Está en la página 1de 1

ANÁLISIS DE LA INFORMACIÓN

 Lee textos históricos referidos al tema.


LAS CONSECUENCIAS DE LA GUERRA
Los efectos del conflicto abarcaron varios aspectos:
■ Humanos. Descendió la población, ya que se perdieron miles de vidas.
■ Económicos. La pérdida del salitre y la destrucción de ciudades y haciendas causaron una grave crisis.
■ Políticos. Los militares regresaron al poder.
■ Psicológicos. La derrota
Fin de la guerra
El tratado de Ancón

Miguel Iglesias hizo un llamado a la paz en un acto conocido como “el grito
de Montán” (documento 9) Iglesias fue reconocido por las autoridades
peruanas como presidente provisional y procedió a negociar el fin de la
guerra. La propuesta de Iglesias fue criticada por quienes seguían haciendo la
resistencia en el interior del país, siendo su principal opositor Andrés Avelino
Cáceres. De esta manera, las opiniones y posturas para darle fin a la guerra se
dividieron.

El general Miguel Iglesias firmó la paz con el


ejército chileno.
En 1883 a las afueras de la ciudad de Lima, se firmó el tratado de Ancón, que establecía en su primer artículo:
“Restablecer las relaciones de paz y amistad entre las repúblicas de Chile y Perú”. Dos puntos destacados del
tratado son estos:
La provincia de Tarapacá zona rica en salitre y otros minerales, fue cedida de forma perpetua a Chile.
Las provincias de Arica y Tacna quedarían bajo el poder de Chile durante diez años. Al cabo de este tiempo, se haría
un plebiscito para decidir si se quedaban bajo el dominio de Chile o si se reincorporaban en el Perú
El plebiscito nunca se concretó y en 1929 tuvo que firmarse un nuevo tratado (el tratado de Lima) por el cual el
Perú recupero Tacna, pero perdió Arica, su mayor puerto del sur.
Así mismo la situación entre Chile y Bolivia se resolvió con el pacto de tregua indefinida, que se firmó en
Valparaíso en 1884. Bolivia dejaba Antofagasta indefinidamente bajo la soberanía de Chile. Así, Bolivia se quedó
sin acceso al mar.

Miguel Iglesias y la firma de la paz


Fomentando indefinidamente la idea de una guerra insensata después de San Juan, Miraflores y las crueles revueltas
de Lima y Arequipa, las fuerzas nacionales se debilitaban día a día alejándose cada vez más de la recuperación.
La urgencia de ajustar la paz con Chile del mejor modo posible y de que la republica peruana se levante unida y
vigorosa para sacudirse de los errores pasados y entrar de lleno en la senda regeneradora se me presenta fuera de
toda duda.
Soldado de la nación, no comprendo la necesidad de la lucha interna cuando no la guía una necesidad absoluta de
recobrar derechos que se nos arrebatan de salvar el honor nacional comprometido, de sostener las libertades
públicas ofendidas. Pero mi espada no ha lucido ni lucirá jamás en los campos estériles de la anarquía, para
ensangrentar el suelo patrio en servicio de pasiones personales.
Adaptado de Luis Guzmán Palomino. Campaña de la Breña colección de documentos inéditos 1881-1884

También podría gustarte