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El documento habla sobre la necesidad de luchar contra la mediocridad y los vicios para alcanzar la santidad. Sugiere que para lograr una vida plena y santa hay que hacer una guerra sin cuartel contra las aficiones desordenadas mediante la oración, la dirección espiritual, y el esfuerzo constante a pesar de las caídas. También identifica algunas de las aficiones más peligrosas para los sacerdotes como la pereza, la ambición y la lujuria.
El documento habla sobre la necesidad de luchar contra la mediocridad y los vicios para alcanzar la santidad. Sugiere que para lograr una vida plena y santa hay que hacer una guerra sin cuartel contra las aficiones desordenadas mediante la oración, la dirección espiritual, y el esfuerzo constante a pesar de las caídas. También identifica algunas de las aficiones más peligrosas para los sacerdotes como la pereza, la ambición y la lujuria.
El documento habla sobre la necesidad de luchar contra la mediocridad y los vicios para alcanzar la santidad. Sugiere que para lograr una vida plena y santa hay que hacer una guerra sin cuartel contra las aficiones desordenadas mediante la oración, la dirección espiritual, y el esfuerzo constante a pesar de las caídas. También identifica algunas de las aficiones más peligrosas para los sacerdotes como la pereza, la ambición y la lujuria.
* La vida mediocre y tibia es inútil, no hace felices y al final termina
en la ruina del pecado. Hay pues que reaccionar enérgicamente. La batalla de la santidad no se gana desde la vida cómoda y fácil. Los vicios, las malas costumbres, la pereza… exigen rigor, energía y constancia. Todo ello mirando a Jesucristo crucificado y suplicando insistentemente su gracia.
* Pero nuestra colaboración a la gracia exige: una seria decisión de
poner los medios mas eficaces y radicales, sobretodo cuando somos conscientes de que otros más suaves no han surtido efecto. ¡Cuantas reformas de vida y deseos de santidad quedan totalmente ineficaces… porque quedan intactas las aficiones desordenadas! Una cosa basta para arruinarlo todo. Son las redes en manos del enemigo. Son fieras que llegado el momento nos destrozan. Pilatos…terminó condenando a Cristo. Judas…vendiéndolo y ahorcándose. Pedro…negándole. Nadie puede calcular los destrozos que puede hacer en un corazón la pasión. Si queremos salvar el alma, hacer de nuestra vida una existencia plena y santa, una vida feliz… ¡Guerra sin cuartel a las aficiones desordenadas!
*Cuales suelen ser las aficiones desordenadas más frecuentes en un
sacerdote y las más peligrosas: - La pereza: inutiliza para la oración y para el trabajo - La ambición de gloria humana, de puestos altos y dignidades - La ambición de dinero… lo materializa y aleja del Evangelio - La lujuria lo embrutece y acaba con el sacerdote - La frivolidad: pica en todo y acaba por ser victima de cualquier pasión - La vida cómoda y los placeres de los sentidos - El orgullo y la soberbia… nos hacen demonios
*¿Qué debo hacer?
- Una decisión seria, exigente de tener vida de oración y mortificación. - Dirección espiritual de verdad - Decidirme a ser santo aunque me juegue la salud y la vida, ¡nunca será tanto! - Abrazarme con un serio plan de vida - Luchar aunque caiga mil veces - Esfuerzo constante por no perder el tiempo
“Ora, trabaja, mortifica los sentidos y calla…” Kempis