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TEMA: NO RECHAZES LA BENDICIÓ N

TEXTO: NÚ MEROS 14:1-45

1.- EL DILEMA ENTRE LA FE Y LA INCREDULIDAD:

Los doce espías fueron enviados uno de cada tribu (Nú m. 13:2) en esta
manera, ellos verdaderamente representaban al pueblo de Israel, y la falta de fe de
la mayoría de los espías es una falta de fe en nombre de la nació n entera. Dos de los
doce espías (Caleb y Josué) dijeron Subamos luego, y tomemos posesión de ella,
porque más podremos nosotros que ellos. (Nú meros 13:30), pero los otros diez
espías dijeron “lo que Dios prometió acerca de la tierra es cierto; sin embargo, los
nativos de esa tierra son muy poderosos, y no podremos vencerlos, a pesar de lo
que Dios ha prometido” (Nú m. 13:31-32). Recuerda que enviar a los espías fue una
propuesta del pueblo (Deuteronomio 1:19-25) a lo que Moisés accedió
imprudentemente y Dios, en Su voluntad permisiva, se los permitió .

El llanto del pueblo (Nú m. 14:1) fue al enterarse del poder y el alcance de
los enemigos, y la incredulidad de los espías representaba la incredulidad de la
nació n. El pueblo quería que Dios “hiciera” todo por ellos, querían todo fá cil y al oír
el informe de los espías se desanimaron porque sus sentimientos les impidieron
afirmar su fe en el Dios viviente. A veces nos pasa igual, queremos que por ser
cristianos todo va a ser fá cil y color de rosas, pero cuando llega alguna adversidad
culpamos a Dios de nuestros resultados y nos resentimos. A veces confiar en los
sentimientos puede ser pecado porque desvía nuestra mirada del poder
sobrenatural de Dios.

2.- EL VIRUS DE LA MURMURACIÓN

Hace unas semanas atrá s hablamos sobre los virus espirituales y có mo éstos
ralentizan o destruyen poco a poco nuestras vidas. Y hoy vemos por la Palabra que
”LA MURMURACIÓN” es un tipo de virus de la familia de los gusanos porque al
murmurar contra el Pastor o los líderes la vida de quien murmura se va
ralentizando hasta detenerse por completo. La murmuració n del pueblo era
dirigido primero hacia Moisés y contra Aaró n, pero ya que ellos eran los líderes de
Dios, ellos se lamentaron en contra del Señ or. La visió n de Moisés y Aaró n (de
guiar a este pueblo hacia la Tierra Prometida) es la visió n del Señ or. Sus quejas son
contra el Señ or, incluso si ellos querían ocultarlo al dirigirlo a Moisés y Aaró n.

Probablemente alguna persona falsamente “espiritual” entre los


murmuradores dijo, “Oh no, confiamos en el Señ or. Amamos al Señ or. Nunca nos
rebelaremos contra el Señ or. Es Moisés y Aaró n los que no nos agradan.” Y es igual
a decir: “Amo y confío en el Señ or pero es el Pastor o los líderes los que no me
agradan; deberían hacerse las cosas mejor así y así”. Cuidado amados con esa
actitud, porque no te opones a tus Pastores sino al Señ or.

Pero Josué y Calen sabían: Por tanto, no seá is rebeldes contra Jehová
(Nú meros 14:9), y el Señ or mismo sabía que sus quejas y murmuraciones eran
contra É l indirectamente: ¿Hasta cuá ndo me ha de irritar este pueblo? (Nú meros
14:11). Y es allí donde el desafío de fe se hacía má s grande: era aceptar el liderazgo
de Moisés y de Aaron (a quienes veían) como guías del pueblo para aceptar el
liderazgo de Dios (a quienes no veían) sobre sus vidas. Es difícil aceptar la
voluntad y los designios de Dios para nosotros; sostenerse y agarrarse del invisible
(como lo hizo Abraham) no es fá cil, pero se puede hacer si cierras tus ojos y confías
con el corazó n.

