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3 Veja asumió una actitud más crítica frente a la dictadura apenas en los dos prime
ros años del Gobierno Geisel (1975 y 1976), con Mino Carta, quien la dirigía desde su
lanzamiento, al frente de la redacción: después de su controvertida retirada en febrero de
1976, renunciando o siendo despedido según la versión, la revista solamente recrimina
ría al régimen en episodios que involucraban los derechos humanos.
4 El Ejército de Brasil tenía (y tiene hoy) un organigrama definido por la territoria
lidad: eran cuatro ejércitos (I Ejército, con sede en Río de Janeiro; II Ejército, con sede
en Sao Paulo; III Ejército, con sede en Porto Alegre; IV Ejército, con sede en Recife)
y dos comandos regionales (Comando Militar de la Amazonia, con sede en Manaus, y
Comando Militar del Planalto, con sede en Brasilia), y los DOI-CODI, órganos de inteli
gencia y represión, componían sus estructuras.
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El alcance de la amnistía
[ ... ] Hay mucha gente que recuerda a los torturadores, a los que cometie
ron arbitrariedades. Creo que eso se debería olvidar y partir hacia un
nuevo estado. No podemos quedarnos en los meros ejecutores. Tenemos
que ver en dónde se originaron las órdenes. Cuando se hizo Núremberg
no se cuidó a los que estaban en los campos de concentración, sino a los
grandes jefes. Parece que eso sería altamente negativo y que caeríamos en
un círculo vicioso si fuésemos a buscar la rendición de cuentas. Si, por
hipótesis, la oposición se fuese hoy para el Gobierno, en ese círculo vicioso
en el que se procuraría hacer justicia, acabaríamos cometiendo nuevas
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7 «A anistia de 1979» (La amnistía de 1979), Veja, Sao Paulo, 27 de junio de 1979, p. 20.
8 Padre Feijó, Caxias, Juarez Távora, Getúlio Vargas y el brigadier Eduardo Gomes
son figuras ilustres festejadas por el oficialismo brasileño, mientras que Joao Candido
(marinero que guio una revuelta contra castigos corporales en la Armada), Edgard
Leuenroth (líder obrero anarquista) y José Porfírio de Souza (líder campesino desapare
cido en la dictadura) serían prototipos de una «historia desde abajo».
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[ ...]el Gobierno hizo pasar incólume su proyecto, terminó uno de los más
largos periodos de intransigencia de la vida brasileña, contuvo algunas
manifestaciones callejeras que ya comenzaban a esparcirse por el país y se
libró de una embarazosa huelga de hambre de 32 presos que querían una
amnistía «amplia, general e irrestricta». Como el Gobierno siempre quiso,
no será amplia, pues no beneficia a terroristas presos; ni general, pues hace
distinción entre los crímenes perdonados; ni irrestricta, porque no le de
vuelve a los acusados los cargos y patentes perdidos. Pero para todos los
efectos prácticos, la amnistía liquida virtualmente una cuestión que se
venía arrastrando hace años en la vida política brasileña -de aquí en ade
lante, se convencieron los espíritus pragmáticos, poco se escuchará de este
asunto.9
9 «A página virada» (La página volteada), Veja, Sao Paulo, 29 de agosto de 1979, p. 20.
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El «caso» Herzog
habían tenido lugar el primer semestre de 1977, había reportado que, entre las reivindi
caciones expuestas, estaba la de la amnistía: «Nuevas figuras en la política», Veja, Sao
Paulo, 11 de mayo de 1977, p. 24.
11 Vlado, su nombre de pila y como era llamado de forma cariñosa por su familia y
amigos, nació en el Reino de Yugoslavia, en 1937, en una familia de origen judío que se
refugió en Brasil durante la II Gran Guerra.
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12 Un silencio todavía más espeso cubrió el «suicidio» similar del operario metalúr
gico Manoel Fiel Filho pocos meses después, el 17 de enero de 1976, en las mismas ins
talaciones militares.
