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C. R. A. vs. Galeno ART S.A. y otro s.

Despido
CNTrab. Sala VI; 13/07/2020; Rubinzal Online; RC J 3831/20

Sumarios de la sentencia
Responsabilidad Civil - Abuso sexual in itinere - Ley 26485 -
Responsabilidad civil de la empresa empleadora y de la ART - Violencia
contra la mujer - Daño moral

Mientras la actora se dirigía desde su lugar de trabajo hacia su domicilio


particular, fue abordada en la vía pública por un hombre que la amenazó con un
arma de fuego, la golpeó y abusó sexualmente de ella. La ocurrencia del
luctuoso evento sufrido configuró un acto de violencia de género calificado en el
inc. g, art. 6, Ley 26485 (según texto de la Ley 27501), como "violencia contra
las mujeres en el espacio público". Se encuentra acreditado que a tan sólo un
mes de ocurrido el hecho la aseguradora otorgó el alta médica sin secuelas,
ordenando el reingreso laboral de la actora, sin que ello resultara siquiera
llamativo para su empleadora, que, vale mencionarlo, se dedica a explotar un
establecimiento de salud (Hospital Austral). También se probó mediante prueba
testimonial el estado emocional de la accionante con posterioridad al hecho de
violencia que le impedía retomar tareas. De la lectura de las constancias de la
causa se advierte que la ART no acreditó el tratamiento que proveyó a la
accionante con motivo del siniestro; mientras que la empleadora no explicitó en
ninguna parte de su contestación cuales fueron las circunstancias que rodearon
a los sucesivos intentos de reingreso laboral que tuvo la actora. La imputación
de responsabilidad a las codemandadas no tiene su origen en el hecho delictual
sufrido por la trabajadora en manos de un tercero, sino en las consecuencias
mediatas de este por su conexión y derivación de aquel (art. 901, Código Civil y
art. 1727, Código Civil y Comercial). En este particular caso el "autor del hecho"
que genera responsabilidad es por extensión la conducta inapropiada y
negligente de las codemandadas frente a la grave emergencia de salud física y
mental sufrida por la actora, proceder contrario a lo establecido en el inc. k, art.
3, Ley 26485 (no revictimización), que incluye el concepto de "trato respetuoso"
hacia la mujer víctima de violencia (Decreto reglamentario 1011/2010).
Corresponde revocar la sentencia de grado en cuanto rechazó la acción contra

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las demandadas por el reclamo sustentado en el Código Civil, quienes resultan
responsables en los términos del art. 1749, Código Civil y Comercial (antes
receptado en el art. 1074, Código Civil). De la pericia médica surgió que la actora
presenta una Reacción Vivencial Anormal Neurótica con manifestación fóbica
Grado III, además de una cervicalgia con limitación funcional, lo cual generó un
29,42 % de incapacidad de la total obrera. Se determinó como resarcimiento del
daño moral padecido por la actora la suma de un millón quinientos mil pesos a
valores actuales.

Texto completo de la sentencia


En la Ciudad de Buenos Aires reunidos los integrantes de la Sala VI a fin de
considerar los recursos deducidos en autos y para dictar sentencia definitiva en
estas actuaciones, practicando el sorteo pertinente, proceden a expedirse en el
orden de votación y de acuerdo con los fundamentos que se exponen a
continuación.
EL DOCTOR LUIS A. RAFFAGHELLI DIJO:
Contra la sentencia de primera instancia, que rechazó la totalidad de las
pretensiones deducidas en el inicio, se agravia la parte actora tenor del memorial
de fs. 386/392, mereciendo únicamente la réplica de fs. 395.
Con relación a los honorarios, la demandada Asociación Civil de Estudios
Superiores a fs. 393, apela por altos los emolumentos regulados en favor del
perito médico, y la actora, por su parte, recurre a fs. 391 vta./392, también por
estimarlos elevados, los regulados en favor de la representación letrada de la
demandada.
La parte actora cuestiona el rechazo de la totalidad de los reclamos efectuados
en la causa, tanto con relación al despido invocado, como a la acción por la
reparación integral que pretende.
Con relación a la reparación integral reclamada, la Jueza de grado dispuso su
rechazo por cuanto consideró que tanto la empleadora como la aseguradora
demandada no resultaban responsables en los términos del Código Civil de las
consecuencias del accidente "in itínere" padecido por la accionante.
Sin embargo, del análisis del escrito de inicio advierto que el reclamo se
encuentra sustentado en la responsabilidad que emana del Código Civil, pero en
relación al accionar de ambos demandados, desconociendo los padecimientos
de la actora como consecuencia del penoso "accidente in itínere" sufrido por la
misma.

