Está en la página 1de 16

SCARROW, Susane E. (1996).

Parties and their members, Oxford, Oxford


CAPÍTULO NOVENO
University
Press.
SCHWARTZENBERG, Roger-Gérard (1988), Sociologie Politique, París, Mont-
chrestien.
SJÖBLOM, Gunnar (1996), «Notes on Party System Change», Oslo, ECPR.
SISTEMAS DE PARTIDOS Y
TEZANOs, José Félix, ed. (1996), La democracia post-liberal, Madrid, SISTEMA. SISTEMAS ELECTORALES
VON BEYME, Klaus (1986), Los partidos políticos en las democracias
Madrid, Siglo XXI.
occidentales,
WARE, Alan (1996), Political Parties and Party Systems, Oxford, Oxford
Victor Abreu
University
Press
I. INTRODUCCIÓN
Tras la última postGuerra mundial, la democracia se impone en los
países desarroll ados como único sistema político legítimo. De este modo,
a la vez que se neutraliza el contratiempo de reunir a las masas para adop
tar decisiones, se garantiza la representación política con la elección de
los representantes. La posibilidad de dificultar la libertad de participación
y de competencia de cualquier fuerza política tiene que ser, salvo excep-
ciones, repelida.
Que estas fuerzas políticas adquieran el nombre de partidos es reve
lador, ya que reflejan el límite que edifica la noción de democracia: la
imposibilidad de que un partido llegue a dominar todo el sistema políti-
co, evitando que se confunda la parte con el todo (SARTORI. G., 1980;
93ss.). Por tanto, la celebración de elecciones tiene en el parlamentaris-
mo, como fin inmediato, escoger a los representantes que forman
el
Parlamento y, como fin último, la formación del Gobieno, que puede
conformarse acorde con el partido o coalición de partidos que haya obte-
en el
nido la mayoría. No obstante, puede conformarse también, como
acorde
presidencialismo y a partir de una separación rigida de poderes,
de la
Con la elección del Presidente de la República, independientemente
elección de los representantes.
con-
decir que este
Anora bien, un sistema democrático no se puede
institucionalización. La consolidacion
SOldado a partir del requisito de su sistema para constatar, partir
a
de
exige además la propia pervivencia del Es aquicuando
la
su legitimidad.
participación ciudadana, su eficacia y los sistemas
electorales Se
C r e l a c i o n entre los sistemas de partidos y
cada uno por separado prce
dntiesta en toda su importancia. Aunque
229
sa tratamiento especial, su interelación es también esencial
para la misma la República
de W
de
(1919-1933), cuyo proporci ialismo era en
consolidación del sistema democrático. No conviene olvidar iencia responsable su inacción política apa-
que la rela-
ción mutua entre los sistemas partidista y electoral son variables cta encrucijada es infundado achacarla a(HERMENS, F. 1963).
intersec Aunq la
fórmula electoral-ya
cionales del proceso de clección de representantes, que es clave la III República francesa (1875-1939), funcionando con
para la ue un sistema
actividad y el funcionamiento de la democracia
(LIJPHART, A., oritario, ora a una vuelta ora a dos vueltas,
1994). tampoco acertó a estabi
lizar su proceso ocrático-noerosímil.
es
Es esto lo le
que
de algunos
de sus coetáneos como Kelsen, que defiende la necesidadaleja
de
II. TEORÍAS SOBRE LA INTERRELACIÓN DE LOS SISTEMAS DE
PARTIDOS Y a
orcionalidad en el continente
europeo para integrar las
SISTEMAS ELECTORALES
nciones políticas. Obviamente imputar a la fórmula electoral sinmúltüples
más
nctabilidad democrática es inconsistente. Empero si advertimos lala
Para
tratar la interrelación entre los sistemas de afuencia que todavía proyecta la Raison ilustrada, el
partidos y los elect0- desconcierto por
rales vamos a destacar primero las teorías de e la técnica, irrefutable en teoría,
algunos de los autores más produzca efectos no deseados en la
relevantes, ofreciendo así en principio una perspectiva histórica de ráctica, nos explica la base de acusación dirigida contra la
los P r á c
propia fór-
distintos problemas que nos facilite el análisis mula electoral (SANTAMARIA, J., 1994; 113).
general posterior.
Así, en la cuarta parte de su obra publicada en 1942 da Así, aunque el rechazo del totalitarismo es básico para la democracia
dos conceptos de democracia. Por su
Schumpeter
contraposición, más que por su nove no es posible ignorarloy un análisis serio del fenómeno partidistatendría
dad, son muy sugerentes. Por democracia no hay que entender-dice que abarcarlo. Esto es lo que induce a Duverger en su obra publicada en
Schumpeter- el método «que realiza el bien común permitiendo al pue- 1951 a reconocer el espectro partidista en unipartidismo, bipartidismo y
blo mismo decidir a través de la elección de individuos multipartidismo. Es desde esta trisección como Duverger identifca el pro-
singulares reuni-
dos para expresar voluntad», sino, por el
su
contrario, «el instrumento ceso democrático acorde con sus características partidistas. Al margen de
institucional para llegar a decisiones
políticas, en base al cual los indi- su auto-proclamación democrática, el unipartidismo es un problema espi-
viduos singularesobtienen el poder de decidir a través de una noso. pues su verificación de eficacia y legitimidad democrática sólo se da
competi-
ción que tiene por objeto el voto popular» (SCHUMPETER, 1968). en su intencionalidad declarada viva voce, como en el totalitarismo
Mientras el primero caracteriza la concepción clásica de la democracia, (DUVERGER, M., 1981; 282ss.). No obstante, aunque los otros dos casos
el segundo ofrece la concepción competitiva. La diferencia el
es que pri- sí muestren elementos de verificación democrática, no por eso dejan de
mero concibe al ciudadano como actor racional consciente de sus
fines, presentar también problemas serios. Entre éstos sobresale la interelación
en tanto que el segundo lo concibe según la ley de la racionalidad
ciente. Según ésta, el ciudadano, como el consumidor, actúa tanto menos
decre entre los sistemas electoral y de partidos. A este respecto Duverger tiene
el mérito de centrar el debate de tal interrelación, aunque no lo descubre.
racionalmente cuanto más abstractos y generales son los fines, generando Este debate se acota con unas proposiciones que generarán una gran pole
una simetría entre el mercado competitivo-oligopólico del
capitalismo y mica. Estas, que se formulan inicialmente como «leyes sociológicas», son:
la democracia, como marco en el que los partidos tienen que competir por
los votos. Así, para Schumpeter la democracia se basa e n tanto que el tiende un sistema de partiaos
T) La representación proporcional a
bipartidismo anglosajón con su pragmatismo ideológico conforma un oli-
máltiples, rígidos, independientes y estables.
gopolio competitivo en la existencia de una oposición política recono- sistema de par
) El escrutinio mayoritario a dos vueltas tiende a un
cida, como se da en el Reino Unido y en los Estados Unidos de América. relativamente estables.
idos múlriples, flexibles, dependientes y
Esta es la razón de su rechazo del totalitarismo basándose en el uso ) El escrutinio mayoritario a una vuelta
tiende a un sistema dualis
que el bonapartismo (1851-1870) hace del plebiscito. Este rechazo se la, con alternativa de los grandes partidos independienies.
refuerza con el desgarro europeo de entreguerras, allí donde las cosmovi-
la democracia no
siones (Weltanschauungen) que orientan a las organizaciones partidistas unipartidismo, enfatiza que
.uverger, sin olvidar el existencia
recone
eurocontinentales revelan la «lógica de las consecuencias no-intenciona- sino donde la
das» que se deduce de su racionalidad totalizadora (SCHUMPETER, s Identificable como sistema político,
función de integración.
Sólo sistemas los
1968; 494ss.). Se justifica para evitar la encrucijada en la que desembocó dde la oposición cumple una cumplen semejante condición. En consc
partidistas y multipartidistas
231
230
Así al margen de que la stificación del
cuencia, es a ellos a los que les dedica en mayor medida su atención aparentem más multipartidism
frágil del bipartidismo, esto se
apoye en
poniendo de relieve las principales características que interrelacionan el aspecto
sistemas electorales con los sistemas de
las ue impone ley del cubo, es muy útil, sin
la es, en la
des-
partidos en función de dos efec.
propo
hasta qué punto
el propi embargo.
bipartidismo
carece en sí de exami
tos que ratifican aquellas proposiciones, a saber: el efecto
mecánico, obra de A. Downs, solidez. Este es
objetivo que la
que
cuya primera edición es
se infiere de la
infra-representación de los partidos pequeños en sistemas
viene a sentrañar con rigor (DOWN de 1957.
A.. 1973).
de mayoría relativa y distrito uninominal, y el efecto
psicológico, que nos aiferencia del mulupartidismo, que supone un elector
revela la tendencia subyacente en el votante de emitir su voto de orientado
forma onalmente en su preferencia
que alcance el máximo rendimiento, esto es, votar por partidos que tienen
el análisispartidista,
downsiano se basa
tal ntación racional es una ficción. Es así
opción de triunfo (DUVERGER, M., 1981; 231ss.). en que porque las ideolog
Estas proposiciones configuran la referencia a aquclla no pueden derivarse de las cosmovisiones, omitiendo sus dificultade
interrelación. c de ejecución. El bipartidismo es por ello un sistema que no crea ideo-
que es el eje sobre el que descansa la noción real, no aparente, de la
democracia y que es la base de argumentación contra el logías alládel reconocimiento pragmático de la realidad y no
más
autoritarismoy más un elector orientado racionalmente supo-
el totalitarismo. Con la que, a la vez, se intenta advertir de lafragilidad de
en sus
preferencias, pues
las democracias eurocontinentales y, stas no se definen solo por los iaeales del mismo elector, sino por el cál.
especialmente, la Francia de la IV
culo de probabilidad de victoria de la opción preferida y la maximización
República (1945-1959) que -con 28 Gobiernos de los que sólo dos
duran un poco más de un añonos ofrece la de la utilidad del voto. El elector bipartidista orienta su preferencia más
compleja realidad guberna-
tiva que atenaza a Europa tras la postguerra (BLAIS, A.. 1991, acorde con la menor iracionalidad que con la perfecta racionalidad
pas.).