13 «Círculo rompido» [Círculo roto], Veja, Sao Paulo, 10 de mayo de 1978, p. 27
14 «Volta Herzog» [Vuelve, Herzog], Veja, Sao Paulo, 24 de mayo de 1978, p. 31.
1s «Foi suicídio? Já surgem evidencias de que nao foi» (¿Fue suicidio? Ya surgen evi
dencias de que no fue), Veja, Sao Paulo, 25 de octubre de 1979, pp. 28-30.
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des del grupo Folha, involucrado en elevadas deudas, ayuda a entender la incertidumbre.
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20 «Sobo império da lei» (Bajo el imperio de la ley), Veja, Sao Paulo, 1 de noviembre
de 1978, pp. 24-25.
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21 «Novo comando em Sao Paulo» (Nuevo comando en Sao Paulo), Veja, 28 de enero
tificado de óbito, dando cuenta de su muerte por «lesiones y malos tratos», en lugar de
«asfixia mecánica por ahorcamiento» del dictamen original, el 15 de marzo de 2013, y
que el 20 de mayo de 2016 el caso fue acogido por la Corte lnteramericana de Derechos
Humanos, en donde será juzgado.
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que garantizaba que estaban desaparecidos hacía una semana en esa ciudad
-porque estaban detenidos- dos exilados uruguayos, el periodista Luiz
Cláudio Cunha y el fotógrafo Joao Baptista Scalco se dirigieron a la calle
Botafogo 621, bloque 3, apartamento 110, siendo recibidos en la puerta
entreabierta por una joven hispanohablante que, visiblemente asustada,
confirmó con un tímido «sí», que allí residía Universindo Rodríguez Díaz.
Enseguida, Luiz y Joao Baptista se rindieron ante dos hombres armados
que les apuntaron con armas en sus cabezas, forzados a empujones hacia
el interior de la sala e interrogados brevemente, en lengua portuguesa con
acento de Rio Grande do Sul, sobre lo que había motivado su presencia en
ese lugar. Aclaradas las identidades, los periodistas fueron invitados a reti
rarse por el jefe del operativo (que no se identificó en ningún momento
como policía) y no obtuvieron más noticias de Lilián Celiberti Rosas de
Casariego, de sus hijos Camilo, de 8 años, y Francesca, de 3 años, y del pro
pio Universindo. Unas dos horas después, el abogado Ornar Ferri, aler
tado por una llamada similar, fue al mismo apartamento y ya no encontró
a nadie más. Accionadas, las autoridades brasileñas no solo manifestaron
desconocer el asunto, sino que negaron cualquier participación, al paso que
algunas de ellas revelaban abierto desinterés en una averiguación rápida y
convincente de los hechos.
Cunha, consciente de la importancia de lo que ocurría, pasó a dedicarse
al tema casi a tiempo completo, y Veja le concedió para tal efecto varias
páginas en diversas ediciones, desde las que el asunto fue abordado por
vez primera a finales de noviembre de 1978.23 La repercusión del caso hizo
que las Fuerzas Armadas de Uruguay divulgasen, el 25 de noviembre, un
sucinto comunicado afirmando que la pareja y los hijos habían sido dete
nidos en una fecha no informada cuando ingresaban al país con material
subversivo, siendo los niños entregados el mismo día a sus abuelos, mien
tras que la pareja, que pertenecía a una «vasta organización internacional
marxista», estaba presa en un lugar no informado. Es decir, exilados polí
ticos uruguayos fueron presos en Brasil, desaparecieron dos semanas y
reaparecieron presos en Uruguay, en una operación en parte presenciada
por periodistas brasileños: el escenario para un gran escándalo estaba pre
parado y, seguramente de modo involuntario, muy bien preparado.
