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HISTORIA DEL ARTE Y LA DECORACIÓN

PROFESORA: MILAGROS CARPIO MEDINA

ARTE DE GRECIA

La arquitectura griega se da en el marco de la ciudad y de los santuarios.

Las ciudades griegas no responden, en general, a un plan urbanístico preestablecido, sino que se
pliegan al terreno y se desarrollan de forma un tanto caótica. Sin embargo, en el siglo VI a.C.,
Hipodamos de Mileto reconstruye la ciudad de Mileto, tras ser destruida por los persas, siguiendo un
plan que ha dado lugar a la que denominamos planta hipodámica, que se difunde en el período
helenístico.

Toda ciudad griega tiene un ágora o plaza en la que se desarrolla buena parte de la vida pública de
los hombres griegos; las mujeres de las clases altas vivían confinadas en las casas.

Los edificios más significativos de la arquitectura griega son los templos y los teatros. 
El monumento griego se caracteriza por el sentido de la medida y la proporción, en equilibrio de
todos sus elementos y la búsqueda de belleza ideal. Los monumentos de la arquitectura griega
más importantes fueron estos: templos, palacios, teatros, gimnasios, el ágora, la casa residencial y los
monumentos funerarios, etc.

Los templos estaban rodeados de estatuas, la mayoría de ellas humanas: eran imágenes de tamaño
natural de jóvenes desnudos y mujeres vestidas colocadas por sus ciudades. Esto era debido a que
los griegos consideraban al ser humano como un dios, una idea antropocéntrica. Las unidades de
medida eran llamadas como las partes del cuerpo, los edificios presentaban proporciones parecidas a
las del hombre y unas dimensiones relativamente pequeñas respecto a aquellas obras colosales de los
egipcios y mesopotámicos.

El templo era el lugar de reunión entro lo humano y lo divino. Al mismo tiempo que los humanos eran
encumbrados por la orgullosa y mesurada elevación de las columnas, las deidades descendían al nivel
de la visibilidad humana.

Al arquitecto griego le interesaba la claridad. No sentía escrúpulos al falsificar la textura o el color de la


piedra para lograr las distinciones adecuadas.

El templo griego

Los templos griegos estaban situados en la zona sagrada de la ciudad (temenos), a veces en el interior
de un recinto elevado y fortificado, la acrópolis, a la que se accede por una escalinata monumental
(propileos) y también en los santuarios.

La planta deriva del mégaron micénico, es rectangular y simétrica respecta de un eje longitudinal;


consta de pronaos (vestíbulo), naos o cella (recinto cerrado en el que se sitúa la estatua de la divinidad
homenajeada y opistodomos.
La magnificencia de algunos templos griegos, como el Partenón de la acrópolis de Atenas, no es
prototípica, todo lo contrario: los templos griegos suelen ser pequeños (Tesoro de los Atenienses en
Delfos o el templo de Atenea Niké en la Acrópolis ateniense), puesto que en su interior no se realiza el
culto, sólo contiene la imagen de la divinidad y las ofrendas. El rito principal es el sacrificio que se
realiza fuera del templo, en un altar que puede ser muy sencillo, o magnífico, como el altar dedicado a
Zeus y Atenea en Pérgamo (ciudad de la costa de Asia Menor en la actual Turquía). Se construyen
algunos templos circulares (tholos).

La terraza era el elemento que definiría horizontalmente el espacio y serviría de pedestal a la


estructura. Su forma rectangular enunciaba claramente que el templo acabado no intentaría fundirse
en sus alrededores. Los 3 escalones continuos que rodeaban el borde de la terraza elevan el templo
sobre el terreno y lo hacen igualmente accesible desde todos sus lados. La longitud y la anchura de la
plataforma superior determinarían cuantas columnas debía tener el templo. El numero de columnas del
peristilo mas común seria de 6 por 14. Las columnas se edificaron a lo largo del borde del estilóbato, la
más alta de las tres plataformas escalonadas, sin base. Los tambores eran planos y tenían una
agujero en el centro, para que pudieran enroscarse a una clavija al ser apilados uno sobre otro hasta
que encajaban estrechosamente

Para “recolzar” los faldones del tejado se encuentran 4 filas de columnas, que probablemente derivan
de las de Egipto, que llegaron a Grecia por medio de Micenas, a través de Creta, y estaban
constituidas por un fuste. El “afuament” es la progresiva reducción del diámetro del fuste, de la base al
capitel, y un ligero “bombamiento” al tercio de altura. Estas deformaciones son para corregir
perspectivamente las aberraciones ópticas

El capitel, situado encima del fuste de la columna es un elemento de unión plástica y funcional entre
este y el tejado, este compuesto de tres partes: “arquitrau”, fris y cornisa.

La cela custodiaba la estatua de dios y a la cual solo accedía el sacerdote

Respecto al alzado (soportes y cubiertas), los templos griegos se construyen siguiendo los
denominados órdenes, es decir, una determinada combinación de los elementos que sustentan o de
los que son sustentados. Los órdenes son tres: dórico, jónico, y corintio. La arquitectura griega es
siempre adintelada.

El Partenón es de orden dórico, el Erecteion y el templo de Atenea Niké, del jónico. Los tres templos
se hallan dentro del recinto de la Acrópolis de Atenas. La impresión que causan hoy, con sus sobrias
superficies pétreas –o marmóreas–, nada tiene que ver con la que causarían en el pasado, puesto que
los templos griegos estaban pintados con chillonas policromías. 

Existían 3 órdenes dentro de los templos:

Dorico: esencial i energético .Es el más antiguo y se distingue por su sencillez y su fortaleza. Su
origen se supone que es la evolución de un pilar de madera de sección cuadrada. La columna
descansaba directamente sobre el basamento de tres columnas. El superior se llama estilóbato, el
fuste más ancho abajo que arriba tiene de 16 a 20 estrías .La altura del fuste es de unos seis módulos.

El templo de piedra de la Grecia continental y su pleno exponente decorativo, el orden dorico fue una
invención ideal. El orden dorico expresaba algunos de los efectos de la madera, detallándolos más que
tratando de petrificarlos exactamente.
El templo dorico se caracteriza, de cerca, por la especial ordenación y proporción entre sus partes, y
de lejos, por su interrelación con los elementos naturales como las montañas y el mar.

Jónico: gracioso y ligero. Fue el favorito de los griegos asiáticos y tenía influyentes orientales. La
impresión que produce es de elegancia, riqueza, delicadeza y más ornamentación.

Vitrubio lo considero el orden femenino en contraste con el dorico. Los detalles ornamentales jonicos
favorecen la evocación curvilínea, libre de las hojas y las formas vegetales.

La misma columna es más alta y más delgada y descansa sobre una base elegantemente moldeada.

Corintio: fino y exquisito. Empleado por los arquitectos helenísticos. Expresa el sentido faustoso y
femenino del mundo alejandrino. Su noveda estriba en el capitel, es de forma acampanada o flor
abierta con gran altura con dos filas de acantos y tallos enroscados y cuatro volutas haciendo esquina.
La altura del fuste es también mayor lo que da aspecto frágil.

Otros edificios griegos

La representación teatral, sobre todo de las tragedias y comedias, formaba parte del culto religioso
griego. Los griegos asistían al teatro como parte de sus obligaciones políticas. Para la construcción de
teatros se aprovechaban las laderas de los montes, sobre las que se levantaban las graderías,
semicirculares (cavea), que envolvían la orquesta circular, es decir, el lugar de la representación donde
evoluciona el coro cantante y danzante; detrás de ésta se sitúa la escena, que hace de decorado y
sirve para que realicen su aparición los intérpretes.

El prototipo de teatro griego es el de Dioniso en Atenas. El más renombrado fue el de Epidauro, con
una orquesta circular de 20,3 metros de diámetro y capacidad para 12.000 espectadores.
Otros edificios públicos son el buleuterion (ayuntamiento), el pritaneo y el strategion (reservados a los
altos magistrados), la stoa (espacio comercial y de relación social), el gimnasio, la palestra (edificio
destinado a la educación física e intelectual), la biblioteca, los arsenales y las torres.

Construcción y materiales

A partir del siglo VII aC, la piedra se ira convirtiendo en el material de construcción de los edificios
monumentales de Grecia. Los principales problemas eran la extracción y el transporte de la piedra. Las
técnicas de construcción y la solidez estructural eran rudimentarias, la precaución del principiante
probablemente explique las formas sobreconstruidas: las espesas columnas del peristilo, las pesadas
superestrcutruas, los cimientos macizos.

- Los contratistas eran responsables de tallar y de dar forma a los bloques en su cantera y de
transportarlos de manera segura hasta el templo. El traslado del material normalmente se hacía por el
mar y era muy caro. Una vez en el templo, la elevación de las piedras se hacia mediantepoleas.

- los bloques de piedra eran asentados sin ningún tipo de mortero entre sus juntas, de aquí a un
trabajo de corte tan detallado.

- Como los griegos vieron que los terremotos destruían la mayoría de sus obras, optaron por unir las
columnas y muros mediante grapas de hierro. Este se utilizo mucho también porque era un material
fácil y rápido de extraer.

- Los tambores, especialmente su parte central, se trabajaba antes de colocarlos, la parte que no


había que juntarse con los otros tambores. La otra parte se trabajaba in situ. Entre tambor i tambor la
unión se hacia mediante un agujero i se ponía un hierro.

- todos los techos del templo griego eran de piedra. El techo era el espacio entre la cela y el peristilo,
se componían de vigas y entrevigados, a veces reforzados de hierro.

- la cubierta: todo aquello que fuera puesto encima del techo, era muy ligero. Utilizaron la madera y la
terracota.

Cada uno de los “vessants” acababa con un acroterio: piezas que integraban las gárgolas, remataban
la cornisa y tapaban la vista del faldón.

- El acabado y el ensamblaje de cientos de unidades prefabricadas eran las responsabilidades de


mayor interés del arquitecto. El acabado se hacia según el tipo de piedra utilizado. La mayoría de los
templo griegos eran acoloridos mediante el tremp(para pintar encima de la madera y estucado) o el
fresco (mas duradero que le tremp).

