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Este documento discute la relación entre los sistemas de partidos y los sistemas electorales en las democracias. Explica que aunque cada sistema se puede analizar por separado, su interrelación es esencial para la consolidación del sistema democrático. Señala que los sistemas partidistas y electorales son variables interdependientes del proceso de elección de representantes, el cual es fundamental para el funcionamiento de la democracia.
Este documento discute la relación entre los sistemas de partidos y los sistemas electorales en las democracias. Explica que aunque cada sistema se puede analizar por separado, su interrelación es esencial para la consolidación del sistema democrático. Señala que los sistemas partidistas y electorales son variables interdependientes del proceso de elección de representantes, el cual es fundamental para el funcionamiento de la democracia.
Este documento discute la relación entre los sistemas de partidos y los sistemas electorales en las democracias. Explica que aunque cada sistema se puede analizar por separado, su interrelación es esencial para la consolidación del sistema democrático. Señala que los sistemas partidistas y electorales son variables interdependientes del proceso de elección de representantes, el cual es fundamental para el funcionamiento de la democracia.
CAPÍTULO NOVENO University Press. SCHWARTZENBERG, Roger-Gérard (1988), Sociologie Politique, París, Mont- chrestien. SJÖBLOM, Gunnar (1996), «Notes on Party System Change», Oslo, ECPR. SISTEMAS DE PARTIDOS Y TEZANOs, José Félix, ed. (1996), La democracia post-liberal, Madrid, SISTEMA. SISTEMAS ELECTORALES VON BEYME, Klaus (1986), Los partidos políticos en las democracias Madrid, Siglo XXI. occidentales, WARE, Alan (1996), Political Parties and Party Systems, Oxford, Oxford Victor Abreu University Press I. INTRODUCCIÓN Tras la última postGuerra mundial, la democracia se impone en los países desarroll ados como único sistema político legítimo. De este modo, a la vez que se neutraliza el contratiempo de reunir a las masas para adop tar decisiones, se garantiza la representación política con la elección de los representantes. La posibilidad de dificultar la libertad de participación y de competencia de cualquier fuerza política tiene que ser, salvo excep- ciones, repelida. Que estas fuerzas políticas adquieran el nombre de partidos es reve lador, ya que reflejan el límite que edifica la noción de democracia: la imposibilidad de que un partido llegue a dominar todo el sistema políti- co, evitando que se confunda la parte con el todo (SARTORI. G., 1980; 93ss.). Por tanto, la celebración de elecciones tiene en el parlamentaris- mo, como fin inmediato, escoger a los representantes que forman el Parlamento y, como fin último, la formación del Gobieno, que puede conformarse acorde con el partido o coalición de partidos que haya obte- en el nido la mayoría. No obstante, puede conformarse también, como acorde presidencialismo y a partir de una separación rigida de poderes, de la Con la elección del Presidente de la República, independientemente elección de los representantes. con- decir que este Anora bien, un sistema democrático no se puede institucionalización. La consolidacion SOldado a partir del requisito de su sistema para constatar, partir a de exige además la propia pervivencia del Es aquicuando la su legitimidad. participación ciudadana, su eficacia y los sistemas electorales Se C r e l a c i o n entre los sistemas de partidos y cada uno por separado prce dntiesta en toda su importancia. Aunque 229 sa tratamiento especial, su interelación es también esencial para la misma la República de W de (1919-1933), cuyo proporci ialismo era en consolidación del sistema democrático. No conviene olvidar iencia responsable su inacción política apa- que la rela- ción mutua entre los sistemas partidista y electoral son variables cta encrucijada es infundado achacarla a(HERMENS, F. 1963). intersec Aunq la fórmula electoral-ya cionales del proceso de clección de representantes, que es clave la III República francesa (1875-1939), funcionando con para la ue un sistema actividad y el funcionamiento de la democracia (LIJPHART, A., oritario, ora a una vuelta ora a dos vueltas, 1994). tampoco acertó a estabi lizar su proceso ocrático-noerosímil. es Es esto lo le que de algunos de sus coetáneos como Kelsen, que defiende la necesidadaleja de II. TEORÍAS SOBRE LA INTERRELACIÓN DE LOS SISTEMAS DE PARTIDOS Y a orcionalidad en el continente europeo para integrar las SISTEMAS ELECTORALES nciones políticas. Obviamente imputar a la fórmula electoral sinmúltüples más nctabilidad democrática es inconsistente. Empero si advertimos lala Para tratar la interrelación entre los sistemas de afuencia que todavía proyecta la Raison ilustrada, el partidos y los elect0- desconcierto por rales vamos a destacar primero las teorías de e la técnica, irrefutable en teoría, algunos de los autores más produzca efectos no deseados en la relevantes, ofreciendo así en principio una perspectiva histórica de ráctica, nos explica la base de acusación dirigida contra la los P r á c propia fór- distintos problemas que nos facilite el análisis mula electoral (SANTAMARIA, J., 1994; 113). general posterior. Así, en la cuarta parte de su obra publicada en 1942 da Así, aunque el rechazo del totalitarismo es básico para la democracia dos conceptos de democracia. Por su Schumpeter contraposición, más que por su nove no es posible ignorarloy un análisis serio del fenómeno partidistatendría dad, son muy sugerentes. Por democracia no hay que entender-dice que abarcarlo. Esto es lo que induce a Duverger en su obra publicada en Schumpeter- el método «que realiza el bien común permitiendo al pue- 1951 a reconocer el espectro partidista en unipartidismo, bipartidismo y blo mismo decidir a través de la elección de individuos multipartidismo. Es desde esta trisección como Duverger identifca el pro- singulares reuni- dos para expresar voluntad», sino, por el su contrario, «el instrumento ceso democrático acorde con sus características partidistas. Al margen de institucional para llegar a decisiones políticas, en base al cual los indi- su auto-proclamación democrática, el unipartidismo es un problema espi- viduos singularesobtienen el poder de decidir a través de una noso. pues su verificación de eficacia y legitimidad democrática sólo se da competi- ción que tiene por objeto el voto popular» (SCHUMPETER, 1968). en su intencionalidad declarada viva voce, como en el totalitarismo Mientras el primero caracteriza la concepción clásica de la democracia, (DUVERGER, M., 1981; 282ss.). No obstante, aunque los otros dos casos el segundo ofrece la concepción competitiva. La diferencia el es que pri- sí muestren elementos de verificación democrática, no por eso dejan de mero concibe al ciudadano como actor racional consciente de sus fines, presentar también problemas serios. Entre éstos sobresale la interelación en tanto que el segundo lo concibe según la ley de la racionalidad ciente. Según ésta, el ciudadano, como el consumidor, actúa tanto menos decre entre los sistemas electoral y de partidos. A este respecto Duverger tiene el mérito de centrar el debate de tal interrelación, aunque no lo descubre. racionalmente cuanto más abstractos y generales son los fines, generando Este debate se acota con unas proposiciones que generarán una gran pole una simetría entre el mercado competitivo-oligopólico del capitalismo y mica. Estas, que se formulan inicialmente como «leyes sociológicas», son: la democracia, como marco en el que los partidos tienen que competir por los votos. Así, para Schumpeter la democracia se basa e n tanto que el tiende un sistema de partiaos T) La representación proporcional a bipartidismo anglosajón con su pragmatismo ideológico conforma un oli- máltiples, rígidos, independientes y estables. gopolio competitivo en la existencia de una oposición política recono- sistema de par ) El escrutinio mayoritario a dos vueltas tiende a un cida, como se da en el Reino Unido y en los Estados Unidos de América. relativamente estables. idos múlriples, flexibles, dependientes y Esta es la razón de su rechazo del totalitarismo basándose en el uso ) El escrutinio mayoritario a una vuelta tiende a un sistema dualis que el bonapartismo (1851-1870) hace del plebiscito. Este rechazo se la, con alternativa de los grandes partidos independienies. refuerza con el desgarro europeo de entreguerras, allí donde las cosmovi- la democracia no siones (Weltanschauungen) que orientan a las organizaciones partidistas unipartidismo, enfatiza que .uverger, sin olvidar el existencia recone eurocontinentales revelan la «lógica de las consecuencias no-intenciona- sino donde la das» que se deduce de su racionalidad totalizadora (SCHUMPETER, s Identificable como sistema político, función de integración. Sólo sistemas los 1968; 494ss.). Se justifica para evitar la encrucijada en la que desembocó dde la oposición cumple una cumplen semejante condición. En consc partidistas y multipartidistas 231 230 Así al margen de que la stificación del cuencia, es a ellos a los que les dedica en mayor medida su atención aparentem más multipartidism frágil del bipartidismo, esto se apoye en poniendo de relieve las principales características que interrelacionan el aspecto sistemas electorales con los sistemas de las ue impone ley del cubo, es muy útil, sin la es, en la des- partidos en función de dos efec. propo hasta qué punto el propi embargo. bipartidismo carece en sí de exami tos que ratifican aquellas proposiciones, a saber: el efecto mecánico, obra de A. Downs, solidez. Este es objetivo que la que cuya primera edición es se infiere de la infra-representación de los partidos pequeños en sistemas viene a sentrañar con rigor (DOWN de 1957. A.. 1973). de mayoría relativa y distrito uninominal, y el efecto psicológico, que nos aiferencia del mulupartidismo, que supone un elector revela la tendencia subyacente en el votante de emitir su voto de orientado forma onalmente en su preferencia