la langosta.47 La micro región de Guerrero Negro, es más pequeña pero
más compleja que la anterior, porque contiene, como actividad económica predo-
minante, la extracción de sal marina proveniente del complejo lagunar Ojo de Lie-
bre, donde se ubica una de las salinas más ricas y extensas del mundo.
Mientras que en el primer caso, la pesca y un sistema fuerte de organi-
zación de pesquería de especies de alto valor comercial, se concentra en las
Sociedades Cooperativas de Producción Pesquera; en el segundo, se observa
un sistema débil y fragmentado de pesquerías de menor valor comercial, que
ocupa un lugar dependiente respecto a la explotación de sal y las actividades
económicas terciarias, centradas en el turismo invernal. Ambas regiones se
ubican de cara al Océano Pacífico y forman parte del municipio de Mulegé,
el más norteño, árido y extenso de Baja California Sur.48
47 En el mundo, sólo existen siete países productores de abulón: Australia, el principal productor
mundial, seguido por Taiwan, Nueva Zelanda, Sudáfrica, República de Corea y México.
48 La entidad tiene una extensión territorial de 73.677 Km2. La superficie del Municipio de Mule-
gé representa el 34,56% del total estatal, con 3.309.220 hectáreas. La Reserva de la Biosfera El Vizcaíno,
ocupa 2.546.790.25 hectáreas, que representan el 76,96% del total de la superficie municipal.
125
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
Fuente: Centro Estatal de Información, Gobierno del Estado de Baja California Sur
126
El territorio la población y la economía
127
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
51 El abulón sólo se captura y cultiva solo los litorales del pacífico norte de Baja California
Sur y Baja California. En total, ambas entidades cuentan con 24 unidades de producción, de las
cuales 22 son cooperativas y 2 empresas privadas dedicadas al cultivo de abulón. Con base al valor
en facturas del 2004, la FEDECOP registró un -11% de tasa de crecimiento anual de la producción
entre 1993 y 2003. Al decremento en el volumen de captura, se ha producido un incremento en el
precio del producto. Comité Sistema Producto Nacional de Abulón, Logros y perspectivas. José de
Jesús Camacho Osuna, Representante no gubernamental del Comité Sistema Producto Nacional de
Abulón, Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, 2005.
128
El territorio la población y la economía
129
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
53 En la actualidad la ciudad de Guerrero Negro se divide por un puente que se eleva sobre
uno de los vasos comunicantes del salitral que separa al pueblo, del resto de la ciudad. El pueblo
se emplazó donde se realizaron los primeros trazos de las instalaciones y viviendas destinadas
a la producción de sal.
130
El territorio la población y la economía
134
El territorio la población y la economía
El promedio de hijos nacidos vivos por mujer, es en todos los casos ligera-
mente superior a los dos, lo que indica que en promedio las mujeres en edad
reproductiva tienen dos hijos y hasta tres, como se expresa en la Tabla 5.4.
Tabla 5.4. Promedio de hijos nacidos vivos. Región Pacífico Norte, 2005
Bahía Tortugas 2,38
Bahía Asunción 2,66
La Bocana 2,47
Punta Abreojos 2,32
Fuente: INEGI, II Conteo Nacional de Población y Vi-
vienda, 2005.
135
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
5.3.2.3. La Bocana
A La Bocana se accede de norte a sur por la brecha que desciende de Bahía
Asunción. Antes de llegar al pueblo, sorprende una salitrosa y arenosa llanu-
ra apenas cubierta por matorrales del desierto. La Bocana se emplazó en una
parte de esta llanura; se organiza a partir de una cancha de basquetbol que
hace las veces de plaza, jardín y centro, frente a la cual se ubica una iglesia. Los
constantes y fuertes vientos son quizás una de las características distintivas de
este pueblo, que lo cubren de polvo y basura a pesar de que todos los días las
mujeres y los hombres barren los frentes de sus casas y riegan las plantas de
unos jardines que sorprenden con su verdor en medio de la aridez del salitral.
Quizás por ello, sus habitantes llevan una vida hacia dentro. Se refugian en las
casas que suelen tener amplias, agradables y bien avitualladas cocinas.
La Bocana surge como resultado de las actividades de la Cooperativa Pro-
greso Almejera que se constituyó legalmente el 13 de junio de 1944. Antes de
que la cooperativa se organizara, los pescadores y buzos que trabajaban en el
área entregaban sus productos a la cooperativa California de San Ignacio.
Los campos pesqueros que inicialmente se establecieron en La Bocana
eran propiedad de esa cooperativa. A partir de estos campos, comenzó el
emplazamiento del pueblo. Al principio, la Cooperativa El Progreso, la única
existente en La Bocana, se llamaba Progreso Almejera porque estaba dedicaba
a la explotación de la almeja pismo. Posteriormente, incorporaron langosta
y después, abulón.
En el 1964 la cooperativa construyó su propia planta procesadora. Antes,
todo se maquilaba en Bahía Asunción o se enviaba a Ensenada para ser pro-
cesada en la cocedora de la Federación de Cooperativas. En aquel momento
el abulón de La Bocana no se enlataba, se vendía fresco o bien se cocía y
después se fileteaba antes de empacarlo para su venta.
141
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
ños integrados a la casa habitación, sin embargo, todas tienen letrinas que
usan cuando no hay agua, lo que suele ocurrir con bastante frecuencia. La
basura se recolecta una vez a la semana y tiene un costo mensual por casa.
147
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
148
El territorio la población y la economía
149
CAPÍTULO 6
6.1. INTRODUCCIÓN
151
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
GOBIERNO
FEDERAL
SAGARPA SEMARNAT
CRIP
153
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
154
Normas, regulaciones y leyes
155
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
156
Normas, regulaciones y leyes
160
Normas, regulaciones y leyes
66 Artículo 7, LGSC.
67 Artículo 11, LGSC.
68 Abelardo L. Rodríguez, quien también fue gobernador de Baja California, se convirtió en uno de
los empresarios pesqueros más importantes de la región. Llegó a tener el control de buena parte de las
pesquerías bajacalifornianas.
161
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
ron bajo la Ley de Sociedades Cooperativas, para promover que los Consejos
de Administración estuviesen integrados por pescadores. Para evitar conflic-
tos directos con los empresarios locales involucrados en el sector, solicitaron
la intervención del Gobierno Federal que, a través del Banco de Fomento
Cooperativo, la Secretaria de Hacienda y la Secretaría de Pesca, y de acuerdo
con la Ley de Sociedades Cooperativas, dieron lugar a los primeros consejos
de administración compuestos realmente por trabajadores del ramo.
