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EL MONJE QUE VENDIÓ SU FERRARI

"Cuando te inspira un objetivo importante, un proyecto


extraordinario, todos tus pensamientos rompen sus ataduras: tu
mente supera los límites, tu conciencia se expande en todas
direcciones y tú te ves en un mundo nuevo y maravilloso. Las fuerzas,
facultades y talentos cobran vida, y descubres que eres una persona
mejor de lo que habías soñado ser."
Introducimos a nuestras mentes en círculos viciosos de
razonamientos negativos, un apego a lo negativo que nos perjudica en
el trabajo, la vida familiar ¿podemos recurrir a técnicas de
autocontrol? ¿son eficaces esta técnicas? ¡¡¡UN MONJE QUE VENDIÓ
SU FERRARI!!!!
EL MONJE QUE VENDIÓ SU FERRARI, es la sugerente y emotiva
historia de Julián Mantle, uno de los más sobresalientes abogados
procesales del país, así como también un hombre tan conocido por los
trajes italianos de tres mil dólares que vestían su bien alimentado
cuerpo como por su extraordinaria carrera de éxitos profesionales.
Julián, fiel a su lema, corría su propia carrera, era un hombre
duro, dinámico y siempre dispuesto a trabajar dieciocho horas diarias
para alcanzar el éxito haciendo las cosas a su modo y que, estaba
convencido, era su destino. Su abuelo fue un destacado senador y su
padre un reputado juez federal. Así pues, venía de buena familia y
grandes eran las expectativas que soportaban sus espaldas vestidas
de Armani.
El extravagante histrionismo de Julián en los tribunales solía ser
noticia de primera página. Los ricos y los famosos se arrimaban a él
siempre que necesitaban los servicios de un soberbio estratega con un
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deje de agresividad. Sus actividades extracurriculares también eran


conocidas: las visitas nocturnas a los mejores restaurantes de la
ciudad con despampanantes top-models, las escaramuzas etílicas con
la bulliciosa banda de brokers que él llamaba su “equipo de
demolición”, tomaron aires de leyenda entre sus colegas.
A sus cincuenta y tres años, Julián tenía aspecto de
septuagenario. Su rostro era un mar de arrugas, un tributo nada
glorioso a su implacable enfoque existencial en general y al tremendo
estrés de su vida privada. Las cenas a altas horas de la noche en
restaurantes franceses, fumando gruesos habanos y bebiendo un
coñac tras otro, le habían dejado más que obeso. Se quejaba
constantemente de que estaba enfermo y cansado de estar enfermo y
cansado. Había perdido el sentido del humor y ya no parecía reírse
nunca. Su carácter antaño entusiasta se había vuelto mortalmente
taciturno. Creo que su vida había perdido el rumbo.
Lo más triste, quizá, fue que Julián había perdido también su
pericia profesional. Así como antes asombraba a todos los presentes
con sus elocuentes y herméticos alegatos, ahora se demoraba horas
hablando, divagando sobre oscuros casos que poco o nada tenían que
ver con el que se estaba viendo. Así como antes reaccionaba
graciosamente a las objeciones del adversario, ahora derrochaba un
sarcasmo mordaz que ponía a prueba la paciencia de unos jueces que
antes le consideraban un genio del derecho penal. En otras palabras,
la chispa de Julián había empezado a fallar.
No era sólo su frenético ritmo vital lo que le hacía candidato a
una muerte prematura. La cosa iba más allá, parecía un asunto de
cariz espiritual. Apenas pasaba un día sin que Julián me dijese que ya
no se apasionaba por su trabajo, que se sentía rodeado de vacuidad.
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Decía que de joven había disfrutado con su trabajo, pese a que se


