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PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 1

Módulo I. La ética contemporánea: dialéctica de lo particular


y lo universal-singular

*Michel Fariña, J. J.: El doble movimiento de la Ética contemporánea.


Una ilustración cinematográfica. En la transmisión de la ética. Clínica y
deontología
La transmisión de la ética se asienta hoy en un DOBLE MOVIMIENTO, doble
movimiento que ttránsito de los juicios morales al universo de conocimientos disponibles en
materia de ética profesional. Se trata de una transformación reflexiva del cuerpo, ya que
supone poner entre paréntesis las concepciones sobre el bien y el mal, para situar el
problema en una suerte de ESTADO del ARTE que da cuenta de los avances alcanzados por la
disciplina. Este “estado del Arte” permite deducir el accionar deseable del profesional ante
situaciones dilemáticas de su práctica. Da cuenta del “qué debería hacer y por qué”. Excede
prescinde del caso singular. El conocimiento necesario para resolver el dilema existe,
antecede a la situación misma, disponga o no de él el profesional que debe resolverlo.

Hay un segundo movimiento. Suplementario del anterior, éste da cuenta de las


singularidades en situación. Son aquellos escenarios dilemáticos para los cuales no existe en
sentido estricto un conocimiento disponible, sino que es la situación misma la que funda
conocimiento al sustraerse de la lógica precedente. Este movimiento interroga la norma más
allá de todo campo reflexivo, suplementando el universo al declarar su incompletud. Da
cuenta no del “qué debería hacer…” de la pauta deontológica particular, sino del “qué hacer
allí” donde la situación se revela a posteriori como desbordando el conocimiento que la
antecede.

Apuntes de clase teórica de Fariña:

Primer movimiento (encuadre particular). Supone pasar de la intuición moral al


Estado del arte integrado por los conocimientos disponibles. Dimensión deontológica. Da
cuenta del deber. Códigos de ética, serie de enunciados, principios generales.

El método es de los tres tiempos lógicos:

Este es el método del primer movimiento. No funciona en todos los casos. Se adapta a
las situaciones de las que ya hay conocimiento. El conocimiento antecede a la situación y se
confronta el caso con ese conocimiento.
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1- Vistos: se presenta una situación que necesita interrogación.

2- Considerandos: se enuncia el eje, el valor, a partir del cuales intenta intervenir sobre
la situación.

3- Resolución: momento para concluir. No se trata de dar un valor de “bien” o “mal”,


sino que se amplía la información contenida en los vistos. Se aplica una medida.

Cuando se presenta un caso lo pensamos como un caso en general, se hace un recorte


particular, se lo piensa como un caso “tipo”. Esto es lo que diferencia los movimientos,
porque en el segundo movimiento se hace un recorte singular del caso: se relevan los
elementos singulares del caso que no podrían estar contemplados en las generales de la ley.

Segundo movimiento: Singularidad en situación. Desafía el Estado del arte (códigos de


ética).

El conocimiento no antecede a la situación, es la situación misma la que inaugura el


conocimiento. Se revela en particular lo que antes se suponía universal. El nuevo
conocimiento no es ni opuesto, ni complementario sino suplementario.

Particularismo: la reducción de lo universal al particular. Surge en la conjunción del


campo de lo P, U-S. Es distintivo de la falla ética. Por ejemplo: Creonte hace que el acto de
traición cometido en vida por Polinices lo alcance más allá de la muerte.

*Ética, un horizonte en quiebra

Michel Fariña: ¿Qué es esa cosa llamada ética? Capítulo II y III


Ejemplo de Bart Simpson. Bart se estaba realizando un tatuaje con la palabra madre
(mother) dentro de un corazón cuando llega Marge e interrumpe al tatuador echándolo. El
tatuaje queda mostrando un corazón que encierra la apalabra ‘Moth’ que en inglés significa
“polilla”. El sentido de la interrupción es claro: interceptar el destino incestuoso del tatuaje
original. Al negar a su hijo semejante iniciativa, su madre abre en él la condición de
posibilidad para que algún día Bart pueda grabar en su brazo el nombre de una mujer que no
sea ella. Lo importante es la evidencia de esa prohibición que constituye la función de la Ley.
Ese universal de la castración simbólica o de la interdicción (prohibición), no se realiza sino
en la forma de lo singular. Nada sabemos de él sino a través de su emergencia singular. En
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este ejemplo, la formula moth(er), mamá-polilla, será la marca que realice en el cuerpo de
Bart la función universal de la interdicción.

El carácter singular se evidencia en las circunstancias irrepetibles de la experiencia.


No existe lo universal sino a través de lo singular y recíprocamente, el efecto singular es una
de las más infinitas formas posibles de realización de lo universal.

La dimensión universal-singular de carácter indisoluble de sus términos, dimensión


sobre la que se comenzará a dibujar el horizonte de la ética.

Lo particular no puede comprenderse separado de lo universal-singular y, a su vez,


eso que hemos llamado universal-singular no existiría sin lo particular. Ante todo, lo
particular es un efecto de grupo. En otras palabras, un sistema de códigos compartidos. Si lo
universal-singular denotaba lo propio de la especie, lo particular será el soporte en que se
realiza ese universal-singular.

La dimensión ética se despliega en el circuito universal-singular, sosteniéndose (de


manera siempre provisoria (no definitivo)) en el campo de lo particular, del que toma
prestado su carácter de código.

El efecto particularista es distintivo de la falla ética y se verifica en la pretensión de


que un rasgo particular devenga condición universal.

Mientras que la moral remite a cierta contingencia, la ética va más allá.

Más estrictamente, la pauta moral se corresponde con los sistemas particulares


(culturales, históricos, de grupo), mientras que el horizonte ético, si bien puede soportarse en
tales imaginarios, siempre los excede. De allí la afirmación que asigna a la dimensión ética
alcance universal. Pero lo universal-singular de la ética no puede ser colmado por ningún
sistema moral (particular).

Capítulo IV: Lewkowicz, I. Particular, Universal, Singular.


Las singularidades éticas, además de ser éticas, son de por sí singularidades. Y el
término singular esconde su enorme potencia cualitativa tras una inocente apariencia
cuantitativa. Primera advertencia: las intuiciones meramente cuantitativas (singular para uno
solo, particular para unos cuantos, universal para todos) no sólo son insuficientes sino también
contraproducentes en este terreno.
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En una situación suelen estar trabajando las tres dimensiones conjuntamente, no son
claramente discernibles entre sí y lo más decisivo de su funcionamiento radica en las
relaciones complejas que establecen entre sí.

La singularidad está por fuera del “uno”, el universal va más allá del “todos”.

La singularidad es lo que se sustrae al régimen del uno: la presentación de “algo”


incalificable según el lenguaje de la situación. El universal: no es un todo gigantesco, una bolsa
descomunal en la que se acumulan las entidades reales e imaginarias posibles, sino el hecho
mismo de que para cada universal postulado, un “algo singular” lo obliga a ir más allá de su
aparente totalidad. El universal es este hecho de (una vez des-totalizado por un singular) ir
más allá de sí. Un conjunto se determina por sus propiedades. Una propiedad determina un
conjunto. El universal, si existiese, tendría que ser también, a su vez, un conjunto. Para ser,
tendría que verificar una propiedad, pero no es formulable semejante propiedad capaz de dar
existencia al universo.

En ausencia de universo universal, los “todos” postulados como tales no son más que
particulares precarios. El universal es la potencia de desborde, de exceso, es el gesto de ir
más allá de las totalizaciones supuestamente clausuradas al devenir. El “todo” es sólo la
parte nombrable, discernible, formulable bajo las propiedades que determinan la
universalidad restringida de ese universo. El universal de comienzo se revela retroactivamente
como particular; el carácter de universal se desplaza entonces del aparente universo de
partida al gesto de desbordar tal universo y acotarlo como particular.

No es el hecho de ser uno el que lo vuelve singular. Un singular no es “uno solo”,


porque uno solo es uno más: un término previsible, nombrable, discernible bajo las
propiedades que estructuran el lenguaje de la situación (o conjunto) en cuestión. Podremos
hablar de singularidades sólo cuando algo que se presenta hace desfallecer las capacidades
clasificatorias de la lengua de la situación, cuando ese algo no se deje contar como un
individuo por ninguna de las propiedades discernibles (estructurantes) de la situación.

El término será “singular” si no pertenece al universo en que irrumpe, si su


presentación hace tambalear las consistencias previamente instituidas.

Se dirá que una ley de un código que regula exhaustivamente una situación
cualquiera es siempre particular: está sometida (o suspendida) hasta la sorpresiva irrupción
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de una singularidad que (destotalizando como particular la legalidad del universo previo) exija
un gesto de suplementación (universalización) en nombre de una nueva ley “más alta”.

Las singularidades sólo son un modo de relación con una situación que irrumpe.

Una situación es, en principio, un universo (restringido como todos) que es ciego a la
restricción que lo funda. Como lo que la ordena simbólicamente es un lenguaje, bajo ninguna
circunstancia podría armar un todo coherente sin exclusiones. Su coherencia depende de las
exclusiones. Pero esas exclusiones no son discernibles de antemano, no derivan de un gesto
explícito de apartar deliberadamente tales o cuales términos indeseables para luego asegurar
la consistencia de los términos admitidos. Estas exclusiones se instauran implícita y
ciegamente con el acto mismo de instituir un universo, una situación, una ley o un lenguaje.
Tales universo, situación, ley o lenguaje ignoran radicalmente lo que excluyen. Lo que está
excluido simplemente, no existe, sin más. Por eso el advenimiento singular suplementa
realmente el universo de lo existente.

Una singularidad es entonces, irremediablemente, un proceso situacional.

La irrupción de puntos singulares requiere la invención de los nombres pertinentes, de


los enunciados que nominen. La singularidad no es una función monótona. Por eso requiere
de una intervención subjetiva que la produzca - nominación . No es concebible una
singularidad de por sí, dispuesta ahí enfrente como un objeto a ser reconocido o conocido.
Las singularidades no son objetividades dispuestas para el conocimiento de un sujeto puesto
enfrente sino intervenciones subjetivas que producen una novedad en la inmanencia de la
situación. De ahí que una de las condiciones de posibilidad para que existan singularidades es
la posibilidad de intervención. De ahí se sigue que una singularidad sólo lo es para la situación
en la que irrumpe y sólo si existe el trabajo subjetivo de lectura, producción y nominación.

Una ley moral, por ejemplo, parece enunciar unos principios en cuya ejecución
quedarían codificadas todas las situaciones posibles. Pero se le presenta un punto en que
fracasa. La ley no sabe pronunciarse (y se sabe impotente para operar en estas circunstancias).
Ese punto de impasse es el campo de intervención sobre el que ha de constituirse una
singularidad. El “universal previo” se revela como meramente parcial. El punto de singularidad
vehiculiza la exigencia de una nueva ley, ésta sí universal, que deje atrás el limitado horizonte
restrictivo de la legalidad previa. El universo se ha ensanchado, se ha suplementado a partir
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de una singularidad. Esa singularidad era el único lugar en que se estaba poniendo en juego un
universal que fuera más allá del restringido universo situacional.

*Capítulo VI Michel Fariña, J. J. Del acto ético


Lo principal es la referencia que hace Fariña a las nociones de particularismo y
mediaciones instrumentales y normativas en relación a Antígona.

Habla de particularismo en el mandato de Creonte: a Eteocles que murió defendiendo


su tierra le serán reservadas los funerales reales; a Polinices que murió peleando contra los
suyos en cambio no le será provisto rito funerario alguno, ni se le sepultará. Completa el edicto
amenazando con privar de la vida a quien ose desobedecerlo.

Fariña dice que en el edicto de Creonte hay un ejemplo paradigmático de


particularismo. Porque para Creonte el acto de traición cometido en vida por Polinices lo
alcanza más allá de la muerte, privándolo del derecho a una tumba. No dice “como Polinices
fue un traidor será sepultado sin honores o no me siento convocado a su entierro. Si lo hiciera
no se le reprocharía nada desde la ética, sería más bien una cuestión moral.

Se refiere a mediaciones instrumentales a los arados, redes, ardides nombrados en los


coros. Los cueles son entes mediadores entre el hombre y la naturaleza. Estos mediadores
pueden ser elementales como un arado o sofisticados como una computadora.

Luego el coro habla del lenguaje y las ideas etéreas que también constituyen
mediaciones pero no ya con la naturaleza sino con el resto de los seres de la especie.
Mientras que las aptitudes instrumentales suponen un entrenamiento, el lenguaje se
aprende por sí solo. El coro sigue diciendo: “y los comportamientos que imprimen un orden a
las ciudades”. Este verso está en relación la Ley. Fariña llama mediaciones normativas a estas
instancias. El hombre es la cosa más formidable, de un lado se ha mediado con la naturaleza,
generando instrumentos que lo emancipan de ella; y de otro dispone de un lenguaje y de la
Ley, mediadores por excelencia entre los sujetos. El hombre es la cosa más formidable y es
por eso que tiene problemas éticos.

*Teórico desgrabado de Lewkowicz: Paradoja, infinito y negación de la


negación.
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La pregunta moral más frecuente es: “¿Qué debo hacer?” Ésta se responde desde un
sistema moral determinado. En la dimensión moral hay veces en que no es posible saber qué
hacer. Situaciones que por su estructura suscriben o prohíben un saber sobre qué se debe
hacer, allí entra en juego la dimensión ética.

Una ley moral rige para el universo de todas las situaciones, pero como esto no es
posible la moral rige para algunas situaciones y en otras colapsa.

La singularidad no es la individualidad, es un elemento de la situación. Una


singularidad muestra que el universo no es universal, era universal, pero se le revela una
singularidad. El eje ético une el universal-singular e intercepta lo particular. La dimensión
ética une un singular con un universal y corta el eje particular.

Si a un universo se le declara una singularidad deja de ser universo, este singular dice
que la estructura del universo deja de ser consistente. Si el universo destituido no asume esta
destitución tenemos un particular que pretende para sí un rango de universal. Declarada la
singularidad y el universo deviene particular. El universo no admite el accidente que lo ha
destituido. Si no cabe un el universo un nuevo término entonces no es universo, es restringido,
por tanto es particular. Esto es un particularismo: cuando una parte del universo pretende
imponer su regla particular como ley del todo. En el particularismo no se admite la marca de
una ley superior, ni la marca que hace caer una ley. El particularismo no admite marca alguna,
o sea, lo singular.

Para que se niegue una singularidad, debe haber un universal (¿universo?) que siga
reclamando su valor universal y una singularidad que niegue su valor de singularidad
cayendo en un particularismo.

-Apuntes Tomados en clase:


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Lo universal tiene una íntima relación con lo singular, están en el mismo eje y se cruza
con el eje de lo particular. Lo universal es el campo de la constitución del sujeto. Es lo propio
de la condición humana, aquello que no varía con lo histórico, es invariante y estructurante;
esto es - lo simbólico, el lenguaje. La realidad no se le presenta sino que se le representa
(mediatizada por la palabra), es lo que lo hace un ser simbólico. La legalidad que gobierna al
sujeto es una legalidad simbólica, es una legalidad del no-todo, siempre hay algo que queda
interdicto para el sujeto. Hay una falta estructural, un sujeto gobernado por el deseo. Lo
universal es el campo de constitución del sujeto, donde permanentemente se da la
transmisión de la imposibilidad estructural. Lo universal es pura legalidad sin contenido,
transmite un no-todo.

La relación entre universal y particular es doble; lo universal afecta a lo particular y lo


particular le da un soporte material a esa legalidad sin contenido. Es una relación de
consonancia. Lo universal puede manifestarse en lo particular.

Lo particular como categoría supone una lógica de conjunto. Esa es su característica


principal. Cada sistema particular incluye los pares de opuestos (A / -A), cada sistema
particular cuando funciona es como un universo que cae cuando aparece una singularidad y no
se le encuentra sentido dentro de ese particular.

Lo singular es en principio un proceso situacional. No existe por fuera de la situación


en la que emerge. Nosotros debemos crear las condiciones para que lo singular emerja. Es
existencial como la ética, es una existencia que se afirma. Lo singular quiebra el universo
desde ese punto de inconsistencia que el universo desconocía. Lo universal prevé que algo
nuevo (lo singular) puede surgir. Lo singular es algo nuevo que no puede ser nombrado por ese
universo anterior. Se exige un acto de nominación intervención subjetiva. El universo se
ensancha. Si una singularidad impacta el universo hay una trastocación, universalización. La
singularidad provoca una universalización (¿?), para esto es necesario el acto de nominación.
Lo singular se refiere al efecto sujeto.

*Ariel, A. Moral y ética. Una poética del estilo.


(Entre “<>” se agregan algunos apuntes tomados de la clase de Fariña sobre el texto.)
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Sitúa falsos pares de oposiciones: estilo y estética, pasión y deber, sujeto y estado, moral y
ética.

ORDEN SUPLEMENTARIO ORDEN SOCIAL

Este orden suplementario no es opuesto ni “para todos”

Complementario al orden social. Lo excede Oposiciones necesarias, humanas culturales,

lo desorganiza Determina el bueno o mal gusto,

pero jamás el gusto mismo.

ÉTICA Moral

afirmar – firmar Bueno/Malo

Existencia que se afirma Verdadero/Falso

Sí del acto Si/No

ESTILO ESTÉTICA

Crear Fundamento del arte

COMUNICA la existencia producción de la belleza

ESCRIBE de Un sujeto

PASIÓN DEBER

SUJETO ESTADO

Por moral vamos a situar lo que es pertinente a la conducta social de un sujeto entre
otros, Sería lo que llamaríamos los deberes del sujeto frente al estado, frente a la ley. La
moral es temática, temporal, subsistencial: permite algún ordenamiento de la existencia de
ese sujeto en lo social.

La ética es la posición de un sujeto frente a su soledad, no la posición en lo social por


su relación con los otros; frente a lo que está dispuesto a afirmar, a firmar. <Entenderlo
desde el 2do movimiento, la singularidad en situación; en cambio, el primer movimiento está
relacionado con la moral.>

La ética propone otro plano de existencia y, en ese sentido la ética es atemporal, es


a-temática y existencial.
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La ética no se contrapone a la moral. La ética, la existencia del sujeto, desorganiza la


moral, no pretende suplantarla (es suplementaria). No genera conflictos, salvo en
determinados momentos muy singulares.

La estética habilita la posibilidad de experiencia de la belleza en el orden social. La


estética es, al igual que la moral, temporal, temática, y podemos decir que la estética, en lo
social siempre es un crimen contra el sujeto. Es un crimen contra el uno, pues propone el
para todos.

Con respecto al estilo, que aparece como un par contrapuesto, diremos que es la
posición del sujeto frente a su soledad, pero aquí no frente a lo que está dispuesto a afirmar
sino frente a lo que está dispuesto a crear, más allá de la belleza. El estilo indicará, entonces,
una posición del sujeto en el acto creador que va más allá de la belleza. Y es por ello
atemporal, a-temático.

En el orden social vamos a colocar la Moral, esta pertinencia de la conducta de sujetos


entre otros. Vamos a oponer términos en la moral misma: Bueno y malo; verdadero y falso, Sí
y No. Estas oposiciones en el orden social son oposiciones necesarias, humanas y culturales,
con las que el sujeto se encuentra en el comienzo mismo.

Del otro lado, no es complementario del orden social, ni opuesto, es suplementario.


Este nivel suplementario del sujeto excede y desorganiza el orden social cada vez que crea. Es
la desorganización necesaria de un orden, para que haya acto creador. Pues de no haber la
desorganización de un orden, el acto creador será un dormir en las condiciones de la estética
de la época.

Módulo II: La articulación entre derechos humanos y la ética profesional

*Michel Fariña, J. J., Abuso sexual en la psicoterapia

Comenta tres casos de EEUU que aparecieron en el “Boston Globe”.

El caso del Dr. Joel Feigon, terapeuta de 60 años, a quién la junta directiva del estado
de Massachussets le retiró la matrícula profesional por haber mantenido relaciones sexuales
durante ocho años con una paciente cuyo amante e hijos estaban también en tratamiento
(individuales) con él. La junta hizo especial hincapié en la manipulación de los cuatro pacientes
por parte de Feigon.
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El caso del Dr. Masserman, quién fue denunciado por una de sus pacientes, Bárbara
Noel, a quién el profesional abusaba sexualmente luego de inyectarla con Amytal. En este
caso, el testimonio es el libro escrito por la propia paciente. Cuando Bárbara Noel decidió
llevar el caso de Masserman a la corte otras dos mujeres, una abogada y una empresaria, que
habían sido también pacientes suyas, iniciaron a su vez acciones por haber sido abusadas
sexualmente con metodologías similares.

El caso de la Dra. Margaret Bean-Bayog que en julio de 1986 tomó en tratamiento a


Paul Lozano, un estudiante de Medicina. El joven durante un tiempo fue internado varias veces
por ideas suicidas. En 1987 la Dra. realiza un supervisión en la que le dicen que el tratamiento
con Lozano marcha bien y que el paciente podría suicidarse si ella lo interrumpe. Un tiempo
después la doctora le dice a su paciente que deberá limitar sus sesiones a menos que él pague
más dinero. La terapia finaliza y el joven comienza tratamiento con otro doctor. Éste último
eleva un reporte a la junta médica del estado alegando que Bean-Bayog realizó con el paciente
un tratamiento inadecuado. En 1991 Lozano se suicida. Su familia inicia acciones contra la Dra.
Bean-Bayog acusándola de haber manipulado y seducido a su paciente causándole la muerte.
Se basaba para ello en varias cartas y fotografías que la terapeuta enviaba y entregaba a su
paciente durante el tratamiento.

