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ÉDITORIAL "GARCILASO"
DANIEL RUZO: EDITOR.
CATVIEDES
LIMA — 19 3 5
DIENTE DEL PARNASO
JUAN CAVIEDES
— 7 —
Dice el glorioso San Agustín, en su libro
De Civítate Dei, estas palabras:—no está obliga-
do el cristiano a llamar m é d i c o s en sus enferme-
dades, porque es más acertado fiar en D i o s . — Y yo
digo:'
8 —
EL AUTOR AL LECTOR
Si e n m a n o s del m a l doctor
cae el p e c a d o r ¿el justo
en cuales ha de caer,
no habiendo bueno ninguno?
FE DE ERRATAS
— 9 —
TASA
N o s el ordinario, más
ordinario que el correo,
licencia de imprimir damos
aqueste libro a su dueño,
por cuanto no tiene cosa
contra la salud, que aquesto,
como somos el achaque,
certificamos de cierto.
— 10 —
DEDICATORIA
A la muerte
— 1 1 -r-
— 12 —
Lección y.
i a
— 14 —
plumas, que este bruto achaque
de comerlas se ocasiona.
N o d i g o que el cielo o s g u a r d e ,
porque será cosa ociosa
pedirle lo que ha de ser
hasta la postrera hora
— 15 —
PARECER QUE DA DE ESTA OBRA
17 —
les dan muerte ellos mismos.
Cual con una calavera
le p e g a por l o s hocicos,
y cual a patadas venga
las sangrías del tobillo.
Uno le tira canillas,
otro u n costillar podrido,
que los m u e r t o s son peores
que los muertos, tercio y quinto;
pues, como más vengativos,
los consumen a pellizcos;
y las barbas, pelo a pelo,
se l a s sacan con ahinco,
diciéndole:—aquesta baba
m e e n g a ñ ó e n el o t r o s i g l o ,
porque le t u v e p o r sabio
como no le vi l a m p i ñ o ;
y ya veo que e s error,
que no h a y b a r b a s entendidas,
pues a ser ciencia la barba
fueran doctos los cabritos.
Una ballena pudiera
enseñar a Tito Livio,
cuando no tiene en su barba
el m e n o r p e l o de juicio.
Otro le d i c e : — E s t e a mí
me engañó con lo engreído,
porque ignoré que los sabios
se desprecian a sí mismo?.
Y e s que u n doctor de e s o s se h a c e
con saber cuatro palillos,
ponerse grave y tener
un estante o dos de libros;
ir a las visitas tarde
diciendo que está aburrido,
contando como h a y qué hacer,
que no v a g a en su ejercicio;
— 18 —
que tarde pasó a una cura,
que há m u y poco que la hizo,
con palabras golpeaditas,
severo y ponderativo;
decir dos o tres latines
y términos esquisitos.
como expidtris, concoetris,
constipado, cacoquimio..
Los ignorantes vulgares
que solo t i e n e n oído,
se quedan atarantados
amando al doctor—peligro.
D e achaques de d a m a s hay
un número muy crecido
de muchachas que h a volado
Bermejo, doctor divino,
por parecerles que no
lo e r a n s i n e l requisito
del médico de l a s damas,
que e s t e n o m b r e se h a adquirido,
para decir m u y mirladas,
haciendo mil equilibrios:
—A mí me cura Bermejo,
no hay más que mi don Francisco—
Y lo que e s m á s que él e s una
sangría sobre resfrío,
y las rosas y claveles
mueren de un doctor—Narciso.
Estánle aguardando para
vengar su enojo, y les digo
que m a t a r lindas n o puede
ser nunca feo delito.
Decidle no se acongoje
porque un bien e n un mal hizo;
si e n e l l a s le quita al sesto
lo que se pone e n el quinto.
L o que puede darle pena
II) —
son unos muertos erguidos
que en g a v i l l a m a t ó , como
inquisidores y obispos.
Dejo, dejando esto a un lado,
finalmente, como digo,
que también tienen los m u e r t o s
en el h a b l a r estrivillos.
Que he leído este trtado
todo, de fin a principio,
y veo que en b u r l a s nadie
con tal propiedad ha escrito;
porque es de simples y bobos
el p e n s a r que h a y , n i h a habido,
hombre que curas emprenda
con conocimiento fijo;
porque siendo como e s la obra
del artífice divino,
nunca un humano podrá
conocer bien lo que no hizo.
Si acierta e s casualidad
y no m á s ; p u e s averiguo
que, al que m a t a n y al que sanan,
curan por un tenor mismo.
Y si l a m u e r t e y l a vida
están en un equilibrio
en la certeza, es arrojo
aventurarse al peligro.
El accidente mayor
puede sanar de sí mismo,
y el m á s l e v e a c h a q u e lo hacen
mortal los malos auxilios.
Así reprueba el autor
los médicos por dañinos,
contrarios a la salud
y de la vida, enemigos.
Hombres, mirad lo q u e hacéis!
huid de médicos malditos,
— 20 —
y así no os p o n d r á n los huesos,
como yo tengo los míos.
Morid de vaide, menguados;
p o r q u e e s g r a n d e el desatino
p a g a r un hombre el verdugo,
ios cordeles y el cuchillo.
Y por cuanto no se opone
a la verdad, califico
e s t e t r a t a d o y lo apruebo
una y mil veces, y digo:
que de j u s t i c i a le deben
d a r licencia de imprimirlo,
a costa de l o s doctores,
y de v a l d e repartirlo,
para que todcs lo traigan
como reliquia consigo,
y h u y a n l o s m é d i c o s de él,
diciéndoles con ahinco,
en viendo que u n o se acaree:—
F.vi f o r o s , c a t a e l l i b r o !
Arredro vayas, doctor!
L a salud sea contigo!
21 —
PROLOGO DE ESTA OBRA
— 24 —
si p e r m i t e s que un doctor
ití e e n e cuatro mil geringas.
.bien p u e a e s u f r a - a u n n e c i o
quien sufre u n a medicina
que te d a r á t a n t o gasto
como rayarte i&s tripas.
Y aunque mis e b r a s lo sean,
es mi necedad distinta
a l a de u n d o c t o r , p u e s lleva
plata por sus boberías.
M á s médico es mi tratado
que ellos, p u e s si b i e n s e mira,
divierte que es u n remedio
que cura de hipocondría;
p u e s p a r a los accidentes
que son de melancolía,
no h a y n a d a que los alivie
como un recipe de risa.
R í e t e de tí el primero,
pues con la f é m á s sencilla
p i e n s a s que el m é d i c o entiende
el m a l que le c o m u n i c a s .
Ríete de ellos después,
que s u brutal avaricia
venden por ciencia, sin alma,
t a n a c o s t a de l a s vidas.
R í e t e de t o d o , puesto
que a u n q u e de. t o d o t e rías
tienes razón.—Dios te guarde.
cin m é d i c o s n i b o t i c a s .
DECIMAS
— 26 —
Muerte sin médico es llano
q u e s e r á p o r lo q u e infiero,
mosquete sin mosquetero,
espada o puñal sin mano.
Este concepto no es vano:
porque aunque la muerte sea
tal, que todo c u a n t o vea
s e lo l l e v e por delante,
que a n a d i e m a t a e s constante
Si e l doctor no la monea.
Muerte injusta! Tú también
me tiras por la tetilla;
m á s y a sé no e s m a r a v i l l a
p a g a r m a l el s e r v i r bien.
Por Galeno juro, a quien
v e n e r o , q u e si e l rigor
no conviertes en amor
s a n á n d o m e de- r e p e n t e ,
y muero de este accidente,
que no he de ser m á s doctor.
Mira que en estos afanes,
si a s i a l o s m é d i c o s t r a t a s ,
h a n de a n d a r d e s p u é s a g a t a s
los curas y sacristanes.