que alcance el máximo rendimiento, esto es, votar por partidos que tienen el análisispartidista, downsiano se basa tal ntación racional es una ficción. Es así opción de triunfo (DUVERGER, M., 1981; 231ss.). en que porque las ideolog Estas proposiciones configuran la referencia a aquclla no pueden derivarse de las cosmovisiones, omitiendo sus dificultade interrelación. c de ejecución. El bipartidismo es por ello un sistema que no crea ideo- que es el eje sobre el que descansa la noción real, no aparente, de la democracia y que es la base de argumentación contra el logías alládel reconocimiento pragmático de la realidad y no más autoritarismoy más un elector orientado racionalmente supo- el totalitarismo. Con la que, a la vez, se intenta advertir de lafragilidad de en sus preferencias, pues las democracias eurocontinentales y, stas no se definen solo por los iaeales del mismo elector, sino por el cál. especialmente, la Francia de la IV culo de probabilidad de victoria de la opción preferida y la maximización República (1945-1959) que -con 28 Gobiernos de los que sólo dos duran un poco más de un añonos ofrece la de la utilidad del voto. El elector bipartidista orienta su preferencia más compleja realidad guberna- tiva que atenaza a Europa tras la postguerra (BLAIS, A.. 1991, acorde con la menor iracionalidad que con la perfecta racionalidad pas.). No es dificil notar que, de las tres proposiciones, la última es la más (DOWNS, A., 1973). frágil. Aunque parece la más sólida por la vigencia del bipartidismo y del Ahora bien, esta orientación acorde con la menor irracionalidad no es sistema mayoritario a una vuelta en circunseripciones uninominales como sólo propia del elector, sino de toda acción posible. En consecuencia, el origen de toda acción hay que fundarlo sobre el egoísmo. conforme al en el Reino Unido y en los Estados Unidos de América, carece, sin go, de fundamento teórico. Su razón radica en la precaria justficación que enmbar hecho de que todo conocimiento está sujeto a la incertidumbre. Por eso, se da al bipartidismo respecto del multipartidismo, ya que se supone los partidos políticos no tienen por qué tener otro fin que su pervivencia que éste asegura la proporcionalidad en mayor medida que aquél. Es claro que en el poder, que en democracia se obtiene a través de la maximización de este último es el problema que preocupa a Duverger si no perdemos de los votos (DOWNS, A., 1973; 29ss.). vista los efectos implicados por la IV República francesa, con su comple Las ideologías más que expresiones de perfecta racionalidad son jo proceso de gobernabilidad y los inciertos intentos de implantar en canales para lograr la maximización de votos. Ello explica que la función Francia un sistema electoral parecido al anglosajón. Se revela así la con- de la oposición se rija por el intento de disminuir la intención de voto res- secuencia que se deriva de la crítica con la que Stuart Mill enjuicia el sis- pecto al partido gobernante en la misma medida en que éste debe intentar tema mayoritario británico y que le lleva a proponer su sustitución por uno conservarla e incrementarla. Por ende, la competición políica en demo más equitativo, apelando al sistema de «voto único transferible» a través cracia, más allá de su carácter bi o multipartidista, hay que contemplarla de la cuota Hare, en vigor hoy en Irlanda, con empleo de cuota distinta, como condicionada por el antagonismo entre Gobierno y oposición. pues como veremos (GROFMAN, B. y LIJPHART, A., 1986; 290ss.). La razón a esta condición termina ajustándose en general toda competición efecti- al margen de aparentemente irreprochable de que el multipartidismo permite expresar va. El multipartidismo, a su pesar, no deja de reproducirla, racionalidad mejor las preferencias porque se traducen en un Parlamento más equitati- que por el número de partidos y su apelación a la aparente Ahora bien, este vo-según la carte réduite de Mirabeau- al permitir que todas las opcio- preferencial del elector ofrezca una impresión contraria. pues es nes políticas que obtienen votos puedan lograr representación parlamen- antagonismo gobierno-oposición no agota en sí toda polanzación. como que el taria, no deja de ser consistente. Empero está por ver que esta razón valga tan factible que el bipartidismo funcione con mulipolaridad G., 1980; 376s.) por sí misma y no por referencia a la desigual transformación de votos en multipartidismo de forma bipolar (SARTORI, lo haga sólido del que se escaños del sistema mayoritario, según la ley del cubo, que señala que ES Obvio que Downs da al bipartidismo un argumento aquellos partidos que obtienen el 90% de los votos alcanzar el logran Carecia y que obligaba a contemplarlo de modo anomalo respe con su que, 100% de los escaños (DUVERGER, M., 1974; 347). aparente coherencia con la gue se concebía el multipartidismo 233 232 recurso a una perfecta racionalidad en su forma de adeptos para obten. apoy popular. logías, ofrecía concebir las de osibilidad de imitar los Apelando a ellos. es claro que la en principio elaboración mucho más una consistente. procesos democráticos rias dificultades allí onde estas condicionesdesarrollados tropi el Así pragmatismo ideológico bipartidista no tiene por qué ser una mera aña- no se gaza que esconda la dominación de las clases sociales. citamente (LAPALO OMBARA, J., y WEINER, M., 1966: cumplen explí- La sexta década del siglo xx ofrece otra 6) perspectiva futura acerca de Desde esta óptica, el proceso democrático-occidental contrapunto que representa la democraciapuede debi la realidad no histórico-política del mundo. El horror de la II Guerra litarse en función odel impone una previsible estabilidad democrática, aún por encima demundial ni tampoco desvirtuarse por medio de una noco desv soviética. tilidad entre los bloques a causa de la la hos. ómica. La necesidad de seguir exportación que resulta tra- pervivencia de la guerra fría, pese gicón profundizando este a que el Tercer Mundo evoca un más perentoria, en razon justamente al citado proceso haci se panorama complejo y poliédrico. Aunque vez las democracias occidentales se iban tico-democrático debilitamiento del occidental, ya que su consistencia consolidandoy los países pro-occi- sistema polítice dentales imitaban esos modeloSy análogo proceso del sentimiento totalitario generado por la dependía Ocurría respecto del más postguerra de otro bloque-esa imitación no dejaba de presentar problemas graves. Su do por sí hubiera consolidado se hub mismo, aunque su proceso de que que razón era la ambición de los países no-desarrollados fuera evidente. consolidación por transformarse en sistemas políticos desarrollados, con plena En editada por LaPalombara implantación del modelo la obra y Weiner, O. Kirchheimer escri democrático, pese a que en muchos no se dieran las condiciones capítulo en el que sintetiza muchas de sus efectivas he un investigaciones desarro- para acceder de inmediato a tal realidad. El reconocimiento de tal ladas hasta entonces. Este resulta muy útil para concatenar la evolución situa- ción se hacía tanto más urgente cuanto más lábil se tornaba el fundamen- histórica del problema sistémico-partidista con el desarrollo del análisis to de la democracia occidental, aparentemente amenazada por el bloque electoral, particularmente por lo que se refiere a las democracias euro- soviético, que ponía en entredicho su superioridad. La incertidumbre res- continentales. pecto al análisis electoral y partidista como fundamento del sistema El eje del análisis kirchheimeriano es el reconocimiento de la trans- democrático contribuía a abonar el terreno sobre el que se desarrollaba formación que sufren los partidos políticos tras la post-Guerra mundial y aquella imitación. que se manifiesta en que los partidos políticos dejan de ser partidos de La necesidad de demarcar esto era perentoria. Este es el objetivo del integración para convertirse en partidos acaparadores o populares libro colectivo, publicado en 1966, que permite a sus editores J. (catch-all party). Las características más notorias de éstos son: 1) drási LaPalombara y M. Weiner recoger algunas de las características más ca reducción del bagaje ideológico; 2) reforzamiento adicional de los notorias acerca de los problemas sistémico-partidistas como mecanismos grupos principales de liderazgo: 3) degradación del papel de miembro de canalización democrática. Entre éstas destaca la que se refiere a los individual del partido; 4) desintensificación del clientelismo de la clase procesos originarios de los partidos políticos. A través de ellos se mues- social, y 5) acceso asegurado a una variedad de grupos de interés tra la distinción entre los partidos políticos y los pequeños grupos oligár- (LAPALOMBARA, J., y WEINER, M., 1966; 182ss. y190s.) quicos que existían en Latinoamérica, Asia y Africa en esa época. Se constata así la transformación que sufren los sistemas partidistas Obviamente no es que tales países no puedan acceder al modelo de demo- eurocontinentales por las secuelas de los tormentosos acontecimientos cracia occidental, como lo reflejan los casos del Japón y de la India, pero vividos durante la primera mitad del siglo Xx, a la vez que se diseierne sí que este acceso no se realiza por una simple imitación superficial de los el significado dado por Kirchheimer de la oposición en la democrac1a procesos democráticos (LAPALOMBARA, J. y WEINER, M., 1966; del OcCidental. La oposición no es ya una oposición de principios propia 399ss.). SIglo XIX, sino quedesenvuelve dentro de los cánones de competi se la Ambos autores establecen una demarcación funcional, que permite es esencial Cion política que la noción de leal oposición, que incorpora tomar en cuenta semejante problema en base a que los partidos políticos para el proceso de lucha políitico-partidista en las democracias OCciden de las democracias occidentales cubren cuatro aspectos que son precepti- pragmatismo ideológico, (KIRCHHEIMER, O., 1969; 319). El saber: 1) Continuidad en la organización; 2) Organización perma- vOs, ales demo noción de maximización de votos, configura a una npncando la reconocen la nente, con comunicaciones regularizadas desde las unidades locales a las con sistemas de partidos que solo es congruente uc del pueblo expresada en nacionales; 3) Determinación autoconsciente de los líderes de tomar el la libre voluntad pOsicion política, así como poder decisional solos o en coalición con otros, y 4) Interés en ganar las urnas. 