En el primer caso estamos ante una violación, entre otras, de la pauta ética de la
abstinencia. En el segundo caso, también hay violación de la ética.

Luego Fariña da un ejemplo de cuando el terapeuta se duerme durante una sesión.


Dormirse en medio de una sesión es poner en peligro el tratamiento de un paciente. Es hacer
mal el trabajo para el cual se requirió su presencia allí. Es un ejemplo de lo que llama mala
praxis. Al quedarse dormido, un terapeuta incurre en mala praxis profesional. Cuando se
despierta, en cambio, está ante un dilema ético: ¿Qué hace con el sueñito? ¿Reniega de él,
fingiendo sentirse mal, alegando una indisposición como pretexto para ir al baño, refrescarse
para continuar con la sesión como si nada hubiera pasado ante el paciente que en algunos
casos hasta lo escuchó roncar? ¿O por lo contrario reconoce que se había dormido, que
pensaba que estaba en condiciones de atender cuando comenzó la sesión pero que
evidentemente no era así, pide disculpas, da por interrumpida la sesión y ofrece recuperarla
en otro momento?

Toda violación a la ética conlleva una mala praxis, pero no toda mala praxis
involucra un problema ético.
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Las relaciones sexuales que Feigon mantuvo con su paciente contaron con el
consentimiento y hasta con el placer de ella; Masserman, en cambio, cometió directamente
una violación. Esto no hace una diferencia a los fines que aquí nos interesan. La seducción que
un paciente puede llegar a desplegar frente a su analista, lejos de constituir un atenuante en
los casos de abuso sexual, es en rigor un agravante. El analista debe estar dispuesto a
mantener la abstinencia, especialmente la sexual porque es eso y no otra cosa lo que el
paciente requiere de él.

En el caso de Margarte Bean-Bayog. Su tratamiento de Lozano puede haber sido


pésimo, con lo cual estaríamos en el terreno que antes definimos como de mala praxis. Pero
no se ve que exista un problema ético de abuso sexual.

Nunca evaluamos la gravedad ética de una conducta por las consecuencias que de
ella emanen para la víctima, sino por el análisis de los valores puestos en juego en la situación
misma.

*Tomkiewicz, S. Deontología y psiquiatría.


Cuenta que una inyección producía dolor a un enfermo, pero sabía también que se la
aplicaba por su bien.

En un servicio donde trabajaba se acercaban personas que pagaban para tener


derecho a un “Electroshock ambulatorio”. Eran personas afectadas por un estado llamado
“melancolía”.

En el mismo servicio había chicas y muchachos jóvenes a quienes también se les


aplicaba electroshock, eran esquizofrénicos, pero éstos jóvenes rechazaban el electroshock, se
les aplicaba contra su voluntad. Él rechaza el uso del electroshock con estos enfermos ante el
asombro de grandes psiquiatras de la época que lo consideraban normal, legítimo y médico,
aún cuando era aplicado contra la voluntad del enfermo.

Reflexiona: Al darle un Valium a un enfermo que está muy ansioso de alguna manera
le estoy impidiendo hablar y reflexionar acerca de las causas de su ansiedad. Cuando comienza
a darle Valium no puede saber si él no tendrá necesidad de Valium toda su vida. Ahora, si el
mismo joven ansioso, en lugar de venir a consultar va, para calmar su ansiedad a comprar un
cigarrillo de haschich, dejará inmediatamente de ser considerado como un enfermo cuyo
medicamento es reembolsado por la Seguridad Social; se transformará en un toxicómano al
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que la policía, la justicia y la opinión pública tendrán el derecho de castigar y reprimir. El


cigarrillo de haschich le impedirá hablar y reflexionar acerca de las causas de su ansiedad del
mismo modo que el Valium. Pero si se le da Valium él es un buen médico, y el que le vende el
cigarrillo es un traficante de droga.

Da otros ejemplos de drogas aplicadas a diferentes enfermos recordando que según la


OMS la finalidad de los médicos debe ser el salvaguardar la salud, es decir el bienestar físico y
mental de la gente.

En 1962 se realizaban en el marco de la NASA para poder ir a la luna experiencias del


llamado “aislamiento sensorial”. El resultado dio lugar a la definición del “síndrome psíquico
del aislamiento sensorial” con alucinaciones, crisis de agresividad, desestructuración del
esquema corporal y situaciones de sufrimiento tan agudo que las personas preferían morir a
continuar. Algunos años más tarde un médico proponía el aislamiento sensorial como medio
terapéutico para esquizofrénicos, delirantes, depresivos. No se pedía el consentimiento de los
enfermos. ¿Para qué? Son locos y la opinión de un loco es por definición una no-opinión.

El autor se pregunta: ¿Dónde termina la medicina y dónde comienza el castigo, la


violación, la tortura?

Lo que nos permite habitualmente tolerar esta confusión es tal vez el carácter de
aquellos a quienes se aplican, a quienes se imponen todos estos métodos; locos, delincuentes,
homosexuales, etc.

* Michel Fariña, J. J., Las minorías según Benetton.


Cuando hablamos de diferencias, de diversidades humanas, resulta imprescindible
aclarar que las más de las veces estas ingresan socialmente bajo la forma de minorías. Se trata
de grupos que son objeto de un trato diferencial por parte de otro (que provisoriamente
llamaremos mayoría) el cual le impone condiciones de marginación. Desde la perspectiva de la
dimensión humana, un ejemplo concreto, quizás el más representativo: el de las minorías
basadas en rasgos étnico-raciales.

La forma y el color de los ojos, dado el papel estructurante que tiene para los seres
humanos la mirada; se ha transformado en otro rasgo predilecto a la hora de establecer y
señalar grupos minoritarios. Si nos centramos en los aspectos de la dimensión humana, uno de
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los factores que pueden reconocerse como constantes a lo largo de los distintos casos de
minorías es el llamado movilización erótica o sexual.

Cuando el rasgo movilizador adopta carácter grupal estamos en presencia de una


minoría. Freud dice: “El sentimiento de comunidad de las masa ha menester, para
completarse, de la hostilidad hacia una minoría extranjera y la debilidad numérica de estos
excluidos invita a su sofocación (…) la intolerancia de las masas se exterioriza con más
intensidad frente a diferencias pequeñas que frente a diferencias fundamentales.”

Efectivamente, los judíos por ejemplo no constituyen una lejana raza asiática cuyos
rasgos físicos y culturales pueden contribuir a subrayar las diferencias. Freud llamó a esto “ el
narcisismo de las pequeñas diferencias”.

El ser humano no se defiende sólo cuando se lo ataca sino que cuenta con una alta
cuota de agresividad en su dotación pulsional. No hay razones espontáneas en la especie
humana para amar al prójimo, bien por el contrario.

De nuevo Freud: “No es fácil para los seres humanos, evidentemente, renunciar a
satisfacer esta su inclinación agresiva. (…) siempre es posible ligar en el amor a una multitud
mayor de seres humanos, con tal que otros queden fuera para manifestarles la agresión.”

La inclinación agresiva es, por tanto, una disposición pulsional del ser humano , en la
cual la cultura encuentra un enorme obstáculo.

¿De qué medios se vale entonces la cultura para erradicar o atenuar la agresión?

Freud: “La agresión es introyectada, interiorizada, pero en verdad reenviada a su


punto de partida; vale decir: vuelta hacia el yo propio. Allí es recogida por una parte del yo,
que se contrapone al resto como superyó y entonces, como conciencia moral, que ejerce
contra el yo la misma severidad agresiva que el yo habría satisfecho de buena gana en otros
individuos.

El desarrollo de lazos de amor en el grupo parece requerir de otros sobre los cuales
descargar los golpes.

Fariña ilustra el tema con diapositivas de una campaña de Benetton con imágenes
cuyos ejes son la diversidad étnica y los mitos respecto de la sexualidad. En esta campaña
Benetton propone un desplazamiento. Dirigiéndose a los jóvenes, estaría preguntando: ¿Uds.
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todavía son de aquellos que designan a las personas por el color de su piel, o pertenecen ya a
quienes entienden las razones de la diversidad étnica? En cada diapositiva introduce una
pequeña explicación que informa respecto de las razones de tal diversidad. Finalmente
expone: mientras los colores de las pieles difieren, la sangre permanece roja.

En la dimensión histórica del problema de las minorías Fariña se centra en el cambio


que se ha operado con el pasaje del feudalismo al capitalismo moderno. En todas las formas
de minorías que la humanidad conoció hasta el advenimiento del capitalismo, siempre el rasgo
objeto de movilización ha sido un elemento del orden de lo natural. Se entiende por natural
aquellas marcas que el ser humano trae al nacer o adquiere en la muy temprana infancia y que
lo acompañan de manera indeleble a lo largo de su vida. Por ejemplo las minorías organizadas
a partir de rasgos étnico-raciales, o las minorías en base a discapacidades. Todas las minorías
sustentadas en un criterio precapitalista son cuestionadas y tienden a desaparecer o perder
peso con el desarrollo del capitalismo. Aquellos sectores sociales que eran objeto de
discriminación injusta hoy tienden a ser integrados (minorías religiosas, minorías en base al
género, minorías basadas en la elección sexual, minorías lingüísticas, minorías basadas en la
edad) en el horizonte del capitalismo el efecto de movilización tiende a desplazarse a un
nuevo objeto, lo que resulta intolerable es la presencia de alguien pobre. Lo que moviliza hoy
hasta el asco y la repulsa no es ya el color de piel, la religión o la lengua, sino la pobreza
extrema. Como antes lo fueron el color de piel, la circuncisión, o el cuerpo que nos tocó, hoy
es la cantidad de dinero que tenemos lo que define nuestra pertenencia a las minorías o a las
mayorías.

¿Qué más hermoso nos diría Benetton que el abrazo de niños asiáticos, nórdicos,
africanos y latinos? En la publicidad la imagen es bellísima. Pero la condición de tal belleza es
que estén todos enfundados en ropa cara de Benetton. En otras palabras, es la marca del
dinero lo que nos permite apreciar el hallazgo estético de la empresa. A los mismos niños,
descalzos y sin nada de comer, nadie los encontraría bellos. Pero Benetton está al tanto de
esto (Fariña presenta dos últimas diapositivas). Hay un planisferio con cambios. Los países
tienen una superficie acorde a su población y una leyenda que dice “Aquí es donde vive la
gente”. Presenta otra imagen con un planisferio en donde cada país tiene un tamaño acorde a
su riqueza. Es un mundo reducido a lo Estados Unidos, Europa y Japón. El texto dice: “Aquí es
donde vive el dinero”. Las verdaderas diferencias radican cada vez más en el dinero y el
poder.
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 16

Discriminación justa y discriminación injusta

Si se toma la acepción etimológica de "discernir", el acto de discriminar es


esencialmente "justo", es decir, deseable. El horario de protección al menor sería un ejemplo
claro de ello: se distingue -discrimina- el estadio evolutivo del niño, que le impide simbolizar
determinados estímulos -violentos, sexuales-, los cuales podrían suponer carácter traumático.
Es evidente que al hacerlo, al discernir esta cuestión separando al niño del televisor, lejos de
generar un perjuicio al menor, se busca preservarlo de tales efectos traumáticos.

A la inversa, el concepto de "discriminación social", se reserva para los casos en los


que la acción discriminatoria adopta carácter negativo, o injusto. Ejemplo clásico de ello es la
segregación de grupos humanos en razón de su raza, religión, lengua, orientación sexual,
discapacidad, condición socioeconómica, etc. La enumeración busca alertar respecto de la
injusticia que subyace a dicho menoscabo y promover acciones destinadas a suprimirla.

Diremos que entre la discriminación en sentido positivo y la discriminación en


sentido negativo, existe una relación inversamente proporcional. Cuanta mayor capacidad
para discriminar -en el sentido positivo o simbólico- tenga un sujeto, más preservado estará de
llevar adelante acciones discriminatorias en el sentido negativo o injusto.

*Salomone, G. Consideraciones sobre la Ética Profesional: dimensión


clínica y campo deontológico-jurídico. En “La transmisión de la ética…”
Una ética profesional asociada exclusivamente a la deontología genera un
desdoblamiento de la función profesional que toma dos caras indialectizables. Por una parte
se configura un profesional con deberes de ciudadano, abogando por los derechos de las
personas, atendiendo a las exigencias sociales y legales de la profesión, dirigiendo su práctica
en función de un sujeto de derecho. Por otra parte se encuentra un profesional que lidia con
el sufrimiento del paciente, que debe operar con otra concepción de sujeto y que despliega su
práctica en el terreno de la transferencia. Hay una responsabilidad profesional entonces ligada
a nuestro objeto de estudio y práctica: el sufrimiento psíquico del sujeto.

La dimensión clínica no se refiere exclusivamente al trabajo clínico, sino que con este
término nos interesa señalar una perspectiva que toma en cuenta la dimensión del sujeto, la
singularidad en situación. La dimensión clínica constituye un modo de lectura y abordaje
sustentado en la categoría de lo singular. En cambio, el campo normativo configurado sobre la
lógica de lo general recorta los problemas desde una perspectiva particular.
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 17

Introducir la dimensión clínica en el campo de la ética profesional introduce, a su vez,


la perspectiva ética.

La posición ética se constituirá en esa intersección entre el marco normativo y la


dimensión clínica, lo cual excluye la obediencia automática a la norma pero también su
rechazo.

El campo normativo: códigos deontológicos y orden jurídico.

La deontología refiere a los deberes relativos a una práctica determinada, los cuales,
en su forma de enunciados normativos se plasman en los llamados “códigos de ética”. Se
aboca al estudio de los deberes y obligaciones de los psicólogos, lo cual incluye el tratamiento
de ciertas problemáticas propias de este campo, tales como, confidencialidad, explotación,
competencia, idoneidad, integridad, capacitación, respeto por los derechos y dignidad de las
personas, responsabilidad profesional y científica, ámbitos de incumbencia. También se ocupa
de los deberes y obligaciones de los psicólogos en lo referido a declaraciones públicas,
publicaciones, actividades de investigación, supervisión, docencia, etc.

Los códigos de ética profesional establecen una serie de pautas que regulan nuestra
práctica, funcionando como una referencia anticipada a situaciones posibles y por venir. El
campo normativo tiende a configurarse y a funcionar en tanto universo. Evidentemente, lo
singular que un sujeto comporta no estará contemplado en la norma.

-Los códigos resumen el conocimiento alcanzado en el campo profesional hasta cierto


momento histórico (Estado del arte), el cual funciona como fundamento de las normativas. En
ese sentido, Estado del Arte y regulaciones profesionales constituyen el conocimiento que
antecede a una situación dada.

Los códigos condensan los valores morales de un tiempo histórico determinado. Es


necesario reflexionar sobre la relación entre la dimensión moral en la que ubicamos a los
códigos deontológicos, y la perspectiva ética en sentido estricto, referida fundamentalmente a
la dimensión subjetiva.

La interpretación de la norma

Cada norma contemplará una serie de casos que constituyen un conjunto, en tanto
grupo de elementos que comparten una propiedad común. La confrontación con un caso
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 18

determinado nos obliga a analizar la pertinencia de la norma. Es decir, no es posible su


aplicación inmediata e indefectiblemente, será necesario interpretarla. La aplicación de la
norma no puede ser automática. Frente al caso a analizar, deberemos interpretarla y, además,
ponderarla en relación a otras normas y a otros elementos de juicio.

Consideraciones sobre la posición ética

El campo normativo organizado sobre una lógica de universo (cerrado) excluye lo


singular dificultando su articulación con la lógica del sujeto. La confrontación de las normas
deontológicas y jurídicas con un caso exige la ponderación (consideración) e interpretación de
aquéllas. La sola exigencia de interpretación da cuenta de un punto de inconsistencia de ese
universo. Es decir que la interpretación funda una lógica del no-todo y convoca al sujeto a
responder. El modo en que se responda a la interpelación, a ese llamado que surge del punto
de inconsistencia del campo normativo, da lugar a una cierta posición subjetiva que podrá
configurarse o bien en una posición moral o bien una posición ética.

Así se configurarán dos posiciones distintas:

-El abordaje del campo normativo desde un posicionamiento moral, posición de mera
obediencia, de acatamiento. La posición moral no soporta el punto de inconsistencia al que lo
enfrenta el campo normativo e intenta hacerlo consistir adjudicándole una solidez inexistente.

-Una posición ética de responsabilidad. El sujeto acepta ese punto de


indeterminación radical que lo convoca a responder de un modo singular. Se trata una
posición subjetiva que acepta la lógica de la falta.

Incluir la dimensión del sujeto como horizonte de nuestras decisiones en la práctica


NO significa necesariamente ubicarnos en el segundo movimiento de la ética. También el
primer movimiento exige la referencia al sujeto. Es decir, primer y segundo movimiento de la
ética constituyen modos de lectura diferenciados que recortan una situación dada relevando
diferentes aristas. Sin embargo, en ambos la dimensión clínica es la referencia inevitable.

No se trata de plantear la disyunción de los campos sino, aun sosteniendo la diferencia


pensar su articulación.

La autora da el ejemplo de un caso en que un paciente planea asesinar a una persona


y el terapeuta se enfrenta al dilema de la suspensión o el mantenimiento del secreto
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 19

profesional. Tanto en el campo normativo como en la dimensión clínica se juega la relación


del Sujeto con la Ley (Sujeto-ley simbólica y sujeto-ley social). Por lo tanto se deben tener en
cuenta las implicancias clínicas que las decisiones en relación al orden deontológico-jurídico
puedan acarrear. La relación del sujeto a la ley no se reduce a la mera aplicación de la norma
sobre él. Se trata de elevar la norma a categoría de Ley. Ley que regula, que inscribe una
prohibición en la intimidad del sujeto y del acto. De allí la importancia de sostener la decisión
en una posición que no se configure en relación a la exigencias morales. La sanción legal no
debe configurar únicamente una responsabilidad en el campo de la moral. Se trata de
favorecer un más allá de la responsabilidad jurídica, para dar lugar al campo de la
responsabilidad subjetiva. La decisión tendrá el valor de un acto que confronta al sujeto con
la implicación en su propio acto.

La posición del profesional podrá oscilar entre una posición moral de acatamiento a
los roles asignados y una posición ética que facilite un posicionamiento ético del sujeto sobre
el que dirige su intervención. Es en este punto donde la noción de responsabilidad subjetiva
adquiere relevancia ineludible.

*Freud, S. Puntualizaciones sobre el amor de transferencia


Apuntes de la clase de Carlos Gutiérrez: Frente a una paciente mujer que se ha
enamorado del médico que la analiza. Se pueden pensar dos desenlaces posibles: que se casen
o interrumpir el tratamiento. Freud sostiene que el punto de vista del analista debe ser
distinto.

Freud dice:

“El médico (…) tiene que discernir que el enamoramiento de la paciente ha sido
impuesto por la situación analítica y no se puede atribuir a la excelencias de su persona.”

“A primera vista no parece que del enamoramiento en la transferencia pudiera nacer


algo auspicioso para la cura. (…) Luego meditando un poco, uno se orienta: cuanto estorbe
proseguir la cura puede ser la exteriorización de una resistencia. Y en el surgimiento de esa
apasionada demanda de amor la resistencia tiene sin duda una participación grande.”

Dice Gutiérrez: El análisis debe seguir y la cura se despliega en la transferencia, es ella


misma el campo de batalla donde se despliega la cura. Los preceptos morales no sirven para
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 20

el psicoanálisis. Lo que el psicoanálisis comparte con los preceptos morales es la no


satisfacción de lo amoroso, pero se llegó allí por conveniencia analítica.

Freud: “(…) sustituir la imposición moral por unos miramientos de la técnica analítica,
sin alterar el resultado” (la no satisfacción de lo amoroso).

Si se hace que la paciente sofoque lo pulsional es como llamar lo reprimido a la


conciencia para reprimirlo nuevamente.

Freud: “Exhortar a la paciente, tan pronto como ella ha confesado su transferencia de


amor, a sofocar lo pulsional, a la renuncia y a la sublimación, no sería para mí un obrar
analítico, sino un obrar sin sentido. (…) Uno habría llamado lo reprimido a la conciencia sólo
para reprimirlo de nuevo.”

“La técnica analítica impone al médico el mandamiento de denegar a la paciente


menesterosa de amor la satisfacción apetecida. La cura tiene que ser realizada en la
abstinencia. (…) Hay que dejar subsistir en el enfermo necesidad y añoranza como unas
fuerzas pulsionantes del trabajo y la alteración y guardarse (evitar) de apaciguarlas mediante
subrogados.”

“Consentir la apetencia amorosa de la paciente es tan funesto para el análisis como


sofocarla.” “Uno retiene la transferencia de amor, pero la trata como algo no real, como una
situación por la que se atraviesa en la cura, que debe ser reorientada hacia sus orígenes
inconscientes y ayudará a llevar a la conciencia lo más escondido de la vida amorosa de la
enferma, para así gobernarlo.”

Gutiérrez:

Transferencia recíproca  contratransferencia. Hay que estar advertido y cuando se


presenta vencerla con una posición de neutralidad.

El amor de transferencia es resistencia. Pero el amor de transferencia es anterior, la


resistencia se sirve de él. Se trata de un amor auténtico. El médico fue quien tendió el
señuelo.

Freud: “La participación de la resistencia en el amor de transferencia es indiscutible y


muy considerable. Sin embargo, la resistencia no ha creado este amor; lo encuentra ahí, se
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 21

sirve de él y exagera sus exteriorizaciones. (…) Este enamoramiento consta de reediciones de


rasgos antiguos y repite reacciones infantiles. Pero ese es el carácter de todo enamoramiento.”

