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GUÍA DE ESTUDIO

PROGRAMA DE FORMACIÓN CONTINUA EN MOVILIDAD HUMANA PARA


OPERADORES DE JUSTICIA

MÓDULO 4: INTRODUCCIÓN A LA PROTECCIÓN INTERNACIONAL

¿Qué aprendizajes obtendrá el participante en este módulo?

Hay tres aprendizajes que el participante deberá buscar al momento de estudiar el


presente módulo:

✓ SER: Empoderarse en su rol de operadores de justicia aplicando los


conocimientos adquiridos respecto a la movilidad humana y los sujetos en
necesidad de protección internacional.

✓ SABER: Comprender el alcance de la movilidad humana y de la protección


internacional en la resolución de causas a nivel judicial.

✓ HACER: Identificar a los sujetos en necesidad de protección internacional a


través de la comprensión de los vacíos y necesidades específicas de
protección en aras de la aplicación efectiva de los instrumentos y estándares
internacionales en materia de derecho internacional de los refugiados.

4.1 Marco Normativo en materia de movilidad humana:


4.1.1 Constitución de la República del Ecuador (Art. 40, 41 y 392) y Ley Orgánica de
Movilidad Humana:
Desde un punto de vista de gobernanza de la movilidad humana, Ecuador es parte de los
principales tratados y convenciones internacionales en dicha materia. Por ejemplo, Ecuador se
adhirió a la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados en 1955. También es parte de la
Convención internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores
migratorios y de sus familiares, la Convención sobre los derechos del niño, la Convención de la
OIT sobre los trabajadores migrantes, la Convención sobre el estatuto de los apátridas y la
Convención de 1961 sobre la reducción de la apatridia.
El derecho a migrar y los derechos de las personas en situación de movilidad humana están
protegidos y garantizados en la Constitución de 2008 (artículos 40 y 392).
En cuanto al derecho a buscar y recibir asilo que emana de la protección internacional a los
sujetos que solicitan la determinación de la condición de refugiado, la Constitución ecuatoriana
en su Art. 41 determina lo siguiente:
“Se reconocen los derechos de asilo y refugio, de acuerdo con la ley y los instrumentos
internacionales de derechos humanos. Las personas que se encuentren en condición de
asilo o refugio gozarán de protección especial que garantice el pleno ejercicio de sus
derechos. El Estado respetará y garantizará el principio de no devolución, además de la
asistencia humanitaria y jurídica de emergencia. No se aplicará a las personas solicitantes
de asilo o refugio sanciones penales por el hecho de su ingreso o de su permanencia en
situación de regularidad. El Estado, de manera excepcional y cuando las circunstancias lo
ameriten, reconocerá a un colectivo el estatuto de refugiado, de acuerdo con la ley”.
Con este articulado se puede decir a simple vista que el tema de la condición de refugiado y el de
movilidad humana en general, tradicionalmente regulado en el país solo por Decretos Ejecutivos,
pasó a tener un rango constitucional. Con eso no solo se le dio un nivel jerárquico superior a nivel
normativo sino que se visibilizó como una figura de importancia dentro del mundo jurídico y de
la protección humanitaria universal. Este hecho naturalmente incide positivamente en el uso de
las garantías jurisdiccionales y constitucionales para la protección de derechos de los solicitantes
de refugio como de los que ya gozan de dicho estatus.
En enero de 2017, la Asamblea Nacional aprobó la Ley Orgánica de Movilidad Humana, que eleva
a normativa las políticas públicas que se venían implementando en función de la Constitución.
Según el artículo 51 de la ley, “las personas que residan en el Ecuador tienen derecho al trabajo y
a acceder a la seguridad social”. El país tiene una política que otorga a las personas en situación
de movilidad humana el mismo derecho al trabajo y la seguridad social que a los ciudadanos. Los
inmigrantes en Ecuador tienen derecho a trabajar en el sector privado sin permiso especial del
gobierno, e, incluso, existen posibilidades de trabajo en el sector público y de trabajo autónomo.
En los últimos años, el Gobierno se ha enfocado sobre todo al desarrollo de políticas para
migrantes retornados y refugiados. Asimismo, Ecuador promueve la educación para todos a
través de la Constitución de 2008 (artículo 3).
Independientemente de su condición migratoria, las personas en situación de movilidad humana
tienen derecho a la educación primaria, media, y superior. Además, la Ley Orgánica de Movilidad
Humana promueve la integración de “las niñas, niños y adolescentes extranjeros o hijos de
personas extranjeras que residan en el Ecuador”.
El acceso a la nacionalidad ecuatoriana por naturalización no muestra mayores complicaciones.
Los inmigrantes pueden obtener la nacionalidad ecuatoriana por medio de una carta de
naturalización después de tres años de residencia regular y continua en el país, de acuerdo con
el artículo 71 de la Ley Orgánica de Movilidad Humana.
Es así entonces que el Ecuador promueve el concepto de la movilidad humana con un enfoque
de derechos. El Viceministerio de Movilidad Humana como parte del Ministerio de Relaciones
Exteriores y Movilidad Humana es la institución rectora de las políticas de movilidad humana,
que incluye a inmigrantes, ecuatorianos en el extranjero, migrantes retornados, personas
víctimas de trata y tráfico ilícito de migrantes y personas en búsqueda de protección
internacional, además de la lucha contra la trata de personas y el tráfico ilícito de migrantes.
El Ministerio del Interior es responsable de la implementación de la gestión de fronteras y el
servicio de migración.
La Ley Orgánica de Movilidad Humana establece un marco abierto para los flujos migratorios,
promueve los derechos humanos y ordena que las agencias involucradas en la movilidad humana
desarrollen estrategias coordinadas. El artículo 166 establece la corresponsabilidad entre el
gobierno nacional y los gobiernos locales para la inclusión e integración de personas en
situaciones de movilidad humana. El artículo 167 establece que todas las instituciones del estado
tienen la obligación de transversalizar el enfoque de movilidad humana en la planificación de
políticas públicas, planes, programas, proyectos y servicios.
Por su parte, el Gobierno ecuatoriano se ha se ha enfocado en el tema de movilidad humana
desde hace varios años. En 2013, se emitieron dos documentos: la Agenda Nacional de Igualdad
para la Movilidad Humana 2013 – 2017 y el Plan Estratégico Institucional del Ministerio de
Relaciones Exteriores y Movilidad Humana. Desde entonces, se ha seguido ampliando el marco
jurídico de la migración y la protección internacional. En 2017, el gobierno aprobó la Ley Orgánica
de Movilidad Humana y actualmente está trabajando para construir y fortalecer la
infraestructura que la respalde en todos los niveles y departamentos de gobierno.
El marco regulatorio establece una fuerte vinculación entre la migración y el desarrollo. El Plan
Nacional de Desarrollo 2017-2021 “Toda una Vida” menciona de manera transversal a la
movilidad humana. Adicionalmente, el Plan Nacional de Movilidad Humana, se ha vinculado al
Plan Nacional de Desarrollo 2017-2021 “Toda una Vida” y la Agenda de Política Exterior 2017-
2021.
El Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana tiene la responsabilidad de coordinar
los esfuerzos para desarrollar relaciones con los ecuatorianos en el exterior a través de planes,
programas, proyectos y servicios. Además, existen seis asambleístas que representan a las
comunidades ecuatorianas en el exterior.
Desde que la Ley Orgánica de Movilidad Humana entró en vigor, el gobierno está trabajando para
desarrollar la capacidad institucional para implementar y dar seguimiento a los mandatos de la
ley y a los proyectos desarrollados a favor de las personas en situación de movilidad humana.
Ecuador trabaja formalmente con organizaciones de la sociedad civil para establecer agendas y
políticas relacionadas con movilidad humana. El Consejo Nacional de Igualdad para la Movilidad
Humana es el órgano responsable de monitorear la transversalidad de las políticas de movilidad
humana en el país. Está compuesto por cinco representantes de la sociedad civil y cinco
representantes del Ejecutivo, el Legislativo, la Judicatura, y la Defensoría del Pueblo.
La Ley Orgánica de Movilidad Humana permite que las personas que no cumplen con los
requisitos establecidos para acceder a una condición migratoria puedan acceder a una visa
humanitaria. La persona tiene que demostrar la existencia de razones excepcionales de índole
humanitaria por ser víctima de desastres naturales o ambientales. La persona podrá acceder a
una visa humanitaria por un período de hasta dos años de conformidad con el reglamento de la
ley (artículo 58), siempre y cuando no sean considerados una amenaza o riesgo para la seguridad
interna según la información de la que disponga el Estado ecuatoriano.
A su vez, la Ley Orgánica de Movilidad Humana garantiza que todas las personas en situación de
movilidad humana que se encuentren en territorio ecuatoriano gocen de “los derechos
reconocidos en la Constitución, instrumentos internacionales ratificados por el Ecuador y la ley.
Ninguna persona será discriminada por su condición migratoria, origen nacional, sexo, género,
orientación sexual u otra condición social, económica o cultural” (artículo 2).