235 234 D Hondt que favorece rencia del método los norcionales, como la Sainte-Laguë,partidos a Viendo cómo detecta Kirchheimer la transtiormación que se opera a fórmulas proporcio mayo res, las otras la nivel sistémico-partidista en el årea eurocontinental, es claro que per el Imperiali e incluso el voto único método Sainte-Laguë (modifi- vive aún un problema para acceder a plantear con una perspectiva de cada), transferible buscan integración el proceso global de la democracia occidental. Este estriba ellos contrapesar 1a aesproporcion delmétodo D'Hondt, podra mprobarse más adelante. Asi hay que como destacar, con Rae, que las en examinar a fondo el desequilibrio que presentan, por un lado, electorales y las sistemas mayoritarios-bipartidistas a costa de asegurarse una los mulas formul nitudes de las circunscripciones tienen gran goberna influjo en Sistemas de partidos. los bilidad estable, y, por otro, el de los sistemas proporcionales-mulipar. verifica«con las variables tidistas en relación a la aparentemente compleja estabilidad gubernati Esto se establecidas por Rae que, por breve- dad, describimos segün su indiferenciada subnotación partidista: 1) va que generan. Este problema es clave para indagar dóónde y cómo ha partidos N 2) Proporción de de descansar la estabilidad democrática de los Número de votos del partido Pr,P países occidentales 3) Porcentajes sumados de votos de los dos partidos mayoresmayor Pr,=P,+P (BLAIS, A., 1991). 4) Fragmentación de los porcentajes de votos y del sistema de partidos, Este es el fin del análisis de Rae y a partir del cual intenta desentrañar el enigma de la proporcionalidad de los sistemas proporcionales en con ese denomina índice de fragmentación de Rae: traste con la desproporcionalidad de los sistemas mayoritarios. Como es lógico, se quiere aclarar no que ambas fórmulas electorales sean inter cambiables, sino que las razones en torno a cada una se puedan deducir F-) científicamente de sí mismas. Rae parte de que la desproporción existe en donde T; es la parte decimal de los votos de un partido. Respecto de la fragmentación, habría que señalar que los sistemas de ambas fórmulas. Para la mayoritaria se muestra en que los partidos partidos quedarían pequeños pueden obtener fruto de la igualdad de los partidos grandes. ubicados en un continuum que iria desde la concentración (no fragmenta- Ello sin contar con que la mayoría relativa en circunscripción uninominal ción) hasta la fragmentación infinita, esto es: ofrece una desproporción aún mayor que se revela en la desigualdad de proporciones cúbicas que genera, permitiendo ganar la mayoría de los Sistema de Partido Unico Tripartidismo Mnltipartidismo Bipartidismo escaños con menos de la mitad de los votos (RAE, D., 1993; 39ss.). En Partidos Extremo contraste, la representación proporcional es menos desproporcionada, ya que cada escaño presenta un coste constante Fragmentación Ninguna Intermedia Máxima C 5) El cambio medio de las proporciones de votos Cp Aello habría que No obstante que la mayoría relativa genere mayor desproporción que agregar, para convertir estas variables del nivel de sistemas de partidos a la mayoría absoluta -cuya desproporción es media-queda claro que, de los grupos parlamentarios, otra que es 6) Mínima mayoria parlamen- aunque la representación proporcional presente mayor proporcionalidad, taria MmD (RAE, D., 1971; 60ss.). ésta a pesar de todo está condicionada tanto por la magnitud de la cir- Confrontando estos resultados, Rae concluye que una buena parte de cunscripción como por la fórmula electoral usada, en cuanto que la pro- las mayorías son manufacturadas, esto es, mayorías artificiales que porción de escaños asignados puede quebrar la igualdad respecto del por- dependen de la relación entre la fórmula electoral y la magnitud de la cir el sistema de centaje de votos logrados, por lo que Pr, #Pr, (RAE, D., 1993; 40) cunscripción y que son fácilmente manufacturadas por Así no podemos desconocer, según Rae, que el método D'Hondt para mayoría relativa, pero también por la representación proporcional, por Así, contando lograr un escaño exige un voto mínimo, que está en función de la magni- ejemplo por el método D'Hondt (RAE, D., 1971; 74ss.). tud de la circunscripción y del nivel de fragmentación que presente el sis- que la representación proporcional, hasta magnitudes de 20 escaños, pre insignificante y tema de partidos, esto es, el número de competidores efectivos. A dife- Senta un aumento progresivo de la proporcionalidad pero Rae que de aplastamiento, señala que por encima de 20 genera un efecto incrementa en razón decrecien- Emplearemos en general V para indicar el número de votos y E para indicar el núme- a proporcionalidad de los resultados se ro de escaños de una circunscripción. Te al incremento las magnitudes de las circunscripciones». 237 236 tiene que basarse en sus La conclusión global a la que llega Rae es que: 1) la representación eneralizaci peculiaridades rico-esenciales que responden a la tradición de cada y en las fracturas proporcional es menos desproporcional que los sistemas mayoritarios,v ROKKAN, S., 1982; 227), dándose los casos de que unos han Estado-nación 2) que el sistema mayoritario a dos vueltas genera una tendencia favora. tenido (ROK. electoral-partidistaseestables a lo ble a menor niúmero de partidos grandes, lo que no armoniza con Ia temas ele largo de su evolución y otros sis- sidoinestables. El recurso a las variaciones de sus sistemas han noción de multipartidismo, según la había concebido Duverger (RAE, D. ele que han creado distintos procesos sistémico-partid 1971; 109ss.). sólo sepuede achacar, por tanto, a la ofreciendo cam- La obra de S. Rokkan, publicada globalmente en 1970, avanza un bios desiguales, necesidad de tener paso más en torno al influjo mutuo de los sistemas clectorales y de parti presentes sus fracturas histórico-esenciales. es que los sistemas electorales La conclusi y partidistas no dos, pues éste es reinterpretado de modo muy interesante (ROKKAN, S. cambian in vacuo, sino que responden a razones de transformaciones histórico-cul. 1982). Visto que el contraste entre el principio mayoritario y el propor- sobre los cional era menos rígido del que se había supuesto, es obvio entonces rales que inciden tura procesos de legitimidad (ROKKAN, S. que de modo que la posibilidad de contemplarlos en su la indagación de las razones que expliquen sistemas de partidos 1982; 231ss.), diferen torna necesaria. com tes no puede ya basarse exclusivamente en las fórmulas electorales plejidad se En un artículo publicado en 1982, W. Riker asume esta complejidad al (ROKKAN, S., 1982; 231ss.). Habría que fundarlas en otros parámetros, que se diseñan con el mode. lantear críticamente replar las proposiciones de Duverger (RIKER, W. 1982). Aclarando que la última de las proposiciones de Duverger no fue lo topológico-tipológico, planteado por Rokkan. Este, construido ad hoc ectablecida por él stricto sensu-varios autores, entre ellos Stuart Mill, para el análisis específico de las democracias occidentales, nos permite la habían reconocido antes- y admitiendo la endeblez de la propuesta de captar que éstas, cuando se las contempla extermamente, dan una imagen 1. Grumm (1958) acerca de la primera proposición duvergeriana (la repre- de uniformidad que no se compadece con las fracturas histórico-esencia sentación proporcional no causa Sistemas multipartidistas, sino que éstos les (cleavages) que ofrece su transfondo. La ocultación de estas fracturas causan aquélla), Riker argumenta contra Duverger a partir de constatar históricas tras el continuum derecha-izquierda o cualquier otro que impi- da su explicitación es una distorsión inaceptable. Para comprender el contraejemplos (RIKER, W., 1982; 758). mutuo influjo entre los aspectos electorales y partidistas hay que tener Estos contraejemplos se cifran así: 1) Australia, con un sistema de presente este hinterland occidental. La opción entre un método electoral voto alternativo-que puede ser concebido como una forma rudimenta u otro no se da por azar, sino que responde a tales fracturas de los Estados ria del sistema Hare, que, como vimos, fue propuesto por Stuart Mill para nacionales. Estas fracturas explican por qué unos Estados optan por uno neutralizar la inequidad del sistema mayoritario británico- tiene un u otro y presentan sistemas de partidos más o menos fragmentados, como número máximo de tres partidos en los que se ha estabilizado; 2) Austria, se intenta reflejar, de modo muy sintético, con el cuadro siguiente: que desde 1945 ha conservado con representación proporcional un siste ma bipartidista; 3) Alemania-aceptando que no es un buen contraejem Movimientos Obreros Unidos Movimientos Obreros Divididos plo- mantiene con representación proporcional un sistema bipartidista Consolidación antigua Independencia tardía, unificación imperfecto;y 4) Irlanda que, usando advierte un decrecimiento el VUT, Pequeños Grandes Pequeños Grandes del número de partidos desde siete partidos y catorce agrupaciones pendientes en 1927 a tres partidos, uno de ellos muy pequeño y una agn inde Noruega (1920). Dinamarca, elecciones Protestantes Suecia Gran Bretaiña Finlandia, Islandia pación independiente en 1969, lo que se ha reproducido en las de 1973 y 1977 (RIKER, W., 1982; 758-9). 2.