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De esta manera, Laureano Gómez fue el primer Presidente una estrecha interpretación de la garantía constitucional de tolerancia

colombiano depuesto por medio de un golpe de Estado desde 1900, religiosa, fue quizás más severa durante el mandato de Rojas Pinilla.
cuando se derrocó a Manuel Antonio Sanclemente. Se trataba por Las escuelas protestantes también sufrieron restricciones, pero al mismo
cierto de un evento singular, pero ambos casos presentan ciertos rasgos tiempo se redujeron los casos de agresión, en gran medida porque el
comunes: tanto en 1900 como en 1953 existía una profunda división clima general de violencia, si bien no desapareció, declinó bajo el nue-
en el partido de gobierno así como una situación de orden público vo régimen.
aparentemente intolerable -la Guerra de los Mil Días en el primer
caso y la Violencia en el segundo- que el mandatario depuesto había La parte «bolivariana» de la fórmula rojaspinillista era mucho
sido incapaz de controlar. Como resultado, Rojas Pinilla asumió el po- más vaga. «Bolivariano» significaba patriota, valiente, leal y sincero,
der con apoyo casi total, adamado por la oposición liberal y por todos a lo cual nadie se podía oponer. También significaba. para el mandatario,
los conservadores excepción de los seguidores a ultranza de la subordinación de los estrechos intereses de los partidos a los más
Gómez-, como el único que podría poner fin al derramamiento elevados ideales de unión y reconciliación nacional, otra meta que
de sangre y reconstruir el país. contó con la aprobación de casi todo el país. El nuevo Presidente
expresó este espíritu de concordia al ofrecer la amnistía a grupos
liberales guerrilleros a cambio de la entrega de las armas. Muchos
ROJAS PINILLA aceptaron la oferta, con el resultado de que' Rojas logró pacificar la
Y EL FRACASO DEL POPULISMO MILITAR mayor parte del oriente colombiano. La estrategia de la amnistía
fue efectiva precisamente porque el jefe del Estado era un hombre
El general Rojas Pinilla podría haber sido un mejor Presidente de milicia, y como tal, por lo menos técnicamente imparcial. Los
si, tal como lo creía Gómez, se hubiera apoderado del gobierno como guerrilleros liberales, que nunca habrían confiado en una amnistía
consecuencia de una conspiración cuidadosamente madurada, en vez ofrecida por un conservador civil como Laureano Gómez, estaban
de recibir el poder de manera imprevista. Estaba poco preparado para dispuestos a conceder a Rojas Pinilla el beneficio de la duda.
el cargo y de hecho parece no haber tenido un verdadero programa de
Sin embargo, el Presidente no estableció un gobierno de
gobierno, si se exceptúan generalidades sobre la necesidad de adelan-
coalición, como muchos esperaban que lo hiciera. Aunque la partici-
tar la regeneración moral del país y la estricta adhesión a los ideales
pación de los militares fue mucho mayor que en gobiernos anteriores,
de Jesucristo y Simón Bolívar. La creación de un «Estado Cristiano y
la nueva administración fue esencialmente civil y en un 100% con-
Bolivariano»IO, en palabras del propio general, pronto emergió como
servadora en las altas esferas del poder. Unos pocos liberales re-
su filosofía política básica, pero su significado preciso estaba lejos de
cibieron cargos diplomáticos y similares. pero no hubo gobernadores
ser claro.
ni miembros del gabinete ministerial que pertenecieran al Partido
Sin lugar a dudas, en lo que concierne a la parte «cristiana» Liberal. El cambio principal quizá consistió en que los laureanistas
Rojas Pin'ma era un católico bastante convencional, que creía sin- fueron remplazados por miembros de otras facciones conserva-
ceramente que la colaboración estrecha de Estado e Iglesia era esen- doras. Rojas tampoco levantó el estado de sitio. vigente sin interrup-
cial para la regeneración moral que proponía. De esta manera, la ción desde 1949. No obstante, la gran mayoría de los colombianos
pequeña minoría de protestantes colombianos fue tal vez el primer . lo apoyó generosamente, al menos en los inicios de su mandato;
sector que descubrió que el cambio de Gómez a Rojas no era una además, casi todas las figuras polfticas del bipartidismo, excepción
bendición. La prohibición de activi,dades proselitistas, cubierta por hecha de los laureanistas intransigentes. respaldaron al general cuando