Finalmente, a la muerte de Abelardo L. Rodríguez, su viuda se vio obli-
gada a trasladar los derechos de las empresas de su marido a Fomento Co-
operativo, de donde unos años más tarde fueron trasladadas a Productos
Pesqueros Mexicanos. Luís Echeverría (Presidente de México entre 1970 y
1976) convierte Productos Pesqueros Mexicanos en una empresa estatal, bajo
la cual se organizaron, de manera definitiva, todas las empresas pesqueras
de capital privado que operaban en la región y que eran propiedad de los
iniciadores regionales de la pesca y su procesamiento. Este es el caso de las
compañías de Abelardo L. Rodríguez, Francisco Salazar y Ernesto Ruffo,
quien había establecido una planta empacadora en Bahía Asunción en el año
1956.
En 1972, el gobierno promulgó la Ley Federal para la promoción de la
pesca y empezó a concentrarse en el mercado de exportación. Ese año se
estableció PROPEMEX, empresa estatal, con el objetivo de regular los pre-
cios internos y desarrollar mercados de exportación. Ocean Garden Products,
monopolio con sede en La Jolla, California, que se había creado en 1957 para
comercializar las exportaciones de camarón a USA, se incorporó a PROPE-
MEX.
En esta década de los setenta, el número de nuevos registros de Socie-
dades Cooperativas de Producción Pesquera siguió creciendo hasta llegar a
237 en todo el país. También durante esta década, se continuó con la siem-
bra de larvas de peces de agua dulce y se experimentó con la instalación de
viveros de ranas, uno de los cuales, por cierto, se instaló en San Ignacio. En
este período, se mejoró la infraestructura portuaria y pesquera, y se habilitó
el puerto de abrigo en San Carlos, ubicado en la costa del Pacífico, a la altu-
ra del Valle de Santo Domingo en Baja California Sur. Este puerto, aunque
alejado de la región de estudio, sirvió para aliviar un poco las presiones del
transporte de productos pesqueros en la entidad.
Durante el régimen de Luis Echeverría, nuevas empresas pesqueras (la
gran mayoría de ellas en crisis) fueron incorporadas al sector público y
junto con las adquiridas en periodos anteriores, se concentraron en el con-
sorcio estatal Productos Pesqueros Mexicanos, que para entonces tenía ya
22 filiales.
163
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
164
Normas, regulaciones y leyes
70 Término empleado en la zona para designar a la pesca ilegal realizada por “guateros”.
166
Normas, regulaciones y leyes
167
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
los agremiados que no acaten las disposiciones de manejo del recurso (Pro-
grama de Manejo de la Reserva de la Biosfera del Vizcaíno, REBIVI, 2000).
En cuanto a la langosta, como en el caso del abulón, el acuerdo entre
productores e instituciones, ha logrado estabilizar la producción al introdu-
cir medidas adicionales a la NOM, tales como instalación de ventanillas de
escape para evitar la manipulación de langosta de talla inferior a la legal,
marcado y remarcado de langosta para determinar migraciones, instalación
de colectores de postlarvas para realizar pronósticos a futura de la pesquería
y prohibición del calado de redes de enmalle en zonas langosteras (Progra-
ma de Manejo REBIVI, 2000).
Además de la langosta y del abulón, en la región Pacífico Norte se pesca
caracol panocha y almeja pismo. En el primer caso, la especie no se encuentra
sometida a una NOM, sin embargo, las cooperativas regulan su explotación
mediante el establecimiento de una talla mínima y de un período de veda,
así como la prohibición del desconche a bordo de las embarcaciones.
En cuanto a la almeja pismo, carece de medidas reguladoras oficiales para
su captura, salvo medidas provisionales impuestas por las cooperativas y las
instituciones, tales como talla mínima y cuotas de captura y establecimiento
de periodos de veda (Programa de Manejo REBIVI, 2000).
El esquema de manejo basado en el sistema de cuotas que caracteriza
a las cooperativas pesqueras de la región Pacífico Norte ha sido un éxito,
pues ha permitido recuperar las pesquerías, especialmente la del abulón.
Los pescadores tienen una concesión que les ha otorgado exclusividad y du-
ración; han aumentado su influencia mediante su estructura organizativa
(cooperativas y federación nacional de cooperativas); y la participación del
gobierno estableciendo cuotas a la captura a través de la NOM 005-PESC, ha
fortalecido el grado de certeza de los derechos pesqueros.
En Guerrero Negro la situación es muy distinta. Existen 29 permisiona-
rios de pesca, dos Uniones de Producción Pesquera y 7 sociedades coopera-
tivas de producción pesquera.
71 Ver capítulo 7.
168
Normas, regulaciones y leyes
169
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
171
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
6.6. CONCLUSIONES
172
Normas, regulaciones y leyes
173
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
174
CAPÍTULO 7
7.1. INTRODUCCIÓN
175
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
176
El Capital Social en las comunidades pesqueras
Consumo
Sector pesquero Restaurantes final
perativas (CONACOOP), está integrada, en 2006, por doce cooperativas: todas las
del Pacífico Norte (nueve) y otras tres de la Baja California. Todas ellas mantienen
en Ensenada oficinas, la mayor parte de su personal de administración y, para las
respectivas direcciones, constituye el centro de referencia de su trabajo.
La Figura 7.2. intenta, también, expresar la existencia de estos dos grandes
núcleos del sistema productivo pesquero, Pacífico Norte y Ensenada, que se en-
cuentran geográficamente distantes. La región del Pacífico Norte constituye el
centro de la producción, manipulación y, en su caso, transformación de los pro-
ductos pesqueros. El pescado es expedido, en las diferentes presentaciones que
los mercados requieren, dependiendo de que su consumo se realice en fresco,
congelado, cocido, en conserva, etc. Pero el tejido productivo que se genera en
torno a la actividad extractiva y transformadora está limitado por el relativo
aislamiento y la escasez de aprovisionamientos de la zona.
179
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
184
El Capital Social en las comunidades pesqueras
186
El Capital Social en las comunidades pesqueras
187
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
188
El Capital Social en las comunidades pesqueras
1 n
CSInterno = ∑ (RCi + RDi + RI i + Ai ) (7.2)
4 n i =1
Donde RC expresa la resolución de conflictos, RD las relaciones con la direc-
ción, RI las relaciones internas y A el ambiente.
189
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
1 n
CSExterno = ∑ (RGi + RCi + RPPi + RI i ) (7.3)
4n i =1
Donde RG, RC, RPP y RI recogen, por este orden, la intensidad y calidad de
las relaciones con el Gobierno, entre cooperativas, con pescadores y permi-
sionarios y con el resto de instituciones.