Porque soles ni desmanes,
la s u e g r a y s u e g r o peor,
f r u t a y n i e v e sin licor,
bala, estocadas y canto,
no m a t a n al año tanto
como el m é d i c o m e j o r .
Porque fiera no me achaques
te juro, por Dios bendito,
de m a t a r cual don Benito
Ordanivia y Melchor Vásquez (1)
(1) L o s n o m b r e s de l o s m é d i c o s d e L i m a e n e s a
época v a n e n cursiva.
— 27 —
q u e d e s p a c h a n - má¡s q u e cltasqaea (2)
y t x c e u e n en la porfía
a \U'jo de plata, que al día
primero al enfermo ha muerto,
pues corno é s t e e s doctor tuerto
trae hecha la puntería.
Seré uno y otro Utrilla
e n desollar con sus artes,
y por m a t a r por tres partes
seré como otro Rivilla,
que m a t a con taravilla
de retórica parlata;
y con su doctrina mata;
y también cual ciruano
sanguinolento y tirano,
c o n q u e e s t r e s Ojos de plata.
Seré el doctor Corcobado
que, con e m p l a s t o s y apodos,
birla mucho m á s que todos
porque este mata doblado.
Y aunque siempre anda gibado
de las espaldas y pecho,
este médico mal hecho,
e n el c r i m i n o s o trato,
si cura cual garabato
a matar sale derecho.
Seré Crispín que receta
a , salga lo q u e saliere
de la cura, donde diere
con recipe de e s c o p e t a .
No hay vida en que no se meta
con bárbaros aforismos
y e n l a t í n de solecismos
— 28 —
este ignorante doctor,
siendo el b á r b a r o mayor
de todos los barbarismos.
Seré e n pegar la pedrada
don Lorenzo el sin igual,
que dá m u r t e natural
porque su cura es indiada.
Su persona fué llegada
del P o t o s í con la suerte,
de médico; más se advierte
que tan solo es, e n rigor,
cacique o gobernador
de la m i t a de la M u e r t e .
S e r é d o n Pedro Chinchilla
médico que cura a pie
y m a t a m u y bien, aunque
n o e s la m u í a con la silla.
T a m b i é n son de e s t a cuadrilla
mil n a v a j a s engreídas
que, e n su ejercicio podridas
hoy tendrán muertes a parbas,
d e j a n d o de q u i t a r barbas
por andar quitando vidas.
Como son el licenciado
Garrafa, torpe extranjero,
d o n Juan de Austria, ayer barquero,
y Miguel López de Prado.
Godoy, con su ojo saltado,
sin otros mil curanderos,
ignorantes majaderos
que m a t a n , con libertad,
m á s hombres en la ciudad
que el o b l i g a d o c a r n e r o s .
Seré la g r a n doña Elvira
médica por sucios modos
de la carnaza de todos,
porque a todos cursos mira.
— 29 —
Con l a s traiciones conspira
de su g e r i n g a punzante
que es, por l a s a n c a s , matante
de s u e r t e que birla más
ella sola por detrás,
que nosotros por delante.
RESPUESTA DE LA MUERTE
II
_ 32 —
sostiene el mayor camal.
Matando busca caudal;
porque tiene tal virtud
que, con solo el atahud
viste y come de regalo
y, siendo doctor t a n malo,
anda vendiendo salud.
Torres ya es cosa perdida,
si a n t e s f u é doctor e n suerte;
aunque también con la muerte
anda buscando la vida.
Albarda es tan conocida,
que de valde y al fiado
visita el viejo menguado;
pero con tal desventura,
que, aunque de fiado cura,
mata luego de contado.
Heras que el orbe acribilla
en barajas de doctores,
por ser de l o s matadores
tiene el lugar de espadilla:
más mata que mala silla,
más que un necio en porfiar,,
más que un pobre en mal pensar
más que un tonto pretendiente,
más que una ciega impaciente,
que e s todo lo que h a y que hablar.
Esplana, atroz abocastro,
tanto a matar se apercibe
que, por hacer muertos, vive
fatal vecino del Rastro.
En sustancia es un emplasto;
p u e s con impulsos malditos
cura a los niños chiquitos,
_ 33
y en esto tiene tal fama
que, e n la f í s i c a se llama
Herodes de l o s ahitos.
García, que anda embutido
en su manteo y sotana,
curando de m a l a gana
por hacerse el engreído,
es a mí tan parecido,
en su fatal catadura,
que mata con la figura
de física autoridad,
y así su cura, en verdad,
solo e s cura p a r a el Cura.
Machuca está en las mantillas
gateando de doctor,
y moderno matador
visita en las carretillas.
Dice que hace maravillas
y es m u y grande patarata,
porque no ata ni desata,
porque en todo se complica,
y el remedio que él aplica
sin remedio luego mata.
Guerrero en el apellido
trae consigo el matadero;
pues todo aquel que e s guerrero
es matador conocido.
P o r dos reales m e h a vendido
las visitas, y no es loco;
pues su crédito provoco
de m a t a r , e n que es t a n ducho,
que por poco mata mucho,
y por mucho mata poco.
El Coto, doctor que espanta,
fuera cierto singular
si tuviera, en el matar
lo que tiene en la garganta.
— 34 —
Moderno es, y se adelanta
e n m a t a r e s t e m o d o rro
a todo el c r i m i n a l corro,
enfermos de mil en mil,
que aunque es Coto n o e s Sutil (1)
porque tiene ingenio porro.
Romero, fatal veneno,
fué médico de u n Virrey;
y mientras duró, fué ley
que le aplaudiese Galeno.
Faltó el a m o y no f u é bueno,
pues dio también residencia:
y se vio por experiencia
que, así que faltó el señor,
fué un médico matador...
que u n Virrey también da ciencia.
Barco solo e s eminente
y el p r i m e r o en esta ciencia;
médico es de Su Excelencia
y matador excelente.
Todo simple pretendiente
por remota adulación,
le encarga su curación
y dá doblada la plata...
él con gravedad lo mata
y acaba la pretensión.
— 35
AL DOCTOR CORCOBADO
I
Oye corcobado físico,
de mi corcobado cántico
los agraviados esdrújulos,
loa de un dos veces sátiro.
A t í , quircuncho de médicos
y íicencifedo galápago,
mojiganga de l a física,
tuerto en derechos de párroco,
fué tu concepción incógnita,
semen de flojos espárragos,
que corcoba tan aeérrima
no la concibieron rábanos.
Heces de algún amor hético
formaron cuerpo tan párvulo,
y así de defectos cúmulo,
tienes e n globo lo lánguido.
Concho sin jugo vivífico
hizo tu ingenio mecánico,
y así tu cuerpo ridículo
se formó con tanto obstáculo.
En t u s e s p a l d a s el túmulo
traer denotando lo trágico,
envuelta en bayetas lóbregas
toda tu giba de plátano.
Si eres un barbero frivolo
o cirujano fantástico,
deja, matador, lo lírico
y trata solo en lo asmático.
Versos de numen frenético
escribe un botado-guácharo, (2)
ingenio penpatético
que en la cabaliná es Tántalo.
II
Mono de la medicina,
gimió de los curanderos,
espantajo de barberos,
médico de melecina,
c o n m á s comba que bocina
que esa tu corcoba encierra;
también en los versos yerra
como en curar tu opinión
pues no es bien tire a traición
quien es hecho en buena guerra.
Según dicen las comadres
mucho en calidad adquieres;
porque, por los muchos, eres
hijo de muy buenos padres.
Sácame, porque me cuadres,
de una duda y gran zozobra.
¿Cómo teniendo de sobra
tu madre en los arrabales
tanta copia de oficiales,
te hicieron tan mala obra?