° Reich Holanda, Suiza un modo proba- ASi las proposiciones de Duverger pueden tener sólo tos Alianza Iglesia-Estado Ruptura Iglesia-Estado bilista no determinista. Según Rae, el éxito de un tercer partido no es con británico, ni suñ- dición necesaria, como atestigua el partido laborista Austria, Bélgica Francia, Católicos Luxemburgo, Italia, testimonia el caso de Irlanda España Ciente de la representación proporcional, como además, dice Riker, los Austria con un bipartidismo. A esto se añadirían usando sistemas Así, la evolución histórica de cada Estado-nación es esencial para Canadá e India, ya que Ontraejemplos que constituyen La estrictamente bipartidistas. comprender los elementos decisivos de su situación actual y toda posible ue mayoría relativa producen sistemas no 239 238 excepción de Canadá se revela en que el tercero de los partidos naciona. Así, estas caracteristicas nos revelan un problema metodológico les es uno de los dos partidos locales, mientras que la de India es que tener presente cuando se opera en un terreno tan lábil que un hay que como es el partido resulta siempre ganador en una contienda electoral con cuales. ámbito sistémico-interrelae elacional entre elecciones 0R4: y 7-8). FEn este sentido Sartori, acogiéndose a partidos (SARTORI, quiera otros partidos, denominado vencedor de Condorcet, como ocurid G., 1984; que Duverger cuen- criteri, plantea la cuestión de que el con el Patido del Congreso en la década de los cincuenta del siglo xx ta senza se pueda delim bipartidismo no es sólo a partir del mero formato (dos partidos),algosinoa que (RIKER, W., 1982; 760-1). Dos años después, en 1984, elabora G. Sartori una respuesta a Riker ravés también mecánica, esto es, cuando: 1) existe un de su La importancia del escrito de Sartori se revela en el hecho de donde los partidos ominan sobre los demás, 2) cuando tiempo que replan- extenso la ayoría absoluta de ambos tea metodológicamente la relación entre sistemas electorales y sistemas artidos compiten por escaños y existe una en el oder, y 3) cuando de partidos (SARTORI, G., 1984; 5). xpectativa de 'ternancia gobierna un solo par- El análisis de Sartori quiere mostrar que las conclusiones de Riker en do Pues lo característico del bipartidismo es justamente que rechaza las naliciones. Todo esto es lo que permite identificar Inglaterra con la REA poco alteran la forma de enfocar aquella relación. Concebir éstas en forma probabilista, en lugar de determinista, no aclara el transfondo tripartidista), Australia (tetrapartidista, con sistema de voto alternativo). metódico-científico sobre el que se está construyendo el problema. Que el Nueva Zelanda (tripartidista), Canadá (tetra e, incluso, pentapartidista) Austria (bipartidista en el formato, pero con sistema proporcional)ysin probabilismo le sirva a Riker para justificar casuísticamente sus excep- ciones tampoco resulta verosímil, porque se está operando con una orien- contar los casos de Malta, EE.UU., India (con sistema de mayoría relati- tación nomotética que es, dice Sartori, algo que hay que explicar más va y distrito uninominal, que no es bipartidista), etc. (SARTORI,G. que algo ya explicado (SARTORI, G., 1984; 7-9). Aclarar esto es csencial. 1984; 21). Una ley no es una universalización, sino una generalización que abarca Todos estos casos nos ponen ante el hecho de que el sistema mayori una regularidad. Por ende, una ley así definida tiene que implicar la tario es reductivo, pero sin que implique por reacción que el sistema pro- excepción y no es posible tomarla como muestra de invalidación de la Dorcional sea multiplicativo, como se puede inferir aparentemente. Pues propia ley. Si hiciéramos esto estaríamos abocados a construir las leyes la proporcionalidad hay que ajustarla a las necesidades, lo que se hace como hipótesis, rebajando su valor, ya que las mismas leyes no serían acorde con los siguientes supuestos: 1) de la prima de la mayoría, 2) de sino meras excepciones, en el caso de que se salvara alguna de su falsa- los umbrales excluyentes, 3) de los pequeños distritos y 4) de las fórmu- ción permanente, al no operar con el principio de verificación que justifi- las electorales, generando así un innegable efecto reductivo (SARTORI, ca el fundamento de la ley. La validez de una ley no puede ponerse en G., 1984; 27). entredicho sólo por una excepción. Pues una excepción no hace sino con- De este modo, Sartori especifica la interrelación entre sistemas elec- firmar su regularidad implícita, salvo que la ley no esté bien fundada o la torales y de partidos (contados como mecdnica bipartidista, pluralismo moderado y pluralismo polarizado) en unas reglas que le permiten cons- excepción sea ficticia (SARTORI, G., 1984; 11ss.). El argumento que ilustra este planteamiento se pone de relieve, según truir una leyes refiriendo aquella interrelación en base a los siguientes Sartori, en el hecho de que Rae establece que bipartidismo se da allí donde supuestos: el primer partido tiene menos del 70% de los escaños, detentando en con- 1) Dadas la estructuración sistémica y la dispersión inter-circuns sistema unino- junto los dos partidos mayores no menos del 90% de escaños. Empero en cripcional (como condiciones necesarias conjuntas), un 1.1) Al. el caso de las elecciones alemanas de 1980, donde los partidos mayores minal causa (es condición suficiente de) un formato bipartidista. es Ternativanmente, una estructuración sistémica particularmente fjuerte logran un 89,4% de escaños, /es válido admitir su integración dentro del de formato bipartidismo o por el contrario nos encontramos con una excepción que por si sola condición necesaria y sustitutivamente suficiente no una disper altera semejante definición? Arreglamos esta paradoja rebajando, como bipartidista. 2) Dada una estructuración sistémica, pero condicion los StOn inter-circunscripcional, un sistema uninominal causa (es propone M. Weiner, el límite a un nivel de obtención del 80% de Suyficiente de) la eliminación de los partidos infra-mayoritarnos, pero 10 escaños de los dos partidos mayores? /No es igual, metodológicamente tanto partidos añadidos por mas rele hablando, el ejemplo de Riker acerca del Partido del Congreso en la India puede eliminar y pues consiente, 3) Dada una supra-mayoritarias. concebido como vencedor de Condorcet, cuando ex contrario podríamos t e s que sean las concentraciones proportiona de representación hablar del partido liberal inglés como un perdedor de Condorcet? Cración sistémica, los sistemas 241 240 la segunda uelta los candidato consiguen efectos reductivos causados (a titulo de condición suficientel ntan a SCnta en 1967 12,5 que orepasen el umbral (5% de su no-proporcionalidad. Por 1anto, a mayor tmpuridad de la en 1958, 10% y desde 1976) y es electo propor. ndose en mayoría relativa- dánd« general quien obtienela la cionalidad, tanto más alto es el costo de acceso para los partidos meno. andidatos a una segunda en contienda dual. Así, la vuelta una reducción res y tanto más sensible el efecto reductivo. Por el contrario, de los doble vuelta impuridad tanto más débil el efecto reductivo. a 3.1) Altenativamente, menor ferencia grupal del espacio competitivo, ya que si éste es pre prima la estructuración sistémica particularmente fuerte es por sí sola una transferend de votos, desalienta el continuo, al per- condición mitir la blocados los xtremos del en discontinuo porque penaliza necesaria y sustitutivamente suficiente para mantener cualquier los partidos espacio competitivo (SAR formato a partidista pre-existente a la introducción del proporcionalismo. 4) En TORI, G., 1984; 33ss.). ausencia de estructuración sistémica y dada una representación propor- canálisis de Sartori tiene como objetivo principal descifrar el labe cional pura (o similar) que se traduce en iguales costes de la interrela sistémica electoral y entrada, los rinto que partidista plantea en nues- partidos son libres de devenir tantos cuanto consienta el cociente. tra época actual. En función de estas leyes, Sartori los Estas ecisiones nos llevan al análisis verifica casos: 1) EE.UU. V que hace D. Nohlen (1984), Nueva Zelanda. 1.1) Austria. 2) Inglaterra, Canadá y Australia, que tam- uien dice que el tratamiento que realiza de la se problemática electoral bién caen bajo el caso 1), si se observa desde la mecánica, Sudáfrica, con esarrolla según la interpretación que se hace de cada método electo- sufragio universal, cae en el caso 2). 3) Grecia, Alemania, a Dartir del método opuesto, esto es, que los efectos Turquía (por del sistema de cláusulas de exclusión); Irlanda y Japón (por la impuridad representación proporcional resaltan más cuando las deficiencias se otean circunscrip- cional). 3.1) Bélgica, que también cae en el caso 3) (SARTORI, G., 1984, desde la óptica del sistema mayoritario que por sí mismo, y viceversa. 31ss.). Tal limitación impide establecer una genuina valoración tanto del sis- Sobre esta base, delimita (SARTORI, G., 1984; 33), tema electoral como del sistema de partidos, provocando una alteración siguiendo a Duverger, dos leyes tendenciales, a saber: de las funciones que cumplen ambos. Y esta alteración se percibe espe 1) El sistema uninominal facilita (es condición que facilita) un forma- cialmente cuando se da la impresión de que las estructuras electorales y to bipartidista e, inversamente, obstaculiza (es condición que obstaculiza) partidistas son objetos susceptibles de manipulación cuando esto es sólo el multipartidismo. 