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El relé está compuesto de una bobina conectada a una corriente. Cuando la bobina se
activa produce un campo electromagnético que hace que el contacto del relé que está
normalmente abierto se cierre y permita el paso de la corriente por un circuito para,
por ejemplo, encender una lámpara o arrancar un motor. Cuando dejamos de
suministrar corriente a la bobina, el campo electromagnético desaparece y el contacto
del relé se vuelve a abrir, dejando sin corriente el circuito eléctrico que iba a esa
lámpara o motor.
¿Para qué sirven los relés?
Los relés sirven para activar un circuito que tiene un consumo considerable de
electricidad mediante un circuito de pequeña potencia -de 12 o 24 voltios- que imanta
la bobina. Supongamos que queremos motorizar una puerta de un garaje o de la
entrada de una finca. Para ello necesitaremos un mando a distancia que consigue
activar a través de un receptor esa pequeña carga de potencia que pone en marcha el
funcionamiento del relé: la bobina se imantará y cerrará el circuito eléctrico que
alimenta el motor que sirve para abrir la puerta. También lo podremos utilizar para
encender máquinas y motores, sistemas de alumbrado, etc.
En ocasiones, nos encontramos con circuitos de alumbrado que necesitan una gran
potencia para su funcionamiento. Al activarlos y desactivarlos indirectamente,
mediante el empleo de relés que funcionan con poca potencia, prevenimos posibles
riesgos y accidentes.
En automoción, los relés también son muy utilizados para activar ventiladores,
limpiaparabrisas, bocinas, elevalunas, etc. El relé de intermitentes permite que la luz
parpadee al activarla y que emita el sonido característico cuando está encendido.
Tipos de relé:
Inversor.
Sistema de almacenamiento de baterías.
Soporte de carga estacionario.
Equipo industrial.
Control de circuitos.
Circuito con memoria.
Receptor.
Circuitos digitales.