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DEPORTES

Los beneficios de la práctica


del ajedrez: un juego para
niños y adultos revitalizado por
el efecto Gambito de Dama
Los campeones argentinos de las categorías menores
destacan su rol educativo; la ciencia avala su valor
pedagógico, terapéutico y social. La serie y la pandemia
se conjugaron para un resurgimiento global
Por

Carlos A. Ilardo

11 de Abril de 2021

Ilán Schnaider, el campeón infantil argentino, combina el estudio del ajedrez con sus
obligaciones escolares. (Foto: gentileza familia Schnaider)
La idea real de lo que nos deparará el futuro es aún hoy, un gran desafío.
Los avances tecnológicos y a la velocidad con que se desarrollan nos
hacen prever que en diez o quinces años, nuestros jóvenes deberían
formarse en profesiones o especialidades que todavía no existen, y
con una tecnología que aún nadie ha creado. ¿A qué padre no le
gustaría que su hijo aprenda a pensar y a desarrollar su creatividad y
hábitos de pensamientos para lidiar de manera autónoma con problemas
diferentes y escenarios cambiantes?
Acaso, aprender y descubrir las virtudes y beneficios de la práctica del
ajedrez, con su versatilidad y poder pedagógico, resulte una alternativa
diferente para enfrentar el incierto panorama que requiere de soluciones
urgentes.
“Pienso que el ajedrez me ayuda muchísimo en la escuela; con en el
ajedrez usamos mucho la mente, y tal vez eso me permite concentrarme y
comprender mejor para hacer las cosas más fáciles y rápidas”, dijo con
sorprendente dialéctica, Vanesa Jazmín Guzmán Milla, de 9 años y
alumna de 5° grado del Normal N°1 Pte. Roque Sáenz Peña, que en 2019
(la última vez que se disputó el torneo de manera presencial) fue
campeona argentina categoría Sub8.
“Cuando juego al ajedrez me gusta pensar, calcular y planificar, tal vez por
eso me gustan mucho las matemáticas; creo que son muy parecidos y los
ejercicios de la escuela me parecen muy fáciles”, contó Ilan Schnaider, el
campeón argentino Sub8, que concurre al 5° grado de la escuela Martín
Buber.
Durante los tiempos de aislamiento, como consecuencia del avance
de la pandemia por el Covid19, el juego de ajedrez a través de su
práctica online alcanzó un alto grado de popularidad en el mundo;
millones de ajedrecistas, niños, adultos, hombres y mujeres, recurrieron
diariamente a internet para jugar partidas como pasatiempo o competencia
con aficionados y maestros de cualquier punto de la Tierra. Además, el
éxito de la serie Gambito de Dama provocó no sólo un pico de audiencia
en más de 100 países, sino que también produjo un mayor
acercamiento de la mujer al mundo del ajedrez (aproximadamente el
70% de sus practicante son varones), un significativo aumento en la venta
de juegos, aplicaciones y libros especializados, y una gran demanda en la
búsqueda de expertos dedicados a la enseñanza.

Los jugadores jóvenes de ajedrez reconocen que la práctica de este deporte los ayuda a
organizar y facilitar sus tareas estudiantiles.

“Cualquier chico o adulto lo puede aprender rápidamente, las reglas y


los movimientos de las piezas son fáciles de comprender; después,
seguro que van a querer jugarlo todo el día (risas)”, señaló Francisco
Fiorito, el campeón argentino de la categoría Sub10 Absoluto,
representante del Círculo Torre Blanca, y alumno de la escuela Primera
Junta en la que intentará dar 5°grado libre. Y agregó: “Pero si te gusta
tanto y querés competir lo mejor es ir a un club o tener un profesor; yo
lo tengo en casa porque mi papá (Fabián Fiorito, maestro internacional) es
profesor y con él repasamos las partidas de los libros. ¿Mi preferido? Mis
Geniales Predecesores, de Garry Kasparov”.
“Yo creo que a la gente le gusta el ajedrez porque se pueden
enfrentar con cualquier otra persona, de manera presencial o por
Internet sin importar el sexo, ni la edad o condición física; no hay
impedimentos. Además su aprendizaje no tiene límites. ¿un libro para
principiantes?, tal vez, Los fundamentos de Capablanca, o el Tratado
General de Roberto Grau” apuntó Candela Belén Francisco
Guecamburu, campeona argentina y Sudamericana Sub14. Que cursa el
2° año en la escuela Solar del Pilar.
Así el ajedrez, ese juego de origen incierto, con personajes e historias
cautivantes en sus más de 15 siglos documentados, comenzó a romper
algunos de sus estereotipados tabúes que estigmatizaron su desarrollo: de
tratarse de un juego aburrido, de difícil resolución o de precisar una
necesaria perspicacia o incluso pequeño grado de locura para su
comprensión o dedicación. La exposición mediática contribuyó a resaltar
su raíz lúdica y a refrendar los beneficios y virtudes de su práctica. Es que
el ajedrez puede ser un juego fácil y divertido tanto para niños y
adultos, como un deporte de competición entre los jóvenes, o convertirse
en una herramienta pedagógica, de gran utilidad educativa,
terapéutica y social, según los estudios e investigaciones de la
Ciencia.
“Creo que para jugar al ajedrez no es necesario ser inteligente, sino
tener entusiasmo y querer aprenderlo. Para mí es un juego divertido y
me ayudó mucho en la escuela”, señaló Abril Sánchez, campeona
argentina Sub12, representante de la Escuela Roberto Grau (en Morón) y
alumna de 3° año de la escuela Milton.