-Las piedras sin pulir daban una sensación robusta y de dureza.

Principales características:

-Integración con otras artes como: la escultura

-Sistema constructivo de apoyo y dintel


-No usan el arco, ni la bóveda

-En ocasiones, fustes de columnas de forma humana femenina (cariátides) y masculina (atlantes).

Materiales utilizados:

Piedra (caliza), mármol, madera, barro.

Preferencia por el mármol: Mayores cualidades de finura tanto en el esculpido como en el acabado.

Cuando utilizan piedra caliza para la construcción preparaban estuco a base de mármol pulverizado
como recubrimiento consiguiendo así un alto nivel de acabado.

El encaje de los bloques es a hueso (No utilizan argamasa).

Utilización de grapas y clavijas metálicas de bronce ó hierro para una mejor sujeción de los bloques,
Fijadas con plomo fundido.
ARQUITECTURA ROMANA

La expansión del Imperio romano a lugares donde no se conocía la vida urbana obligó a la creación de
ciudades de nueva planta, lo que potenció el desarrollo de una teoría y una práctica urbanísticas
complejas. Las necesidades de comunicación, de abastecimiento y de dotación de infraestructuras
potenciaron la ingeniería. Las nuevas necesidades llevaron al uso de materiales no empleados hasta
entonces (conglomerados de argamasa y piedra).

Las ciudades podían desarrollarse a partir de núcleos anteriores (Ampurias en el litoral catalán, por
ejemplo) o bien provenir de campamentos militares (León) o, por último, de asentamientos de
colonias de veteranos (Mérida). Se inauguraba la ciudad con un ritual que consistía en la consulta de
los augures, seguido del marcado del perímetro urbano con un arado. El trazado tendía a ser
geométrico y el recinto urbano se partía en cuatro a partir de un eje longitudinal y otro transversal
(cardo y decumano). En el cruce de ambos se situaba el foro o plaza principal. El recinto se amurallaba
y se abrían puertas a los extremos de las vías principales. Las calles perpendiculares entre sí
formaban insulae o manzanas.

Las ciudades poseían una cuidada infraestructura: alcantarillado, lavatorios públicos, pavimentación,


etc. El suministro de agua obligaba, a menudo, a construir complicados sistemas de conducción,
salvando los desniveles del terreno (acueductos como el de Segovia o el de Pont du Gard, que era
puente y acueducto a un tiempo). Caminos y calzadas comunicaban entre sí a las ciudades más
importantes y a éstas con la capital del Imperio, Roma.

El foro era el centro neurálgico de la ciudad, pero podía haber más de uno; en él se ubicaban
la basílica, que hacía las funciones de tribunal, bolsa comercial o de lugar de reunión; monumentos
conmemorativos (columnas como la de Trajano, estatuas de emperadores, arcos triunfales) y
templos. 

El templo romano

A primera vista el templo romano puede confundirse con el griego (se construye siguiendo los
órdenes clásicos) pero dos aspectos le diferencian claramente de aquél: se construye sobre un podio y
las columnas suelen estar adosadas al muro; no son elementos sustentantes sino decorativos (Maison
Carrée de Nîmes, por ejemplo). En conjunto el templo romano es más pesado, menos estilizado. El
templo de planta circular es más frecuente en Roma que en Grecia (Templo de Vesta en Tívoli).
ElPanteón de Roma es un enorme templo circular cubierto por una grandiosa cúpula, construida con
cimbras, sobre un cuerpo cilíndrico. En el Panteón se pone de manifiesto la audacia romana en el uso
de nuevas técnicas y materiales. 

Las casas

El esquema italico, el mas antiguo, es el de domus familiar de una sola planta: una casa
vertida hacia el interior, fresca y tranquila, bien organizada alrededor de un espacio central
llamado atrium, normalmente descubierto. Este espacio central albergaba l santurario de los
dioses de la casa. Las habitaciones estaban ordendas simétricamente. El contraste con la
vaga organización de la casa griega es obvio. Aquí tenemos las primeras indicaciones de dos
tendencias romanas: l sentimiento de introversión y esa composición altamente reglamentaria
que distingue a los trazados romanos de los griegos y helenisticos.

Las paredes lisas se cubrieron de fantasias arquitectonicas que recordaban a los conjuntos
teatrales helenisticos.Las vigas del techo tambien se pintaban, se doraban o incluso se
incrustaban de marfil. Los suelos estaban pavimentados en piedra o con bellos mosaicos.El
exterior de estas casas de ladrillo y madera estaba estucado y pintado.

Tambien tenian columnas de inspiración helenistica, generalmente doricas y jonicas. El


peristilo en cambio, hacia la funcion de jardin de detrás de la cocina. Esta intromisión de la
naturaleza en el interior de a casa es todo lo contrario que los griegos. La naturaleza tenia ya
su lugar establecido y las construcciones se debian colocar en sus repliegues
respetuosamente.

La subida de los precios de los alquileres hizo que de la domus un lugar muy caro, solo para
los mas ricos, y se sustituyo por viviendas multifamiliares. Estos bloques de apartamentos,
eran de construcción de baja calidad de ladrillo y madera, con suelo, techos y escaleras de
madera, y estaban super poblados.

La ciudad

Las ciudades romanas son aquellas surgidas de la evolución de antiguos campamentos


militares o colonias de veteranos, o a partir de grandes villas rusticas. Presentaban un trazado
ortogonal adecuado a la centuriacio, pero también de herencia de la ciudad helenística. Con
un tejido urbano constituido por islas regulares que eran travesadas por dos vías principales,
perpendiculares entre sí, las cuales se encontraban en el centro del cuadrado o del
rectángulo, partiendo desde el punto medio de cada uno de los lados, donde acostumbraban a
haber las puertas de la ciudad.
Los romanos adaptaron de varias formas los esquemas geométricos de las colonias griegas y
etruscas. Una forma fue la práctica romana de situar las ciudades nuevas en el cruce de los
principales ejes perpendiculares norte-sur (cardo) y este-oeste (decumanos) en los que
comenzaba el centro de la ciudad. Además los romanos preferían las manzanas urbanas
cuadradas de las ciudades griegas.

Las islas de las ciudades podían acoger tanto como bloques multifamiliares, como domus que
se desarrollaban alrededor de un patio interior con peristilo.

Por lo general los paisajes urbanos no eran densos. Los edificas eran de poca altura y el
tejido urbano estaba generosamente aireado con espacios públicos y parques. Las ciudades
sobrepasaron sus murallas con grandes edificios públicos y barrios opulentos. A los lados de
las vías se alineaban lujosas villas y bellos monumentos funerarios a lo largo de varias millas
más allá de los límites de la ciudad. Grandes fincas y pequeñas granjas cubrían el campo
entre las ciudades.

La capital, Roma tenía unas características peculiares que la hacían inmensamente grande y
distinta a la resta de las ciudades del imperio. Roma doblo el número de habitantes que tenia
la final de la república hasta sobrepasar el millón.

De todas las renovaciones que sufrió Roma, la más importante por lo que hace al tejido
residencial fue la de Nerón, después del incendio en el 64 d.c. modernizo la arquitectura i
propicio la generalización del uso de la cerámica, del hormigón i del mármol en su
reconstrucción.

La “xarxa” viaria, jerarquizada al interior de la ciudad tenía dos grandes travesías cerca de 7
metros de ancho y casi siempre congestionadas por el trafico.

El campo

En las provincias donde no se podía emplear la técnica de la bóveda, los efectos de este
estilo abovedado fueron imitados en piedra y en pequeña escala, predominante dentro del
marco de la arquitectura pública helenística tardía.

El panteón pro ejemplo estaba mas allá de las posibilidades de la piedra tallada y la madera, y
cuando estas seductoras jaulas fueron modesta y laboriosamente reproducidas, quedaron
macizas y apegadas a la tierra.

La mayoría de las veces, la fuerza de las obras provinciales se apoyaba en el virtuosismo


decorativo, sobretodo en el tallado de la piedra, y en su teatral curvamiento y abocinamiento.

La villa romana como centro de producción estaba constituida por un grupo de edificios que
alojaban las funciones de un centro de trabajo para la recogida de productos de conreo u
otros, pero también de residencia de una casa señorial con sus trabajadores, servidores y
esclavos. Generalmente se trataba de edificios de disposición simétrica, provistos de un alto
nivel de servicios: baños, teatro, gimnasio, palestra, biblioteca…envueltos de jardín y
emplazados en medio de una amplísima finca.

Las villas suburbanas o urbanas dedicadas, en cambio, a residencia o segunda residencia,


eran más parecidas a las domus, presentaban un desarrollo lineal a lo largo de un eje de
simetría con las estancias dispuestas alrededor de patios sucesivos, al final de los cuales
había un huerto.

Edificios públicos

Foro, templo y basílica: estos eran los componentes básicos del centro urbano romano. Estos
edificios dejaban huella en el paisaje urbano por su volumen puro, por sus formas únicas que
explotaban la curva majestuosa y por su elevación arquitectónica.

Principales monumentos: Los romanos fabricaron, murallas, puentes, carreteras, palacios,


teatros, baños, templos acueductos, viaductos.

El Templo: es copia del griego, es rectangular esta sobre una base de piedra con dos
pequeños muros delante que se abrazan una ancha escalonada, es columnado la valla ocupa
toda la segunda mitad de la construcción y no tiene más que una entrada al frente. El tejado
es de doble vertiente y de mayor inclinación que el templo griego.

La Basílica: era el recinto donde celebraban las transacciones comerciales y negocios y se


administraba justicia, su forma era rectangular, muy alargada con cabecera en semicírculo
separada del patio público por una fila de columna o un balaustrada. Sera posteriormente
presentada como modelo para la iglesia cristiana.

Los Termas: eran baños públicos. Edificios grandiosos

Los Teatros: Copian a los griegos pero hacen modificaciones en la escena, era más grande
más larga más baja y más cerca de la orquesta reducida a un semicírculo y destinada al
público.