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En tal sentido, cabe memorar que la actora manifestó al inicio que el día 18/7/12
aproximadamente a las 16.30 hs. mientras se dirigía desde su lugar de trabajo
hacia su domicilio particular, fue abordada en la vía publica por un hombre que la
amenazó con un arma de fuero, la golpeó y abusó sexualmente de ella. Refirió
que se dirigió al Hospital Universitario Austral -lugar donde se desempeñaba-
donde le realizaron sendos exámenes médicos y que una vez efectuada la
denuncia ante la ART fue tratada por psicólogos pertenecientes a ésta última,
pero que no la medicaron a pesar de padecer ataques de pánico. Señala que la
aseguradora demandada no le mandaba los traslados necesarios para concurrir
a los turnos que tenía pactados, por lo que sólo fue atendida dos veces hasta
que le fue otorgada el alta médica en fecha 18/8/12 (sólo un mes después del
hecho). Refiere que luego del alta concurrió a trabajar hasta mediados de
septiembre, época en que comenzó con cervicalgia debido al exceso de stress y
trabajo, por lo que tomó unos días de reposo. Cuenta que el 1/10/12 volvió a
trabajar, pero que ese mismo día se descompensó dentro del lugar de trabajo,
tuvo un ataque de pánico, por lo que se dirigió a medicina laboral y se retiró del
trabajo. Refiere que el empleador le ordenó que le solicitara a su psiquiatra
particular el alta médica para que volviera a trabajar, reincorporándose el
5/10/12, y volviéndose a descompensar, por lo que acudió a la guardia del
Hospital Austral. Señala que el 9/10/12 se presentó en el sector de medicina
laboral con los certificados y que el jefe de dicho departamento le exigió que se
quedara a trabajar a pesar de no contar con el alta médica. Afirma que se retiró
acompañada por su padre, debido a que no se encontraba en condiciones de
trabajar y que fue atendida por sendos psiquiatras de su obra social, quienes les
diagnosticaron que su cuadro estaba empeorando, por lo que se comunicó con
la aseguradora, quien reabrió el caso como "reagravamiento del siniestro".
La accionante fundamenta su reclamo en las omisiones en que habrían incurrido
la empleadora y la aseguradora, respecto de obligaciones de carácter
contractual y legal, violentando el deber de conducta implícito en el desarrollo de
la relación laboral y como consecuencia de los cuales habría sufrido graves
daños. Invoca que las omisiones de la empleadora constituyen la conducta
contemplada en el art. 512 Codigo Civil, así como en el art. 75 de la LCT.
Asimismo resalta que la aseguradora si bien en un principio la atendió, luego
negó la incapacidad, dejó de prestarle atención médica y le otorgó un alta
cuando no estaba en condiciones psíquicas ni físicas de reintegrarse a trabajar,
haciendo abandono de persona y de su atención médica y gastos de
tratamiento.
Ello así, en mi opinión considero que asiste razón a la actora en su planteo, ya
que nos encontramos en el territorio de las responsabilidades que emanan del