1 n
CS Normas = ∑ (GN i + CN i ) (7.4)
2 n i =1
Donde GN y CN indican el porcentaje de gestores de cooperativas y de coo-
perativistas, respectivamente, que conocen las normas de la cooperativa.
1 n
CI Inclusión y Diversidad = ∑ (PDi + PM i + PJ i + PPi + PEi ) (7.5)
5n i =1
Donde todas las variables recogen la participación en la toma de decisiones
de la cooperativa: PD de directivos, PM de mujeres, PJ de jóvenes, PP de
pobres y PE de las élites.
1 n
CS Representatividad = ∑ (CDi + RM i + Ri ) (7.6)
3n i =1
Donde CD es el porcentaje de socios que han ocupado cargos directivos, RM
la representatividad de los miembros de la cooperativa y R el porcentaje de
socios que se siente bien representado.
1 n
CSFormal = ∑ PRi (7.7)
n i =1
Donde PR indica el nivel de participación en las reuniones y en la toma de
decisiones.
190
El Capital Social en las comunidades pesqueras
75 Conviene recordar la pregunta que ha servido para estimar tales resultados. A los gesto-
res de las cooperativas se les planteó lo siguiente: “¿han ocupado mujeres puestos en la direc-
ción de la cooperativa?” Por tanto, en el caso de Guerrero Negro, el mencionado 40% se puede
interpretar en el sentido de que en menos de la mitad de las cooperativas en alguna ocasión una
mujer ha ocupado un puesto directivo.
191
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
f
g
e
b h
a
c
d i
192
El Capital Social en las comunidades pesqueras
5 5
4 4
Confianza
3 3
2 2
1 1
1 2 3 4 5
Capital Social interno
194
El Capital Social en las comunidades pesqueras
5 5
4 4
Confianza
3 3
2 2
1 1
1 2 3 4 5
Capital Social externo
5 5
Capital Social externo
4 4
3 3
2 2
1 1
1 2 3 4 5
Capital Social interno
195
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
1 n
Formación = ∑ (CapDiri + EstDiri + Pr eFori + CapInf i + CapEspi + CoopFori ) (7.8)
6n i=1
196
El Capital Social en las comunidades pesqueras
5 5
4 4
Formación
3 3
2 2
1 1
1 2 3 4 5
Capital Social interno
7.4.1. La innovación
A partir de la información conocida en la elaboración de este trabajo y del
análisis empírico, se han elaborado un conjunto de propuestas de interven-
ción que se presentan, a modo de conclusión del capítulo, en este apartado
final. Las diferentes estrategias planteadas pueden mejorar los resultados de
las cooperativas y del sistema, y favorecer el desarrollo de la región. Durante
la realización de este trabajo se han podido conocer carencias y limitaciones
que, aunque son muy importantes, no son consideradas puesto que exceden
sus objetivos. Es el caso, por ejemplo, del CH, del capital físico, de la cultura
y de la gestión empresarial. Algunos de estos factores se encuentran directa-
mente relacionados con el CS. Un ejemplo lo constituye la ausencia de reci-
procidad por la financiación que reciben los hijos de los cooperativistas para
su formación universitaria, lo que implica un deterioro del CS y un perjuicio
para el CH comunitario.
El análisis se centra en la innovación por dos razones: primero porque,
en su proceso, el CS desempeña un papel fundamental; segundo, porque a
medio y largo plazo es el factor más importante para la competitividad de
197
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
7.4.3 La cooperación
El ámbito principal de cooperación de las organizaciones pesqueras de
la región Pacífico Norte es la comercialización del producto a través de la
FEDECOOP, que negocia las condiciones de venta y comercialización de los
productos. También existe cooperación, aunque inferior, en el ámbito de la
adquisición de inputs y prestación de servicios (Seguros Sociales) y se man-
tienen vínculos con el CRIP y el CIBNOR. Además, en una de las localidades
de la región varias cooperativas comparten una empacadora y un laborato-
rio. En consecuencia, se puede afirmar que la estrategia de cooperación es
limitada y que existe un amplio ámbito de colaboración que no se aprovecha
a pesar de que, tanto la confianza como el CS, favorecerían tales estrategias,
tal y como se ha destacado en el análisis empírico. La situación en Guerrero
Negro es menos favorable, puesto que existen dos agrupaciones de coopera-
tivas y permisionarios, con unas funciones muy limitadas, y no hay ningún
caso en el que se compartan fases del proceso productivo.
¿Por qué es tan limitada la cooperación? Una respuesta es la inercia, la
resistencia al cambio y la tendencia a ahorrar energía, a tomar decisiones en
contra de las nuevas formas de hacer las cosas (capítulo 2). Otra respuesta
la ofrece Schmitz (2000) quien demuestra, a partir de un conjunto de casos
de estudio, que las empresas tienden a elevar sus niveles de cooperación
local en respuesta a las nuevas presiones competitivas. Este autor sostiene
que una cooperación más intensa es esencial para responder adecuadamente
ante las crisis o nuevas oportunidades, y que la nueva competencia global
representa, en este sentido, un punto de inflexión. En su trabajo demuestra
que las empresas que incrementan la cooperación obtienen mejores resul-
tados que las que no lo hacen. En el caso de las cooperativas del sistema
productivo que nos ocupa, no se percibe una presión competitiva, ni una
situación crítica, que exija sensibles cambios. Como se ha señalado antes, la
oferta de sus productos, limitada, se enfrenta a una demanda creciente que
impulsa la elevación de los precios. Por esta razón, las posibles ineficiencias
en la gestión pueden pasar desapercibidas, incurriendo en un coste en térmi-
nos de renta y de desarrollo.
La Tabla 7.4. contiene una tipología de cooperación interempresarial. En
el caso del sistema productivo pesquero existe cooperación horizontal de
199
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
200
El Capital Social en las comunidades pesqueras
FEDERACIÓN
PERMISIONARIOS
COOPERATIVAS
Clientes
Proveedores
empacadoras laboratorios
La Paz La Paz
Ensenada Ensenada
Proveedores Clientes
76 En Dearing (2007) se mencionan, entre otras, las siguientes iniciativas: Responsible Part-
nering, Research Framework Programme FP6, en Europa y Government-University-Industry Round
Table (GUIRR) en Estados Unidos.
201
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
Entre los cambios más importantes que implicaría la adopción del siste-
ma propuesto se encuentran:
• La creación de una asociación de asociaciones, o la fusión de las tres
existentes (FEDECOOP, Comité y ANPAP) en una.
• El desplazamiento de la gestión de las cooperativas de Ensenada al
Vizcaíno. Una localización más eficiente podría ser Guerrero Negro,
debido a su ubicación, comunicación y oferta industrial y de servi-
cios.