Dime, tonto singular,
¿cómo dices m a l de quien
diciendo mal dices bien,
que h a y bien e n el decir mal?
Si hablo en tesis general
de médicos, no hay disputa
'(2) Expósito.
— 37 —
de que e n nada es disoluta
mi pluma, y así lo pruebo:
yo te puse como nuevo,
sin decirte hijo de p,..
Por tu musa simple y boba
desde hoy aquí te condeno,
por mal Virgilio y Galeno,
a una bien pegada soba.
A palos esa corcoba
tengo de hacer que se humille,
y nadie se maraville
que, si con coplas mal hechas,
simple y tonto me desechas,
el que y o te desastille.
Volver p o r tí has intentado
con torpes coplas revueltas
y no es mucho tenga vueltas
un hombre tan corcobado.
L o que sí m u c h o he admirado
e s que e n tu m a d r e subiesen
tantos, y que todos fuesen
a fabricarte en sus faldas
uno a uno, entrando a espaldas
y a tí n i n g u n a te hiciesen.
Si de los médicos hablo,
en la opinión popular
de que no s a b e n curar,
novedad ninguna entablo.
Basta, retrato del diablo,
odre hidrópico de viento,
tan gibado de talento
como eres de revejido,
n o t e des por entendido
que j a m á s lo es u n jumento.
— 38 —
AL CORQOBADO
39 —
AL DESAFIO
Liseras, un corcobado,
con un cirujano tuerto,
ambos del arte, y entrambos
sin arte, por ser m a l hechos,
tuvieron unas palabras
sobre matar a un enfermo,
que por matar estos diablos
se mataran ellos mesmos.
A la espada lo remiten
para no andar m u y sangrientos,
que si a recetas riñeran
mueren al primer ungüento.
Salieron a la campaña
hombre a hombre y cuerpo a cuerptf
aunque no muy hombre a hombre
que el Curcuncho es hombre-medio
Salió Liseras armado
con su espada y parapeto,
abrochando muy hinchado
dos v a c í a s de barbero.
El tuerto hablando muy alto;
pero Liseras más hueco,
que es tan fatal el Curcuncho
q u e s u e n a a b ó v e d a e n Tetos.
Llegados a la estacada
los dos campeones galenos
recipe, dijeron y,
se recitan los ateros.
Sacó una jeringa el giba
— 40 —
y una tienta sacó el tuerto,
y dos broqueles de parches
por defensivos pusieron.
Dies draemas de mataliste
se tiran en cada encuentro,
que f u é p e n d e n c i a de purga,
s e g ú n se olió p o r el miedo.
—Apostema es! voto a cribas!
lo que padece el enfermo—
d e c í a el t u e r t o , y Liseras
decía—No es sino uñero.
Y aunque mucho se estrechaban
no se e n c u e n t r a n , y e s el cuento
que no se acertaban, porque
ninguno parte derecho.
Viendo la Muerte, avarienta
de vidas, que tenían riesgo,
y matándose perdía
dos mil muertos por dos muertos,
empuñando la guadaña
se les metió de por medio,
esgrimiendo calaveras
y amagando cementerios,
diciendo en tremendas voces:
—No haya más, fuertes guerreros!
envainen esas espadas,
mis dóciles instrumentos;
que dos tan grandes idiotas
m e e s t á m u y m a l el perderlos,
pues no tiene otros mayores
l a milicia de Galeno.
Matáranse como el diablo
a ser cirujanos buenos,
aunque cuantos yo conozco
Be m a t a n , p e r o p o r serlo.
Considerad mi piedad,
y veréis que no os he muerto
_ 41 —
porque, en tuerto y corcobado
finco muy grandes provechos.
Dadle a los médicos parte
que los dejo por lo mesmo
pues a no ser ignorantes
los tuviera e n el carnero.
¿Cómo pudiera vivir
Ramírez con los excesos
de glotón, si no m e hiciera
sorda a tanto llamamiento?
Qué diré de los helados
deí g o l o s o d e Bermejo,
que a no ser t a n grande idiota
de u n pasmo lo hubieran muerto?
L a noche e n que se decía
que salía el m a r , el miedo
lo hubiera muerto en camisa
de achaques de poco experto.
E n fin todos tienen causa,
por desórdenes que h a n hecho,
para morir, y por más
ganancia m í a los dejo.
Al modo que dejan padres
que a u m e n t a n los ganaderos,
dejo vivir los doctores
para hacer casta de muertos.
Háganse las amistades!—
Y allí, diciendo y haciendo,
obedeciendo a la Muerte
e n v a i n a r o n los dos hierros.
El esqueleto en sus manos
se l a s cogió a los guerreros,
diciendo con propiedad:
—Ea! Toquen esos huesos—
Abrazáronse los dos
con un lazo muy estrecho,
porque el curcuncho, en. s u jiba,
— 42 —
tuvo entornillado al tuerto.
Mano a mano con la muerte
f u e r o n casa del enfermo,
y por brindis de amistades
se los mamó el esqueleto.
43
A UNA DAMA
— 44 —
practicantes de marfil,
matadorcillos modernos.
No es de médico la barba ,
p o r m á s p e r f e c c i ó n .que veo,
que e n ella tienes, hermosa,
hoyo para hacer entierro.
E n g a r g a n t a y pecho albo,
que son un dulce embeleso,
navega matando Barco
hidrópico de su yelo.
Si cuantos caen e n tus manos
han de morir sin remedio,
por idiotas de alabastro,
son Armijo y Argortiedo.
T u t a l l e e s d e Pico de Oro,
que Narcisillo Galeno
mata mucho y tiene talle
de m a t a r al m u n d o entero.
M u e r t e d e Antonio García
e s el tesoro encubierto,
porque éste se tapa mucho
y cura a fuerza de ruegos.
D e Ramírez y Avendaño
muslos y piernas contemplo,
que si aquí m a t a la carne
estos son doctores gruesos.
El pié es flecha de Machuca,
pues, siendo en la ciencia el menos,
es el mayor matador
y tiene punto de serlo.
Este es, Lisi, tu retrato;
mírate bien al espejo;
v e r á s que te copio al vivo
pareciéndome un Lucero.
45 —
SOBRE EL DOCTOR YAÑEZ
~ 46 —
con dos, don Alonso, es cierto
que estuvierais muerto entero.
Se dice que la muralla
estorbo le es; en rigor
dice bien, que el matador
siempre e n los m u r o s se halla.
Buen anuncio de batalla
que n o s h a de g u a r d a r bien,
pues hoy os libra de quien
es, con idiotas errores,
el Charpe de los doctores,
p i r a t a conde de F r e n . (1)
Y aún peor, pues no os recata
el dinero del contrario,
y aqueste es tan temerario
que m a t a y lleva la plata.
Gente es la inglesa más grata
q u e m é d i c o s , si s e advierte
que en u n a y en otra suerte
a que el hado nos convida,
de unos compramos la vida
de otros compramos la muerte.
Vuestro amigo es en verdad,
y esta certeza asegura
el que al que el doctor no cura
le tiene mucha, amistad.
Luego, al punto le pagad
lo que no os h a visitado,
la botica y lo doblado,
cera, cruz, cura, cantores,
atahud, convidadores,
que esto os hubiera costado.
_ 47 —
A UN ALTAR
— 48 —
que para hacerla se ha dado,
porque matándose andaba
y andaba al mundo m a t a n d o .
Su devoción admitid,
que, e n sacramento tan alto,
para el tiro de u n amor
se tiene famoso blanco.
Esta distinción le hace
médico notable y raro,
pues con ese sacramento
tendrá forma de curarnos.
El mayor remedio ha sido
que intentó médico sabio
que este médico divino
hace buenos a los malos.
Q u e d a o s c o n él y c o n vos
que y a d e j o de cantaros,
que en i g l e s i a de madera
están ociosos los cantos.