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Código Civil, donde la responsabilidad contemplada en la que nace de la omisión
que ocasiona un daño a otro, cuando una disposición de la ley impone una
obligación.
En tal sentido, me referiré entonces, en primer lugar, al planteo de
inconstitucionalidad del art. 39 de la Ley 24557 y al respecto diré que de
consuno con la doctrina vigente de la CSJN adelanto que me inclino por declarar
de oficio la inconstitucionalidad de la norma citada (CSJN R. 401. XLIII
"Rodríguez Pereyra Jorge L. c/ Ejército Argentino s/ Daños y perjuicios"
27.11.2012).
La inconstitucionalidad de una norma se configura no sólo por lo que la norma
en si misma establece sino también por la interpretación que le da el juez al
aplicar la norma en la sentencia, tal como lo señala Bidart Campos (Tratado
Elemental de Derechos Constitucional Argentino. El control de constitucionalidad
pag. 589 y ss. vol.II-B - Ediar).
Desde antiguo, la Corte Nacional ha establecido que las leyes son susceptibles
de cuestionamiento constitucional "cuando resultan irrazonables, o sea, cuando
los medios que arbitran no se adecuan a los fines cuya realización procuran o
cuando consagren una manifiesta iniquidad" (Fallos: 299: 428, 430,
considerando 5° y sus numerosas citas).
Respecto del art. 39.1 de la LRT cuestionado la Corte dijo..."En tales
condiciones, por cuanto ha sido expresado, el art. 39, inc. 1, de la LRT, a juicio
de esta Corte, es inconstitucional al eximir al empleador de responsabilidad civil
mediante la prestación del art. 15, inc. 2, segundo párrafo, de aquélla. Esta
conclusión torna inoficioso que el Tribunal se pronuncie a la luz de otros
principios, valores y preceptos de la Constitución Nacional"... (Cons. 14) (CSJN
"AQUINO, Isacio c/ Cargo Servicios Industriales S.A. s/ Acc. Ley 9688"
21/9/2004).
Tales lineamientos coinciden con las circunstancias de la causa, por los que
considero aplicables a la misma en este aspecto.
Así las cosas, corresponde analizar la pretensión de la accionante respecto de
las demandadas en cuento sostiene la aplicabilidad al caso de las normas del
Código Civil.
No se discute en la causa la ocurrencia del luctuoso accidente sufrido por la
actora el día 18/7/12 y creo importante resaltar que lo padecido por la misma fue
un acto de violencia de género que el art. 6º inc. G de la Ley 26485, según texto
de la Ley 27501, califica como "violencia contra las mujeres en el espacio
público".
En este sentido, debo destacar que será a la luz de esta Ley de Protección
Integral de las Mujeres, que también será analizado el caso, y concretamente la

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conducta de las demandadas, en relación a lo expresamente establecido en el
art. 3º inc. K) de la ley citada, que establece que la mujer que padece violencia
tiene derecho a un trato respetuoso y que debe evitarse toda conducta, acto u
omisión que produzca revictimización; concepto que conforme el decreto
reglamentario se entiende como "...el sometimiento de la mujer agredida a
demoras, derivaciones, consultas inconducentes o innecesarias, como así
también a realizar declaraciones reiteradas, responder sobre cuestiones
referidas a sus antecedentes conductas no vinculadas al hecho denunciado y
que excedan el ejercicio del derecho de defensa de parte; a tener que acreditar
extremos no previstos normativamente, ser objeto de exámenes médicos
repetidos, superfluos o excesivos y a toda práctica, proceso, medida, acto u
omisión que implique un trato inadecuado, sea en el ámbito policial, judicial, de
la salud o de cualquier otro...".
Se encuentra acreditado en la causa que a tan sólo un mes de ocurrido el hecho
(17/8/12), la aseguradora demandada otorgó el alta médica -SIN SECUELAS-,
ordenando el reingreso laboral de la actora, sin que ello resultara siquiera
llamativo para su empleadora, que recordemos se dedica a explotar un centro de
salud "Hospital Austral".
También advierto acreditado, mediante la totalidad de la prueba testimonial
rendida en la causa, tanto a instancias de la actora como de la empleadora, el
estado emocional de la accionante con posterioridad al hecho de autos que le
impedía lógicamente retomar tareas, aunque no resulta necesario ser muy
lúcido, ni un profesional en la materia, para advertir que un individuo luego de
resultar víctima de una agresión sexual, necesita bastante más que un mes de
tratamiento y acompañamiento para lograr procesar, elaborar e intentar superar
las secuelas que dicha agresión lacera a la persona.
De la lectura de las constancias de la causa advierto también que la
aseguradora demandada ni se molestó en acreditar el tratamiento que proveyó a
la accionante con motivo del siniestro, en cumplimiento de sus obligaciones de
acuerdo al objeto y fin para la que fue creada.
Por su parte, la empleadora, más allá de la negativa genérica que formuló en su
responde, no explicitó en ninguna parte de su contestación cuales fueron las
circunstancias que rodearon a los sucesivos intentos de reingreso laboral que
tuvo la actora, que a juzgar por el intercambio epistolar acompañado a la causa,
respondían a intimaciones de su parte, desconociendo la imposibilidad
manifestada por la actora (ver fs. 111).
Todas estas circunstancias, dan cuenta, en definitiva, que las conductas de las
demandadas, en relación al accidente "in itínere" padecido por la actora, lejos
estuvieron de acercarse a las obligaciones que le cabían, ya que por su parte la

