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1.

QUE PRINCIPIOS BIOETICOS SE ENCUENTRAN COMPROMETIDOS EN ESTE CASO:


No maleficencia: Sustentado en la idea hipocrática de no hacer daño
intencionadamente, hace referencia al deber del profesional de respeto a la
vida y a la integridad del paciente en el ejercicio de su profesión.
Aunque el principio se desarrolla en el ámbito médico asistencial, el
alcance de éste es válido para cualquier ámbito de la vida humana. Con este principio se busca no
no perjuicios y que aumente los posibles beneficios por encima de los perjuicios factibles.

Justicia: Exige tratar de forma equitativa a todas las personas, sin


hacer ningún tipo de discriminación. Obviamente el profesional debe
procurar dedicar más tiempo y esfuerzo a aquellos enfermos que más le
necesiten. El personal sanitario debe ejercer su labor y desarrollar sus
recursos de forma justa y equitativa entre los pacientes.Se presenta una injusticia cuando se niega
cierto beneficio al que la persona tiene cierto beneficio al que la persona tiene derecho . Se debe
buscar una justa distribución de los beneficios al que la persona tiene derecho. Se debe buscar una
justa distribución de los beneficios de acuerdo con lo que se merece.

Beneficencia: Pretende que la actuación del profesional sea siempre


beneficiosa para el paciente, va más allá del principio de no maleficencia y
persigue el bien de la persona. Una interpretación errónea de este principio
sería el paternalismo, que no tendría en cuenta la opinión del paciente o las
convicciones de éste en la toma de decisiones.Las personas deben ser tratadas de manera ética no
solo rfespetando sus desiciones y protegiéndolas de un daño si no también haciendo el esfuerzo
para asegurar su bienestar.

Autonomía: Contempla el derecho del paciente a ser informado


verazmente sobre su proceso y a su libertad personal para decidir sobre las
medidas diagnóstico-terapéuticas y cuidados que se le proponen.En la medida en que sus acciones
no interfieran con el derecho de los otros.

¿COMO PARTE DEL EQUIPO DE SALUD, CUAL SERA SU ROL EN ESTE CASO?
Así, la notificación de la condición de porta-
dor debe hacerse en el momento psicológica-
mente más oportuno, a solas y con tiempo pa-
ra responder a todas las dudas del paciente. Se
debe de hablar sobre el pronóstico de la enfer-
medad y el riesgo de transmisión a otras perso-
nas, se debe de profundizar en el conocimien-
to de su mal, y las condiciones psicológicas en
que se encuentra para comprender su situa-
ción y para sobreponerse a la adversidad. Se-
rá aconsejable, como criterio general, informar
al paciente de todo aquello que contribuya a
mejorar su situación, y no a empeorarla.
El paciente con Sida, tiene derecho a la
confidencialidad, máxime que en su caso en-
tran también serias consideraciones de justicia,
ya que el quebrantamiento del secreto profe-
sional puede exponerlo a numerosas discrimi-
naciones, gravemente perjudiciales para sus
legítimos derechos e intereses, y dar lugar a
que el infectado sea víctima de discriminacio-
nes arbitrarias.
Sin embargo se dan: “excepciones a la
obligación de guardar el secreto profesional”
cuando entran en juego otros valores que son
superiores al mismo secreto. En esas condicio-
nes, el deber que se impone al médico, con ca-
rácter preferente, entre los miembros del equi-
po de salud, puede llegar a ser otro: la salva-
guardia de la vida y la salud de terceros.
Así, el profesional en salud puede, y aun
debe, revelar este secreto para alertar al com-
pañero o compañera sexual de su paciente
cuando se cumpla esta condición:
Negativa de la persona contagiada a infor-
mar: el deber de revelar las circunstancias del
infectado recae en primer lugar en la persona
infectada. Este argumento se apoya en el peso que
tienen la vida y la salud de la parte no alertada.
La salvaguardia de estos valores fundamenta-
les pesa más en la balanza ética, que las po-
tenciales consecuencias negativas para la per-
sona infectada; y se da primacía en esta situa-
ción a los derechos de la parte inadvertida, por-
que la vida y la salud son derechos más funda-
mentales, ya que sin ellos todos los demás de-
rechos carecen de sentido o se ven disminui-
dos. El derecho a la privacidad es secundario
con respecto al derecho a la vida

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