Anfiteatros: Eran de planta elíptica, casi circular y su nombre elude apariencia de estar
constituida por dos teatros unidos por su diámetro, destinado a espectáculos bárbaros y
sangrientos como luchas de gladiadores, el coliseo de Roma y los de artes.

Circos: inspirado en el hipódromo griego, se corren carreras y pedestres. La pista era


rectangular y larga con cabecera en semicírculo, Roma llegó a tener quince de estos circos el
mayor, el circo máximo con la capacidad de 150.000.

Arco de Triunfo: se construía como resultado de haber conquistado una nueva ciudad,
además de aspectos rituales y simbólicos

Domus Aurea o “casa dorada”


El coliseo fue patrocinado por los emperadores flavios, cuya dinastía emergió victoriosa
después del fin repentino del dominio de Nerón. Bajo Nerón (54-68 d.c.) esta sección de la
ciudad situada entre el centro urbano y las colinas orientales sembradas de villas, destruida
en el incendio del año 64 d.c., fue ocupada por un palacio, la Domus Aurea. Aquí
encontramos por primera vez un franco florecimiento de la arquitectura abovedada:
conscientemente como arte. Su objeto era una interesante y misteriosa interiorización
dramática que hacía uso de iluminaciones manipuladoras, agua corriente y una gama de
formas geométricas realizadas en hormigón y revestidas de capas de color: mármoles,
estucos pintados y mosaicos.

Es fácil ridiculizar la casa dorada, junto con otros excesos de Nerón, como fantasías de una
mente desequilibrada sobrepasada por el poder. Pero hay que tomar en serio esta villa
campestre en el centro de la ciudad. El oro era la sustancia tradicional del gobernante divino y
la casa dorada de Nerón era la idealización de la residencia oficial de un gobernante romano
que ha comenzado a asumir prerrogativas extrahumanas. La casa dorada aparece como la
sede tradicional del absolutismo.

En resumen marco un antes y un después en la arquitectura basándose en los materiales


utilizados, el opus caementicium que permitía la creación de un espacio interior que los
griegos no tenían.

Muchos de los edificios se inspiraron en modelos griegos i helenísticos. Lo que caracteriza la


arquitectura romana es su interior, ya que en la madurez del imperio, la arquitectura romana
hace un salto gigante cuando empezó a explotar la insospechable riqueza de la espacialidad
interna. La arquitectura romana represento la culminación de una segunda concepción del
espacio, posible gracias a una nueva manera de construir basada en el opus caementicium,
hormigón romano, y el ladrillo. Esta valoración del espacio interior trajo a la perforación del
muro, haciendo así que el espacio interior se abriría hacia el exterior.

La arquitectura romana consta de 4 etapas

-República: es cuando aparecen los primeros edificios monumentales. Constituye la etapa de


formación de la arquitectura romana

-parte final de la república - inicio del imperio: durada aprox. Medio siglo. Se caracteriza por
un aumento cuantitativo y cualitativo de la capacidad técnica y organizativa.

-Alto imperio: momento en que nace i se expanden las obras genuinamente romanas.
Exploran el espacio interior i son construidas con el opus caementicium y del ladrillos

- Bajo Imperio: comportara variaciones muy importantes y significativas provocadas por el


proceso de decadencia y cambio de sistema.

Materiales i técnicas a la arquitectura del imperio


La mayoría de materiales usados en el imperio ya se habían utilizado durante la república.
Pero aquellos que conformaron la nueva arquitectura de estructura y revestimiento, como los
ladrillos y los tufelli, el mortero de calcio o los mármoles para aplacar, experimentaron una
evolución que permitió aumentar la producción i mejorar la calidad. También se utilizo la
madera como elemento estructural del techo y la cubierta, para la construcción de escaleras e
incluso en áreas septentrionales para las construcciones del pavimento. Los que más se
usaron en la capital fueron el mármol, la cerámica y los morteros.

La piedra:

El subsuelo de Laci y de la Campania fueron el lugar de extracción de la piedra llamado tufo,


una piedra prosa, esponjosa y ligera, fácil de manipular que proporciona un material que se
puede serrar.

También fueron abundantes los tufeli, una especie de tufos. Otra piedra importante fue la
traverti (ya de paso travesti…XD) una piedra calcárea sedimentarea de color blanco que
proviene de Tivoli.

Y por último el mármol, carbonato de calcio prácticamente puro. Fue una de las materias que
conformaron el comercio romano a gran escala.

La cerámica

Los romanos conocieron a los tochos desde el oriente, exigían un gran nivel de
especialización y economía. Al ser de formas muy diversas permitían construir columnas,
frisos, cornisas que luego solo haría falta estucarlas. Al ser un material muy caro no se usaba
mucho ay que las piedras eran mucho más baratas que los ladrillos, además de que el
proceso de elaboración era muy caro y complejo.

Los conglomerantes

Los romanos usaron el barro, la tiza y el calcio, pero para grandes obras este último se
convirtió en el conglomerante por excelencia, base del mortero y del hormigón.

Este mortero de puzzolanas, mezclado con las caementae, o sea con fragmentos de piedras
diversas, es el opus caementicium. Un material de gran prestigio tanto por sus propiedades
hidráulicas (como elemento impermeable), por sus propiedades químicas y mecánicas (mejor
resistencia a la tracción y compresión) que han hecho que perduren tanto sus obras.

La estructura

La estructura era aparte resistente formada por los muros y las bóvedas que corrían a cargo
de los paletas especializados; y por otro lado, por un revestimiento y acabado interior y
exterior de la estructura a cargo de artesanos, estucadores y marmolistas.
En el momento que empezó a utilizarse el arco y la bóveda, se supo que serian necesarios
unos muros capaces de contener las empentas horizontales que estas provocaban, unas
“empentes” que la construcción griega no supo absorber.

La estructura era homogénea debido a que los muros y bóvedas crearon una sola parte
gruesa que creaba un espacio interior. Esta homogeneidad era gracias al opus caementicium.

Las bóvedas

Para construirlas, el hormigón se abocaba horizontalmente encima de un encofrado de


madera para sujetar los arcos. Esta práctica de construcción de bóvedas favoreció la
evolución de su forma, pasando de un solo tipo de bóveda a varias.

La “empenta” de las bóvedas era absorbida por los muros muy gruesos.

El revestimiento

Daba protección sobre la estructura que disimulaba.

- Mosaico: proviene de Anatolia. El arte del mosaico se adopto a los sucesivos cambios del
gusto: aspecto austero y serio de tipo geométrico la principio del imperio. En el siglo II dc se
caracterizó por colorista y pictórico y en el siglo III dc fue su máxima expresión.

Está formado por fragmentos de distintos materiales: piedra, mármol, cerámica esmaltada o
pasta vítrea.

- El estucado y la pintura: daban naturaleza y expresividad. La aplicación del estucado se


hacía a base de superponer distintas capas las cuales a medida que se iban aplicando
disminuía el grueso y aumentaba la compacidad con la finalidad de garantir la adherencia. Se
hacía de una capa de mortero de calcio con arena gruesa. La superficie final podía ser
pintada. El estucado se trabajaba con molde, con espátulas o incluso esculpido una vez
endurecido, según el deseo del acabado.

La pintura, el freso y la tempera experimentaron nuevas aplicaciones. Tenían a más de un


valor artístico, un valor documental sumado que nos hablaba de la vida religiosa i social de
esa época.

ARQUITECTURA DE LA EDAD MEDIA

A. Arquitectura paleocristiana

Las primeras manifestaciones del arte paleocristiano son los enterramientos o catacumbas, que
revisten poco interés artístico ya que son rudimentarios, pero en ellos encontramos las primeras
muestras de lo que será la iconografía cristiana, conjunto de temas que dominarán el arte occidental
hasta, prácticamente, el siglo XIX d.C.: escenas del Antiguo y Nuevo Testamentos, descriptivas o
simbólicas.

Con el Edicto de Milán (313 d.C.), el emperador Constantino da apoyo al cristianismo y a partir de ese
momento se desarrolla un arte monumental cristiano.

Los primeros templos (basílicas) serán de planta basilical, a la manera romana. Poseen tres o cinco
naves longitudinales separadas por columnas. La nave central es más alta que las laterales, lo que
permite abrir ventanas en la parte superior de los muros; a los pies se sitúa el nártex. La cubierta solía
ser arquitrabada: de dos aguas al exterior, plana y recubierta de artesonado en el interior. La cabecera
culmina en ábside. Algunas veces aparece una nave transversal (no sobresaliente) que preludia el
transepto medieval. De planta centralizada son los martyria (monumentos funerarios al estilo de los
mausoleos) y los baptisterios. En el interior de los edificios se practica la pintura mural al fresco y el
mosaico, lo que permite disimular la humildad de los materiales de construcción (mampuesto, ladrillo).

Las invasiones germánicas empobrecen Occidente también en lo artístico. Una excepción es la


península Itálica, que no olvida la magnificencia romana (por ejemplo, la corte imperial en Ravena, con
influencias bizantinas).

En la antigua Galia se establece en el siglo IX el Imperio carolingio, en un intento de restaurar el


romano. Aparecen los monasterios como centros económicos y de cultura paralelos a la corte (por
ejemplo, el de San Gall, que recibe también influencias irlandesas). En Aquisgrán, capital del Imperio
carolingio, se conserva la capilla.

Baptisterio

Parecido al nimfeo clásico, que también contenía piscina, de planta central, preferiblemente
octagonal, ya que el número 8 es el de la resurrección de la carne. Sus dimensiones
relativamente reducidas eran suficientes para un limitado grupo de personas que asistieran al
ritual. El techo estaba hecho de madera o de una cúpula de tochos piedras. También tenía
ventanas en su perímetro y decorada con detalle

La Basílica

La basílica era un lugar exquisitamente laico donde los cristianos preferían inspirarse como
alternativa a los edificios religiosos paganos. Nació como lugar para que los fieles fueran
juntos a misa.

De planta longitudinal, mas dinámica y secuencial, acentuada por las columnas. Se accedía
por un extremo mientras que el otro lado era destinado al presbiterio, el lugar ocupado por el
altar y celebrantes. Entre el presbiterio y las naves había un espacio, una nave transversal
para favorecer la movilidad.