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empleadora, no resguardo, ni protegió la integridad psicofísica de su trabajadora,
instándola a retornar al trabajo sin constatar su recuperación, y desconociendo la
imposibilidad que la misma le manifestaba; y la aseguradora no acredito haber
provisto a la trabajadora de una atención médica adecuada, otorgando
prematuramente un alta sin recaudo alguno, y calificando a las secuelas que
portaba como inculpables, caracterización que luego fue revocada por la
Comisión Médica interviniente.
La imputación de responsabilidad a las codemandadas no tiene su origen en el
tremendo hecho delictual acaecido a la actora en manos de un tercero, sino en
las consecuencias mediatas del mismo por su conexión y derivación de aquel.
La conducta negligente de las accionadas que se han citado supra constituyen
hechos y actos con significación jurídica que generan obligaciones, en éste caso
de reparación de daños que si su conducta hubiese sido otra, diligente hubieran
evitado o mitigado el dolor y lesiones sufrido por la actora.
El Código Civil Ley 340 vigente al momento de los hechos en su art. 902
establecía..." Cuando mayor sea el deber de obrar con prudencia y pleno
conocimiento de las cosas, mayor será la obligación que resulte de las
consecuencias posibles de los hechos "... Las consecuencias que resultan
solamente de la conexión de un hecho con un acontecimiento distinto, se llaman
"consecuencias mediatas"(art. 901 Código Civil Vélez), replicado por el art. 1727
del vigente Código Civil y Comercial de la Nación...
Las consecuencias que resultan solamente de la conexión de un hecho con un
acontecimiento distinto, se llaman "consecuencias mediatas".
En éste particular caso el "autor del hecho" que genera responsabilidad es por
extensión la conducta inapropiada y negligente de las codemandadas frente a la
grave emergencia de salud física y mental sufrida por la actora, conducta
incumpliente además de lo normado por el art. 3 inc. k de la Ley 26485, que
incluye el concepto de "trato respetuoso" hacia la mujer víctima de violencia,
clarificado por su decreto reglamentario (art. 3 inc. k Decreto 1011/2010).
En resumen y en merito a los fundamentos expuestos propongo se haga lugar a
los agravios articulados, revocando la sentencia en cuanto rechazó la acción
contra las demandadas por el reclamo sustentado en el Código Civil, quienes
resultan responsables en los términos del art. 1749 del CCyCCN (antes
receptado en el art. 1074 del Código Civil).
De la pericia médica a la que tuvo que someterse la actora para reclamar su
derecho (fs. 316/321), en este caso de aristas tan delicadas, surge que presenta
una Reacción Vivencial Anormal Neurótica con manifestación fóbica Grado III,
además de una cervicalgia con limitación funcional, otorgando el experto por
ambas dolencias, más los factores de ponderación que calcula, sin aplicar el