— 49
VEJAMEN
— 50
que, por c o m e r de tragedia,
de toda la carne viva
sueles hacer carne muerta;
gallinazo curandero,
que haciendo pico la geta,
a todos sacas las tripas
y a ú n el c o r a z ó n con ellas;
tumba sensible que viste,
por adentro y por afuera,
de negro luto forrada,
bayeta sobre bayeta;
r e s p o n s o de cocobolo,
manga de cruz con que entierran,
cabo de año de azabache,
duelo m a n d i n g a de negras;
p a ñ o de e n t i e r r o enrollado
en quien, por gotas de cera
q u e le f a l t a n , p o r l a casta
le suplen gotas de brea;
noche de u n o de Noviembre,
puesto que se trata e n ella
de finados, como aqueste
mata-físico tinieblas;
cimarrón de cirujía,
pues, huyendo de saberla,
e s t á e n el m o n t e de idiota
con su boca e n Bocanegra;
forzado del amasijo
d e l a M u e r t e , si e n l a artesa
de los hospitales de indios
se amasan tortas trigueñas;
sudadero seco al sol,
que mata, corta y desuella,
como lomillo sin paja
o bastos de silla abierta;
más matador que espadülr.
más infausto q u e t r a j e e ! ¡y.
y escultor el m á s insigne
que sabe hacer calaveras;
lacayo, en fin, de la Muerte,
cuando su ama rejonea
la vida de los dolientes
le dá por rejones flechas;
éste dicen que acertó,
entre las muchas que yerra,
una cura que hizo, a Dios
que te la depare buena;
finalmente él acertó,
s e a p o r fas o por nefas,
y así merece una fama
de h a l d a s o de m a n g a s hechas.
La cura fué tan insigne
tan prodigiosa y tan nueva,
que García de Paredes
ni el Cid la hicieron tan buena.
A una mujer abrió en Lima
por la parte que no cierra,
y una piedra le sacó
que pesaba libra y media,
tres onzas y dos adarmes,
que, a la verdad, tanto pesa
porque quiten envidiosos
y le quede a P e d r o piedra.
S o l o él c o r r i ó c o n l a cura;
m á s q u é m u c h o q u e él c o r r i e r a
si e r a de vejigas, y
los perros corren con ellas?
Así que la piedra vio
con furia, rabia y fiereza,
juzgando se la tiraban,
Pedro se arrojó á morderla.
La mujer no murió por
estar de Dios que viviera,
que sino entre los chorizos
ue s u s dedos se le queda.
Es cierto que por la cura
merecía que le dieran
cuatro reales de chicharras
y dos asaduras frescas,
y en Pisco de cirujía
le echaran donde le vieran
e n l a g a r los pies con uvas
y con pasas la cabeza
y que u n a m a s a le echaran
grillos, b r a g a s y cadena
de los infinitos yerros
que hace en sus curas hebreas.
Pero h o y es día de aplausos;
gócelos en hora buena,
a u n q u e t o d a v í a el rabo
por desollar se nos queda.
Pedro e s sabio. Pedro es docto
y sabe más que cuarenta
c a r g a s de tuertos Godoyes
y corcobados Liseras.
Crispín Hernández desista
de sus barbas y lancetas,
q u e c o n el c a c h o r r o Utrilla
no sabe lo que se pesca.
Vaya don Pedro de Castro
a reventar apostemas
a Tetuán, porque las abre
antes de apuntar materia.
En fin, cuantos e n el mundo
t r a t a n de emplasto y de tienta,
al g r a n P e r o t e de Utrilla
vengan a dar obediencia;
p u e s a c o s t a de su vida
hizo una cura tan fiera
que si l a m u j e r se muere...
vivo como ahora se queda.
Víctor! Perote de Utrilla,
p u e s con su m u c h a experiencia
la cola de ser cachorro
es víctor de f a m a negra.
EPIGRAMA
— 54 —
LOA
^_ 55 —
La llaga sanó porque
la lamió con lengua y labios;
llaga que no sanó' Pedro...
m a l ha dicho allá u n adagio.
En la misma cura tuvo
estipendio bien sobrado,
porque sanguaza y piltrafas
lo e s de médico del Rastro.
Ya, Perico, con mis versos
temo estarás emperrado;
si me muerdes, en tus pelos
libro el remedio quemados.
Si le hago saltar con ellos
los honra, que e s igualarlo
al r e y de E s p a ñ a y de Francia
por quien t a m b i é n él d á saltos.
De esta manera o de otra
el potro le dejó sano,
aunque la caballería
muy puerca con los emplastos,
y así en físicas cadencias
cantaré, en su idiota aplauso,
lo que diré en otra copla
que e n esta no cabe tanto.
Pedro de Utrilla es insigne
sobre cuantos cirujanos
por varios, idiotas modos
tiran de la Muerte el carro.
AL CASAMIENTO DE PEDRO UTRILLA
P e d r o de U t r i l l a , el cachorro,
dan en decir que se casa
segunda vez, porque está
casado con su ignorancia.
Un c h a s c o lleva al revés
la desventurada dama,
porque lleva un perro vivo
por perro muerto que llaman.
E l l a con él se d á a perros
y él c o n e l l a s e d á a g a l g a s ,
no a piedras que r u e d a n montes
sino a las que en m o n t e s ladran.
Otros dotes hay más pobres;
pues si c o n m u j e r mulata
una blanca no ha llevado,
ha llevado media blanca.
Bravo cirujano dice
el mismo que es y se engaña
e n lo cirujano que
e n lo otro no que e s d e c a s t a .
Pero así pasará el pobre,
que aunque su ignorante fama
dice que no vale u n higo,
sé que v a l e m u c h a s pasas,
El la traerá bien vestida
(a costa de c u r a s malas)
y bien comida, sino
de manjares, de caracha.
La boda fué m u y cumplida
y hubo morcillas sobradas
y bofes, porque todo esto
h a y en bodas de chanfaina.
Siempre habrán de estar riñendo.
Pedro y su mujer por causa
que ella es vieja, y este nombre
se suele dar a las gatas.
Un cachorrito barcino
de la p r i m e r a carnada
le suplico que me dé,
para enseñarlo a las armas.
Gócese un siglo con ella
y sucesión tenga tanta,
que en sustentar a los hijos
gaste un Rastro de piltrafas.
— S8 «
MEMORIAL
Excelentísimo Buque
que, sustituto de Carlos,
e n g r a n d e c é i s lo que e n vos
a ú n m a s que a s c e n s o e s atraso,
la Muerte, como quien sabe
el modo de los fracasos,
pues todo m o r i r e s uno
de médicos y de dardos,
conociendo que estos mares
los i n f e s t a n los corsarios,
y que son g a s t o s enormes
muralla, escuadra y soldados,
ha acordado aconsejar
en tan delicado caso
a Vuecencia, que embarque
a todos los boticarios,
barberos y curanderos
y, e n fin, a los matasanos,
sin exceptuar a ninguno,
por ser caso averiguado
que si cada quisque de ellos
birla al día tres o cuatro
españoles, cortaráse
sin médicos este daño,
se aumentará la milicia,
y el e n e m i g o al contrario,
birlándole los infantes
con purgas y con emplastos.
Los que m a t a b a n en Lima
quedarán ya castigados,
España con la victoria
y la Hacienda Real sin gastos.
¿ Soldados son menester
donde se halla un doctor Barco,
que puede abordar a un
bajel de vidas cargado?
Un Bermejo matasiete,
y muy poco lo adelanto,
que puede ser por sus obras
un licenciado Bernardo?
Un García mataciento,
cuyas proezas han dado
canongías a los curas
y a sacristanes curatos?
Un Vásquez, campeón moderno,
que, con j e r i n g a s y caldos,
por la retaguardia birla
escuadrones de hombres sanos?