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una Asamblea Nacional Constituyente, instalada por mecanismos pecialmente peligroso por la continuación de la violencia en buena
poco democráticos pero que incluía a unos cuantos liberales, lo eligió parte del territorio nacional. Sin duda, lo más prudente es pensar que
para un período de cuatro años que comenzaría en 1954. todos estos acontecimientos ocurrieron más o menos simultánea-
Se suponía que la Asamblea debía terminar la labor de revi- mente. No es necesario añadir que éstos se reforzaron mutuamente ll .
sar la Constitución, inconclusa desde la caída de GÓmez. La revisión Bajo el rubro de acciones arbitrarias del gobierno de Rojas
de la Carta no culminó, pero la Asamblea logró dar un barniz de lega- Pinilla (y sin que el hecho de que se discutan primero implique que
lidad a la permanencia de Rojas Pinilla en el poder. Igualmente se sean las primeras en la cadena de causas y efectos), las más obvias
adelantó una serie de reformas heterogéneas, que incluyeron el tienen que ver con el deterioro de la libertad de prensa, que culminó en
establecimiento del voto femenino, medida necesaria desde hacía agosto de 1955 cuando se suspendió la publicación del principal
mucho tiempo y que no provocó mayor oposición. La trampa con- periódico del país. El Tiempo. Curiosamente, se le permitió reaparecer
sistió en que Rojas Pinilla nunca convocó elecciones populares de pronto, utilizando el mismo equipo y los mismos periodistas, pero con
modo que las mujeres colombianas pudieran ejercer su nuevo derecho, el nombre más bien ingenioso de lmermedio. En sí mismo. el nuevo
y la aplicación práctica de la medida solamente se cumplió después título sugería que la situación era transitoria y que una vez superada
de la caída del general; de esta manera, Colombia apenas evitó el las cosas deberían y en efecto iban a regresar a la normalidad. De esa
deshonor --que recayó sobre Paraguay- de ser la última nación lati- manera, el tratamiento de Rojas a la prensa fue el mismo que le diera
noamericana en extender el derecho de voto a la población femenina. Gómez: más caprichoso que dirigido hacia la supresión total de la
;i En cualquier caso, la etapa inicial o de luna de miel del régimen disidencia. Otras acciones del gobierno fueron casos de tácticas de mano

I no duró mucho tiempo después de que Rojas fuera ratificado como


Presidente para el nuevo período. Bien pronto la historia se descom-
dura hacia los miembros de la oposición, no solamente en áreas
rurales sino también en las ciudades. El ejemplo clásico de este tipo de
pone en varios tópicos contrastantes: la naturaleza cada vez más fuerte acciones fue la «masacre de la Plaza de Toros», que tuvo lugar en Bogotá
del régimen, la creciente oposición de los dos partidos, la revela- en febrero de 1956, cuando piquetes de prosélitos rojistas, ofendidos
ción por parte de Rojas de su programa de reforma social y económica por la negativa de la multitud a gritar «vivas» al gobiemo, tomaron
y el recrudecimiento de la Violencia. Todos estos temas aparecen ín- venganza agrediendo a los asistentes. Por lo menos ocho personas
timamente ligados, pero la relación exacta entre ellos ha sido fuente murieron en el incidente. Este fue. sin embargo, un caso extremo y no
de controversia. Según los críticos del general --contemporáneos y existen razones para suponer que las cosas ocurrieron por orden
posteriores-, fueron precisamente sus arbitrarias medidas las que presidencial. Considerándola en términos generales, la dictadura de
provocaron la oposición y demoraron el proceso de pacificación, Rojas Pinilla fue moderada y demostró una vez más que Colombia es
mientras sus reformas no pasaron de ser intentos poco sinceros de poco acogedora para las dictaduras, por más sangre que se haya
captar apoyo popular contra el liderazgo político tradicional del país. derramado en batallas políticas a lo largo de su historia.
Por su parte, para los admiradores de Rojas Pinilla de todas las épocas, Respecto al crecimiento de la oposición política, es dificil
se trata de lo contrario: fue la adopción de un programa de reformas determinar exactamente en qué momento los grupos que apoyaban a
a largo plazo lo que provocó la amarga oposición de los políticos y Rojas Pinilla decidieron volverse contra su gobiemo. Lo que ocurrió
las acciones del general, que fueron juzgadas como arbitrarias, res- fue un desencanto gradual y los liberales fueron los primeros en sen-
pondieron a una desafortunada necesidad orientada a refrenar el tirlo. Como principales víctimas de la violencia polftica en años
irresponsable comportamiento de opositores del régimen, es- recientes, vieron con gusto la disminución de la Violellcia durante los