2) Los sistemas proporcionales facilitan el multiparti- una derivación deducida de las deficiencias que puede presentar cualquier dismo. método electoral o/y partidista; deficiencias que se adhieren al objetivo Para completar la crítica a Duverger resta sólo el problema del siste- principal cuando se quiere construir una estructura electoral específica ma mayoritario a dos vueltas o ballotage. Este, según Sartori, no es iden- que origine una estructura sistémico-partidista también concreta (NOH- tificable ni al voto único transferible (Irlanda)-que es es una variante LEN, D., 1984; 11ss.). del proporcionalismo ni al voto alternativo (Australia)-que es la Por ende, no es posible, dice Nohlen, seguir a Sartori cuando califica variante más radical del sistema mayoritario- Queda sólo tratarlo en su como fuertes o/y débiles los sistemas electorales, pues tal clasificación concreción, pues es aplicable tanto a colegios uninominales como pluri depende del finque se quiera conseguir. Y éste no es separable en modo nominales y tanto con mayoría absoluta como relativa, y esto sin contar alguno de los objetivos democráticos que envuelven todo proceso políi- que la segunda vuclta puede llegar a ser incluso una reiteración de la pri- co; objetivos que no pueden ser meramente manufacturados, como a mera, si no se ponen límites como el de que pasan sólo los dos candida- veces se pretende dar a entender. Teniendo en cuenta esto, el principio de tos más votados (mayoría restringida o runoff). representación queda circunscrito a dos vectores políticos: El caso objeto de examen es el de la Francia de laV República-tras REPRESENTACION SOCIALPROPORCIONAL abandonar el proporcionalismo de la IV República (1945-1958)- en la REPRESENTACION FUNCIONALPOLITICA elección popular directa para la Presidencia de la República (desde 1962) Representación proporcional donde sólo se admiten para la segunda vuelta a los dos candidatos más Sistemas mayoritanios votados, toda vez que ningún candidato haya logrado la mayoría absolu- Principio de repesentacióin Fórmula de decisión ta en la primera vuelta-y para las elecciones a la Asamblea Nacional Gobiermos pasidles de coalicióa. Reflejo distnibutivo -donde se utiliza el colegio uninominal y donde es elegido quien consi- Gobiemos mayontarios, basados en de la obtención de votos gue la mayoría absoluta en la minoría de votos primera vuelta;en caso contrario, se pre 243 242 MODELO WESTMINSTER Es claro que la elección de un principio de representación, en lugar de MODELO CONSOCIAT uno de fórmula de decisión, hace fuerte al método de representación de Poder ejecutivo: gabinetes pro. I. Concentración y estricta mayoría 1. Paricipación en el Poder Ejecutivo porcional, y viceversa. Pues los sistemas electorales no son obicto d de un solo partido grandes coaliciones mera manipulación, como ocurre, segun Nohlen, con el de del Gabinete representa- 2. Fusión de poderes y dominio 2. Separación formal e informal ción proporcional personalizada alemán que se interpreta según def las 3- Bicameralismo asimétrico 3. de poderes ciencias que tienen los países que operan con el sistema mayoritario. Bicameralismo equilibrado y No de la minoría representación hay que olvidar que el sistema electoral alemán es esencialmente pro 4. Bipartidismo porcional, ya que el primer voto (Erststimme) se contabiliza después del 4. Sistemas pluripartidistas segundo voto (Zweitstimme), que es el de lista y que es el decisivo para Sistema de partidos unidimensional 5. Sistema de la atribución de los 656 escaños del Bundestag 5. partido multidimensional según el método electoral de mayoría relativa Niemeyer, sin contar los mandatos excedentes (Uberhangmandate) en 6. Sistema 6. Representación proporcional número normalmente reducido (NOHLEN, D., 1984; 16ss.). Así unitario y centralizado 7. no se 7. Gobierno Descentralización y federalismo temitorial puede decir que el sistema alemán no sea proporcional porque admite y no-territorial distritos uninominales en la atribución de escaños ni que sea cional por la cláusula de exclusión (Sperrklausel) del 5% de los despropor- 8. Constitución no-escrita y soberanía 8. Constitución escritay veto de la minoría votos parlamentaria válidos emitidos a nivel federal que han de obtener los partidos o los Democracia exclusivamente representativa escaños directos en al menos 3 distritos que han de lograr los 9. candidatos, ya que dice Nohlen: «esta barrera sirve como equivalente funcional a la falta de división del país en circunscripciones». La herencia proporcio- tanto a nivel electoral como partidista, existentes en la actualidad (LLIp nalista de Weimar hace que la Alemania actual no tenga que HART, A., 1987; 46ss.). despojarse de ella y el carácter mixto que se le atribuye es una consideración ine- Advertimos así que tales distinciones responden a genuinas realidades xacta, que desvirtúa el propósito de enfatizar el principio de y no a factores derivados de una mera ingeniería electoral. No sólo el sis- representa- ción acorde con aquella herencia, como lo es, en mayor medida, el de tema electoral, sino también el sistema de partidos de cada país, se ajus- representación política/proporcional sobre el de la funcional/social ta a unas especificidades que han de contemplarse a la vez en su aspecto (NOHLEN, D., 1984; 19, 25ss.). generalizador. Por tanto, también las dimensiones sociales globales de En la década de los setenta algunos politólogos se plantean la necesi cada país deben ser abarcadas en una perspectiva general, que no excluya dad de construir un modelo que recoja las características más notorias de las peculiaridades, lo que es recogido por Lijphart en su evaluación de las los países eurocontinentales a diferencia de los anglosajones. Esto se dimensiones políticas sistémico-partidistas de los países analizados pos- refuerza porque la prevalencia de los sistemas electorales y partidistas res- teriores a 1945, que son cifradas de este modo: 1. Socio-económica, 2 ponde a procesos complejos arraigados en la tradición histórico-política. Religiosa, 3. Etnico-cultural, 4. Urbano-rural, 5. Apoyo al régimen, 6. Es por esto por lo que construye A. Lijphart-cuya obra es de 1984 Política exterior y 7. Postmaterialismo. Es obvio que estas dimensiones el modelo Consociativo, que recoge los caracteres de la realidad euro- ofrecen un espectro más amplio que el del mero continuuam derecha- continental en contraste con el modelo Westminster que describe el uni- izquierda que, si puede resultar funcional en sociedades homogéneas, no verso anglosajón (LJPHART, A., 1987). La contraposición de ambos lo es para explicar las sociedades heterogéneas. La evaluación hecha por modelos resulta muy fructífera porque permite discernir las raíces y las LJphart acerca de la incidencia real de estas dimensiones, con leves mat virtudes de cada uno más allá de sus limitaciones, reflejando una diferen- Ces, resulta decreciente el mismo orden en que están recogidas. justo en ciación que hay que advertir en toda su magnitud (LIJPHART, A., 1986; incisivas puedan ser significa que las dimensiones menos pero ello no 22-50), y que se muestra en el cuadro de la siguiente página. la realidad sistémico refractadas hasta soslayarlas, ya que ello desvirtúa Estas dicotomías, inferidas por Lijphart en función de realidades, se clectoral-partidista (LIJPHART, A., 1987, 143.) basan en el Reino Unido y Nueva Zelanda (modelo Westminster) y damos por tinall- AS1, con este marco global elaborado por Lijphart, Belgica y Suiza (modelo Consociativo), sin omitir modelos intermedios, a los problemas generales de como EE.UU. por ejemplo, dando coherencia con ellos a las diferencias, Cado el análisis de las teorías y pasamos influjo entre elecciones y partüidos. 245 244 III. INFLUJO en sociedade DE LOS SiSTEMAS ELECTORALES EN LOs SiSTEMAS DE PARTIDos la opción norma sistémico-partidist omogéneas ypres o una fragmen- ación muy pequeña a niveles Este influjo se produce por múltiples variables, de las que destacamos (BLAIS, A., 1991; 243). parlamentartarios cuatro: las fórmulas electorales, la magnitud de las circunscripciones, los A diferencia suya, cl principio proporcional umbrales y la volatilidad. ión de los votos enidos por cada distribuye los escaños lista de partido. Para Se admite que las fórmulas electorales dos métodos, a saber: elmétodo de ello se e pueden ser reducidas en gene- blecen divisor ral a dos principios: el mayoritario y el proporcional. Así vamos a mayor) yel método de cuota (que implica (que el métod incorpora la media expo- los restos ner las fórmulas clectorales que resultan más operativas desde la su aplicación efectiva que recogemos en el cuadro siguiente: óptica de ART, A., 1990). El primero fuedesarrollado en mayores) (LLUP enta del siglo XIX, tanto por el matemáticO suizo Europa los años och en como por el belga emático ictor d'Hondt. No Hagenbach-Bischoff MAYORITARI05 SEMI-PROPORCIONALES PROPORCIONALES obstante, este método -Mayorfa absoluta -Voto limitado ya en EE.UU. principios siglo e r a conocido los a del xix como método -Mayorfa rclativa -Mayorfa a 2 vuclta -Voto único no-transferible (VUNT) Divisores Cuotas fo emple0 fferson, cuyo alcanzó una cierta relevancia. El método del divi (ballotage) -Voto único transferible sor se basa en series numericas que adjudican los escaños en función de -Mayorfa restringida (runof) (VUT) Mcdia mayor Restos mayores -Voto altemativo -D'Hondt -Harc la distribución respectiva de votos y que reflejamos del modo siguiente: -Sainte-Laguë -Droop -Sainte-Laguë (modi-ficada) -Impcriali Danesa Fórmulas proporcionales de divisor Imperiali (reforzada) Series D'Hondt Los sistemas mayoritarios 1-2-3-4-5-6-7 adjudican el escaño-y es vencedor-a quien Sainte-Lague 1-3-5-7-9-11 consigue más votos que sus adversarios. Este es el método de mayoría Sainte-Laguë (modificada) 1,4-3-5-7-9-11 relativa (vigente en el Reino Unido, EE.UU., Canadá, Nueva Zelanda, Danesa 1-4-7-10-13 India, etc.) y se diferencia del de mayoría absoluta en que éste alcanzar la mitad más uno de los votos (50%+1). Este límite exige la elección por el colegio electoral del Presidente de los (vigente en De acuerdo con estas fórmulas de divisores, vamos a plantear un EE.UU.) se ejemplo en relación con las dos primeras. A este fin, hay que decir que emplea también para el método mayoritario a dos vueltas, cuando es el efecto para las dos fórmulas restantes: Sainte-Laguë (modificada) logrado en la primera vuelta por algún candidato que resulta elegido, Danesa es respectivamente análogo, debido a la limitación del propio como sucede en las elecciones de la V República francesa. Asimismo se ejemplo. El ejemplo se establece sobre 5 partidos (A. B, C. Dy E) en utiliza en el método del voto alternativo, que rige en Australia para elegir una circunscripción en la que existen 10 escaños en disputa, que se indi- alos representantes de la Cámara federal, donde es vencedor el candida- can entre paréntesis por orden de adjudicación, con un total de 300.000 to que alcanza la mayoría absoluta de las primeras preferencias y donde, votos: en caso contrario, se procede a eliminar al candidato con menor cantidad de primeras preferencias, transfiriendo en una segunda fase las preferen- Partidos Divisores de D'Hondt Divisores de Sainte-Laguë cias otorgadas en las que el descartado figuraba en primer nivel, repitién- dose sucesivamente hasta que aparece el ganador. El voto alternativo se A 110.000 (1)| S55.000(4) 36.666(6) 27.500 110.000(1)36.666 22000 (7) 4) denomina también voto preferencial y se concibe como un perfecciona- miento de la mayoría restringida (majority-runoff-método utilizado en B 20.000 S0.000(2)26.66 16.000(10) 80.000 (2) 40.000 (5) 26.666 (10)| algunas elecciones estadounidenses- que se caracteriza porque sólo pasan a la segunda vuelta los dos candidatos más votados y no los candi- 20.000 12.000 datos que traspasan algún umbral, como el del 12,5% en la primera vuel- C 60.000 (3) 30.000 (8) 20.000 15.000 60000 (3) 9) ta en Francia. 