• El fomento del asociacionismo para conseguir un mayor empodera-
miento frente a las instituciones.
Si lo anterior se consiguiera sería más factible la implantación de proyec-
tos concretos de innovación y de estrategias comunes, como el que se expone
a continuación de diferenciación de producto.
202
El Capital Social en las comunidades pesqueras
203
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
una base material excelente para diferenciar los productos pesqueros como
productos naturales, artesanales, salvajes, obtenidos en un lugar privile-
giado, donde el medio natural y las aguas son todavía puras; estos produc-
tos son obtenidos en procesos sostenibles a largo plazo, comprometidos
con el medio ambiente y asegurando la participación de los trabajadores
en el beneficio y en las decisiones de la empresa. La puesta en valor de
estos atributos depende de la implementación de las adecuadas estrategias
empresariales que, en cualquier caso, deberían caracterizarse por el com-
promiso social y la sostenibilidad.
204
El Capital Social en las comunidades pesqueras
205
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
206
El Capital Social en las comunidades pesqueras
207
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
208
CAPÍTULO 8
8.1. INTRODUCCIÓN
209
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
79 Ausencia por cierto inexplicable, cuando el feminismo y los estudios sobre las mujeres
han demostrado ampliamente, que la condición de género influye directamente sobre la estrati-
ficación social, y que las desigualdades de género se suman a las de la clase y la etnia.
210
Sistema de género y Capital Social
211
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
212
Sistema de género y Capital Social
215
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
0.8 0.8
España o
0.7 0.7
0.6 Méxicoo 0.6
0.5 0.5
0.4 0.4
0.3 0.3
0.2 0.2
0.1 0.1
0.4 0.5 0.6 0.7 0.8 0.9 1.0
Índice de Desarrollo Humano
81 No se incluye el IPG para los países con IDH bajo porque sólo dos países proporcionan
esta información.
216
Sistema de género y Capital Social
60
50
40
30
20
10
0
Escaños parlamentarios Legisladoras, altas Mujeres en puestos
ocupados por mujeres funcionarias y directivas profesionales y técnicos
Desarrollo Humano Alto Desarrollo Humano Medio Desarrollo Humano Bajo
217
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
82 Aunque los datos que comparan países son válidos, cabe mencionar que existen discre-
pancias entre el IDH presentado a nivel mundial y el que se utiliza en el Informe sobre Desarro-
llo Humano México 2004, que se realizó con énfasis en el análisis regional, estatal y municipal.
El Informe Mundial 2004, ubicaba a México en el grupo de países con alto nivel de desarrollo
al alcanzar un IDH de 0,802. Sin embargo, al utilizar las cifras oficiales actualizadas y realizar
el ajuste de la metodología para dar seguimiento a la población entre censos, el IDH se redujo
a una posición ligeramente inferior al valor 0,800, que resulta en un nivel de IDH que deja a
México en niveles intermedios de desarrollo con un índice de 0,794, muy cerca, pero todavía
fuera del grupo de países con desarrollo humano alto (PNUD, 2005).
218
Sistema de género y Capital Social
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del PNUD (2006a). DHA: países con
desarrollo humano alto.
219
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
0,2
0,1
0,0
La Paz Los Cabos BCS Loreto Mulegé Comondú
Otro conjunto de datos, da cuenta del papel de las mujeres en los puestos
de decisión para los municipios de la entidad. Como se observa en la Figura
8.5, Mulegé ocupa el último lugar en el porcentaje de mujeres que ostentan
cargos de representación política, funcionarias y directivas. Tan solo el 6,3%
de los cargos de representación política están ocupados por mujeres y poco
más del 20% ocupan cargos de funcionarias o directivas. Mulegé ocupa el se-
gundo lugar respecto al porcentaje de profesionales y técnicas, con 41,3 %.
Profesionales y
Técnicas
Funcionarias y
Directivas
Representación
política
0 10 20 30 40 50 60
La Paz Los Cabos Loreto Mulegé Comondú
222
Sistema de género y Capital Social
Esta relación positiva indica que promover y garantizar el acceso de las muje-
res a la toma de decisiones políticas y económicas, mediante la instrumentación
de políticas públicas igualitarias entre los géneros, constituye una ruta indispen-
sable para alcanzar los objetivos del milenio, no sólo en materia de equidad de
género, sino también en otras dimensiones básicas del desarrollo.83
La resolución de las desigualdades de género es por tanto, una precondición
para alcanzar la plenitud de la igualdad social. La clave está en el énfasis. Mien-
tras las desigualdades de género sigan interpretándose como parte, apéndice o
agregado de la desigualdad social, continuarán siendo eclipsadas por proble-
mas considerados más urgentes (sin feminizar) como la pobreza, el acceso a la
salud, la educación y al trabajo. En cambio, cuando se asuma que la igualdad de
género es precondición para el desarrollo, los problemas de las mujeres dejarán
de ser invisibles y ellas, no serán más las depositarias acríticas y agobiadas por
la sobre carga de trabajo y responsabilidades que les han sido impuestas desde
los programas de desarrollo, como se demostrará más adelante.
Finalmente, con el objeto de perfeccionar este ejercicio reflexivo en torno a los
83 De los ocho objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU, dos aluden directamente a la con-
dición de las mujeres. El Objetivo 3, es promover la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de
la mujer, y el Objetivo 5, mejorar la salud materna. En el primero, se concibe que “…la igualdad entre
los géneros es un derecho humano y es esencial para la consecución de los objetivos de desarrollo del
Milenio. Se trata de un requisito indispensable para superar el hambre, la pobreza y las enfermedades.
Igualdad entre los géneros implica igualdad en todos los niveles de la educación y en todos los ámbitos
de trabajo, el control equitativo de los recursos y una representación igual en la vida pública y política.
Un elemento clave de la potenciación de la mujer es el ejercicio de un poder de decisión en pie de igual-
dad con el hombre en los campos que afectan a su vida (desde la familia hasta los niveles más altos de
gobierno)”. Ver textos completos en http://www.un.org/spanish/millenniumgoals/.
223
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
30000 30000
PIB per cápita $PPA
20000 20000
10000 10000
0 0
0.1 0.2 0.3 0.4 0.5 0.6 0.7 0.8 0.9 1.0
Índice de Potenciación de Género
225
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
228
Sistema de género y Capital Social
escuela al otro día, ver sus tareas, descansar en la noche y ¡otro día más!
Así es siempre, cotidiano.”
“Yo tengo dos hombres en la casa, mis hijos, y ni la cobija con que se ta-
pan levantan.”
