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Dr.

Claudio Cervino Bases Neurofisiológicas del Aprendizaje - 2022

Caso Clínico Estrés


Juan C y Ana T vienen de una historia de problemas de pareja y están por divorciarse. A esta situación se
suma que están desde hace tres meses en plena mudanza. Por problemas económicos debieron mudarse de
urgencia a un departamento más pequeño. Durante estos tres meses debieron buscar una nueva propiedad,
embalar sus cosas, ver en dónde ubicaban los muebles en el nuevo departamento y qué hacer con los muebles que
no entraban… reacomodar todo nuevamente. A esto se sumaron problemas financieros y el sin fin de trámites
administrativos y bancarios.
Pasados estos difíciles tres meses, Juan no puede salir de un fuerte estado de resfrío que ya lleva un par de
semanas con fuertes recaídas, sumado a un brote de hongos en los pies. Ana ha visto alterado su antes regular
ciclo menstrual, presentando amenorrea. A todo esto, se han profundizado los problemas de pareja ya que Juan se
muestra más agresivo, en cambio, Ana ha caído en un estado depresivo, con excesivo desgano a realizar las tareas
habituales, cambio de hábitos alimenticios y falta de deseo sexual.
Con el tiempo, las consecuencias de la situación por la que pasan Juan y Ana terminan siendo fisiológicas,
psicológicas y conductuales, generando daños en el cuerpo que afectan la calidad de vida de ambos. Entre los
estragos causados por la situación por la que atraviesan, en Juan se manifiestan de la siguiente forma: sobrepeso,
tendiendo a obesidad - pérdida del cabello - cuadros alérgicos – úlceras - trastornos cardiovasculares. En Ana:
depresión - reducción del deseo sexual - menstruación irregular – acné – insomnio - disminución de fertilidad.
Ella no ve una salida a su situación deprimente. Para él, la situación se vuelve insostenible con exigencias y
presiones implacables durante un período aparentemente interminable. Sin esperanzas, la pareja abandona la
búsqueda de soluciones.
Todas estas alteraciones hacen que Juan y Ana visiten a un médico, el cual los deriva a un psiquiatra
orientado hacia la PNIE. Finalmente, se les recomienda visitar a un psicólogo para ayudarlos a superar las barreras
que les impiden llevar una vida saludable, manejar la situación por la que atraviesan de forma eficaz e identificar
aquellas conductas y situaciones que hacen que la pareja tenga niveles altos de disconformidad de forma
constante.
1- Analice la situación por la que atraviesa la pareja. Caracterícela: a) ¿se puede pensar que están pasando
por una situación de estrés? En caso afirmativo, defina estrés. b) Si es así: ¿de qué tipo? Distinga en pocas palabras
entre estrés agudo, estrés agudo episódico y estrés crónico. c) ¿a qué se denomina estresor? En este ejemplo,
puede identificarlos.
2- Confeccione una representación esquemática de la neurobiología del estrés, indicando los mecanismos de
retroalimentación del eje corticotrópico (HPA) por el cortisol.
3- Siguiendo la propuesta del Síndrome General de Adaptación de Selye, ¿cómo caracterizaría a la situación
(etapa) en que se encuentran Juan y Ana?
4- Los integrantes de la pareja realizan una visita a un médico clínico quien les solicita un análisis de sangre.
¿Qué valores plasmáticos de ACTH y de cortisol esperan encontrar en cada uno? ¿Qué efectos puede tener la
hipercortisolemia crónica (elevado cortisol sanguíneo) sobre el organismo y el SNC de Juan y de Ana?
5- En base a las manifestaciones psicofísicas de ambos miembros de la pareja: ¿Cómo el procesamiento del
estrés pondría en juego estructuras cerebrales diferentes según se sea un hombre o una mujer? Explique y
ejemplifique.