La nave central era más alta que las laterales para que en su parte superior de sus paredes,
el claristorio, se colocaran ventanas que iluminasen la basílica, mientras que las naves
laterales y el presbiterio podían ser iluminadas por sus mismas paredes.
Estaba construida de piedras y tochos sobre columnas que a menudo provenían de templos
paganos.

El absiso era el único elemento cubierto con bóveda, ya que las naves eran encaballadas de
madera que aguantaban una sencilla cubierta de dos aguas.

Interiormente estaba enriquecida por mosaicos en las paredes y al suelo, o por pinturas. En
cambio, el exterior era muy simple, manteniendo un carácter reservado propias de aquellas
casas romanas que antes del Edicto de Mila servían para acoger funciones litúrgicas.

Aunque las basílicas eran de planta longitudinal, en muchos lugares que habían pertenecido
al imperio romano, n ose mantenía esa forma longitudinal. Había muchas en forma de cruz, en
forma de octágono, de cruz griega con cúpula

B. Arquitectura bizantina

El Imperio bizantino se desarrolla desde la época de Justiniano (siglo VI d.C.) hasta su caída en 1453.

Se pueden generalizar algunas de las características del arte bizantino, aunque, lógicamente, un
marco temporal tan amplio incluye variaciones y evoluciones en lo estilístico. Lo mismo sucede con el
marco espacial.

Como en Occidente, se valora más es el interior de los edificios que el exterior; por esta razón los
decoran profusamente con mosaicos.

Lo más característico de la arquitectura bizantina es el empleo de la cúpula (Santa Sofía en


Constantinopla, por ejemplo) sin cimbras, que descansa sobre una base cuadrada o rectangular por
medio de trompas o pechinas. La sustentación de la cúpula es el problema técnico central; la
respuesta que se le da es la planta de cruz griega con cúpula al centro y bóvedas en los brazos.

Técnicas de la arquitectura bizantina

-Una particular gestión de la luz conseguida por la independización de las paredes y techos o
bien por un peculiar tratamiento de las superficies del espacio interior.

-independizaba los muros, es decir, la superficie parietal de los techos creando así una
discontinuidad entre el cielo (cúpula) y los hombres (tierra) del templo. Esto fue gracias a la
pectina y la trompa. Esta discontinuidad permitió abrir las ventanas de la cúpula

-la arquitectura de Justiniano difumina las distancias y disimula los cantos, los ángulos y los
planos de los elementos métricos del espacio interior.

-uso para revestir los interiores materiales de una gran riqueza de formas y colores, con una
textura especial para que, en contacto con la luz, se convirtieran en brillantes y intangibles.
- los materiales que utilizo fueron el mármol, blanco, matizado, verde de Grecia, negro y
rosado entre otros.

-también se utilizaba el estucado y la pintura al fresco.

La época de Justiniano exhibe el contraste entre el cuerpo y el alma, exteriores rústicos, y


macizos, e interiores resplandecientes, distingue las paredes de las bóvedas, la tierra del
cielo, lo humano de lo divino, mientras certifica la decadencia de la materialidad griega y
romana.

C. Arquitectura románica

Es el arte característico del Occidente cristiano entre principios del siglo XI y principios del siglo XIII.

En la península Ibérica, al sur de las cuencas del Ebro y del Duero, no se conoce el románico, puesto
que los territorios allende dicha frontera eran de dominio musulmán.

La característica más destacada de la arquitectura románica es la solidez y la monumentalidad y sus


elementos distintivos son el arco de medio punto y su desarrollo, la bóveda de cañón. 

El templo románico

La planta del templo románico es basilical, con crucero –que puede sobresalir o no–, de una, tres o
cinco naves, terminadas a la cabecera en ábsides y a los pies rectilíneas y en algunas ocasiones
precedidas de pórticos. Con el paso del tiempo, las iglesias de peregrinación prolongan las naves
longitudinales en un deambulatorio o girola que recorre el ábside principal y al que se abren capillas.
Existen iglesias de planta central.

Como soportes es frecuente que existan criptas bajo el ábside central, sostenidas por gruesas
columnas o pilares y cubiertas por bóvedas de arista.

El peso de las cubiertas obliga a levantar gruesos muros con escasas aberturas, las
llamadas ventanas abocinadas. Reforzando los muros, hay contrafuertes exteriores, que actúan
también como elementos decorativos, alternando con las ventanas cubiertas por arcos de medio
punto. En la parte superior del exterior de los muros, bajo la cornisa, se sitúan arquillos y bandas
lombardas que, a veces, se prolongan hasta el suelo.

Los soportes exentos son pilares de sección cuadrada o rectangular a los que se adosan pilastras y
semicolumnas. El conjunto es sólido en lo constructivo y ligero visualmente.

En cuanto a las cubiertas, las primitivas cubiertas de madera son sustituidas progresivamente por
bóvedas de piedra (cañón reforzado por arcos fajones que descargan sobre puntos concretos –
reforzados en el exterior– el enorme peso de la cubierta). En el siglo XII se utilizan bóvedas de cañón
apuntado. En algunas ocasiones se construyen cúpulas.

Las torres son elementos sustantivos de la arquitectura románica; se construyen en las zonas laterales
de la fachada, sobre el centro del crucero, a los extremos de éste y en otras ubicaciones. Son, sobre
todo, de planta cuadrada, pero existen también las circulares (como la archifamosa torre de Pisa), o
de planta poligonal. En contraste con el resto del edificio, las torres suelen ser ligeras, caladas por
ventanas a menudo geminadas.

La fachada más importante es la que abre el acceso al templo; en ella se sitúa la portada. Por esta
razón la decoran tanto elementos constructivos como esculturas.

Además de los ya citados, son románicos los templos de la Madeleine (Vézelay), Paray-le-


Monial (Borgoña), la catedral de Angulema, Santa Fe de Conques, Saint-Benoit-sur-Loire (Loire), la
catedral de Caen y la abadía de Mont-Saint-Michel (Normandía), en Francia. En la península Ibérica
destacan Sant Pere de Rodes, Santa Maria de Ripoll, Sant Vicenç de Cardona, Sant Joan de les
Abadesses, la catedral de la Seu de Urgell, las pequeñas iglesias pirenaicas de Boí, Taüll y Erill-la-
vall, la parte antigua de la catedral de Girona, la catedral de Jaca, el admirable claustro de San Juan
de Peña, San Miguel de Estella, San Salvador de Leyre, San Isidoro de León, la catedral de Zamora y
las colegiatas de Toro y Santillana del Mar. En Italia, San Miniato al Monte (Florencia) y San Ambrosio
de Milán. Son románicas las catedrales portuguesas de Coimbra y Braga. 

Otros edificios románicos

El monasterio o abadía es una unidad económica y religiosa, al tiempo que sede de poder temporal
puesto que controla, en la persona del abad o abadesa, las tierras, aldeas, bienes y personas que le
pertenecen. Es también centro de producción artística e intelectual. El monasterio incluye la sala
capitular, el refectorio, los dormitorios, bibliotecas, lagares, almacenes, cuadras, etc.

Su elemento más destacado es el claustro –el templo, que es el núcleo central de las actividades
religiosas, se asemeja al descrito más arriba–. La planta del claustro suele ser cuadrada, con la parte
central descubierta y los cuatro laterales cubiertos, pero abiertos a la zona central mediante arquerías.

La arquitectura civil que ha sobrevivido es sobre todo la militar y residencial de la nobleza laica, que se
plasma en el castillo. Su elemento más característico es la torre, de utilidad defensiva y símbolo de
poder al mismo tiempo, rodeada de fosos y defensas. Subsisten también algunas murallas de ciudades
–como la de Ávila– y algunos palacios –el del obispo Gelmírez en Santiago de Compostela es una
magnífica muestra de arquitectura románica urbana y civil.

D. Arquitectura gótica:

Es el arte característico del Occidente cristiano que sucede cronológicamente al románico. Nace ya en
el siglo XII, coexistiendo con el estilo dominante –románico–; su máximo esplendor se produjo entre el
siglo XIII y las primeras décadas del XVI y adoptó múltiples variantes regionales.

La abadía de Saint Denis (île de France) es considerada el primer edificio gótico y el centro de
irradiación de este estilo hacia todo el Occidente cristiano. Occidente ha ampliado su dominio
geográfico: prácticamente toda la península Ibérica está en manos cristianas.

La característica más destacada de la arquitectura gótica es su verticalidad y ligereza. Sus elementos


distintivos son el arco apuntado (u ojival) y la bóveda de crucería. 
El templo gótico

Aunque siguen construyéndose pequeños templos, el edificio religioso gótico por excelencia es la
catedral.

Planta basilical con crucero (intersección de la nave central con las perpendiculares a ésta); cabecera
o testero, donde se sitúa el presbiterio, rodeado por una girola o deambulatorio al que se abren capillas
radiales.

En cuanto a los soportes, un nuevo sistema constructivo resta importancia a los muros; éstos no deben
sostener grandes pesos, ya que la cubierta es más ligera y descansa por tramos en pilares
cilíndricos con o sin columnillas adosadas y baquetones (molduras) que acaban sustituyendo a los
capiteles.

En el exterior de los muros, un complejo sistema de contrafuertes (o estribos), arbotantes (o arcos


botareles) y pináculos contrarresta el empuje de las bóvedas. En el interior, se superponen diversos
niveles –normalmente cuatro–; de abajo a arriba: nivel de arcadas y soportes, galería o tribuna, triforio
y ventanales con elegantes vidrieras. En el interior de la catedral gótica aparece bañado de luz
multicolor y ligero como un calado.

Las cubiertas son bóvedas de crucería con esqueleto de nervios que se cruzan en el centro en la clave
de bóveda. Cada tramo, entre pilar y pilar, tiene su cubierta, delimitada por los arcos fajones (o
perpiaños) y los formeros. Las superficies entre los nervios y los arcos que cierran la bóveda se
denominan plementos (o entrepaños). Las bóvedas de crucería simple tienen cuatro elementos, pero
con el número de nerviaciones crece también el de entrepaños (bóveda sexpartita, de terceletes,
estrellada y de abanico). Los arcos, al principio apuntados, se van diversificando:
alancetado, conopial, carpanel.