85 Conforme a la Ley del Trabajo, cualquier empleado debe recibir al día por lo menos el
salario mínimo general y las prestaciones obligatorias. Las prestaciones incluyen: vacaciones
anuales: por lo menos seis días laborales pagados a 125% del salario; aguinaldo de por lo menos
quince días de salario; reparto de utilidades: el 10% de las ganancias brutas se distribuyen entre
los empleados; y contribuciones retenidas para el Seguro Social y el fondo para la vivienda de
los trabajadores.
229
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
86 Entre las prestaciones sociales que las cooperativas añaden a los socios es: fondo de
pensión, viudez y orfandad; ayudas para la educación de los hijos, fondo de ahorro y crédito,
además de todas las señaladas anteriormente.
230
Sistema de género y Capital Social
231
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
232
Sistema de género y Capital Social
pescadora libre. Pero después empezaron los problemas, porque los com-
pradores son cooperativistas, ya no se podía hacer nada, por eso nos vi-
nimos para acá, no nos salía ni para vivir. Y como uno no es del ejido,
ni de los de la cooperativa que trabaja las ballenas, pues ya a uno no le
dan chance de trabajar, pero el pescado si lo trabajábamos, muy a gusto.
Aquí yo les dije que por qué no me daban chance de pescar y me dijeron
que no. Directamente los socios grandes no, pero comenté, aquí entre los
compañeros y me dijeron que los que no son socios no trabajan en eso. Y
pues ni modo, tuve que vender mi equipo y ya no pesco.”
Durante las entrevistas con las cooperativistas de La Perla de Guerrero
Negro, comentaron que aunque no se reconoce, muchas mujeres trabajan en
la pesca. Algunas son permisionarias y tienen sus propios negocios de venta,
empaque o distribución. Otras, se van a pescar en las lanchas con sus mari-
dos o con los hijos o capturan en los inter-mareales. Las mujeres, matizaron
la percepción de que ellas no se involucran en esta actividad: el hecho de que
las mujeres no se organicen formalmente en una cooperativa o no sean per-
misionarias, no significa que no pesquen, sino que su actividad es invisible.
He aquí un testimonio revelador:
“…Mire, sí hay mujeres que trabajan en la pesca, pero no en coope-
rativas. Hay muchas mujeres aquí en Guerrero Negro que trabajan en la
pesca. Hay muchas que se van en las bajamares a sacar pulpos, almeja
Catarina, caracol, pero con nosotras (se refiere a su cooperativa) no entran
por que ellas están acostumbradas a que sacan un kilo de pulpo, van a
venderlo y agarran dinero. “
Para la cooperativista que tiene la voz, las mujeres pescadoras, a pesar de
que han invitado a algunas mujeres de la localidad, no se les han unido (en
el proyecto de la cooperativa) porque la obtención de ganancias y beneficios
desde la organización, requiere paciencia:
“…yo les digo, que ahorita no hay dinero, pero más adelante sí, que
tengan fe, pero por eso es que muchas no trabajan directamente con noso-
tras. Hay muchas mujeres que se van con los maridos, con los chinchorros
a sacar pescado, le hacen a todo. A nosotros nos hace mucha falta apoyo
para que nos ayuden, para que no sea tan pesada la carga para nosotras,
porque hay veces que si es mucho el trabajo que tenemos que realizar y
llegamos muy cansadas a la casa. Hay veces que ni ganas de comer, ni de
nada. Derechito a bañarse uno y a descansar.”
En general, la actividad pesquera de las mujeres es informal y marginal al
sistema productivo pesquero en torno al cual se organizan tanto las coopera-
tivas, como los permisionarios de Guerrero Negro. El sistema es tan cerrado,
233
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
234
Sistema de género y Capital Social
8.4.2.7. Empoderamiento
En el caso de las mujeres que tienen su propia organización cooperativa
las condiciones son diferentes. Aunque en la escala social las cooperativistas
de La Perla de Guerrero Negro son más pobres que las trabajadoras de las
fuertes y bien organizadas cooperativas de la Región Pacífico Norte, su nivel
de empoderamiento es significativamente mayor.
Al principio, se introdujeron en una actividad totalmente nueva para
ellas, pensando que los frutos de la cooperativa les permitirían complemen-
tar el ingreso familiar:
“Al formar nuestra cooperativa, pues principalmente fue para apoyar
al marido, salir adelante, sacar a nuestros chiquitos adelante. Porque aquí
el trabajo pues, es poco. Cuando el marido tiene trabajo por más tiempo,
es cuando están trabajando en la ganadería, y cuando es temporada de
Mano de León, que son dos temporadas. Mientras no es temporada de
Mano de León, casi no tienen trabajo. Hay veces que se van. Por ejemplo
el esposo de mi hermana se va a acampar fuera de aquí, a San Carlos,
a veces les va bien y a veces les va mal, a veces viene endeudado por
que hay que pagar gasolina. Eso fue lo que más nos alentó, [a fundar la
cooperativa] mientras andan por allá trabajando, nosotras podemos apo-
yarlos acá y sacar a nuestros hijos adelante, darles una mejor vida, mejor
educación.”
235
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
236
Sistema de género y Capital Social
237
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
238
Sistema de género y Capital Social
obstáculos inherentes al género, las que derivan del origen étnico y de clase:
mujeres de raíz campesina o ranchera que han transitado a la actividad pes-
quera como salida para enfrentar la pobreza.88
Les espera todavía un largo y arduo trabajo para superar los retos que
impone la reestructuración de su organización al menos en cuatro aspectos:
incorporar nuevas socias, incrementar la producción, reorganizar la admi-
nistración y ampliar las opciones de mercado.
En el área de estudio, son las únicas mujeres que han logrado de manera
organizada acceder a una actividad –la acuícola- que según el Programa de
Manejo Reserva de la Biosfera El Vizcaíno (2000) disminuye la presión pes-
quera sobre los recursos silvestres.
Sin embargo, el nivel de competitividad de la Cooperativa La Perla, está
todavía lejos de alcanzar el de los principales productores de ostión japo-
nés en Baja California Sur. Como se expresa en la Tabla 8.2. generada por la
Secretaría de Pesca y Acuacultura del Gobierno del Estado de Baja Califor-
nia Sur en 2007, la producción de este molusco da cuenta de dos cuestiones
importantes. Por un lado, se incluye por primera vez la producción de la
Cooperativa La Perla de Guerrero Negro en la valoración de la producción
estatal de ostión y, por el otro, se observa que ésta se sitúa en el nivel inferior
de productividad de las siete organizaciones productoras en la entidad.
88 Las dos socias más activas, son hermanas originarias de la región serrana del Estado de
Durango, una entidad ubicada en el norte de México, con un importante componente de po-
blación campesina mestiza e indígena. Durango se encuentra entre las diez entidades del país
que más aportan a la emigración hacia los Estados Unidos, así como a la migración hacia otras
regiones del país (INEGI, 2005).