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Neurobiología del Estrés

1- Eje Hipotalámico-Hipofisario-Adrenal
El Eje hipotalámico-hipofisario-adrenal (Eje HHA) es un conjunto complejo de influencias directas e interacciones
retroalimentadas entre el hipotálamo, la hipófisis (o pituitaria) y la glándula adrenal o suprarrenal, una glándula pequeña,
bilateral y de forma piramidal localizada en la parte superior de los riñones. La glándula adrenal está formada por dos partes: la
corteza y la médula.
Las interacciones homeostáticas finas entre estos tres órganos constituyen el eje HHA, una parte esencial del sistema
neuroendocrino que controla las reacciones al estrés y regula varios procesos del organismo como el sistema inmune, las
emociones, la conducta sexual y el metabolismo energético. Muchos organismos, como los humanos y otros vertebrados
comparten componentes del eje HHA. Este mecanismo y su conjunto de interacciones entre glándulas, hormonas y elementos
del cerebro medio son responsables del Síndrome General de Adaptación.

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Anatomía - Los elementos clave del eje HHA son (ver Fig. 1 izquierda):
1. El núcleo paraventricular del hipotálamo, que contiene neuronas neuroendocrinas que sintetizan y secretan la hormona
liberadora de corticotropina (CRH) o corticoliberina. Este factor regula:
2. El lóbulo anterior de la glándula hipófisis (o adenohipófisis). En particular, el CRH y la vasopresina estimulan la secreción
de la hormona adrenocorticotropa (ACTH), también conocida como corticotropina. A su vez, la ACTH actúa sobre:
3. La corteza adrenal (en las glándulas adrenales o suprarrenales), que produce hormonas glucocorticoides (GC),
principalmente cortisol en humanos, en respuesta a la estimulación por ACTH. Los glucocorticoides a su vez retroactúan sobre
el hipotálamo y la hipófisis (para inhibir la producción de CRH y ACTH) en un ciclo de retroalimentación negativo (ver Fig. 1
derecha).

Figura 1- Eje hipotalámico-hipofisario-adrenal (Eje HHA). A la izquierda, se muestran los componentes del Eje HHA. A la derecha,
obsérvese la regulación por retroalimentación negativa del eje HHA, debido a la presencia de receptores de glucocorticoides en las células del
hipotálamo y de la hipófisis anterior. Los glucocorticoides, como el cortisol, además de ejercer sus efectos en el cuerpo, regulan su propia
secreción por retroalimentación negativa.

LA CRH se libera desde las terminaciones nerviosas neurosecretoras del hipotálamo y es transportada a la hipófisis anterior
a través del sistema portal del tallo hipofisario. Allí, la CRH puede actuar sinérgicamente para estimular la secreción de la ACTH
almacenada en las células corticotropas. La ACTH se transporta por la sangre a la corteza adrenal de la glándula suprarrenal,
donde estimula rápidamente la biosíntesis de corticoesteroides como el cortisol a partir de colesterol. El cortisol es la principal
hormona del estrés y tiene efectos en muchos tejidos del organismo, incluyendo el encéfalo, en donde actúa sobre los
receptores de glucocorticoides, que se expresan en la superficie de muchos tipos de neuronas. Un destino importante de los
glucocorticoides es el hipotálamo, que es el principal centro de control del eje HHA.
En la función del eje HHA son importantes algunos bucles de retroalimentación. El cortisol producido en la corteza
adrenal retroalimenta negativamente el sistema inhibiendo al hipotálamo y a la hipófisis. Esto reduce la secreción de CRH, y en
consecuencia, del propio cortisol.

Función - La liberación de CRH a partir del hipotálamo está bajo la influencia del estrés mediante los niveles de cortisol
sanguíneo y por el ciclo sueño-vigilia. En los individuos sanos, el cortisol aumenta rápidamente tras el despertar, alcanzando un
pico en 30-40 minutos (Fig. 2). Posteriormente decrece de forma gradual a lo largo del día, aumentando nuevamente al
atardecer. Los niveles de cortisol caen entonces, llegando al mínimo a media noche.
El eje HHA está implicado en la neurobiología de muchos trastornos emocionales y de enfermedades funcionales. Las
conexiones anatómicas entre las áreas cerebrales como la amígdala cerebral, el hipocampo y el hipotálamo facilitan la
activación del eje HHA. La información sensorial que llega a la amígdala se procesa y transmite al núcleo central, que proyecta
posteriormente a varios lugares del cerebro implicados en la respuesta hacia el miedo. En el hipotálamo, los impulsos
señalizadores de pánico activan tanto el sistema nervioso simpático como los sistemas moduladores del eje HHA.

