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Definir como funcionan los conceptos anteriores como un ciclo que lleva

a las personas a desarrollar virtudes.


Valor: Los valores son cualidades de una persona que se expresan en su forma de
vivir y de actuar. Son intangibles e inmateriales y se hacen evidentes a través de de
las persones y de cómo viven y se relacionan.
 
Los valores se comunican a través de la vida y se adquieren por imitación. La práctica
de los valores se traduce en hábito que permiten que los niños y jóvenes crezcan y se
desarrollen. Estos hábitos son las virtudes.

Actitud: El camino a la virtud es largo y requiere trabajo diario, por eso es


importante fortalecer la actitud que hace a una persona virtuosa a través de la
enseñanza, el aprendizaje y los buenos métodos de trabajo diario tanto en el hogar
como en la escuela.
La virtud es la voluntad de actuar según ciertos ideales para encontrar el bien común,
para encontrar el bien individual. Las virtudes son la práctica diaria de buenos
sentimientos o acciones que hacen a una persona sana, fuerte y virtuosa.
Estos hábitos aprendidos se suman al alma al aprender de sus errores y trabajar hacia
las oportunidades para hacer lo correcto con mayor facilidad y precisión. Cada
virtud funciona de manera diferente, por lo que es
importante practicarla con confianza, sinceridad y convicción.

Habito: Los hábitos intelectuales proporcionan la capacidad de hacer el bien, pero


no garantizan el uso correcto de esta capacidad: es posible utilizar la ciencia o
la tecnología para hacer el mal. Por tanto, estos hábitos son completamente
incompatibles con la virtud, que es la cualidad que hace moralmente bueno a su
poseedor. Queda excluida la virtud de la sabiduría: aunque es un hábito intelectual,
porque ejerce el poder (razón práctica), es una virtud moral, porque su
objeto es, porque su primer requisito es la justicia de la voluntad.

Virtud: La virtud adquirida desarrolla a una persona en un nivel natural. Los


padres quieren que sus hijos sean organizados, trabajadores, generosos, juguetones,
leales, etc. Ellos lo quieren. Pero este deseo lo obligó a especificar objetivos claros que
sus hijos pudieran lograr, para que no se detuviera en una idea inflada. En
primer lugar, la familia es el medio natural en el que se desarrolla una persona, porque
es aquí donde se reúne lo más profundo de una persona, es decir, la intimidad. En una
familia, las personas son aceptadas y amadas por lo que son, no por lo que hacen. Los
padres aman a sus hijos por lo que son, pero a veces no aprueban las acciones o
acciones de sus hijos. La escuela no es una organización natural, sino una
organización cultural que apoya a los padres para educar a los alumnos a través de
la cultura, pero lo más importante es el trabajo de los padres. Los buenos hábitos de
trabajo (ordenado, diligente, generoso, alegre, honesto, etc.) son virtudes humanas y
se cultivan en la familia. Para llegar a ellos, es necesario conocerlos y "querer" trabajar
para ellos. Para alcanzar la virtud hay que tener en cuenta dos cosas: la intención y
la corrección de la intención. Uno solo puede ser más o menos generoso con los
amigos o con alguien que lo necesite. Otro factor es la corrección de la intención o por
qué hacemos algo. No porque sepa que el "Rey" es pobre, le da el juguete a su amigo,
emocionado de mala gana porque se lo dio su madre. Las virtudes deben
vivirse con las intenciones correctas: no son fines en sí mismas, se viven
voluntariamente para alcanzar la madurez humana y el desarrollo del carácter.

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