4.1.2 Convención de Ginebra sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951:


Los términos “determinación del estatuto de refugiado” pueden ser intimidantes y legalistas,
pero el proceso al cual se refieren está relacionado con seres humanos, generalmente en
circunstancias de gran angustia. Expresadas de un modo más simple, corresponden a la pregunta:
“¿Son el señor X o la señora Y refugiados?” La respuesta a esta pregunta es obviamente de vital
importancia para las personas afectadas. Si se les reconoce como refugiados, se les aplicará un
régimen jurídico especial y tendrán acceso a un número de derechos y beneficios importantes
que, en su conjunto, constituyen lo que se conoce como la “protección internacional de los
refugiados”. Los refugiados también tienen ciertas obligaciones hacia el estado de acogida, en
particular el hecho de que deben respetar sus leyes.
De esta manera, la determinación del estatuto de refugiado constituye un examen por parte de
las autoridades gubernamentales o del ACNUR sobre si un individuo que presentó una solicitud
de asilo o que haya expresado de alguna manera su necesidad de acogerse a la protección
internacional, es en verdad un refugiado. Es decir, si su situación se apega a los criterios
contenidos en la definición de refugiado aplicable. Una persona no se convierte en refugiado en
virtud de una decisión de reconocimiento por el país de acogida o por el ACNUR, sino que se le
reconoce como tal precisamente por ser en efecto un refugiado. En otras palabras, la decisión de
dar reconocimiento es declaratoria: reconoce y confirma formalmente que el individuo en
cuestión es un refugiado.
Antes de la Segunda Guerra Mundial, se definía a los refugiados con criterios ad hoc en referencia
a su nacionalidad. Después de la Guerra, la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió
adoptar una definición “general” de refugiado, la cual se incluyó en el Estatuto de 1950 (anexo a
la Resolución 428 (V) de la Asamblea General de las Naciones Unidas del 14 de diciembre de
1949) y poco después en la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y su Protocolo
de 1967. Se usaron formulaciones casi idénticas en ambos instrumentos. La definición de
refugiado en el Estatuto de 1950 fue subsecuentemente extendida por resoluciones de la
Asamblea General de las Naciones Unidas y del Consejo Económico y Social (ECOSOC, por sus
siglas en inglés). Hay definiciones adicionales en instrumentos regionales sobre refugiados o en
la legislación nacional de cada país.
La Convención de 1951 permanece como la pieza fundacional del derecho internacional de los
refugiados, y su definición de refugiado es la base principal para establecer la condición de
refugiado de una persona. Al 1o de septiembre del 2005, había 146 Estados que han ratificado la
Convención de 1951 o el Protocolo de 1967 (140 Estados han ratificado ambos). Al determinar si
un individuo es o no un refugiado, estos Estados están obligados por los criterios de elegibilidad
definidos en la Convención de 1951.
Desde el punto de vista de un refugiado, el reconocimiento como tal en el sentido de la
Convención de 1951 lo coloca en una situación más favorable: además de ser una garantía contra
la devolución (refoulement) le confiere una serie de derechos específicamente definidos en la
Convención de 1951 y en el Protocolo de 1967 incluyendo, por ejemplo, el derecho a obtener
documentos de viaje.
El Artículo 1A (2) de la Convención de 1951 define a un refugiado como cualquier persona que
“como resultado de acontecimientos ocurridos antes del 1.º de enero de 1951 y debido a fundados
temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un
determinado grupo social u opiniones políticas, se encuentre fuera del país de su nacionalidad y
no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera acogerse a la protección de tal país; o que,
careciendo de nacionalidad y hallándose, a consecuencia de tales acontecimientos, fuera del país
donde antes tuviera su residencia habitual, no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera
regresar a él”.
Adicionalmente a la referencia al 1o de enero de 1951, la Convención de 1951 también
proporciona, en el Artículo 1B, una limitación geográfica opcional para los refugiados “como
resultado de acontecimientos ocurridos en Europa”. Estas restricciones al alcance de su definición
de refugiado han dejado de ser de importancia. La limitación temporal fue formalmente retirada
por el Protocolo de 1967, al tiempo que la limitación geográfica fue desechada por la inmensa
mayoría de los Estados que reconocen ambos instrumentos, dándole de esta manera un carácter
universal a los preceptos de la Convención.
▪ La determinación del estatuto de refugiado:
Se refiere al proceso mediante el cual un estado o el ACNUR examinan si un individuo que ha
solicitado asilo o ha manifestado de alguna otra manera su necesidad de recibir protección
internacional, es un refugiado en el sentido de la definición aplicable.
La determinación del estatuto de refugiado puede llevarse a cabo individualmente o de manera
colectiva.
▪ Las definiciones de refugiado:
Los criterios para determinar quién es refugiado o no están detallados en el artículo 1 de la
Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951.
El Estatuto de 1950 del ACNUR también contiene una definición de refugiado que es
prácticamente idéntica a la de la Convención de 1951. Además, aquellas personas que se
encuentran contempladas en la definición ampliada de refugiado, derivada de resoluciones
subsecuentes adoptadas por la Asamblea General de la ONU y el Consejo Económico y Social
(ECOSOC) también pueden ser refugiadas bajo el mandato de protección internacional del
ACNUR.
También se pueden encontrar definiciones de refugiado en instrumentos regionales sobre la
materia, particularmente en la Convención de la OUA por la que se regulan los aspectos
específicos de problemas de los refugiados en África (1969) y en la Declaración de Cartagena
sobre refugiados (1984), así como en las leyes nacionales.
▪ La responsabilidad para conducir la determinación del estatuto de refugiado:

❖ Los Estados:
La responsabilidad principal de identificar a aquellos que puedan beneficiarse como
refugiados de la protección internacional y gozar de los derechos y beneficios inherentes
a tal estatuto recae en el país en el cual éstos han buscado asilo.
Al determinar la elegibilidad para la condición de refugiado, los Estados que son parte de
la Convención de 1951 o del Protocolo de 1967 tienen que aplicar la definición de
refugiado contenida en el Artículo 1 de la Convención de 1951.
Cuando es el estado el que realiza la determinación del estatuto de refugiado, el papel
del ACNUR normalmente es de observador o asesor, aunque en algunas situaciones la
Oficina puede llevar a cabo labores de determinación de condición de refugiado en
nombre del estado de acogida.
❖ ACNUR:

El ACNUR tiene la responsabilidad de proporcionar protección internacional a


refugiados y de buscar soluciones permanentes al problema de éstos de acuerdo
con su Estatuto de 1950, tal y como ha sido ampliado por resoluciones
subsecuentes de la Asamblea General de la ONU y del ECOSOC. El ACNUR también
tiene la responsabilidad de supervisar y monitorear la forma en la cual los Estados
aplican la Convención de 1951 y el Protocolo de 1967.