U n Machuca que, con solo
su gravedad, ha volado
m á s v i d a s que u n a fragata
de fuego en incendios varios?
U n Ramírez bravo buque
armado , siempre de estragos,
pues tiene mil toneladas
de ignorantes matasanos?
Un Revilla, que es lijero
bajel de corso tirano,
aunque por tanta obra muerta
había de ser pesado?
Una capitana Elvira,
que e n sí c a b a l g a , bien largos,
cien cañones de jeringa
— GO —
por cada banda o costado,
los cuales con tanto acierto
dispara, que a ojo cerrado
por la cámara de popa
abre a puro cañonazo?
U n p a t a c h e Pico de oro
tan ligero por lo vano,
que tiene llena de viento
el v e l a m e n de los cascos?
Un Llanos que gallardete
tiene el aire navegando,
c u a n d o a n t e s de s e r doctor
navegaba a todo trapo?
Bajel d e broma repleto
un magnífico Avendaño,
que en cureña de doctor
hoy se pasea graduado?
Dos fragatones Utrilla
p o r el c o l o r embreados
y por la casta, pues pueden
los dos estar amasando?
Los demás que resta son
también pequeñuelos barcos
que hacen, pues visitan poco,
sus muertos de c u a n d o en cuando.
En fin de t o d a s aquestas
naves cargadas de emplastos,
de geringas y de tientas
y polvos confeccionados,
alhucemas y diagridios,
y todos cuantos petardos
y bombardas las recetas
nos muestran en !
sacatrapos,
ballestas, flechas, machetes,
tridentes, garfios y lanzas.
Por t o d o lo c u a l , y por
lo que no vá declarado,
— 61 —
a Vuexcelencia suplica
que luego, y sin dilatarlo,
mande que s a l g a n al mar
los campeones señalados;
y para aumento de gente
y que puedan ayudarlos,
lleven enjalmas consigo
de s u e g r o s y de cuñados.
Y por v í a de reserva
vayan los poetas malos;
porque estos también disparan
y matan a cada paso.
— 62 -
AL DOCTOR MACHUCA
— 63 —
A UN MEDICO
— 65
QUERELLA DE LOS PEPIN\QS
— 72 —
ni pepinos en el mundo
para darle e n la cabeza.
No hay mengua ni vituperio,
irrisión, mofa ni afrenta
que no merezca pasar
para que no se entrometa.
Muere Hipócrates, y exclama
que muere cuando comienza
a saber la Medicina,
con cien años de experiencia. .
Y vos, apenas nacéis
cuando p e n s á i s que a la excelsa
c u m b r e del saber llegáis
con mentecata insolencia?
Y como los que son vulgo
el interés no penetran,
os c r e e n los s i m p l e s p o r d o c t o s
viéndoos la barba de pera,
sortijón, guantes, mesura,
y os dan por hombre de ciencia,
como si e l ser uno sabio
acaso se compusiera
de pelos y de badanas
y de oro que engasta piedras;
porque todas esas cosas
las puede traer una bestia,
sin dejar de s e r l o nunca
por m á s adornos que t e n g a .
El que sabe no se estima
por conocer su bajeza,
y el ignorante se engríe
por p e n s a r que n u n c a yerra.
Mucho suspiras, Machuca,
si p r e s u m i r n o supieras
que no andará quien presume
si al f i n del camino llega.
Si piensas que docto eres
— 73 —
por estudiar muchas letras
te engañas, que la memoria
tienen por otra potencia.
Ser docto e s entendimiento,
q u e él p o r s í t a n solo opera,
sin que letras necesite
d e o t r o , c u a n d o él s a b e h a c e r l a s .
El papagayo responde
a u n a p r e g u n t a , y si f u e r a
la de un aforismo, es cierto,
diera enseñada respuesta.
Con que podemos decir
que el médico, por la cuenta,
es papagayo, y que tú
e r e s loco de Avisena.
Pero vuelvómo a las burlas
que h a b l a r contigo de veras
es mucho aprecio, y parece
que salgo de la materia;
porque las cosas que son
risibles, m á s las pondera
que el g r a c e j o que l a s dice
lo serio de la sentencia.
Que aunque las hables y escribas,
se han de e n t e n d e r tus recetas
como sentencias de muerte
sin apelación extrema.
A mi prima machucaste,
Machuca y ya que la ofensa
ha sido contra mi sangre,
l a h e de v e n g a r c o n m i v e n a .
Venid acá, matalote,
graduado en calaveras,
doctor en la sepultura,
licenciado de l a huesa,
si o s d i e r o n el g r a d o , n o
lo t e n é i s por suficiencia,
74 —
sino por dinero que es
más médico que Avicena.
Si porque os llaman doctor
pensáis que lo sois, se yerra
vuestro ignorante discurso,
porque no sois ni a ú n albeitar.
¡Si a y e r eráis practicante
de B e r m e j o que si acierta
es cuando caza, porque es
gran tirador de escopeta
¿cómo sois tan presto docto
¿Es por tener muchas letras?
¿Queréis ser melón escrito
c u a n d o solo sois b a d e a ?
Porque un torpe mercador
o s dio p l a t a , y n o o s dio ciencia
p a r a el g r a d o ? Si s o i s sabio
de plata, curad talegas.
P o r q u e el m i s m o os aplaudió
tenéis opinión supuesta.
Yo creyera que eráis docto
a ser doctor de estameña.
¿Qué t i e n e n que h a c e r los fardos
con los médicos? Qué mezcla
a qué conexión h a y entre
los pulsos y las bayetas?
Este sois, doctor fortuna;
pues, sin m á s mérito que ella,
sois u n Galeno en las dichas
y en las curas uia bestia.
Cúrese con vos el que
de la vida desespera,
aunque un cordel o un trabuco
muchísimo menos cuesta.
Si me tenéis por mordaz
v o s lo sois con m á s certeza,
pues nadie como vos tanto
se mete e n vidas a j e n a s .
Si Dios guardare mi juicio
no h a y a miedo que se metan
en la m í a , v o s ni otro
matalote de l a legua.
— 76 —
ROMANCE
Los c u r a s ./encubridores
s o n de los m é d i c o s puesto
que les t a p a n sus delitos
con enterrarles sus muertos.
Aunque son encubridores
h a c e n lo contrario de ellos;
p u e s l o q u e e l médiaqf m a t a
lo c a n t a n p o r todo e l p u e b l o .
La piedra filosofal
tienen los curas en ellos;
porque sacan, enterrando,
oro y plata de sus yerros
L a s parteras con bautismos
dan, al contrario, provechos,
que ellas al n a c e r ayudan
y al m o r i r a y u d a n ellos.
E n la heredad de los curas
médicos son jornaleros,
porque en enfermos cultivan
a su cosecha de entierros.
— 77 —
EDICTO
— 78 —
Hay quien p u r g a con el aire,
cual p u r g a n con los nocivos
venenos y con jeringas
con que a traición haces tiros.
Bástanos, señor doctor,
la peste de que morimos
sin usted que serán dos
teniéndole por vecino
porque médico y achaque
nada tienen de distintos;
pues tanto monta decir
doctor como tabardillo;
p o r q u e el m é d i c o a s e r viene
sobornal de paroxismos,
un mal con otro a las ancas,
un ungüento espeditivo,
añadidura de pestes
un bien colmado peligro,
una sobra da disgustos
y un achaque bien pulido.
Por tanto, saber le hacemos,
( y sepa que se un prodigio
hacerle saber, sabiendo
que n a d a sabe un borrico)
sin m á s fórmulas ni ambajes,
q u e n o f a b r i q u e e n el sitio
de esta calle, ni en catorce
en contorno a este distrito,
so pena de que a pedradas,
ha da morir en el mismo,
que esta es muerte sin doctor
como sabrá el entendido.