En la familia Fiorito, Fabián -el padre- es maestro internacional y tiene como aventajados
alumnos a sus hijos.

“Mi mamá quería que estudiara danza árabe pero a mí no me gusta el


baile; gracias a mis hermanos el ajedrez ahora es parte de mi vida. Se
los recomiendo a todos chicos porque los va a ayudar muchísimo,
van a conocer nuevos amigos y descubrirán que es divertido”, dijo
Vanesa Guzmán Milla, representante del Club Argentino de Ajedrez.
“Es un juego o deporte para cualquiera, no se necesita ser
inteligente; al principio cuesta tomarle la mano pero después
descubrís un mundo diferente. Socializas con nuevos amigos, es
carismático y para nada aburrido. Es aconsejable para jugarlo a
cualquier edad”, agregó Anapaola Suri Borda Rodas, campeona
argentina y Panamericana Sub16, nacida en Lima (Perú) y que vive en
Boulogne
Los beneficios y virtudes del juego de ajedrez son temas de estudio de
investigadores y científicos desde hace casi un siglo; en 1925, en la URSS
se realizó el primer trabajo por un grupo de especialistas soviéticos, los
doctores Rudik, Djakow y Petrowsky, que al cabo de cinco años
concluyeron que “el ajedrez es un excelente motivador de la memoria y
que con su práctica se estimulan más de veinte habilidades
mentales…”. Desde entonces, la mayoría de las investigaciones
realizadas en los cinco continentes coincidieron en señalar que el juego
estimula varias facultades mentales y permite forjar patrones de
conducta entre los más jóvenes.
La inclusión del juego en el aula, como método transversal de enseñanza
vinculado a las ciencias (aprendizaje de aritmética, geometría, geografía,
historia, idioma y tecnología con un tablero de ajedrez) ha demostrado
avances significativos en el rendimiento académico; mejoras en las
habilidades cognitivas, promueve el pensamiento lógico y estratégico, la
autoestima, habilidades de socialización, enseña responsabilidad y
respeto, concentración y objetividad, sin descuidar el control del primer
impulso, la paciencia, la estrategia, toma de decisiones y la capacidad para
gestionar el tiempo. ¿Qué más se le puede pedir a un juego que está
revolucionando los planes de enseñanzas?
“Los seres humanos estamos acostumbrados a interrelacionarnos;
los ajedrecistas llevamos muchas cosas del ajedrez a la vida
cotidiana. En la escuela se pueden vincular las matemáticas y
geometría con los cálculos y movimientos del ajedrez, también la
historia y la geografía haciendo un revisionismo del paso del juego
por el mundo. Y ahora en tiempos de aislamiento la práctica On Line
es perfecta para jugar ajedrez” comentó Anapaola Borda, representante
del Círculo de Villa Martelli y estudiante universitaria del 1° año en
Ingeniería Informática.
Sin embargo, y pese a que desde 1995, la Organización de las Naciones
Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) recomendó su
inclusión en los niveles primario y secundario en todos los países
miembros, su práctica en las escuelas sólo es obligatoria en muy
pocos países. En la Argentina no forma parte de la ley de educación
nacional; su enseñanza es sui géneris, dependiendo del interés de cada
gobierno provincial. Aproximadamente, en 4650 escuelas (150 Jardines,
3000 primarias y 1500 secundarias) el ajedrez es practicado como taller.
Sobresale San Luis, con más de 60.000 chicos alfabetizados con el
programa Ajedrez Escolar Inicial (AEI) impulsado por la maestra
Claudia Amura, que llegó a casi 300 escuelas y que permitió que el 50%
de la población sanluiseña (500 mil habitantes en 2017) sepa jugar al
ajedrez. En menor orden le siguen las provincias de Santa Fe, Córdoba,
Buenos Aires, Misiones, Entre Ríos, Salta y Santa Cruz. En la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, 14000 chicos integran el plan de ajedrez
en las escuelas.
Aunque existen trabajos interesantes en las aulas de Hungría, Armenia,
Uruguay y Argentina, hoy en día, el centro del ajedrez educativo,
terapéutico y social, es España; en diez de sus 17 comunidades
autónomas (Andalucía, Cataluña, Aragón, Canarias, Baleares, Galicia,
Murcia, Navarra, Madrid y Cantabria) introdujeron el ajedrez en horario
lectivo, además de un importante número de establecimientos que lo
tienen como materia extraescolar.

