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El juego dramático en la educación primaria

Introducción

A partir de la LOGSE, y por primera vez en el sistema educativo español, se empieza a distinguir el
teatro de la expresión dramática y ésta última, denominada Dramatización, se establece como materia
curricular en la Educación Primaria, conformando, junto con la Expresión Plástica y la Expresión
Musical, el Área de Educación Artística. El largo y accidentado camino de su aceptación oficial ha
durado 20 años2. El fenómeno no es único de nuestro país; antes se ha repetido de manera semejante en
Inglaterra, Francia, Canadá, Bélgica o Portugal. Este importante avance administrativo no garantiza, sin
embargo, su materialización práctica, porque, en la actualidad, los recursos humanos y materiales
destinados a este fin en las escuelas son muy escasos o nulos y es necesario un cambio de pensamiento en
este nivel de enseñanza que implique a todos los niveles el reconocimiento efectivo del potencial
educativo del juego. Falta también poner las bases mínimas para una preparación básica en esta nueva
disciplina tan específica y vocacional, tanto en lo que se refiere a la formación inicial de los profesores
(Escuelas Universitarias de Magisterio, Centros de Formación de Profesorado, Facultades de Educación),
cuanto a la necesaria capacitación de los profesores en activo (Centros de Profesores y Recursos, Cursos
y Masters universitarios de especialización, Escuelas de Expresión, Escuelas de Verano). Los esfuerzos y
los logros han sido notables en el ámbito universitario y de la formación de postgrado desde muy
diferentes instancias en algunas Comunidades (Valencia, Barcelona, Madrid, La Coruña, Santiago,
Sevilla, Navarra, Cantabria...), pero estamos lejos de disipar el vacío en el conjunto del Estado español
(Tejedo, 1997)3. En lo que se refiere a la Educación Primaria, disponemos ya de un marco legal suficiente
y de un espacio definido en el currículum, hacen falta ahora los medios imprescindibles para hacerlo
realidad. De entre ellos, parece fundamental el conocimiento sobre las concepciones teóricas y
metodológicas que le dan forma y sentido (y sobre la idea de educación que subyace a las mismas), más
allá, y mucho antes, de la variedad de propuestas prácticas con que puede revestirse la actividad. A ese
objetivo desea contribuir este artículo.

Variedad terminológica/Diversidad de prácticas

La expresión dramática y el teatro en la educación ofrecen en la actualidad distintas vías de


acercamiento y combinan múltiples prácticas, a veces complementarias, a veces contradictorias. El
especialista Jean Gabriel Carasso (1997) distingue, al menos, cuatro grandes tendencias en el ámbito
internacional, que oscilan desde la improvisación del juego dramático a la enseñanza formalizada del arte
teatral: la anglosajona, la germánica, la francesa y la oriental. Entre todas ellas cabe hacer y existen
numerosos puntos de convergencia4.

Nuestro propósito es ceñirnos exclusivamente al campo del juego dramático en la Educación


Primaria. Para ello conviene, en primer lugar, hacer algunas referencias a la terminología, dada la
variedad de expresiones que, con relativa sinonimia, aparecen en la realidad educativa y en la bibliografía
existente sobre el tema.

Se puede considerar que existe una cierta convergencia entre las prácticas que en el mundo
anglosajón se han denominado como «child drama», «educational drama», «creative drama», «creative
dramatics», etc. (McCaslin, 1985) y las que en el área francófona han llamado «jeu dramatique» o
«expression dramatique». Estos términos en España han sido generalmente traducidos por
«dramatización», «creatividad dramática», «juego dramático» y «expresión dramática». Hay quien
propone incluir en la nomenclatura el término «drama» directamente, sin ninguna traducción (Bercebal,
1995). Y a su lado, otras muchas fórmulas salpican aquí y allá libros y aportaciones sobre el tema. La
muestra es extensa: «juego de actuación dramática», «juego escénico», «juego de libre expresión
dramática», «juego teatral», «teatro expresión», «improvisación dramática», etc.
Desde el punto de vista etimológico y semántico, es importante advertir y recordar la presencia del
componente drama en los términos ingleses y franceses, cuyo significado originario resulta hoy extraño o
desconocido. Efectivamente en las áreas anglosajona y francófona drama remite directamente a su
sentido etimológico de «acción», alude a la manifestación expresiva que se desarrolla en el espacio y se
distingue con claridad del término teatro, reservado para el espectáculo, la puesta en escena ante un
público. Por tanto «drama» y las denominaciones que del mismo se derivan «creative drama»,
«improvised drama», «developmental drama», «jeu dramatique», «expression dramatique»... resultan
muy pertinentes en los países de origen de las mismas, en los cuales se ha mantenido la semántica del
étimo, pero no lo son tanto en su traducción literal a nuestra lengua, porque ya no connota su sentido
primitivo de «acción». Además, drama nos sugiere la imagen de un género teatral de resonancias trágicas,
lo que resulta muy contradictorio con la actividad educativa y lúdica que pretendemos nombrar con el
término de juego dramático y sus equivalentes.