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primeros meses de la nueva administración. Pero como partido exclui- más pudientes (establecía, por primera vez, gravámenes sobre los
do del gobierno y además mayoritario, el liberalismo estaba ansioso dividendos de los accionistas), así como la destinación de parte de
por restaurar los procedimientos normales promulgados en la Cons- los beneficios para inversión en programas de bienestar social. El su-
titución, a través de los cuales podría eventualmente recuperar el frimiento y la dislocación resultantes de la Violencia ofrecían grandes
poder. Por eso fue el más afectado cuando se hizo evidente que el ge- oportunidades para llevar a cabo tales programas, que Rojas ubicó bajo
neral no estaba apurado por restablecer la normalidad política. Aunque la supervisión general del recién creado Secretariado Nacional de
tenía la excusa de que el país no se había calmado realmente, también Asistencia Social (Sendas). El gobierno emprendió, así mismo, varios
es cierto que Rojas Pinilla disfrutaba el poder una vez que lo pudo proyectos ambiciosos de obras públicas, que incluyeron la construcción
saborear. de carreteras, trabajos en el ferrocarril del Atlántico (que finalmente
unió a Bogotá con Santa Marta, aunque sólo se terminó en 1961, cuatro
En cuanto a los conservadores, algunos se mantuvieron al
años después de la caída de Rojas), la construcción de hoteles turísticos
lado del dictador hasta el final, quizás para no perder sus cargos, pues,
y del aeropuerto Eldorado. de Bogotá. El aIto precio que alcanzó el
como ya se ha anotado, los empleados civiles eran predominante-
café durante la primera parte del régimen ayudó a financiar estos
mente conservadores. Pero en la práctica, con pocas excepciones. los
proyectos. Por otra parte, Rojas Pinilla no tenía reformas estructurales
miembros importantes del conservatismo terminaron deponiendo qué proponer ni promover y sin duda no fue un abanderado de la
sus simpatías por el régimen. Sus motivos (exceptuados los de los reforma agraria, idea que la pasada república liberal había abando-
laureanistas) eran meno.! obvios que los del liberalismo, puesto que, en nado rápidamente. De hecho. el propio Rojas, procedente de una
casi todo sentido, Rojas Plnma también era un conservador. Pero desde cIac¡e media provinciana, estaba en el proceso de adquirir grandes
el punto de vista de las jerarquías civiles del partido, el general era un propiedades, bien fuera como inversión segura, bien como fuente de
aparecido. Se trataba de alguien que, en lugar de abrirse camino mayor prestigio social.
mediante el trabajo por la colectividad, se había iniciado en el más alto
puesto del país por el simple hecho de ser un general de la República. Finalmente, tal vez el aspecto más controvertido de la polí-
tica socioeconómica de Rojas Pinilla fue su franco intento de convertir
Un general como punto de transición entre presidentes civiles habrfa
las organizaciones de trabajadores en uno de los dos principales pun-
sido aceptable, pero únicamente si en efecto hubiese mostrado un
tales de su régimen, junto con las Fuerzas Armadas. Tal política era
claro compromiso con la pronta restauración del orden civil; porque
muy similar a la de Peron, otro militar que pretendió apelar al favor
los conservadores también hubieran deseado un regreso más expedito
del pueblo por sobre las cabezas de los Ifderes civiles de los partidos.
a la normalidad constitucional, con elecciones y todo lo que dicho
Perón había proclamado también un ambicioso programa de refor-
orden implica. Este era el tipo de juego que conocían y en el querían mas económicas y sociales y, con su peculiar versión del populismo
participar. autoritario, todavía estaba en el poder cuando Rojas Pinilla asumió el
Además de sus reclamos políticos contra Rojas, los dirigentes gobierno. El paralelo con Peron también se refleja en la creación de
de las dos colectividades tradicionales desconfiaban de su política Sendas, que inevitablemente evoca la Fundación Eva Peron en Ar-
socioeconómica, mediante la cual el general buscaba aparecer (casi de gentina, sobre todo cuando Rojas nombro a su hija para dirigir ese
la misma manera que Gaitán) como el verdadero defensor de las organismo. María Eugenia Rojas no era una beldad como la famosa
masas populares frente a los egoístas oligarcas. De todas las característi- Evita Peron, pero se convirtió en una eficiente abogada de las po-
cas de su mandato, ésta es la más difícil de evaluar. Por una parte, esta lfticas de su padre. En constraste, la esposa del mandatario se
política implicaba el aumento de para los ciudadanos mantuvo totalmente alejada de la esfera pública y la vida personal