“No hay ningún derecho a negar el carácter de amor ‘genuino’ al enamoramiento que
sobreviene dentro del tratamiento analítico.” Freud dice que es tan anormal como los
enamoramientos que se dan fuera de la cura analítica. “Es provocado por la situación analítica,
es empujado hacia arriba por la resistencia que gobierna a esta situación y carece de
miramiento por la realidad objetiva (…) estos rasgos que se desvían de la norma constituyen lo
esencial de un enamoramiento.”

Los motivos éticos y técnicos coinciden. No hay técnica, hay una posición ética.

“Para el obrar médico (el amor de transferencia) es el resultado inevitable de una


situación médica, como lo sería el desnudamiento corporal de una enferma o la comunicación
de un secreto de importancia vital. Esto le impone la prohibición firme de extraer de ahí una
ventaja personal. (…) Motivos éticos se suman a los técnicos para que el médico se abstenga
de consentir el amor de la enferma.”

Apuntes del texto de la Salomone, G., “Principio de neutralidad y la regla


de abstinencia: la perspectiva freudiana.”
La regla de abstinencia es una indicación técnica y, como tal, debe ser observada por el
analista a lo largo del tratamiento y cómo condición de posibilidad del mismo. Mientras que
en razón de la regla de abstinencia el analista es compelido a impedir la satisfacción
pulsional del paciente, en la observación del principio de neutralidad quedará impedido de
buscar las propias satisfacciones en los tratamientos que conduce. Es decir, el principio de
neutralidad es una imposición de abstinencia para el analista.

La posición de neutralidad se funda básicamente en que el analista sustraiga como


persona para dar lugar así a su función.

El concepto de neutralidad es una recomendación técnica para el analista que implica


una imposición de abstinencia para él, en tanto agente de una función. Implica abstenerse de
la ambición terapéutica así como de la ambición pedagógica. Abstenerse de inculcarle al
paciente los propios ideales o aquellos valores que corresponden a la moralidad de la época;
abstenerse de dirigir la vida del paciente y abstenerse de proponer nuevas metas a la
mociones pulsionales liberadas de los síntomas. Pero también este lugar le impone no
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 22

responder a la demanda de amor o a cualquier otro tipo de demanda del paciente, y excluir
sus propios sentimientos contratransferenciales.

Desde la posición de neutralidad, se ABSTIENE de ofrecerse como un yo que forme


parte de la serie de objetos especulares que, en tanto portadores de satisfacción sustitutiva,
obturan (tapan) la falta. La regla de abstinencia encuentra su condición de posibilidad en el
principio de abstinencia.

*Lewkowicz, I. Singularidades codificadas. En “La transmisión de la ética…”

El eje simbólico que conecta un universal con un singular es el eje formal privilegiado
para pensar las situaciones éticas.

En cualquier legislación hay tres momentos. Los vistos, en los que se diagnostica una
situación en la que aparece un punto de inconsistencia. Los considerandos, en lo que se
enuncia el eje, el valor, a partir del cual se intenta intervenir sobre la situación. Y la resolución,
en la que se arbitra una medida para modificar la situación descripta en los vistos, en la
dirección señalada por los considerandos.

Noción de CÓDIGO:

Dos modos de totalización:

(a) una totalización fáctica: todo lo hasta aquí ha acontecido, una compilación. La otra
modalidad totaliza lo posible, es necesaria: no compila retroactivamente lo acontecido
sino que determina proactivamente lo que podrá ocurrir.

(b) Todos los posibles caen bajo este concepto. Refiere a una totalidad ya clausurada.
Transcurre en el espacio universal, de la ley, de la totalización sin fallas ni
excepciones. Esa es la idea de código moral. En principio, código moral se refiere a
todas las situaciones posibles.

El CODEX es la suma de diversidad de experiencias. El código es un sistema abierto de


experiencias instituyentes. Es el cuerpo historial de las singularidades decididas. Es el estado
actual de las singularidades decididas. Admite nuevas suplementaciones. Lo que tiene esa
apertura esencial es que no señala el punto en que está abierta, por lo tanto parece cerrado.
Sólo una nueva singularidad lo va a abrir, y va a ir a anotarse como singularidad que, una vez
decidida, suplementa el corpus de la codificación.
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 23

El código tiene una apertura esencial. De ahí que se trate de leer los códigos como
totalizaciones morales que incluyen toda experiencia posible, sino más finamente como una
transmisión de una experiencia, y por lo tanto como condición de posibilidad de la experiencia.
Esa transmisión de la experiencia significa transmisión de la singularidad problemática decidida
en una prescripción, y no como principio capaz de cubrir la totalidad de las situaciones.

*Domínguez, M. La singularidad en los códigos de ética: ética y deontología. En “La


transmisión de la ética…”

La autora da una etimología de “ética” y “deontología”.

En términos generales el lenguaje filosófico utiliza el vocablo ethos en la actualidad


para definir al “conjunto de actitudes, convicciones, creencias morales y formas de conducta,
de una persona individual o de un grupo social o étnico.”

La ética concebida clásicamente como la ciencia que estudia los comportamientos


morales de los sujetos humanos, será la disciplina confinada a recopilar las acciones adquiridas
como hábitos, supuestamente universales, para extraer de allí reglas generales que tendrán
valor de éticas. Siendo así “la teoría o ciencia del comportamiento moral de los hombres en
sociedad.”

La deontología es la ciencia de los deberes o la teoría de las normas morales. Teoría


ética de los deberes relativos a una determinada actividad social. Comprendiendo, al conjunto
de reglas que un grupo establece para sí en función de una concepción ética común.

Ética y deontología coexisten en sintonía al ocuparse ambas de las acciones de un


grupo determinado pero, la distonía radica en que la deontología legisla aquello que se debe
hacer, lo esperable en el marco de las relaciones humanas que regula, mientras que la ética
reflexiona sobre el obrar humano, sobre los actos de los sujetos que no pueden ser anticipados
por la norma.

La perspectiva de la ética se halla soportada en la práctica y teoría psicoanalíticas y se


sustenta en la pregunta ¿Ha actuado usted en conformidad con el deseo que lo habita? Dentro
de este marco el deseo inconsciente es la referencia. Esta concepción de la ética se sostiene en
el saber-hacer en acto. La ética será un asunto pertinente al deseo en tanto que
indomesticable.
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 24

En este sentido, los ideales terapéuticos del deber-hacer pertinentes en el marco


deontológico serán suplementados por la emergencia de una singularidad. La ética se
presentaría como suplementaria de la deontología al producir un exceso respecto de las
totalizaciones dadas, mientras que la deontología sería producto y reflejo de la moral social.

Se entiende por particular aquellos usos, costumbres y valores que comparte un grupo
determinado en un lapso histórico dado. La autora llama éticas a aquellas singularidades que
produzcan un quiebre respecto de ese universo de discurso del cual emergen, siendo
advertidas como “algo incalificable para el lenguaje de la situación”. En este sentido, el deseo
no podrá ser alistado como un elemento de la serie normativa del universo deontológico. La
singularidad concebida como “lo que se sustrae al régimen del uno”.

Una ley de código que regula exhaustivamente una situación cualquiera es siempre
particular: Está sometida (o suspendida) hasta la sorpresiva irrupción de una singularidad que
(destotalizando como particular la legalidad del universo previo) exija un gesto de
suplementación (universalización) en nombre de una nueva ley ‘más allá’. Una singularidad
para ser concebida como tal deberá producir una novedad en la situación, y sólo si existe el
trabajo subjetivo de lectura y nominación. Sólo si hay otro que la sanciona como tal, que la
nomina y le da existencia.

La lectura de los códigos de ética.

La autora hace referencia al deseo del analista y la lectura que él haga del texto
normativo. La existencia de los códigos de ética es producto del encuentro en la práctica con
una singularidad. ¿Cómo conciliar el universo deontológico y las singularidades éticas? A partir
de la transmisión. La lectura de los códigos se hallará articulada con la transmisión cuando
admitamos la dimensión del deseo del analista. Frente a los códigos se debe tomar una
posición.

Ética y deontología conciliadas en la transmisión del deseo del analista contendrán lo


instituyente de la experiencia y producirán enseñanza y transmisión alrededor de un indecible:
el deseo. Más allá de la estructura cristalizada del texto normativo, el acento estará puesto en
la lectura que de él se haga.

*(Domínguez, M. Addenda “El doble movimiento de la ética contemporánea: ¿una


lectura posible sobre la singularidad en los códigos?
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 25

El doble movimiento de la ética contemporánea se nos propone como un modo de


situar la dialéctica existente entre las categorías de lo particular y lo universal-singular dentro
del ámbito propio de la ética.

La ética contemporánea engloba por un lado, “el universo de conocimientos


disponibles en materia de ética profesional y constituye una suerte de ‘estado del arte’ que da
cuenta de los avances alcanzados por la disciplina y permite deducir el accionar deseable del
psicólogo ante situaciones dilemáticas de la práctica profesional” y por el otro, la singularidad
en situación.

En la primera va de la Intuición al Estado del Arte y se corresponde con la Deontología


y los códigos de ética.

El primer movimiento responde al “deber hacer” soportado en los tres tiempos de


toda legislación: los vistos, los considerandos y la resolución. Es el conocimiento disponible
para el profesional que antecede a la situación, es lo que de él se espera en el ejercicio de su
práctica. Pero requiere del segundo para ubicar la dimensión de la ética toda, esto se debe a
que no alcanza con el primero para situar a la misma, ya que hay algo allí que no está: la
singularidad. Ambos, uno y dos, se requieren para situar el ámbito de la Ética. La Deontología
es parte de la Ética en tanto conforma la primera parte de su doble movimiento.

Conciliamos ética y deontología a partir del deseo del analista y la lectura que él haga
del texto normativo, para leer la singularidad en el universo deontológico del primer
movimiento que suplemente al producido por la dupla.

Primero y segundo movimiento quedarán conciliados y suplementados por un tercero


que se produce en acto, que va del segundo al primero transmitiendo en el acto de lectura del
texto normativo el deseo del analista. Deseo que no se halla soportado en ningún ideal moral.

El primer movimiento funda el saber ético en el quehacer sustentado en contenidos a


priori que determinan el ‘deber hacer’. En el segundo movimiento la dimensión ética adopta
su valor a posteriori dado que no existe conocimiento disponible para el ‘qué hacer’. Es la
situación misma la que se erige como fundante de saber. Entonces, propondremos en el
tercero, el de la lectura de la singularidad en situación, que su existencia (la de la singularidad)
sólo es posible a partir de un acto. Efectivamente, cada vez que el analista lee lo hará desde
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 26

una posición ética que no se verifica a posteriori sino en su intervención en acto. Es a partir del
deseo del analista que la singularidad se produce, cobra existencia.

*Badiou, A. “Ética y psiquiatría”

Apuntes de clase:

El autor toma la locura y la cuestión de la víctima. Desarrolla la idea de si nombrar a


alguien como víctima no lo reduce sin dejarle posibilidad.

Toma la locura como algo contingente, donde es fundamental la posición del


psiquiatra como creador de posibilidades. Hace referencia a la responsabilidad en la lectura de
una situación. No suponerlo víctima sino sujeto.

Texto:

La concepción de la ética hoy es una concepción negativa dominada por la figura de la


víctima.

La ética nos lleva a pensar la locura como un proceso singular que impide o exalta
excesivamente el devenir-sujeto. La locura será entonces un límite de la experiencia, y no su
negación. Lo que es imperativo conservar es la idea de una subjetivación siempre posible, de la
cual la locura es una simple imposibilidad contingente. La psiquiatría debe consagrar su
pensamiento y su acción únicamente a los mecanismos singulares de esta imposibilidad. Deber
ser una teoría del proceso patológico y un intento de interrumpir su curso.

El enfermo no necesita de la compasión del médico sino su capacidad. La ética


psiquiátrica solo puede suponer la igualdad absoluta de las personas en término de la
subjetivación posible; en particular la igualdad de los locos y los no locos.

El imperativo del médico, fijado desde Hipócrates es simple: “Haz todo lo que está en
tu poder para que sea de nuevo posible lo que es provisionalmente imposible, pero de lo cual
todo humano es declarado axiomáticamente capaz.”

La enfermedad es una situación. La posición ética no renunciará jamás a buscar en esa


situación una posibilidad hasta entonces inadvertida. Aunque esa posibilidad sea ínfima. Lo
ético es movilizar, para activar esa posibilidad minúscula, todos los medios intelectuales y
técnicos disponibles. Solo hay ética si el psiquiatra, días tras día, confrontado a las apariencias
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 27

de lo imposible, no deja de ser un creador de posibilidades. Deberá tener el arte de discernir


las posibilidades mínimas de lo posible. Es el portador del axioma de la igualdad entre locos y
no locos.

*Domínguez, M. “El acto de juzgar entre el dilema y el problema ético”

El elemento en común entre el dilema ético y el problema ético es la referencia a lo


ético como horizonte último.

-DILEMA ÉTICO: Una situación es dilemática si nos confronta con una disyuntiva ante la
cual tenemos que decidir, para ello debemos encontrar algunas alternativas posibles, caminos
diversos para pensarla y arbitrar algún fallo para resolverla. Es preciso que se trate de una
verdadera decisión (diferente de los términos opción y elección). La decisión está ligada a la
producción de una singularidad subjetiva, una variable que se inventa acorde a la singularidad
en situación. Aquí no se juega la opción correcta o la elección adecuada. La decisión se
encuentra ligada con cierta posición del sujeto en su enunciación.

Si hay DILEMA es porque el sujeto se halla dividido por una pregunta ante la cual es
convocado a responder. Esa respuesta sitúa la responsabilidad. El dilema deja al sujeto
dividido por esa pregunta en las puertas del acto de juzgar. Ahí se encuentra la articulación
ética, vía el acto. Un acto ubicado en relación al eje Universal-Singular.

-PROBLEMA ÉTICO: el problema ético también convoca al sujeto a responder pero no


sitúa en su centro un dilema y sus alternativas, sino un asunto sobre el que hay que tomar la
palabra. Se trata del acto de legislar. Un acto que incluye la lectura de lo particular como
catálogo de singularidades decididas.

El dilema conduce al análisis de cierta inconsistencia que presenta el universo del


discurso. El problema ético no busca producir sujeto dividido. Se pueden situar los nombres
de los problemas éticos y clasificarlos, por ejemplo los capítulos de ética en Educación del
Ibis.

Lo que intermedia el dilema ético y el problema ético es el acto de juzgar. En ambos


casos se requiere que al concepto provisto por el estado del arte se lo suplemente con un
acto que legisle, decidiendo si ese caso particular ingresa o no bajo esa regla universal. Se
sitúa aquí la función del intérprete, aquel que interpreta la norma para cada situación
singular.
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 28

Juzgar no implica aplicar una regla universal a un caso particular sin ver si la regla se
aplica. La decisión implica una elección que implica responsabilidad. Ante una situación
dilemática confrontada con el estado del arte se tratara del arte de juzgar. Un dilema se
resuelve suplementando la clasificación. Aquello que no está totalmente establecido en la
teoría, en el estado del arte convoca al acto de juzgar, al arte de juzgar.

Módulo III · Principios éticos y Deontología profesional

“Cuestiones éticas relacionadas con el psicodiagnóstico” - Orlando Calo -


Lo que importa es poder encontrar, frente a cada sujeto, la singularísima manera en
que se “desencuentra” en la estructura.

Para Kant, lo que la ciencia no puede terminar de explicar convoca a la ética. La crítica
de la razón pura deriva en la razón práctica.

El imperativo que debe considerarse ético del “WO ES WAR, SOLL ICH WERDEN” no
implica un restablecimiento de una supuesta autonomía yoica, sino la humildad de aceptarse
como sujeto allí, donde el inconsciente habla.

No sugiere desechar el psicodiagnóstico ya que considera que no hay intervención


terapéutica posible sin un diagnóstico adecuado.

Brown afirma que constituye una violación a la responsabilidad ética y profesional que
el psicodiagnosticador deje en el limbo el estado diagnóstico del paciente, posición que
comparte Orlando Calo. Pero, para el último autor, es también una violación de la
responsabilidad ética y profesional el desconocer el efecto de deslizamiento de la singularidad
(Ej. etiquetando o clasificando nosológicamente a las personas).

Propone que la precisión diagnóstica es exigible en la misma medida en que es


éticamente reclamable que el profesional sepa que habrá siempre un resto de subjetividad
que se desliza, inasible.

Principales puntos factibles de ser considerados como puntos de conflictos éticos:

1) Competencia teórico-técnica del profesional

2) Equilibrio personal
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 29

3) Problema del consentimiento informado

4) Problema de la confidencialidad

El cumplimiento de los 2 primeros requisitos es un deber profesional por las mismas


razones que es un derecho del consultante que así sea.

1) La capacitación y la actualización constante son parte de la responsabilidad


profesional. Su cumplimiento constituye un deber frente al consultante.

2) El cuidado de la propia salud psíquica es parte de la responsabilidad profesional y no


puede reducirse al mero ámbito de la privacidad personal.

3) No es ético que los profesionales realicen intervenciones sobre personas sin su


consentimiento, reclamándose que tal consentimiento sea dado con una información
previa sobre los motivos de la intervención, los resultados esperables, los métodos a
emplear, etc. Aunque, en relación al psicodiagnóstico, muchas de las pruebas son
instrumentos eficaces si el testado las desconoce, mientras que se tornan inoperantes
si se da una extensa información sobre la estructura de la prueba, pautas de
evaluación e interpretación

4) La confidencialidad de los datos que se reciben en las entrevistas constituye una


obligación ética de primerísima importancia y es resguardada por lo pautada en el
secreto profesional. Lo que se presenta como aspecto conflictivo en torno a un
psicodiagnóstico es hacer un informe del mismo

“La causa del psicólogo forense” – Carlos Gutiérrez -


El psicólogo cumple funciones en múltiples espacios de intervención. El compromiso
ético opera como fondo de toda actividad profesional y la condiciona sin exclusiones.

La idea de que el psicólogo debe adaptarse a los requerimientos de quien demanda no


es sostenible en forma tajante ni aun en el ámbito del tratamiento clínico. Por ejemplo, en el
ámbito judicial, el psicólogo debe remitirse a cumplir su trabajo sin presiones y elevar el
informe requerido sin otro condicionamiento que el criterio profesional. Si el informe en
cuestión es útil para la defensa, es algo que debe decidir el sujeto y sus representantes legales.
El psicólogo debe evitar que su función profesional sirva de cobertura a cualquier forma de
engaño.
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 30

Ramírez pone énfasis en la cuestión de la demanda, mostrando la distancia que existe


entre un paciente que demanda tratamiento y el sujeto que el psicólogo forense debe
entrevistar, tarea que reclama el juez.

Partiremos de la ética de lo simbólico, una ética que encuentra su fundamento en el


reconocimiento del sujeto como ser simbólico, de un sujeto que se humaniza por el lenguaje,
que a través de la palabra accede a la condición de humano. Tal pasaje por el lenguaje
constituye al sujeto deseante, al sujeto del inconsciente. La ética de lo simbólico reside en el
reconocimiento de tal condición y en sus actos lleva implícita la intención del desarrollo
simbólico del sujeto. Todo aquello que atente contra su posibilidad simbólica se erige como no
ético. Por ejemplo si un sujeto acusado de un homicidio revela su culpabilidad durante una
entrevista con el psicólogo forense, este deberá intervenir, en primer término, confrontando al
sujeto con su acto, buscando reenviarlo a las coordenadas simbólicas que lo hagan
responsable.

El psicólogo no puede intervenir sometiéndose al dictado particularista, moral. Que un


acto deje la conciencia tranquila a quien lo lleve a cabo, no por ello se constituye en ético. Si
responsable significa dar una respuesta, esta no puede enajenarse ni aun en la figura del juez.
Responder ante un dilema ético, elegir el camino correcto rechazando el que se reconoce
como incorrecto, no es algo que el psicólogo pueda eludir. El psicólogo no se encuentra frente
a dos obligaciones contradictorias, como lo pretende Ramírez, tiene una sola obligación y esta
se encuentra en la necesidad de respetar los principios éticos.

Ante la pregunta sobre cual debe ser la función del psicólogo forense, es necesario
evitar los apresuramientos a dos voces: por un lado los psicólogos, prestos a ocupar nuevas
plazas en el mercado y por otro, el administrador de justicia buscando más elementos de
prueba.

“La dimensión ética en la investigación psicológica” - Leibovich de Duarte -

Aspectos éticos involucrados en la investigación psicológica con seres humanos.

Luego de las inhumanas experimentaciones médicas realizadas en los campos de


concentración durante el nazismo, se elaboró el código de Nuremberg para establecer criterios
básicos que rigieran la investigación con seres humanos. Con este código, se establecen
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 31

requisitos de consentimiento informado que deben cumplirse toda vez que haya personas que
participen como sujetos de investigación:

- quienes participen como sujetos en una investigación deben hacerlo de


manera voluntaria

- deben tener la capacidad legal para decidir su participación

- deben recibir completa información acerca de la investigación de la que


participan

- dicha información debe serles presentada en un lenguaje que les resulte


comprensible

En los códigos de ética de algunas provincias argentinas así como en aquellos


internacionales, se estipulan las obligaciones y responsabilidades de los psicólogos que
realizan tareas de investigación con relación al respeto y cuidado de las personas en su
integridad y privacidad cuando participan como sujetos de investigación, a la relación con
otros colegas y al desarrollo de la disciplina y la profesión.