No es dificil notar que, de las tres proposiciones, la última es la más (DOWNS, A., 1973).
frágil. Aunque parece la más sólida por la vigencia del bipartidismo y del Ahora bien, esta orientación acorde con la menor irracionalidad no es
sistema mayoritario a una vuelta en circunseripciones uninominales como sólo propia del elector, sino de toda acción posible. En consecuencia, el
origen de toda acción hay que fundarlo sobre el egoísmo. conforme al
en el Reino Unido y en los Estados Unidos de América, carece, sin
go, de fundamento teórico. Su razón radica en la precaria justficación que
enmbar hecho de que todo conocimiento está sujeto a la incertidumbre. Por eso,
se da al bipartidismo respecto del multipartidismo, ya que se supone los partidos políticos no tienen por qué tener otro fin que su pervivencia
que
éste asegura la proporcionalidad en mayor medida que aquél. Es claro que en el poder, que en democracia se obtiene a través de la maximización de
este último es el problema que preocupa a Duverger si no perdemos de los votos (DOWNS, A., 1973; 29ss.).
vista los efectos implicados por la IV República francesa, con su comple Las ideologías más que expresiones de perfecta racionalidad son
jo proceso de gobernabilidad y los inciertos intentos de implantar en canales para lograr la maximización de votos. Ello explica que la función
Francia un sistema electoral parecido al anglosajón. Se revela así la con- de la oposición se rija por el intento de disminuir la intención de voto res-
secuencia que se deriva de la crítica con la que Stuart Mill enjuicia el sis- pecto al partido gobernante en la misma medida en que éste debe intentar
tema mayoritario británico y que le lleva a proponer su sustitución por uno conservarla e incrementarla. Por ende, la competición políica en demo
más equitativo, apelando al sistema de «voto único transferible» a través cracia, más allá de su carácter bi o multipartidista, hay que contemplarla
de la cuota Hare, en vigor hoy en Irlanda, con empleo de cuota distinta, como condicionada por el antagonismo entre Gobierno y oposición. pues
como veremos (GROFMAN, B. y LIJPHART, A., 1986; 290ss.). La razón a esta condición termina ajustándose en general toda competición efecti-
al margen de
aparentemente irreprochable de que el multipartidismo permite expresar va. El multipartidismo, a su pesar, no deja de reproducirla,
racionalidad
mejor las preferencias porque se traducen en un Parlamento más equitati- que por el número de partidos y su apelación a la aparente
Ahora bien, este
vo-según la carte réduite de Mirabeau- al permitir que todas las opcio- preferencial del elector ofrezca una impresión contraria.
pues es
nes políticas que obtienen votos puedan lograr representación parlamen- antagonismo gobierno-oposición no agota en sí toda polanzación.
como que el
taria, no deja de ser consistente. Empero está por ver que esta razón valga tan factible que el bipartidismo funcione con mulipolaridad
G., 1980; 376s.)
por sí misma y no por referencia a la desigual transformación de votos en multipartidismo de forma bipolar (SARTORI,
lo haga sólido del que se
escaños del sistema mayoritario, según la ley del cubo, que señala que ES Obvio que Downs da al bipartidismo un argumento
aquellos partidos que obtienen el 90% de los votos alcanzar el
logran Carecia y que obligaba a contemplarlo de modo
anomalo
respe con su
que,
100% de los escaños (DUVERGER, M., 1974; 347). aparente coherencia con la gue se concebía el multipartidismo
233
232
recurso a una perfecta racionalidad en su forma de adeptos para
obten. apoy popular.
logías, ofrecía
concebir las
de osibilidad de imitar los
Apelando a ellos. es claro que la
en principio elaboración mucho más
una
consistente. procesos democráticos
rias dificultades allí onde estas condicionesdesarrollados tropi
el Así
pragmatismo ideológico bipartidista no tiene por qué ser una
mera aña- no se
gaza que esconda la dominación de las clases sociales. citamente (LAPALO OMBARA, J., y WEINER, M., 1966:
cumplen explí-
La sexta década del siglo xx ofrece otra 6)
perspectiva futura acerca de Desde esta óptica, el proceso democrático-occidental
contrapunto que representa la democraciapuede debi
la realidad no
histórico-política del mundo. El horror de la II Guerra litarse en
función odel
impone una previsible estabilidad democrática, aún por encima demundial ni tampoco desvirtuarse por medio de una
noco desv soviética.
tilidad entre los bloques a causa de la la hos.
ómica. La necesidad de seguir
exportación que resulta tra-
pervivencia de la guerra fría, pese gicón
profundizando este
a que el Tercer Mundo evoca un
más perentoria, en razon justamente al citado proceso haci
se
panorama complejo y poliédrico. Aunque vez
las democracias occidentales se iban tico-democrático debilitamiento del
occidental, ya que su consistencia
consolidandoy los países pro-occi- sistema polítice
dentales imitaban esos modeloSy
análogo proceso del sentimiento totalitario generado por la dependía
Ocurría respecto del más postguerra de
otro bloque-esa imitación no
dejaba de presentar problemas graves. Su
do por sí
hubiera consolidado
se hub mismo, aunque su proceso de que que
razón era la ambición de los países no-desarrollados fuera evidente.
consolidación
por transformarse en
sistemas políticos desarrollados, con plena En editada por LaPalombara
implantación del modelo la obra y Weiner, O. Kirchheimer
escri
democrático, pese a que en muchos no se dieran las condiciones capítulo en el que sintetiza muchas de sus
efectivas he un investigaciones desarro-
para acceder de inmediato a tal realidad. El reconocimiento de tal ladas hasta entonces. Este resulta muy útil para concatenar la evolución
situa-
ción se hacía tanto más urgente cuanto más lábil se tornaba el
fundamen- histórica del problema sistémico-partidista con el desarrollo del análisis
to de la democracia occidental,
aparentemente amenazada por el bloque electoral, particularmente por lo que se refiere a las democracias euro-
soviético, que ponía en entredicho su superioridad. La incertidumbre res- continentales.
pecto al análisis electoral y partidista como fundamento del sistema El eje del análisis kirchheimeriano es el reconocimiento de la trans-
democrático contribuía a abonar el terreno sobre el que se desarrollaba
formación que sufren los partidos políticos tras la post-Guerra mundial y
aquella imitación. que se manifiesta en que los partidos políticos dejan de ser partidos de
La necesidad de demarcar esto era perentoria. Este es el
objetivo del integración para convertirse en partidos acaparadores o populares
libro colectivo, publicado en 1966, que permite a sus editores J.
(catch-all party). Las características más notorias de éstos son: 1) drási
LaPalombara y M. Weiner recoger algunas de las características más ca reducción del bagaje ideológico; 2) reforzamiento adicional de los
notorias acerca de los problemas sistémico-partidistas como mecanismos grupos principales de liderazgo: 3) degradación del papel de miembro
de canalización democrática. Entre éstas destaca la que se refiere a los individual del partido; 4) desintensificación del clientelismo de la clase
procesos originarios de los partidos políticos. A través de ellos se mues- social, y 5) acceso asegurado a una variedad de grupos de interés
tra la distinción entre los partidos políticos y los pequeños grupos oligár-
(LAPALOMBARA, J., y WEINER, M., 1966; 182ss. y190s.)
quicos que existían en Latinoamérica, Asia y Africa en esa época. Se constata así la transformación que sufren los sistemas partidistas
Obviamente no es que tales países no puedan acceder al modelo de demo- eurocontinentales por las secuelas de los tormentosos acontecimientos
cracia occidental, como lo reflejan los casos del Japón y de la India, pero vividos durante la primera mitad del siglo Xx, a la vez que se diseierne
sí que este acceso no se realiza por una simple imitación superficial de los el significado dado por Kirchheimer de la oposición en la democrac1a
procesos democráticos (LAPALOMBARA, J. y WEINER, M., 1966; del
OcCidental. La oposición no es ya una oposición de principios propia
399ss.). SIglo XIX, sino quedesenvuelve dentro de los cánones de competi
se
la
Ambos autores establecen una demarcación funcional, que permite es esencial
Cion política que la noción de leal oposición, que
incorpora
tomar en cuenta semejante problema en base a que los partidos políticos para el proceso de lucha políitico-partidista en las democracias OCciden
de las democracias occidentales cubren cuatro aspectos que son precepti- pragmatismo ideológico,
(KIRCHHEIMER, O., 1969; 319). El
saber: 1) Continuidad en la organización; 2) Organización perma-
vOs,
ales demo noción de
maximización de votos, configura
a una
npncando la reconocen la
nente, con comunicaciones regularizadas desde las unidades locales a las con sistemas
de partidos que
solo es congruente
uc del pueblo expresada
en
nacionales; 3) Determinación autoconsciente de los líderes de tomar el la libre voluntad
pOsicion política, así como
poder decisional solos o en coalición con otros, y 4) Interés en ganar las urnas.