Vaya a fabricar en el
muladar de San Francisco,
sitio que compró s u abuela,
previsora en elegirlo,
porque con plata ganada
— 70 —
de curar cursos malignos,
compró solares de cursos
y p o s e s i ó n de servicios.
Fabrique en los cementerios,
que el que m a t a p o r oficio,
pues que vive de los mufirtos,
no h a de v i v i r c o n l o s v i v o s .
— 80 —
A MACHUCA
Ya los autos de l a fé
se lian acabado sin duda
porque de la Inquisición
médico han hecho a Machuca.
Relajados en estatua
saldrán judíos y brujas,
no en persona, que estarán
ya relajados con purgas.
Tan hechiceras como antes
serán las tristes lechuzas
porque en manos del doctor
han de volar con unturas.
Castigo de sus errores
condigno es, si bien se juzga,
P a r a que quien vive errado
errado muera e n la cura.
El diagridio y mataliste
Es la leña que chamusca
a judíos por adentro,
en vez de encina robusta.
El maná medicamento
e s contrario al que ellos j u z g a n ,
porque con el s u y o comen,
y con el otro se ensucian.
Aqueste de tí, doctor,
n o t a n solo v i e n e n l l u v i a s
sino hasta truenos, llegando
el lapo hasta la cintura.
Ya sin brujas se acabó
el regocijo a la c h u s m a
81 —
de t i r a r a l a s corozas
la munición de la fruta.
Ya los casados dos veces
dejan las mujeres viudas,
a la p r i m e r a receta
y. a l a v i s i t a segunda.
Ya la p e n c a queda ociosa
por no haber en quien sacuda,
si p o r e l f u e g o y baqueta
suplen bebidas y purgas.
Si, echándoles ,el doctor,
de sus errores no abjuran
los herejes y judías,
n o a g u a r d e n que él los r e d u z c a ,
p o r q u e él e s p e r s o n a honesta
y a la Inquisición se auna,
pues se alaba que jamás
desató la bragadura.
A PICO DE ORO
— 84 —
estaba e n el h u m o r rojo,
y é s t a dio el b r a z o y l a mano.
Consiguióse luego, al punto,
por estar aparejado
Pico de lanceta, y ella
la venda que ciega a tantos.
Hízose luego la boda,
que la m u j e r p o r su t r a t o
tuvo en un instante todo
el casamiento amasado.
Los parientes de ella dicen
pierde ella: y es al contrario;
pues quien con cincuenta y cinco
se tiende, siempre ha ganado.
Ella es vieja perdurable
y Pico de Oro e s m u c h a c h o ,
con que la boda olerá
m á s a cabra que a chibato.
Con p a r i e n t e s dá e n casarse
la m u j e r : si su velado
primitivo era matoso,
y este lo e s por m a t a r tanto.
Si ella se cura con él
en breve estará acabado
el matrimonio, que Pico
la despachará volando.
Gócense en la bella unión
brindándose, en cada paso,
ella a Pico tortas, y él
a ella jarabes violados.
A UN MEDICO TUERTO
— SC —
Ayúdales a beber
tus malditas purgas puercas,
y les darás media vida
y tú tendrás otra media.
De las ayudas aleves
parte también, que les echas,
y ejercitarás dos ojos
que en un tuerto es cosa nueva.
Que el comerles las viandas
no e s curarles las dolencias,
s i n o c u r a r t e del hambre
c a n i n a que te atormenta.
Media visita debían
pagarte, en Dios y en conciencia,
que quien m e d i o v é al e n f e r m o
no debe llevarla entera.
Del Callao te h a n echado
con descrédito de albeitar,
por e n j a l m a de Galeno,
por lomillo de Avisena.
Hínchate, doctor, de paja,
que las albardas rellenas
no matan tanto, y tendrás
hecho tu plato con ellas.
Que e r e s albarda no h a y duda,
y me remito a la prueba,
p u e s la medicina tuya
p o r ser de albarda e s t á e n jergí\.
— 87,—
AL DOCWR YAÑEZ
— 88 —
A UN DOCTOR DE ANTEOJOS
89
las canillas en la boca.
Dejad de pronosticar,
ciencia ardua y dificultosa,
como lo dice la glosa,
del v o l u m e n del matar;
más, si queréis acertar
con pronosticar seguro,
a un enfermo lo futuro
le d i r é i s , g r a v e y severo:
—morirá usted, caballero,
m u y b r e v e , si y o l o c u r o .
Si queréis pronosticar
preñados, podéis decir:
—hembra y macho ha de parir—
que el u n o se h a de acertar
Y si a c a s o a preguntar
os llegaran—¿qué se hizo
el o t r o ? — q u e e r a enfermizo
afirmaréis, y que el padre,
como lo hizo e n la madre,
continuando lo deshizo.
— 90 —
EPITAFIO
r- 01 —
AL DOCTOR LLANOS
El bachiller Cordillera,
licenciado Guadarrama,
doctor puna de los Lipes,
y médico Pariacaca,
sierra de la medicina
y graduado por la escarcha,
carámbano con golilla,
seco granizo con barbas,
me visitó en un achaque
para helarme las entrañas
con mil recetas diciembres
que tirito de n o m b r a r l a s .
Díjele: turbión albeitar,
¿en qué Galeno garrafo,
en qué nevado Avicena
o en cual Hipócrates aura,
aprendistes a matar
con tus curas madrugadas
y recipes garrapiñas,
que son betún, pues se mascan?
¿En qué charcos estudiaste,
en qué Genil o Jarama
practicastes, o que Tajo
te enseñó e s a s cuchilladas?
Pato de la medicina
con barba, g u a n t e s y capa,
tísico sapo aguachirle
o bien curandero rana,
di ¿qué páramo aforismo
te enseñó la limonada,
ungüento mátalo-todo
ungüento todo-lo-sana?
¿Con qué h ú m e d a ballesta
o cenegosa guadaña
fríos arroyos enristras,
flechas de lagos disparas?
A l verte los tabardillos
tiritan, y las tercianas
en oyendo al doctor Llanos
se acurrucan con fresadas.
Por pasmo de medicina
tu frío aplauso te aclama
y es cierto, pues tus recetas
son las cosas que m á s pasman.
Como ignoras las traiciones
que a la salud h a c e el agua,
s a b e m o s que la mejor
e s la que v i e n e de M a l a . (1)
O n o h a y m á s que u n accidente
o son tus curas erradas;
porque si a todos los hielas
sin duda todos se abrasan.
Y porque veas tus yerros,
con un ejemplo de llamas
te he de concluir de veras
con la esperiencia contraria.
El Portugués y Piojito (2)
viven pipotes con alma,
M a t u s a l e n e s de Pisco
(1) M a l a e s el n o m b r e de u n río p r ó x i m o a L i m a .
(2) F a m o s o s borrachos de la época.
— 93
si n o A d a n e s d e l a N a s c a (3)
y j a m á s han visto nieve,
ni saben si e s n e g r a o blanca,
ni e n sus hígados se h a n puesto
e m p l a s t o s de v e r d o l a g a s .
Los mostos son sus cordiales,
de a g u a r d i e n t e s sus orchatas,
los pámpanos su achicoria,
y estas hojas son borrajas;
los l a g a r e s sus boticas,
los azumbres son sus dracmas,
su boticario el pulpero,
y su doctor la p a r r a n d a ;
pues barro son como todos,
aunque hay una circunstancia,
que son barro de botija
y t u s m u e r t o s de tinaja.
Y si el calor continuado,
e n h o m b r e s que se emborrachan
por sangrarse, no e s dañino
¿para qué e n f r í a s y sangras?
Me mandaste sangrar y
yo m e p u r g u é de mañana;
no vomitar me mandaste
y yo lancé las entrañas.