La investigación psicológica plantea temas éticos fundamentales en todo su


transcurso: desde la elección temática, diseño, realización, publicación de resultados,
conclusiones y posible aplicación posterior de dichos resultados.

1) Selección de temas de investigación

La elección de la temática que un investigador se propone investigar conlleva su


responsabilidad de evaluar las consecuencias que el estudio que se plantea encarar tendrá
para los sujetos, para la comunidad y para el avance de su disciplina. En este punto hay que
preguntarse si el fin justifica los medios.

En psicología no todo es científicamente investigable ya que hay muchas áreas en las


que es imposible realizar una investigación empírica.

2) Planeamiento de la investigación

Se refiere al tema metodológico en sí mismo. El modo en que se planea y lleva a cabo


el proceso de investigación es fundamental para evitar alcanzar conclusiones erradas o faltas.
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 32

Hay que tener en cuenta que una de las funciones y deberes de los directores de tesis
es velar por el cumplimiento de las normas éticas y de respeto por los derechos humanos
durante todo el transcurso de trabajo de tesis, desde la selección del tema hasta su
presentación.

3) Proceso de investigación

Un tema éticamente fundamental es la protección de las personas que participan en


una investigación, el respeto de sus derechos, la garantía de su bienestar. Pero sus puntos
nodales están referidos al “consentimiento informado” de los participantes y al engaño y
omisión, investigación encubierta, invasión de la privacidad, anonimato y confidencialidad,
daño físico o psíquico, falsificación de datos y plagio. Temas presentes en los códigos de ética
que se ocupan de los problemas inherentes a la investigación.

a) Consentimiento informado  se refiere a la aceptación voluntaria de los


participantes a ser sujeto de una investigación luego de haber recibido la información
aclaratoria acerca de ella, sus procedimientos y riesgos. La conformidad del participante debe
quedar por escrito.

b) Engaño u omisión  muchos de los fenómenos que el psicólogo espera poder


observar quedarían invalidados si el revela el verdadero propósito de su investigación. Las
normas éticas imponen que una vez concluida la participación del sujeto, este sea informado
acerca del real objetivo de la investigación.

c) Daño físico o psíquico  Ej. la experiencia de Milgram de obediencia a la


autoridad. El se proponía estudiar cuales eran los límites de la obediencia humana. Cito a 40
sujetos a participar de un “experimento sobre memoria y aprendizaje”. Así, un experimentador
ordenaba a un sujeto (cuya obediencia se observaba) que administrase castigos bajo la forma
de descargas eléctricas de intensidad creciente sobre una persona (quien conocía de
antemano el papel). Es incuestionable el daño psíquico al que Milgram exponía a los sujetos. La
responsabilidad profesional (se debe hacer aquello que beneficie al paciente), debe primar por
sobre las supuestas ventajas de un diseño de investigación.

d) Asimetría en la relación participante-investigador  La investigación de


Milgram es un ejemplo de la coerción que puede ejercer un investigador y del riesgo que
ejerce ese poder. También la experiencia de Orne son ejemplos de la asimetría que se puede
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 33

crear en la relación investigador-participante, ambas situaciones en las que los participantes


sabían que podían retirarse de la investigación en el momento que lo consideraran necesario y
no lo hicieron. Por lo tanto, lo que es necesario tener en claro son los límites de nuestro
accionar como investigadores responsables dentro de márgenes de respeto y cuidado. El
dilema ético gira en torno a en qué circunstancias y al servicio de qué se fomenta esa simetría
que otorga poder al investigador y cómo se la dosifica

e) Invasión de la privacidad, la confidencialidad y el anonimato  la


confidencialidad de la información y la privacidad de los pacientes están resguardadas por el
secreto profesional

f) Distorsión de datos y fabricación de resultados  todo ello son conductas


fraudulentas y por consiguiente, representan serias violaciones éticas.

g) Publicación de la investigación  proceder deshonestamente es por ejemplo


citar palabras de un autor sin la utilización de comillas, ya que es un plagio. También se debe
tener en cuenta que en la publicación de la investigación deben figurar todos aquellos que la
llevaron a cabo, sin omitir a nadie. En caso de que el trabajo sea realizado por un becario, el
director de tesis debe figurar en el mismo.

h) Manipulación de los resultados  la manipulación de resultados con fines


ajenos al avance del conocimiento o el bienestar de las personas involucra una grave falta
ética. Es necesario que la comunidad científica vele por la correcta utilización de los resultados
de la investigación psicológica.

La cuestión ética en investigación, es una cuestión de equilibrio entre los derechos de


las personas que participan como sujetos de una investigación y los intereses, avances y
beneficios del conocimiento científico. El rigor metodológico no exime al investigador de sus
obligaciones éticas. Más bien, los lineamientos éticos proporcionan el marco dentro del cual
deben tomarse las decisiones metodológicas y esas consideraciones éticas referidas a la
investigación psicológica, deben ser entendidas dentro del contexto más general de las normas
y principios éticos consensuados por las comunidades profesionales de psicólogos.

“Supervisión y conflicto de intereses: ética y deontología” – Carlos Gutiérrez -

Se piensa a la tarea de supervisión, en la que el supervisor tiene una posición


jerárquica distinta a la del supervisado (supervisión por el código de la APA es entendida como
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 34

un trabajo de docencia y capacitación). No comporta la misma magnitud si la tarea de


supervisión se realiza en un contexto institucional que fuera del mismo ya que se podría tratar
de relaciones múltiples, lo que incurriría problemas de objetividad.

La tarea de supervisar un tratamiento clínico implica detenerse en los problemas de


ese tratamiento, en los errores de intervención, en las dificultades diagnósticas, etc.; y el
supervisante debe buscar un progreso de los tratamientos que conduce.

Es habitual que la tarea de supervisión sea parte de un dispositivo institucional en el


que el supervisor oficia también como evaluador del supervisado, siendo el responsable de la
promoción del supervisante. Es aquí donde se introduce una cuestión éticamente muy
delicada y no prevista por la norma deontológica. Por lo tanto, tal presión brinda las
condiciones propicias para acentuar los aciertos, ocultar los problemas e incluso falsear el
material clínico. Tal conflicto de intereses no es un problema unilateral del supervisor o del
supervisado sino que surge de la supervisión misma, cuando ella se da en dicho contexto
institucional.

De esta manera, se consideran dos líneas de objeción a las relaciones múltiples en la


supervisión:

- la que impide la objetividad en la evaluación

- la que altera el trabajo de supervisión por transferencias superpuestas

“La responsabilidad profesional: entre la legislación y los principios


éticos” – Carlos Gutiérrez y Gabriela Salomone -
¿La responsabilidad profesional, debe circunscribirse a las disposiciones legales?

El profesional de la salud mental debe tomar como horizonte de su práctica los


principios éticos, es decir el resguardo de la subjetividad, a la vez que debe promover una
mirada crítica sobre aquellos otros aspectos que degradan lo humano condicionando su
práctica, y por lo mismo, poniéndola en riesgo.

En su acto el terapeuta está solo y sin garantías de ninguna índole y solo tiene como
respaldo su criterio profesional del cual es único responsable.
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 35

La sujeción a la ley no puede ser la única guía de la conducta profesional, ya que es


estrictamente el criterio profesional el que deberá guiar el accionar del psicólogo. Este criterio
profesional no debe confundirse con los valores morales del terapeuta, sino que dependerá
exclusivamente de la responsabilidad a la que el terapeuta se ha comprometido en relación a
los avatares psíquicos de su paciente. Serán los principios éticos los que delimitarán el campo
profesional.

¿Cómo conjurar el concepto de neutralidad en posibilidades de mantener el secreto


profesional o suspenderlo? El principio de neutralidad obliga a excluir la dimensión narcisista
de los ideales, poniéndolos en la pista del sujeto. Las cuestiones relativas al secreto profesional
también deberán someterse al principio de neutralidad.

Considerar la obligación del profesional de propiciar la intervención de la ley (por Ej.


en caso de que su paciente comunique que es violada por un familiar, o que su padre es
golpeador o que conozca que ha sido apropiado ilegalmente), no significa que consideremos al
psicólogo un agente de la seguridad del estado. Jamás podría ser ésta su función. En la medida
que el horizonte de su práctica está definido por el respeto a la subjetividad, la posición de
neutralidad será el sitio del que no deberá moverse si no quiere abandonar la pertinencia de
su tarea. El secreto profesional debe estar siempre sujeto al principio de neutralidad.

“El sujeto autónomo y la responsabilidad” – Gabriela Salomone –

El discurso deontológico-jurídico, como una unidad, se diferencia del discurso de la


subjetividad. El campo deontológico jurídico y la dimensión del sujeto conllevan diferentes
nociones conceptuales: la noción de sujeto, de ley y de responsabilidad.

Hay una diferencia entre la responsabilidad jurídica y aquella que compromete al


sujeto del inconsciente.

Responsabilidad en el campo normativo 2 distintos modos para el sujeto de

confrontarse al campo de la

responsabilidad

Subjetiva
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 36

Punto donde la perspectiva

ética nos interpela

La responsabilidad subjetiva interpela al sujeto más allá de las fronteras del yo


mientras que la responsabilidad jurídica se plantea en función de la noción de sujeto
autónomo, la cual restringe la responsabilidad al ámbito de la intencionalidad conciente.

El sujeto autónomo, es el sujeto de la intención y voluntad.

El sujeto del derecho, es toda persona susceptible de adquirir derechos o contraer


obligaciones. El sujeto del derecho es el sujeto considerado autónomo y cuando la persona
no muestra estar en dominio de sus facultades mentales, pierde su cualidad de autónomo y
así, su responsabilidad ha quedado restringida o anulada. El sujeto ya no considerado
autónomo, es eximido de su responsabilidad jurídica.

Entonces, el sujeto del derecho, en tanto autónomo e imputable, es aquel capaz de


responder por sus actos, aquel cuya responsabilidad siempre le es ajena.

Al contrario, el psicoanálisis plantea un determinismo inconsciente que hace al sujeto


responsable por definición. El campo de la responsabilidad subjetiva, confronta al sujeto con
aquello que perteneciéndole le es ajeno. Ajenidad que no es causa de inimputabilidad. En este
campo, el sujeto es siempre imputable, pero no ya en términos morales o jurídicos, sino éticos.

Freud responsabiliza al sujeto de aquello que desconoce de si mismo, aquello de lo


que el sujeto considerado autónomo no puede dar cuenta. Sin embargo, no imputa al sujeto
en el campo moral por aquello que se juega en lo inconsciente.

No se debe confundir la responsabilidad moral, social o jurídica con la subjetiva.

Según Freud, en la renuncia pulsional se funda la ética, quedando la ética ligada a la


ley, la cual obra con una función de límite.
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 37

El sujeto esta compelido a responder por sus actos tanto en relación al Otro social
como en relación al Otro de la Ley. La intencionalidad que excede las fronteras de la
conciencia, es desconocida por el campo normativo.

En relación al encuentro entre el campo deontológico y la dimensión clínica, plantea el


ejemplo de un hombre que solicita un turno para hacer psicoterapia y en el primer encuentro
plantea que él no quiere realizarla, que sólo lo hace porque su mujer lo obliga (cuestión del
consentimiento informado). Donde la noción de sujeto autónomo nos llevaría a
desresponsabilizar al sujeto, la experiencia clínica nos guiará a confrontarlo con una
responsabilidad inalienable. Se trata de un sujeto no autónomo pero responsable por
definición.

Módulo IV · La ética ante situaciones extremas.

Gutiérrez, C., - “Diagnóstico y responsabilidad”

El diagnóstico como coartada

La intervención del profesional de la psicología en el ámbito jurídico suele ser la


ocasión para una forma de manipulación del conocimiento científico en cierta lógica de la
exculpación prevista en la letra de la ley. Como si sujeto y su responsabilidad fueran un
apéndice que cuelga del diagnóstico.

Como en el caso de Althusser, si el testigo experto reemplaza al acusado, la escena


judicial pierde toda su eficacia al quitarle la palabra al acusado para dársela a los expertos. Así
el acusado deja de ser el sujeto de la interpelación para pasar a ser el objeto de una
observación clínica. Se deja de lado cualquier consideración sobre las acciones que alguien
llevo a cabo para dar lugar al diagnóstico que recubra su acción. Lo que cuenta no es ya lo que
hizo sino lo que es, él es solo una víctima de la naturaleza psíquica.

La ironía final es que la búsqueda de un diagnóstico que intentaba dar protección a las
víctimas de la tortura en Sudáfrica, devino refugio de los torturadores y asesinos.

Cualquier diagnóstico tiene un carácter encubridor de la posibilidad de que cada uno,


que no es cualquiera, pueda inscribir su sufrimiento o su responsabilidad sin refugios de
ninguna índole.
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 38

El discurso social desconoce la singularidad del sujeto apelando a generalizaciones


bajo el nombre de víctima o afectado.

La mirada de los técnicos funda un saber que opera como un segundo encubrimiento
del sujeto asignándole un diagnóstico derivado mecánicamente del síntoma o construido en la
observación cuidadosa de aquello que segrega el trauma.

Confundir el síntoma con un diagnóstico, sustituyendo uno por otro, es borrar las
huellas que conducen a una pregunta, huellas que invitan al sujeto a interrogarse por eso que
el porta. Hacer del síntoma un diagnóstico es transformar ese interrogante en una convicción
nosográfica donde encuentran refugio malestares diversos. A su vez el diagnóstico empuja al
sujeto a la creencia acerca de que hay otros que sufren de lo mismo que él.

El diagnóstico no puede ser utilizado como una coartada para ocultar actos atroces
como ha sucedido con los perpetradores en el caso sudafricano.

La escena judicial interpela al acusado concediéndole la palabra para hablar en su


nombre respecto de su acto. Esta interpelación opera como la ocasión propicia en la que
puede emerger una posición subjetiva que se sustraiga de la acción criminal para inscribirse
como acto del sujeto en un campo de legalidad.

El título habilitante de los profesionales intervinientes, puede ser utilizado para llevar a
cabo tareas que son contrarias a toda obligación ética.

Se trata de todo un aparato dispuesto a consagrar una impunidad que mucho más allá
de los “beneficiarios” directos, extiende sus efectos al conjunto de la sociedad.

“La seducción totalitaria” – C. Calligaris –

Cualquier dirigente nazi sería responsable. La posición de Speer (1er. arquitecto de


Hitler y luego ministro de armamentos del Reich) podría ser resumida así: la guerra era
inevitable porque estaban los medios técnicos para hacerla.

Speer tenía todo para ser un antifascista estético pero no lo fue. Era un excelente
padre de familia, un hombre culto, sensible. En el fondo, cuando el defiende la idea de lo que
aconteció fue a consecuencia del desenvolvimiento de la técnica en cuanto tal, está diciendo
en cierto modo la verdad, evidentemente nunca toda la verdad.
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 39

El semblante de saber construido puede ser cualquiera, lo esencial es que sea sabido y
compartido y que de pronto nosotros quedemos funcionando, sabiendo lo que tenemos que
hacer, como instrumentos de este saber. Esto es lo esencial, “el contenido” de este saber no
tiene la más mínima importancia. Este semblante de saber, cuando está funcionando, es
necesariamente totalitario en dos sentidos: el sentido por el cual necesariamente él tiene que
extenderse, porque el hecho de haber personas, sujetos, que no reconocen este saber que
estamos compartiendo, personas que no aceptan funcionar como instrumentos de este saber,
es algo que lo contradice, entonces el solo puede extenderse en un horizonte totalitario. Lo
que por otro lado no es muy difícil porque en el fondo la muerte del sujeto que no estaría
aceptándolo a este saber realiza el funcionamiento de este saber, porque reduce finalmente a
este sujeto a la posición de instrumento de este saber.

Respecto de la pasión de la instrumentalización, hay una segunda hipótesis a


comentar: la satisfacción de esta pasión de la instrumentalización, esta salida de la neurosis
del lado de perversión, no tiene precio para el neurótico. Que un sujeto para funcionar en un
sistema tenga que matar a millones de personas, esto es un precio que tal vez la mayoría de
los neuróticos esté dispuesto a pagar para tener acceso a este tipo de funcionamiento.

A Rudolf Hoess se le pregunto cómo podría gozar matando así, como ese goce fue
posible. A lo que responde que ellos son los errados porque su goce no era matar personas, su
goce era ser un funcionario ejemplar, y para ser un funcionario ejemplar hasta estaba
dispuesto a matar personas.

En cuanto a la obediencia debida, para poder conseguir una salida al sufrimiento


neurótico banal, el neurótico pueda considerar que cualquier precio es bueno.

El autor piensa que esta pasión de la instrumentalización es el ordinario de la vida


social y su inercia natural, pues la responsabilidad no puede considerarse como siendo solo de
los dirigentes. Pero el lazo inercialmente es totalitario, en el sentido en el cual la tendencia
natural va en dirección de la alineación total del sujeto a su posición instrumental. La inercia
normal del lazo social es que el sujeto sea cada vez más, nada más que un instrumento del
funcionamiento del lazo.

El principio básico de un régimen totalitario es efectivamente una gestión total de la


vida cotidiana. Cada vez más para llegar a una verdadera alineación en la cual un sujeto se
sustenta solo en su función de instrumento.
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 40

La constitución neurótica podría ser descripta como relación a un saber paterno


siempre supuesto y entonces como una incertidumbre acerca de lo que se quiere. Desde este
punto de vista, saber lo que hacer consigo mismo como instrumento es evidentemente un
privilegio.

Encuentro que el pasaje del lado del ser para el lado del tener, es un fenómeno
decisivo de nuestra modernidad y tiene una implicación importante relativa a lo que hablamos
antes: cuanto más lo que estábamos persiguiendo (el ideal fálico) está del lado del tener, tanto
más el saber paterno va a presentarse como saber sabido y compartido.

Tal vez ya estemos en una transformación del síntoma social, que para Freud es un
síntoma social neurótico, en un síntoma social perverso.

Un horizonte que introduce la promesa de un goce satisfactorio en el semblante.


Porque promete el acceso a un saber sobre lo que queremos y puede prometerlo, en la
medida en que lo que queremos está del lado del tener.

“La ética del analista ante lo siniestro” – Fernando Ulloa –

El psicoanálisis se sostiene en un propósito: el develamiento de aquella verdad que


estando encubierta, para el propio sujeto que la soporta, se presenta como síntoma. El
psicoanálisis es una propuesta ética.

La condición humana es de naturaleza trágica en tanto entrecruzamiento conflictivo


del amor y del odio, del cuidado y la agresión, de solidaridad y egoísmo.

Un-heimlich

fliar

siniestro

El secreto de familia, que como factor patógeno, opera en la historia de algunos


individuos. En estas familias algunos de los personajes “están en el secreto”, el secreto les es
familiar e incluso les confiere poder. El resto de la familia, de acuerdo a la naturaleza de lo
oculto, suelen sufrir sin saberlo a ciencia cierta, las consecuencias de la malignidad infiltrante
de lo que les es ocultado. Se convive con algo que se ignora aunque se lo presiente
inquietamente. Se puede sumar a lo oculto la propia negación frente a lo extraño. Comienza
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 41

así a surgir el efecto siniestro. Es como la malignidad infiltrante de un cáncer ignorado, o


quizás denegado, pero existente.

Ej. “caso Paula”. Siendo secreto no hay oportunidad de palabra que articule los hechos
de un relato. Entonces le secreto infiltra y pervierte todos los vínculos y estructuras psíquicas
de Paula.

El único remedio posible contra la malignidad de lo siniestro es el develamiento de


aquello que lo promueve, simultáneamente al establecimiento de un nuevo orden de legalidad
familiar. Aun dentro de lo doloroso de esta explicación, de este hacer justicia, la verdad
operara como incisión para drenar, aliviar y curar el absceso de lo siniestro. El escenario de lo
siniestro traspasa los límites de una familia y cobra la dimensión de la sociedad.

Los efectos de lo siniestro dependen del lugar que se alcanza con relación a lo oculto.

El lugar de las víctimas está ilustrado en los terribles relatos de los sobrevivientes.

La propia lucha por romper lo oculto fortalece frente a sus efectos. Son los que
intentaron salirse del lugar paralizante desenmascarando lo clandestino.

La mayor verdad es la mentira que encapucha la evidencia.

Quien se propone psicoanalista está atrapado en la cuestión de ser o no ser frente a


miles de calaveras, recuperadas o desaparecidas que lo interrogan no tanto en cuanto a lo que
aconteció, sino principalmente en cuanto al testimonio de verdad que su práctica rinda.

El olvido como valor social, no solo instaura una cultura siniestra con todos sus
efectos, sino que promueve la repetición de los hechos.

El psicoanalista, concorde con su ideología, podrá o no aproximar su colaboración


directa al campo de los derechos humanos, pero si es cabalmente analista, si su práctica no
desmiente las propuestas teóricas del psicoanálisis, no podrá dejar de hacer justicia desde la
promoción de verdad como antídoto frente al ocultamiento que anida lo siniestro.

La tortura es absolutamente contrarrevolucionaria en cualquier circunstancia.

“La transmisión de un patrimonio mortífero: premisas éticas para la rehabilitación de


afectados” – Marcelo Viñar –
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 42

No es lo mismo el horror, que el relato ante el horror.

El testimonio y la denuncia son una necesidad y una trampa, un compromiso ineludible


donde hay que entrar y salir, no quedar capturado en la narración de la escena sádica.