235
234
D Hondt que favorece
rencia del método los
norcionales, como la Sainte-Laguë,partidos
a
Viendo cómo detecta Kirchheimer la transtiormación que se opera a fórmulas proporcio
mayo res, las otras
la
nivel sistémico-partidista en el årea eurocontinental, es claro que per
el Imperiali e incluso el voto único
método Sainte-Laguë (modifi-
vive aún un problema para acceder a plantear con una perspectiva de cada), transferible buscan
integración el proceso global de la democracia occidental. Este estriba
ellos contrapesar 1a aesproporcion delmétodo D'Hondt,
podra
mprobarse más adelante. Asi hay que como
destacar, con Rae, que las
en examinar a fondo el desequilibrio que presentan, por un lado, electorales y las
sistemas mayoritarios-bipartidistas a costa de asegurarse una
los mulas
formul nitudes de las
circunscripciones tienen gran
goberna influjo en
Sistemas de partidos.
los
bilidad estable, y, por otro, el de los sistemas proporcionales-mulipar. verifica«con las variables
tidistas en relación a la aparentemente compleja estabilidad gubernati
Esto se establecidas por Rae que, por breve-
dad, describimos segün su indiferenciada subnotación partidista: 1)
va que generan. Este problema es clave para indagar dóónde y cómo ha partidos N 2) Proporción de
de descansar la estabilidad democrática de los Número de votos del partido Pr,P
países occidentales 3) Porcentajes sumados de votos de los dos partidos mayoresmayor
Pr,=P,+P
(BLAIS, A., 1991). 4) Fragmentación de los porcentajes de votos y del sistema de partidos,
Este es el fin del análisis de Rae y a partir del cual intenta desentrañar
el enigma de la proporcionalidad de los sistemas proporcionales en con ese denomina índice de fragmentación de Rae:
traste con la desproporcionalidad de los sistemas mayoritarios. Como es
lógico, se quiere aclarar no que ambas fórmulas electorales sean inter
cambiables, sino que las razones en torno a cada una se puedan deducir
F-)
científicamente de sí mismas. Rae parte de que la desproporción existe en donde T; es la parte decimal de los votos de un partido. Respecto de la
fragmentación, habría que señalar que los sistemas de
ambas fórmulas. Para la mayoritaria se muestra en que los partidos partidos quedarían
pequeños pueden obtener fruto de la igualdad de los partidos grandes. ubicados en un continuum que iria desde la concentración (no fragmenta-
Ello sin contar con que la mayoría relativa en circunscripción uninominal ción) hasta la fragmentación infinita, esto es:
ofrece una desproporción aún mayor que se revela en la desigualdad de
proporciones cúbicas que genera, permitiendo ganar la mayoría de los Sistema de Partido Unico Tripartidismo Mnltipartidismo
Bipartidismo
escaños con menos de la mitad de los votos (RAE, D., 1993; 39ss.). En Partidos Extremo
contraste, la representación proporcional es menos desproporcionada, ya
que cada escaño presenta un coste constante Fragmentación Ninguna Intermedia Máxima
C 5) El cambio medio de las proporciones de votos Cp Aello habría que
No obstante que la mayoría relativa genere mayor desproporción que agregar, para convertir estas variables del nivel de sistemas de partidos a
la mayoría absoluta -cuya desproporción es media-queda claro que, de los grupos parlamentarios, otra que es 6) Mínima mayoria parlamen-
aunque la representación proporcional presente mayor proporcionalidad, taria MmD (RAE, D., 1971; 60ss.).
ésta a pesar de todo está condicionada tanto por la magnitud de la cir- Confrontando estos resultados, Rae concluye que una buena parte de
cunscripción como por la fórmula electoral usada, en cuanto que la pro- las mayorías son manufacturadas, esto es, mayorías artificiales que
porción de escaños asignados puede quebrar la igualdad respecto del por- dependen de la relación entre la fórmula electoral y la magnitud de la cir
el sistema de
centaje de votos logrados, por lo que Pr, #Pr, (RAE, D., 1993; 40) cunscripción y que son fácilmente manufacturadas por
Así no podemos desconocer, según Rae, que el método D'Hondt para mayoría relativa, pero también por la representación proporcional, por
Así, contando
lograr un escaño exige un voto mínimo, que está en función de la magni- ejemplo por el método D'Hondt (RAE, D., 1971; 74ss.).
tud de la circunscripción y del nivel de fragmentación que presente el sis- que la representación proporcional, hasta magnitudes de 20 escaños, pre
insignificante y
tema de partidos, esto es, el número de competidores efectivos. A dife- Senta un aumento progresivo de la proporcionalidad pero Rae que
de aplastamiento, señala
que por encima de 20 genera un efecto incrementa en razón
decrecien-
Emplearemos en general V para indicar el número de votos y E para indicar el núme- a proporcionalidad de los resultados se
ro de escaños de una circunscripción. Te al incremento las magnitudes de las circunscripciones».
237
236
tiene que basarse en sus
La conclusión global a la que llega Rae es que: 1) la
representación
eneralizaci
peculiaridades
rico-esenciales que responden a la tradición de cada
y en las fracturas
proporcional es menos desproporcional que los sistemas mayoritarios,v
ROKKAN, S., 1982; 227), dándose los casos de que unos han Estado-nación
2) que el sistema mayoritario a dos vueltas genera una tendencia favora. tenido
(ROK.
electoral-partidistaseestables a lo
ble a menor niúmero de partidos grandes, lo que no armoniza con Ia
temas ele largo de su evolución y otros sis-
sidoinestables. El recurso a las variaciones
de sus sistemas han
noción de multipartidismo, según la había concebido Duverger (RAE, D. ele
que han creado distintos procesos sistémico-partid
1971; 109ss.). sólo sepuede achacar, por tanto, a la
ofreciendo cam-
La obra de S. Rokkan, publicada globalmente en 1970, avanza un bios desiguales, necesidad de tener
paso más en torno al influjo mutuo de los sistemas clectorales y de parti
presentes sus fracturas histórico-esenciales.
es que los sistemas electorales
La conclusi y partidistas no
dos, pues éste es reinterpretado de modo muy interesante (ROKKAN,
S. cambian
in vacuo, sino que responden a razones de transformaciones histórico-cul.
1982). Visto que el contraste entre el principio mayoritario y el propor- sobre
los
cional era menos rígido del que se había supuesto, es obvio entonces
rales que inciden
tura procesos de legitimidad (ROKKAN, S.
que de modo que la posibilidad de contemplarlos en su
la indagación de las razones que expliquen sistemas de partidos 1982; 231ss.),
diferen torna necesaria.
com
tes no puede ya basarse exclusivamente en las fórmulas electorales plejidad se
En un artículo publicado en 1982, W. Riker asume esta complejidad al
(ROKKAN, S., 1982; 231ss.).
Habría que fundarlas en otros parámetros, que se diseñan con el mode. lantear críticamente
replar
las proposiciones de Duverger (RIKER, W.
1982). Aclarando que la última de las proposiciones de Duverger no fue
lo topológico-tipológico, planteado por Rokkan. Este, construido ad hoc
ectablecida por él stricto sensu-varios autores, entre ellos Stuart Mill,
para el análisis específico de las democracias occidentales, nos permite
la habían reconocido antes- y admitiendo la endeblez de la propuesta de
captar que éstas, cuando se las contempla extermamente, dan una imagen
1. Grumm (1958) acerca de la primera proposición duvergeriana (la repre-
de uniformidad que no se compadece con las fracturas histórico-esencia sentación proporcional no causa Sistemas multipartidistas, sino que éstos
les (cleavages) que ofrece su transfondo. La ocultación de estas fracturas
causan aquélla), Riker argumenta contra Duverger a partir de constatar
históricas tras el continuum derecha-izquierda o cualquier otro que impi-
da su explicitación es una distorsión inaceptable. Para comprender el contraejemplos (RIKER, W., 1982; 758).
mutuo influjo entre los aspectos electorales y partidistas hay que tener Estos contraejemplos se cifran así: 1) Australia, con un sistema de
presente este hinterland occidental. La opción entre un método electoral voto alternativo-que puede ser concebido como una forma rudimenta
u otro no se da por azar, sino que responde a tales fracturas de los Estados ria del sistema Hare, que, como vimos, fue propuesto por Stuart Mill para
nacionales. Estas fracturas explican por qué unos Estados optan por uno neutralizar la inequidad del sistema mayoritario británico- tiene un
u otro y presentan sistemas de partidos más o menos fragmentados, como número máximo de tres partidos en los que se ha estabilizado; 2) Austria,
se intenta reflejar, de modo muy sintético, con el cuadro siguiente: que desde 1945 ha conservado con representación proporcional un siste
ma bipartidista; 3) Alemania-aceptando que no es un buen contraejem
Movimientos Obreros Unidos Movimientos Obreros Divididos plo- mantiene con representación proporcional un sistema bipartidista
Consolidación antigua Independencia tardía, unificación
imperfecto;y 4) Irlanda que, usando advierte un decrecimiento
el VUT,
Pequeños Grandes Pequeños Grandes del número de partidos desde siete partidos y catorce agrupaciones
pendientes en 1927 a tres partidos, uno de ellos muy pequeño y una agn
inde
Noruega (1920).
Dinamarca, elecciones
Protestantes
Suecia
Gran Bretaiña Finlandia,
Islandia
pación independiente en 1969, lo que se ha reproducido en las
de 1973 y 1977 (RIKER, W., 1982; 758-9).
2.° Reich
Holanda, Suiza un modo proba-
ASi las proposiciones de Duverger pueden tener sólo
tos
Alianza Iglesia-Estado Ruptura Iglesia-Estado bilista no determinista. Según Rae, el éxito de un tercer partido no es con
británico, ni suñ-
dición necesaria, como atestigua el partido laborista
Austria, Bélgica Francia,
Católicos Luxemburgo, Italia, testimonia el caso de
Irlanda España Ciente de la representación proporcional, como
además, dice Riker, los
Austria con un bipartidismo. A esto se añadirían
usando sistemas
Así, la evolución histórica de cada Estado-nación es esencial para Canadá e India, ya que
Ontraejemplos que constituyen La
estrictamente bipartidistas.
comprender los elementos decisivos de su situación actual y toda posible ue
mayoría relativa producen sistemas no
239
238
excepción de Canadá se revela en que el tercero de los partidos naciona. Así, estas caracteristicas nos revelan un
problema metodológico
les es uno de los dos partidos locales, mientras que la de India es que tener presente cuando
se
opera en un terreno tan lábil que
un hay que como es el
partido resulta siempre ganador en una contienda
electoral con cuales.
ámbito sistémico-interrelae elacional
entre elecciones
0R4:
y
7-8). FEn este sentido Sartori, acogiéndose a
partidos (SARTORI,
quiera otros partidos, denominado vencedor de Condorcet, como ocurid G., 1984; que Duverger cuen-
criteri, plantea la cuestión de que el
con el Patido del Congreso en la década de los cincuenta del
siglo xx ta
senza
se pueda delim
bipartidismo no es
sólo a partir del mero formato (dos partidos),algosinoa
que
(RIKER, W., 1982; 760-1).