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del general no provocó las mismas murmuraciones ni escándalos (propietarios, arrendatarios o aparceros), que trabajaban de modo
que la del dictador argentino, especialmente después de la muerte independiente y no se consideraban simples asalariados.
de Evita.
Otro problema para Rojas Pinilla fue el papel que desempeño
La modalidad del movimiento laboral auspiciado por Rojas la Iglesia. En un principio había sido una amable aliada de Rojas y
fue aún más sorprendente. Cuando accedió al poder, la más grande de Perón, pero finalmente había abandonado a este último. A partir de
organización sindical del país era la católica UTC, que formalmen- ese momento, cualquier lazo aparente entre Rojas y el dictador ar-
te había rechazado el compromiso político. La más antigua, la CTC, gentino era motivo suficiente para despertar la desconfianza de la Igle-
muy debilitada entonces, había sido el brazo laboral del libera- sia colombiana. En el campo laboral, además, la Iglesia protegía a
lismo, aunque inicialmente contó con cierta participación comunista. la UTC en oposición a la CNT, apoyada por el gobierno: una carta pas-
Ninguna de las dos organizaciones parecía estar en capacidad de toral de los obispos colombianos, en la cual se condenaba a la con-
convertirse en aliada del régimen, de manera que Rojas Pinilla se apoyó federación sindical oficialista, constituyó un claro signo de desagrado
en otra organización, la pequeña Confederación Nacional de Tra- por la manera como se conducían los asuntos del gobierno. En con-
bajadores (CNT), que considero más fácil de controlar. La CNT estaba secuencia, puesto que la voz de la jerarquía eclesiástica todavía era
afiliada a una confederación latinoamericana de trabajadores que importante para él, Rojas retiro gradualmente su apoyo a la CNT.
operaba bajo la sigla ATLAS y que a su vez era patrocinada por
el régimen peronista. En la medida en que contaba con una ideo- Si bien las políticas socioeconómicas rojaspinillistas lle-
logía oficial, la CNT adoptó una versión del «justicialismo» peronista, garon a alarmar a las directivas eclesiásticas tanto como a los líderes
autodefinida como una tercera posición que eludía los extremis- políticos y económicos tradicionales, sin lugar a dudas el mandatario
mos del comunismo y el capitalismo. tenía cierta razón en su enfoque general de los problemas nacionales.
Si el sistema político del país había traído tanto conflicto y derra-
Evidentemente, Rojas Pinilla no intentaba crear en Colombia mamiento de sangre, ¿por qué no ponerlo a un lado y volver a empezar,
una copia del régimen de Perón, pero existían semejanzas, y hasta olvidar los odios heredados entre liberales y conservadores y poner-
cierto punto el dictador argentino había ejercido influencia en el se a trabajar para resolver los problemas básicos del país a través de
colombiano. No sorprende, sin embargo, que todo este programa una estrecha alianza entre el pueblo, el gobierno y las Fuerzas Arma-
funcionara menos en Colombia que en Argentina, por las diferencias das? Esta era. en el fondo, la forma final de la ideología de Rojas Finilla,
obvias entre ambos países. Para entonces Argentina era un país que sin duda atraía a un buen número de personas. Desafortunada-
mucho más rico y la bonanza de posguerra. que excedía en mucho mente, las medidas que tomó no siempre estuvieron bien concebidas
el aumento del precio del café colombiano, había permitido a Peron ni fueron aplicadas sistemáticamente. El Presidente fue. así mismo,
llevar beneficios a los pobres sin tener que quitárselos a otros sec- objeto de varios cargos de corrupción, sin duda bastante exagerados.
tores de la sociedad. Más aún, aunque la población urbana de Colom- Pero quizás mostró algunas veces excesiva complacencia a la hora de
bia había aumentado considerablemente en los años 50, la fuerza de aceptar regalos de partidarios y admiradores, y se vio comprometido
trabajo urbana no era tan grande como la argentina, ni estaba tan bien en diferentes transacciones y negocios, especialmente de ganado y
organizada. Por su parte, la fuerza laboral del campo, aparte del enclave bienes rafees, que reMan con sus obligaciones como jefe del Estado.
bananero y otros casos especiales, nunca había estado dispuesta a . Rojas pudo no haber estado envuelto en ningún asunto ilícito, pero sus
organizarse en sindicatos La muy importante industria cafetera se actividades incitaban la sospecha de que explotaba su posición para
había construido en torno a una masa de pequeños productores beneficio personal. En este sentido, su conducta ofrecía un penoso