El retorno y la actualización del horror implican una responsabilidad ética en el


consultorio de la escena pública. No todo silencio implica complicidad adaptativa ni todo
sufrimiento implica elaboración y progresión que construye.

Necesitamos otro marco distinto del modelo médico para emprender nuestras
acciones, para justificar nuestra ética, para revisar nuestros errores. No se trata de combatir
sino de pensar.

No hay salud en la transmisión de un patrimonio mortífero y violento. Hay apenas la


pena de una reapropiación dolorosa, simbólica, menos loca y menos mortífera, en el punto
final que en el de partida.

Sabemos que el horror no metabolizado, no significado simbólicamente, vuelve,


retorna, insiste como el virus que contagia mordiendo siempre a los más débiles.

¿Qué tipo de psicoterapia para torturados?

Lo único que podemos hacer es lo que sabemos hacer: descifrar enigmas. Explorar
como cada persona singular se inscribe en el abanico de respuestas de lo que socialmente
llamamos traumatismo o catástrofe social. Leer en cada quien su sufrimiento y su silencio, leer
con él lo que es reconocimiento y lo que es omisión y negación frente a lo acontecido.

En la transmisión del patrimonio mortífero que es herencia de todos, cada elaboración


y significación deja su resto de indescifrable, de incomprensible y excesivo. Cada sujeto y cada
generación se apropian de la historia al advenir a ella y materializan o encarnan los mitos de
los que preceden.

No hay psicoterapia especial para torturados o familiares. Lo que hay, o no hay, es


sensibilidad y disposición del terapeuta para recorrer un itinerario de horror en que la realidad
ha redoblado y confirmado los espantos del fantasma y cuando se está disponible no alcanza
con el humanismo heroico.
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 43

Mirar el horror de lo que paso y con ello construir el porvenir, sin la captura de la
repetición traumática que redobla el traumatismo. Restablecer la disociación pasado-presente
y calmar la intrusión alucinante del traumatismo, restituyéndolo a la categoría de recuerdo
pensable, son un duro trabajo.

Mal servicio hacemos a los pacientes confirmándolos en su posición de héroes o


víctimas que el discurso social les asigna.

“Desastres y catástrofes” – Ficha de Cátedra –

Los desastres y catástrofes son los modos en que la naturaleza, el propio cuerpo y la
relación con el semejante se manifiestan en sus formas extremas desbordando las capacidades
materiales y simbólicas para enfrentarlos.

Desastre se trata de un trastocamiento de los elementos que están por fuera de la


órbita del sujeto, identifica al evento cuya gran magnitud lo torna disruptivo.

Catástrofe refiere a la alteración de las referencias simbólicas en los sujetos cuando la


magnitud del evento excede las capacidades singulares y colectivas.

El primero de los términos pondría el acento en el fenómeno objetivo mientras que el


segundo lo haría en lo subjetivo.

Freud afirma que el desvalimiento y la desprotección, si bien sentimientos infantiles,


acompañan al hombre a lo largo de toda su vida. La humanidad ha generado en todos los
tiempos modos de mitigar tal desvalimiento, a través de representaciones, de mediaciones
simbólicas que hacen posible soportar el desvalimiento humano constitucional promoviendo
sistemas de sentido y formas posibles de acción aun sobre el trasfondo de la indefensión
irreductible. Sin embargo, la naturaleza, el propio cuerpo y el orden social constituyen fuentes
permanentes de amenaza. Ciertas circunstancias, enfrentan al sujeto a la desprotección
estructural a la que está sometido desde el nacimiento.

El desastre se torna a su vez catástrofe subjetiva.

Naturaleza

La vulnerabilidad frente a la naturaleza es propia de la condición humana. Mediante el


desarrollo de las fuerzas productivas la humanidad ha generado los medios para protegerse de
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 44

las inclemencias de la naturaleza pero siempre existe un núcleo irreductible, un punto de


exceso en el que la naturaleza no puede ser controlada. De esta manera, se revela la
insuficiencia e ineficacia de las mediaciones simbólicas (instrumentales y normativas),
confrontando a los seres humanos con ese punto de indefensión estructural. Algunas de esas
manifestaciones agreden al individuo desde afuera (desastres atmosféricos y geleologicos) y
otras se desarrollan dentro de su propio cuerpo (virus del HIV o los genes mutados).

Accidentes

Los accidentes suponen la intervención del azar sumada al error humano, la


negligencia o los intereses creados. Se sitúan en un punto de intersección entre la actividad
humana y el orden natural. La naturaleza, que se había visto transitoriamente superada,
vuelve a imponer sus límites y, aquello que operaba como mediación deviene un factor de
agresión contra el propio ser humano.

Economía

Está ligada a la condición de escasez del ser humano. Puesto que los medios para la
supervivencia de la especie son limitados, se debe hacer de ellos una cuidadosa economía. El
actual sistema económico ha significado un avance con relación a los sistemas económicos que
lo precedieron, a la vez que ha traído consecuencias negativas.

Armamento

La fabricación de armamento influye directamente en la relación que el ser humano


establece con el semejante en tanto rival. Se trata no ya de las fuerzas productivas sino
destructivas.

Instituciones

La agresividad constitutiva de los seres humanos se ve exacerbada en nuestro tiempo


histórico por un deterioro de las mediaciones normativas. Se tratan dos tipos de violencias: la
creciente inseguridad de la vida cotidiana (secuestros, robos, asaltos) y la que se origina
cuando las instituciones destinadas a proteger y formar (policía, educadores, justicia, familia)
devienen agentes de agresión.

“Niños desaparecidos en Argentina: lógica genocida y apropiación ilegal ” – A.


Kletnicki –
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 45

Interesa indagar en qué medida las apropiaciones ilegales de niños, producidas


durante la dictadura militar a partir de marzo del ´76, admiten ser leídas dentro del marco
conceptual de genocidio.

La destrucción de un número de miembros de un grupo tiene como causa central su


identidad. En cuanto al genocidio, la víctima del acto homicida no es elegida en función de su
identidad individual, sino en razón de su pertenencia al grupo receptor de la violencia.

El campo de intervenciones del psicoanalista es el de las singularidades en situación.

En cuanto a la apropiación ilegal de niños, el grupo que sufre la acción criminal se


configura a partir de la mirada del genocida, que es quien convierte a una serie heterogénea
de criaturas completamente imposibilitada de constituir una comunidad, en la minoría
receptora de su violencia.

El autor se pregunta qué rasgo es el que unifica, a priori, a estos niños desaparecidos
de su identidad.

Los hijos son desaparecidos porque los han sido sus progenitores. La lógica genocida
esta incrustada en la dinámica del crimen filiatorio que constituye la apropiación ilegal .
Dichas catástrofes pueden ser en sí mismas generadoras de subjetividad ya que al secuestro y
apropiación física del niño debe adicionarse la apropiación psicológica, teniendo en cuenta
que la usurpación de los lugares paternos y las marcas que desde esta posición se transmiten,
se aportan las condiciones para estructurar un sujeto.

Hallamos en la verificación del robo de las funciones parentales el núcleo del crimen
filiatorio, ya que la función de filiar imprime sobre el niño un orden estructural y unos
contenidos que no están predeterminados. El eje fundamental de la cuestión reside en
reconocer que no hay sujeto en el inicio, que no hay en el inicio condición subjetiva dada,
siendo dicha subjetivacion una condición de llegada, una adquisición derivada de un proceso
de construcción.

En cuanto a la restitución, hay que considerar que la subjetividad no se rearma como


un rompecabezas que se desarmo, buscando un encastre correcto, ya que una vez que una
situación se ha puesto en movimiento, generara una catarata de efectos sobre el sujeto,
enfrentándonos con las huellas de lo probablemente irreparable. Cuando el objeto en
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 46

cuestión es un sujeto, la complejidad de la situación deja entrever los límites de la ilusión


reparadora del derecho.

La lógica genocida no se ha limitado a producir la desaparición física de los padres de


las criaturas secuestradas, sino que también se ha hecho extensiva a la supresión de la
identidad, extendiendo sus consecuencias a la interrupción de la trama generacional que
funda el orden humano y ha producido una ruptura que no es solo individual sino también
social.

Respecto a quien ha sido apropiado ilegalmente, el crimen filiatorio se dirige a dos


lugares diferentes: apunta a la supresión de su identidad singular proponiendo el corte con
la generación que lo antecede, pero también es un crimen que vuelve a desaparecer a sus
padres, ya que se orienta en la dirección opuesta a la de la historizacion de sus biografías
personales y de los sucesos de su tiempo.

Pero el crimen filiatorio agrega la complejidad de una tercera muerte, ya que


adiciona un corte brutal en la historia singular y colectiva, en tanto interrupción en la
continuidad de las generaciones.

El restablecimiento de la ley social, la eficaz operatoria de la intervención jurídica o el


reservorio de la memoria colectiva no alcanzan para subsanar lo roto en el campo de la
constitución del sujeto, poniendo en evidencia los límites para reparar las consecuencias del
crimen filiatorio.

La ley, mediador simbólico por excelencia, puede pensarse en una doble acepción: una
LEY con mayúsculas) que es condición necesaria para la fundación y estructuración del
psiquismo y una ley (con minúsculas) cuya producción hace referencia a cada uno de los
sistemas sociales, particulares, en los que el hombre se desenvuelve.

Cabe pensar que lo simbólico no se deja apresar completamente por la ley escrita, en
tanto que el signo distintivo de cada acontecer humano es ser una singularidad en situación.
Pero además, la instancia jurídica no tiene atribuciones para abarcar por completo los
acontecimientos singulares sobre los que resuelve, ya que hay algo fallido en el ordenamiento
de su intervención. Por esa razón, algo quedara siempre por fuera de lo que la misma llega a
regular. La inconsistencia de la ley para cubrir todo el campo de acontecimientos sobre los que
legisla, requiere la puesta en acto de la responsabilidad subjetiva, ya que el vacío de certeza
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 47

propio del campo jurídico solo puede ser suplementado por una decisión del sujeto. Entonces,
en la sanción jurídica queda resaltado un punto de inconsistencia que denuncia la presencia de
una falta real, de un imposible, que no puede recubrirse del todo con ningún elemento de lo
simbólico.

La trasgresión de la ley social y la determinación de la culpa jurídica que conlleva,


encuentran en el marco del derecho la consecuencia del castigo. Pero las fallas de la ley que se
expresa por la vía del padecimiento subjetivo no funcionan de igual modo el contexto judicial
de penalización.

El robo de las funciones parentales ha forzado el crecimiento de un niño en el seno de


una familia que no es la suya y a partir de ese entramado ofrecido le resultaría posible
inscribirse en lo humano y constituirse como sujeto. Toda apropiación ilegal es una herida
abierta en el seno de una sociedad, al tiempo que una marca singular para quien sigue
padeciéndola continúa e ininterrumpidamente.

Tanto si un niño ha sido expropiado de muy chico o de más edad, tiene el derecho de
elegir conocer su identidad (restitución de la identidad, tendiente a subjetivar la identidad
recuperada) y habrá que ver en qué sentido cada sujeto pronuncia su respuesta, ya que parece
no quedarle otra opción que la de hacerse responsable de lo que decida. Justamente la
operación de que tiende a subjetivar la identidad recuperada es la operación que resta, que
escapa a la garantía de la ley social, ya que su realización depende de si se han podido fundar
las categorías que hagan eficaz el trabajo de lo simbólico para que el sujeto pueda cuestionar
las viejas incertidumbres y reconstruir las representaciones en las que se asentaba hasta el
develamiento de la verdad. En el caso de los jóvenes que todavía ignoran su origen, no ha
servido para detener la ejecución de un crimen pero, el paso del tiempo ha hecho que se
puedan homologar la lógica de la responsabilidad subjetiva con la jurídica, porque para ambos
ordenamientos el estado carece de autoridad para decidir en nombre del sujeto (aun cuando
se trate de un sujeto víctima de un crimen filiatorio). Se trata del sujeto jurídico en tanto tiene
derecho a la identidad pero también del sujeto del deseo, que no se puede hacer culpable
pero tampoco desresponsabilizarlo, ya que una vez que ha realizado su movida, y ha tomado la
decisión de saber o no saber, no podrá de hacerse cargo de los efectos que produzca su
jugada.

En la actualidad, la potestad del estado para intervenir se ha reducido, priorizándose el


derecho a la intimidad por sobre cualquier otro con el que entra en conflicto. La posibilidad de
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 48

restituir la identidad queda subordinada a la decisión previa de quien ha sido apropiado


ilegalmente, el sujeto deberá desear saber, tendrá que poder cuestionar sus certezas y
pronunciarse sobre el recorrido a seguir. En tanto psicoanalistas, y sin renunciar al deseo de
develar la verdad, habrá que prestarle el tiempo que requiera para interrogar sus propias
fisuras. Se trata de poder interrogar hasta donde nos está permitido avanzar cuando el sujeto
en cuestión no demanda saber. Nos preguntamos si alguien debe ser obligado a conocer su
historia.

Michel Fariña, J. J.y Gutiérrez C., - “Veinte años son nada”

¿Qué ha sido la empresa nazi sino un gigantesco sacrificio al Otro? La máquina


totalitaria organizada a partir del ideal de la raza pura reclama más y más cuerpos ofrendados
en el altar del dios oscuro.

En el holocausto ¿desaparece la responsabilidad del víctimario? ¿y de las víctimas?


Detrás de esas figuras de la culpa o de la exculpación será necesario interrogarlo. Responsable
es aquel de quien se espera una respuesta. El sujeto debe responder por sus actos y se trata en
general de una apelación para que ésta pueda asumir sus dichos o actos (dichos o actos que se
suponen siempre voluntarios y consientes). Se la interpela en el plano de lo manifiesto,
tratando así tales acciones como meros hechos que escapan a su conciencia.

Pero desde nuestra materia, la pregunta por la responsabilidad no supone un


cuestionamiento a la persona sino a la interpelación al sujeto, se trata del deseo inconsciente.
La culpa se constituye así en el reverso de la responsabilidad. Cuando la responsabilidad del
sujeto se halle ausente, aparece como reverso el sentimiento de culpa, el remordimiento, el
arrepentimiento.

El obediente no escucha, oye la orden y la ejecuta, en cambio del sujeto responsable


se espera que escuche y que hable.

Ej. de sobreviviente de la ESMA, electricista, que una vez dejado en libertad fue
llamado a que arregle una picana eléctrica. Respondió “no puedo” y frente a eso no tomaron
represalias para con él, comenzaron a torturar a las personas con un instrumento más
rudimentario que producía muertes mucho más frecuentes. Conmovieron a este hombre al
punto tal de cambiar su decisión y reparar finalmente la picana. En su testimonio aclara que
tomo la decisión porque no soportaba ver a los torturados en esas condiciones.
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 49

La tragedia de la tortura hará de cada cual lo que su cuerpo le dicte. Ante la opción de
hablar o callar hay alguien que elige. El problema ético no lo tendrá el sujeto durante la
tortura, solo después, si vive para contarlo. Se trata de construir una verdad histórica en cada
uno, vestir ese vacío con el velo del recuerdo encubridor. Pero esta no es una operación
clínica, es una operación cultural que castigue los delitos, que señale a los distintos
responsables sin aceptar la infame coartada de la obediencia y que introduzca una verdad
insoslayable, una legalidad que en tanto lazo social sea soporte de lo humano.

Veinte años señala un extenso lapso de tiempo para la vida humana, un tiempo
suficiente para olvidar incluso los dolores más intensos. Pero los 3 tiempos de la exculpación
(punto final, obediencia debida, indulto) han pulverizado esa medida. Veinte años no son nada
cuando, dándole la espalda a toda posibilidad de olvido genuino, se nos empuja a sofocar el
dolor de cada día, a no mirar el rostro que aun llora y a no oír por la noche el grito que no cesa.

“El desastre y su procesamiento: la insuficiencia jurídica ” – C. Gutiérrez e I.


Lewkowicz –

La idea del texto es presentar como se enfrenta la cultura a circunstancias de desastre,


como se enfrenta discursivamente a los desastres que sobrevienen, especialmente cuando son
generados por los propios seres humanos. Se sitúan en el juicio a los responsables del
exterminio nazi, 17 personas enjuiciadas de los cuales 4 fueron absueltas y el resto condenado
a pensa de muerte.

Se discute si solo esas 17 personas fueron los responsables de los horrores de la guerra
y de la planificación del exterminio. Especialmente se detienen en el juicio de Eichmann
(transportista), juicio para muchas personas, que fue realizado con el objetivo de establecer la
responsabilidad de esta persona respecto del exterminio.

El era un simple engranaje, un simple agente de transmisión, era un brillante


empleado administrativo, que debía organizar la disposición de los trenes que transportaban a
los deportados. En esas cosas el era un especialista.

Eichmann responde “yo tenia ordenes y debía ejecutarlas de acuerdo a mi juramente


de obediencia. Por desgracia no podía sustraerme y de hecho nunca lo intente. Era un
instrumento en las manos de fuerzas superiores. así es como las cosas ocurrían, así era la
guerra. Las cosas estaban agitadas, todos pensaban que es inútil luchar contra eso, seria como
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 50

una gota de agua en el océano, cosa que no hará ni bien ni mal”. Luego agrega “todo lo que yo
no hubiera hecho lo habría hecho otro”. Todos sus argumentos sostienen la idea de la
determinación a la que se estaba sometido.

En esta perspectiva no puede hacerse responsable a nadie en la medida en que tiene


que haber voluntad de hacer daño para que la responsabilidad tenga lugar en el campo del
derecho. Todo aquello que decía lo exculpa ante los ojos del derecho porque lo ubica en el
terreno de la obediencia debida a los superiores.

Todo su testimonio no fue más que un esfuerzo constante y sistemático de negación


de la verdad y esto para anular su verdadera cuota de responsabilidad, o por lo menos para
disminuirla lo más posible.

Se logro fijar la responsabilidad de Eichmann quien, según la Corte, se había


demostrado que había actuado sobre la base de una identificación total con las ordenes y una
voluntad de realizar los objetivos criminales y en la medida que se identificaba con las ordenes
criminales, compartía la voluntad de hacer daño.

Pero la verdadera cuestión reside en que la obediencia no es ajena a la


responsabilidad. La obediencia es el crimen. La responsabilidad del sujeto reside exactamente
allí, en ese punto en que se ofrece como instrumento de la maquinaria. El decidió ser un
engranaje, que se cuente con el y no con otro hombre.

La lógica del derecho no alcanza a comprender que la obediencia puede ser algo del
orden de la responsabilidad y de este modo se cancela la posibilidad de creación de sentido
que permita reconstituir no lo perdido, sino la continuidad histórica.

Eichmann dice que no tuvo intervención en el exterminio, solo en la deportación. Y es


justamente esta obediencia lo que lo hace culpable de los asesinatos en serie.

Hay un desastre cuando algo de lo real se le escapa absolutamente a nuestra regla de


cálculo. Un desastre o una catástrofe indica en principio una alteración en el orden regular de
las cosas. ¿Qué pasa con un orden de regularidades cuando le sobreviene algo que lo excede?.
Procesar una catástrofe es algo más que dejar tras las rejas a los responsables: es también
pensar la responsabilidad. Como se planteo en el caso de Eichmann, incluso si se lo deja tras
las rejas no se produce la responsabilidad, porque no esta en la capacidad del dispositivo
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 51

jurídico juzgar la responsabilidad de este tipo de crímenes, de delitos que llamamos


catástrofes.

Se plantean 3 esquemas: catástrofe, trauma y acontecimiento.

Bajo el esquema de la inundación que se retira, el trauma puede ser llamado trauma
como esquema de un desborde. Cuando se van las aguas se reconstituye un orden. Finalmente
con las marcas simbólicas previas se puede procesar eso que cuantitativamente lo excedía
porque cualitativamente era compatible.

En el caso del acontecimiento se puede pensar que sobreviene algo en exceso


cualitativo respecto de una estructura y no le alcanza a la estructura previa para procesarlo,
entonces hay que inventar otra cosa. El acontecimiento nombra ese termino suplementario
que puede procesar a la vez los términos previos y lo que ha sobrevenido. La alteración no ha
sido temporaria sino estructural.

En el caso de los juicios nazis, el procesamiento jurídico de la situación no puede


inscribir una marca suplementaria porque es justamente la organización jurídica la que ha
colapsado para procesar lo que es un juicio.

Se puede llamar catástrofe a las situaciones en las que ninguna marca previa sobrevive
con eficacia al aluvión, ninguna marca previa tiene capacidad simbólica para operar.

La ley jurídica funciona como mediación normativa: es norma pero no media, ejerce
pero no funciona, administra sellos y papeles pero no ordena la situación de modo tal que
haya humanidad pues su función mediadora ha caído. La insuficiencia de lo jurídico refiere a
un estado de catástrofe perpetua porque es cosa ya juzgada, porque ya esta juzgado pero la
cuestión sigue ahí intacta, intocada. Esta en la misma estructura de la ley la imposibilidad de
procesar algo de esta cualidad nazi. Hay una incapacidad del orden jurídico de señalar otro
orden de responsabilidades que no sea jurídico.