Aquellas personas que son consideradas como refugiados de conformidad con la


Convención de 1951 y el Protocolo de 1967 por parte de las autoridades de asilo
de un país, generalmente son consideradas por el ACNUR como personas dentro
de su mandato de protección internacional. El ACNUR también lleva a cabo
actividades de determinación del estatuto de refugiado bajo ciertas circunstancias
y, en la mayoría de los casos, lo hace basándose en el Estatuto de 1950. Esto puede
suceder:

En países que no son parte de la Convención de 1951 o el Protocolo de 1967;

En Estados que sí son parte de estos instrumentos pero que no cuentan aún con
un proceso de determinación de la condición de refugiado o cuando el proceso
nacional es manifiestamente inadecuado o cuando las decisiones se basan en una
interpretación errónea de la Convención de 1951;

Como requisito para la aplicación de las soluciones duraderas, como el


reasentamiento.

Al determinar quién es un refugiado dentro de su ámbito de competencia, el


ACNUR aplica los criterios de la definición de refugiado de la Convención de 1951,
la cual es casi idéntica a la del Estatuto de 1950, así como la definición ampliada
de refugiado según su mandato.

▪ Efecto del reconocimiento como refugiado:


El reconocer que un individuo es un refugiado es un acto declaratorio. Este acto reconoce y
confirma formalmente que la persona tiene derecho a:
La protección contra la expulsión o la devolución (refoulement) a un país en donde su vida o
libertad sean amenazados por cuenta de su raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un
determinado grupo social u opinión política, tal y como se describe en el artículo 33 de la
Convención de 1951.
Otros derechos y beneficios contenidos en la Convención de 1951, los instrumentos
internacionales de derechos humanos y el derecho consuetudinario internacional.
El derecho a la asistencia con el fin de tratar de encontrar una solución duradera; la cual,
dependiendo de la situación, puede ser la repatriación voluntaria, la integración local o el
reasentamiento.
Una persona califica para la condición de refugiado dentro de los criterios de la Convención de
1951 si cumple con ellos, siempre y cuando no aplique ninguna de las previsiones de exclusión
de la Convención y si la persona no está dentro del alcance de una cláusula de cesación.
▪ Elementos de la definición de refugiado de la Convención de 1951:
Fuera del país de nacionalidad o de residencia habitual: Una persona solamente puede estar
refugiada si se encuentra fuera de su país de nacionalidad o, en el caso de apátridas (es decir,
sin ciudadanía alguna), fuera del país de su residencia habitual. Este es un asunto basado en
hechos y debe ser establecido de manera documental, mediante declaraciones o cualquier
otra información entregada por el solicitante u obtenida de otras fuentes.
Aquellos solicitantes que tengan más de una nacionalidad deben establecer un fundado
temor de persecución en referencia a cada uno de los países afectados, para así poder
calificar a la condición de refugiados, aunque esto sólo aplica si la segunda nacionalidad
conlleva todos los derechos de los que normalmente gozan todos los ciudadanos de ese país.
Ese no es siempre el caso. Los encargados de tomar las decisiones deben distinguir entre la
posesión de una nacionalidad meramente desde el punto de vista jurídico y la real
disponibilidad de protección por parte del país o países afectados.
La Convención de 1951 no hace necesario que el solicitante hubiese sido un refugiado al
momento de dejar su país de origen o de residencia habitual, así como tampoco es necesario
que su partida de ese país hubiese sido causada por un fundado temor de persecución.
Pueden surgir motivos para el reconocimiento como refugiado aun cuando el individuo
afectado ya esté fuera del país: en tales situaciones la persona puede convertirse en refugiado
ya en el país de acogida (“sur place”).
Fundado temor: El término “bien fundado temor” contiene un elemento subjetivo y uno
objetivo, y al determinar la situación de un refugiado, quienes toman las decisiones deben
considerar ambos.
El elemento subjetivo: el temor. El temor es, por definición, un estado mental y por ende una
condición subjetiva que dependerá de los antecedentes personales y familiares del individuo,
de sus experiencias personales y del modo en que interpreta su situación. En la práctica,
cualquier expresión o reticencia para regresar es normalmente suficiente para establecer el
elemento “temor” de la definición de refugiado. Aunque un solicitante no exprese
abiertamente que tiene temor, con frecuencia esto puede inferirse de las circunstancias
objetivas como, por ejemplo, cuando exista un riesgo claro de persecución a su regreso. En
la mayoría de los casos, el hecho de haber solicitado la condición de refugiado es suficiente
para indicar el temor al regreso.
El elemento objetivo: “bien fundado”. Se debe evaluar si el temor está “bien fundado” o no
en el contexto de la situación en el país de origen del solicitante y a la luz de sus circunstancias
personales. Quienes toman las decisiones deberán desarrollar un entendimiento detallado
del contexto del solicitante, su perfil y experiencias. También se consideran relevantes las
experiencias de familiares y/o de otras personas con perfiles comparables. La credibilidad del
solicitante y sus temores deben ser evaluados contra la información objetiva de las
condiciones en el país de origen.
En ese sentido, es esencial contar con información confiable sobre el país de origen. No se le
exige a los solicitantes de asilo que comprueben sus temores “más allá de la duda razonable”
o bajo el criterio de que “sería más probable que sí sucediera a que no”, en referencia a la
materialización del daño temido. El adjudicante debe considerar que el temor del solicitante
está bien fundado si hay una posibilidad razonable de que esa persona tuviese que enfrentar
algún tipo de daño a su regreso al país de origen o de residencia habitual.
Persecución: El fundado temor del solicitante debe estar relacionado con la persecución. La
Convención de 1951 no define el concepto de “persecución”. Se puede inferir de su Artículo
33 que una amenaza a la vida o a la libertad física constituye una persecución, así como otras
violaciones graves a los derechos humanos. El preámbulo a la Convención de 1951 hace
referencia a las normas internacionales de derechos humanos, y éstas definen un marco
referencial útil para el análisis. El conocimiento y entendimiento del derecho internacional
de los derechos humanos es una herramienta importante, para que quienes toman las
decisiones puedan evaluar si un acto en particular puede ser calificado o no como
persecución.
▪ Motivos de la Convención de 1951:
Raza: Se debe interpretar en términos generales a la “raza” como cualquier característica
étnica distintiva, real o percibida. Los grupos minoritarios son más propensos a ser
perseguidos que los mayoritarios, aunque éste no es siempre el caso: por ejemplo, en
Sudáfrica durante el apartheid, la mayoría racial era oprimida por la minoría. Hombres y
mujeres que conforman matrimonios “mixtos”, en los que cada uno de los cónyuges proviene
de orígenes étnicos o raciales distintos, pueden enfrentar problemas que en algunos casos
pueden considerarse como persecución. En tales circunstancias, es particularmente
importante entender el contexto social subyacente. Otra forma de persecución, con
frecuencia basada en la raza, es la negación de la ciudadanía y la pérdida de derechos que
esto conlleva.
Religión: La libertad religiosa es un derecho humano fundamental. Incluye el derecho de
tener o no una religión, de practicar la religión propia y de cambiar de religión. La “religión”
como uno de los motivos de la Convención de 1951 se refiere no tan solo a las religiones
establecidas de manera institucional sino que también cubre cualquier sistema de creencias.
Es decir, convicciones o valores acerca de la realidad divina o del destino espiritual de la
humanidad. Las reclamaciones para obtener la condición de refugiado sobre esta base,
pueden incluir elementos relacionados con las creencias religiosas (o el hecho de tener o no
una creencia), identidad religiosa o la religión como un modo de vida. La religión es
frecuentemente un motivo relevante cuando un objetor de conciencia clama que tiene temor
a la persecución como consecuencia de su rechazo a cumplir las obligaciones del servicio
militar. Como ejemplos de persecución religiosa tenemos: Restricciones severas para el
ejercicio de la libertad religiosa, por ejemplo, la prohibición de pertenecer a una comunidad
religiosa o a la educación religiosa; discriminación severa debido a la práctica religiosa o a la
pertenencia a una comunidad religiosa determinada; conversión forzosa o cumplimiento
forzado de prácticas religiosas, siempre y cuando tales medidas tengan un impacto lo
suficientemente grave para el individuo afectado.
Nacionalidad: La “nacionalidad” como un motivo para solicitar la condición de refugiado no
se refiere únicamente a la “ciudadanía” sino que se extiende a los grupos de personas
definidas por medio de su identidad étnica, religiosa, cultural o lingüística real o percibida,
sin importar si esta diferencia haya sido formalizada legalmente o no.
Pertenencia a determinado grupo social: Este motivo de la Convención es relevante cuando
el solicitante pertenece a un grupo de personas que comparten una característica común
además del riesgo a ser perseguidos, o que son percibidos por la sociedad como un grupo.
Las características con frecuencia pueden ser:
o Innatas: Sexo, raza, casta, lazos familiares, antecedentes lingüísticos u orientación
sexual;
o Inmutables: Por ejemplo, aquellas que están relacionadas con la historia pasada
de la persona, como ex militar, ex miembro de sindicato, ex terrateniente; u
o Otras fundamentales para la identidad, conciencia o para el ejercicio de los
derechos humanos de una persona, de forma que no se puede esperar que la
persona los cambie o rechace.
El grupo debe diferenciarse de los otros de alguna manera, sea porque se ve a sí mismo
como diferente o porque es percibido de esa manera por el perseguidor. No importa si
los miembros del grupo se conocen y asocian, tampoco es necesario que sea un grupo
pequeño. Por ejemplo, habrá situaciones en que es adecuado reconocer a “las mujeres”
en general como un determinado grupo social. Uno de los ejemplos más visibles de un
determinado grupo social es la familia. Se pueden originar peticiones de condición de
refugiado cuando, por ejemplo, los familiares de activistas políticos o de opositores son
objeto de persecución como un castigo para estos, para forzarlos a rendirse o a cesar sus
actividades.
Opinión política: El concepto de “opinión política” como un motivo para el
reconocimiento como refugiado debe interpretarse en el sentido amplio, abarcando
cualquier opinión relacionada con asuntos sobre la maquinaria del estado, el gobierno o
la sociedad. Va más allá de la identificación con un partido político o una ideología
reconocida, y puede, por ejemplo, incluir opiniones sobre el papel de los géneros. El
hecho de tener una opinión política distinta a la del gobierno no es en sí mismo un motivo
para solicitar la condición de refugiado. La pregunta clave es si el solicitante sostiene – o
se percibe como si sostuviese – opiniones que no son toleradas por las autoridades o por
la comunidad, y si la persona tiene un fundado temor de persecución por esta razón.
▪ Disponibilidad de la protección del Estado:

La definición de refugiado de la Convención de 1951 también establece que un refugiado


es una persona que no puede o (debido a un fundado temor de persecución) no quiere
acogerse a la protección de su país de nacionalidad o de residencia habitual. No poder
aprovechar la protección del país implica circunstancias más allá del control de la persona
afectada. Por ejemplo, un país puede ser incapaz de dar una protección adecuada en una
situación de guerra, guerra civil u otros conflictos graves.

No querer aprovechar la protección del país de nacionalidad o de residencia habitual


significa que la persona rechaza la protección de ese país debido a su fundado temor de
persecución.

▪ Cláusulas de exclusión:
Artículo 1F(a) – “Delitos contra la paz”
De acuerdo con la Carta del Tribunal Militar Internacional (“Acuerdo de Londres”) de 1945,
un delito contra la paz involucra planear, preparar, “iniciar o hacer una guerra de agresión o
una guerra en violación de tratados, acuerdos o garantías internacionales, o la participación
en un plan o conspiración común para el logro de los objetivos antedichos”. Dada la
naturaleza de este delito, solamente puede ser cometido por personas en posiciones
relevantes de autoridad en representación de un Estado o de una entidad similar al Estado, y
solamente en el contexto de un conflicto armado internacional.
Artículo 1F(a) – “Delitos de guerra”
Hay ciertas violaciones graves al derecho internacional humanitario que constituyen delitos
de guerra. Quienes toman las decisiones deben tener en cuenta que solamente aquellos actos
cometidos durante conflictos armados y que estén relacionados con ellos (el llamado
“requerimiento de nexo”), pueden ser considerados delitos de guerra. Al llevar a cabo un
análisis de exclusión, es necesario considerar si el conflicto armado es de naturaleza
internacional o no, ya que se aplican distintas disposiciones legales para actos cometidos en
uno u otro. Los delitos de guerra pueden ser cometidos por civiles y militares, y también
pueden ser cometidos contra ellos.
Aunque originalmente se consideró que los delitos de guerra solamente podían ser cometidos
en el contexto de conflictos armados de carácter internacional, es generalmente aceptado
desde mediados de la década de 1990 que algunas violaciones graves al derecho
internacional humanitario pueden dar motivo a responsabilidad individual bajo el derecho
internacional y por ende, constituyen delitos de guerra. Aquellos actos violatorios al derecho
internacional humanitario que sucedieron en conflictos armados no internacionales antes de
esa época, no pueden ser “delitos de guerra” más pueden estar dentro del alcance de otra
categoría según el artículo 1F.
Al considerar si un determinado acto constituye un delito de guerra, quienes toman las
decisiones deben examinarlo a la luz de las definiciones existentes en los cuatro Convenios
de Ginebra de 1949 y Protocolos Adicionales de 1977, y el artículo 8 del Estatuto de Roma de
la Corte Penal Internacional (CPI). Son considerados delitos de guerra actos tales como el
asesinato deliberado y la tortura a civiles, el lanzamiento de ataques indiscriminados en
contra de civiles y la privación deliberada del derecho a un juicio ordinario justo a civiles o
prisioneros de guerra.
Artículo 1F(a) – “Delitos contra la humanidad”
Los delitos contra la humanidad son actos inhumanos (tales como genocidio, asesinato,
violación y tortura) cuando son cometidos como parte de un ataque sistemático o
generalizado contra una población civil. Los delitos contra la humanidad pueden suceder
entiempo de guerra o de paz. Cualquier persona puede cometer delitos contra la humanidad,
si sus actos están tipificados por los criterios antes mencionados. Las definiciones relevantes
pueden encontrarse en una serie de instrumentos internacionales que incluye, en particular,
el Acuerdo de Londres de 1945; la Convención para la prevención y la sanción del crimen de
genocidio de 1948; la Convención contra la Tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanas
o degradantes de 1984; los Estatutos de los Tribunales Penales Internacionales para la ex-
Yugoslavia y para Ruanda, así como el Estatuto de 1998 de la CPI.
Artículo 1F(b) – “Grave delito común, fuera del país de refugio, antes de ser admitido en él
como refugiado”
Al determinar si un acto constituye un “delito grave” para el objetivo de un análisis de
exclusión, quienes toman las decisiones deben juzgar la gravedad de un delito en
comparación con las normas internacionales. Si un delito es “común” o no dependerá, según
el significado del artículo 1F (b), dependerá de una serie de factores que incluyen, en
particular, la motivación, el contexto y los métodos, así como la proporcionalidad del delito
en relación a sus objetivos.
Artículo 1F (c) – “actos contrarios a las finalidades y a los principios de las Naciones Unidas”.
Los objetivos y principios de las Naciones Unidas están contemplados en los artículos 1 y 2 de
la Carta de la ONU. Este motivo de exclusión aplicaría para actos que, por causa de su
gravedad e impacto, son capaces de afectar la paz y seguridad internacional así como las
relaciones pacíficas entres Estados o por violaciones serias y sostenidas a los derechos
humanos. En principio, estos actos solamente pueden ser cometidos por personas con
posiciones de autoridad en Estados o entidades similares al Estado.
4.1.3 Declaración de Cartagena de 1984:
A finales de la década de 1970 y principios de la de 1980, los problemas relacionados con
desplazamientos humanos masivos ocasionados por guerras, conflictos civiles, violencia y
agitación política en un número de Estados, especialmente en América Central, dieron como
resultado la conclusión tercera de la Declaración de Cartagena sobre Refugiados en la que se
señala que:
“[…] la definición o concepto de refugiado recomendable para su utilización en la región
es aquella que además de contener los elementos de la Convención de 1951 y el Protocolo
de 1967, considere también como refugiados a las personas que han huido de sus países
porque su vida, seguridad o libertad han sido amenazadas por la violencia generalizada,
la agresión extranjera, los conflictos internos, la violación masiva de los derechos
humanos u otras circunstancias que hayan perturbado gravemente el orden público.”
A pesar de que la Declaración de Cartagena no es legalmente vinculante, muchos países de
América Latina, entre ellos el Ecuador, han incorporados sus principios, incluyendo su definición
de refugiado, en sus legislaciones y práctica nacionales.
4.2. Sujetos de protección internacional:
De conformidad con el Art. 91 de la Ley Orgánica de Movilidad Humana, son sujetos de protección
internacional las siguientes personas:
1. Solicitantes de la condición de asilo, refugio o apatridia;
2. Refugiadas reconocidas por el Estado ecuatoriano;
3. Asiladas reconocidas por el Estado ecuatoriano; y,
4. Apátridas reconocidas por el Estado ecuatoriano.
El reconocimiento de persona refugiada, asilada o apátrida por parte del Estado ecuatoriano
constituye un estatuto de protección internacional independiente de la condición migratoria y
habilita a la persona extranjera a gestionar una condición migratoria (visado) de conformidad con
la Ley Orgánica de Movilidad Humana.
Su reconocimiento como persona sujeta a protección internacional garantiza que pueda ejercer
actividad laboral de forma independiente o bajo relación de dependencia, así como iniciar o
continuar sus estudios en cualquiera de los niveles del sistema educativo.
4.3 Derechos y Principios rectores de la protección internacional:
4.3.1 Acceso al territorio:
Según el Derecho Internacional, los Estados tienen la facultad soberana de regular la entrada
de las personas no-nacionales a su territorio. Sin embargo, el Derecho Internacional también
establece que estas medidas no pueden impedir que quienes huyen de la persecución puedan
solicitar asilo1.
El principio de no devolución constituye la piedra angular de la protección internacional de
los refugiados2, que prohíbe, sin discriminación3, cualquier conducta del Estado que conduzca
a “poner en modo alguno a un refugiado en las fronteras de los territorios donde su vida o su
libertad peligre”, incluido el rechazo en frontera o la no admisión al territorio4.
Los Estados son responsables de garantizar la protección contra la devolución a todas las
personas que se encuentren bajo su jurisdicción, incluso dentro de las fronteras nacionales5,