Las torres, situadas en la fachada, suelen estar coronadas por agujas altísimas. Se construyen
también torres en los extremos del crucero y sobre éste. Todo ello, añadido a los arbotantes,
pináculos, etc., confiere a las catedrales góticas su monumentalidad, que domina las ciudades y las
dota, mediante su perfil característico, de personalidad.

En cuanto a las fachadas, la principal es la de los pies del templo. La portada está profusamente
adornada con esculturas; la fachada se completa mediante ventanas lanceoladas, rosetones,
galerías. Todos estos elementos quedan a distintos niveles, contrastando su alineación horizontal con
la verticalidad que le confieren las agujas de las torres, los pináculos, los arcos apuntados y
los gabletes.

Es característica la fachada de la catedral de Milán (del gótico tardío o internacional).

Además de las catedrales ya citadas, son góticas, en Francia, Notre Dame de París, de Chartres,
Reims, Amiens, Beauvais. En Italia, Orvieto, Siena, Santa María dei Fiori (Florencia). En España, las
catedrales de Cuenca, Burgos, León, Toledo, Barcelona y Santa María del Mar, la Seo antigua de
Lleida, parte de la de Girona. En Inglaterra, Salisbury, Westminster y Wells. Las
de Estrasburgo, Lübeck, Colonia y Praga, en los territorios del antiguo Imperio germánico. 
Otros edificios góticos

Los monasterios y, desde ellos, las órdenes religiosas propias de la época gótica (la reforma
benedictina del Císter y las órdenes mendicantes de los franciscanos y dominicos) predican una
austeridad que se transmite también a los edificios monacales, aunque con el tiempo, van
enriqueciéndose en lo económico y en lo decorativo. Su estructura y sus componentes son, en
general, las de los monasterios románicos. Son importantísimos en España los de Poblet y Santes
Creus, de estilo cisterciense, y el de Santa María de Pedralbes. En Portugal, el de Batalha.

La arquitectura civil gótica es muy rica y variada. El palacio o residencia señorial urbana es un edificio
muy representativo del gótico civil (Palacio Real de Barcelona). Los castillos van perdiendo su
importancia defensiva y estratégica, aunque en la península Ibérica destacan los castillos de las
órdenes militares. Los edificios sede del poder político (municipal, por ejemplo) proliferan; también los
edificios comerciales (atarazanas, lonjas, etc.) y los hospitales. Muchas ciudades están amuralladas.

ARQUITECTURA DEL RENACIMIENTO

Mientras que los calificativos clásico, románico, gótico son posteriores a sus


manifestaciones, Renacimiento fue la orgullosa autodenominación que los teóricos y artistas adoptaron
durante el curso de lo que pretendían que fuese precisamente un re-nacimiento de los ideales
estéticos del mundo grecorromano. Sus raíces, son embargo, deben buscarse en la edad media tardía,
a la que despreciaban y contra la que aparentemente reaccionaban. Autores todavía medievales como
Petrarca y Dante defendieron un retorno al antropocentrismo frente al teocentrismo cristiano medieval. 

Quattrocento

A principios del siglo XV se produce en Florencia una transformación radical de la concepción, los
modos y la función del arte. Un antecedente claro es Giotto. Los principales protagonistas de la ruptura
fueron Filippo Brunelleschi, Arquitecto; Donatello, escultor; y Tomasso Masaccio, pintor.

El Renacimiento se inspira en la arquitectura romana, pero debe dar respuesta a otras necesidades
(construir iglesias y palacios, sobre todo). Se adopta la planta central o la basilical. La construcción se
basa en la proporción, la uniformidad, la perspectiva y el orden. La decoración prolifera al comienzo –
grutescos, cintas, guirnaldas, bucráneos, etc. – pero desaparece progresivamente.

En cuanto a los soportes, se da gran importancia al muro; se realzan los sillares mediante
almohadillado (Palacio Ruccellai de Alberti) o esgrafiados (Santa Maria Novella).

Se vuelve al sistema de soportes de los órdenes clásicos, encontrándose columnas de cualquiera de


ellos. La basílica de San Lorenzo en Florencia se construye con planta basilical y los soportes entre
las naves son columnas de orden corintio coronadas por arcos de medio punto. Domina la
horizontalidad, frente a la verticalidad gótica, y todas las paralelas confluyen en un punto siguiendo las
leyes de la perspectiva. El magnífico pórtico del Hospital de los Inocentes de Brunelleschi, en
Florencia, crea tradición.

Las cubiertas son bóvedas de cañón, de arista, crucería, baídas o rebajadas. Se recubren a menudo
con casetones. Las cúpulas son con pechinas, sobre tambor, en el que se practican ventanas, y están
rematadas por una linterna. Son ejemplos excelentes Santa María dei Fiore –el Duomo de Florencia–
y la capilla Pazzi, ambas de Brunelleschi.

Además de las obras ya citadas, Brunelleschi diseña y dirige la construcción de la iglesia del Santo
Spirito e inicia las obras del palacio Pitti.

Leon Battista Alberti, autor de De re aedificatoria, construye según la sección áurea (a/b : b/S;
siendo a + b igual a S) y utiliza las formas geométricas básicas: el cuadrado y el círculo. Son obras
suyas la reforma de San Francesco de Rimini (también denominado templo malatestiano) y
el palacio Rucellai de Florencia. 
Cinquecento

El gran centro artístico fue Roma y el mayor mecenas, el papado; también las cortes de las
monarquías emergentes promovieron el arte.

Se da una gran importancia al urbanismo y existe una preocupación por situar el edificio en el marco
ambiental adecuado. Se conocen y dominan mejor las formas grecorromanas. Se presta gran atención
a las cuestiones técnicas; en esta época se escriben muchos tratados. El centro de irradiación es
Roma, ciudad a la que el papado pretende restituir la grandeza imperial.

La obra que marca el paso al Cinquecento es el templete de San Pietro in Montorio de Bramante,
realizado por encargo de los Reyes Católicos. Fechado en 1502, en él se concretan los ideales
arquitectónicos del Renacimiento pleno, por ello puede tomarse como modelo. La admiración que
suscitó se pone de manifiesto en el hecho de que Rafael lo representase en sus Desposorios de la
Virgen.

Giuliano de Sangallo fue otro arquitecto destacado. Miguel Ángel construyó la nueva Sacristía de la
Basílica de San Lorenzo, la Escalera de la biblioteca Laurenziana en Florencia y la basílica de San
Pedro del Vaticano, edificio en el que ya habían trabajado Bramante, Sangallo y Rafael. Es un edificio
de planta central (cruz griega) coronado por una gran cúpula, de 119 metros de altura interior,
inspirada por la admiración que sentía por la de Santa Maria dei Fiori de Brunelleschi. Acaba
el Palacio Farnesio y urbaniza el Campidoglio (colina capitolina).

El arquitecto Vignola tuvo una enorme influencia posterior por medio de su tratado Regola delli cinque
ordine d'arquitettura y de su obra Il Gesù que crea el modelo de templo jesuítico que se divulga a todo
el mundo.

Palladio escribe I quattri libri dell'arquitettura, verdadero manual de arquitectura hasta el neoclasicismo.
Construye la Basílica mercantil de Vicenza, la Villa Capra o Villa Rotonda, el Teatro Olímpico de
Vicenza y el templo de San Jorge de Venecia. 
ARQUITECTURA BARROCA

Se suele denominar barroco al arte del siglo XVII. Se trata de un término peyorativo que el
neoclasicismo del siglo XVIII atribuye a las obras del siglo precedente, a las que considera anticlásicas
(desmesuradas, recargadas, confusas, faltas de equilibrio y orden).

Templos , palacios y villas serán los edificios barrocos más destacados.

La iglesia de Il Gesú de Roma será el punto de partida de la arquitectura barroca. En este templo se
otorga un gran protagonismo al espacio en el que se celebra la consagración eucarística: la grandiosa
nave longitudinal, cruzada por un brazo que no sobresale, y la inmensa cúpula están pensadas con
este fin.

Los palacios deben ser símbolos de las monarquías absolutas triunfantes en este siglo. La villa es la
primera manifestación del deseo de la nobleza y alta burguesía urbanas de huir de la ciudad y vivir en
el campo, pero no como campesinos o nobles terratenientes, sino como refinadas gentes de ciudad. 

El templo barroco

En el templo barroco se mantienen las plantas basilicales, pero predominan las centrales, cada vez
más complejas: plantas circulares, elípticas, octogonales y de cruz griega.

Respecto a los soportes, hay que tener en cuenta que en el barroco lo constructivo y lo decorativo se
funden, así como también lo simbólico. Las columnas, elementos constructivos, se hacen decorativas
hasta llegar al extremo de la columna salomónica y son también el símbolo de la solidez y elevación
de la Iglesia Católica.

Se emplean todo tipo de cubiertas, pero el elemento distintivo es la cúpula, que cubre e ilumina. Su
vertiente simbólica es también importante: se eleva hacia los cielos.

Las fachadas son importantísimas en el barroco, puesto que este estilo busca integrar el edificio en el
conjunto urbano. Por esta razón, a menudo la fachada no guarda relación con el interior sino que
responde al proyecto urbanístico exterior. La fachada debe llamar la atención de los fieles. La entrada
se sitúa en el centro de la fachada y es monumental; está cubierta por un frontón u otro elemento
decorativo; decorada con columnas, nichos, ménsulas, etc. Las fachadas son, en muchas ocasiones,
curvas (cóncavas, convexas) y su perfil crea un entramado de luces y sombras que refuerza el
protagonismo de la pantalla.

Como artífices, en Italia destacan Gian Lorenzo Bernini (también arquitecto, además de escultor) y su
discípulo Francesco Castello, más conocido como Borromini. Elbaldaquino que cubre el altar mayor
de San Pedro del Vaticano, la iglesia de San Andrea del Quirinal (Roma) y la gran columnata de la
plaza de San Pedro del Vaticano son obras de Bernini.