Por otra parte, la realidad de estas propuestas engloba una gran diversidad de aproximaciones y de
métodos. Nos interesa señalar nuestra coincidencia con aquéllas que en su planteamiento pedagógico se
proponen desmarcarse del teatro y utilizar el lenguaje dramático con fines nuevos y esencialmente
educativos: no para obtener un producto artístico destinado a la representación espectacular, sino como
instrumento en manos de los niños y niñas para expresar, comunicar y crear en un proceso de juego.

La variedad y ambigüedad léxicas son bien notorias. A esta dispersión, se suma la utilización
imprecisa y el distinto contenido y finalidad que con frecuencia se les atribuye, lo que obedece a la
diversidad de métodos y a que no existe un cuerpo doctrinal coherente. Hace falta tiempo para que los
términos se unifiquen y los significados se homologuen, lo que no ocurrirá antes de que su presencia en la
escuela española se consolide.

Concepto y fines del juego dramático

Juego dramático es, en nuestra concepción, un sinónimo de «Dramatización», la denominación que


ha triunfado en las disposiciones oficiales5. Traducción literal del «jeu dramatique» francés, el término
está muy difundido en nuestro país debido al éxito de esta técnica pedagógica, inaugurada por Leon
Chancerel en los años treinta, y, con diferentes matices, muy extendida desde los años setenta en el marco
de L'École Nouvelle y su movimiento de renovación de la escuela (Dasté, Jenger y Voluzan, 1977;
Beauchamp, 1978 y 1984).

No es única la concepción y metodología sobre esta actividad y sus fines. De hecho, subsiste con
relativa fuerza un planteamiento y una práctica escolar en la que se mantiene una clara dependencia del
juego dramático respecto al teatro. No se concibe de manera autónoma, sino como una etapa de
preparación previa al teatro; muchas de sus propuestas se orientan hacia la comunicación artística y la
formación actoral y se sigue buscando, a pesar de la frustración y del sentimiento de fracaso de tantas
generaciones de niños, la preparación de pequeños «artistas» frente al desarrollo personal y la satisfacción
de sus verdaderas necesidades expresivas.

El planteamiento en el que me inscribo y que pretendo definir aquí se centra en el juego libre y
personal y se aleja del teatro formalizado.

Juego dramático designa las múltiples actividades de un taller de expresión dramática, que agrupa el
conjunto de recursos y de prácticas convergentes (actividades de expresión corporal, expresión
lingüística, expresión plástica y expresión rítmico-musical, juegos de roles, improvisaciones, juegos
mímicos, de títeres y de sombras, etc.) que se funden en un mismo proceso de descubrimiento y de
creación. La acción puede plasmarse mediante el lenguaje corporal, el verbal, a través sólo de los gestos,
etc. y los jugadores pueden actuar de modo directo (juegos dramáticos personales) o bien utilizar
sustitutos simbólicos: máscaras, títeres, sombras... (juegos dramáticos proyectados).