1
El artículo 14 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos establece que ‘[t]oda persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de
él, en cualquier país’. El derecho a buscar y disfrutar el asilo está consagrado en varios instrumentos legales regionales: Organización de los
Estados Americanos, Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, 2 de mayo de 1948, artículo XXVII,
https://www.refworld.org.es/docid/5c631a474.html, se refiere al derecho a buscar y recibir asilo. Organización de los Estados Americanos,
Convención Americana sobre Derechos Humanos, Pacto de San José, Costa Rica, 22 de noviembre de 1969, artículo 22(7),
https://www.refworld.org.es/docid/57f767ff14.html se refiere al derecho a buscar y a que se le otorgue el asilo. Carta Africana sobre Derechos
Humanos y de los pueblos (“Carta de Banjul”), 27 de junio de 1981, CAB/LEG/67&3 rev. 5, 21 I.L.M. 58 (1982), artículo 12(3),
https://www.acnur.org/fileadmin/Documentos/BDL/2002/1297.pdf, que se refiere al derecho a buscar y obtener asilo. Unión Europea, Carta de
los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, 26 de octubre de 2012, 2012/C 326/02, artículo 18,
https://www.refworld.org.es/docid/5c6c40d04.html (Carta de los Derechos Fundamentales de la UE), se refiere al derecho a reconocer el asilo
en apego a la Convención de 1951 y el derecho europeo.
2 El principio de no devolución prohíbe a los Estados expulsar o devolver a una persona refugiada de cualquier manera a un territorio donde ella

correría el riesgo de sufrir amenazas a la vida o la libertad. El principio de no devolución está consagrado de manera destacada en el Artículo 33
de la Convención de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados (Convención sobre el Estatuto de los Refugiados (28 de julio de 1951) 189 UNTS
137)), habiendo sido reconocido como una norma de derecho consuetudinario internacional. Las obligaciones de no devolución también están
codificadas en los instrumentos regionales de derecho de refugiados, ver: Organización de los Estados Americanos, Convención Americana sobre
Derechos Humanos, nota 2 supra, artículo 22 (8) y la Declaración de Cartagena de 1984, nota 5 supra, Conclusión III.5, reiterando la importancia
del principio de no devolución y la necesidad de reconocerlo y observarlo como una regla de jus cogens. Las obligaciones de la no devolución
también están consagradas en el derecho internacional y regional de los derechos humanos, ver para una visión general: ACNUR, Opinión
Consultiva sobre la aplicación extraterritorial de las obligaciones de no devolución en virtud de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados
de 1951 y su Protocolo de 1967, 26 de enero de 2007, Parte B, https://www.refworld.org.es/docid/4a8124522.html, en el que se hace referencia
a diversos instrumentos de derecho de los derechos humanos, incluido el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, 16 de diciembre de
1966, 999 UNTS 171, artículos 6 y 7; Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, 10 de diciembre de
1984, 1465 UNTS 85, artículo 3; Convención Americana de sobre Derechos Humanos de 1969, artículo 22 (8); Carta de Banjul, nota 2 supra,
artículo 5; Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales, enmendado por los Protocolos
Nos. 11 y 14, 4 de noviembre 1950, ETS 5, artículos 2 y 3. Véase también: Carta de los Derechos Fundamentales de la UE, nota 2 supra, artículo
19 (2).
3 De acuerdo con el Artículo 3 de la Convención de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados, “Los Estados Contratantes aplicarán las disposiciones

de esta Convención a los refugiados, sin discriminación por motivos de raza, religión o país de origen”.
4 Véase. Conclusión No. 6 (XXVIII), 1977, párr. (c) del Comité Ejecutivo del ACNUR (en adelante “ExCom”); Conclusión No. 22 (XXXII), 1981, párr.

II.A.2 del ExCom; Conclusión No. 81 (XLVIII), 1997, párr. (h) del ExCom; Conclusión No. 82 (XLVIII), 1997, párr. (d)(ii) del ExCom; Conclusión No. 85
(XLIX), 1998, párr. (q) del ExCom.
5 Véase. ACNUR, Opinión Consultiva sobre la aplicación extraterritorial de las obligaciones de no devolución en virtud de la Convención sobre el

Estatuto de los Refugiados de 1951 y su Protocolo de 1967”, 26 de enero de 2007, párrs. 9 y 20:
https://www.acnur.org/fileadmin/Documentos/BDL/2009/7123.pdf. El principio de no devolución también se aplica extraterritorialmente, es
decir donde sea que el Estado en cuestión esté actuando fuera de su territorio y tenga un control efectivo sobre la persona, ver: ACNUR,
tan pronto como una persona se presente en la frontera alegando estar en riesgo o temiendo
regresar a su país de origen o cualquier otro país. No existe una sola fórmula o frase correcta
sobre cómo debe transmitirse este miedo o deseo de solicitar asilo para beneficiarse del
principio de no devolución6. Para hacer efectivas sus obligaciones internacionales, incluido el
derecho a solicitar asilo y el principio de no devolución, los Estados tienen el deber frente a
las personas que se presenten en sus fronteras, de examinar de manera independiente su
necesidad de protección internacional y garantizar que no corran el riesgo de ser devueltas7.
Si existe tal riesgo, el Estado no puede negar la entrada o expulsar de manera forzosa a la
persona en cuestión8.
Desde el inicio, las personas que buscan protección internacional deben tener acceso a
información relevante en un idioma que entiendan y la capacidad de presentar una solicitud
formal de asilo ante la autoridad competente. Además, las personas que buscan protección
internacional deben tener la oportunidad de contactar al ACNUR.
Imponer una medida general para impedir la admisión de personas refugiadas o solicitantes
de asilo, o de aquellas de una nacionalidad o nacionalidades en particular, sin evidencia de