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método de la capacidad restante, un 29,42% de incapacidad de la T.O.
Por lo tanto, a fin de ponderar la medida de reparación del daño, propondré fijar
el monto indemnizatorio conforme inveterada doctrina de ésta Sala coincidente
con la de Corte Nacional, respecto a que el Juez en una acción basada en el
derecho civil, no está ceñido a fórmula tarifaria alguna, antigua o moderna.
Ello no obsta a qué, como señala la Corte Federal..."la exigencia de explicitar
criterios objetivos de ponderación se corresponde de un lado con el
requerimiento de que las sentencias deben ser fundadas" y que "...se debe evitar
que la discrecionalidad judicial pueda convertirse en arbitrariedad, exigencia ésta
que no se satisface con la mera alusión a las circunstancias del caso particular y
al prudente arbitrio y criterio judicial" (CSJN doctrina de Fallos 299:125, 300:197,
303:2010, 306:749, entre muchos otros).
Ante todo, corresponde precisar que el criterio de decisión para la cuantificación
del daño laboral sufrido por el trabajador no está ceñido por fórmula rígida
alguna. El tema ha sido definido por la Corte Suprema, al fallar en la causa
"Arostegui", al señalar que no sólo cabe justipreciar en el monto indemnizatorio
el aspecto laboral, sino, también, las consecuencias que afecten a la víctima,
tanto desde el punto de vista individual como el social, lo que le confiere un
marco de valoración más amplio (CSJN, 29/04/2008, "Arostegui Pablo Martín c/
Omega ART S.A. s/ Accidente", Fallos 331:570).
Así, la Corte Suprema, siguiendo la línea argumental expuesta en "Aquino"
(Fallos 327:3753), dijo que el valor de la vida humana no resulta apreciable con
criterios exclusivamente materiales, sino a partir de "...una comprensión integral
de los valores materiales y espirituales, unidos inescindiblemente en la vida
humana y a cuya reparación debe, al menos, tender la justicia" (ver, Fallos
331:570, ya citado, considerando 5°).
También resulta procedente el reclamo en concepto de daño moral, detrimento
de índole espiritual que debe tenerse por configurado por la sola producción del
evento dañoso, pues, aun cuando el dolor y la pena resultan variables que no
pueden medirse o tasarse, ni permiten analizar la entidad objetiva del perjuicio,
ello no impide -tal como lo ha recordado la Corte Suprema- justipreciar la
satisfacción que procede para resarcir -dentro de lo humanamente posible- las
angustias, inquietudes, miedos, padecimientos y tristeza propios de la situación
vivida por la actora, que claramente en el caso supera el daño psicofísico
constatado (doctr. Fallos 334:1821, considerando 23).
Cabe recordar que en la fijación del daño moral, debe tenerse en cuenta el
carácter resarcitorio de este rubro, la índole del hecho generador de la
responsabilidad, la entidad del sufrimiento causado, que no tiene
necesariamente que guardar relación con el daño material, pues no se trata de

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un daño accesorio a éste (CSJN Fallos: 321:1117; 323:3614 y 325:1156, entre
otros).
La Corte Federal tiene dicho que el daño moral tiene entidad resarcitoria propia
ya que el dolor humano es apreciable y la tarea del juez es realizar la justicia
humana; no se trata de una especulación ilícita con los sentimientos sino de
darle a la víctima la posibilidad de procurarse satisfacciones equivalentes a lo
que ha perdido. Aun cuando el dinero sea un factor muy inadecuado de
reparación, puede procurar algunas satisfacciones de orden moral, susceptibles,
en cierto grado, de reemplazar en el patrimonio moral el valor que del mismo ha
desaparecido. Se trata de compensar, en la medida posible, un daño
consumado. En este orden de ideas, el dinero es un medio de obtener
satisfacción, goces y distracciones para restablecer el equilibrio en los bienes
extra-patrimoniales (CSJN Fallos 334:376, Considerando 11°).
Por consiguiente, con todos estos parámetros, y teniendo en cuenta las
circunstancias del caso -que como ya lo señalara ut supra resultan delicadas y
dolorosas para la víctima-, su edad al momento de los hechos (24 años), la
naturaleza de la lesión, el grado de incapacidad psíquica - física que presenta
(29,42 % de la T.O.), las remuneraciones devengadas (conforme surge de fs.
257/263, así como las diversas circunstancias de índole económico-social, el
tiempo en se encontró sometida a los vaivenes laborales durante el tiempo de su
recuperación y demás circunstancias y padecimientos que surgen de autos,
considero ajustado a la equidad fijar el monto total del resarcimiento en la suma
de $ 1.500.000 (Pesos Un millón quinientos mil) a valores actuales, por lo que la
misma devengará, desde la fecha de la presente sentencia, los intereses
previstos en el Acta 2658 de esta Cámara hasta su efectivo pago.
De conformidad con lo dispuesto por el art. 279 del CPCCN, corresponde
adecuar la imposición de las costas y la regulación de honorarios al nuevo
resultado del pleito, lo que torna inoficioso el tratamiento de los recursos
intentados al efecto.
Así, las costas de ambas instancias se imponen a las demandadas vencidas de
acuerdo con lo dispuesto por el art. 68 del CPCCN.
Teniendo en cuenta el valor del litigio, el mérito y la importancia de los trabajos
efectuados y las normas arancelarias vigentes, propongo fijar los honorarios de
los letrados de la parte actora, demandada Asociación Civil de Estudios
Superiores, demandada Galeno Aseguradora de Riesgos del Trabajo S.A. y
perito médico en el 16 %, 11 %, 11 % y 7 % respectivamente del monto de
condena e intereses, por la labor de primera instancia.
En cuanto a los honorarios de Alzada, los estimo en el 30 % de lo que le
corresponde percibir a cada uno de los letrados intervinientes en esta instancia,