El ajedrez online pegó un salto durante la pandemia, acercando niños y la serie de Gambito de
dama sumó mujeres, a un deporte monopolizado por hombres.

Manuel Azuaga, escritor y coordinador del programa aulaDjaque (en


Andalucía asisten a 400 colegios, 5000 profesores y 80.000 alumnos)
explicó sobre los por qué de la enseñanza, “El factor juego crea un vínculo
que nos da ventaja; jugando reforzamos la autoestima y valoramos cada
logro; el error es un elemento clave del aprendizaje porque no existe la
partida perfecta, por lo tanto, la mala suerte no es más que un eufemismo
de la excusa”. Por último, Azuaga que además es periodista y fundador de
la asociación Ajedrez Social de Andalucía, contó: “Con las partidas se
alimentan varias capacidades mentales; con el saludo al rival o la espera
del turno de juego nos permite trabajar el respeto, la paciencia y la
reflexión. También ejercitamos la resiliencia al plantearles movimientos
inesperados durante el juego. Pero lo más importante es transmitir y
enseñar que lo que sucede en el tablero también sirve en la vida real”.
“Cada derrota me apena un poco, sin embargo es necesario para seguir
creciendo. Por eso analizo mis partidas para ver mis errores y no volver a
cometerlos” señaló Candela Guecamburu.
“Hay que aprender a sobrellevar la derrota, con el tiempo lo vas
tomando como un aprendizaje; lo que más duele es perder teniendo
ventaja o una buena posición. Por eso uno va adecuando las emociones y
aprendes a convivir con ellas; si ganas, apenas una sonrisa y enseguida a
pensar en la próxima partida”, sentenció Anapaola Borda.
“Aunque soy muy chica aún, de pequeña pensaba que los adultos
nunca se equivocaban, pero con el aprendizaje del ajedrez me di
cuenta que se les podía ganar porque nadie es invencible” aseguró
Vanesa, la campeona argentina Sub8.
Existen estudios científicos, como los diseñados por las Universidades de
Girona y Lleida, cuyas conclusiones confluyen en un mismo punto: los
niños con quienes se utiliza el ajedrez como herramienta educativa
mejoran su inteligencia. Los progresos en el rendimiento académico se
destacan en matemáticas y en comprensión lectora.
Los niños con quienes se utiliza el ajedrez como herramienta educativa mejoran su inteligencia.

Otro estudio de la Universidad de La Laguna (Tenerife) en 2012, asegura


que los niños que juegan ajedrez además de la inteligencia cognitiva
también mejoran la inteligencia emocional. Existen argumentos para
confirmar que con relación al trabajo del investigador norteamericano
Howard Gardner, y la Teoría de las múltiples inteligencias, la práctica del
ajedrez desarrolla al menos cinco de las ocho inteligencias de
Gardner: matemática, lingüística, espacial, intrapersonal e interpersonal
(las otras tres son musical, corporal y naturalista).
Por su parte, investigadores de la Universidad de Tréveris (Alemania)
estudiaron durante cuatro años a dos grupos de niños de 9 años de las
escuelas primarias en Renania-Palatinado y Olewig; el grupo A recibió tres
horas semanales de matemáticas, y el B, dos de matemáticas y una de
ajedrez. La investigación arrojó que el segundo grupo, pese a que tuvo
una hora menos de clase, duplicó en promedio las notas en
matemáticas y capacidad lectora en comparación con el primero. El
proyecto Schach statt Mathe (Ajedrez en lugar de Matemáticas) fue
replicado en Dresde y Hamburgo.
Aunque el ajedrez puede ser una herramienta innovadora en los planes
educativos, también está actuando como un gran complemento en
aplicaciones sociales; tanto en niños, jóvenes y adultos. Son reconocidos
sus trabajos y estudios (los que encabeza a nivel mundial, el Club Magic
de Extremadura, a través de su director, el psicólogo Juan Antonio
Montero) sobre la utilización del juego en talleres terapéuticos; un
complemento en el camino a la rehabilitación. Con atención en personas
vulnerables, adictos o privadas de su libertad. También sobre los que
padecen trastornos -tipo Asperger, Síndrome de Down y en déficit de
atención por hiperactividad-, sin descuidar la importancia de su práctica en
adultos mayores, como uso preventivo para combatir el deterioro
cognitivo de las enfermedades tipo seniles.
Por lo expuesto, el ajedrez como método innovador escolar, terapia en el
tratamiento de trastornos y adicciones, y gimnasio mental en mayores,
acaso, sea la herramienta pedagógica para desafiar los escenarios
cambiantes de un futuro incierto y lleno de interrogantes

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