Dos años después, en 1984, elabora G. Sartori una respuesta a Riker ravés
también mecánica, esto es, cuando: 1) existe un
de su
La importancia del escrito de Sartori se revela en el hecho de donde los partidos ominan sobre los demás, 2) cuando tiempo
que replan- extenso
la ayoría absoluta de
ambos
tea metodológicamente la relación entre sistemas electorales
y sistemas artidos compiten por escaños y existe una
en el oder, y 3) cuando
de partidos (SARTORI, G., 1984; 5). xpectativa de 'ternancia gobierna un solo par-
El análisis de Sartori quiere mostrar que las conclusiones de Riker
en
do Pues lo característico del bipartidismo es justamente que rechaza las
naliciones. Todo esto es lo que permite identificar Inglaterra con la REA
poco alteran la forma de enfocar aquella relación. Concebir éstas en
forma probabilista, en lugar de determinista, no aclara el transfondo tripartidista), Australia (tetrapartidista, con sistema de voto alternativo).
metódico-científico sobre el que se está construyendo el problema. Que el Nueva Zelanda (tripartidista), Canadá (tetra e, incluso, pentapartidista)
Austria (bipartidista en el formato, pero con sistema proporcional)ysin
probabilismo le sirva a Riker para justificar casuísticamente sus excep-
ciones tampoco resulta verosímil, porque se está operando con una orien- contar los casos de Malta, EE.UU., India (con sistema de mayoría relati-
tación nomotética que es, dice Sartori, algo que hay que explicar más va y distrito uninominal, que no es bipartidista), etc. (SARTORI,G.
que
algo ya explicado (SARTORI, G., 1984; 7-9). Aclarar esto es csencial. 1984; 21).
Una ley no es una universalización, sino una generalización que abarca Todos estos casos nos ponen ante el hecho de que el sistema mayori
una regularidad. Por ende, una ley así definida tiene que implicar la tario es reductivo, pero sin que implique por reacción que el sistema pro-
excepción y no es posible tomarla como muestra de invalidación de la Dorcional sea multiplicativo, como se puede inferir aparentemente. Pues
propia ley. Si hiciéramos esto estaríamos abocados a construir las leyes la proporcionalidad hay que ajustarla a las necesidades, lo que se hace
como hipótesis, rebajando su valor, ya que las mismas leyes no serían acorde con los siguientes supuestos: 1) de la prima de la mayoría, 2) de
sino meras excepciones, en el caso de que se salvara alguna de su falsa- los umbrales excluyentes, 3) de los pequeños distritos y 4) de las fórmu-
ción permanente, al no operar con el principio de verificación que justifi- las electorales, generando así un innegable efecto reductivo (SARTORI,
ca el fundamento de la ley. La validez de una ley no puede ponerse en G., 1984; 27).
entredicho sólo por una excepción. Pues una excepción no hace sino con- De este modo, Sartori especifica la interrelación entre sistemas elec-
firmar su regularidad implícita, salvo que la ley no esté bien fundada o la torales y de partidos (contados como mecdnica bipartidista, pluralismo
moderado y pluralismo polarizado) en unas reglas que le permiten cons-
excepción sea ficticia (SARTORI, G., 1984; 11ss.).
El argumento que ilustra este planteamiento se pone de relieve, según truir una leyes refiriendo aquella interrelación en base a los siguientes
Sartori, en el hecho de que Rae establece que bipartidismo se da allí donde supuestos:
el primer partido tiene menos del 70% de los escaños, detentando en con- 1) Dadas la estructuración sistémica y la dispersión inter-circuns
sistema unino-
junto los dos partidos mayores no menos del 90% de escaños. Empero en cripcional (como condiciones necesarias conjuntas), un
1.1) Al.
el caso de las elecciones alemanas de 1980, donde los partidos mayores minal causa (es condición suficiente de) un formato bipartidista. es
Ternativanmente, una estructuración sistémica particularmente
fjuerte
logran un 89,4% de escaños, /es válido admitir su integración dentro del
de formato
bipartidismo o por el contrario nos encontramos con una excepción que por si sola condición necesaria y sustitutivamente suficiente
no una disper
altera semejante definición? Arreglamos esta paradoja rebajando, como bipartidista. 2) Dada una estructuración sistémica, pero
condicion
los StOn inter-circunscripcional, un sistema
uninominal causa (es
propone M. Weiner, el límite a un nivel de obtención del 80% de
Suyficiente de) la eliminación de los partidos
infra-mayoritarnos, pero 10
escaños de los dos partidos mayores? /No es igual, metodológicamente tanto partidos
añadidos por mas rele
hablando, el ejemplo de Riker acerca del Partido del Congreso en la India puede eliminar y pues consiente, 3) Dada una
supra-mayoritarias.
concebido como vencedor de Condorcet, cuando ex contrario podríamos t e s que sean las
concentraciones
proportiona
de representación
hablar del partido liberal inglés como un perdedor de Condorcet? Cración sistémica, los sistemas
241
240
la segunda uelta los candidato
consiguen efectos reductivos causados (a titulo de condición suficientel ntan a
SCnta
en 1967 12,5
que orepasen el
umbral (5%
de su no-proporcionalidad. Por 1anto, a mayor tmpuridad de la en 1958, 10% y desde 1976) y es electo
propor. ndose en
mayoría relativa- dánd«
general quien obtienela
la
cionalidad, tanto más alto es el costo de acceso para los partidos meno.
andidatos a una
segunda
en
contienda dual. Así, la vuelta una reducción
res y tanto más sensible el efecto reductivo. Por el contrario, de los doble vuelta
impuridad tanto más débil el efecto reductivo.
a
3.1) Altenativamente,
menor
ferencia grupal
del
espacio competitivo, ya que si éste es pre prima la
estructuración sistémica particularmente fuerte es por sí sola
una transferend de votos, desalienta el continuo, al per-
condición mitir la
blocados
los xtremos del
en
discontinuo porque penaliza
necesaria y sustitutivamente suficiente para mantener cualquier los partidos espacio competitivo (SAR
formato a
partidista pre-existente a la introducción del proporcionalismo. 4) En TORI, G., 1984; 33ss.).
ausencia de estructuración sistémica y dada una
representación propor- canálisis
de Sartori tiene como objetivo
principal descifrar el labe
cional pura (o similar) que se traduce en iguales costes de la interrela sistémica electoral y
entrada, los rinto que partidista plantea en nues-
partidos son libres de devenir tantos cuanto consienta el cociente. tra época actual.
En función de estas leyes, Sartori los Estas ecisiones nos llevan al análisis
verifica casos: 1) EE.UU. V que hace D. Nohlen
(1984),
Nueva Zelanda. 1.1) Austria. 2) Inglaterra, Canadá y
Australia, que tam- uien dice que el tratamiento que realiza de la
se
problemática electoral
bién caen bajo el caso 1), si se observa desde la mecánica,
Sudáfrica, con
esarrolla según la interpretación que se hace de cada método electo-
sufragio universal, cae en el caso 2). 3) Grecia, Alemania, a Dartir del método opuesto, esto es, que los efectos
Turquía (por del sistema de
cláusulas de exclusión); Irlanda y Japón (por la impuridad representación proporcional resaltan más cuando las deficiencias se otean
circunscrip-
cional). 3.1) Bélgica, que también cae en el caso 3) (SARTORI, G., 1984, desde la óptica del sistema mayoritario que por sí mismo, y viceversa.
31ss.). Tal limitación impide establecer una genuina valoración tanto del sis-
Sobre esta base, delimita (SARTORI, G., 1984; 33), tema electoral como del sistema de
partidos, provocando una alteración
siguiendo a
Duverger, dos leyes tendenciales, a saber: de las funciones que cumplen ambos. Y esta alteración se percibe espe
1) El sistema uninominal facilita (es condición que facilita) un forma- cialmente cuando se da la impresión de que las estructuras electorales y
to bipartidista e, inversamente, obstaculiza (es condición que obstaculiza) partidistas son objetos susceptibles de manipulación cuando esto es sólo
el multipartidismo. 2) Los sistemas proporcionales facilitan el multiparti- una derivación deducida de las deficiencias que puede presentar
cualquier
dismo. método electoral o/y partidista; deficiencias que se adhieren al objetivo
Para completar la crítica a Duverger resta sólo el problema del siste- principal cuando se quiere construir una estructura electoral específica
ma mayoritario a dos vueltas o ballotage. Este,
según Sartori, no es iden- que origine una estructura sistémico-partidista también concreta (NOH-
tificable ni al voto único transferible (Irlanda)-que es es una variante LEN, D., 1984; 11ss.).
del proporcionalismo ni al voto alternativo (Australia)-que es la Por ende, no es posible, dice Nohlen, seguir a Sartori cuando califica
variante más radical del sistema mayoritario- Queda sólo tratarlo en su como fuertes o/y débiles los sistemas electorales, pues tal clasificación
concreción, pues es aplicable tanto a colegios uninominales como pluri depende del finque se quiera conseguir. Y éste no es separable en modo
nominales y tanto con mayoría absoluta como relativa, y esto sin contar alguno de los objetivos democráticos que envuelven todo proceso políi-
que la segunda vuclta puede llegar a ser incluso una reiteración de la pri- co; objetivos que no pueden ser meramente manufacturados, como a
mera, si no se ponen límites como el de que pasan sólo los dos candida- veces se pretende dar a entender. Teniendo en cuenta esto, el principio de
tos más votados
(mayoría restringida o runoff). representación queda circunscrito a dos vectores políticos:
El caso objeto de examen es el de la Francia de laV República-tras
REPRESENTACION SOCIALPROPORCIONAL
abandonar el proporcionalismo de la IV República (1945-1958)- en la REPRESENTACION FUNCIONALPOLITICA
elección popular directa para la Presidencia de la República (desde 1962)
Representación proporcional
donde sólo se admiten para la segunda vuelta a los dos candidatos más Sistemas mayoritanios
votados, toda vez que ningún candidato haya logrado la mayoría absolu- Principio de repesentacióin
Fórmula de decisión
ta en la primera vuelta-y para las elecciones a la Asamblea Nacional
Gobiermos pasidles de coalicióa.