Un evento histórico no queda procesado cuando se logra decir “es justicia” sino que
queda procesado cuando a partir de esa operatoria se instituye un nuevo mapa de
responsabilidades sobre lo hecho y sobre lo por hacer. Que haya gente tras las rejas no
significa que haya responsables. Para que sean responsables tienen que ser responsables de
sus actos.
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 52

Sobre condiciones anticipables, la ley establece que se debe hacer y que no y establece
que en condiciones que no son anticipables “se vera”. El “se vera” es un agujero legal en la ley
que es constitutivo de la estructura misma de la ley. Cada vez que estamos frente al estado de
excepción, Auschwitz es posible. La ley sabe muy bien procesar los crímenes que anticipa, pero
no puede procesar su estructura misma, que admite la excepción. Entonces los juicios nazis
bien podrían ser llamados catástrofes porque las marcas previas, no pueden procesar eso de
manera tal que haya mediación entre los hombres en condiciones de nazismo. El virus no es el
nazismo, sino el estado de excepción. Lo jurídico es insuficiente, lo cual no significa que haya
insuficiencias en lo jurídico. Lo jurídico como tal no es el ordenador, no es el remedio, no es el
estructurante para este tipo de situación que opera en los puntos ciegos de lo jurídico a partir
del estado de excepción.

La catástrofe es el punto en el que no hay precomposición, no hay reestructuración, no


hay reorganización. En ese punto tiene que ocurrir algo por primera vez y si no, no acontece
nada. Ocurre siempre lo mismo.

“Especificidad en la tortura como trauma. El desierto humano cuando las palabras se


extinguen” – M. Viñar -

De la tortura, de eso no se quiere saber ni se puede creer. Lo más traumático no es el


trauma mismo, sino la desmentida del hecho traumático.

Cuando el psicoanalista recibe un sujeto marcado por situaciones extremas como


torturados, sobrevivientes del campo o de masacres, ¿cuál es su posicionamiento como
terapeuta y como investigador?, ¿qué materia traen a elaborar en análisis los sujetos de estos
vejámenes, los afectados y su entorno?

Reducir el horror a una categoría común de trauma es conceptualmente erróneo,


además de éticamente condenable.

Hay un inalcanzable de la representación del horror por lo que la solución de ese


trauma no es accesible por la vía catártico-abreactiva. La meta terapéutica no es la resiliencia,
la meta terapéutica busca un reencuentro con la temporalidad psíquica, con un devenir y una
reapropiación del fuero interior que permita discriminar el pasado del presente, que el sujeto
pueda acceder a su actualidad y no quede incrustado, anclado al trauma, como fuerza de
atracción que satura el presente y el futuro en un determinismo lineal y fatal con aquel
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 53

pasado. Se trata de leer no tanto al trauma sino en como cada sujeto lo registra, lo inscribe y lo
significa: la singularidad de la respuesta.

En análisis se trata de repersonalizarse, cuando se esta fuera de si es necesario


rehabitarse. Un modo de fracaso es cuando el analizando se instala irreversiblemente en la
posición de víctima.

Es un desafío para el psicoanálisis tener acceso a un espacio de intimidad, construirlo


al mismo tiempo que se lo convoca. No quedarse en una semiologia exterior objetivante que
habla de secuelas, sino fundar una semiologia relacional, donde desde la experiencia intima el
sujeto transforma la secuela en marca creativa que define su retorno a la condición de ser
humano singular. De esta manera, el objeto de estudio no es solamente identificar las secuelas
y la minusvalías de los afectados, sino integrar su experiencia y su relato en un proyecto de
vida.

“Memoria, víctima y sujeto” – I. Lewkowicz y C. Gutiérrez –

La condena al sufriente deja a la víctima como la estación terminal de una búsqueda


equivoca que, al detenerse allí, deja impune cualquier crimen.

El desaparecido, el muerto, el torturador, no son en si mismos lugares que justifiquen


el homenaje o el aprobio.

La atribución de cualidades a la víctima supone una marca distintiva, una


diferenciación ya que con ello se lo distingue del resto, de la masa vulgar. Pero esas marcas no
son una vía de singularizacion: ellas le son atribuidas desde un campo que impide al sujeto
toda sustracción del mismo haciéndolo colapsar bajo el destino mortífero de esa marca. Si
alguien esta destinado al sacrificio (víctima), el sujeto se agota en esa marca que el otro le
asigna. Hacer del sufriente un mártir es dejarlo en el martirio rindiéndole homenaje.

La victimizacion es la contracara de la culpabilización a la víctima. Al ver a la víctima


como que todo padecimiento en ella es producto del daño infligido, se tiende a creer que la
víctima habita la inocencia más absoluta y se pierde de vista la peculiar posición del sujeto
frente a aquello que lo ha dañado y frente al daño mismo, que nunca es tan uniforme como se
cree. La desresponsabilización del sujeto es el alcance ultimo de este movimiento encubridor y
la alineación al sentido que se le ofrece es un campo al que el sujeto suele entregarse para
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 54

liberarse de la angustia de pronunciar una palabra como sujeto, hablando en su nombre, en


posición de sujeto del deseo.

Ir del síntoma al diagnóstico es borrar las huellas que conducen a una pregunta, que
invitan al sujeto a interrogarse por eso que él porta. Hacer del síntoma un diagnóstico es
transformar ese interrogante en una convicción nosográfica donde encuentran refugios
malestares diversos. El diagnóstico empuja al sujeto a la creencia acerca de que hay otros que
sufren de lo mismo que el. El diagnóstico le permite al sujeto un refugio en donde puede
desentenderse de su posición de sujeto deseante. De esta manera se enmudece el síntoma
que habla.

Hoy en día hay una razón: si algo ocurrió debe quedar incólume en la memoria de los
hombres. Y así el pensamiento fácil deviene progresista. La noción omnipresente de víctima
viene a sustituir al concepto precario de sujeto. La identidad especifica de los grupos queda
establecida mediante la identificación del especifico mal que se les ha hecho. El síntoma opera
como el recubrimiento tenaz de cualquier marca singularizante.

Con la memoria tal identidad es víctimaria. La víctima es un rehén de la memoria. Por


otro lado hay una política que intenta olvidar para curar las heridas del pasado.

Hay algo que no se debe olvidar. Existe una enorme distancia entre no olvidar el
crimen y no olvidar a la víctima.

La posición de sujeto exige una ruptura con las determinaciones de la memoria. La


historizacion es la operación de alteración de esas marcas por el advenimiento de un termino
productor de sujeto. La irrupción subjetiva marca un punto de exceso a partir del cual caen las
determinaciones de la memoria. Las identidades colectivas se sostienen en el borramiento de
la diferencias singulares que la conservación de la memoria asegura y que una versión
documentalista de la historia exige.

La historizacion critica de las marcas de la memoria supone que esas marcas interpelen
al sujeto ya sea para conservarlas o para dialectizarlas ficcionalmente: aquí se ubica la
responsabilidad, en el modo en que responde el sujeto a esta invitación de las marcas. No es
posible prescindir de las marcas de la herencia y por ello se trata un sujeto para el desafío
administrarlas. La primera de las posiciones vive de las marcas y la segunda vive a partir de las
marcas.
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 55

2 matrices de pensamiento, 2 posiciones de sujeto, 2 modalidades de relación con el


pasado

El sujeto no es función de la víctima, el síntoma no es función del diagnóstico, la


historia no es función de la memoria.

Módulo V · Ética y responsabilidad ·

Michel Fariña, J. J., Ética Profesional. Dossier. Acápite 3.3 El estatus de la


responsabilidad sobre los actos

El autor habla del conflicto entre la obediencia y los valores éticos y cómo por ejemplo
la experiencia de Stanley Milgram en la Universidad de Yale acerca de la obediencia a órdenes
criminales es una de las explicaciones que la psicología ha intentado dar al problema.

El experimento de Milgram fue plasmado en el film “I…como Icaro”. “Usted continúe,


yo asumo toda la responsabilidad”, es la frase empleada en la versión cinematográfica para
reforzar el carácter de la experiencia, destinada a explorar cómo se comporta un hombre
cuando una autoridad legítima le indica que debe actuar contra un tercer individuo.

Los resultados de la experiencia indican que dos de cada tres personas llegan a
administrar descargar consideradas peligrosas; esto ha sido usado para intentar explicar la
obediencia a órdenes aberrantes durante la guerra o situaciones de tortura.

El ‘torturador’ de la experiencia de Milgram no está en modo alguno ante la misma


elección que el torturador argentino de la realidad; al contrario que éste último, aquel se halla
en presencia de un ‘torturado voluntario’ dispuesto a sufrir por el bien común (en este caso el
conocimiento científico).

En la línea de aportes psicoanalíticos a las cuestiones de la ética y la obediencia, el


escrito de Jorge Jinkis “Vergüenza y responsabilidad” fue escrito como reflexión ante la
promulgación de la Ley de Obediencia Debida en Argentina. Dice Jinkis: “(…) si se pudiera
reconocer en los relieves mórbidos de un crimen sus coordenadas simbólicas, no se volvería
por eso irreal el crimen, y la intervención de un analista siempre irá en el sentido de reintegrar
esas coordenadas a la historia del sujeto quien se volvería entonces responsable de un crimen
real. Esa responsabilidad (…) no se configuraría acabadamente sin el castigo.”
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 56

Ofrece un punto de vista diferente del “consensualista” para el psicoanálisis, el


establecer la responsabilidad no podría ser nunca función de un ‘saber y entender promedio’,
sino por el contrario, de las implicaciones singulares, y por lo mismo universales, de acción
cometida.

Jinkis, J. “Vergüenza y responsabilidad”

Entre la ley conocida como “del punto final” y la llamada ley de “obediencia debida” o
de “exculpación”, se consuma la pérdida de una dignidad que puedo haber sido.

Un proyecto de destrucción económica del país se acompañó de secuestros, torturas y


la muerte de miles de personas. Más tarde, luego de una derrota bélica los militares argentinos
escamotearon (engañaron, dibujaron) la delimitación de responsabilidades. Ahora se suma,
que el conjunto de la sociedad civil, a través de sus representantes electos, declara de hecho y
por omisión, no sin apelar a toda clase de eufemismos, que algunos “delitos atroces y
aberrantes”, la tortura entre otros, no son tales, o que las personas que los cometieron no son
punibles por haber actuado “…en estado de coerción bajo subordinación a la autoridad
superior...”

Nuestra objeción es ética.

La condición esencial del hombre es el deseo. Si el hombre dividido por el lenguaje


habla sin saber lo que dice, aquel deseo lo vuelve responsable de lo que dice.

Responsable es aquel de quien es esperable una respuesta. No digo “conciente de lo


que hace” ni “que se hace cargo de lo que dice”, sino culpable de lo que hace y dice.

La ley de obediencia debida, en su artículo primero, apenas alude un “estado de


coerción”, pero lo hace como si se tratara de subsumir una situación particular bajo un
concepto consagrado e indiscutible.

A partir del reconocimiento de que no hay sociedad sin una instancia de autoridad se
vuelve posible la entrada de una psicología que estudie las vías indirectas del ejercicio del
poder y la génesis de la obediencia.

Es necesario que cada uno niegue la presencia de su deseo y admita en cambio el


interés general que no es sino uno de los nombres del orden garantizado por la autoridad. En
la obediencia pasiva a este orden se reconoce el interés real del sujeto.
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 57

Cuando se deja de lado la legitimidad de la autoridad, el problema deja de ser quién


gobierna para convertirse en la cuestión psicológica de comprender qué significa obedecer.

La intencionalidad no puede restringirse a las fronteras del yo.

Cuando se encuentra que el culpable de un delito es un demente, o que en su


momento, por embriaguez o algún otro factor que se juzgue determinante de la obnubilación
de la conciencia del sujeto, el mismo no se halla en posesión de su razón, las leyes
considerarán a estas circunstancias como atenuantes decisivos para decidir la imputabilidad o
no del actor del hecho. No nos interesa discutirlo, sino indicar que hay mucha psicología en los
fundamentos de este proceder.

Las leyes permiten que los jueces puedan creer que en las citadas circunstancias el
hombre no es responsable de sí mismo, y que el raciocinio del que se muestra capaz en esos
estados no es suficiente para considerar que él lo gobierna. De esto se suele concluir que tal
hombre es incapaz de tener una intención.

Si se pudiera reconocer en los relieves mórbidos de un crimen sus coordenadas


simbólicas, no se volvería por eso irreal el crimen, y la intervención de un analista siempre irá
en el sentido de reintegrar esas coordenadas a la historia del sujeto quien se volvería entonces
responsable de un crimen real. Esa responsabilidad (…) no se configuraría acabadamente sin el
castigo.

Mosca, J. C. “Responsabilidad, otro nombre del sujeto” en Ética: un horizonte en


quiebra.

La responsabilidad interpela a un Sujeto, quien debe, o puede, dar “respuesta”,


responder, por su acto. La responsabilidad se refiere a la singularidad de un Sujeto en acto.

La cuestión a interrogar no es del orden de lo judiciable, no está en la línea del crimen


y el castigo, el pecado y la condena o la virtud y la recompensa. El interés está puesto en la
subjetivación de una acción, si es así ya no será una acción cualquiera, sino una que recae
finalmente sobre el Sujeto, poniéndose éste en acto.

El autor toma la obra literaria de Jean Paul Sastre “El muro”. En su texto sastre plantea
la cuestión de la responsabilidad. El muro transcurre en la España de la guerra civil. Un grupo
de prisioneros es arrojado a un sótano, entre ellos está Ibbieta. Lo suben a una habitación, lo
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 58

interrogan, le piden que denuncie a un líder anarquista, a Ramón gris. Le ofrecen: es su vida
por la tuya. Ya está planteado el problema ético. Se le pide no un testimonio falso, sino la
verdad. Le dan quince minutos más para pensar. Y pensar pierde al hombre. Ibbieta sabe
algunas cosas. Primero, sabe que la apuesta es fuerte, lo matarán. Sabe también dónde está
escondido Ramón Gris, en casa de su primo, y sabe que somos todos mortales. Pero no iba a
hablar, de puro testarudo y para burlarse de ellos. Ibbieta habló, para mentir, para engañar,
burlar al otro, al tirano, a esos oficiales severos. “está escondido en el cementerio”, mintió
Ibbieta. Y dijo la verdad. Allí encontraron a Ramón Gris y lo mataron.

Éste es el relato, que termina con el protagonista llorando de risa, o riendo hasta las
lágrimas. La primera exculpación posible para Ibbieta es la ignorancia y el azar. No sabía que
había abandonado ese refugio y se hallaba escondido en el cementerio. Azar: el azar quiso que
con su elección de una confesión mentirosa terminara diciendo la verdad, sin saberlo.

Allí donde el neurótico podría declararse no responsable, Freud lo hace responsable de


un deseo. Deseo que viene del Otro como demanda ante la cual el Sujeto se somete. Se
somete al mandato superyoico para liberarse de la culpa.

En el tratamiento de este tema conviene desanudar culpa y responsabilidad como se


debe desanudar culpa y angustia. La culpa, (metáfora económica) subraya un ‘deficit’ de
Sujeto, la responsabilidad un ‘superávit’ de Sujeto. Superávit que inmediatamente podría
anularse, en general deviniendo culpa.

Lacan propuso en su seminario acerca de la ética que la única cosa de la que puede ser
culpable un sujeto es de haber cedido su deseo. El Sujeto cede en el camino del deseo para
amoldarse a los mandatos del superyó. Cuanto más renuncia el sujeto al deseo, más se
acomoda a las demandas superyoicas, paradójicamente más culpable se siente. Entonces con
Lacan decimos: sólo se puede ser culpable de haber cedido en su deseo. El yo no es propietario
del deseo, pero sí el Sujeto es responsable de su puesta en acto. Es el sentimiento de culpa el
hilo conductor para encontrar la dimensión de responsabilidad subjetiva. Es sujeto es siendo.
Nunca del todo realizado, pero siendo. De eso debería dar respuesta, de la razón de su ser en
la razón deseante. En esto el sujeto no tiene otra elección pero no por eso es menos
responsable. En este sentido, Ibbieta, es responsable, no quizás ‘culpable, pero responsable de
abrir la boca aún en la ignorancia, responsable de haber deseado vivir. Cita a Lacan: ‘De
nuestra posición de sujeto somos siempre responsables…el error de buena fe en entre todos el
más imperdonable.”
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 59

*Alemán, J. Nota sobre Lacan y Sartre: el decisionismo.

Teoría de la decisión en Sartre. El ‘humanismo’ de Sartre no tiene nada que ver con el
humanismo que considera al hombre como centro y como medio de todas las cosas. No es el
humanismo ingenuo de creer que el hombre es dueño de sí mismo, que se domina a sí mismo.
El entiende por humanismo otra cosa, dice: “yo quiero que se entienda qué consecuencias
tienen que el Otro no exista, qué quiere decir, de verdad que Dios no existe”. Ser ateo quiere
decir que no hay en el Otro ninguna garantía con respecto a lo que le sucede al existente como
tal. Un verdadero ateísmo, dice Sartre, es cuando finalmente se extiende el concepto de
responsabilidad; se es verdaderamente ateo cuando se ha mostrado que, en la vida, la
responsabilidad gana definitivamente la escena.

Para Sartre aquél que dice que fue arrastrado por las pasiones, o quien se quiere
amparar en que el medio le ha impuesto una determinada elección está en la mala fe, porque
es una excusa, es buscar justificaciones en un determinismo. Lo contrario de la mala fe es la
angustia, el hecho de que la elección se hace sin garantías; no hay ninguna posibilidad de elegir
que venga de antemano, que no es que el sujeto reúne todos los datos del problema y luego
delibera, saca una conclusión y elige, sino que la elección lo hace sujeto, la elección constituye
al sujeto. Sartre dice que estamos condenados a elegir. La elección de la que él habla no puede
ser confundida con un ‘querer’ de la voluntad, con una decisión yoica; que, evidentemente, no
puede ser pensada como un acto voluntarista.

El plantea el psicoanálisis existencial. Dice que lo importante es la falta de ser. A él no


le interesan cada uno de los deseos, sino el deseo. Hay que deducir de las distintas
inclinaciones de cada sujeto lo que es su deseo. El psicoanálisis existencial de Sartre lleva a
cada sujeto a captar su elección originaria. Es decir, cada sujeto se curaría en la medida que se
aceptara como injustificable; cada sujeto debería descifrar e interpretar, por los
procedimientos retroactivos, su falta de ser.

*Salomone, G. El sujeto dividido y la responsabilidad. En La transmisión de la ética…

Los dos tipos de responsabilidad (la jurídica y la subjetiva) convocan a dos posiciones
subjetivas diferentes.

La responsabilidad subjetiva es aquella que se configura a partir de la noción de sujeto


del inconsciente, sujeto no autónomo. Tal responsabilidad subjetiva se distingue de la
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 60

responsabilidad entendida desde el discurso jurídico, pero también se debe diferenciar de la


responsabilidad moral. En tanto el concepto de responsabilidad jurídica es un concepto
específico y bien recortado en función del sistema de referencias legales, constituye una de las
formas de responsabilidad moral. Responsabilidad jurídica y moral responden a una misma
lógica.

Freud nos alerta de una responsabilidad que atañe al sujeto en relación a aquello que
desconoce de sí mismo. No se trata de la responsabilidad moral o social, sino de la
responsabilidad subjetiva.

Las mociones inconscientes se expresan de modo desfigurado a través de las


operaciones fallidas. Es por este motivo que encontramos en estas acciones fallidas un sentido;
un significado que se asocia al propósito inconsciente que persiguen, más allá de la intención o
voluntad inconsciente.

No se trata de confrontar al sujeto con la dimensión de los valores compartidos, n de


confrontarlo con la referencia moral. No se trata de la realidad objetiva, sino de la realidad
psíquica. Freud nos guía allí en la distinción entre la dimensión moral y la dimensión del sujeto.
Freud ubica la responsabilidad en relación a aquel propósito inconsciente.

En todas las formaciones del inconsciente un elemento accesible a la conciencia es


medio de expresión de otra cosa, de algo desconocido pero sobre el cual podemos suponer un
‘saber no sabido’. Nos enfrentamos al campo de la responsabilidad subjetiva, y su relación con
aquello que perteneciéndole al sujeto le es ajeno. Tal amenidad no es tomada por Freud como
causa de inimputabilidad; por el contrario, es a ese punto donde dirige la responsabilidad. Pero
Freud no imputa al sujeto en el campo moral por aquello que se juega en lo inconsciente. No
debemos confundir la responsabilidad moral, social o jurídica con la responsabilidad subjetiva.
No toda responsabilidad subjetiva es judiciable.

La responsabilidad subjetiva, en el corazón de la dimensión ética, surge de esa hiancia


en lo simbólico que llama al sujeto a responder, produciéndolo. Es el sujeto que situamos
como efecto; como efecto de la palabra que lo divide. En las manifestaciones del inconsciente
se manifiesta esa división del sujeto, que el yo experimenta como punto de inconsistencia. El
yo se desorienta frente a esto que le es ajeno. Esos puntos de ruptura, de quiebre del sentido,
puntos en que se manifiesta la falta estructural, son puntos en los que podemos suponer las
mayores potencialidades de efecto sujeto.
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 61

*Domínguez, M. E. Los carriles de la responsabilidad: el circuito del análisis. En La


transmisión de la ética…punto 2.

El circuito de la responsabilidad

El circuito de la responsabilidad está compuesto por un tiempo 1 donde se realiza una


acción determinada en concordancia con el universo de discurso en que el sujeto se halla
inmerso y que, se supone, se agota en los fines para los que fue realizada, la cual se ve
confrontada en un tiempo 2 con algún indicador que le señala un exceso en lo acontecido.
Tiempo donde el universo particular se resquebraja posibilitando la emergencia de una
pregunta sobre la posición que el sujeto tenía al comienzo del mismo. Se debe hallar
retroactivamente en el lazo asociativo entre tiempo 1 y 2 una hipótesis clínica que sitúe la
naturaleza de esa ligadura. Finalmente será necesario un tiempo 3 que verifique la
responsabilidad subjetiva, una toma de posición en relación a lo universal inscribiendo un acto
que produzca un $.