10.000 6.000 30.000(5) La fórmula mayoritaria se caracteriza en general por facilitar Gobier- 7.500 30.000(7) 15.000 10.000 4000 nos monocolores mayoritarios, implicando así un bipartidismo, a veces 20000 (S) 6666 E 20.000 10.000 6.666 5.000 imperfecto, que da consolidación al proceso de decision-makers, siendo 247 246 en una unidad respecto de los Como se ve, las secuencias son 4-3-2-1 (D'Hondt) y 3-3-2-1.1 menor escañios que (Sainte-Laguë), resultando la primera mas favorable a los partidos mayo- mien eel yoto limitado es también un voto an de adjudicar, res que la segunda, cuyo fin es dar representación a los partidos pequeRos en varia unidades. A múltiple, diferencia suya, el voto único pero reducible (LIJPHART, A. 1990). opera razón a que los votoS emitidos se hacen transferible (VUT) atribuciónse hace en función de por candidatos y no Por lo que afecta al método de cuotas, al ser los escafños listas y la la cuota por mayores aue Droop. Esto le hace 1, tenemos que E>1: por ende, las cuotas se establecerán conforme menos oroporcional que el de los restos mayores, pero más que el a ndt, pues fuerza a que los partidos mayores no presenten demasia- E dos andidatos, ya que, aun ntando con que sus votantes t o s en los mismos, pueden n0 salir concentren sus voto elegidos, mientras que los partidos Así se configura la cuota Hare. La cuota Droop, por el contrario, se pequeños, presentando sólo un candidato, por la concentración de establece incrementando en una unidad los escaños, a saber: votos pueden conseguir el escaño (CUPHARIT, A., 1990; GROFMAN, LIJPHART, A., 1986; 289ss.). B. v V E+1 De este modo y en lineas generales, estamos ante dos principios: el mayoritario y el proporcional, sin omitir sus matices. Examinar estos A diferencia suya, la cuota Imperiali, y a fortiori la Imperiali reforza- métodos en los distintos países nos permitirá comprender sus da, aumenta en dos o en tres unidades respectivamente el aspectos denominador, más relevantes, reflejam0s en el cuadro siguiente: como según V FORMULA ELECTORAL PAISES SISTEMA DE PARTIDOS E+2 E+3 Mayoría relativa Reino Unido La cuota Hare se usa con los restos mayores, mientras Bipartidismo que la cuota Estados Unidos de América Bipartidismo Droop se usa para el voto único transferible (VUT). Ambas son, en prin- Canadá Multipartidismo Nueva Zelanda cipio, más ventajosas para la obtención de escaño a los partidos menores. Bipartidismo En contraste, la cuota Imperiali, igual que el D'Hondt, son más favorables Mayoría a 2 vueltas Francia Multipartidismo a los Mayoría restringida (runoff) Estados Unidos de América partidos mayores. Sin embargo, estas tendencias ventajosas sólo lo Bipartidismo son formaliter, ya que, dependiendo de la magnitud de los distritos así Voto alternativo Australia Bipartidismno como de otros factores, se contrapesan netamente. La secuencia de adju- dicación de escaños si siguiéramos el método de los restos mayores (a Representación proporcional Niemeyer Alemania Bipartidismo Imperfecto saber: obtenido el cociente dey dividiendo por él los votos de cada par- D'Hondt Austria Bipartidismo tido, se sustraen de los votos totales aquellos que logran escaños, Bélgica Mulipartidiso cal España Multipartidismo culándose así los restos mayores a los que se les adjudica el escaño) o el Multipartidismo Holanda método Hamilton sería igual a la de Sainte-Laguë, mientras que la corres- Israel Mulüpartidismo Sainte-Laguë (modificada) Dinamarca Mulipartidismo pondiente a la cuota Imperiali sería igual a la de D'Hondt (GALLAG- Multipartidismo Noruega HER, M.. 1991; 35ss.). Finalmente, la media mayor-empleada Mulàpartidismo mente para regular Suecia Mulipartddismo adjudicar escaños sobrantes- se obtiene dividiendo el total Imperiali Italia (h. 1993) Multipartidisme de votos logrados por cada lista Mixto Italia (d. 1993) por los escaños conseguidos por cada una y atribuyendo el escaño a la lista que conserve mayor cantidad de votos. Multipartidismo Voto limitado Japón (h. 1947) Mulapartidismo En nuestro VUNT y mayoritario Japón (d. 1947) ejemplo,sobre el método D'Hondt y en el supuesto de un escaño sin adjudicar, habría Multipartidismo disputa en la asignación a los partidos Cy D, VUT Irlanda pues conservan un resto de 30.000 votos. que, obs no Los métodos de las excepciones semi-proporcionales distribuyen los escaños para que las Como se advierte, pendientemente el universo anglosajón minorías tengan posibilidad de obtenerlos. A tres métodos, distinción entre este fin, hay Son significativas, existe una indica claramente que la de los que el voto único soslayable y que no-transferible (VUNT) es un voto múltiple nental, que no es 249 248 opción por uno u otro sistema clectoral depende de complejidades Los casos de Japón (VUNT) y de Irlanda (VUT), socio políticas, que se reflejan en el ámbito sistémico-partidista y viceversa promedio de magnitud del los distritos, pero dado causa del corto a que E22, producen efec Como ya señaló Rae, la magnitud de las circunscripciones es un porcionales, generando nultipartidismo, iende a reducirse y en el japones no, noa pesar que, en el caso tos ele- de mento fundamental del mutuo influjo que el sistema clectoral puede tener y tiene sobre el sistema de paridos. En el caso del método mayoritario hablar deja de multipartidismoi tanto por el sistema mixto de ser un problema como parece más susceptible de manipulación que en el caso del método ncia de partidos preponderantes ROFMAN, B. y por la exis- porcional. La razón de esto radica en la posibilidad de pro 1986; 154ss. y 289ss.). LUPHART, A. modificar, para obtener la elección, el ámbito territorial o poblacional. A este fenómeno Rl caso alemán debermos contemplarlo aparte, dada se le conoce con la denominación de gerrymandering. Ahora de los 656 escaños realiza al 50% su complejidad, bien, el nrin. Laelección se cipio proporcional no deja de ser también susceptible de manipulación, lAsí se imputan 328 escanos por elección directa-en número igual nal. mayoritariolproporcio- allf donde la magnitud de distrito se efectúe sin tener cuenta la canti. el primer reparto se realiza en al de lista- pero conforme al Zweitstimme a las listas de los dad de población. Por esta causa, el bipartidismo puede ser consecuencia correspondiente Länder (16 distritos del resultado arrojado por el método de mayoría relativa en circunscrip- nara después pa segundo reparto a nivel federal proporcionales) realizar el descontándose ciones uninominales tanto como éstas lo son de aquél, ya que ambos entonces los escaños obtenidos por cada lista de Land. El reparto se hace ele- mentos refuerzan, a su vez, la eficacia de la ley del cubo. Por el nor el método del matematico alemân contrario, Niemeyer, que ejemplificamos el multipartidismosalvo excepciones es un efecto derivado sobre el upuesto anterior del siguiente modo: de la dis- tribución fotográfica de los escaños en función de los votos obtenidos por cada lista acorde con las magnitudes de distritos. Así si recordamos, como PARTIDO0 METODO NIEMEYER ESCAÑOS indicó Rae, que una magnitud superior a 20 escaños produce un efecto de aplastamiento de la proporcionalidad, podemos comprobar su consecuen- A 110.000 * 10: 300.000 cia. Para constatar la repercusión de estas observaciones, procedemos a 3,6 4 trazar el cuadro siguiente, que nos pemmite reflejar con claridad semejan- B 80.000* 10: 300.000 =2.6 te tendencia, atendiendo a las especificidades sobre las que se han cons- truido los sistemas electorales en los países democráticos: C 60.000* 10:300.000 2 ESCANOS PROMEDIO DE PAISES N.' DISTRTOS (CAMARA BAJA) DISTRITOs D 30.000* 10: 300.000 =1 Reino Unido 651 651 EE. UU. 435 435 E 20.000* 10: 300.000=0,6 Canadá 295 295 N. Zelanda 35 85 Francia 577 S77 Australia 148 148 Austria 183 20.33 E n 1993 se produce un cambio sustancial en el sistema clectoralitaiano. ya que se Bélgica 0 150 T.5 pasa a un sistema mixto, en el que la elección de los representantes de las dos Cmaras e España S2 350 6.73 el sistema proporcional eailza en función del 75% por el sistema mayoritario y el 25% por Holanda 1S0 50 según D'Hondt con distrito único. Por tanto, la proporción de eleción es de 72 dipuae's Israel 120 120 mayoritarios por circunscripción uninominal y de 158 por proporional. Dinamarca [SL(m)] 179 10.52 NoS imitamos a dar las cifras funcionales para calcular proporcionahdad. la pero as Ciras no son verosímiles si no se tiene en cuenta la especificidad sistema eteutora Noruega (SL(m)] 19 157 8.26 del Suecia [SLm)] 28 349 12.46 Japones que se desglosa de la siguiente forma: 300 diputados son electos por et Sse Italia (h.93) 32 630 19.68 ontar0 conforme con distritos uninominales; a ello hay que agregar que p se divide ei pais por c se Italia (&. 