Reflejo distnibutivo
-donde se utiliza el colegio uninominal y donde es elegido quien consi- Gobiemos mayontarios, basados en
de la obtención de votos
gue la mayoría absoluta en la minoría de votos
primera vuelta;en caso contrario, se pre
243
242
MODELO WESTMINSTER
Es claro que la elección de un principio de representación, en lugar de
MODELO CONSOCIAT
uno de fórmula de decisión, hace fuerte al método de representación de Poder ejecutivo: gabinetes
pro. I.
Concentración
y estricta mayoría
1.
Paricipación en el Poder Ejecutivo
porcional, y viceversa. Pues los sistemas electorales no son obicto d de un solo partido
grandes coaliciones
mera manipulación, como ocurre, segun Nohlen, con el de del Gabinete
representa- 2. Fusión de poderes y dominio
2.
Separación formal e
informal
ción proporcional personalizada alemán que se interpreta según def
las 3- Bicameralismo asimétrico 3.
de poderes
ciencias que tienen los países que operan con el sistema mayoritario. Bicameralismo equilibrado y
No de la minoría representación
hay que olvidar que el sistema electoral alemán es esencialmente pro
4. Bipartidismo
porcional, ya que el primer voto (Erststimme) se contabiliza después del 4. Sistemas pluripartidistas
segundo voto (Zweitstimme), que es el de lista y que es el decisivo para Sistema de partidos unidimensional 5. Sistema de
la atribución de los 656 escaños del Bundestag
5. partido multidimensional
según el método electoral de mayoría relativa
Niemeyer, sin contar los mandatos excedentes (Uberhangmandate) en
6. Sistema 6. Representación proporcional
número normalmente reducido (NOHLEN, D., 1984; 16ss.). Así unitario y centralizado 7.
no se 7. Gobierno Descentralización y federalismo temitorial
puede decir que el sistema alemán no sea proporcional porque admite y no-territorial
distritos uninominales en la atribución de escaños ni que sea
cional por la cláusula de exclusión (Sperrklausel) del 5% de los
despropor- 8. Constitución
no-escrita y soberanía 8. Constitución escritay veto de la minoría
votos parlamentaria
válidos emitidos a nivel federal que han de obtener los partidos o los
Democracia exclusivamente representativa
escaños directos en al menos 3 distritos que han de lograr los 9.
candidatos,
ya que dice Nohlen: «esta barrera sirve como equivalente funcional a la
falta de división del país en circunscripciones». La herencia proporcio- tanto a nivel electoral como partidista, existentes en la actualidad (LLIp
nalista de Weimar hace que la Alemania actual no tenga que HART, A., 1987; 46ss.).
despojarse
de ella y el carácter mixto que se le atribuye es una consideración ine- Advertimos así que tales distinciones responden a genuinas realidades
xacta, que desvirtúa el propósito de enfatizar el principio de y no a factores derivados de una mera ingeniería electoral. No sólo el sis-
representa-
ción acorde con aquella herencia, como lo es, en mayor medida, el de tema electoral, sino también el sistema de partidos de cada país, se ajus-
representación política/proporcional sobre el de la funcional/social ta a unas especificidades que han de contemplarse a la vez en su aspecto
(NOHLEN, D., 1984; 19, 25ss.). generalizador. Por tanto, también las dimensiones sociales globales de
En la década de los setenta algunos politólogos se plantean la
necesi cada país deben ser abarcadas en una perspectiva general, que no excluya
dad de construir un modelo que recoja las características más notorias de las peculiaridades, lo que es recogido por Lijphart en su evaluación de las
los países eurocontinentales a diferencia de los anglosajones. Esto se dimensiones políticas sistémico-partidistas de los países analizados pos-
refuerza porque la prevalencia de los sistemas electorales y partidistas res- teriores a 1945, que son cifradas de este modo: 1. Socio-económica, 2
ponde a procesos complejos arraigados en la tradición histórico-política. Religiosa, 3. Etnico-cultural, 4. Urbano-rural, 5. Apoyo al régimen, 6.
Es por esto por lo que construye A. Lijphart-cuya obra es de 1984 Política exterior y 7. Postmaterialismo. Es obvio que estas dimensiones
el modelo Consociativo, que recoge los caracteres de la realidad euro- ofrecen un espectro más amplio que el del mero continuuam derecha-
continental en contraste con el modelo Westminster que describe el uni- izquierda que, si puede resultar funcional en sociedades homogéneas, no
verso anglosajón (LJPHART, A., 1987). La contraposición de ambos lo es para explicar las sociedades heterogéneas. La evaluación hecha por
modelos resulta muy fructífera porque permite discernir las raíces y las LJphart acerca de la incidencia real de estas dimensiones, con leves mat
virtudes de cada uno más allá de sus limitaciones, reflejando una diferen- Ces, resulta decreciente el mismo orden en que están recogidas.
justo en
ciación que hay que advertir en toda su magnitud (LIJPHART, A., 1986; incisivas puedan ser
significa que las dimensiones
menos
pero ello no
22-50), y que se muestra en el cuadro de la siguiente página. la realidad sistémico
refractadas hasta soslayarlas, ya que ello desvirtúa
Estas dicotomías, inferidas por Lijphart en función de realidades, se clectoral-partidista (LIJPHART, A., 1987, 143.)
basan en el Reino Unido y Nueva Zelanda (modelo Westminster) y damos por tinall-
AS1, con este marco global elaborado por Lijphart,
Belgica y Suiza (modelo Consociativo), sin omitir modelos intermedios, a los problemas generales de
como EE.UU. por ejemplo, dando coherencia con ellos a las diferencias,
Cado el análisis de las teorías y pasamos
influjo entre elecciones y partüidos.
245
244
III. INFLUJO en sociedade
DE LOS SiSTEMAS ELECTORALES EN LOs SiSTEMAS DE
PARTIDos la opción
norma
sistémico-partidist
omogéneas ypres o una fragmen-
ación muy pequeña a
niveles
Este influjo se produce por múltiples variables, de las que destacamos (BLAIS, A., 1991; 243). parlamentartarios
cuatro: las
fórmulas electorales, la
magnitud de las circunscripciones, los A
diferencia suya, cl
principio proporcional
umbrales y la volatilidad. ión de los votos enidos por cada
distribuye los escaños
lista de partido. Para
Se admite que las fórmulas electorales dos métodos, a saber: elmétodo de ello se e
pueden ser reducidas en gene- blecen
divisor
ral a dos principios: el mayoritario y el proporcional. Así vamos a mayor) yel método de cuota (que implica (que
el métod incorpora la media
expo- los restos
ner las fórmulas clectorales
que resultan más operativas desde la
su aplicación efectiva que recogemos en el cuadro siguiente: óptica de
ART, A., 1990). El primero fuedesarrollado en mayores) (LLUP
enta del siglo XIX, tanto por el matemáticO suizo Europa los años
och
en
como por
el belga
emático ictor d'Hondt. No Hagenbach-Bischoff
MAYORITARI05 SEMI-PROPORCIONALES PROPORCIONALES obstante, este método
-Mayorfa absoluta -Voto limitado ya en EE.UU. principios siglo
e r a conocido
los a del xix como método
-Mayorfa rclativa
-Mayorfa a 2 vuclta
-Voto único no-transferible
(VUNT)
Divisores Cuotas fo emple0
fferson, cuyo alcanzó una cierta relevancia. El
método del divi
(ballotage) -Voto único transferible
sor se basa en series numericas que adjudican los escaños en función de
-Mayorfa restringida (runof) (VUT) Mcdia mayor Restos mayores
-Voto altemativo
-D'Hondt -Harc
la distribución respectiva de votos y que reflejamos del modo siguiente:
-Sainte-Laguë -Droop
-Sainte-Laguë (modi-ficada) -Impcriali
Danesa Fórmulas proporcionales de divisor
Imperiali (reforzada) Series
D'Hondt
Los sistemas mayoritarios 1-2-3-4-5-6-7
adjudican el escaño-y es vencedor-a quien Sainte-Lague 1-3-5-7-9-11
consigue más votos que sus adversarios. Este es el método de mayoría Sainte-Laguë (modificada) 1,4-3-5-7-9-11
relativa (vigente en el Reino Unido, EE.UU., Canadá, Nueva
Zelanda, Danesa
1-4-7-10-13
India, etc.) y se diferencia del de mayoría absoluta en que éste
alcanzar la mitad más uno de los votos (50%+1). Este límite
exige
la elección por el colegio electoral del Presidente de los
(vigente en De acuerdo con estas fórmulas de divisores, vamos a plantear un
EE.UU.) se ejemplo en relación con las dos primeras. A este fin, hay que decir que
emplea también para el método mayoritario a dos vueltas, cuando es el efecto para las dos fórmulas restantes: Sainte-Laguë (modificada)
logrado en la primera vuelta por algún candidato que resulta elegido, Danesa es respectivamente análogo, debido a la limitación del propio
como sucede en las elecciones de la V
República francesa. Asimismo se ejemplo. El ejemplo se establece sobre 5 partidos (A. B, C. Dy E) en
utiliza en el método del voto alternativo, que rige en Australia
para elegir una circunscripción en la que existen 10 escaños en disputa, que se indi-
alos representantes de la Cámara federal, donde es vencedor el candida-
can entre paréntesis por orden de adjudicación, con un total de 300.000
to que alcanza la mayoría absoluta de las primeras
preferencias y donde, votos:
en caso contrario, se
procede a eliminar al candidato con menor cantidad
de primeras preferencias, transfiriendo en una segunda fase las preferen- Partidos Divisores de D'Hondt Divisores de Sainte-Laguë
cias otorgadas en las que el descartado figuraba en primer nivel, repitién-
dose sucesivamente hasta que aparece el ganador. El voto alternativo se A
110.000 (1)| S55.000(4) 36.666(6) 27.500 110.000(1)36.666 22000 (7)
4)
denomina también voto preferencial y se concibe como un perfecciona-
miento de la mayoría restringida (majority-runoff-método utilizado en B 20.000 S0.000(2)26.66 16.000(10)
80.000 (2) 40.000 (5) 26.666 (10)|
algunas elecciones estadounidenses- que se caracteriza porque sólo
pasan a la segunda vuelta los dos candidatos más votados y no los candi- 20.000 12.000
datos que traspasan algún umbral, como el del 12,5% en la primera vuel- C 60.000 (3) 30.000 (8) 20.000 15.000 60000 (3)
9)
ta en Francia.