La hipótesis clínica será la encargada de explicar el movimiento que supone que el tiempo 2
se sobreimprime al tiempo 1 resignificándolo.

*D’Amore, O. Responsabilidad y culpa. En La transmisión de la ética…

No se puede plantear una dimensión ética sin moral. No hay responsabilidad subjetiva
(singularidad) sin culpa (dimensión particular). El sujeto del acto coincide con el de la
responsabilidad subjetiva. La responsabilidad subjetiva es otro nombre del sujeto, del sujeto
en acto.
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 62

Responsable: es aquel de quien es esperable una respuesta. Jinkis reformula la


definición clásica para decir: “Responsable: no digo consciente de lo que hace ni que se hace
cargo de lo que dice, sino culpable de lo que hace y dice.”

La respuesta esperada queda sujeta a ese pasaje por la culpa; en la que ya no cuenta la
intención y la pretendida autonomía de la conciencia, pues introduce una dimensión deseante
más allá de ella. La culpa es en este sentido, una condición para el circuito de la
responsabilidad subjetiva. Es la culpa la que obliga a responder.

La culpa depende de una operación simbólica: la interpelación subjetiva. La


interpelación subjetiva es la puesta en marcha del circuito. Luego la culpa obliga a una
respuesta ad hoc (a propósito para un fin concreto) a la interpelación. Dado el tiempo 2 que es
el de la interpelación en el circuito, se funda en su resignificación el tiempo 1, facilita una
respuesta que aunque todavía no es considerada tiempo 3 (aquél de la responsabilidad
subjetiva) responde a la interpelación.

El recorrido del circuito es invariante en cuánto a la lógica que instrumenta: la


retroacción. No responde cronológicamente sino con lógica de retroacción, hace que vuelva
sobre una acción que ya sucedió.

La culpa hace a la retroacción, hace que se retorne sobre la acción por la que se ‘debe’
responder. Dado un tiempo 2, el de la interpelación, la ligadura al tiempo 1 es ya una
obligación. No hay forma de no responder, pues la interpelación exige respuesta. La
interpelación es en términos económicos lo que genera deuda, culpa. La interpelación implica
una deuda por la que hay que responder, es el llamado a responder para volver al surco de lo
moral, en este caso la respuesta es particular. No hay singularidad en la vuelta al surco moral
porque la respuesta resulta un taponamiento de la dimensión ética. Se abre como respuesta a
la interpelación un abanico de posibilidades: el sentimiento de culpa, la proyección, la
negación, la intelectualización, la formación sintomática. La culpa moral está en las antípodas
de la culpabilidad del deseo. La culpa moral tapona el acceso a un orden de deseo. Estas
respuestas difieren del tiempo 3 como responsabilidad subjetiva. El efecto sujeto es también
una respuesta a la interpelación pero desde una dimensión ética. Y eso implica la noción de
acto en la que el sujeto se produce. Al hablar de efecto sujeto, se habla de acto. El sentimiento
de culpa se diluye en el efecto sujeto y es una respuesta de dimensión ética. Se llaman éticas a
las singularidades que hacen desfallecer al particular previo.
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 63

*Ariel, A. La responsabilidad ante el aborto.

La responsabilidad del sujeto frente a su propio acto. Un acto implica una decisión
tomada por fuera de los otros, sin los otros. Implica una decisión por fuera de lo moral (del
bien y del mal) una decisión por fuera de la ley. El acto es una decisión y no una acción. Un
acto implica una decisión que tiene consecuencias para quien lo produce y también para los
otros. Pero para los otros mi acto constituye una acción. Lo que los otros ven en la dimensión
de mi acto es una acción, por eso nadie puede juzgar a otro por su acto, pero si por sus
acciones.

(Es medio complicado el texto…me costó entenderlo, recomiendo pegarle una leída a
ver que más se puede sacar)

*Freud, S. La responsabilidad moral por el contenido de los sueños.

Freud se pregunta: “¿Debemos asumir la responsabilidad por el contenido de nuestros


sueños?” responde que sí. El contenido del sueño no es el envió de un espíritu extraño, es una
parte de mi ser; se debe asumir la responsabilidad por las buenas y malas aspiraciones que se
encuentran en uno. Eso desconocido, inconsciente y reprimido no es mi yo, pero está en mí y
produce efectos sobre mí. Pertenece a un ‘ello’ sobre el que se asienta el ‘yo’.

Módulo VI · Bioética y filiación: nuevas cuestiones éticas y epistemológicas

Abuela opinas sobre Doltó

El texto hace referencia a un diálogo con la Dra. Fracoise Doltó publicado en ‘Psyché’
en diciembre de 1986 el cual evidencia una desinformación de y a la Dra. Doltó. El diálogo se
concentra alrededor de un equívoco insistente: la adopción de niños homologada a la
apropiación de niños.

Textual:

Las opiniones de Doltó están referidas a una realidad que no corresponde a la nuestra.
Nuestros niños, bebés, bebés nacidos en cautiverio fueron criminal y violentamente
arrancados de los brazos de las madres, padres, hermanos, abuelas y abuelos. Están
ilegalmente adoptados como propios, es decir, apropiados, privados de su verdadera
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 64

identidad, lo que implica ser tratados como objetos, partes del saqueo. Aún alimentados y
cuidados ésta es la condición que subyace.

Las situaciones de hecho son de fraude y falsificación sin Ley y sin Verdad. Las figuras
de los apropiadores no representan figuras parentales o de padres adoptivos sino que ocupan
el lugar parental desde la impostura.

La voluntad de apropiación utiliza la invalidez del infans para montar un andamiaje de


mentira que lo captura en dicha invalidez. El aparato psíquico de los niños secuestrados se
desarrolla en esta situación de captura y de enajenación de su deseo.

Lo que funda la identidad es el deseo de vida de los padres unido a la propia pulsión de
vida del bebé. El deseo de vida se va haciendo autónomo, pero debe pensarse, en el origen,
íntimamente ligado al motor que lo generó; el deseo parental. Esta configuración de deseos
que es origen de la vida, es la base de la identidad. Lo que hay en la impostura es un intento de
alienación del deseo inconsciente, de reducir al niño a su necesidad, a enajenarlo como
persona, como sujeto de deseo.

Las Abuelas de Plaza de Mayo llaman restitución al acto de recuperación de los niños
secuestrados. Acto psíquicamente fundante porque se asienta en la verdad y en la Ley y
libera al psiquismo infantil de la fundación falsa en la que se encuentra capturado; porque
restablece un orden de legalidad familiar que posibilita el deseo, el encuentro con la propia
identidad y la inserción en la legítima cadena generacional.

En el texto se puntúan diferentes opiniones de Doltó expresadas en el diálogo donde


hay confusión reiterada del contexto y las Abuelas responden a cada una. Las más importantes
son las siguientes:

*-Dice Doltó: ‘Si se lo arranca de la familia adoptiva se le puede estar repitiendo la


experiencia que vivió con los padres naturales.”

-Aquí se tratan como homogéneas la situación de restitución y la situación de


arrancamiento-cercenamiento del secuestro-apropiación.

En la situación de apropiación los niños fueron arrancados, sin palabras y con violencia
real, sumergiéndolos en un proceso de ocultamiento y de enajenación, arrancados de su
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 65

identidad, de su historia personal y familiar. En este tipo de actos se desconoció toda ley, la
trasgresión se hizo ley y la perversión la modalidad de vínculo.

En la situación de restitución no hay repetición, las palabras son dichas y, desde la ley
se permite el acceso a la verdad. Es una situación nueva que se basa en la articulación de la
verdad y la justicia. El revelamiento de la verdad, aunque dolorosa es la posibilidad de volver a
tomar contacto con el proyecto de vida de sus padres y con la configuración de deseos que son
su origen. También resulta profundamente estructurante saber que sus padres jamás los
abandonaron y que sus familias los han buscado tenazmente desde su desaparición.

*-La Dra. Doltó expresa su preocupación por resguardar el período edípico de los
niños.

-Estos niños, en el proceso de estructuración de su identidad se vieron obligados a


desplazar los referentes parentales en figuras identificatorias falsas. Al encontrarse con la
verdad, no hay crisis de identidad y nada ‘demuele’ su estructura psíquica. Lo que e observa en
la práctica es el desmoronamiento de las figuras fraudulentas de sus captores. Los lugares
identificatorios parentales vuelven a ser ocupados por las figuras de sus legítimos padres,
finalmente los legítimos significantes primordiales.

*-El contexto del cual Doltó extrae su experiencia al referirse a las ‘secuelas de la
guerra’ o a los ‘acontecimientos de la guerra’, es el de la Segunda Guerra Mundial.

-Nuestros niños no son niños abandonados o perdidos por sus familias durante una
guerra y a quienes cualquiera acoge. Son niños identificables, con familiares ubicables. Niños
secuestrados de sus propios hogares o nacidos después del secuestro, en un contexto de
Terrorismo de Estado sólo comparable al exterminio judío por los nazis.

“Restitución del padre” – C. Gutiérrez –

La cuestión referida a los niños expropiados durante la dictadura militar era como
nombrar a los padres biológicos de los niños y también como nombrar a los “padres” con los
que pasaron a convivir. Surgieron nuevos términos para designar una antigua función: “padres
biológicos”, “padres del corazón”, “padres de crianza”, “padres psicológicos”. Pero no se trata
solo de términos.
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 66

Es necesaria una decisión jurídica sobre la paternidad. La paternidad necesita una decisión
desde la ley. Lo jurídico supone la ley atada a la palabra que se dice, a la palabra enunciada
por alguien en particular.

Plantea 2 ejemplos:

1) La decisión del Rey Salomón para dirimir la disputa entre dos mujeres que reclaman
un mismo niño

2) El ex-comisario Samuel Miara, apropiador de los mellizos Matías y Gonzalo Reggiardo


Tolosa

1) Ante el soberano se presentan 2 prostitutas que reclaman al mismo niño como propio. Una
de ellas asfixio a su hijo y ahora reclama un hijo ajeno. Ambas dicen que el niño vivo es el
propio y que el muerto es el de la otra. No hay testigos ni forma de constatar la verdad de los
hechos.

El padre no es cierto pero la paternidad es verdadera. Ella solo se sostiene en tanto


función y se reconoce en un doble movimiento: El hijo puede reconocer a su padre solo si
este lo ha reconocido previamente. Tal reconocimiento está sujeto a leyes de cada cultura:
red simbólica que nomina el lugar paterno prescindiendo de la constatación genética.
Entonces si padre y madre no se corresponde necesariamente con sus funciones biológicas
es posible indicar que el hijo nace tanto del padre como de la madre. Se trata de aquel que
encarna la función y cumple su oficio de transmitir una ley en carácter de agente de la
misma.

Volviendo al ejemplo, el rey ordena que se corte al niño en 2 y que se le entregue una
mitad a cada una de ellas. La decisión del rey Salomón debe ser considerada como un gesto de
fastidio, una decisión terrible que expresa un capricho sanguíneo. Queriendo un hijo, la mitad
de eso se parece a la nada. ¿Qué es el padre real? El que obliga a una doble renuncia: hacia la
madre y hacia el hijo. Salomón es quien introduce esa decisión del corte. Frente al corte, cada
una de las mujeres dará su respuesta. Una de ellas decide renunciar al niño, decide cederlo
para mantenerlo vivo y frente a esa respuesta, Salomón advierte que ahí hay una madre. No se
trata de haber descubierto a la madre, sino de haber encontrado una madre. La renuncia
funda un lugar que Salomón sanciona como el lugar materno.

La otra mujer, a cambio, acepta el despedazamiento del niño.


PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 67

¿Qué es una madre? La que cede su objeto más preciado, la que por su castración se
somete a la ley paterna en una renuncia del lado de la cultura.

Para que el orden humano sea tal, no basta con el padre, la madre y el niño: hace falta
un término decisivo que es la ley. Ese término ordena las distintas funciones y es el que
permite que de la cría nazca un hijo encadenado a una genealogía fundadora. Es la instancia de
la ley la que instituye y nombra todos los lugares.

2) Los mellizos Matías y Gonzalo Reggiardo Tolosa fueron apropiados ilegalmente por el sub-
comisario Miara y su esposa, la Sra. Castillo (quien había perdido un embarazo y su marido lo
“resolvió” entregándole a dos niños).

En este juego alguien pierde. Un hijo pierde al Padre porque Un-Padre impostor
usurpo su lugar. Ese encuentro en el lugar perdido es el espacio propicio para la perdida de
una función.

Hablar desde el lugar paterno en nombre de la ley convoca a la prohibición y Miara, en


cambio, habla desde la usurpación, y de ahí no puede surgir prohibición alguna.

Miara, con su mentira, hace un intento por velar la verdad de la castración, de la


propia. ¿Qué es el padre simbólico? El que introduce una tercera renuncia, la propia. No se
trata de ser padre, porque el padre no tiene ser, sino de oficiar de padre, y es el resultado de lo
instituido por una tradición.

Destacar como decisivo el amor de la crianza es forjar una variante sentimental que
oficia de coartada para un acto de delincuencia profunda, al llamar paternidad a una práctica
de pillaje. Designar como “padres históricos” a los ladrones de niños es una operación
renegatoria de la historia misma.

Se trata de lograr que el padre recupere su lugar, a situar un discurso de la verdad, un


discurso que remite a principio de división fundador. Para cada uno de nosotros, ser hablado
por los procedimientos jurídicos de la sociedad constituye el elemento primero de nuestra
entrada en la vida. La restitución de niños desaparecidos a sus legítimas familias es un acto de
restauración de la función paterna. La restitución no es del niño sino del Padre. Si reintegrar el
sujeto a su historia tiene algún sentido humano, solo lo será al sostener la ley desbaratando la
impostura.
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 68

“Niños desaparecidos: la construcción de una memoria” – A. Kletnicki –

La apropiación de niños toma como punto de partida la realización de un delito que


comienza con la desaparición del niño que debió ser, continua en la negación del nombre, de
la historia, del deseo que lo esperaban y extiende sus consecuencias en la interrupción de la
trama generacional que funda el orden humano, produciendo así una ruptura no solo
individual sino al mismo tiempo social, colectiva, porque son niños que han quedado perdidos
en el entramado generacional.

Veinte años después de la dictadura militar, se sigue hablando sobre los efectos en la
constitución del psiquismo de la acción de un delito continuado y permanente.

Catástrofes como la nombrada, pueden ser en si mismas generadoras de subjetividad,


en tanto lugar de producción de las únicas marcas con las que se ha podido contar. Desde la
usurpación de los lugares paternos y de las marcas que desde esa posición se transmiten, se
aportan las condiciones para estructurar un sujeto. La restitución aparece como la pieza clave
de una etica centrada en el develamiento de lo oculto.

Respecto de la restitución, es ilusorio sostener una reconstrucción de lo destruido, una


reparación de lo perdido, un reencuentro con lo que hubiera correspondido ser. Cuando el
objeto en cuestión es un sujeto, la complejidad de la situación deja entrever los límites de la
ilusión reparadora del derecho.

Puede pensarse para la ley una doble acepción: una Ley (con mayúscula), condición
necesaria a la fundación y estructuración del psiquismo y una ley (con minúsculas) cuya
producción hace referencia a cada uno de los sistemas sociales, particulares, en los que el
hombre se desenvuelve. La transgresión de la ley social y la determinación de culpa jurídica
que conlleva, encuentran en el campo del derecho la consecuencia del castigo, pero para las
fallas de la otra Ley, las que se expresan por la vía del padecimiento subjetivo, no funciona el
contexto judicial de penalización. Si el campo del derecho tiene como pretensión poner fin al
delito y restablecer con la sanción la situación anterior, hallamos una dificultad para pensar
con igual criterio y optimismo sobre sus consecuencias en el sujeto. Si para el derecho la ley
cubre lo que falta y repara lo que se ha roto, el psicoanálisis indica que algo de lo alterado no
vuelve al lugar original. Hay un real allí sobre el que no puede volverse atrás del todo.
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 69

Lo ofertado por los apropiadores, implica la constitución de una configuración


identificatoria falsa, en la medida en que toda la situación se asienta en el robo. La verdad que
revela el derecho es una verdad a medias: devela el delito y restituye al apropiador al lugar del
criminal. Así lo desaloja de la paternidad. Pero eso no significa que reacomoda al niño, ni que
anule las identificaciones que le daban consistencia imaginaria.

SI a pesar de las circunstancias originales de la apropiación se han podido fundar en el


sujeto las operaciones que hagan eficaz lo simbólico y permitir procesos de reconstrucción de
las representaciones en las que se asentaba, puede producirse un quiebre que no conduce a
una fragmentación devastadora y las posibilidades de escribir una historia distinta para ese
sujeto es factible.

Debe saberse que la subjetividad no se rearma como un rompecabezas que se


desarmo un día porque si hay reconstrucción posible se hará con otras piezas, aunque no
pueda prescindirse del todo de las reglas o los recortes del juego original. La salida a producir
no obedece a causas puramente azarosas porque se resalta que está articulada con aquello
que la estructuración del sujeto esté en condiciones de generar.

*”Cuestiones éticas y epistemológicas ante la experimentación psicológica con


niños.” Fariña, M.

Se presentan diferentes casos:

Argentina: a fines de 1984 se publica en el diario La Capital un artículo titulado “Los


verdaderos padres son los padres psicológicos” íntegramente dedicado a analizar el proceso de
restitución de niños encarado por las Abuelas de Plaza de Mayo. La autora se mostraba
adversa al proceso de devolución de los niños a sus legítimas familias. El argumento utilizado
consistía en afirmar que el lazo sanguíneo que unías a los niños con sus abuelas era irrelevante
frente a los casi diez años que en algunos casos habían permanecido en sus familias sustitutas.
Un grupo de psicólogos ligados al movimiento de derechos humanos ensayó una respuesta
bajo el título “Los verdaderos padres son los padres”.

Guatemala: En un filme documental llamado “Guatemala, democracia bajo el fusil” se


puede ver una imagen que espantó al mundo: en los desfiles militares durante la actual
democracia, un niño encabeza la formación de infantería. Ataviado con boina negra y el clásico
uniforme camuflado, la ‘mascota’ del ejército guatemalteco es, en realidad, un huérfano cuyos
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 70

padres campesinos fueron muertos por las propias acciones militares al devastar las aldeas.
Queda en evidencia la estrategia de ‘mejoramiento’ llevada adelante por los militares en
Guatemala. Muchos niños fueron arrancados de sus aldeas y desplazados a las llamadas
“aldeas modelo”, donde se les impone el español como lengua normativa y se los educa en un
clima de aceptación de la presencia militar como rasgo tutelar de sus vidas. Muchos más tarde
ingresan al ejército incorporando una ideología de odio por las comunidades campesinas.

Estados Unidos: El caso de Baby M. un matrimonio, cuya mujer era infértil, realizó un
contrato legal con una joven, en virtud del cual ésta sería inseminada artificialmente. Al cabo
de nueve meses, de nacer la criatura sana, el bebé sería entregado al matrimonio y la joven
recibiría a cambio U$S10.000. al nacer la niña, la madre decidió quedarse con ella y dejar sin
efecto el compromiso contractual. Luego de un controvertido fallo, la corte dictaminó que la
niña pertenecía al matrimonio. El fallo de la corte fue apelado y se desató una de las polémicas
jurídicas más conmovedoras.

Finalmente, la corte resolvió que el bebé era hijo del hombre (quien aportó el
esperma) y de la joven, otorgando sin embargo la tenencia de la criatura a la pareja y
regimentando para la joven un sistema de visitas.

En 1986 Doltó visita la Argentina y produce un gigantesco equívoco al proponer la


noción de ‘segundo trauma’ para comprender el problema de los niños secuestrados.

Otros profesionales han manifestado, siempre en nombre de las condiciones culturales


de vida del niño, el ambiguo satatus de “deseo del niño”; esto llevó a algunos funcionarios e
intelectuales a reclamar la opinión de los propios niños afectados a la hora de tomar la
decisión judicial. Descargando sobre el niño el peso de una decisión que no está en
condiciones de tomar.

El caso de Mariana Zaffaroni, una niña desaparecida junto a sus padres en 1977 y
localizada por Abuelas en 1984 se constituiría en uno de los paradigmáticos de este drama.

Cuando los abogados de Abuelas y la justicia argentina inician las acciones destinadas a
restituir a la niña a su familia de origen, el agente furci se fuga al Paraguay llevándola consigo.
Antes de partir, la niña, inscripta bajo el nuevo nombre de Daniela Romina Furci envía dos
cartas a su abuela de sangre. En estas es obvia la manipulación de Furci en la redacción de las
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 71

cartas, aunque la firma de la niña es auténtica y elementos posteriores mostraron que la niña
llegó a suscribir sus contenidos.

Declaraciones de Seineldin en un célebre reportaje representan una interesante


síntesis de la lógica militar. Al ser interrogado acerca del secuestro y cambio de identidad de
niños él responde con soltura y convicción: “se trataba de niños sin padres, cuyos padres
estaban condenados a muerte, entonces, hicimos lo mejor que se podía hacer por ellos, les
dimos nuestros hogares, nuestras propias familias.” Así se expresa la idea de ‘mejoramiento’
de los niños: separándolos de sus hogares naturales, se espera modificar su futuro.

