INFORME SOBRE MI PEQUEÑA BIOSFERA

Introducción
Nuestro hogar, la tierra, es un campo espléndido donde tiene lugar la vida a través de multitud de
ciclos que consiguen mantener el equilibrio de la naturaleza. Un ejemplo ilustrativo de este complejo
y maravilloso sistema interrelacionado es la vida misma, puesto que ella no sería un hecho si no
existiera dicho equilibrio. Percibir esto como una realidad es lo que ha llevado a investigar mucho
más sobre el suceso de la vida y nos ha llevado a realizar este experimento que además nos dará
una amplia perspectiva de las implicaciones que conlleva un acto increíble como la vida.

Propósito
Es difícil creer que la vida pueda darse lugar en condiciones fáciles de considerar como
“inadecuadas”; sin embargo, el propósito de este experimento es precisamente ese, el constatar
cuan posible puede ser la germinación de la vida en un ambiente aislado como el de la pequeña,
pero magnifica biosfera.

Procedimiento
1. En un frasco transparente, sembrar una semilla o una pequeña planta de manera cuidadosa
sobre la suficiente tierra abonada.
2. Rociar un poco de agua y a continuación cerrar el frasco herméticamente.

Observaciones
SEMANA 0 Sembré dos tallitos de plantas (lágrima de bebé o Soleirolia soleirolii y Echeveria, Rosa
de alabastro) en un frasco mediano de vidrio.
SEMANA 1 Las plantas han crecido mínimamente. Algunas hojas de la “rosa de alabastro”
comenzaron a secarse y caerse, mientras que la “lágrima de bebé” se mantiene verde.

El ciclo del agua se puede evidenciar claramente. El agua pasa de la superficie terrestre, en la fase
de vapor, a la atmósfera y luego regresa en su fase líquida. La transferencia de agua desde la
superficie de la tierra hacia la parte alta del frasco, en forma de vapor de agua, se debe a la
evaporación directa por influencia solar, a la transpiración por las plantas y por sublimación (paso
directo del agua sólida a vapor de agua).

SEMANA 2 La planta “lágrima de bebé” crece con normalidad, conserva su color y su estabilidad.
Las hojas que perdió la “rosa de alabastro” empiezan a descomponerse, se tornan amarillas y secas.

SEMANA 3 Han empezado a crecer otras pequeñas plantas. Ninguna de ellas es del tipo de plantas
sembradas al principio. Probablemente esto se deba a que en la tierra abonada había algunas
semillas o pequeñas raíces que crecieron hasta convertirse en una planta pequeña.

SEMANA 4 De alguna extraña manera, una de las hojas secas de la “rosa de alabastro” llegó al lado
opuesto del frasco. Ésta no estaba completamente muerta, aún conservaba un poco de color. Esta
planta puede reproducirse por esquejes los cuales son fragmentos de plantitas separadas con una
finalidad reproductiva. Pueden cortarse fragmentos de [tallo] e introducirlos en la tierra, para producir
raíces.

SEMANA 5 Las hojas caídas de la “rosa de alabastro” efectivamente empezaron a germinar por sí
solas. La hoja más vistosa recuperó su color y parece reavivarse. Con gran probabilidad germinará
una nueva planta de esta especie.

SEMANA 6 Las nuevas plantas crecieron rápidamente de la misma forma en que lo hizo la “lágrima
de bebé” en la biosfera. La nueva muestra de “rosa de alabastro” crece hermosamente, tiene nuevas
pequeñas hojitas. Los tres tipos de planta tienen un bello color verde, se ven vigorosas y
espléndidas. Una muestra diferente del milagro de la vida se me ha presentado como un acto de
magia.

RESULTADO FINAL
La parte más gratificante del experimento ha
sido el poder ser testigo de un acto
maravilloso como lo es la interacción de
muchos elementos en un ambiente aislado
con el único propósito de preservar la vida.
Después de algunas semanas pude
confirmar bajo mi propia experiencia el cómo
funciona dicha interacción en nuestro
planeta. Me siento honrada de poder
contemplar el milagro que nos rodea; el
funcionamiento y la indispensabilidad de
cada elemento para el funcionamiento de un
todo único y sorprendente.

La complacencia ante la vida desprende un

sinfín de sensaciones que sobre todas las
cosas permiten valorar y respetar el
maravilloso acto de la creación. De la misma
forma en que se contempla la vida debe ser
respetada y preservada para la propia
supervivencia y la de las generaciones
futuras.