239
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
para relacionarse con otros grupos y agentes, aunque todavía están lejos de
conformar una estructura organizativa que les permita construir un CS tipo
escalera.
Quizás, podrían hacerlo mediante una estrategia capaz de producir una
sinergia productiva y de empoderamiento, que les permita vincular su ca-
pital natural (cultivo sostenible de ostiones en un ANP), con su capital hu-
mano (mujeres capacitadas para el cultivo de ostiones en un ANP) con la
construcción de un CS que posibilite su enlace con el mercado verde global
(ostiones cultivados en condiciones naturales –orgánicas- por mujeres en
una ANP) a través de la certificación del producto mediante una etiqueta
verde o ecológica.
Es posible que el empoderamiento que han alcanzado, no sea suficiente
aún para acometer un proyecto de esta naturaleza. Sin embargo, han dado
los primeros pasos. Hoy, tienen y saben más, mucho más que cuando empe-
zaron este viaje sin retorno.
240
Sistema de género y Capital Social
social y la pobreza, y han sido escasos los intentos por construir puentes
entre ambos cuerpos de ideas, a pesar de la existencia de ejes en los que con-
vergen” (González de la Rocha, 2006).
La política social del gobierno federal que más se acerca al enfoque de
CS es la que se ha plasmado en el Programa Oportunidades. Sucedáneo del
Programa Progresa instrumentado en 1997, Oportunidades es un programa
centrado en el desarrollo humano, basado en la corresponsabilidad, en el
que se procura la equidad (incluida la de género) y la reducción de las des-
igualdades. Aunque se centra en la familia, intenta fortalecer el tejido social
y comunitario, a través de la promoción del liderazgo de mujeres (González
de la Rocha, 2006).
El programa, pretende mejorar las condiciones de educación (otorga-
miento de becas educativas), salud (seguro popular) y alimentación (apoyo
monetario y dotación de suplementos nutricionales) de la población en con-
diciones de pobreza extrema.89 Las titulares del programa, son las mujeres
entendidas como madres y responsables de la organización familiar. Según
la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL), el 98% de los apoyos se otor-
gan a mujeres. Ellas reciben, administran y dan cuenta de los recursos eco-
nómicos asignados.
No es la intención de este apartado evaluar la política social mexicana
en general, ni el programa Oportunidades en particular, solo pretende
mostrar la dificultad que entraña el diseño de políticas de desarrollo des-
de la perspectiva del CS y el género y, Oportunidades es un buen ejem-
plo.
Para comenzar, la política social ha obviado toda la discusión en torno
a la dimensión de género impulsada desde la academia, el movimiento fe-
minista y las organizaciones internacionales respecto al desarrollo. Ya se ha
insistido en los capítulos precedentes de este libro, sobre el fenómeno de la
feminización de la pobreza y cómo los programas derivados de la política
social se sostienen en la participación de las mujeres. Oportunidades no es
una excepción.
La cuestión, es que una vez más se ha delegado en las mujeres la res-
ponsabilidad del programa en el nivel familiar y comunitario, porque se
las considera guardianas del bienestar de la familia y administradoras de
los ingresos domésticos. Además de hacerse cargo de la responsabilidad
89 El programa inició operaciones en áreas rurales en 1997 como PROGRESA. Para el 2001,
el Programa se expandió a áreas semi-urbanas y en el 2002 a áreas urbanas. Según la SEDESOL,
Oportunidades beneficia a cinco millones de familias y la evaluación de su impacto ha recibido
reconocimiento internacional por su rigor académico, confiabilidad y constancia, por lo que se
ha tomado como un modelo a replicar. Ver programa, cobertura y alcances, en la página Web de
la SEDESOL: http://www.oportunidades.gob.mx/
241
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
del trabajo reproductivo y del trabajo productivo, tienen que hacerle fren-
te a las corresponsabilidades que el programa les adjudica, convirtiéndo-
se en extensiones que garantizan su operación: “Son ellas quienes tienen
que ir a las pláticas de salud y llevar a los niños a las citas médicas, aun
cuando estén sanos. Son ellas, también, quienes deben cumplir con las
tareas colectivas y el trabajo ‘voluntario’ que como mujeres beneficiarias
se ven obligadas a hacer en sus comunidades” (González de la Rocha,
2006).
Al transformarse en voluntarias de los programas, las mujeres sopor-
tan una sobrecarga de trabajo. El enfoque utilizado por Oportunidades,
parte del supuesto de que las mujeres poseen una predisposición natural
para servir a sus familias y a sus comunidades a través del trabajo repro-
ductivo. Como apunta González de la Rocha (2006), los estudios sobre los
impactos sociales de las crisis económicas, la intensificación del uso de
los recursos familiares ha tenido enormes costos sociales para las muje-
res. Las jornadas de trabajo se han intensificado; sus cargas de trabajo do-
méstico se han duplicado ante la necesidad de sustituir bienes y servicios
adquiridos en el mercado, por bienes y servicios producidos en casa:
“Son ellas, en gran medida, las que llevan a cabo el trabajo de mante-
ner aceitada y en buen estado la maquinaria social que les brinda apoyos
solidarios y favores recíprocos, en el marco de la cotidianeidad de las
carencias domésticas; y son las mujeres las primeras en experimentar los
amargos sabores del aislamiento social cuando no han cumplido con la
obligación de reciprocar y dejan de contar con los apoyos de las redes
desmanteladas de la extrema pobreza” (González de la Rocha, 2006).
Aunque Oportunidades pareciera un programa cercano al enfoque del
CS, lo cierto es que no ha significado inversión en las capacidades, ni po-
tenciación de sus recursos, entre otras cosas porque no se ha concebido
a las mujeres como agentes del desarrollo. Cuando la política social se
dirige a la resolución de necesidades prácticas de género, como acceso
al agua, a la salud, la educación o al empleo, no se cuestiona la división
sexual del trabajo, ni la posición social de subordinación de las mujeres.
En cambio, cuando se enfatiza en los intereses estratégicos de géne-
ro, (Pappart y Barriteau, 2000) las mujeres se identifican a partir de su
posición de subordinación social. Estos intereses plantean un reto a la
división sexual del trabajo, el poder y el control, así como a los roles y
normas, definidos según parámetros tradicionales que varían conforme
a los contextos particulares y pueden incluir temas tales como derechos
legales, violencia doméstica, igualdad salarial y el control de las mujeres
sobre sus cuerpos.