Borromini construye Sant'Agnese, San Carlo alle Quattro Fontane (de planta elíptica, compleja


fachada con columnas exentas, cornisas sobresalientes y profusión de líneas curvas) y Sant'Ivo alla
Sapienza (con cimborrio de muros ondulantes y linterna en hélice cónica. 
El palacio barroco

Mientras que en Italia la arquitectura religiosa sigue manteniendo el liderazgo, en Francia, aun sin
abandonar la construcción de templos (Los inválidos de París, obra de Mansart, por ejemplo), la
arquitectura barroca dará sus mejores frutos en la arquitectura civil, especialmente la palatina.

Son características del gusto barroco francés el mantener en las fachadas la concepción y líneas
clásicas (columnata exterior del Louvre de París, obra de Claude Perrault) y construir interiores
suntuosos, llenos de espejos, techos decorados, etc.

El palacio de Versalles es la muestra más acabada de la arquitectura barroca francesa. El arquitecto


Mansart concibe su planta y alzados. De dimensiones gigantescas, en este palacio domina la
horizontalidad, reforzada por la división del edificio en tres plantas y cuerpos. El ritmo de la fachada de
Versalles lo marca la repetición de cuerpos, repetición que rompe la atonía de este inmenso
paramento d e 600 m. de longitud. 

José Benito Churriguera alcanza un nivel de originalidad y popularidad tal, que se ha hablado de
arquitectura churrigueresca para denominar buena parte de la producción española del siglo XVII. Una
muestra de esta tendencia es la intervención que se hace en la catedral de Santiago de Compostela,
en especial la fachada principal u Obradoiro de Fernando Casas y Novoa. Narciso Tomé es el autor
de la fachada de la Universidad de Valladolid y del retablo del Transparente de la catedral de
Toledo. Pedro de Ribera concibe, entre otros proyectos, la Capilla y la portada del Hospicio de Madrid.
Rovira es el autor del Palacio del marqués de Dos Aguas de Valencia. 

ROCOCÓ:

El final del siglo XVII y el siglo XVIII están dominados por dos estilos sucesivos: el denominado rococó
y el neoclasicismo, que es una reacción contra el primero.
Rococó es una denominación peyorativa que dieron a las artes de la etapa inmediatamente anterior los
defensores del retorno al clasicismo. Rococó deriva de rocaille(«rocalla», combinación de conchas y
piedrecillas), un tipo de decoración que tuvo mucho éxito en palacios y jardines.

El rococó fue un estilo cortesano, galante, muy del gusto de la aristocracia y la alta burguesía urbanas:
gentes refinadas, cultas, ociosas... pero que frecuentaban salones donde no todo era superficial. En
ellos se divulgarán las «luces», las ideas filosóficas de la Ilustración que habrían de cambiar el mundo
al concretarse en la Revolución francesa de 1789.

El rococó se preocupa sobre todo de los interiores y de la decoración; por lo tanto, los edificios rococó
no presentan innovaciones estructurales respecto de los anteriores.

La decoración es desbordante, colorista y excesiva, aunque en los palacios urbanos se busca


también la comodidad. La decoración se basa en estucos, frescos,espejos, tapices, etc. Se
introducen formas y objetos orientales, porcelanas por ejemplo, que aportan todavía más lujo a los ya
refinados espacios. Los muebles deben estar en consonancia con la ambientación general, con los
cortinajes.

En Alemania triunfa el rococó; Johan Balthasar Neumann es su máximo representante (iglesia de


Vierzehnheiligen, palacio de Würzburg). Los Borbones traen a la Península el estilo dominante en la
corte francesa. Sin embargo, al ser el XVIII un siglo de decadencia para la Corona de Castilla, el
rococó no cuenta con manifestaciones destacadas.

ARQUITECTURA NEOCLÁSICA

El neoclasicismo se desarrolla a partir de mediados del siglo XVIII y dura hasta principios del XIX. Es
un estilo muy vinculado a la filosofía de las Luces y al desarrollo de la arqueología, que da un nuevo
impulso al conocimiento de la Antigüedad clásica. La burguesía ilustrada va a encontrar en Roma, que
es «redescubierta» con el hallazgo de las ruinas de Pompeya y Herculano, un modelo en cuanto a
virtudes cívicas, heroicas, republicanas.

La arquitectura neoclásica desecha la ornamentación rococó y se inspira en los artes griego, etrusco,
romano e incluso egipcio. Desaparece progresivamente la arquitectura religiosa y se construyen
edificios públicos con finalidad civil: bibliotecas, mercados, museos, pórticos, etc. Napoleón, con
ánimo propagandístico, emula la arquitectura romana (Arco de la Estrella en París). También en los
territorios Germánicos triunfa el neoclasicismo arquitectónico. En Inglaterra el clasicismo
renacentista no se había olvidado y en el dieciocho se exporta a las colonias norteamericanas. 
ARQUITECTURA EN EL SIGLO XIX

La arquitectura del siglo XIX es una arquitectura urbana. En este siglo las ciudades crecen
vertiginosamente. Londres, por ejemplo, pasa de un millón de habitantes a finales del XVIII a casi dos
millones y medio en 1841. Además, nacen nuevos núcleos urbanos en lugares situados cerca de las
fuentes de energía o de materias primas para la industria. La revolución industrial iniciada en el siglo
XVIII en Inglaterra se difunde a Europa y a los Estados Unidos de América. La industrialización crea la
necesidad de construir edificios de un nuevo tipo (fábricas, estaciones de ferrocarril, viviendas, etc.) y
demanda que éstos sean baratos y de rápida construcción; al mismo tiempo aporta soluciones
técnicas a las nuevas necesidades. Por esta razón, desde el siglo XIX, la arquitectura y el urbanismo
van indisolublemente ligados a la industrialización.

Sin embargo, no se puede hablar de uniformidad en los estilos y las soluciones arquitectónicas y
urbanísticas, sólo de algunas constantes: tecnificación de las soluciones, empleo de nuevos materiales
como el hierro colado, vidrio, cemento –éste a finales de siglo– y tendencia al funcionalismo. Al lado de
estos datos que reflejan el empuje de la "modernidad", hay que recordar que la nueva realidad no es
del gusto de todos y, frente al triunfo del maquinismo y de la técnica, se elevan las voces que reclaman
un retorno al orden anterior. En arquitectura estas reivindicaciones se concretarán en los
estilos revival. 

La ciudad decimonónica

La nueva ciudad se caracteriza por la separación entre barrios burgueses (céntricos, con grandes
avenidas y núcleos comerciales elegantes) y barrios obreros (con viviendas miserables, a menudo no
urbanizadas, insalubres), por la importancia creciente de las vías de comunicación interna y por la
aparición de nuevos edificios –las fábricas– con sus sórdidos alrededores. La ciudad decimonónica, en
definitiva, es un fiel reflejo de la nueva estructura social.

Aunque las ciudades se planifican –o se planifican sus ampliaciones y remodelaciones, cuando son
antiguas– respetando estrictamente los privilegios de la burguesía, que es la clase dominante, las
aspiraciones y demandas obreras también se reflejan en el urbanismo decimonónico; en este sentido,
ejerció una especial incidencia el llamado pensamiento utópico.

París se remodela siguiendo los proyectos de George-Eugène Haussmann. Se abren grandes


avenidas que desmembran los barrios populares del centro y lo comunican con el exterior con
estaciones ferroviarias, carreteras... El tráfico y la circulación son los elementos organizativos de la
ciudad.

También se remodelan Bruselas, Viena y Londres. Madrid conserva el centro histórico, al que se
añade un ensanche diseñado por Carlos María de Castro. A finales del XIX, Arturo Soria y Mata
urbaniza un barrio de Madrid con su proyecto de la Ciudad lineal.

En 1860, Barcelona aprueba el proyecto del ingeniero Ildefonso Cerdà. Se conserva el casco antiguo,
que se articula con la ciudad nueva o Ensanche mediante anchos ejes viarios. El Ensanche de
Cerdà recoge algunas de las ideas de los utópicos. Se organiza en manzanas uniformes en cuanto a
tamaño, pero con formas y tipologías distintas; grandes avenidas, que siguen funcionando en la
actualidad, conectan rápidamente todas las zonas de la ciudad. Los servicios públicos (hospitales,
cuarteles, plazas, iglesias, mataderos, etc.) se integran en la retícula del Ensanche y son de cómodo
acceso para los habitantes de la ciudad. Ildefonso Cerdà es considerado uno de los urbanistas más
importantes del mundo. 

Los estilos históricos

Existe en el XIX un retorno a la estética del pasado; de hecho, el neoclasicismo del XVIII ya fue una
primera manifestación de esta tendencia.

Se habla de revival porque se construye a imitación de las antiguas arquitecturas egipcia, india, china,
romántica o gótica. Pero no siempre de manera unitaria, sino que se toman elementos de una y otra
añadiéndolos a edificios que poco tienen que ver con los modelos antiguos.

Mientras que muchas de estas obras son deplorables, otras tienen un notable interés, como la
decoración exterior neogótica del Parlamento de Londres. John Ruskin, teórico inglés, defiende una
síntesis entre la belleza antigua, para él encarnada en el gótico, y al tecnología del momento: las
estructuras deben ser modernas; la decoración, gótica.

En Francia Eugène Viollet-le-Duc restaura importantes monumentos góticos como Notre-Dame de


París, las catedrales de Reims y Chartres o reconstruye ciudades enteras –Carcasona–. Como fruto
de su riguroso estudio de las estructuras góticas, propugna la aplicación de las soluciones que este
arte aportó, pero a partir de los materiales y las técnicas que ofrece el siglo XIX. 