Intervención oral del ACNUR ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, audiencia del caso Hirsi y otros contra Italia, 22 de junio de 2011,
demanda núm. 27765/09, disponible en inglés en: http://www.refworld.org/docid/4e0356d42.html. ACNUR, Opinión Consultiva sobre la
aplicación extraterritorial de las obligaciones de no devolución en virtud de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y su
Protocolo de 1967, 26 de enero de 2007, párrs. 24, 26, 32-43, https://www.refworld.org.es/docid/4a8124522.html; ACNUR, Alegatos de la Oficina
del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados en el caso de Hirsi y otros contra Italia, marzo de 2010, párrafos 4.1.1-4.2.3,
disponible en inglés en: http://www.unhcr.org/refworld/docid/4b97778d2.html. ACNUR, Alegatos del ACNUR presentados a la Corte
Interamericana de Derechos Humanos en el marco de la solicitud de la opinión consultiva sobre los niños migrantes planteada por MERCOSUR, 17
de febrero de 2012, párr. 2(4), https://www.refworld.org.es/docid/4fc4ee932.html. ONU: Comité de Derechos Humanos (CDH), Observación
general Nº 31 [80]: Naturaleza de la obligación jurídica general impuesta a los Estados Partes en el Pacto, 26 Mayo 2004,
CCPR/C/21/Rev.1/Add.13, párr: https://www.refworld.org.es/docid/478b26ea2.html. Ver también: Opinión Consultiva sobre las consecuencias
jurídicas de la construcción de un muro en el territorio palestino, Corte Internacional de Justicia, 9 de julio de 2004, párrs. 109 al 113,
https://www.refworld.org.es/docid/5c7568564.html, considera que los Estados están obligados a cumplir sus obligaciones internacionales en
materia de derechos humanos donde sea que ejerzan su jurisdicción. Opinión Consultiva OC-21/14, “Derechos y garantías de niñas y niños en el
contexto de la migración y/o en necesidad de protección internacional”, OC-21/14, Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), 19
de agosto de 2014, párr. 61, https://www.refworld.org.es/docid/54129da94.html.
6
Véase. ACNUR, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Alegatos presentados por la oficina del Alto Comisionado de las
Naciones Unidas para los Refugiados en el caso Malevanaya & Sadyrkulov contra Ucrania (demanda número 18603/12), 15 de julio de 2013,
disponible en inglés: www.refworld.org/docid/51e515794.html, párr. 3.1.4; ACNUR, Intervención oral del ACNUR ante el Tribunal Europeo de
Derechos Humanos, audiencia del caso Hirsi y otros contra Italia, 22 de junio de 2011, demanda núm. 27765/09, disponible en inglés en:
http://www.refworld.org/docid/4e0356d42.html.
7 Véase. ACNUR, Intervención del ACNUR ante el Tribunal Superior de Apelación de la Región Administrativa Especial de Hong Kong en el caso

entre C, KMF, BF (solicitantes) y Director de Inmigración, Secretario de Seguridad (demandados), 31 de enero de 2013, apelaciones en lo civil núm.
18, 19 y 20 de 2011, párrafos 74-75, disponible en inglés en: www.refworld.org/docid/510a74ce2.html. La “obligación de investigar de manera
independiente” ha sido reconocida por varios tribunales: Hirsi Jamaa y otros contra Italia, demanda núm. 27765/09, Consejo de Europa: Tribunal
Europeo de Derechos Humanos, 23 de febrero de 2012, párr. 146-148, http://hudoc.echr.coe.int/eng?i=001-139041; M.S.S. contra Bélgica y
Grecia, demanda número. 30696/09, Consejo de Europa: Tribunal Europeo de Derechos Humanos, 21 de enero de 2011, párrs.
286,298,315,321,359, http://hudoc.echr.coe.int/spa?i=001-139046; Regina contra la Oficina de Migración en el aeropuerto de Praga y otros, Ex
parte European Roma Rights Centre y Otros, [2004] UKHL 55, Reino Unido: Cámara de los Lores (Comité Judicial), 9 de diciembre de 2004, párr.
26, disponible en inglés: www.refworld.org/docid/41c17ebf4.html; Apelación final núm. 18, 19 y 20 de 2011 (Civil) entre C, KMF, BF (solicitantes)
y Director de Inmigración, Secretario de Seguridad (demandados), y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados
(coadyuvante), Hong Kong: Tribunal de Apelación, 25 de marzo de 2013, párr. 56, 64, disponible en inglés en:
www.refworld.org/docid/515010a52.html. Unión Europea: Consejo de la Unión Europea, Directiva 2013/32/UE del Parlamento Europeo y del
Consejo de 26 de junio de 2013 sobre procedimientos comunes para la concesión o la retirada de la protección internacional (refundición), 29 de
junio de 2013, OJ L. 180/60 -180/95; 29.6.2013, 2013/32/UE, http://data.europa.eu/eli/dir/2013/32/oj, artículo 6(1), 3er párrafo: ‘Los Estados
miembros velarán por que estas otras autoridades que es probable reciban solicitudes de protección internacional, tales como policía, guardias
de fronteras, autoridades de inmigración y personal de los centros de internamiento, dispongan de la información pertinente y su personal reciba
la formación necesaria del nivel acorde a sus funciones y responsabilidades, así como instrucciones, para informar a los solicitantes sobre dónde
y cómo pueden presentarse las solicitudes de protección internacional.’’
8
Véase. ACNUR, Nota sobre la no devolución (EC/SCP/2), 1977 párrafo 22.
un riesgo y sin medidas para proteger contra la devolución, sería discriminatorio y contrario
a las normas y estándares internacionales, en particular las vinculadas al principio de no
devolución.
4.3.2 Acceso al asilo:
El derecho de asilo está regulado por el Derecho Internacional y es una obligación de los
Estados. Queda recogido como derecho humano fundamental en el artículo 14 de la
Declaración Universal de los Derechos Humanos y desarrollado en la Convención de Ginebra
de 1951 y su protocolo (Protocolo de Nueva York de 1967).
Así, toda persona tiene derecho de a buscar protección fuera de su país de origen o de
residencia habitual y disfrutar de ella en caso de huir de un conflicto que pone su vida en
peligro y tener fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión,
nacionalidad, opinión política o pertenencia a un determinado grupo social. La persecución
por motivos de género, incluida aquella motivada por la preferencia sexual y la identidad de
género, están incluidas en las causas de persecución que reconoce este derecho.
A través de la Convención Internacional de Ginebra se establece quién es una persona
refugiada y se decide a quienes se les garantiza el asilo.
4.3.3 El principio de no devolución:
El principio de no devolución prohíbe a los estados por el Derecho Internacional expulsar o
devolver a una persona al territorio de cualquier país en el que su vida o su libertad se
encuentran amenazadas o en el que pueda sufrir tortura, tratos inhumanos o vulneración de
sus derechos humanos fundamentales.
Los refugiados gozan primordialmente de protección para no ser regresados al país en el cual
enfrentan un riesgo de persecución. A esto se le conoce como el principio de no devolución
(non-refoulement).
Este principio, con frecuencia denominado la piedra angular de la protección internacional
del refugiado se encuentra contemplado explícitamente en el artículo 33(1) de la Convención
de 1951, en el cual se establece que ningún Estado podrá “por expulsión o devolución
(refouler), poner en modo alguno a un refugiado en las fronteras de los territorios donde su
vida o su libertad peligre por causa de su raza, religión, nacionalidad, pertenencia a
determinado grupo social, o de sus opiniones políticas.”
El reconocimiento formal del estatuto de refugiado no es requisito para la aplicación de la
protección contra la devolución. En el tanto los solicitantes de asilo podrían ser refugiados,
es un principio establecido del derecho internacional de los refugiados que no puedan ser
enviados de regreso o expulsados mientras no se haya tomado una decisión sobre su
solicitud.
Las excepciones al principio de no devolución son definidas de manera meticulosa. Tales
excepciones son permitidas solamente en circunstancias limitadas por el artículo 33(2) de la
Convención de 1951, en el cual se estipula que “no podrá invocar los beneficios [del artículo
3(1)] de la presente disposición el refugiado que sea considerado, por razones fundadas, como
un peligro para la seguridad del país donde se encuentra, o que, habiendo sido objeto de una
condena definitiva por un delito particularmente grave, constituya una amenaza para la
comunidad de tal país.”
4.3.4 El principio de no sanción por entrada y permanencia irregular:
No se impondrán sanciones penales o administrativas al solicitante de asilo por causa de su
entrada o presencia ilegales en el país.
Solamente se podrán aplicar las restricciones de circulación estrictamente necesarias hasta
que se haya regularizado la situación del solicitante en el país.
Se deben suspender los procedimientos (penales o administrativos) que se hayan iniciado por
ingreso ilegal, hasta tanto se determine por medio de resolución firme la condición de
refugiado del solicitante.
En caso de reconocimiento los procedimientos administrativos o penales abiertos por motivo
de ingreso ilegal serán dejados sin efecto siempre que las infracciones cometidas tuvieren su
justificación en las causas que determinaron su reconocimiento como refugiado.
4.3.5 El principio de unidad familiar:
La unidad de la familia, elemento natural y fundamental de la sociedad, es un derecho
esencial del refugiado y de los miembros de su familia. De conformidad a la Ley Orgánica de
Movilidad Humana, se aplica al cónyuge o pareja que formen una unión de hecho en
términos de la ley ecuatoriana y se establece la unidad familiar de parientes en el segundo
grado de consanguinidad y segundo de afinidad.
Se deberá resolver en cada caso teniendo en cuenta el derecho vigente, las necesidades
invocadas por los solicitantes y los valores culturales de sus países de origen.
4.3.6 El principio de ayuda administrativa:
Cuando para el ejercicio de sus derechos y obligaciones el refugiado debiera en
circunstancias normales solicitar los servicios consulares de su país, las autoridades
competentes tomarán las medidas oportunas para asistirlo respetando su derecho a no
acudir a las autoridades de su país.
Los Estados firmantes de la Convención de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951,
entre ellos el Ecuador, tienen la obligación de otorgar documentación de identidad que
permita la residencia y el trabajo a todos los refugiados que se encuentren en su territorio,
emitir documentos de viaje al refugiado, en caso que así se requiera, salvo que medien
razones imperiosas de seguridad nacional o de orden público para no hacerlo y reconocer
como válidos los documentos expedidos en virtud de la Convención de 1951.
4.4 Perfiles y necesidades específicas de protección identificadas en el Ecuador:
En cuanto a la situación de solicitantes de la condición de refugiado colombianos en Ecuador,
existe hoy en día una claridad sobre perfiles en mayor riesgo. La presencia de actores armados,
organizaciones y bandas criminales al margen de la ley producto de la post-desmovilización de
grupos guerrilleros y paramilitares a raíz de los Acuerdos de Paz en Colombia, han provocado
afectación a población en movilidad y a comunidades de acogida y han puesto en riesgo de
desplazamiento a las comunidades fronterizas.
Los procesos de paz no han logrado cesar el conflicto y existen Bacrims (bandas o pandillas) que
siguen manejando o controlando la zona, especialmente en Huila, Tumaco y la zona del Chocó.
Entre los perfiles con temor de persecución se encuentran: comunidades indígenas, grupos
afrodescendientes, personas que ejercen profesiones susceptibles a la extorsión, incluyendo a
trabajadores agrícolas y pequeños propietarios, campesinos, así como las personas que
participan en el comercio informal y formal. También hay un grupo bastante importante de
defensores de derechos humanos, incluyendo reclamantes de restitución de tierras y sus líderes.
Sobre la situación de solicitantes de la condición de refugiado venezolanos en Ecuador y aquellos
que se encuentran en situación migratoria irregular, existen perfiles que han sufrido graves
violaciones a los derechos humanos, así como falta de acceso a medicinas y al ejercicio de la
soberanía alimentaria y exposición gradual a la grave perturbación del orden público. Entre los
perfiles que más destacan están: exmilitares, exfuncionarios públicos, manifestantes en
protestas, perseguidos a manos de los “colectivos” y personas que sufren discriminación y
xenofobia.
Las personas en tránsito que también corren riesgos, sobre todo a la trata de personas con fines
de explotación sexual, mendicidad o cuestiones laborales forzadas. No hay garantías en el
tránsito y en ocasiones siguen existiendo riesgos de seguridad en el país de acogida. Incluso el
retorno genera nudos críticos de protección que desconocen el género, la diversidad y la
situación de vulnerabilidad de las personas.
En ambos escenarios existen necesidades y vacíos de protección a nivel nacional y local, sobre
todo en lo que tiene que ver a alternativas de regularización migratoria, acceso al trabajo, acceso
a la educación por falta de conectividad, acceso a documentación legal y acceso a la salud.
Siguen existiendo barreras al acceso al territorio con acceso reducido de actores humanitarios a
zonas de frontera y sigue primando el enfoque de seguridad sobre el enfoque de derechos
humanos.
4.5 Procedimiento para el reconocimiento de la condición de refugiado en Ecuador:
El procedimiento tiene tres espacios básicos: la solicitud, la entrevista y la decisión sobre la
situación del solicitante:

▪ Solicitud:

Respecto a la solicitud, es un mecanismo en el cual el solicitante a viva voz frente a la


autoridad migratoria, o de forma expresa, mediante una solicitud escrita, debe solicitar su
estatus de refugio. Una vez que inicia el procedimiento hay una necesidad del Estado de
terminar el proceso dentro del plazo de tres meses9. Mientras dura ese plazo, existe la
garantía de no deportación de la persona.

El proceso es de tipo confidencia, por lo que hay un derecho a la protección y confidencialidad


de sus datos personales y de la información que hubiera suministrado en el marco del
procedimiento de determinación de la condición de refugiado. La confidencialidad deberá
respetarse durante todas las etapas del procedimiento, siendo extensiva la obligación a todas
las personas o instituciones que participen directa o indirectamente. Además, dado que es
un servicio de naturaleza jurídica que presta el Estado es en principio gratuito10.

Una vez que se ha hace la solicitud, el art. 82 del Reglamento a la Ley Orgánica de Movilidad
Humana supone un mecanismo de aseguramiento de la defensa técnica. Al respecto, existe
una obligación de entregar a la Defensoría Pública el expediente de la persona e informar su
situación respecto a la persona en un plazo de 48 horas. Al respecto, la Corte Constitucional
establece un triple estándar:

a. Es el derecho del ciudadano de contar con una defensa técnica que defienda sus
intereses. No existe indefensión cuando no se quiere utilizar el derecho a la defensa11.

b. Impone a los órganos judiciales el deber de evitar desequilibrios en la posición


procesal de ambas partes e impedir que las limitaciones de algunas de ellas puedan
desembocar en una situación de indefensión12.

c. Esto obliga al juez: notificar a las partes, con la suficiente antelación, y no excluirlo
indebidamente en el proceso, garantizar el derecho de las personas a exponer sus

9
Art. 101 LOMH.- Calificación de solicitud y plazo para resolver. Toda solicitud de la condición de persona refugiada será calificada por la autoridad
de movilidad humana y deberá ser resuelta en un plazo de tres meses que podrá extenderse por treinta días cuando el caso requiera de mayores
elementos de juicio para su decisión.
10
Sentencia: 018-12-SIN-CC, 26 de abril del 2012, Magistrada Ponente: Dra. Nina Pacari Vega, Suplemento del Registro Oficial: Año III -- Quito,
miércoles 11 de julio del 2012 -- N.º 743, pp. 87-88.
11 Sentencia: 170-12-SEP-CC, Fecha: 26 de abril del 2012, Magistrado Ponente Dr. Hernando Morales Vinueza, Suplemento Registro Oficial (1): Año

III - N.º 743, Quito, miércoles 11 de julio del 2012, p. 194.


12 Sentencia: 063-12-SEP-CC, 27 de marzo de 2012, Dr. Hernando Morales Vinueza, Suplemento Registro Oficial: Año III-- Quito, viernes, 29 de junio

de 2012, No 735, p. 111.


posiciones, a ser oídas por los tribunales, o a presentar sus argumentos o pruebas de
defensa13.

Entonces, es importante asegurar que el Defensor Público sea claramente informado


de la situación de las personas solicitantes de refugio al alcance de su competencia,
con el fin de realizar una defensa técnica del interés del solicitante.

