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El hormigón, de por sí, tiene muy buenos atributos como su alta resistencia a la
compresión, su economía y su versatilidad; pero la resistencia mecánica a las
fuerzas de tracción no es uno de ellos. Al ser un material tan rígido es muy propenso a
fracturas ante cualquier esfuerzo donde se presenten estados tensionales de tracción
(solicitaciones de flexión, cortante, torsión), razón por la cual, suele reforzarse con un
armado de acero para usarse en estructuras; y bajo requerimientos específicos se
refuerza con aditivos como fibras de polipropileno
Aunque parezca inusual, la mayoría de los aditivos utilizados para mejorar las propiedades
del hormigón, después de la barras de acero por supuesto, son los aditivos en forma de
fibras y vienen en varias presentaciones que agrupamos en dos categorías:
Microfibras
Macrofibras
En esta categoría se agrupan materiales como el vidrio, algunos plásticos reciclados, fibras
naturales e incluso el acero, dando a entender que son fibras de mayores dimensiones. En
este caso la adición de fibras (con estas dimensiones) influye más directamente sobre
las propiedades mecánicas del hormigón. En algunos casos se llega a lograr imitar la
función de una malla electrosoldada, logrando que el material adquiera capacidad de
carga adicional posterior al agrietamiento y ser más resistente a los impactos en
superficie, para lograr esto, se utilizan fibras con diámetros entre 0.25 y 1.5mm,
y longitudes desde 13mm hasta 70mm
Como ya os hemos adelantado, las fibras de polipropileno son un aditivo que pertenece al
grupo de las microfibras y que comparte con otras microfibras muchas ventajas para el
material, y tiene varias otras similares a las de las macrofibras:
Sirve como sistema de refuerzo paralelo, o alternativo, a las mallas pero con
una relación calidad precio más rentable.
Disminuye o evita la aparición de grietas en la superficie del hormigón,
generalmente propiciadas por retracciones y contracciones del material, y que
pueden derivar en una posible carbonatación del hormigón.
Si se utiliza como refuerzo para el hormigón, resulta mucho más rápido, ya que
su aplicación es directa, comparado con otros métodos de refuerzo como
armaduras y mallas.
Comparado con otros métodos de refuerzo, brinda un soporte mucho más
homogéneo en toda la mezcla, gracias a sus pequeñas dimensiones y su
manejabilidad.
Es un aditivo que no propicia la corrosión dentro del material, ni tiene
propiedades magnéticas.
Aumenta considerablemente la respuesta del hormigón ante impactos,
sea de proyectiles, como de otros agentes naturales.