La arquitectura del hierro y los nuevos materiales

A finales del siglo XVIII se utiliza en algunas construcciones el hierro colado, que se obtiene por fusión:
el puente Coalbrookdale, construido en 1777 por T,. F. Pritchard) o el Teatro Francés de París, de
1789, obra de V. Louis. El hierro sustenta grandes cargas. Al mismo tiempo, se desarrolla la
producción de vidrio en cantidad y variedad. El hierro y el cristal se complementan puesto que
permiten construir edificios que sean a la vez grandes y ligeros, transparentes. Son respuestas a las
nuevas necesidades: puentes de amplio tendido, edificios de varias plantas que necesiten estar
despejadas, como las naves de las fábricas, mercados, estaciones de ferrocarril, etc.

La máxima expresión de la arquitectura del hierro son las construcciones para las exposiciones
universales. El Palacio de Cristal de Londres (obra de Joseph Paxton, de 1851) es una construcción-
esqueleto a partir de elementos prefabricados en serie. Este tipo de construcciones "por piezas" se
pueden montar y desmontar, trasladar e instalar en otra ubicación. El Palacio de Cristal se construyó
en menos de seis meses con 70.000 m2 de superficie; lo sustentan 3.300 columnas de hierro, con
2.224 travesaños y 300.000 láminas de cristal. Esta construcción es un antecedente de lo que será la
arquitectura del siglo XX.

Se inicia la colaboración entre arquitectos e ingenieros, como en el Halle aux Blés, aunque la
formación que se da a ambos tipos de profesionales es muy distinta; los primeros deben pensar en
términos estéticos; los segundos, en términos técnicos. Con Henri Labrouste, que construye
la Biblioteca de Sainte Geneviève de París, se concilian las dos orientaciones,. Se trata del primer
edificio público construido con hierro fundido y hierro forjado desde los cimientos hasta la cubierta. Sin
embargo, aún se "enmascara" el edificio con fachadas de estilos clásico; lo mismo sucede en
su Biblioteca Nacional de París.

El Palacio de la Industria, de París (1855), construido también para una exposición universal, supera
con creces la obra de Paxton, pues tiene un cuerpo central de 48 metros de luz. En 1889 sorprende la
Galería de las Máquinas, edificado así mismo para una construcción.

La obra más conocida de la construcción mecánica fue la Torre Eiffel. Al contrario que otras torres, no
fue desmontada y se ha convertido en un símbolo con sus trescientos metros de altura, toda ella hecha
con piezas prefabricadas y con cálculos precisos relativos a la dilatación térmica y a la fuerza del
viento. 

La escuela de Chicago

En los Estados Unidos se opta por una arquitectura utilitaria y racionalista. La ciudad de Chicago es
destruida por un incendio en 1871, lo que obliga a levantarla de nuevo. Se produce una gran
especulación sobre los solares, ya que Chicago es una ciudad floreciente y ello suscita una gran
demanda de construcciones. La solución que se adopta es la construcción en vertical: muchos pisos
elevados sobre una planta reducida. Nace así el rascacielos, cuya estructura será metálica y permitirá
la ubicación de ascensores. El primer rascacielos es de 1864.

La escuela de Chicago está integrada por un conjunto de arquitectos que proponen soluciones
similares: estructuras metálicas revestidas según la función del edificio; las ventanas pueden ser tan
grandes como se quiera y el muro de carga deja de tener sentido. El representante más importante de
la escuela de Chicago es Louis Sullivan (Auditorio de Chicago). 

El modernismo

Es un movimiento estético internacional que se manifiesta en todos los campos creativos. En


arquitectura representa el paso de la arquitectura decimonónica a la arquitectura del XX.
Se le conoce con diversos nombres como Art Nouveau en Francia, Modern Style en
Inglaterra, Jugendstil en Alemania y Sezessionstil en Austria.

El modernismo parte de un doble rechazo, del academicismo y de la fealdad del mundo industrial. Por
esta razón, es un estilo muy decorativo, y a veces es sólo eso, aunque los grandes arquitectos
modernistas aportan soluciones innovadoras a los problemas constructivos, por ejemplo el concepto
global de edificio o el uso de los elementos estructurales como decorativos.

Los motivos decorativos del modernismo, que son los que a primera vista llaman la atención, se
inspiran en la naturaleza: líneas curvas, ondulantes, arabescos, flores, árboles, hojas, ramas, olas,
algas, libélulas, mariposas, pavos, cisnes y, siguiendo la tónica decimonónica dominante que identifica
la mujer con la naturaleza, el cuerpo femenino.

Bruselas fue uno de los grandes centros del modernismo. Victor Horta y Henry Clemens van de Velde
son los abanderados de la ruptura con el historicismo; éste último fue además uno de sus mejores
teóricos y fundó la primera gran escuela de diseño moderno.

En Escocia Charles Rennie Mackintosh conjuga también arquitectura y diseño (el modernismo se


pretende globalizador).

Otto Wagner es el líder del movimiento "secesionista" en Viena; Joseph Maria Olbrich fue su discípulo
más aventajado.

En España la arquitectura modernista triunfa sobre todo en Cataluña, con arquitectos


como Domènech i Montaner o Puig i Cadafalch.

Antoni Gaudí, siendo modernista y el arquitecto más importante del momento, no se ciñe por entero a
los rasgos generales del modernismo, y ello es debido a su originalidad. Se inicia en la arquitectura
de revival con obras neomudéjares o neogóticas. Su estudio de las estructuras góticas le hace
avanzar en la búsqueda de nuevas soluciones constructivas globalizadoras. La Casa Batlló, la Casa
Milà (conocida como La Pedrera), el Parque Güell y la inacabada Sagrada Familia, todas ellas en
Barcelona, son sus obras más destacadas. Gaudí rompe con la concepción ortogonal de los espacios;
incluso las habitaciones de las viviendas que construye son curvilíneas, usa el arco parabólico,
construye fachadas y cubiertas ondulantes y las columnas se inclinan en lugar de mantener la
verticalidad.
ARQUITECTURA EN EL SIGLO XX

La arquitectura del siglo XX está dominada por el funcionalismo. No se trata de un movimiento


artístico, sino de un principio estético racionalista que se manifiesta en obras adscritas a diferentes
tendencias. Se enraíza en planteamientos muy antiguos de la cultura occidental y queda definido de
forma sencilla en palabras de Louis Sullivan (1896): "La forma siempre sigue a la función". Como es
obvio, el funcionalismo se desarrolló sobre todo en los campos del diseño y la arquitectura, puesto que
en ambos la "función" de la obra marca necesariamente la forma.

El arquitecto Adolf Loos denunció a principios de siglo el exceso de ornamentación de la arquitectura


modernista. 

El Racionalismo

El movimiento llamado racionalismo reunió a las personalidades más notables de la arquitectura de


este siglo; las obras y la teoría de este movimiento son profundamente individuales, pero tienen los
denominadores comunes de la simplicidad de formas, del retorno a los volúmenes elementales (el
cubo, el cilindro, el cono y la esfera) y de la lógica constructiva por encima de la evasión ornamental.

Los arquitectos más remarcables de este movimiento eran Le Corbusier, Mies van der Rohe y Walter
Gropius, con su escuela Bauhaus.

La escuela de Bauhaus (1919-1933) desarrolló el funcionalismo vinculándolo al mismo tiempo a una


estética. Las enseñanzas de la Bauhaus transcendieron los límites de Alemania y el marco cronológico
de su duración; se puede decir que toda la arquitectura y el diseño del siglo XX son deudores de la
"poética" de la Bauhaus. Walter Gropius fue su fundador y primer director, le sucedieron Hannes
Meyer y Mies van der Rohe; fueron profesores, entre otros, Kandinsky, Klee y Laszlo Moholy-Nagy. El
éxodo que provocó el ascenso del nazismo llevó a muchos de estos artistas a los Estados Unidos,
donde siguieron desarrollando sus enseñanzas.

El funcionalismo está vinculado al progreso técnico; sus propuestas son irrealizables sin los aportes
contemporáneos de la técnica (hormigón, acero, etc.).

El máximo exponente del funcionalismo es Le Corbusier, que reduce las formas arquitectónicas a las
esenciales: cuadrado, cubo, círculo, cilindro. Sus casas están pensadas para vivir en ellas y dar una
respuesta generalizable, es decir, racional, a los problemas prácticos que plantea la vida cotidiana.

En España el funcionalismo arraigó fuertemente; el catalán Josep Lluis Sert es uno de sus máximos
exponentes, incluso a nivel mundial. 

La arquitectura orgánica

Este movimiento pretendía integrar la obra arquitectónica en su entorno, fuera o no natural. En esta
línea trabajó Frank Lloyd Wright, aunque concede mayor importancia a la subjetividad de quienes
habían de habitar sus casas, pues no se trata de dar a todo el mundo la misma respuesta. 
Arquitectura de postguerra

Es remarcable el caso de Italia, con Pier Luigi Nervi, que sabía explotar todos los recursos de la nueva
tecnología, así como de los nuevos materiales, y creó una obra monumental y llena de sensibilidad. En
Milán hizo el Edificio Pirelli en colaboración con Gio Ponti.

Algunos países latinoamericanos, que entonces tenían unos niveles económicos altos, se lanzaron a la
búsqueda de una arquitectura que reflejara la nueva situación. Así, Oscar Niemeyer y Lúcio Costa
proyectaron Brasilia, con una concepción de la arquitectura a medio camino entre el símbolo y la
función. 

Estilo tardomoderno

Realmente es la continuación del movimiento racionalista. Utiliza el mismo vocabulario formal, pero
exagera y remarca los valore tecnológicos para proponer un sentido estético nuevo. En el fondo es un
manierismo creativo del movimiento originario. Los arquitectos más notables son: Renzo Piano,
Richard Roges, James Stirling y podríamos incluir al japonés Arata Isozaki. 