Mandásteme ayudas frías,
y yo me anudé las nalgas
sin huir de este remedio
por no volverte las ancas.
Mandásteme hacer unturas
y no las hice, por causa
que untado m u y fácil fuera
que brujo enfermo volara.
A tus recetas, en fin,
— 94 —
yo les volví la casaca
y, haciendo todo al revés,
hice ciencia tu ignorancia
con discursos, porque el que
lleva siempre la contraria
de h a b e r errado, sabemos
que a un yerro un acierto labra.
Y o m e libré de t u s m a n o s ,
m i l a g r o que m e h a c e instancia
p a r a que Esculapio ponga
de e s t e p o r t e n t o u n a tabla.
RECETA CONTRA CORCOBA
— 96 _
Más tuerto que a n d a r derecho
entre corchetes y escribas;
más torcido que una ley
cuando no quieren que sirva;
más escaso que banquete
de poeta que convida;
m á s que g u s t o de avariento;
corto, m á s que t u s visitas;
más gibado que bocina;
y, e n fin, en la e s p a l d a y p e c h o
catafalco con ropilla.
11
— 97 —
*&i¡ u n ' t o l o n d r ó n c o n largos
brazos y p i e r n a s que estira.
Solo el tropezón te sirve
del ahorro de u n a cinta,
siéndote fiador la capa
que la a p u n t a s con orquillas.
Y si u n a f u e n t e no b a s t a
a esguasar tan gran vejiga,
ábranse con ella una
palangana y dos salvillas.
Y porque tengas acierto
Gcvrrafa es quien puede abrirlas,
que e s fontanera de rabos
su italiana cirujía.
De fuente a fuente Liseras
v é el r e m e d i o e n cañerías,
p u e s de m i f u e n t e Helicona
se hizo tu fuente Plazica.
— 98 —
A UN AB0&jr¡.jjv
Licenciado ambulativo
que a médico, de abogado,
te metes, para tener
más concurso de despachos.
Recipe los susodichos
h a c e s con el n u e v o estado;
penas de c á m a r a , ayudas;
las peticiones, emplastos.
Por Avicena y Galeno
truecas a Bartulo y Baldo,
el Derecho p o r el tuerto,
y por t u m b a s los estrados.
Con defender no comías
y a h o r a , h a c i e n d o lo contrario,
te ahitas con ofender
a todo el g é n e r o humano.
L i c e n c i a d o Cena a oscuras
n o t e l l a m a r á el vulgacho,
c o m o a n t e s , si a h o r a almuerzas
y cenas despavilando.
D e A l c a l d e de Corte l o g r a s
el p o d e r d a r p o r el tajo;
si sentencias por recetas
como el crimen por sus fallos.
Letrado en médico injerto
dará una fruta del diablo;
por las dos partes veneno
y por las mismas amargo.
No habrá salud que no metas
— 99 —
a pleitos, dando traslado
con tus fatales recetas
a todos los boticarios.
Sobre cualquier accidente
despacharás luego un auto
de u n g ü e n t o s ejecutivos
p o r l o s censos del Calvario.
Para acreditarte imita
de B e r e m o la estirado,
D e Revilla lo gestero
y de R a m í r e z lo hinchado;
de Machuca el darle vivos
al sombrero a cada rato,
q u e solo él h a merecido
el que dé v i v o s su mano.
De Antonio García imita
el ir a m a t a r rogando,
que importa mil muertes esta
m a n e r i t a al fin del año.
T ú acertaste e n la elección,
porque e n el m u n d o en que e s t a m o s ,
el que m á s acierta e n él
es el que vive matando.
•— 100 = .
CAUSA
Querella
Leandro de Godoy, un
cirujano cura tuerto,
parezco ante su merced,
aunque con un ojo menos,
y dígole, señor juez
medical, que me querello
civil y criminalmente
del médico geringuero;
porque viniendo una noche
con otro médico incierto,
por venir en una muía
dos enjalmas de Galeno,
el doctor don Melchor Vásquez,
científico a tres mil pesos,
porque la Universidad
l e dio grado de talego,
con cuatro o cinco de escolta
en u n muladar, que en puesto
tan sucio como éste mata
el c u r a de c u r s o s puercos:
aquí m e tiró u n balazo
que n o m e acertó p o r yerro,
que es t a n idiota el Melchor
que e n n a d a ha tenido acierto.
A t e n t o a lo cual, y a que
es el dicho un desatento,
a Vuestra merced suplico
— 101 —
que a d m i t a i n f o r m a c i ó n de e l l o ;
y dada en aquella parte
que b a s t e a estar satisfecho
de m i justicia, que pido
h a g a como me prometo.
Proveimiento
Información
— 102 —
le echó de pólvora una
fría y atroz melecina;
y que el n o d e j a r l e muerto
fue ignorancia conocida
del susodicho doctor,
que yerra más que imajina;
porque le tiró el balazo
con el ojo con que mira
no le acertó, que el Melchor
dá solo en ojos sin niñas;
que a tirarle por el tuerto
sin duda alguna lo birla,
porque a ojos cerrados siempre
tiene hecha la puntería;
y que esto que dicho tiene
e s verdad e n que se afirma
y ratifica, aunque suele
decir algunas mentiras.
D e n i n g ú n modo le tocan
g e n e r a l e s de calillas,
que aunque e s físico de ayuda
es otra ayuda distinta,
Y en cuanto a la edad decíais
tener la cuenta perdida
y así juzga que a la cola
tiene treinta años y días.
Prosigue la informador
—, 1 0 3 —
porque las leyes torcidas
piden testigos gibados;
el que después de haber hecho
con sus dedos un calvario
de cruces, decir verdad
juró por tantos y cuantos:
y preguntándole sí
sabía algo de e s t e caso,
con voz que sonó a tinaja
h a b l ó el g i b a retumbando:
que conoce a uno y a otro,
que son grandísimos machos,
y p o r serlo n o se admira
de v e r que se a n d e n matando;
y que el V á s q u e z a s í mismo
t i r ó al t u e r t o u n geringazo,
que al b a j a r c u a r e n t a varas
d e fijo p e g a e n el blanco;
y que el n o h a b e r m u e r t o al t u e r t o
fue porque tiró a matarlo,
p u e s del M e l c h o r los discursos
le salen siempre encontrados.
Y que lo que tiene dicho
en la causa y declarado
e s la verdad, y se afirma
y se pone recostado,
y en cuanto a la edad declara
que t e n d r á cinco o s e i s años...
( y e s verdad, que m á s n o puede
caber en cuerpo tan bajo).
Concluye la información
E n la c i u d a d de l o s Reyes
dicho m e s y día dichos,
porque también h a y en verso
abreviaturas de ripios,
— 104 —
por testigo presentóse
el b u e n don Lorenzo el Indio,
tan natural doctor que
nació llorando aforismos;
el cual juró por el Dios
que los médicos malditos
deidad de los cementerios,
y enguantado basilisco.
Y siéndole preguntado
si c o n o c í a a l o s dichos
contrincantes, dijo q u e :
(más diré como lo dijo)
que conoce a otro y a uno,
que son m u y señores míos,
y al tuerto y al s e ñ o r Guásquis
hijo de la doña Elvira;
q u e el f i s t u l e t a r i o Guásquis
era del otro enemigo,
y que cargó la escopeta
pera echarle un lavativo.
Es verdad, sí, m i señor;
mire usted, tengo cumplidos
setenta años m á s o menos,
treinta y nueve cabalitos.
Y tras tal galimatías,
p o r a n t e m í el infrascrito
escribano, firmó con
lanceta de m a t a r vivos.