93 158 158 Cgidos por cada uno de los doce bloques regionales que restantes que se eugen en Japón S12 N, que es usado también para elegir a los 200 diputados de 3 candidaros, que 53 3,77 o plurinominales de un mínimo de y 3 un máximo 200 (VUNT arroian por pines Irlanda con un valor promedto oe .ll * 4 166 4.04 r aproximación, una media de 53 distritos, en el dan un número global de dipuiados cuadro y que, por tanto, S 251 250 de estos umbrales, hay umbrales Como se ve, la secuencia es igual a la de D'Hondt, por lo que tiend Al margen eficacia práctica: por ejemplo, la citada Sperrklaus ales legale que en algún caso a asimilarse el método Niemeyer con el del matemático belga; pero esto sf tienen En otros, comno la barrera del 3% en España, sólo es alemana. es incierto, ya que tampoco excluye la otra secuencia, dada la distribución matemáticamente cxacta que incorpora el método Niemeyer. Por consi cunscripciones Madrid y de Barcelona, pues en funcional para las cir las demás el efectivo, conforme: hecho de que pequeñas umbral guiente, al contar después los escaños directos puede darse el caso de que magnitudes generan altos un partido haya logrado con los primeros votos (Erststimme) unos brales para los partidos pequeños, infiere que la magnitud de circuns- ino el reverso de un posible umbral escaños excedentes (Uberhangmandate) que le son estrictamente respe. legal (VALLES, J. M. 1986; 12). Por tanto, la limitación de la tados. Teniendo en cuenta esto, no se puede decir que el sistema alemán sea radicalmente mixto cuando el elemento decisorio resulta el electoral el crecimiento de las magnitudes de desproporcionalidad los distritos actúe pasa porque método proporcional (NOHLEN, D., 1984). proporcional (LIJPH. A., 1994; 25). equilibrando la Los umbrales son los márgenes por los que los partidos encuentran la La volatilidad electoral es un aspecto relativamente nuevo del análisis posibilidad de acceder al reparto de escaños. Para ello, Rokkan definió el lectoral, pero básico para su investigacion. La razón de ello es que cons- umbral de inclusión o de representación, que se establece del siguiente tata el influjo que, a niveles sistemicos, generan los aspectos electorales modo: V-1 cnhre los partidistas, ya que volatilidad son «los cambios electorales agregados netos que se proaucen en un Sistema de partidos entre dor e+n-1 olecciones sucesivas y que se deben a tansferencias individuales del siendo e los escaños yn el número de partidos" (ROKKAN, S., 1982: voto» (MONTERO, J. R., 1992; 283). Así hay que diferenciar entre vola- 247). Ahora bien, este umbral, que nos indica el porcentaje de votos que. tilidad y swing, en cuanto este último, asociado como está al fenómeno en condiciones más ventajosas, permite a un partido alcanzar su primer hinartidista, indica transferencia de voto orientado según una proyección escaño en un distrito, resulta insuficiente en la medida en que no es gene Dendular, mientras que la volatilidad se refiere a sistemas multipartidistas, ralizable a todos los sistema electorales. Por eso, otros autores han hecho donde la transferencia del voto se realiza de modo más proteico y com- una nueva delimitación distinguiendo, de un lado, el umbral de inclusión plejo. Por su implícito nivel de incertidumbre, la volatilidad es también o de representación, cuya ecuación es: significativa para ponderar la funcionalidad del cambio que va desde los partidos de integración, más conexos a través de la identificación part- dista, hasta los partidos acaparadores (catch-all party), caracterizados e+n-1 como maximizadores de votos, y para los que la volatilidad constituye un y, de otro, el umbral de exclusión, que es: eje básico. Atendiendo a esto, hay que decir que bajos niveles de volatili- dad resultan simétricos con estabilización de las preferencias de voto, mientras que el caso opuesto no supone por el contrario inestabilidad, e+T Este nos describe, por contraste, el porcentaje de votos que en las con- que es la cantidad, siguiendo el ejemplo, en torno a la cual no es posible obtener escaño, diciones más desventajosas puede ser insuficiente para que un partido esto es, que si partido ganase un escaño con esta cifra obtendrna una prima derivada de las alcance su primer escaño' (COX, G. W., 1991; 126). condiciones más ventajosas. Mientrás que el umbral de exclusión, extraido su porcentaje, queda en 27.000, que es la cantidad que permite alcanzar un escaño en las condiciones menos favorables. No obstante, la complejidad de la delimitación de los umbrales, establecida en base a 'Como es obvio al efectuar cálculos de la fórmula, la posibilidad de restar una unidad las variables de: a) porcentaje de votos, b) magnitud de distrito, y c) núnero de partido que al total de los votos resulta una magnitud despreciable, pero dejamos la fórmula tal como fue expresada. compiten, es manifiesta. Esto hace que su generalización no sea nada simple. yaque mo dos como Sainte-Laguë, Sainte-Laguë modificado y los Restos Mayores presenten tormu La definición de los umbrales operando según el método D'Hondt y remitiéndonos las de umbrales distintas de las del método D'Hondt. que aquí es imposibleeponer p por mera aproximación al ejemplo dado de distribución de escaños quedaría así: El umbral razones de espacio. A este respecto, hay que tener en cuenta que estos umbralesic de inclusión o de representación de Rokkan da la cantidad de 21.428 votos, la cual refleja, electoral de un pais, no muy cot resuitar, cuando se aplican en concreto a la vida Si Se advierte bien, un que no permite lograr escaño. Esta es la razón que obliga a número de manifiesto la existencia de umbrales empíricos que desmienicen cambiar la fórmula del umbral de representación, que, por ende, se establece a partir dc poniendo erosimilitud de las fórmulas allí donde se incorporen vaniables adicionales, COn extraer el porcentaje corespondiente de la cifra dada, de 21.000 votos y cuyo resultado es plo,puede ser el tamaño del parlamentoy la concentración de paDNCIO 252 253 pese a que refleje la realidad de las fracturas en su dimensión histórico. ejecutarse sobre una participac pueden nás o menos elevad nacional, como ocurrió con el caso de la volatilidad electoral agregada encuentaque ningún sistema político puede soportar, más allá teniendo de un tie que se produjo en las elecciones españolas entre 1979-1982, que con un dencial, un grado de ticipación excesivamente porcentaje del 42,3% 1legó a un nivel nunca alcanzado en los países euro- n un alto niv alto nivel de ciudadanos adscritos bajo-ya que esto la supone alta participa a condición de free- riders-yque.de pación tampoco se una peos, siendo el más próximo, el porcentaje de 41,9, alcanzado por Italia puede inferir unani- midad en l os intereses y anhelos de los cudadanos. Así en las elecciones de 1992-94, forzando en ambos casos un realineamien- podemos amplio;grado de participación entonces to del sistema de partidos (GUNTHER, R. y MONTERO, J. R., 1994 ercibir que cabe un política, como revela 473ss.). El cálculo de la volatilidad electoral agregada, denominada vola- iudadano que muestra entificación partidistay abstiene se causa de que su preterencia carece de probabilidad de éxito. ende votar a tilidad total, se establece con la siguiente fórmula: otro que no tiene identificación, pero que cumple con su con deber de snfante. Establecer una diferencia muy rigida entre participación activa y VT=il1 ZIPit-Pi(t+ 1) V asiva representa un roblema, pues salvo por dichos límites, es difícil pasi 2 decir cuándo la acción de un ciudadano es o deja de ser funcionai al siste en el que n es el número de partidos y Pi constituye el apoyo electoral ma político (MONTERO, J. R., 1994; 479ss.). La participación política se (sea en votos o porcentajes) del partido i en el tiempo (elecciones) sucesivo basa, a partir de esta amplia gama, en dos orientaciones, a saber: la deci- (-as) t y t+1. Asimismo, podemos computar el cálculo de volatilidad par- sional y la expresiva, en función de las cuales se articula el propio sistema tidista, que afecta a cada partido en concreto acorde con la diferencia de poltico. Sobre ambas se ejecuta la responsabilidad que contrae el ciuda- votos (o porcentajes) obtenidos en elecciones sucesivas. La volatilidad dano, en cuanto que de ellas dependen los canales-partidos, sindicatos además precisa, para que sea funcional, medirla también a nivel de blo movimientos sociales, etc.-que hacen funcionar al sistema político. ques (VB) e intra-bloques (VIB), acorde con segmentaciones como, por Como vimos, Rokkan enfatizó la importancia de las fracturas históri ejemplo, la del continuum derecha-izquierda. En este sentido, hay que co-esenciales para poder comprender el transfondo de los sistemas políti. señalar que «la volatilidad electoral agregada a nivel partidista, de blo- cos-partidistas. La tradición histórica de cada sistema político es una uni- que o de sistema es el único resultado de procesos complejos de compe dad que no puede desconocerse, pues sin el recurso a tales fracturas tencia electoral que los lideres partidistas, los militantesy los electores resultarían estos sistemas político-partidistas incomprensibles. Muy espe- perciben tangiblemente y sobre el cual, con mucha probabilidad, basan cialmente ocurre esto respecto de Europa, cuya tradición histórico-políti- su interpretación de la situación política y su elección. No hay que olvi- ca, no deja de tener gran influencia en la misma evolución de sus siste dar que obviamente son los fenómenos de volatilidad agregada los que mas poltico-partidistas (GUNTHER, R. y MONTERO, I. R, 194; influyen directamente los procesos gubernativos..., (BARTOLINI, S., 467ss.). Si bien el sistema político puede entenderse como la estructura 1986; 376). por la que discurre la actividad política en general, es claro que to histórico-particular del mismo no puede soslayarse sin grave ricsgo de el aspec sin contar con vaciarlo de contenido (ROKKAN, S., 1982; 131ss.). Esto de INCIDENCIA DE LOS SISTEMAS DE PARTIDOS EN LOS SISTEMAS ELECTORALES muchos sistemas políticos están atravesados por diversas tracturas N. que ds que ninguna puede ser colocada de modo prevalente, a pesar de que Inversamente al influjo del sistema electoral sobre el partidista, exa- niveles de prelación entre ellas, como planteo pucdan jerarquizarse la Lyphart respecto a las dimensiones políticas socio-economca con minamos aquí cuatro variables del sistema partidista que ejercen influjo como