242
Sistema de género y Capital Social
244
Sistema de género y Capital Social
91 Este programa, reconoce que la única manera de combatir con eficiencia la violencia
es atendiendo todas sus formas, pues es un problema social que afecta los espacios vitales de
hombres y mujeres y que se origina de un aprendizaje en el hogar, en la escuela, a través de los
medios de comunicación, y en la calle. En la medida en que hombres y mujeres aprendan, desde
la más temprana edad y a través del ejemplo en la familia, que existen formas no violentas de
resolver conflictos, podrán rechazar la violencia en la escuela, en el trabajo y en su vida.
92 No existen datos actualizados de cuántos gobiernos estatales y municipales han firmado
desde entonces el acuerdo. El gobernador del Estado de Baja California Sur, lo firmó recién el 8
de marzo del 2008.
245
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
8.6. CONCLUSIONES
246
Sistema de género y Capital Social
247
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
Narayan, D. (1999): “Bonds and Bridges, Social Capital and Poverty”. The
World Bank. Poverty Reduction and Economic Management Network Po-
verty Division. Washington: Working paper 2167.
Narayan, D. y Shah, T. (2000): Gender Inequity, Poverty and Social Capital. The
World Bank Poverty Reduction and Management Network. Washington: Poverty
Group.
Núñez, S. (2003): “Género y programas de combate a la pobreza en México:
¿Reconocimiento del CS?”, en R. Atria y M. Siles (eds.), Capital social y reduc-
ción de la pobreza en América Latina y el Caribe. En busca de un nuevo paradigma.
Santiago de Chile: Michigan State University/CEPAL.
Parpart, M, Connelly, P. y Barriteau, E. (2000): Theoretical Perspectives on
Gender and Development. Ottawa, Canada: IDRC.
Picciotto, R. (1998): “The Missing Development Links, Gender and Social
Capital”. Washington: Gender and Development Worshop.
PNUD (2004): Índice de Desarrollo Humano Municipal en México. PNUD Méxi-
co: http://www.undp.org.mx/
PNUD (2005): Informe sobre desarrollo humano. México 2004: el reto del desarrollo
local. México: Mundiprensa.
PNUD. (2006): Informe Mundial de Desarrollo Humano. México: Mundiprensa.
PNUD. (2006a): Indicadores de desarrollo humano y género en México.
PNUD México: http://www.undp.org.mx/
PNUD. (2007): Informe sobre Desarrollo Humano 2007-2008. La lucha contra el
cambio climático. Solidaridad frente a un mundo dividido. México: Mundipren-
sa.
Taylor, S. J. y Bogdan, R. (1987): Introducción a los métodos cualitativos de in-
vestigación. Madrid: Paidós.
UNIFEM, Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (2000):
El progreso de las mujeres en el mundo. Nueva York: Informe bienal de UNI-
FEM.
Woolcock, M. (2001): “The place of social capital in understanding social
and economic outcomes”. Canadian Journal of Policy Research 2:1.
Woolcock, M. y Narayan, D. (2000): “Social Capital: Implications for deve-
lopment Theory, Research, and Policy”. World Bank Research Observer 15(2),
Washington: World Bank.
250
ANEXO
I. Entrevista a cooperativistas
IDENTIDAD
Nombre____________________________________________________________
Ocupación__________________________________________________________
Cooperativa________________________________________________________
251
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
a) Intensidad:
[1]Muy escasa [2]Escasa [3]Normal [4]Elevada [5]Muy elevada
b) Calidad:
[1]Muy mala [2]Mala [3]Regular [4]Buena [5]Muy buena
a) Intensidad:
[1]Muy escasa [2]Escasa [3]Normal [4]Elevada [5]Muy elevada
b) Calidad:
[1]Muy mala [2]Mala [3]Regular [4]Buena [5]Muy buena
a) Intensidad:
[1]Muy escasa [2]Escasa [3]Normal [4]Elevada [5]Muy elevada
b) Calidad:
[1]Muy malo [2]Malo [3]Regular [4]Bueno [5] Muy bueno
252
Anexo
253
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
IDENTIDAD
Nombre____________________________________________________________
Ocupación__________________________________________________________
Localización________________________________________________________
Nº de equipos y de personas__________________________________________
2 ¿Ha formado usted parte de una cooperativa? ¿Quisiera usted formar par-
te de una cooperativa?
a) Intensidad:
[1]Muy escasa [2]Escasa [3]Normal [4]Elevada [5]Muy elevada
b) Calidad:
[1]Muy mala [2]Mala [3]Regular [4]Buena [5]Muy buena
254
Anexo
a) Intensidad:
[1]Muy escasa [2]Escasa [3]Normal [4]Elevada [5]Muy elevada
b) Calidad:
[1]Muy mala [2]Mala [3]Regular [4]Buena [5]Muy buena
a) Intensidad:
[1]Muy escasa [2]Escasa [3]Normal [4]Elevada [5]Muy elevada
b) Calidad:
[1]Muy mala [2]Mala [3]Regular [4]Buena [5]Muy buena
a) Intensidad:
[1]Muy escasa [2]Escasa [3]Normal [4]Elevada [5]Muy elevada
b) Calidad:
[1]Muy mala [2]Mala [3]Regular [4]Buena [5]Muy buena
255
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
a) Intensidad:
[1]Muy escasa [2]Escasa [3]Normal [4]Elevada [5]Muy elevada
b) Calidad:
[1]Muy mala [2]Mala [3]Regular [4]Buena [5]Muy buena
12 ¿Suele trabajar siempre con las mismas personas o sus trabajadores cam-
bian con frecuencia?
256
Anexo
IDENTIDAD
Nombre____________________________________________________________
Ocupación__________________________________________________________
Localización________________________________________________________
1 ¿Ha formado usted parte de una cooperativa? ¿Quisiera usted formar par-
te de una cooperativa?
257
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
b) Calidad:
[1]Muy mala [2]Mala [3]Regular [4]Buena [5]Muy buena
258
Anexo
259
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
IDENTIDAD
Nombre___________________________________Lugar y fecha____________
Ocupación__________________________________________________________
Institución__________________________________________________________
Dirección___________________________________________________________
b) Calidad:
[1]Muy mala [2]Mala [3]Regular [4]Buena [5]Muy buena
a) Intensidad:
[1]Muy escasa [2]Escasa [3]Normal [4]Elevada [5]Muy elevada
b) Calidad:
[1]Muy mala [2]Mala [3]Regular [4]Buena [5]Muy buena
260
Anexo
10 ¿Qué medidas sería necesario adoptar para mejorar o cambiar esta situa-
ción?