Su finalidad es lograr una experiencia educativa integradora de lenguajes expresivos que, basada en
el juego y el protagonismo de los niños, posibilite su expresión personal, el impulso de su capacidad y
actitud creativas y la mejora de sus relaciones personales. El niño puede decir mediante la acción lo que
es y lo que quiere en un lenguaje globalizador que no parcela artificialmente sus manifestaciones
expresivas. A cara descubierta o tras la máscara, descubre una sensibilidad personal y las posibilidades
comunicativas del cuerpo y la voz, el gesto y el movimiento, la palabra y la música, el color y las
formas... así recrea la realidad, amplía su experiencia y aumenta su bienestar. Se trata de proporcionarles
la ocasión de enriquecer el campo de su experiencia y de mejorar su vida y sus relaciones a partir de las
situaciones más diversas, superando inhibiciones, miedos y complejos. Un espacio y un tiempo para
aumentar la sensibilidad, la observación y la escucha y para desarrollar la creatividad expresiva. En
definitiva, para explorar las posibilidades infinitas de un lenguaje que combina todas los medios de
expresión con el ambicioso fin de fomentar la expresión creadora y contribuir al desarrollo integral de la
personalidad de todos los niños y niñas sin distinción.

El lenguaje del teatro es aquí un medio al servicio del desarrollo individual y colectivo. Sin
escenario ni espectadores, busca su satisfacción en la actividad misma, en la calidad educativa del
proceso, y prescinde del valor artístico del producto. Lo fundamental es la exploración y el placer
compartido mediante el juego, el desenvolvimiento expresivo y creador de cada niño/a y su participación
física, emocional y lúdica en el seno de un grupo (Tejerina, 1994 y 1997).

Juego Dramatizado

Se llama juego dramático a aquellas actividades en la que, con un esquema dramático, el niño deja fluir su
espontaneidad.

En el juego dramático el niño deja de ser el mismo para pasar a ser un personaje, un animal, un objeto;
entrando por ello en un mundo diferente al suyo habitual, portador de nuevas experiencias. Si el niño ya
vive en un mundo en el que el límite entre la realidad y la fantasía no esta muy determinado, se encuentra
aquí con muchos limites todavía más difuso.

En el juego dramático convergen diferentes formas de expresión: Expresión oral, gestual, sonora, musical,
plástica, etc., pueden manifestarse en los diversos momentos de la actividad. Con ello, el juego dramático
pasa a ser un elemento importante de la globalización educativa, al representar un nexo entre las
diferentas modalidades expresivas.

Para realizar un juego dramático podemos partir de una poesía, de una imagen, de un cuento, de una
canción... Tengamos en cuenta, sin embargo, que el juego dramático no es simple representación.
Tomemos por caso que el juego dramático venga sugerido por un cuento. No se trata de representar el
cuento para que él publico capte "la trama". El cuento será el punto de partida de una búsqueda de un
preguntarse cosas, de un resolver cuestiones no definidas en el relato.
El estimulo de juego dramático debe caracterizarse por:

*Tener significado para los niños (referencias que formen parte de la vida cotidiana)
*Ser activo, interesar al niño.
*En principio, debe ser fácil con el objeto de generar un sentimiento de autosuficiencia y de seguridad.

La expresión oral es el conjunto de técnicas que determinan las pautas generales que deben seguirse para
comunicarse oralmente con efectividad osea es la forma de expresar sin barreras lo que uno quiere, claro
sin exederse ni hablar tonterias o con mal vocabulario.

Saber expresarse oralmente ha sido desde la antigüedad una de las actividades centrales de la vida en
sociedad. En los regímenes democráticos, sobre todo, hablar en público es primordial para dar a conocer
nuestras ideas y opiniones. Gran parte de la efectividad de la democracia radica en que grandes masas de
la población tengan las destrezas necesarias para comunicarse. Por eso, debemos aprender cómo
expresarnos con propiedad en público.

La expresión oral sirve como instrumento para comunicar sobre procesos u objetos externos a él. Se debe
tener en cuenta que la expresión oral en determinadas circunstancias es más amplia que el habla, ya que
requiere de elementos paralingüísticos para completar su significación final. Por eso, esta no solo implica
un conocimiento adecuado del idioma, sino que abarca también varios elementos no verbales. La
importancia de estos últimos es crucial. Mehrabian, un psicólogo social, identificó que el impacto total de
un mensaje es aproximadamente en un 7% verbal, un 38% vocal (tono de voz, ritmo, etc.) y en un 55% no
verbal.

