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Argumento de Momo
Momo es una pequeña niña sin padres, zapatos o un hogar al que volver. Pasa los días vagabundeando por las calles
sin nada más que hacer hasta que de pronto, un día, encuentra un hueco bajo las ruinas de un anfiteatro y decide
quedarse a vivir en él. Extrañados, los lugareños ayudan a la niña decorando su nuevo hogar, trayéndole comida y
pasando a visitarla. Pronto todos ellos descubren que Momo tiene una extraña cualidad: es capaz de inspirar a la
gente debido a lo bien que se le da escuchar. Pero una amenaza terrible se cierne sobre la ciudad en forma de
hombres grises con maletines y cigarritos: hombres encargados de estafar a la gente para robarle su tiempo.
De pronto, en vez de realizar cosas que hacen felices a la gente, estos se centran en sus trabajos y reducen cualquier
tipo de interacción social y los primeros que lo sufren son los niños. Precisamente Momo se fija en que cada vez más
niños aparecen con juguetes increíbles: robots capaces de andar, tanques teledirigidos o cohetes espaciales, pero
también dice que estos juguetes son tan caros que no puedes hacer con ellos nada más. De esta forma, Michael
Ende hace una crítica a los padres que compran el amor de sus hijos, regalándoles lo más caro de las tiendas de
juguetes pero sin ni siquiera molestarse en pasar ni un minuto con ellos.
La concepción del tiempo y de la muerte en Momo (spoiler a partir de este punto)
Uno de los temas centrales dentro de Momo, además de la crítica del consumismo, es la forma con la que los seres
humanos perciben el tiempo (tema que Husserl exploró profundamente). Los hombres de gris que aparecen en la
novela se generan espontáneamente debido a la ansiedad generada por la sociedad de consumo y se alimentan del
tiempo que la gente no dedica a cosas que le hagan realmente feliz. Y sin embargo, Momo es inmune a ellos y esta
pista ya te la entregan en las primeras páginas del libro.
Fijaos en que una de las primeras preguntas que le hacen a Momo es la de cuántos años tiene y ella muy convencida
contesta que cien. Esta incapacidad de contar o de medir los números, años y segundos la hace invulnerable al poder
de los hombres de gris que roban el tiempo de la gente. Una de las partes más bonitas de la novela es precisamente
el momento en el que Momo conoce al Maestro Hora: un hombre anciano y excéntrico que vive en una casa en
Ninguna Parte rodeado de sus preciados relojes. En este lugar, Michael Ende realiza una preciosa metáfora tratando
de naturalizar el tema de la vida y la muerte para los más pequeños, aunque es muy posible que sea demasiado
compleja para una mente infantil.
Un péndulo que no está sostenido por nada y que no tiene peso, se acerca a una esquina y genera una preciosa flor,
la cual se marchita y se pudre cuando el péndulo se aleja, generando una nueva flor en otra punta. Momo
comprende de esta forma uno de los principios de las religiones orientales: que el alma o la esencia de la gente, al
morir, vuelve a formar parte del universo.