prevalrente sobre el electoral: la participación política, las fracturas históricas, las HART, A., 1987; 144). Pero ello no la determina ideologías y el número de partidos. involucran dimensiones con iguat Pue hay sistemas políticos que flamenco-valona en Bélgica, la racia El concepto de participación política se refiere a un proceso comple a y o r importancia, como la en jo. La participación política, en la sociedad de masas que implica el pro- Sudáfrica, la urbano-rural en Noruega, etc ceso del Estado-nación, se revela como el los sistemas partidistas influyen sobre a su vez el aspce eje de la ciudadanía. Los ciuda Oesto, estan enrectua danos, como miembros de un sistema político, asumen responsabilidaaes Ora ya que aquéllos, donde estas fracturas tan etectivo c o m o (ROKKAN, S., 1982; 47ss.). Estas, desde votar hasta formar Gobierno, d S e n e r a n d o un marco de representación 255 254 a la contienda clectoral dem sea posible. para que tales fracturas queden integradas dentro del co desciende bcrática, el número armazón sistémico-político. Así el principio de la representación proporcional se ce convierte en un elemento importante para el marco partidos sistémico- poln va que su mayor o menor magnitud retleja características esen- n impone de modo inexorable, pues la heterogeneidad social fuerza a que P o l de aquél, com0 Su homogeneida sus fórmulas las distintas fuerzas socio-políticas dispongan de la posibilidad de repre ciales electorales sentar sus intereses. bles, sus fracturas, etc. aplica- Así el número de partidos es una variable La formulación kirchheimeriana del partido acaparador, orientado una estimación adecua iundamental (SARTORI, G., 1980; ABREU,que precisa por la maximización de votos, plantea el problema de las ideologías con inusitada actualidad respecto a los partidos de integración, Para obtener ésta, ha sido creada una serie de propios de la índices que reve- lan la complejidad del proces0 de contar partidos. Estos var época anterior a la última postguera. En esta época, los partidos políticos constituían el armazón político de las ideologías, entendidas en el sentido dice de concentracion (aenominado Hi en honor a sus autores, O. de cosmovisiones que revelaban la profunda escisión entre dos clases rfindahl y A. Hirschman), construido entre 1945 y 1951 en torno a la sociales: la burguesía y el proletariado; escisión que reflejaba, de un de que los votantes elijan votar por el mismo lado, probabilidad valores límites de 1, si hay solo partido, con el temor inercial que la burguesía, dominada aún por los efectos de un partido, y de 0, si el número de su 4ac par- destrucción del Ancien Régime, mostraba respecto del surgimiento del tiende al infinito (MOLINAR, J., 1991; 1383ss.). A éste se agrega proletariado y, de otro, la profunda desconfianza de este último ante la el va citado índice de fraccionalizacion (denominado F por su autor D. concepción iracional que del capitalismo había desarrollado aquélla Rae) construido en 196/ sobre la probabilidad de que dos votantes opten (PASTOR, M., 1994; 3 1ss.). por partidos diferentes y que presenta valores límites de 0, si existe un Las consecuencias de las dos guerras mundiales, de la Revolución solo partido, y 1, si los partidos tienden al infinito. En este sentido, tene soviética y la profundización científica de la economía cristalizan a mos que F=1-HH. partir de la década de los sesenta del siglo actual, poniendo de relieve lo infun- Posteriornmente se desarrolla el índice del número efectivo de parridos dado de tales concepciones. La transformación kirchheimeriana (denominado N por sus autores, M. Laakso y R. Taegepera), construido recoge toda esta evolución en el marco del partidismo político, mostrando que el en 1979 con intención de eludir, por un lado, la magnificación que HH sistema político no puede funcionar sin más dentro de los límites de la otorga a los partidos mayores respecto de los pequeños y. por otro, los state-nation building por más que la presuponga, sino que la trasciende, problemas que crea F respecto de contar los partidos atendiendo sólo a la exigiendo un proceso de modernización política que es asimétrico res fragmentación partidista de modo que la dimensión o tamaño de los par- pecto de aquella escisión. tidos no sea un factor transparente, cuando es esencial (LAAKSO. M.y Esta modernización requiere, por tanto, que las ideologías dejen de ser TAEGEPERA, R., 1979). Es por esta razón por la que N tiene valores entendidas simplemente como cosmovisiones y se ajusten al marco inte límites de 1, en el caso de un solo partido, y de infinito, si los partidos grador que impulsa al sistema democrático. Bajo este prisma, las ideo- tienden al infinito. Con ello se destacan valores funcionales a la confngu- logías responden entonces a diversos problemas, como se reflejan en las ración sistémico-partidista que, acordes con la fórmula: fracturas históricas, sin responder a una única fractura de clase social (BELL, D., 1963). La diferenciación sistémico-partidista no responde así N= a una sola dimensión, sino que está atravesada por otros elementos carac terísticos. Que el sistema partidista venga constituido por dos o más par LPF tidos políticos no refleja, a su vez, sino el grado de homogeneidad/hete cuadrado). pue (donde Pi#es el porcentaje de votos del partido ganador al rogeneidad social implícito (ROKKAN, S., 1982; 174ss.). Sin olvidar que de contar part dOrecer unaperspectiva más ajustada a la posibilidad muld- los criterios de cficacia y de legitimidad son esenciales para medir la fun- S Segun las nociones generales de unipartidismo, bipartidismoy cionalidad ideológica del sistema partidista, el cual se encuentra encade- con los valores sean verosímiles paridismo, de forma que tales cuentas nado por el desarrollo del proceso administrativo que debe ejecutar a ries- funcionales. (llamado go de perder el poder político; pérdida que se hace efectiva en el proceso el índice de hiperfjraccionalizacion electoral en tanto marco que envuelve la contienda ideológica desde la t O s hay que añadir construido en torno a 190 J. Wildgen,), Sus autores, M. Kesselman y altos para 1os óptica democrática estricta. En la medida en que el background ideológi noS limitamos a reflejarlo, ya que genera valores 257 256 partidos pequeños, similarmente a como N produce altos valoree para | la comprobac1 de tal terrelación a niveles sistémico es relativamen- partidos mayores, sin poder diferenciar bien sistemas partidistas diostintos te reciente, ya que para detectarla se requicre una condición de estabili- (MOLINAR, J., 1991). se hace efectiva sino bastante después de la II dad, que hasta la década de 1os sesenta del Guerra mun- Advertido todo esto, se ha propuesto en 1991 por J. Molinar otro fndi. csto e s , hasta siglo xx. Sólo dial, ce. denominado NP o número de partidos, con arreglo a la fórmnla por tanto, se iniciz el oceso de descongelación (unfreezing) queentonces, origina el ajuste de cuentas con los regimenes autoritarios-que tiene lugar en la Siguiente: cada de los setenta y ncipios de los ochenta- para finalmente cada de los noventa, P) PP desembocar en la como único sistema mponiendo inexorablemente el NP=1+N- modelo democrático político legítümo (GUNTHER, " MONTERO, J.R., 1994; 467ss.). P R. y Asf. la congruencia de esta periOdización se verifica por la necesidad de profundizar el sistema politico democrático, que lógicamente es la en la que contrapart de aquella interrel Esta profundización se proyecta en aspectos: función de tres N= )complejidad de toda generalización, en cuanto se apoya en 2) correlaciones especijicas a nivel sistémico electoral/partidista, que PR es lo que permite establecer 3) derivaciones tendenciales de los procesos, allí donde éstos son sus- y donde PY es el porcentaje de votos del partido ganador. Así NP Calcula ceptibles de cambios, que podemos ilustrar, a modo de ejemplo, en el con mayor ajuste el proceso de contar. pues no sólo cuenta al margen al hecho de que los Estado-naciones europeos de la po0stguerra con forma de partido ganador, sino que además sopesa la importancia de los partidos Estado republicana (Alemania, Francia, Italia) limitan los efectos de la pequeños, teniendo presente así tres aspectos esenciales del proceso de proporcionalidad, mientras que aquellos que pemanecen como monar- contar partidos sin perder de vista la perspectiva sistémico-partidista, a quías continúan utilizándola. Naturalmente, esto no quiere decir que no saber: el tamaño del partido ganador, la brecha entre los dos partidos existan ejemplos contrarios, como son respectivamente el Reino Unido y mayores y el grado de concentración de los partidos minoritarios (MOLI- Austria, pero éstos no anulan el efecto tendencial advertido. Así, aunque NAR, J., 1991; 1386). De esta forma a diferencia de N, que crece cuando en modo alguno esto es decisivo para la realidad democrática, sí lo es para la brecha entre los partidos mayores aumenta, NP decrece, permitiendo la madurez a la que debe orientarse el sistema democrático conforme a limitado, de suer- equilibrar un matiz fundamental como es el hecho de que la condición de que todos los cargos públicos sean elegidos por tiempo partido hegemónico o/y preponderante, en la terminología de Sartori, no te que todo posible abuso de poder quede neutralizado en sus consecuen quede oculto tras los valores altos, dado por N que evalúa la configuración cias no-intencionadas por la limitación temporal de su ejercicio. sistémico-partidista como eminentemente bipartidista. La centralidad de este ajuste es importante para establecer una valoración eficaz del proce- so sistémico-partidista, pues nos permite, a su vez, no contar como multi- partidismo sistemas partidistas, que reflejan el predominio duradero de partidos hegemónicos o/y preponderante, como son, por ejemplo, los casos noruego, sueco y el francés de la V República en 1968, 1981 y 1993. V. CONCLUSIÓN. Como es obvio, la interrelación entre el aspecto electoral y el parti- dista ocupó a muchos autores sobre todo a los que hemos citado, aunque 258