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por su labor en la etapa previa.
Con relación a la indemnización por despido que reclama, no advierto que el
recurso pueda prosperar, por cuanto en este punto el mismo se advierte
desierto.
En efecto, la acción intentada en este sentido fue desestimada en grado por no
haberse expedido al inicio la reclamante acerca del modo y la forma en la cual
sucedió el distracto.
En este sentido, la sentenciante señaló que la actora omitió toda consideración
acerca de la ruptura del vínculo en sí misma, sin siquiera indicar la fecha de su
ocurrencia, por lo cual sostuvo que en tales condiciones, no se cumplía siquiera
mínimamente con los requerimientos que plantea el art. 65 LO.
La apelante, no refuta eficazmente estos fundamentos, limitándose a señalar
que el despido se configuró de manera tácita, manifestación que no hace más
que confirmar lo señalado por la "a quo".
Ello así, no encontrando en el recurso elemento alguno que me permita revisar
lo decidido con relación a este aspecto, propongo confirmar el rechazo de la
acción por despido entablada por la accionante.
Sin embargo, en atención a las especiales circunstancias que rodearon el caso,
considerando que la actora se pudo considerar con derecho a reclamar como lo
hizo, propongo modificar la imposición de costas dispuesta en grado,
determinando tanto la de grado, como las que corresponden por la presente
instancia, en el orden causado.
LA DOCTORA GRACIELA L. CRAIG DIJO:
Que adhiero al voto que antecede.
Por lo que resulta del acuerdo que antecede (art. 125 de la Ley 18345) el
Tribunal
RESUELVE:
1) Revocar la sentencia de grado por el reclamo fundado en la normativa civil en
los términos expuestos y condenar a Asociación Civil de Estudios Superiores y a
Galeno Aseguradora de Riesgos del Trabajo S.A. solidariamente a abonarle a la
actora la suma de $ 1.500.000 (Pesos un millón quinientos mil) con más los
intereses aquí dispuestos;
2) Imponer las costas de ambas instancias a las demandadas vencidas;
3) Regular los honorarios de los letrados de la parte actora, demandada
Asociación Civil de Estudios Superiores, demandada Galeno Aseguradora de
Riesgos del Trabajo S.A. y perito médico en el 16 %, 11 %, 11 % y 7 %
respectivamente del monto de condena e intereses, por la labor de primera
instancia;
4) Fijar los honorarios de Alzada, en el 30 % de lo que le corresponde percibir a

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cada uno de los letrados intervinientes en esta instancia, por su labor en la etapa
previa.
5) Confirmar el rechazo de la acción por despido, modificando únicamente las
costas, que se imponen en ambas instancias, en el orden causado.
Oportunamente, cúmplase con lo dispuesto en el art. 1º de la Ley 26856 y con la
Acordada de la CSJN Nº 15/2013.
Regístrese, notifíquese y vuelvan.
LUIS A. RAFFAGHELLI - GRACIELA L. CRAIG.

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