había visto abocado a ello por los intereses de su familia. Las
complejidades de la ley y sus retos intelectuales le habían mantenido
lleno de vigor. La capacidad de la justicia para influir en los cambios
sociales le había motivado e inspirado. En aquel entonces, él era más
que un simple chico rico de Connecticut. Se veía a sí mismo como un
instrumento de la reforma social, que podía utilizar su talento para
ayudar a los demás. Esa visión dio sentido a su vida, le daba un
objetivo y estimulaba sus esperanzas.
Esta vida estresante de súper abogado, aunado a su
desequilibrio y obsesión con el dinero acaba provocándole un infarto.
Ese desastre induce en Julián una crisis espiritual que le lleva a
enfrentarse a las grandes cuestiones de la vida. Esperando descubrir
los secretos de la felicidad y el esclarecimiento, emprende un
extraordinario viaje por el Himalaya para conocer una antiquísima
cultura de hombres sabios y allí descubre un modo de vida más
gozosa, así como un método que le permite liberar todo su potencial y
vivir con pasión, determinación y paz. El ataque cardíaco devolvió a
la tierra al divino Julián Mantle y lo asoció de nuevo a su calidad de
mortal. Justo en medio de la sala número siete, un lunes por la
mañana, la misma sala de tribunal donde él había ganado el “no va
más de los procesos por asesinato”.
Julián, a su regreso de la India, comprendió que el mundo hiper-
competitivo de la abogacía se había cobrado su precio, no sólo física y
emocionalmente, sino también en lo espiritual. El ritmo trepidante y
las incesantes exigencias del trabajo le habían agotado por completo.
Admitió que igual que su cuerpo se venía abajo, su mente había
perdido brillo. El infarto no fue sino un síntoma de un problema más
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hondo. La presión constante y el extenuante trabajo de un abogado


de primera categoría habían destruido asimismo su más importante (y
quizá más humana) cualidad: su espíritu. Cuando su médico le planteó
el ultimátum de renunciar a la abogacía o renunciar a la vida, Julián
creyó ver una oportunidad de oro de reavivar el fuego interior que
había conocido de joven, un fuego que había ido extinguiéndose a
medida que el derecho pasó de ser un placer a volverse un negocio.
Julián había vendido todas sus posesiones materiales antes de
partir rumbo a la India, un país cuya cultura ancestral y tradición
mística le habían fascinado siempre. Viajó de aldea en aldea, a veces
a pie, otras en tren, aprendiendo nuevas costumbres, contemplando
paisajes eternos y amando cada vez más aquel pueblo que irradiaba
calidez, bondad y una perspectiva refrescante sobre el verdadero
significado de la vida. Incluso los más desposeídos abrían su casa (y
su corazón) a aquel cauteloso visitante de Occidente. A medida que
pasaban las semanas en aquel prodigioso entorno, Julián empezó a
sentirse nuevamente vivo, quizá por primera vez desde que era niño.
Pronto recuperó su curiosidad innata y su chispa creativa, así como su
entusiasmo y sus ganas de vivir. Empezó a sentirse más jovial y
sereno. Y recuperó algo más: la risa.
Aunque Julián había disfrutado hasta el último minuto de su
estancia en aquel exótico país, dijo también que su viaje fue algo más
que unas meras vacaciones para despejar una mente sobrecargada.
Describió su temporada en la India como “una odisea personal del yo”,
confiándome que estaba dispuesto a descubrir quién era realmente y
qué sentido tenía su vida antes de que fuera demasiado tarde. Para
ello, su máxima prioridad era seguir el ejemplo de la enorme reserva

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de sabiduría aportada por aquella cultura y vivir una vida más plena,
esclarecida y gratificante.

LA SABIDURÍA DE JULIÁN EN POCAS PALABRAS

1) EL SÍMBOLO: El Sendero de los Diamantes.

2) LA VIRTUD: Abrazar el presente.

3) LA ENSEÑANZA:
a) Vivir en el «ahora», paladear el presente.
b) No sacrificar la felicidad a expensas de la realización.
c) Saborear el viaje y vivir cada día como si fuera el último

4) LAS TÉCNICAS:
a) Vivir la infancia de los hijos
b) Practicar la gratitud
c) Cultivar el propio destino

5) CITA VALIOSA: Todos estamos aquí por una razón especial. Deja
de ser un prisionero de tu pasado. Conviértete en arquitecto de tu
futuro.