Estilo postmoderno

Este estilo tiene un doble código. Por un lado, se mantiene vinculado al estilo racionalista y acepta
algunas posiciones del tardomoderno para comunicarse con una élite cultural; por otro lado, intenta
comunicarse con el público en general y que éste lo acepte. La posición postmoderna es atractiva
porque, intentando ser aceptada, llega a alcanzar unos resultados sorprendentes y espectaculares.
Entre los arquitectos más representativos de este estilo están: Michael Graves, Robert Venturi y
Ricardo Bofill. 
ARQUITECTURA ACTUAL

El panorama del último decenio del siglo XX resulta atractivo, no tanto por la existencia de un
programa o de unas tendencias generalizadas, sino por la obra, a veces colosal, de algunos
arquitectos. Hay figuras que pueden definir el final de este siglo: el canadiense Frank Ghery, el
español Rafael Moneo y el ingeniero, también español, Santiago Calatrava.
ESTILOS DECORATIVOS

ESTILO MINIMALISTA

El minimalismo se caracteriza por la extrema simplicidad de sus formas, líneas puras, espacios
despejados y colores neutros, en un ambiente con equilibrio y armonía.

Ante todo se privilegian los espacios amplios, preferentemente altos, y libres. Un entorno armónico
funcional, fuera del concepto de exceso, saturación y contaminación visual. Se evita también la
cacofonía, la repetición y cualquier tipo de redundancia visual. Se podría considerar un
"antibarroquismo" estético. Todo debe ser suavidad, serenidad y orden, nada de elementos superfluos
y barrocos, de excesos ni estridencias, muchas veces ajenos al mundo exterior. Sobriedad sin
ornamentación.

En síntesis, la filosofía del minimalismo persigue construir cada


espacio con el mínimo número de elementos posibles, de forma que se elimine o evite todo cuanto
pueda resultar accesorio.

En el minimalismo todos los elementos deben combinar y formar una unidad, priorizando el todo sobre
las partes. El espacio en sí es de gran importancia, nunca "eclipsado" por los elementos decorativos.
En este contexto, se da una clara primacía a las líneas puras y bajas, casi a ras de suelo, con
monocromía absoluta en techos, pisos y paredes, complementándose con los muebles.
Colores
Una de sus principales características del minimalismo es el uso de colores puros, con superficies o
fondos monocromáticos, de tonos suaves predominando el blanco y el crudo. También se incorporan
los tostados o el negro con sutiles toques de color para acentuar detalles y accesorios. Cuando
pensamos en el blanco hay que saber, sin olvidar, que el blanco es un color con una amplia gama de
variaciones tonales capaces de multiplicar la luminosidad.

El contraste lo aportan algunos detalles ornamentales de los que, en ningún caso, hay que abusar. El
detalle de color, tal vez un rojo o pistacho, puede estar dado por una alfombra, un almohadón, o algún
objeto único.

Materiales
Los materiales son otro de los puntos claves del minimalismo. En la ambientación minimalista se utiliza
la madera, tanto en pisos como en muebles, y los materiales rústicos: cemento alisado, vidrio, alambre
de acero, venecita y piedras, principalmente en estado natural, mínimamente manipulados.

Textiles
Las telas que se utilicen en la decoración minimalista deben evitar lo agresivo y barroco, aportando
frescura e invitando a la relajación. Se deben dejar afuera las telas estampadas y floreadas, optando
por la austeridad de los lisos. Se prefieren las telas rústicas en color marfil, texturas como el lino o
lonetas. Cortinas, almohadones y tapizados tendrán que obedecer a una unidad y un equilibrio.

Las cortinas, cuando existen, deben ser blancas, de líneas rectas y simples; romanas o roller. Aunque
se pueden prescindir tranquilamente de ellas.

Muebles
Los muebles toman el concepto propio del minimalismo de simpleza y funcionalidad; menos es más.
La austeridad en el diseño y en la cantidad de muebles, son básicos en la decoración minimalista. No
siempre existen muebles fijos. Muchas veces se esconden o guardan en muebles o estanterías. Los
muebles modernos y orientales van muy bien con este tipo de decoración.
Paredes
En las paredes se trata de evitar todo adorno que esté de más, aunque se puede utilizar algún cuadro
destacado en presencia o importancia. Un cuadro de autor es un buen recurso. Paredes lisas de
colores claros o revestidas con piedra, cómo único elemento de decoración.

ESTILO ZEN:

El Zen, a través de la simplicidad, busca alcanzar la armonía y la tranquilidad necesarias que requieren
estos tiempos modernos. Occidente encuentra paz en su filosofía adptándola al diseño de interiores y
jardines, con una serie de recursos mínimos, espacios ordenados, colores claros y líneas simples.

El Zen busca alejarse de la ornamentación excesiva y el


"barroquismo". El equilibrio que logra está dado por pocos objetos, materiales naturales y presencia de
aromas, algo propio del estilo Zen.

El encuentro con el Zen nos lleva a lograr espacios de paz y armonía que nos permitan dejar afuera "el
barullo" del mundo contemporáneo. Asociado a su filosofía original, la decoración Zen busca la
reflexión y el descanso del mundo exterior.

Colores
Los colores utilizados en la decoración o estilo Zen son principalmente el blanco y toda la gama de
colores neutros: ocres, grises y beiges. El color sólo puede estar dado por algún objeto decorativo,
como una pincelada de verde o rojo en algún elementos o detalle puntual.

Materiales
Los materiales más utilizados en el Zen son aquellos en estado natural o poco industrializados:
madera natural, piedra, etc. En baños y cocinas se prefiere la piedra antes que la cerámica. Los pisos
de madera clara, por ej. en haya, se prefieren a los pisos oscuros, por ej. en wengue.

Muebles
Los muebles dentro del estilo Zen deben seguir la máxima simplicidad en sus líneas. Muebles bajos,
de líneas rectas que invitan al orden y, en su mayoría, conservan el color de la madera natural. Se
deben evitar muebles con curvas y barroquismos que no combinen de forma natural con el sentido de
simplicidad del Zen.

Las maderas de colores claros van muy bien con el estilo Zen, aunque se puede utilizar una madera
oscura si todos los demás elementos decorativos son claros.
Iluminación
La luz siempre debe ser sutil, indirecta, con artefactos escondidos, logrando un ambiente suave y
sensual, propicios para la meditación y el descanso. Por su gran importancia en el diseño de interiores,
la iluminación es un factor clave en la ambientación de espacios Zen.

Objetos
La elección de objetos decorativos debe ser cuidada y austera. Entre los pocos adornos que permiten
estos espacios podemos destacar los objetos de cristal o madera, aunque sobre un mueble de madera
un jarrón de cristal sea lo más adecuado. Las paredes pueden estar desnudas, aunque permite colocar
algún cuadro cuidando que el tipo de marco y la lámina combinen con la decoración general.

Los toques budistas, las imágenes o reliquias, bien combinan con la decoración Zen, que en un
principio surge como descanso del mundo exterior, retiro de meditación y técnicas espirituales.

ESTILO ETNICO:

El estilo étnico es una de las tantas tendencias que conforman el interiorismo actual. Algunas veces,
definiendo el espacio con características muy marcadas y, otras, acompañando a otros estilos, con
sólo toques que lo diferencian.

Un espacio étnico se destaca, especialmente, por la presencia de objetos de diferentes culturas,


especialmente de aquellas más exóticas y provenientes de los lugares más lejanos. Si bien muchos
identifican su impronta con la decoración africana, diversos y remotos son los lugares que se evocan
en sus ambientaciones: India, Indonesia, Tailandia, Marruecos, la Isla de Pascua, los pueblos gitanos,
así como nuestras culturas latinoamericanas, acentúan lo distintivo de estos espacios.

En ocasiones, sólo un objeto puede transmitir el espíritu de una comunidad y aportar así a la fusión
que se busca lograr en el espacio. Parajes recónditos de África, Asia y aun de regiones de nuestro
país, presentes a través de objetos que nos remiten a otros sitios, tiempos y culturas, y se convierten
en protagonistas que dan el sello a interiores que pueden partir de una base minimalista o rústica, con
muebles antiguos o muy contemporáneos o, por qué no, mobiliario de aire pop.
Si bien la base de estos espacios es la mezcla de muebles y piezas decorativas de diferentes culturas,
requieren además de una ambientación especial que enmarque adecuadamente los objetos que luce.

La decoración de estos recintos también alude generalmente a las viviendas africanas o de pueblos
antiguos con predominio de materiales naturales y soluciones simples, sin demasiados excesos ni
recargados de elementos ornamentales. Pocos objetos, pero impactantes, es una de las claves
principales.

Los colores favoritos son, generalmente, los


terrosos o la gama de los rojos, desde los granates a los naranjas. No obstante, los espacios en blanco
y negro también logran un buen marco para la fusión de culturas.

Los materiales de este estilo, que apuesta a la calidez y al toque personal, son la madera,
generalmente tallada, los tejidos naturales, el mimbre y distintas fibras vegetales, telas tintadas a
mano, barro, piedra.

La luz juega un rol preponderante. Sus ambientes se matizan con una iluminación general suave y
difusa, y luces puntuales destacando objetos, siempre en tonos cálidos. Velas, fanales, lámparas de
papel, bambú, entre otras alternativas, dejan su destello étnico y junto a los aromas ayudan a generar
una atmósfera especial.

Los viajes son un buen recurso para obtener piezas que marquen la personalidad de quien habita el
espacio. Si los objetos hacen referencia a experiencias personales, caminos recorridos, viajes vividos,
lugares que nos remontan a recuerdos, el espacio denotará un carácter aún más especial. Máscaras
traídas de África conviviendo con tapices de Marruecos y coloridos killims de la India, logran un
encuentro auténtico de culturas, en espacios donde no faltan objetos regionales, cueros, pieles o
tapices que aluden a nuestra cultura nacional.

Todo vale: el toque multicultural es el que da el encanto, en una ambientación que acompaña con el
mobiliario, la iluminación y los colores adecuados.

ESTILO KITCH_
El kitsch se destaca por el predominio del color y las formas, la utilización de elementos antiestéticos y
chillones.

El kitsch, aunque adaptado, no es un estilo muy elegante. No se debe confundir con modernidad, ya
que lo moderno o vanguardista se caracteriza por líneas más limpias, mientras que el kitsch se permite
mezcla de texturas y materiales. El kitsch también permite mezcla de estilos. Se pueden encontrar
objetos o estampados modernos y antiguos. Incluso objetos fuera de su ámbito, como elementos de
cocina en el living, o juguetes en la oficina.

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