3.- LA NOSTALGIA, LA REBELIÓN Y EL CASTIGO

a. Nostalgia: En los primeros diez capítulos de Nú meros, Dios guió a Israel


a través de un proceso destinado a cambiarlos de una mente de pueblo esclavo a
una mente de pueblo libre, un pueblo de la “tierra prometida”. Y eso quiere Dios
para cada uno de nosotros (Rom. 12:2); pero eso es algo que debemos hacer
individualmente. Dios mostró Su poder y Su gloria a Israel en Egipto y en el
desierto para que cada uno de ellos suelte la mentalidad de esclavos y comiencen a
pensar como un pueblo libre y victorioso. Pero lamentablemente ellos
completamente volvieron a su mentalidad de esclavos, prefiriendo la esclavitud
bajo crueles, patrones asesinos en vez de caminar con fe en lo Dios tenia para ellos.

b. Rebelión: Al querer designar un capitá n para volver a Egipto ellos


estaban diciendo que no querían el plan de Dios ni a los líderes que Dios había
escogido, sino que ellos querían seguir sus propios planes y a sus propios líderes,
con esto ellos querían decirle a Dios que ellos eran mejores que Dios. Nota que tan
centrada en el hombre estaba su rebelió n: decían el uno al otro (la decisió n fue
hecha entre ellos mismos, creyendo que su voto mayoritario tenía má s sabiduría
que Dios). Designemos (a ellos no les gustaba la selección de Dios), así que ellos
querían un líder que realmente los representaría – en toda su rebelió n contra
Dios). Y en su ceguera querían apedrear y matar a los dos ú nicos espías que tenían
fe viva en la promesa de Dios y que creían en el poder de Dios para conquistar la
tierra.

c. Castigo (Núm. 14:21-25): Como consecuencia de su rebelió n Dios


determinó que esa generació n NO entraría a la Tierra Prometida. Por lo tanto,
aquellos que pusieron a Dios a prueba y se rebelaron contra Su promesa, no verá n
la Tierra Prometida. Pero los fieles como Caleb heredaran la tierra. La postura de fe
de Caleb parecía insignificante cuando Israel lo rechazó ; pero fue ricamente
recompensada por Dios.
El Señ or los trajo al límite de la Tierra Prometida, pero ellos se rebelaron
contra É l, y no entraron – así que Dios los enviara de vuelta al desierto porque
demostraron tener mentalidad de esclavos; ellos no piensan como pueblo de la
Tierra Prometida. Tomará má s preparació n en el desierto hasta que ellos sean un
pueblo listo ¡para vivir en la Tierra Prometida!

Los que fueron contados de entre vosotros, de veinte años arriba: Dios
dio el mensaje a la nació n – esta generació n debe morir en el desierto y nunca vera
la Tierra Prometida. Era como si Dios les dijera, “Ustedes no lo quisieron cuando se
les ofreció , así que ahora nunca lo tendrá n.” Ellos dijeron, ¡en este desierto ojalá
muriéramos! (Nú meros 14:2). Dios no les va a dar su deseo. Sí ellos prefirieron
muerte a un camino de fe, Dios haría eso su destino Y su castigo fue quedarse en el
desierto durante cuarenta añ os (uno por cada día de exploració n), un recorrido
que debió durar entre doce y quince días tardó para ellos cuarenta añ os.

Cuarenta añ os… cuarenta días: Los espías, representando la nació n, fallaron


en la prueba de 40 días. Ahora la nació n sería probada 40 añ os – y ellos vendrían
progresivamente purificados, listos para heredar la Tierra Prometida, pero só lo
después que el hombre de incredulidad y rebeldía haya perecido en el desierto.

El hombre viejo, el hombre aun mentalizado esclavo al pecado, nunca puede entrar
a las promesas de Dios; el hombre viejo debe morir – y Dios hará lo que sea
necesario para hacerlo suceder

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