La verdad es que, como se supo más tarde, Lilián había sido retenida
por agentes brasileños y uruguayos en la terminal de autobuses de Porto
Alegre en la mañana del 12 de noviembre, un domingo, cuando esperaba
a familiares de desaparecidos políticos, siendo entonces conducida a la
sede de la Seguridad Pública, en donde funcionaba el Departamento de
Aunque de manera cautelosa, una vez que trataba los secuestros y desa
pareciones políticas en el sur de Latinoamérica como asunto restringido
a las fuerzas represivas de Uruguay, el reportaje inicia un tratamiento más
directo sobre la violencia política y la llamada Operación Cóndor, una
articulación de los regímenes dictatoriales del Cono Sur (Argentina, Boli
via, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay, a los cuales se juntaron después
Ecuador y Perú, con el apoyo de exilados cubanos en los EUA y de institu
ciones del Gobierno norteamericano). Con una mayor o menor implicación
de cada país (existen dudas, por ejemplo, del grado de enlace del Gobierno
brasileño), la Cóndor fue formalizada en Santiago de Chile en 1975 con el
objetivo de, en un primer momento, intensificar el intercambio de infor
maciones y organizar una especie de base de datos sobre la «amenaza co
munista�> en la región, expandiéndose después para acciones de represión
interna, en cada uno de los respectivos países, y finalmente hacia acciones de
represión en el exterior, como secuestros y asesinatos que también tuvieron
lugar en Norteamérica y en Europa.27
En la época del secuestro de Lilián y Universindo, el Gobierno brasileño
del general Geisel no parecía muy interesado en participar o colaborar con
[ ... ] Las autoridades brasileñas dicen que no fueron ellas las que secuestra
ron a los uruguayos. ¡Qué bueno, muchas gracias! Así quedamos tranqui
los, sabiendo que nuestras autoridades no secuestran personas. También
nos comunicaron que las víctimas eran criminales que intentaron subver
tir, a partir de nuestro territorio, el orden vigente en Uruguay. Agradece
mos, igualmente, esa información. Nada de eso, sin embargo, suprime la
cuestión básica de esa deprimente historia. En primer lugar, no basta decir
que el Gobierno brasileño no tiene nada que ver con eso. Los dos urugua
yos pueden haber sido secuestrados por una banda de contrabandistas, por
el Ku Klux Klan o por agentes del reverendo Jim Jones, no importa
mucho: lo que importa es que es un crimen cometido en Porto Alegre, y
que el deber de las autoridades brasileñas es buscar a los criminales, sean
quienes sean. Tampoco interesa, en este caso, los antecedentes de las vícti
mas: si estaban desarrollando alguna actividad ilegal en Brasil, deberían
responder por sus actos ante las autoridades brasileñas; si son culpables de
crímenes cometidos en Uruguay, deberían ser extraditados para allá en la
forma de la ley. El hecho es que no se hizo nada de lo que se debería haber
hecho. Y el saldo del episodio, hasta ahora, es que un secuestro quedó sin
una investigación seria y que un acto de agresión a la soberanía nacional
[ ...] quedó sin respuesta alguna, como si fuese la cosa más natural del
mundo.
Es necesario decir que el país se está cansando de todo eso...
29 Jim Jones fue el fundador y líder de una secta religiosa norteamericana que pro
movió un suicidio/asesinato colectivo de 909 seguidores, incluso centenares de niños, en
la comunidad que había creado en Guyana, en noviembre de 1978.
30 «Surge o primeiro nome» (Surge el primer nombre), Veja, Sao Paulo, 27 de diciem
bre de 1978, pp. 12-13.
«NO CALOR DA HORA»: VIOLENCIA POLÍTICA, IZQUIERDAS Y DEMOCRATIZACIÓN.. 15 9
31 «Cartas da prisao» (Cartas desde la prisión), Veja, Sao Paulo, 16 de mayo de 1979,
pp. 26-29.
32 «O homem que faltava» (El hombre que faltaba), Veja, Sao Paulo, 24 de octubre
Conclusiones
Bibliografía