Aspectos importantes

Entre los aspectos que deben observarse con mucha atención, están los siguientes:

← La voz: La imagen auditiva tiene un gran impacto para el auditorio. A través de la voz se pueden
transmitir sentimientos y actitudes. Es importante, sobre todo, evitar una voz débil, apenas audible, o
unas voces roncas, demasiado chillonas; ambos extremos producirán malestar y desinterés. Al
contrario, hay que desarrollar la destreza de darle color e interés a lo dicho por medio del volumen y
la entonación de la voz. La voz y los gestos permiten remarcar una idea o subrayar los puntos clave
del discurso.

← La postura: Es necesario que el orador establezca una cercanía con su auditorio. Por eso, debe
evitarse la rigidez y reflejar serenidad y dinamismo. Si se va a hablar de pie, lo recomendable es
asumir una postura firme, erguida. Si, por el contrario, se va a hablar sentado, es preferible asumir
una posición ejecutiva, con la columna vertebral bien recta y la porción inferior del tronco recargada
contra el respaldo de la silla.

← La mirada: De todos los componentes no verbales, la mirada es la más importante. El contacto


ocular y la dirección de la mirada son esenciales para que la audiencia se sienta acogida. Los ojos del
orador deben reflejar serenidad y amistad. Es preciso que se mire a todos y cada uno de los
receptores, o sea, debe abarcarse en forma global como individual el auditorio. Mirar el suelo, el
cielo raso o las ventanas denota inseguridad o temor y, por lo tanto, debe evitarse.

← La dicción: Como se dijo anteriormente, el hablante debe tener un buen dominio del idioma. Tal
conocimiento involucra un adecuado dominio de la pronunciación de las palabras, la cual es
necesaria para la comprensión del mensaje. Al hablar, hay que respirar con tranquilidad, proyectar la
voz y dominar el énfasis de la entonación. No se debe, al contrario, gritar y caer en la repetición de
muletillas, como “verdá” o “este”.

← La estructura del mensaje: Es forzoso planear con anterioridad lo que se va a decir. Un buen
orador no puede llegar a improvisar. El mensaje debe estar bien elaborado. La estructura que con
mayor frecuencia se utiliza para estructurar una intervención oral es la siguiente: planteamiento y
justificación del tema, desarrollo de los argumentos que apoyan la opinión del hablante y síntesis de
lo dicho.

← El vocabulario: Al hablar, debe utilizarse un léxico que el receptor pueda entender. Por eso, en
primer lugar, hay que tomar en cuenta el tipo de público al que va dirigido el mensaje. Normalmente
se cree que el buen orador se caracteriza por usar palabras “extrañas”, lo cual no tiene ningún
fundamento. Al contrario, lo deseable en una persona con gran destreza para la expresión oral es que
el público logre entender lo que dice.

← Los gestos: Mehrabian calculó que el 65% de lo que se comunica se hace mediante gestos. Por
eso, los gestos pueden repetir, contradecir o enfatizar lo que se dice verbalmente. No obstante,
recurrir a signos gestuales para apoyar los enunciados debe evaluarse con cuidado, ya que, si bien es
cierto que no se puede prescindir de estos, tampoco se puede abusar de ellos, pues se corre el peligro
de caer en el ridículo. Los gestos han de ser naturales, oportunos y convenientes. Deben evitarse los
gestos exagerados.

← El cuerpo: Es importante, sobre todo, no mantener los brazos pegados al cuerpo o cruzados,
tener objetos en las manos o esconder estas en los bolsillos, ya que ello dificultará la expresión
gestual necesaria que refuerza o acompaña todo discurso. Con respecto a la piernas, cada cierto
tiempo deben hacerse movimientos con el objetivo de no dar la sensación de estar clavado en el
suelo; sin embargo, se ha de procurar no excederse en el movimiento, ya que puede producir el efecto
ventilador, con lo cual lo único que se consigue es la distracción de la audiencia.

La expresión oral esta conformada por 9 cualidades, las cuales son muy importantes a seguir y son:

1. dicción.
2. fluidez.

3. volumen.

4. ritmo.

5. claridad.

6. coherencia.

7. emotividad.

8. movimientos corporales y gesticulación.

9. vocabulario.

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