10.000 6.000
30.000(5)
La fórmula mayoritaria se caracteriza en general por facilitar Gobier- 7.500
30.000(7) 15.000 10.000
4000
nos monocolores mayoritarios, implicando así un bipartidismo, a veces 20000 (S) 6666
E 20.000 10.000 6.666 5.000
imperfecto, que da consolidación al proceso de decision-makers, siendo
247
246
en una unidad respecto de los
Como se ve, las secuencias son 4-3-2-1 (D'Hondt) y 3-3-2-1.1 menor escañios que
(Sainte-Laguë), resultando la primera mas favorable a los partidos mayo- mien
eel yoto limitado es también un
voto
an de adjudicar,
res que la segunda, cuyo fin es dar representación a los partidos pequeRos en
varia
unidades. A múltiple,
diferencia suya, el voto único pero reducible
(LIJPHART, A. 1990). opera
razón a que los votoS emitidos se hacen
transferible (VUT)
atribuciónse hace en función de por candidatos y no
Por lo que afecta al método de cuotas, al ser los escafños listas y la la cuota por
mayores aue
Droop. Esto le hace
1, tenemos que E>1: por ende, las cuotas se establecerán conforme menos oroporcional que el de los restos mayores, pero más que el
a
ndt, pues fuerza a que los partidos mayores no
presenten demasia-
E dos andidatos, ya que, aun ntando con que sus votantes
t o s en los mismos, pueden n0 salir
concentren sus
voto elegidos, mientras que los
partidos
Así se configura la cuota Hare. La cuota Droop, por el
contrario, se pequeños, presentando sólo un candidato, por la concentración de
establece incrementando en una unidad los escaños, a saber: votos
pueden conseguir el escaño (CUPHARIT, A., 1990; GROFMAN,
LIJPHART, A., 1986; 289ss.). B. v
V
E+1 De este modo y en lineas generales, estamos ante dos principios: el
mayoritario y el proporcional, sin omitir sus matices. Examinar estos
A diferencia suya, la cuota Imperiali, y a fortiori la
Imperiali reforza- métodos en los distintos países nos permitirá comprender sus
da, aumenta en dos o en tres unidades respectivamente el aspectos
denominador, más relevantes, reflejam0s en el cuadro siguiente:
como
según
V FORMULA ELECTORAL PAISES SISTEMA DE PARTIDOS
E+2 E+3
Mayoría relativa Reino Unido
La cuota Hare se usa con los restos mayores, mientras Bipartidismo
que la cuota Estados Unidos de América
Bipartidismo
Droop se usa para el voto único transferible (VUT). Ambas son, en prin- Canadá Multipartidismo
Nueva Zelanda
cipio, más ventajosas para la obtención de escaño a los partidos menores. Bipartidismo
En contraste, la cuota Imperiali, igual que el D'Hondt, son más favorables Mayoría a 2 vueltas Francia
Multipartidismo
a los Mayoría restringida (runoff) Estados Unidos de América
partidos mayores. Sin embargo, estas tendencias ventajosas sólo lo Bipartidismo
son formaliter, ya
que, dependiendo de la magnitud de los distritos así Voto alternativo Australia Bipartidismno
como de otros factores, se
contrapesan netamente. La secuencia de adju-
dicación de escaños si siguiéramos el método de los restos mayores (a Representación proporcional
Niemeyer Alemania Bipartidismo Imperfecto
saber: obtenido el cociente dey dividiendo
por él los votos de cada par- D'Hondt Austria Bipartidismo
tido, se sustraen de los votos totales aquellos que logran escaños, Bélgica Mulipartidiso
cal España Multipartidismo
culándose así los restos mayores a los que se les adjudica el escaño) o el Multipartidismo
Holanda
método Hamilton sería igual a la de Sainte-Laguë, mientras que la corres- Israel Mulüpartidismo
Sainte-Laguë (modificada) Dinamarca Mulipartidismo
pondiente a la cuota Imperiali sería igual a la de D'Hondt (GALLAG- Multipartidismo
Noruega
HER, M.. 1991; 35ss.). Finalmente, la media mayor-empleada Mulàpartidismo
mente para
regular Suecia
Mulipartddismo
adjudicar escaños sobrantes- se obtiene dividiendo el total Imperiali Italia (h. 1993)
Multipartidisme
de votos logrados por cada lista Mixto Italia (d. 1993)
por los escaños conseguidos por cada una
y atribuyendo el escaño a la lista que conserve mayor cantidad de votos. Multipartidismo
Voto limitado Japón (h. 1947)
Mulapartidismo
En nuestro VUNT y mayoritario Japón (d. 1947)
ejemplo,sobre el método D'Hondt y en el supuesto de un
escaño sin adjudicar, habría Multipartidismo
disputa en la asignación a los partidos Cy D, VUT Irlanda
pues conservan un resto de 30.000 votos.
que, obs
no
Los métodos de las excepciones
semi-proporcionales distribuyen los escaños para que las Como se advierte, pendientemente
el universo anglosajón
minorías tengan posibilidad de obtenerlos. A tres métodos, distinción
entre
este fin, hay Son significativas, existe una indica claramente que
la
de los que el voto único soslayable y que
no-transferible (VUNT) es un voto múltiple nental, que no es
249
248
opción por uno u otro sistema clectoral depende de complejidades Los casos de Japón (VUNT) y de Irlanda (VUT),
socio
políticas, que se reflejan en el ámbito sistémico-partidista y viceversa promedio
de magnitud del los distritos,
pero dado
causa del corto a
que E22, producen efec
Como ya señaló Rae, la magnitud de las circunscripciones es un porcionales, generando nultipartidismo,
iende a reducirse y en el japones no, noa pesar que, en el caso
tos
ele- de
mento fundamental del mutuo
influjo que el sistema clectoral puede tener
y tiene sobre el sistema de paridos. En el caso del método mayoritario hablar
deja
de multipartidismoi tanto por el sistema mixto
de ser un
problema
como
parece más susceptible de manipulación que en el caso del método ncia de partidos preponderantes ROFMAN, B. y por la exis-
porcional. La razón de esto radica en la posibilidad de
pro
1986; 154ss. y 289ss.).
LUPHART, A.
modificar, para
obtener la elección, el ámbito territorial o poblacional. A este
fenómeno Rl caso alemán debermos contemplarlo aparte, dada
se le conoce con la denominación de gerrymandering. Ahora de los 656 escaños
realiza al 50%
su
complejidad,
bien, el nrin. Laelección
se
cipio proporcional no deja de ser también susceptible de manipulación, lAsí se imputan 328 escanos por elección directa-en número igual
nal.
mayoritariolproporcio-
allf donde la magnitud de distrito se efectúe sin tener cuenta la canti. el primer reparto se realiza
en
al de lista- pero conforme al Zweitstimme
a las listas de los
dad de población. Por esta
causa, el
bipartidismo puede ser consecuencia correspondiente Länder (16 distritos
del resultado arrojado por el método de mayoría relativa en
circunscrip- nara después
pa segundo reparto a nivel federal proporcionales)
realizar el
descontándose
ciones uninominales tanto como éstas lo son de aquél, ya que ambos entonces los escaños obtenidos por cada lista de Land. El reparto se hace
ele-
mentos refuerzan, a su vez, la eficacia de la ley del cubo. Por el nor el método
del matematico alemân
contrario, Niemeyer, que ejemplificamos
el multipartidismosalvo excepciones es un efecto derivado sobre el upuesto anterior del siguiente modo:
de la dis-
tribución fotográfica de los escaños en función de los votos obtenidos
por
cada lista acorde con las magnitudes de distritos. Así si recordamos, como PARTIDO0 METODO NIEMEYER ESCAÑOS
indicó Rae, que una magnitud superior a 20 escaños produce un efecto de
aplastamiento de la proporcionalidad, podemos comprobar su consecuen- A 110.000 *
10: 300.000
cia. Para constatar la repercusión de estas observaciones, procedemos a
3,6 4
trazar el cuadro siguiente, que nos pemmite reflejar con claridad
semejan- B 80.000* 10: 300.000 =2.6
te tendencia, atendiendo a las especificidades sobre las que se han cons-
truido los sistemas electorales en los países democráticos: C 60.000* 10:300.000 2
ESCANOS PROMEDIO DE
PAISES N.' DISTRTOS
(CAMARA BAJA) DISTRITOs D 30.000* 10: 300.000 =1
Reino Unido 651 651
EE. UU. 435 435
E 20.000* 10: 300.000=0,6
Canadá 295 295
N. Zelanda 35 85
Francia 577 S77
Australia 148 148
Austria 183 20.33 E n 1993 se produce un cambio sustancial en el sistema clectoralitaiano. ya que se
Bélgica 0 150 T.5
pasa a un sistema mixto, en el que la elección de los representantes de las dos Cmaras e
España S2 350 6.73 el sistema proporcional
eailza en función del 75%
por el sistema mayoritario y el 25% por
Holanda 1S0 50 según D'Hondt con distrito único. Por tanto, la proporción de eleción es de 72 dipuae's
Israel 120 120 mayoritarios por circunscripción uninominal y de 158 por proporional.