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contraste con la de su predecesor, Laureano Gómez, quien era fa-
periodo de cuatro años para el cual había sido elegido por la Asam-
náticamente honesto (y también fanático en todo lo demás). Aunque
blea Constituyente que él mismo había convocado, pero cuando
siempre había existido corrupción administrativa en Colombia, el
inició los preparativos para ser elegido por segunda vez, sus enemi-
descarado enriquecimiento ilícito de las altas esferas, al estilo mexi- gos decidieron no dar más largas al asunto. Como medida preliminar,
cano, simplemente no se conocía. Por eso incluso la mínima insi- los partidos tradicionales acordaron, por medio de un pacto negociado
nuación de mala conducta pecuniaria era inusual en la presidencia entre los ex presidentes Alberto Lleras Camargo y Laureano Gómez
de Colombia, y ello sin duda afectó la posición de Rojas Pinilla. en España -donde Gómez vivía en exilio-, trabajar conjuntamente
El tráfico de influencias y el dar o recibir favores especiales por parte para derrocar la dictadura y campartir el poder de manera pacífica a
de otros miembros del régimen contribuyeron a imprimirle a éste un partir del momento del triunfo. Los sectores empresariales y
tono ligeramente sombrío. profesionales colaboraron llamando a la huelga general en mayo de
Entre los puntos débiles del mandato rojista se debe mencionar 1957. No se trató de una huelga de trabajadores, sino de un paro forzoso
"""", su máximo fracaso, a pesar de un comienzo promisorio: la promesa durante el cual las oficinas y las fábricas cerraron sus puertas. Sin duda,
de poner fin a la Violencia. El porqué o el dónde de la falla en el mane- una parte de la base popular continuaba simpatizando con Rojas,
jo de este problema es otro motivo de desacuerdo. Sin embargo, está pero nadie montó barricadas ni luchó para apoyar al régimen. En cam-
claro que siempre hubo un núcleo pertinaz de guerrilleros que no aceptó bio. las masas trabajadores acordaron permanecer en calma, y cuando

" la amnistía de Rojas Pinilla. Algunos de los que ofrecieron resis-


tencia eran miembros de los reductos rurales comunistas del Alto
el alto mando militar sugirió a Rojas Pinilla que se retirara discreta-
mente del poder para bien del país. el dictador se dispuso a marchar al

1 'po'"
Magdalena, que habían conformado destacamentos de autodefensa;
el régimen, por su parte, nunca mostró tanto interés en conciliar con
los comunistas como lo había intentado con los liberales. Incluso llegó
exilio.

a declarar ilegal al partido comunista, la primera y única vez que tal


cosa ha ocurrido en Colombia. Otros grupos armados estaban com-
puestos por hombres que ya habían sufrido un proceso de evolu-
r: l , ción hacia la criminalidad y el bandidaje, y un tercer contingente
prefería esperar un poco para ver qué ocurría antes de comprometerse
a deponer las armas. En cualquier caso. el hecho de que un número
considerable de guerrilleros rechazaran los ofrecimientos de paz y
reconciliación parece haber sorprendido y finalmente enfurecido al
general Rojas, hasta el punto de llevarlo a desatar una campaña de
represión militar contra algunas de las plazas fuertes de la guerrilla.
La operación afectó a muchos inocentes y resultó contraproducente.
La ineficacia de Rojas Pinilla para aplacar la Violencia de-
bilitó inevitablemente el apoyo que había recibido cuando llegó al
poder. Una nueva caída del precio del café a mediados de la década se
sumó al clima de insatisfacción. Rojas habría podido completar el

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