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Los acontecimientos

Jean Rolin ©2015


©2016 Monte Ávila Editores, 156 págs.

Esta novela es, acabo de darme cuenta, la tercera novela francesa contemporánea
que leo. Las tres las compré el mismo día, en la Librería del Sur de aquí de Upata…
Me pregunto si aún Monte Ávila editará este tipo de novelas…
De entre las tres, debo reconocer que esta ha sido la que menos me ha gustado.
Tengo un par de razones. En primer lugar considero que gastaba cantidades ingentes
de palabras en descripciones de paisajes que me parecían irrelevantes; aunque,
entiendo que, posiblemente, necesarias. Esta necesidad de describir y describir surge
del hecho de que no se podía constatar el paso destructivo de la guerra sobre el
paisaje si estos paisajes no eran precisamente descritos, de preferencia con un antes y
un después. Eso lo comprendo, aunque no por ello lo disculpo. Claro está, el
problema de este “desagrado” de lo descriptivo del paisaje, yace en mi
desconocimiento de los lugares que pincela con las palabras: no conozco Francia, no
conozco nada de lo que describe. Es posible que para un francés esta, calificada por
mí como, “sobredescripción” no sea tal; de hecho, es muy probable que ni lo note ni
sienta: este (francés), al conocer los lugares, o darse una idea más cercana de lo que
puedo yo, no sentirá odiosa la sobreabundancia de detalles. Hubo muchos párrafos
que me salté por causa de esta verborragia paisajística que, lejos de evocarme
destrucción, desolación, nostalgia, melancolía o cualquier noble sentimiento que
pudiera (quizá) provocar en un lector francés, me produjo fastidio y enojo. Salté sin
piedad esos párrafos… Acabo de recordar a otro francés, a Daniel Pennac y su libro
Como una novela: entre los derechos que da al lector está precisamente el poder
saltarse párrafos, páginas, capítulos…
En segundo lugar me gustó poco o nada la evolución de los acontecimientos. La
verdad es que me pareció muy pueril el argumento; corto de, a mi parecer, firmeza.
Bien vista, la novela tiene personajes muy simplones y en situaciones simplonas, aun
cuando se encuentran en medio de una guerra civil. Hasta cierto punto, la novela me
parece solo un ejercicio narrativo, una novela de práctica; o una de esas novelas de
escritores juveniles que no tienen mucha creatividad, o que tienen mucha pereza de
profundizar en sus personajes y argumentos.
Ahora, Jean Rollin, según lo que transcribe la portada trasera, ha sido reconocido
con premios; y para ser traducido al español, joder, algo de buen escritor ha de tener.
No obstante esto, me parecen muy forzados los personajes, ¿acartonados quizá? No.
No sé si esto último. Sucede todo tan rápido, los acontecimientos de la novela digo,
tan rápido que ni siquiera uno se entera de que en algún momento el narrador pareció
sentir algo por la tal Anna Swchartz. Es curioso que, a pesar de tener en casi toda la
novela al protagonista como voz narrativa, este dejara “ver” poco de su mundo
interior; o no poco, pero quizá sí cosas poco “relevantes”. La otra voz narrativa, la
tonta voz que llamaba narrador al protagonista, como negando su trabajo de co-
narrador, no aporta gran cosa en los contados capítulos en que interviene.
¿Por qué parece ser que a esta novela la critico negativamente? Sin duda ha de
deberse al hecho de que en más de una ocasión me enojaron sus líneas; o, mejor, la
“lentitud” de sus líneas, el “no pasa nada”; se llama Los acontecimientos, pero
acontece poco o nada. Y hay un recorrido, que es quizá lo que resulta peor. Y suceden
varias cosas… Y sin embargo…
Por otra parte, debo sí elogiar el fondo en el que ocurre la pseudo-trama de la
novela. La guerra civil que ha devastado a Francia, aunque no se nos describa mucho,
se dibuja lo suficiente, o deja entrever lo suficiente como para imaginarla. Si
pudiéramos llamarle novela distópica, me ha gustado la manera en que ha dibujado la
distopía, sin detenerse demasiado en largas explicaciones sobre el cómo se
desarrollaron los acontecimientos; o en largas “conversaciones” entre personajes que
buscan poner en contexto al lector. Jean Rolin, en esto sí considero que ha tenido un
gran acierto. Su forma de presentar la distopía es amena, es natural, espontánea, sin
nada (o con muy poca) artificiosidad. Presenta los hechos casi como cosa sabida, o
como cosa realmente acontecida. Aquí no lo encuentro forzado en ningún momento.
La historia que describe de Francia es una historia factible, de hecho,
preocupantemente factible; o al menos lo parece cuando pensamos en la situación en
que se encuentran los países de Europa occidental, con ideologías extremistas en alza,
con el avance musulmán en alza, con la vieja tentación de la izquierda moscovita
durmiendo bajo la piel de gobiernos socialistas. Todo eso está allí, un caldo de cultivo
que en algún momento, quien sabe, reúna las condiciones necesarias para que surja un
conflicto bélico que acabe con la “paz” de la que goza Europa desde el ’45.
Para finalizar: ¿recomendaría la novela? Difícilmente. ¿La volvería a leer? No lo
creo, a menos que sea para tomar nota de la manera en que se “dibuja” la guerra civil.

Carlos Alfredo, 11 de abril de 2021.

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