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Figura 2- Variación circadiana en la liberación de cortisol. La


cantidad de la hormona cortisol presente en la sangre está sometida
a una variación diurna, con niveles más altos por la mañana
(aproximadamente a las 8), y niveles más bajos entre las 12-4 horas
de la noche, o 3–5 horas después de la aparición del sueño. La
información sobre el ciclo luz/oscuridad se transmite desde la retina
hasta el núcleo supraquiasmático del hipotálamo. Estas pautas no
están presentes al nacer (las estimaciones de cuándo se inician
varían entre dos semanas y nueve meses).

Los glucocorticoides tienen muchas funciones importantes, incluyendo la modulación de las reacciones de estrés, pero en
exceso pueden ser dañinas. Por ejemplo:
a) El incremento de la producción de cortisol media la reacción de resistencia al estrés crónico, facilitando una fase
adaptativa del Síndrome General de Adaptación en el que ciertas reacciones, como la respuesta inmune, son suprimidas
permitiendo al organismo generar contramedidas, pero generando a la larga las “enfermedades del estrés”.
b) Se cree que la atrofia del hipocampo en humanos y animales expuestos a estrés severo está provocada por la
exposición prolongada a elevadas concentraciones de glucocorticoides. Las deficiencias en el hipocampo pueden reducir los
recursos disponibles de memoria para ayudar al organismo a formular reacciones apropiadas al estrés.

2.- Tipos de Estrés. Estrés Agudo vs Crónico


El manejo del estrés puede resultar complicado y confuso porque existen diferentes tipos de estrés: estrés agudo, estrés
agudo episódico y estrés crónico. Cada uno cuenta con sus propias características, síntomas, duración y enfoques de
tratamiento.
Debemos diferenciar entre estrés agudo y estrés crónico. El estrés agudo es una reacción de adaptación normal de
organismo ante una situación percibida como amenaza. En este caso la respuesta de estrés ocurre y termina en el corto plazo,
permitiendo al organismo auto-regularse. Cuando la condición de estrés se mantiene por largo plazo, se convierte en estrés
crónico, ante el cual el organismo no tiene oportunidad para recuperarse y auto-regularse. El primero puede ser beneficioso; el
segundo puede tener efectos dañinos sobre la salud.

Estrés agudo (corto plazo)


Cuando el estrés se expresa como una respuesta instintiva ante algún factor estresor del entorno, éste cumple un rol de
preparación para la huida o el ataque (Síndrome “Lucha o Huye”), ante situaciones percibidas como de peligro o amenaza. El
estrés agudo se caracteriza por:
 Una respuesta instintiva. Sucede de repente. “Ocurre, termina y permite la recuperación”.
 Es de corta duración en el tiempo.
 En pequeñas dosis puede ser beneficioso. Estimula al alerta y a la productividad.
 Mejora el sistema inmunitario.
 “El estrés agudo también incrementa la memoria de situaciones y eventos amenazantes, incrementa la actividad del
sistema inmune y ayuda a proteger al cuerpo de patógenos”. (Society for Neuroscience, EEUU).
El estrés agudo es la forma de estrés más común. Surge de las exigencias y presiones del pasado reciente y las exigencias
y presiones anticipadas del futuro cercano. El estrés agudo es emocionante y fascinante en pequeñas dosis, pero cuando es
demasiado resulta agotador. Una bajada rápida por una pendiente de esquí difícil, por ejemplo, es estimulante temprano por la
mañana. La misma bajada al final del día resulta agotadora y desgastante. Esquiar más allá de sus límites puede derivar en
caídas y fracturas de huesos. Del mismo modo, exagerar con el estrés a corto plazo puede derivar en agonía psicológica,
dolores de cabeza tensiónales, malestar estomacal y otros síntomas.
Afortunadamente, la mayoría de las personas reconocen los síntomas de estrés agudo. Es una lista de lo que ha ido mal en
sus vidas: el accidente automovilístico que abolló el paragolpes, la pérdida de un contrato importante, un examen que deben
cumplir, los problemas ocasionales de un hijo en la escuela, etc..
Dado que es a corto plazo, el estrés agudo no tiene tiempo suficiente para causar los daños importantes asociados con el
estrés a largo plazo. Los síntomas más comunes son:
 Agonía emocional: una combinación de enojo o irritabilidad, ansiedad y depresión, las tres emociones del estrés.
 Problemas musculares que incluyen dolores de cabeza tensos, dolor de espalda, dolor en la mandíbula y las tensiones
musculares que derivan en desgarro muscular y problemas en tendones y ligamentos;
 Problemas estomacales e intestinales como acidez, flatulencia, diarrea, estreñimiento y síndrome de intestino irritable;
 Sobreexcitación pasajera que deriva en elevación de la presión sanguínea, ritmo cardíaco acelerado, transpiración de las
palmas de las manos, palpitaciones, mareos, migrañas, manos o pies fríos, dificultad para respirar, y dolor en el pecho.
El estrés agudo puede presentarse en la vida de cualquiera, y es muy tratable y manejable.