Dinamarca [SL(m)] 179 10.52
NoS imitamos a dar las cifras funcionales para calcular proporcionahdad.
la pero
as Ciras no son verosímiles si no se tiene en cuenta la especificidad sistema eteutora
Noruega (SL(m)] 19 157 8.26 del
Suecia [SLm)] 28 349 12.46 Japones que se desglosa de la siguiente forma: 300 diputados son electos por et Sse
Italia (h.93) 32 630 19.68 ontar0 conforme con distritos uninominales; a
ello hay que agregar que p
se divide ei pais por c se
Italia (&. 93 158 158
Cgidos por cada uno de los doce bloques regionales que restantes que se eugen
en
Japón
S12 N,
que es usado también para elegir a los 200 diputados de 3 candidaros, que
53 3,77
o plurinominales de un mínimo de y
3 un máximo
200 (VUNT arroian por pines
Irlanda con un valor promedto oe .ll *
4 166 4.04
r aproximación, una media de 53 distritos,
en el dan un número global de dipuiados
cuadro y que, por tanto,
S
251
250
de estos umbrales, hay umbrales
Como se ve, la secuencia es igual a la de D'Hondt, por lo que tiend Al margen
eficacia práctica: por
ejemplo, la citada Sperrklaus
ales
legale que en algún caso
a asimilarse el método Niemeyer con el del matemático
belga; pero esto sf tienen
En otros, comno la barrera del 3% en España, sólo es alemana.
es incierto, ya que tampoco excluye la otra secuencia, dada la distribución
matemáticamente cxacta que incorpora el método Niemeyer. Por consi cunscripciones Madrid y de Barcelona, pues en funcional para las cir
las demás el
efectivo, conforme: hecho de que pequeñas umbral
guiente, al contar después los escaños directos puede darse el caso de que magnitudes generan altos
un partido haya logrado con los primeros votos (Erststimme) unos brales para
los partidos
pequeños,
infiere que la
magnitud de circuns-
ino el reverso de un posible umbral
escaños excedentes (Uberhangmandate) que le son estrictamente respe. legal (VALLES, J. M.
1986; 12). Por tanto, la limitación de la
tados. Teniendo en cuenta esto, no se puede decir que el sistema
alemán sea radicalmente mixto cuando el elemento decisorio resulta el
electoral el crecimiento de las magnitudes de
desproporcionalidad
los distritos actúe
pasa porque
método proporcional (NOHLEN, D., 1984). proporcional (LIJPH. A., 1994; 25). equilibrando la
Los umbrales son los márgenes por los que los partidos encuentran la La volatilidad electoral es un aspecto relativamente nuevo del análisis
posibilidad de acceder al reparto de escaños. Para ello, Rokkan definió el lectoral, pero básico para su investigacion. La razón de ello es
que cons-
umbral de inclusión o de representación, que se establece del siguiente tata el influjo que, a niveles sistemicos, generan los aspectos electorales
modo:
V-1
cnhre los partidistas, ya que volatilidad son «los cambios electorales
agregados netos que se proaucen en un Sistema de partidos entre dor
e+n-1
olecciones sucesivas y que se deben a tansferencias individuales del
siendo e los escaños yn el número de partidos" (ROKKAN, S., 1982: voto» (MONTERO, J. R., 1992; 283). Así hay que diferenciar entre vola-
247). Ahora bien, este umbral, que nos indica el porcentaje de votos que. tilidad y swing, en cuanto este
último, asociado como está al fenómeno
en condiciones más ventajosas, permite a un partido alcanzar su
primer hinartidista, indica transferencia de voto orientado según una proyección
escaño en un distrito, resulta insuficiente en la medida en que no es gene Dendular, mientras que la volatilidad se refiere a sistemas multipartidistas,
ralizable a todos los sistema electorales. Por eso, otros autores han hecho donde la transferencia del voto se realiza de modo más proteico y com-
una nueva delimitación distinguiendo, de un lado, el umbral de inclusión plejo. Por su implícito nivel de incertidumbre, la volatilidad es también
o de representación, cuya ecuación es: significativa para ponderar la funcionalidad del cambio que va desde los
partidos de integración, más conexos a través de la identificación part-
dista, hasta los partidos acaparadores (catch-all party), caracterizados
e+n-1
como maximizadores de votos, y para los que la volatilidad constituye un
y, de otro, el umbral de exclusión, que es: eje básico. Atendiendo a esto, hay que decir que bajos niveles de volatili-
dad resultan simétricos con estabilización de las preferencias de voto,
mientras que el caso opuesto no supone por el contrario inestabilidad,
e+T
Este nos describe, por contraste, el porcentaje de votos que en las con- que es la cantidad, siguiendo el ejemplo, en torno a la cual no es posible obtener escaño,
diciones más desventajosas puede ser insuficiente para que un partido esto es, que si partido ganase un escaño con esta cifra obtendrna una prima derivada de las
alcance su primer escaño' (COX, G. W., 1991; 126). condiciones más ventajosas. Mientrás que el umbral de exclusión, extraido su porcentaje,
queda en 27.000, que es la cantidad que permite alcanzar un escaño en las condiciones
menos favorables.
No obstante, la complejidad de la delimitación de los umbrales, establecida en base a
'Como es obvio al efectuar cálculos de la fórmula, la posibilidad de restar una unidad las variables de: a)
porcentaje de votos, b) magnitud de distrito, y c) núnero de partido que
al total de los votos resulta una magnitud despreciable, pero dejamos la fórmula tal como
fue expresada.
compiten, es manifiesta. Esto hace que su generalización no sea nada simple. yaque mo
dos como Sainte-Laguë, Sainte-Laguë modificado y los Restos Mayores presenten tormu
La definición de los umbrales operando según el método D'Hondt y remitiéndonos las de umbrales distintas de las del método D'Hondt. que aquí es
imposibleeponer p
por mera aproximación al ejemplo dado de distribución de escaños quedaría así: El umbral razones de espacio. A este respecto, hay que tener en cuenta que estos umbralesic
de inclusión o de representación de Rokkan da la cantidad de 21.428 votos, la cual refleja, electoral de un pais, no muy cot
resuitar, cuando se aplican en concreto a la vida
Si
Se advierte bien,
un que no permite lograr escaño. Esta es la razón que obliga a
número de manifiesto la existencia de umbrales empíricos que
desmienicen
cambiar la fórmula del umbral de representación, que, por ende, se establece a partir dc poniendo
erosimilitud de las fórmulas allí donde se incorporen vaniables adicionales, COn
extraer el porcentaje corespondiente de la cifra dada, de 21.000 votos y
cuyo resultado es plo,puede ser el tamaño del parlamentoy la concentración de paDNCIO
252 253
pese a que refleje la realidad de las fracturas en su dimensión histórico. ejecutarse sobre una participac
pueden nás o menos
elevad
nacional, como ocurrió con el caso de la volatilidad electoral agregada encuentaque ningún sistema político puede soportar, más allá teniendo
de un tie
que se produjo en las elecciones españolas entre 1979-1982, que con un dencial, un grado de ticipación excesivamente
porcentaje del 42,3% 1legó a un nivel nunca alcanzado en los países euro-
n
un alto niv
alto nivel de ciudadanos adscritos bajo-ya que esto
la
supone
alta participa
a
condición de free-
riders-yque.de pación tampoco se
una
peos, siendo el más próximo, el porcentaje de 41,9, alcanzado por Italia puede inferir unani-
midad en l os intereses y anhelos de los cudadanos. Así
en las elecciones de 1992-94, forzando en ambos casos un realineamien- podemos
amplio;grado de participación entonces
to del sistema de partidos (GUNTHER, R. y MONTERO, J. R., 1994 ercibir que cabe un
política, como revela
473ss.). El cálculo de la volatilidad electoral agregada, denominada vola- iudadano que muestra entificación partidistay abstiene
se
causa de que su preterencia carece de probabilidad de éxito. ende
votar a
tilidad total, se establece con la siguiente fórmula:
otro que no tiene identificación, pero que cumple con su
con
deber de
snfante. Establecer una diferencia muy rigida entre participación activa y
VT=il1
ZIPit-Pi(t+ 1) V
asiva representa un roblema, pues salvo por dichos límites, es difícil
pasi
2
decir cuándo la acción de un ciudadano es o deja de ser funcionai al siste
en el que n es el número de partidos y Pi constituye el apoyo electoral
ma político (MONTERO, J. R., 1994; 479ss.). La participación política se
(sea
en votos o porcentajes) del partido i en el tiempo (elecciones) sucesivo basa, a partir de esta amplia gama, en dos orientaciones, a saber: la deci-
(-as) t y t+1. Asimismo, podemos computar el cálculo de volatilidad par- sional y la expresiva, en función de las cuales se articula el propio sistema
tidista, que afecta a cada partido en concreto acorde con la diferencia de poltico. Sobre ambas se ejecuta la responsabilidad que contrae el ciuda-
votos (o porcentajes) obtenidos en elecciones sucesivas. La volatilidad dano, en cuanto que de ellas dependen los canales-partidos, sindicatos
además precisa, para que sea funcional, medirla también a nivel de blo movimientos sociales, etc.-que hacen funcionar al sistema político.
ques (VB) e intra-bloques (VIB), acorde con segmentaciones como, por Como vimos, Rokkan enfatizó la importancia de las fracturas históri
ejemplo, la del continuum derecha-izquierda. En este sentido, hay que co-esenciales para poder comprender el transfondo de los sistemas políti.