En el secuestro de niños hijos de ‘subversivos’ los militares no temieron la biología. La


genética no constituyó un problema para la adopción fraudulenta. Estas formas de
experimentación sobre la filiación de los niños ya tenían antecedentes. Durante la Segunda
Guerra Mundial, cuando el III Reich aún soñaba con la hegemonía de la raza aria. Se pusieron
en marcha dos estrategias: la de los célebres ‘Lebesborn’ (fuentes de vida), maternidades en
las que jóvenes alemanas eran fecundadas por oficiales SS. Y la otra es la del secuestro de
niños yugoslavos y polacos que reunían los rasgos físicos arios, s los trasladaba a Alemania y se
los adoptaba en familias nazis que no podían tener hijos.

“Lecciones de Potestad” Fariña, M.

Potestad:

Monólogo se inicia con un personaje en escena, El hombre cincuentón, macizo, se


presenta a sí mismo, a su mujer y a su hija, reconstruyendo una escena ocurrida en el pasado.
Se empieza a dibujar una escena familiar. La descripción de la posición de la mujer subraya aún
más el difícil vínculo que existe entre ellos. Problemas de comunicación, problemas sexuales.
La posición y movimientos de la hija acentúan los rasgos de identificación a su padre. Un
marido ex deportista que reprocha a la mujer una indiferencia que lo desautoriza como
macho; una esposa ausente, aislada tras sus auriculares; una hija, aparentemente púber,
estudiando su lección de historia en el living de la casa de familia.

Suena el timbre y al dirigirse a la puerta se encuentra con un desconocido que le


quiere hablar a solas con su hija Adriana. Él se niega pero el desconocido insiste: “… por favor,
ya no estamos en la época de antes…”El desconocido ingresa luego de un forcejeo verbal y
toma a Adriana del brazo. Ana María intenta impedir la acción, pero es hábilmente esquivada y
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 72

golpeada contra una pared. El hombre, sujetado por un segundo personaje, contempla
paralizado como se llevan a Adriana.

Empieza a recrear anécdotas de la vida cotidiana de Adriana. Habían tenido


dificultades para tener chicos y la llegada de Adriana había representado la última esperanza.
Luego recuerda lo que sufrió la nena y como conoció a los padres, muertos. Tuvo que certificar
dichas muertes.

La revelación contenida en la tercera parte de la obra resignifica el sentido de las dos


primeras. La primera se situa en 1984 y corresponde a los funcionarios judiciales encargados
de la restitución de la niña una vez que se verificó el delito del médico raptor., Se confronta al
espectador con este presunto “padre” que resulta ser a la vez cómplice de la muerte de los
padres de la niña. La referencia a Adriana guarda la impronta de su deseo sobre el de la niña:
“Ella lo copio de mi…”. El doble carácter de “padre” y de cómplice del genocidio resultaba
intolerable.

¿Puede un hombre cumplir la función paterna respecto de un niño habiéndolo robado


luego de participar en el asesinato de sus verdaderos padres? Decididamente no. La pareja que
intenta resolver sus frustraciones respecto de la paternidad robando un niño, se condena a
una doble imposibilidad. Por un lado, cancela cualquier posible función parental respecto del
menor, por otro, impugna definitivamente el vínculo que los une.

Mientras que el hombre puede sostener la farsa incluso más allá de las evidencias
elementales, la mujer sabe de su déficit respecto de esa hija y, cuando se desbarata la patraña,
ya no puede seguir adelante con ella. Se trata de una confirmación, por la negativa, de las
diferentes posiciones que adoptan padre y madre frente a un daño en el hijo. Este lugar de
resignación estaba en rigor anticipado en el instante en que Ana María pretendió devenir
madre aceptando el “regalo” de su marido. Esta posición objeto respecto del hombre supone
toda una elección. El “no preguntar” representa un agravante desde el punto de vista de la
responsabilidad subjetiva.

*”El padre en función” Salomone, G.

Comienza con el relato de un suceso que tuvo gran repercusión en los medios de
comunicación y en la opinión pública en general. Resultó llamativa la intensa movilización
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 73

social que ocasionó y el vehemente pronunciamiento, en especial, en relación con cuestiones


vinculadas al tema de la paternidad.

Se trataba del caso de una joven madre y su pequeña hija, quienes llegaron al país
desde Canadá, lugar de nacimiento de la niña. La mujer reclamaba la tenencia de la menor y
pedía una intervención judicial que la amparara en su propósito, ya que intentaba establecerse
en Buenos Aires; vale aclarar que el viaje se había realizado sin el consentimiento de su ex
marido (padre de la niña) quien residía en aquel país junto a su nueva pareja.

La mujer acudió a los medios de comunicación solicitando explícitamente el apoyo de


la comunidad para lograr el ejercicio exclusivo de la tenencia, puesto que el padre (quien había
decidido residir en forma permanente en Canadá) también la reclamaba.

La respuesta de la población no se hizo esperar: la opinión pública se pronunció a favor


de la madre, abogando por le vínculo madre-hija. Pero al mismo tiempo, no podríamos eludir
la marca de las fantasías edípicas que se evidenció implícita en las manifestaciones de la
comunidad: movilizaciones que tenían como objetivo ejercer presión para lograr un fallo
favorable a la madre de la niña, lo cual equivalía a la exclusión del padre. En otras palabras,
este caso brindó la oportunidad de proclamar la prescindibilidad del padre.

Freud plantea el mito de la horda primitiva para rastrear el origen de la agresión, del
superyó, de la conciencia moral y del sentimiento de culpa. Si el padre de la horda primitiva
encarna la ley que él mismo crea, se produce una relación de identidad entre la ley y el que la
encarna. El padre sólo puede representar la ley a condición de diferenciarse de ella. Si el padre
de la horda es idéntico a la ley, no hay función y no hay Ley.

Con el asesinato del padre se erige el totemismo. Así, a modo de reparación, los
hombres se someterán a la ley que el tótem representa: la prohibición de matar al tótem y
comer su carne (ley que representa la prohibición de matar al padre), y la efectivización de la
ley de prohibición del incesto.

El agente de la función paterna está sometido a la función que transmite, es decir, está
atravesado por la imposibilidad.

Freud se valió de este mito para situar el origen de la cultura, y ubicó en el mismo
punto el origen de la organización social.
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 74

Es de importancia destacar el sistema jurídico en el marco de un orden social dado,


como un modo legítimo de expresión de la legalidad simbólica fundante de la cultura; es decir,
expresión de la función paterna en el orden social, tal como lo muestra el mito.

Freud ubica en ese punto de origen también la instauración del superyó como signo de
la interiorización de la ley.

Así pues, el complejo de Edipo es la forma en que, vía superyó, el registro de la ley se
inscribe en la vida individual, donde también la persona del padre aparece ligada a la ley, y
donde también se expresa su eficacia en términos de inscripción de la imposibilidad.

En el mito desarrollado en “Tótem y tabú”, se figura la triple fundación del campo de


imposibilidad: el orden cultural, el orden social y el sujeto. A la vez, se manifiesta la función
paterna, es decir, la eficacia simbólica y su potencia fundante, en la regulación de la sexualidad
y la limitación de la agresividad.

Entonces en el mito de Tótem y tabú se ubica el origen de la agresión, del superyó, de


la conciencia moral y del sentimiento de culpa. La fundación simultánea de la cultura, lo social
y lo singular.

Los deseos edípicos son un modo de escenificar el goce como posible; lo cual equivale
a decir un modo de velar la castración estructural. Por eficacia de la función paterna, aquellos
deseos incestuosos, presentes en la humanidad toda, caen bajo la represión y sólo encuentran
satisfacción en la dimensión de la fantasía.

Los diques culturales que limitan el “amor de madre” (la función paterna oficia de
límite al goce materno, pero es al mismo tiempo, ella misma límite al goce del padre) fueron
pesquisados en la figura del padre, que representó entonces un “peligro”. Pero, a su vez, ese
mismo peligro fue asociado legítimamente al sistema jurídico que es también resultado de la
eficacia simbólica, a la vez que es portador de esa eficacia en el orden social.

Algo peculiar de nuestro tiempo histórico insiste en un ataque al estatuto simbólico de


la paternidad en sus diferentes niveles de eficacia: la cultura, el orden social y lo singular.

Módulo VII · La ética en la perspectiva tecno-científica


PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 75

“Un deseo que no sea anónimo. Tecnologías reproductivas: transformación de lo


simbólico y afectación del núcleo real” – A. Kletnicki –

El listado de las nuevas tecnologías reproductivas incluye: inseminación artificial,


fecundación in vitro, donación de semen y de óvulos, participación de donante no anónimo de
semen regulado por un contrato que fija sus funciones, alquiler de vientres u otras formas de
maternidad subrogada, interrupción selectiva del embarazo, selección de sexo y manipulación
genética, reducción de fetos, clonación, producción de híbridos, fusión de preembriones entre
sí para la obtención de quimeras, gestación en el vientre de un animal, gestación en mujeres
clínicamente muertas y otras modalidades de utilización post-mortem de material crio
preservado, ectogenesis o útero artificial, embarazo masculino.

Debe poder decidirse cuales de estas tecnologías se presentan como intervenciones


médicas para abordar la falla de una función, y cuales son el punto de partida de
modificaciones que atañen al campo de la subjetividad. Lo significativo desde el punto de vista
de la constitución del sujeto no es el medio físico en el que la fecundación se produce, siendo
este un dato seguramente más relevante para el quehacer de la biología.

Las consecuencias para los sujetos implicados no pueden ser anticipadas, sino
analizadas a posteriori.

Otra cuestión que debe poder definirse es en qué condiciones la utilización de una
tecnología determinada produce y promueve el desarrollo de lo simbólico y en qué casos
favorece su relativización o fomenta su aplastamiento.

El uso de las tecnologías nombradas puede tornarse promotor de lo simbólico: el saber


anticipado sobre la llegada de un hijo con un problema determinado (por ej. síndrome de
Down) puede permitir a unos padres que tengan decisión de no abortar un encuentro distinto
con ese niño diferente.

Las nuevas tecnologías reproductivas presentan entre si diferencias significativas en


sus fundamentos y sus consecuencias.

J. C. Indart afirma que una estructura tiene por función la transmisión, de una
generación a otra, de aquello que garantice que la cría humana sea parlante y tenga el mínimo
de ubicación en un sistema de intercambio. En la actualidad, la familia se presenta como la
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 76

institución social encargada del sostén de esa transmisión. Se trata, en la familia, de la


transmisión y el sostén de un núcleo social no anónimo y singular.

Lacan hace referencia a la función materna (al Otro del lenguaje), como aquella que
produce al sujeto parlante por la vía de la transmisión de un deseo que es siempre singular, y
como lugar de establecimiento de la simbolización, ya que es la madre quien transforma lo real
en significante. También alude a la función paterna (al Otro de la ley), abrochamiento de ese
deseo a un nombre, para que, articulada con la ley de la prohibición del incesto, se da cabida a
la sucesión generacional que funda un orden matemático, y no natural, en ese corte.

Se ha ubicado como condición necesaria para la constitución subjetiva la transmisión


de un núcleo real no anónimo y singular. Esta cualidad debe ser diferenciada del estilo y
contenido de las marcas inscriptas en el sujeto que en el mismo movimiento en que apuntan a
su constitución en lo humano, lo determinan. Toda trama se presenta como productora de
marcas subjetivantes: un lugar en el deseo del Otro que es condición ocupar y que significa,
primariamente, que alguien debe donar un sitio donde el sujeto se aloje.

La cuestión es que, aun ofreciendo este lugar, las cualidades de lo ofertado no están
garantizadas. La plena determinación encuentra límite en lo imprevisible, en una respuesta del
niño que no queda explicada acabadamente apelando al deseo inconsciente de los padres.

La vocación totalizadora de la ciencia encuentra su límite allí donde la complejidad


propia de lo humano produce un resto no formalizable en la singularidad del deseo y del goce.
Se marca la producción de un corte entre la pretensión de la ciencia de constituirse en un
saber absoluto y el acontecer único, singular, en que se construye la historia de cada sujeto.

La inscripción de lo real, planteada como movimiento estructural, universalizable, no


puede efectuarse si no es singularmente. Hay un real en juego anudado a la constitución del
sujeto en relación con un deseo que no sea anónimo, y su desconocimiento tendrá como
efecto la disolución de la constitución del sujeto en el deseo, de la que no podemos esperar
sino estragos.

Los nuevos desarrollos científico-tecnológicos llevan al extremo una característica ya


presente en el discurso médico, que es la de producir el borramiento subjetivo como
consecuencia de la reducción del cuerpo a objeto. Como estas nuevas tecnologías operan
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sobre el cuerpo humano, el efecto es una tecnologización progresiva de la vida, la sexualidad y


el deseo.

Pero allí donde un real irrumpe, y en la medida que haya eficacia de lo simbólico, el
intento es servirse de eso simbólico para producir la inscripción de lo que interroga en lo real.
Esa inscripción es siempre singular: tiene como base la transmisión de un núcleo real, no
anónimo y singularizado, la donación y apropiación de marcas subjetivantes, la construcción
de determinadas operaciones simbólicas y, en la medida en que dichas operaciones han sido
fundadas, el ordenamiento que realiza la estructura, haciendo posibles ciertos recorridos e
inhibiendo otros.

“Saber creacionista y ficción fundadora” – C. Gutiérrez

La leyenda del Golem: el Golem es un muñeco construido con arcilla que puede ser animado a
partir de la pronunciación de determinadas frases. Golem significa amorfo, pero resulta
curioso porque el Golem es un muñeco con forma humana. Finalmente el Golem es un cuerpo
sin nombre, una deformidad innominada. La animación del Golem estaba sujeta a la
posibilidad de conocer, de adquirir una sabiduría, la que conducía a descifrar los textos
sagrados y a conocer el enigma de su ordenación. Hay una sabiduría que es necesario
conseguir, la sabiduría de Dios, la que permitiría finalmente construir al muñeco. El Golem no
tiene capacidad locutiva, no habla. La secuencia de palabras dirigidas al Golem tiene tal
importancia que de acuerdo con el sentido, con la dirección en que esto se lleve a cabo, dará
origen a un ser masculino o a un ser femenino. No obstante ser producto de la palabra, de una
combinación literal, el Golem no puede hablar y no es nominado. El Golem, entonces, es un
mudo cuerpo sin nombre.

El no-saber del Otro, en relación con el origen de la vida, determina al sujeto al punto de
constituirlo como sujeto del inconsciente. El no saber del Otro divide al sujeto mostrando el
carácter fecundo de esta falla. El Otro se muestra sin ese saber absoluto que el niño suponía
en un punto clave: el tema del origen. Ante la pregunta por el origen el Otro cuenta un cuento,
por lo tanto en el origen hay un mito.

Entre una necesidad de la constitución psicosexual y la insatisfacción del niño por las
explicaciones recibidas, producirá sus propias teorías al respecto: teorías sexuales infantiles. El
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saber es posible pero a espaldas de la verdad según Lacan. Si se trata de alcanzar el saber
absoluto, esto conduciría a obtener la omnipotencia y la grandeza del padre de la horda
primitiva. Grandeza del padre que corresponde al segundo tiempo del Edipo y que
necesariamente tendrá que dar pasó al siguiente: el tiempo en el que el padre terrible da paso
a aquel que transmite la ley; no ya que es la ley sino que la transmite. Se trata de transmitir
una ley alojada en los ritos de una tradición.

Si se trata de criar a los hijos, de hacerlos hijos de una tradición, esta ya está instalada dentro
de la cultura a la que cada uno pertenece. Se trata de transmitir algo de esa cultura, aquello
que tiene que ver con los ritos de iniciación, las marcas simbólicas que una cultura tiene
reservadas para la crianza de sus hijos. Nadie en este sitio puede ser reconocido como
poseedor de un saber original. De lo que se trata es de transmitir una legalidad instalada en la
tradición misma de nuestra cultura. Cuando una crianza se ve afectada en este punto, las
consecuencias se presentan. Si los laberintos del deseo han provocado el extravío de tal
función, no es algo que pueda resolverse impartiendo algunas instrucciones para conducirse
mejor en la vida. Enseñar a vivir no ha sido nunca la solución a nada.

Si el origen de un niño esta sostenido en los mitos, el saber de la ciencia disuelve el carácter
ficcional de la fundación y lleva a cabo un aplastamiento de toda significación mítica. La ciencia
sabe cómo generar un sujeto y por lo tanto puede desarrollar sin enigmas como y de donde
proviene un niño. En esta posición de la ciencia, lo que queda forcluido es el sujeto mismo.

Lo que se trata de enfatizar es la confrontación entre la estructuración de un sujeto por lo


simbólico (que nunca es completo sino fallado por estructura) y la posición que pretende crear
desde la nada, la creación ex-nihilo que la ciencia propone desde su saber –8que se presenta
como totalizador, sin falla); saber que afecta a la subjetividad abriendo un interrogante sobre
este punto crucial. Todo ingresa en el campo del saber de la ciencia sin mito que lo recubra. En
el mundo mercantil es el terreno donde las nuevas tecnologías de reproducción humana
encuentran su despliegue casi ilimitado. Existe un mercado ávido de estas nuevas tecnologías,
sostenidas en el deseo de procrear, aunque quizás no se trate del deseo.

El problema de la ciencia debe ser planteado para establecer cuáles de estas tecnologías se
erigen como practicas cuestionables éticamente en la medida en que afectan la condición
simbólica de la especie. Se trata de que manera nombrar, significar al real puesto en juego con
el avance tecnológico. La legislación tiene la posibilidad de sancionar favorablemente el estado
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de cosas desplegado de hecho, o por el contrario puede funcionar en tanto ficción productora
de lazo social poniendo un límite (la prohibición) que opere como resguardo del deseo.

“El doble de la clonación y la división del sujeto” – C. Gutiérrez y J. Fariña –

Como afirma Susana Sommer: “de la cigüeña a la probeta”. La certeza de la ciencia intentando
desplazar al mito. Mito cuyo sentido se ocupó de desentrañar a Freud y que se haya
débilmente sostenido por la nueva reproducción.

Al conocer que los adultos podían ser clonados, se supuso que era posible producir un clon tan
idéntico que incluso duplicara el momento del desarrollo que atraviesa el sujeto clonado.
Según tal ilusión, si se clona un adulto, el clon es tan adulto como aquel.

Según Legendre la genealogía proporciona: un principio de identidad, un principio de


diferenciación subjetiva y un principio de causalidad.

La función de la genealogía es separar, introducir la sucesión de las generaciones nombrando


los lugares para permitir que cada uno tenga el suyo y que estos lugares no se confundan unos
a otros. Cuando se penetran es el incesto. La palabra nombra separando, ordenando la
sucesión, haciendo testamento. Hacer un hijo es afiliarlo a esta función jurídica de la palabra.
La palabra aliena y separa, afilia y desafilia a la vez. El rechazo es diferente porque es una
pretensión de impedir la inscripción de las marcas aunque ello no significa que las marcas se
desentiendan de él.

La separación permite hacer lazo genealógico.

La clonación es una tecnología productora no de lo semejante diferenciado, de aquello que


busca la semejanza porque difiere, sino de lo idéntico. Allí no hay espacio para la
diferenciación como operación humana que la palabra habilita. Es el reino de lo doble, de la
duplicidad especular, de la duplicación incesante de si mismo que busca desplazar a la
castración de su lugar de marca irrepetible. El clon no es otro sino algo nacido de si mismo,
autoengendrado por un cuerpo que de ese modo busca alejar al infinito la posibilidad de la
muerte. La clonación pretende la producción de un sujeto doblado, duplicado a la perfección,
sin falla ni brecha. No hay producción de humanos, y si es así estaría indicándonos una
dirección sucesoria de otro orden: ser hijos de una imagen al margen de la palabra.
PSICOLOGÍA, ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS 80

La reproducción en cambio, es repetición sin mimesis. Hay reproducción de aquello que nunca
es idéntico. Volver a reproducir lo reproducido: procrear. La producción es creacionista. La
reproducción en cambio es sexuada y es el lugar por donde la muerte se presenta la ser
viviente, al tiempo que instala un enigma al carecer de un término que la inscriba en el campo
del saber inconsciente. La reproducción es un acto de transmisión generacional que no
transmite otra cosa que el límite a la omnipotencia. La castración separa al sujeto al tiempo
que lo divide fundándolo como deseante. El clon es doble, el sujeto es dividido.

La clonación busca hacer de la reproducción humana una reiteración que sostiene una
perpetuidad ilusoria, alienándose a su imagen en un infinito juego de espejos.

El deseo frío, la metáfora con la Michel Tort evoco las tecnologías reproductivas, se ve hoy
largamente excedida: la clonación se coloca por fuera del campo del deseo. Al dejar en el
camino al partenaire del sexo masculino, la reproducción prescinde del sexo mismo, de lo
sexuado de la reproducción.

¿Para qué clonar? La respuesta de los científicos es para banco de órganos, para reproducir
ventajas biológicas, para procrear sin necesidad del padre...Nunca faltan razones para justificar
las demandas del mercado.

¿Para qué sirve reproducir humanos? Con estas preguntas, y en la era utilitarista, el sujeto
deviene un puro objeto de la ciencia como Otro del saber absoluto.

La pregunta por el origen de la vida (la sexualidad) y sobre la muerte encuentra en el científico
la respuesta última que pretende destituir toda ficción fundadora para ubicar su saber en el
lugar de la fundación.

Sería prudente salir de la pregunta ¿para qué clonar? (sostenida en un principio utilitarista)
para preguntarse ¿por qué clonar? (formular la pregunta por el fundamento). Y en tanto
pregunta por el fundamento conviene dejar vacío el lugar de la respuesta. O mejor será sugerir
una historia de duplicaciones y singularidades.

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