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Estrés agudo episódico


Por otra parte, están aquellas personas que tienen estrés agudo con frecuencia, cuyas vidas son tan desordenadas o están
atados a sus responsabilidades laborales que son estudios de caos y crisis. Siempre están apuradas, pero siempre llegan tarde.
Si algo puede salir mal, les sale mal. Asumen muchas responsabilidades, tienen demasiadas cosas entre manos y no pueden
organizar la cantidad de exigencias autoimpuestas ni las presiones que reclaman su atención. Parecen estar perpetuamente en
las garras del estrés agudo.
Es común que las personas con reacciones de estrés agudo estén demasiado agitadas, tengan mal carácter, sean irritables,
ansiosas y estén tensas. Suelen describirse como personas con "mucha energía nerviosa". Siempre apuradas, tienden a ser
cortantes y a veces su irritabilidad se transmite como hostilidad. Las relaciones interpersonales se deterioran con rapidez
cuando otros responden con hostilidad real. El trabajo se vuelve un lugar muy estresante para ellas.
La personalidad "Tipo A" propensa a los problemas cardíacos descrita por los cardiólogos Meter Friedman y Ray Rosenman, es similar a
un caso extremo de estrés agudo episódico. Las personas con personalidad Tipo A tienen un "impulso de competencia excesivo, agresividad,
impaciencia y un sentido agobiador de la urgencia". Además, existe una forma de hostilidad sin razón aparente, pero bien racionalizada, y casi
siempre una inseguridad profundamente arraigada. Dichas características de personalidad parecerían crear episodios frecuentes de estrés
agudo para las personalidades Tipo A. Friedman y Rosenman descubrieron que es más probable que las personalidades Tipo A desarrollen
enfermedades coronarias que las personalidades Tipo B, que muestran un patrón de conducta opuesto.
Otra forma de estrés agudo episódico surge de la preocupación incesante. Los "doña o don angustias" ven el desastre a la
vuelta de la esquina y prevén con pesimismo una catástrofe en cada situación. El mundo es un lugar peligroso, poco gratificante
y punitivo en donde lo peor siempre está por suceder. Los que ven todo mal también tienden a agitarse demasiado y a estar
tensos, pero están más ansiosos y deprimidos que enojados y hostiles.
Los síntomas del estrés agudo episódico son los síntomas de una sobre agitación prolongada: dolores de cabeza tensos
y persistentes, migrañas, hipertensión, dolor en el pecho y enfermedad cardíaca. Tratar el estrés agudo episódico requiere la
intervención en varios niveles, que por lo general requiere ayuda profesional, la cual puede tomar varios meses.
A menudo, el estilo de vida y los rasgos de personalidad están tan arraigados y son habituales en estas personas que no
ven nada malo en la forma cómo conducen sus vidas. Culpan a otras personas y hechos externos de sus males. Con
frecuencia, ven su estilo de vida, sus patrones de interacción con los demás y sus formas de percibir el mundo como parte
integral de lo que son y lo que hacen.
Estas personas pueden ser sumamente resistentes al cambio. Sólo la promesa de alivio del dolor y malestar de sus
síntomas puede mantenerlas en tratamiento y encaminadas en su programa de recuperación.