señalar que «la volatilidad electoral agregada a nivel partidista, de blo- cos-partidistas. La tradición histórica de cada sistema político es una uni-
que o de sistema es el único resultado de procesos complejos de compe dad que no puede desconocerse, pues sin el recurso a tales fracturas
tencia electoral que los lideres partidistas, los militantesy los electores resultarían estos sistemas político-partidistas incomprensibles. Muy espe-
perciben tangiblemente y sobre el cual, con mucha probabilidad, basan cialmente ocurre esto respecto de Europa, cuya tradición histórico-políti-
su interpretación de la situación política y su elección. No hay que olvi- ca, no deja de tener gran influencia en la misma evolución de sus siste
dar que obviamente son los fenómenos de volatilidad agregada los que mas poltico-partidistas (GUNTHER, R. y MONTERO, I. R, 194;
influyen directamente los procesos gubernativos..., (BARTOLINI, S., 467ss.). Si bien el sistema político puede entenderse como la estructura
1986; 376). por la que discurre la actividad política en general, es claro que
to histórico-particular del mismo no puede soslayarse sin grave ricsgo de
el aspec
sin contar con
vaciarlo de contenido (ROKKAN, S., 1982; 131ss.). Esto
de
INCIDENCIA DE LOS SISTEMAS DE PARTIDOS EN LOS SISTEMAS ELECTORALES muchos sistemas políticos están atravesados por diversas tracturas
N. que
ds que ninguna puede ser colocada de modo prevalente, a pesar de que
Inversamente al influjo del sistema electoral sobre el partidista, exa- niveles de prelación entre ellas, como
planteo
pucdan jerarquizarse la
Lyphart respecto a las dimensiones políticas socio-economca
con
minamos aquí cuatro variables del sistema partidista que ejercen influjo como prevalrente
sobre el electoral: la participación política, las fracturas históricas, las HART, A., 1987; 144). Pero ello no la determina
ideologías y el número de partidos. involucran dimensiones
con
iguat
Pue hay sistemas políticos que flamenco-valona en Bélgica, la racia
El concepto de participación política se refiere a un proceso comple a y o r importancia, como la
en
jo. La participación política, en la sociedad de masas que implica el pro- Sudáfrica,
la urbano-rural en Noruega, etc
ceso del Estado-nación, se revela como el los sistemas partidistas influyen
sobre a su vez el aspce
eje de la ciudadanía. Los ciuda Oesto, estan enrectua
danos, como miembros de un sistema político, asumen responsabilidaaes Ora ya que aquéllos, donde estas fracturas tan
etectivo c o m o
(ROKKAN, S., 1982; 47ss.). Estas, desde votar hasta formar Gobierno, d S e n e r a n d o un marco de representación
255
254
a la contienda clectoral dem
sea posible. para que tales fracturas queden integradas dentro del co
desciende
bcrática, el número
armazón
sistémico-político. Así el principio de la representación proporcional se
ce convierte en un elemento
importante para el marco partidos
sistémico-
poln
va que su mayor o menor magnitud
retleja características esen-
n
impone de modo inexorable, pues la heterogeneidad social fuerza a que P o l
de aquél, com0 Su homogeneida sus fórmulas
las distintas fuerzas socio-políticas dispongan de la posibilidad de repre ciales
electorales
sentar sus intereses. bles, sus fracturas,
etc. aplica-
Así el número de partidos es una variable
La formulación kirchheimeriana del partido acaparador, orientado una estimación adecua
iundamental
(SARTORI, G., 1980; ABREU,que precisa
por la maximización de votos, plantea el problema de las ideologías con
inusitada actualidad respecto a los partidos de integración, Para obtener ésta, ha sido creada una serie de
propios de la índices que reve-
lan la complejidad del proces0 de contar partidos. Estos var
época anterior a la última postguera. En esta época, los partidos políticos
constituían el armazón político de las ideologías, entendidas en el
sentido
dice de concentracion (aenominado Hi en honor a sus
autores, O.
de cosmovisiones que revelaban la profunda escisión entre dos
clases
rfindahl y A. Hirschman), construido entre 1945 y 1951 en torno
a la
sociales: la burguesía y el proletariado; escisión que reflejaba, de un de que los votantes elijan votar por el mismo
lado,
probabilidad
valores límites de 1, si hay solo
partido, con
el temor inercial que la burguesía, dominada aún por los efectos de un
partido, y de 0, si el número de
su
4ac par-
destrucción del Ancien Régime, mostraba respecto del surgimiento del tiende al infinito (MOLINAR,
J., 1991; 1383ss.). A éste se
agrega
proletariado y, de otro, la profunda desconfianza de este último ante la el va citado índice de fraccionalizacion (denominado F por su autor D.
concepción iracional que del capitalismo había desarrollado aquélla Rae) construido en 196/ sobre la probabilidad de que dos votantes opten
(PASTOR, M., 1994; 3 1ss.). por partidos diferentes y que presenta valores límites de 0, si existe un
Las consecuencias de las dos guerras mundiales, de la Revolución solo partido, y 1, si los partidos tienden al infinito. En este sentido, tene
soviética y la profundización científica de la economía cristalizan a mos que F=1-HH.
partir
de la década de los sesenta del siglo actual, poniendo de relieve lo infun- Posteriornmente se desarrolla el índice del número efectivo de parridos
dado de tales concepciones. La transformación kirchheimeriana (denominado N por sus autores, M. Laakso y R. Taegepera), construido
recoge
toda esta evolución en el marco del partidismo político, mostrando que el en 1979 con intención de eludir, por un lado, la magnificación que HH
sistema político no puede funcionar sin más dentro de los límites de la otorga a los partidos mayores respecto de los pequeños y. por otro, los
state-nation building por más que la presuponga, sino que la trasciende, problemas que crea F respecto de contar los partidos atendiendo sólo a la
exigiendo un proceso de modernización política que es asimétrico res fragmentación partidista de modo que la dimensión o tamaño de los par-
pecto de aquella escisión. tidos no sea un factor transparente, cuando es esencial (LAAKSO. M.y
Esta modernización requiere, por tanto, que las ideologías dejen de ser TAEGEPERA, R., 1979). Es por esta razón por la que N tiene valores
entendidas simplemente como cosmovisiones y se ajusten al marco inte límites de 1, en el caso de un solo partido, y de infinito, si los partidos
grador que impulsa al sistema democrático. Bajo este prisma, las ideo- tienden al infinito. Con ello se destacan valores funcionales a la confngu-
logías responden entonces a diversos problemas, como se reflejan en las ración sistémico-partidista que, acordes con la fórmula:
fracturas históricas, sin responder a una única fractura de clase social
(BELL, D., 1963). La diferenciación sistémico-partidista no responde así N=
a una sola dimensión, sino que está atravesada por otros elementos
carac
terísticos. Que el sistema partidista venga constituido por dos o más par LPF
tidos políticos no refleja, a su vez, sino el grado de homogeneidad/hete cuadrado). pue
(donde Pi#es el porcentaje de votos del partido ganador al
rogeneidad social implícito (ROKKAN, S., 1982; 174ss.). Sin olvidar que de contar part
dOrecer unaperspectiva más ajustada a la posibilidad muld-
los criterios de cficacia y de legitimidad son esenciales para medir la fun- S
Segun las nociones generales de unipartidismo,
bipartidismoy
cionalidad ideológica del sistema partidista, el cual se encuentra encade- con los valores
sean verosímiles
paridismo, de forma que tales cuentas
nado por el desarrollo del proceso administrativo que debe ejecutar a ries- funcionales. (llamado
go de perder el poder político; pérdida que se hace efectiva en el proceso el índice de hiperfjraccionalizacion
electoral en tanto marco que envuelve la contienda ideológica desde la t O s hay que añadir construido en
torno a 190
J. Wildgen,),
Sus autores, M. Kesselman y
altos para 1os
óptica democrática estricta. En la medida en que el background ideológi noS limitamos a reflejarlo, ya que genera valores
257
256
partidos pequeños, similarmente a como N produce altos valoree para | la comprobac1 de tal terrelación a niveles sistémico es relativamen-
partidos mayores, sin poder diferenciar bien sistemas partidistas diostintos te reciente, ya que para detectarla se requicre una condición de estabili-
(MOLINAR, J., 1991).
se hace efectiva sino bastante después de la II
dad, que
hasta la década de 1os sesenta del
Guerra mun-
Advertido todo esto, se ha propuesto en 1991 por J. Molinar otro fndi. csto e s , hasta siglo xx. Sólo
dial,
ce. denominado NP o número de partidos, con arreglo a la fórmnla por tanto, se iniciz el oceso de descongelación (unfreezing) queentonces,
origina
el ajuste de cuentas con los regimenes autoritarios-que tiene lugar en la
Siguiente:
cada de
los setenta
y ncipios de los ochenta- para finalmente
cada de los noventa,
P) PP desembocar
en la
como único sistema
mponiendo inexorablemente el
NP=1+N- modelo
democrático político legítümo (GUNTHER,
"
MONTERO, J.R., 1994; 467ss.).
P R. y
Asf. la congruencia de esta periOdización se verifica por la necesidad
de profundizar el sistema politico democrático, que lógicamente es la
en la que
contrapart de aquella interrel Esta profundización se proyecta en
aspectos:
función de tres
N= )complejidad de toda generalización, en cuanto se apoya en
2) correlaciones especijicas a nivel sistémico electoral/partidista, que
PR es lo que permite
establecer
3) derivaciones tendenciales de los procesos, allí donde éstos son sus-
y donde PY es el porcentaje de votos del partido ganador. Así NP Calcula ceptibles de cambios, que podemos ilustrar, a modo de ejemplo, en el
con mayor ajuste el proceso de contar. pues no sólo cuenta al margen al hecho de que los Estado-naciones europeos de la po0stguerra con forma de
partido ganador, sino que además sopesa la importancia de los partidos Estado republicana (Alemania, Francia, Italia) limitan los efectos de la
pequeños, teniendo presente así tres aspectos esenciales del proceso de proporcionalidad, mientras que aquellos que pemanecen como monar-
contar partidos sin perder de vista la perspectiva sistémico-partidista, a quías continúan utilizándola. Naturalmente, esto no quiere decir que no
saber: el tamaño del partido ganador, la brecha entre los dos partidos existan ejemplos contrarios, como son respectivamente el Reino Unido y
mayores y el grado de concentración de los partidos minoritarios (MOLI- Austria, pero éstos no anulan el efecto tendencial advertido. Así, aunque
NAR, J., 1991; 1386). De esta forma a diferencia de N, que crece cuando en modo alguno esto es decisivo para la realidad democrática, sí lo es para
la brecha entre los partidos mayores aumenta, NP decrece, permitiendo la madurez a la que debe orientarse el sistema democrático conforme a
limitado, de suer-
equilibrar un matiz fundamental como es el hecho de que la condición de que todos los cargos públicos sean elegidos por tiempo
partido hegemónico o/y preponderante, en la terminología de Sartori, no te que todo posible abuso de poder quede neutralizado en sus consecuen
quede oculto tras los valores altos, dado por N que evalúa la configuración cias no-intencionadas por la limitación temporal de su ejercicio.
sistémico-partidista como eminentemente bipartidista. La centralidad de
este ajuste es importante para establecer una valoración eficaz del proce-
so sistémico-partidista, pues nos permite, a su vez, no contar como multi-
partidismo sistemas partidistas, que reflejan el predominio duradero de
partidos hegemónicos o/y preponderante, como son, por ejemplo, los
casos noruego, sueco y el francés de la V República en 1968, 1981 y 1993.
V. CONCLUSIÓN.
Como es obvio, la interrelación entre el aspecto electoral y el parti-
dista ocupó a muchos autores sobre todo a los que hemos citado, aunque
258

También podría gustarte