▪ Entrevista de elegibilidad:

El segundo momento del proceso es la entrevista. Al respecto la norma indica lo siguiente


(art. 102 LOMH):

a. Actor encargado de realizar la entrevista: La autoridad de movilidad humana (en el


caso actual, el sistema desconcentrado en territorio del Ministerio de Relaciones
Exteriores y movilidad humana) convocará a la persona solicitante para llevar a cabo
la entrevista

b. Objetivo de la entrevista: Recabar información y elementos de juicio para resolver su


solicitud.

c. Posibilidad de segunda entrevista: dentro del plazo de los noventa días previstos para
resolver la solicitud, excepcionalmente la autoridad de movilidad humana podrá
convocar a una segunda entrevista.

d. Desistimiento: la persona solicitante no se presenta a la entrevista en la fecha fijada


sin la debida justificación, se entenderá que ha desistido del procedimiento de refugio
y la solicitud será archivada.

Al respecto del contenido de la entrevista, el art. 103 de la Ley Orgánica de Movilidad Humana la
autoridad de movilidad humana elaborará un informe técnico (llamado informe de admisibilidad)
que determinará la elegibilidad de la solicitud. El informe contendrá el registro de la solicitud,
criterio técnico de calificación de la misma y cualquier otro elemento de juicio. La autoridad de
movilidad humana deberá contrastar y corroborar la información proporcionada por el
solicitante.

Al respecto, el art. 75 del Reglamento a la Ley Orgánica de Movilidad Humana indica que la
determinación de la condición de refugiado se regirá por las disposiciones y principios
contemplados en la Constitución de la República, instrumentos internacionales de derechos
humanos14, Ley Orgánica de Movilidad Humana, disposiciones contempladas en el Reglamento,

13 Sentencia: 043-12-SEP-CC, Fecha: 20 de marzo del 2012, Magistrado Ponente Dr. Patricio Herrera Betancourt, Suplemento del Registro Oficial:
Año IV ‐ N.º 781 Quito, martes 4 de septiembre del 2012, p. 144.
14 Al respecto de los tratados internacionales, eso implica un ejercicio de “pacta sunt servanda” para hacer posible su aplicación de buena fe, se

debe verificar que lo pactado sea compatible con su ordenamiento interno con lo que el Ecuador no podría invocar las disposiciones de su derecho
y las resoluciones que adopte la autoridad de movilidad humana. En este caso, habría que hacer
un análisis triple: existencia de temor fundado, que este temor sea motivo de una persecución y
que este unido a una de las causas establecidas en el art. 98 de la Ley Orgánica de Movilidad
Humana, sea en su definición más restringida (Convención de Ginebra), o extendida (Declaración
de Cartagena).

Es sumamente importante recordar que debe durante el proceso probarse que el Estado de
origen del peticionario de protección internacional no quiere brindar protección o no puede
proporcionarla. Esto se debe a que el sistema de protección internacional de derechos humanos
es subsidiario, y debe mostrarse la ausencia de acción del Estado.

▪ Determinación de la condición de Refugiado:

La determinación de la condición de refugiado la realiza el Estado ecuatoriano a través de


resolución de la autoridad de movilidad humana, aunada a una decisión de una instancia
técnica denominada “Comisión de Refugio y Apatridia”, integrada por tres miembros
designados por el Viceministro de Movilidad Humana (Art. 79 RLOMH). Se establecen,
además de los requisitos del estatus de refugiado, una serie de elementos de forma:

a. No haber retornado a su país de origen desde que se presentó la solicitud.

b. Haber sido identificado por la autoridad de movilidad humana.

c. No encontrarse en trámite una solicitud con identidad objetiva y subjetiva en otro


país.

d. No ser considerado una amenaza o riesgo para la seguridad interna según la


información que dispone el Estado ecuatoriano.

Si la decisión de la comisión es afirmativa, se reconoce el estatus de refugiado del solicitante


se le concede una visa Si se le niega el estatus de refugiado, tiene tres posibilidades:

a. Abandonar el país en 30 días, por cuanto el estado ha rechazado reconocerlo como


refugiado.

b. Recursos según la norma administrativa nacional, para que una instancia superior
analice su caso.

c. Permanecer en el país, y buscar otro tipo de solución a su situación legal.

▪ Cláusulas de exclusión :

interno como justificación del incumplimiento de un Tratado. Corte Constitucional Ecuador. Sentencia: Ni 033-13-DTI-CC, del 26 de noviembre de
2013, Magistrado Ponente DR. Wendy Piedad Molina Andrade, Registro Oficial Nº 154 Suplemento, 3 de enero de 2014
Los casos de exclusión son escenarios legales que plantean situaciones muy particulares. Según
la doctrina, se refieren a aquellos casos de personas, que habiendo tenido los elementos de
inclusión (temor fundado a una persecución), sus actividades los hayan hecho no merecedores a
la protección internacional15. Esta es una consecuencia de la teorización de la persona humana
como un sujeto con derechos y obligaciones en el Derecho Internacional16.

En ningún caso podrá reconocerse la condición de refugiado por extensión, respecto de quien se
tuviere motivos fundados para considerar que incurrió en alguna de las causales de exclusión,
previstas en el artículo 106 de la Ley Orgánica de Movilidad Humana, para lo cual se podrá
solicitar información a las autoridades competentes.

Con estos antecedentes, la siguiente sección del procedimiento será la entrevista de refugio, que
constituye el momento más importante del proceso de determinación del estatus de refugiado.
Dado que, como se ha explicado más arriba, es un sistema que implica varias habilidades
empáticas y prácticas que se propondrán como elementos para la discusión y análisis.

4.6. Caso de estudio sobre consideraciones de protección internacional para personas


refugiadas de mayor incidencia en la región:

Para una mejor comprensión de los contenidos de esta guía, le invitamos a leer dos casos
importantes en la región:

▪ Caso 1: Pacheco Tineo vs. República Plurinacional de Bolivia (ver ficha técnica en el
siguiente link: https://www.corteidh.or.cr/tablas/fichas/pachecotineo.pdf)

▪ Caso 2: Sentencia del Caso No. 897-11-JP/20. Corte Constitucional del Ecuador. Garantías
mínimas en el proceso de determinación de la condición de refugiado. Jueza ponente:
Karla Andrade. (ver sentencia en el siguiente link:
https://www.funcionjudicial.gob.ec/www/pdf/Sentencia%20897-11-JP.pdf)

• Referencias bibliográficas:

Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los refugiados. (2002). irectrices sobre la
protección internacional: “Pertenencia a un determinado grupo social” en el contexto del
Artículo 1A (2) de la Convención de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados y/o su
Protocolo de 1967. Ginebra: Acnur.

15
ACNUR, DIRECTRICES SOBRE PROTECCIÓN INTERNACIONAL. La aplicación de las cláusulas de exclusión: El artículo 1F de la Convención de 1951
sobre el Estatuto de los Refugiados, Párr. 2.
16 PASTOR RIDRUEJO, J. Curso de Derecho Internacional Público y organizaciones internacionales. Editorial Tecnos, Madrid, 2007, p. 188. Además,

el tema ha sido tratado en extenso, y como un medio de comparación, por la Corte Interamericana. Cfr. CIDH. Caso Tibi, nota 135, párr. 130; Caso
“Cinco Pensionistas”. Sentencia de 28 de febrero de 2003. Serie C No. 98, párr. 126; y Caso del Tribunal Constitucional, Párr. 89.
Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. (2013). Investigación sobre
la Información de País de Origen, Manual de Formación. Ginebra: Acnur.

Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. (2017). Global Trends.
Global Displacement in 2016. Ginebra: ACNUR.

Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. (1998). Nota sobre la Carga
y el Mérito de la Prueba en las Solicitudes de Asilo. Ginebra: ACNUR. Recuperado de
www.acnur.org/biblioteca/pdf/1906.pdf.

Alto Comisionado e la Naciones Unidas para los Refugiados. (1988). Manual de


Procedimientos y Criterios para Determinar la Condición de Refugiado en virtud de la
Convención de 1951 y el Protocolo de 1967 sobre el Estatuto de los Refugiado. Ginebra:
ACNUR.

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