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DE HÉROES Y LOCOS EN POLÍTICA1

Las redes sociales arden en un placer desenfrenado a cada


respingo. La ebullición de la caldera no puede ser jamás
controlada. Por fin, por fin alguien se ha atrevido a
decirles a los villanos, a los desalmados, a los descreídos,
que son unos inhumanos, unos rentistas que posan de
empresarios y a todas sus huestes neoliberales que son unos
hipócritas. La algarabía se adueña de las conciencias
mientras Giorgio Jackson (RD) y Gabriel Boric (IND) se
posicionan en cada momento frente a esos disque empresarios,
políticos corruptos –excluyéndose ellos mismos por supuesto-
y demases para espetarles unas cuantas verdades. Se comenta
entre pasillos virtuales que los mentados diputados no son
sino héroes de la lucha social. Hoy ya no solo reclaman por
los sobre sueldos de sus compañeros de hemiciclo o por los
bajos sueldos de los profesores, sino que viven buscando
nuevos desafíos. Ya Boric se ha tomado la pantalla con la
problemática del fútbol y el controlador de su emisión
televisiva CDF.
Llama la atención la búsqueda incesante de “causas perdidas”
y tal denominación heroica hacia sujetos que se han prestado
para los alardes más desafinados, para el vejamen popular
hacia las figuras públicas y para la defensa irrestricta de
intereses particularistas vestidos de "bien común" o de
"intereses de los oprimidos".
Don José Ortega y Gasset, filósofo español, volviendo de su
Alemania querida, se dio a la tarea de escribir su primer
libro, llamado Las Meditaciones del Quijote (1914). En este
libro nuestro insigne pensador analizó precisamente la figura
del héroe como revelación propia de la novela de Cervantes.
Un héroe es aquella figura propia de la comedia humana que no
se contenta con la realidad, que aspira a cosas distintas de
las pensadas y establecidas por la tradición. En esto
consistiría ser uno mismo héroe: seguir los impulsos propios

1
Columna de opinión publicada en un diario digital de derecha ya extinto, El Muro, el 8 de marzo de 2017.
Gabriel Boric, político del Frente Amplio, había dado unas declaraciones acerca que “el fútbol debía ser
debía ser un bien público”. Incluso, manifestó que CDF era un monopolio. La simpleza en cómo utilizó el
concepto de “lo público” me invitó a sospechar ese leit motiv quijotesco, hilarante y romántico que luego
tomaría forma en mi ensayo “La lamentable dimensión política de don Quijote y Sancho” publicado en
Revista Individuo 4 años después.
y cambiar la faz de lo que vemos y el mundo en el cual
estamos inmersos.
Por supuesto, Ortega no se quedó con esa precisa idea
manifiestamente primitiva e iniciática de influencia
cervantina, sino que parte de su ética se fue estructurando a
partir de esta figura heroica, la vocación humana y la
apelación a las circunstancias. Ya en el mismo libro demarca
la sentencia famosa: "Yo soy yo y mis circunstancias, y si no
la salvo a ella no me salvo yo". Pero, en Un Goethe desde
dentro (1932), así como en Goya (1958) y Velásquez (1959), el
filósofo español no deja de repetir una y otra vez que el
sujeto que encuentra su vocación y la regla moral de su
destino lo hace en connivencia con las circunstancias en las
cuales se halla inmerso. La figura del héroe en su ética se
torna borrosa y errabunda si no se entiende a la luz de las
circunstancias del sujeto, sin poner atención al contexto
vital en el cual se encuentra. Nos es dado seguir nuestra
idea, pero no a cualquier precio. La vocación heroica es un
llamado, pero no un suicidio: las circunstancias estructuran
las posibilidades reales de seguir esa vocación y ese impulso
heroico. Si no se vislumbra dicha posibilidad de dinámica
entre heroísmo, vocación y circunstancia, no se es héroe en
sentido alguno, sino un lunático.
Por lo mismo, quizá no sea equivocado endilgar a Giorgio
Jackson y a Gabriel Boric de una figura heroica, pero habría
que precisar que es el héroe de peor especie: un gracioso
hidalgo. El caballero de la triste figura no es precisamente
la mejor figura heroica a seguir, especialmente si mis
decisiones tienen repercusiones a nivel social y político.
Esta vez los quijotes Jackson y Boric no se van solos,
acompañado de su propia persona, a enfrentar duelos y
desfacer entuertos donde sean los encuentren, los cuales,
cada vez, aumentan más su número y espectacularidad, sino que
van acompañados por nosotros, de nuestros sueños y
esperanzas, de nuestro futuro bienestar como país. Asumir un
cargo público implica esa realidad insoslayable.
Si hemos de colocar nuestros anhelos de convivencia y
progreso en alguien, hemos de hacerlo en alguien que no
divida, que busque acuerdo y concordia, sumar y no restar,
que no piense que los empresarios y que todos aquellos que no
piensen como ellos, son enemigos del conjunto del país, sino
una de las llaves de nuestro bienestar, y que no busque
quedar bien ante los eternos "grupos oprimidos" espetando
cantos de sirena a la galería. En definitiva, no en alguien
que ve gigantes en molinos o huestes enemigas en un conjunto
de ovejas.
Por supuesto, siempre existen los que quieran allegarse al
abismo y caer “honorablemente”. No soy quién para prohibirles
esa posibilidad...vayan, sigan a Giorgio y a Boric...hacia
las aspas...pero no me arrastren a mí en su intento y a todos
aquellos que queremos vivir en un país próspero y en paz. 

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