Estrés crónico (largo plazo)


Los seres humanos tendemos a vivir en situaciones estresantes crónicas: fechas límites, exigencias irracionales,
condiciones ambientales adversas, etc.
Cuando la condición de estrés permanece en el tiempo a pesar de que el agente estresor ya no está presente, se produce
un estrés crónico, lo cual implica una pérdida de la capacidad de autorregulación.
El estrés, entonces, que tiene una función adaptativa, termina generando una condición perjudicial para el organismo. En
este último caso el organismo sigue bombeando los flujos hormonales, lo cual crea una condición de estado de alerta
permanente, que afecta la salud física y emocional.
Una vez roto el equilibrio fisiológico y psicológico el organismo pierde sintonía y balance. Si la pérdida del equilibrio es de
largo plazo (estrés crónico), el estrés es perjudicial, limitante e incapacitante; si el estrés es temporal, el organismo tiene la
capacidad auto-regularse y recuperar el equilibrio.
El estrés crónico se caracteriza por:
 Producto de una exposición prolongada y continua a factores estresantes.
 Producto de un estado mental (actitud).
 Patrón de Conducta: Forma habitual de ver y reaccionar ante el mundo.
 Pérdida de la capacidad de autorregulación.
 Es de larga duración en el tiempo. Se convierte en una condición.
 La tensión supera la capacidad de adaptación de la persona.
 Afecta desfavorablemente la salud.
Si bien el estrés agudo puede ser emocionante y fascinante, el estrés crónico no lo es. Este es el estrés agotador que
desgasta a las personas día tras día, año tras año. El estrés crónico destruye al cuerpo, la mente y la vida. Hace estragos
mediante el desgaste a largo plazo. Es el estrés de la pobreza, las familias disfuncionales, de verse atrapados en un matrimonio
infeliz o en un empleo o carrera que se detesta. Es el estrés que los eternos conflictos han provocado en los habitantes de
Irlanda del Norte, las tensiones del Medio Oriente que afectan a árabes y judíos, y las rivalidades étnicas interminables que
afectaron a Europa Oriental y la ex Unión Soviética.
El estrés crónico surge cuando una persona nunca ve una salida a una situación deprimente. Es el estrés de las exigencias
y presiones implacables durante períodos aparentemente interminables. Sin esperanzas, la persona abandona la búsqueda de
soluciones.
Algunos tipos de estrés crónico provienen de experiencias traumáticas de la niñez que se interiorizaron y se mantienen
dolorosas y presentes constantemente. Algunas experiencias afectan profundamente la personalidad. Se genera una visión del
mundo, o un sistema de creencias, que provoca un estrés interminable para la persona (por ejemplo, el mundo es un lugar

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amenazante, las personas descubrirán que finge lo que no es, debe ser perfecto todo el tiempo). Cuando la personalidad o las
convicciones y creencias profundamente arraigadas deben reformularse, la recuperación exige el autoexamen activo, a menudo
con ayuda de un profesional.
El peor aspecto del estrés crónico es que las personas se acostumbran a él, se olvidan que está allí. Las personas toman
conciencia de inmediato del estrés agudo porque es nuevo; ignoran al estrés crónico porque es algo viejo, familiar y a veces
hasta casi resulta cómodo.
El estrés crónico mata a través del suicidio, la violencia, el ataque al corazón, la apoplejía e incluso el cáncer. Las personas
se desgastan hasta llegar a una crisis nerviosa final y fatal. Debido a que los recursos físicos y mentales se ven consumidos por
el desgaste a largo plazo, los síntomas de estrés crónico son difíciles de tratar y pueden requerir tratamiento médico y de
conducta y manejo del estrés.