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LAS 7 VIRTUDES IMPERECEDERAS DE LA VIDA ESCLARECIDA

1) VIRTUD 1: DOMINAR LA MENTE. (SÍMBOLO: EL JARDIN


ESPLENDOROSO)

2) VIRTUD 2: SEGUIR EL PROPÓSITO. (SÍMBOLO: EL FARO


IMPONENTE)

3) VIRTUD 3: PRACTICAR EL KAIZEN. (SÍMBOLO: EL LUCHADOR


DE SUMO)

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4) VIRTUD 4: VIVIR CON DISCIPLINA. (SÍMBOLO: EL CABLE DE


ALAMBRE ROSA)

5) VIRTUD 5: RESPETAR EL PROPIO TIEMPO. (SÍMBOLO: EL


CRONÓGRAFO DE ORO)

6) VIRTUD 6: SERVIR DESINTERESADAMENTE A LOS OTROS.


(SÍMBOLO: LAS ROSAS FRAGANTES)

7) VIRTUD 7: ABRAZAR EL PRESENTE. (SÍMBOLO: EL SENDERO DE


LOS DIAMANTES)

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Escrito a modo de fábula, este libro contiene una serie de


sencillas y eficaces lecciones para mejorar nuestra manera de vivir.
Vigorosa fusión de la sabiduría espiritual de Oriente con los principios
del éxito occidentales, muestra paso a paso cómo vivir con más coraje,
alegría, equilibrio y satisfacción.
En el libro, se habla sobre el no juzgar los hechos como positivos
o negativos. Solo debemos experimentarlos, festejarlos y aprender de
ellos, pues en todo hay una lección que aprender; pequeñas lecciones
que estimulan el mundo interior y exterior y sin las cuales no se
podría avanzar. La mayoría de la gente ha sacado lo mejor de sí
misma a través de las experiencias más sugestivas y difíciles. Si
hallamos un resultado inesperado y nos sentimos decepcionados, es
necesario recordar que las leyes de la naturaleza especifican que
cuando una puerta se cierra otra se abre.
Es un libro dirigido a los LÍDERES, ya que un líder no es solo
aquel que tiene la necesidad o voluntad de dirigir a un grupo de
personas en la consecución de objetivos, sino que es también una
PERSONA. Si un líder debe lograr eficazmente las metas que se
espera que logre, debe tener autoridad para actuar de manera que
estimule una respuesta positiva de aquellos que trabajan con él hacia
el logro dé las metas. La autoridad para el liderazgo consiste en
tomar decisiones o en inducir el comportamiento de los que guía.
La posición tradicional con respecto a la selección de líderes y al
otorgamiento de autoridad para éstos afirma que la función del líder
se otorga a individuos a los que se considera capaces y deseosos de
servir, de tal modo que logren una respuesta productiva de parte se
sus subalternos. En la jerarquía organizacional la decisión real
respecto a quién recibirá la autoridad formal la toman los
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representantes de línea. En la actualidad existen diversos tipos de


líderes, entre los cuales se destacan:
1) EL LÍDER AUTÓCRATA: Un líder autócrata asume toda la
responsabilidad de la toma de decisiones, inicia las acciones,
dirige, motiva y controla al subalterno. La decisión y la gula se
centralizan en el líder. Puede considerar que solamente él es
competente y capaz de tomar decisiones importantes, puede sentir
que sus subalternos son incapaces de guiarse a sí mismos o puede
tener otras razones para asumir una sólida posición de fuerza y
control. La respuesta pedida a los subalternos es la obediencia y
adhesión a sus decisiones. El autócrata observa los niveles de
desempeño de sus subalternos con la esperanza de evitar
desviaciones que puedan presentarse con respecto a sus
directrices.