261
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
IDENTIDAD
Nombre____________________________________________________________
Ocupación__________________________________________________________
Cooperativa________________________________________________________
Dirección___________________________________________________________
1. Liderazgo
1A. Rotación
[1]Sí [2]No
[1]Sí [2]No
[ ]
262
Anexo
1B. Densidad/Disponibilidad
Nadie [1]
Pocos (1 a 4) [2]
Algunos (5 a 8) [3]
Muchos (más de 8) [4]
1B.3 ¿En qué medida los socios que han ocupado anteriormente puestos
directivos se implican/participan activamente en la organización?
Menor [1]
Aproximadamente igual [2]
Mayor [3]
1C. Diversidad/Heterogeneidad
Indíquese el número:
¿por qué?
264
Anexo
2. PARTICIPACIÓN
Mayor [1]
Menor [2]
El mismo [3]
2B.1 ¿Cuáles han sido las dos decisiones más importantes adoptadas por
la cooperativa en el último año?
Decisión # 1: ___________________________________________
Decisión # 2: ___________________________________________
Cuestiones a. b. c. d. e.
Divulgación Oportunidad Consulta Debate Difusión o
previa de la de tener con todos los amplio, con publicidad
información discusiones cooperativistas opiniones de los
informales opuestas, y resultados,
discusión de la decisión
sincera adoptada.
Sí = 1 Sí = 1 Sí = 1 Sí = 1 Sí = 1
No = 2 No = 2 No = 2 No = 2 No = 2
Decision 1
Decision 2
265
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
2C. Inclusión
2C.2 En comparación con las reuniones de los últimos tres años, cuál es
ahora el nivel de participación en las reuniones: menor, igual, o ma-
yor?
No es representativa [1]
Débilmente representativa [2]
Representativa [3]
Altamente representativa [4]
266
Anexo
2D.1 ¿En qué medida las familias más prósperas de la cooperativa asisten
a las reuniones, toman posiciones y participan de las actividades y
debates de la cooperativa?
3. CULTURA DE LA ORGANIZACIÓN
267
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
[1]Sí [2]No
[1]Sí [2]No
4B.3 ¿Han existido vías informales para que los miembros pudieran ex-
presar sus demandas?
[1]Sí [2]No
5A.1. ¿Cuáles son sus empresas proveedoras de insumos? ¿se han produ-
cido cambios en los últimos años? ¿por qué?
-artes de pesca
-envases
-otros productos para la confección del producto
5A.7. ¿Cómo son, en general, las relaciones que mantiene con sus provee-
dores? ¿son personales o más bien impersonales?
[1]Impersonales [2]Personales
5A.8. ¿Cree usted que, en general, puede confiar en la mayoría de sus pro-
veedores?
¿cómo?
[1]Sí [2]No
270
Anexo
5B.2. ¿Cómo son, en general, las relaciones que mantienen con sus clien-
tes: impersonales de mercado o más bien personales y directas?
[1]Impersonales [2]Personales
¿Cómo?
271
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
272
Anexo
5C.4 ¿Puede describir sus relaciones con el gobierno? ¿Ha intentado tener
ayuda del gobierno? ¿Cómo fue esa experiencia? ¿Qué nivel de go-
bierno se muestra más colaborativo: local, regional, nacional? ¿Le ha
hecho algún requerimiento particular a su organización el gobierno?
5C.5 ¿Tiene su organización alguna relación con algún programa del go-
bierno? ¿con cuál?
6. Innovación
6A.1. ¿Han realizado o adoptan innovaciones? ¿cuáles durante los dos úl-
timos años?
273
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
7A.2. ¿Qué medidas habría que adoptar para mejorar al sector y a su coo-
perativa?
-las cooperativas
-el Gobierno
CIBNOR: Centro de Investigaciones Científicas del Noroeste, dentro del poder eje-
cutivo del Estado de Baja California Sur, con sede en La Paz, con una unidad en
Guerrero Negro. Pertenecidente a una red nacional de centros de investigación.
SAGARPA: Secretaría (Ministerio) de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural,
Pesca y Alimentación. Dentro de esta secretaría están CONAPESCA (Comisión
Nacional de Acuacultura y Pesca) y INP (Instituto Nacional de Pesca) la sede de
Baja California Sur está en La Paz y la de Baja California en Ensenada..
CRIP: Centros Regionales de Innovación, pertenecientes al INP y, por lo tanto, a
SAGARPA. Hay una unidad en Guerrero Negro.
S. Pesca del Estado. Secretaría de Pesca del Estado.
274
Anexo
A. IDENTIDAD
A.1 Nombre/ocupación___________________________________________
A.2. Empresa____________________________________________________
A.4 Dirección___________________________________________________
1A. Identificación
1B. Caracterización
1B.2 ¿Visitan ustedes las cooperativas de Guerrero Negro? ¿Con qué fre-
cuencia? ¿Cuándo fue la última visita?
275
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
1B.3 ¿Cómo son las relaciones que mantienen con sus clientes? ¿son per-
sonales o más bien impersonales?
[1]Impersonales [2]Personales
¿Cómo?
1B.5 ¿Cree usted que se puede confiar en sus clientes? ¿Puede valorar de
1 a 10 (máxima confianza) la relación con sus clientes?
a) Confían:
[1]Sí [2]No [3]Otros
1B.6 ¿Firman siempre contratos o en unos casos sí y en otros no? ¿en qué
casos y por qué razón?
¿por qué?
276
Anexo
A. IDENTIDAD
A.1 Nombre/ocupación___________________________________________
A.2. Empresa____________________________________________________
A.4 Dirección___________________________________________________
1A. Identificación
1B. Caracterización
1B.2 ¿Visitan ustedes las cooperativas de Guerrero Negro? ¿Con qué fre-
cuencia? ¿Cuándo fue la última visita?
277
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
1B.3 ¿Cómo son las relaciones que mantienen con sus proveedores? ¿son
personales o más bien impersonales?
[1]Impersonales [2]Personales
1B.5 ¿Cree usted que se puede confiar en sus proveedores? ¿Puede valo-
rar de 1 a 10 (máxima confianza) la relación con sus clientes?
1B.6 ¿Firman siempre contratos o en unos casos sí y en otros no? ¿en qué
casos y por qué razón?
278
Anexo
A. IDENTIDAD
A.1 Nombre/ocupación___________________________________________
A.2. Empresa____________________________________________________
A.4 Dirección___________________________________________________
1A. Identificación
1A.1 ¿Además de las relaciones que mantienen con las cooperativas aso-
ciadas, con qué otras Federaciones de cooperativas o cooperativas
pesqueras mantienen relaciones habitualmente? ¿cuál es el conteni-
do de tales relaciones?
279
CAPITAL SOCIAL, GÉNERO Y DESARROLLO
1B.1 ¿Qué cambios importantes se han producido en los últimos tres años
en la Alianza/el Comité o en sus cooperativas asociadas?
280