3.- Estrés, sexo y género


Hasta el momento, los efectos sobre el dimorfismo sexual cerebral que se han demostrado con mayor evidencia son los
relacionados a factores biológicos, aunque los psicosociales también tienen enorme importancia. Se ha demostrado que las
diferencias morfológicas entre los sexos son más manifiestas en el hipotálamo (y regiones asociadas) y la corteza. Dado que
estas estructuras son esenciales en la respuesta al estrés, la regulación del estado de ánimo y de la conducta, entre otras, los
patrones de comportamiento frente al estrés y los trastornos afectivos deberán mostrar diferencias según el sexo del paciente.
Selye (1955) definió al estrés como un estímulo puntual, agresivo o no, percibido como amenazante para la homeostasis del
organismo. El estrés activa un conjunto de reacciones que implican respuestas conductuales y fisiológicas (neuronales,
metabólicas y neuroendocrinas) que permiten al organismo responder al estresor de la manera más adaptada posible.
Existe evidencia de que la respuesta al estrés es diferente en el hombre y la mujer. En el estrés agudo, estudios de IRM
funcional en sujetos sanos muestran que se ponen en juego estructuras cerebrales diferentes según se sea una mujer o un
hombre:
 En la mujer, la reacción al estrés estaría basada sobre los procesos de atracción; habría una puesta en marcha
predominante del prosencéfalo basal que activaría un comportamiento “de ayuda y de protección”. La activación de estos
circuitos neurales, y principalmente del hipocampo, reduciría la actividad simpática y del eje hipotálamo-hipófisis-corticoadrenal
(HHA).
 En el hombre, en cambio, habría una puesta en marcha predominante de la corteza prefrontal: es lo que favorecería el
comportamiento de “fuga o de combate”.
Distintos autores han demostrado que la actividad del eje HHA está influenciada por el sexo del individuo, y que las
hormonas sexuales juegan un papel muy importante en la modulación de este eje, actuando sobre todo sobre la sensibilidad al
feedback negativo de los corticoides, a través de acciones sobre los receptores de GC, sobre la CRH cerebral o la respuesta de
la hipófisis a la CRH. Se han identificado receptores de hormonas sexuales en diferentes áreas cerebrales implicadas en la
regulación del humor y respuesta autónoma, como el hipotálamo, amígdala, hipocampo y locus coeruleus.
La implicancia de la hormona sexual femenina, estrógenos, en el control de la reactividad del eje HHA al estrés es complejo,
así como la influencia recíproca del eje HHA sobre el eje gonadotrópico (controlador de la reproducción). Desde un punto de
vista fisiológico, el papel de los estrógenos en la mujer es globalmente estimulador del eje HHA, ya que el estradiol estimula
directamente la producción de CRH, aumenta la sensibilidad a la ACTH de la glándula suprarrenal e inhibe la actividad de los
GC (disminuye así la retroalimentación negativa). La noradrenalina liberada durante el estrés agudo es estimulada por los
estrógenos y a su vez, estimula la actividad gonadotrópica. Por otro lado, el eje HHA es globalmente inhibidor del eje
gonadotrópico; lo que podría explicar las amenorreas del estrés. Por este mecanismo un estrés severo puede inhibir el sistema
de reproducción femenina.
En el estrés crónico, la permanencia del estresor genera, en fase de agotamiento, una hipercortisolemia (altos niveles
sanguíneos de cortisol) crónica. Se ha demostrado que la hipercortisolemia podía ser neurotóxica para las estructuras
cerebrales vulnerables como el hipocampo. La “neurotoxicidad” secundaria al estrés se manifiesta al nivel del hipocampo por
una atrofia de las neuronas piramidales y una disminución de la neurogénesis entre otras causas. En los hombres, la
disminución del volumen del hipocampo se ha correlacionado con los niveles de cortisol, la duración y la intensidad de la
depresión y con la duración de la exposición al estrés en caso de estrés postraumático (PTSD).
Así, las modificaciones cerebrales inducidas por el estrés crónico (como la atrofia del hipocampo) muestran diferencias
entre hombres y mujeres y tienen ramificaciones clínicas (depresión, PTSD, diferencias individuales en el envejecimiento
cerebral, etc.), aunque los procesos implicados no son más que parcialmente comprendidos en la actualidad.

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