2) EL LÍDER PARTICIPATIVO: Cuando un líder adopta el estilo


participativo, utiliza la consulta, para practicar el liderazgo. No
delega su derecho a tomar decisiones finales y señala directrices
específicas a sus subalternos pero consulta sus ideas y opiniones
sobre muchas decisiones que les incumben. Si desea ser un líder
participativo eficaz, escucha y analiza seriamente las ideas de sus
subalternos y acepta sus contribuciones siempre que sea posible y
práctico. El líder participativo cultiva la toma de decisiones de sus
subalternos para que sus ideas sean cada vez más útiles y
maduras.

Impulsa también a sus subalternos a incrementar su capacidad de


auto control y los insta a asumir más responsabilidad para guiar

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sus propios esfuerzos. Es un líder que apoya a sus subalternos y


no asume una postura de dictador. Sin embargo, la autoridad final
en asuntos de importancia sigue en sus manos.

3) EL LÍDER QUE ADOPTA EL SISTEMA DE RIENDA SUELTA O LÍDER


LIBERAL: Mediante este estilo de liderazgo, el líder delega en sus
subalternos la autoridad para tomar decisiones Puede decir a sus
seguidores "aquí hay un trabajo que hacer. No me importa cómo lo
hagan con tal de que se haga bien". Este líder espera que los
subalternos asuman la responsabilidad por su propia motivación,
guía y control. Excepto por la estipulación de un número mínimo
de reglas, este estilo de liderazgo, proporciona muy poco contacto
y apoyo para los seguidores. Evidentemente, el subalterno tiene
que ser altamente calificado y capaz para que este enfoque tenga
un resultado final satisfactorio.

De lo anteriormente expuesto, se puede decir que el hecho de


administrar supone la eficaz y eficiente realización de las funciones
administrativas. Una de estas funciones se refiera a la dirección en
general y al liderazgo en particular y es por ello que en nuestro
entorno cabe distinguir entonces entre Líderes Transaccionales y
Transformacionales.
Los Líderes Transaccionales, identifican qué necesitan sus
subordinados para cumplir sus objetivos. Aclaran funciones y tareas
organizacionales, instauran una estructura organizacional, premian
al desempeño y toman en cuanta las necesidades sociales de sus
seguidores. Trabajan intensamente e intente dirigir a la organización
con toda eficiencia y eficacia.
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Los Líderes Transformacionales, articulan una visión e


inspiran a sus seguidores. Poseen así mismo la capacidad de motivar,
de conformar la cultura organizacional y de crear un ambiente
favorable para el cambio organizacional. Con el propósito de renovar
rápidamente sus organizaciones a fin de que sean más sensibles a los
veloces cambios den sus condiciones.
Existen muchas semejanzas entre los Líderes
Transformacionales y los Lideres Carismáticos, aunque los
primeros se distinguen particular por promover el cambio y la
innovación. Cuando se piensa en líderes carismáticos, vienen de
inmediato a la mente personas como Winston Churchill, Martín Luther
King y la Madre Teresa, quienes inspiraron a muchas personas
gracias a sus desinteresados servidos en favor fe los pobres.
Es necesario empezar a vivir de la imaginación, mas no de los
recuerdos, pues para liberar todo el potencial de la mente, el cuerpo y
el alma, primero se debe expandir la imaginación. Los pensamientos
son cosas vivas, núcleos de energía. La mayoría de la gente no se
para a pensar en la naturaleza de sus pensamientos y, sin embargo,
la calidad de lo que se piensa determina la calidad de vida. Los
pensamientos forman parte del mundo material; las mentes débiles
originan actos débiles mientras que una mente fuerte, disciplinada,
que cualquiera puede conseguir mediante la práctica diaria, puede
obrar milagros.
El mensaje central: "Administrar tu mente es administrar tu
vida". Hay que cuidar la mente, nutrirla y cultivarla diariamente,
tomar conciencia del enorme poder de la mente. De los 60.000
pensamientos diarios muchos (quizás excesivos) son negativos.

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Acabamos convirtiendo nuestra mente en un vertedero de energía


tóxica.

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