Mandamiento
Mulatos enterradores,
pues que sois ministros fieros
de médicos criminales,
porque les prendéis los muertos;
la p e r s o n a del doctor
don Melchor prenderéis luego,
— 105 —
si halláis por donde agarrar
a tan grande camariento;
y le p o n d r é i s e n l a cárcel,
y le embargaréis aquello
que h a g a n a d o con los m a l e s
que c a u s a r a a todo el pueblo.
Diligencia
— 106 —
no ignora aquí el ingenioso
de que pica el dicho reo
de médico, de poeta,
de v a l i e n t e y g a l á n diestro;
pero que todo ello e n él
es pintado, y es supuesto.
Y así cuanto aquí declaro
lo m i s m o e s q u e t e n g o hecho.
Depósito
Descargo
—• 1 0 7 —
A curarlo, y no a matarlo,
fué el desventurado preso,
s e g ú n lo d i r á Machuca,
el doctor a l a b a r d e r o ,
y decir que f u é trabuco
y no jeringa, es supuesto.
Y si e l t r u e n o l o acredita
¿qué geringa habrá sin trueno?
y es contra justicia que
por tal causa h a y a mil sueltos
de v i e n t r e en e s t a ciudad,
y que al pobre se h a y a p r e s o .
Además, que no merece
castigo sino g r a n premio
el que i n t e n t a o el que mata
a u n doctor que h a c e lo mesmo.
¿ M u y bueno es que anden m a t a n d o
y que n o h a g a caso al menos
la justicia, cuando no
m a t a n físisos como ellos?
Y porque intento matar
u n o a otro del a r t e mesmo
siendo bien universal,
se h a g a t a n t o s aspavientos?
C u a n d o si l o s d o s s e matan
fuera fortuna de enfermos,
y si todos u n o s a otros
fuera miel sobre buñuelos.
Además que le asistió
razón para darle al tuerto
m u e r t e atroz, al doctor Vásquez
Por todo lo cual y, porque
se f u n d a en medio derechc
por hacer lacayo negro.
Porque un pobre cirujano
Godoy, porque la mitad
le viene a caber por tuerto
— 108 —
s e h a d e s e r v i r a sí m e s m o ,
como hace el doctor Utrilla
que es en todo muy atento.
a Vuesamerced suplican
que deje libre y absuelto
de la calumnia al doctor
sin que se hable m á s en esto.
Cuando animarse debían,
s e g ú n l e y de buen derecho,
a que todos se matasen
pues redunda en nuestro aumento.
H u b i e r a si ellos faltaran
más salud, menos enfermos,
más muchachos, menos viudas.
menos peste y m á s dinero,
pues será justicia etcétera...
P i d o c o s t a s de extipendias
q u e h a p e r d i d o e l doetor Vásquez
en sus visitas de enfermos
Sentencia
A u t o s v i s t o s por el Juez
de los médicos dañinos:
a t e n t o al c a r g o y descargo
e información de testigos,
fallo imparcial condenando
a este aprendiz de ruidos,
practicante de pendencias,
a lo que irá referido.
L o primero, a que no ande
en muía ni t r a i g a estribos
de oro sino de oropel,
conformes a su capricho;
y que no cure en u n año
a m u í a , si n o es metido
—- 1 0 9 —
él d e b a j o de la bestia,
porque en m a t a r tarde u n siglo,
í t e m , que no cure más
achaques que de estreñidos,
que el que m a t a camarientos
dejará a los otros vivos.
Aquesto proveo y mando
que así conviene al servicio
de Apolo, que a seguidillas
le da a t e n t o proveído.
'UÑA JOROBADA A UN JOROBADO
Fementido jorobado,
cuyos mentidos amores
son engibados cariños
con que m á s tu cuerpo dobles,
ven acá, retrato feo
no de J u d a s Iscariote,
sino f i g u r a de risa
del cuadro de los ratones.
Melón de capa y espada,
sapo introducido a hombre,
galápago de maridos,
bragado novio camote,
m á s q u e l o s q u e v e s eii m í
h a y e n tí de tolondrones,
siendo un vinagre torcido
esa t u giba de odre.
Cuanto mejor pareciera
a Dios, al m u n d o y los h o m b r e s ,
que juntando n u e s t r a s gibas
hiciéramos niños dobles!
Conmigo vivieras má.s
que no con otra conforme,
q u e e s p e r f e c c i ó n d e lo f e o
concordar imperfecciones.
Por otra mujer me dejas,
por la codicia del dote
de p l o m o , s i e n d o mejor
el que tengo de alfajores.
Si el p l o m o e s el contrapeso
de la m u j e r t u c o n s o r t e
r-r- 111 —
es lámpara que de plomo
el contrapeso la ponen.
Poco amor ha de tener
u n a m u j e r de alto borde
a u n maridillo, que apenas
es de tal galera el bote.
D e ella he sabido que anda
con bascas, y t ú supones
que e s t a r á p r e ñ a d a , siendo
nauseas de v e r tan sucio honibre.
P l e g u é a Dios, pues, que l a s olHt
se le quiebren a las doce
a tu mujer, porque a palos
ella y la suegra te encorben.
Quédate para quien eres,
corcobado matalote,
maridillo como geme,
con tu m u j e r como estoque.
— 112 —
DEFENSA DE UN PEDO
— 113 —
ser unos de pergamino,
c u a n d o o t r o s ,son d e b a d a n a .
Que son contra la tristeza
la experiencia lo declara,
pues así que se oye u n pedo
se suelta la carcajada.
¿Cuando ha perecido mal
dar a un preso puerta franca,
y e n p a g o de l a soltura
que le r e f r e s q u e n l a s ancas?
El olerlo e s saludable,
con m á s v e n t a j a s que el ámbar
que dá dolor de cabeza
y mal de m a d r e a las damas.
¿Hay m á s aplaudida cosa,
entre las letras profanas,
que aquel pedo de Pamplona
que se oyó e n la Gran Bretaña?
¿ A q u e l g r a n pedo de Muza
que tanto sonó e n la Arabia,
no fué asunto a los poetas
de s o n e t o s y epigramas?
Cuando lo v e n t o s o aflije,
cuando las tripas regañan
¿hay remedio como un pedo
que liberta de borrascas?
¿Qué músicos instrumentos
ni qué jilgueros, igualan
a los gorjeos de u n pedo
tirado cerca del alba?
¿En un dolor de barriga,
h a y cosa m á s apreciada
que después de cuatro pedos
se siga l a g r a n jarana?
¿ D e qué vienen la jaqueca
— 114 —
pero no de los que bajan.
Cuantas personas han muerto
por a t a j a r la sonaja!
Y cuántas, por espelerla,
quedaron buenas y sanas!
Pues si t r a e n tantos daños,
y si t a n t o s m a l e s causan
detenidas ventoleras,
por no poder aflojarlas,
digo que es sano ( y lo digo
aunque esté delante el Papa)
expeler a todas horas
y buen provecho nos haga.
¿El desearte no es peor
y se toma por triaca?
Mejor es un pedo, pues
de las narices no pasa.
Soy de parecer que un pedo,
tirado a tiempo y con gracia,
se debe de celebrar
con r e p i q u e s de campanas.
No hablo yo con los follones,
propio canto de l a s ranas,
porque molestan y son
precursores de la caca.
Los degollados tampoco
entran en esta colada,
porque son pólvora sorda
que sin h a c e r ruido m a t a .
Menos aplaudo los pedos
de huevos duros y p a p a s ,
por ser colados y flojos,
sacados por alquitara.
Todos son m u y provechosos;
mas estos de que se trata
no son célebres porque,
aunque aprovechan, enfadan»
— 115 —
Pero un pedo trompetilla
con s u s p a s o s de garganta,
por m i fé, hace que cualquiera
de risa eche las entrañas.
T o d o lo que s i e n t o d i g o
y, si m i opinión abrazas,
a tu salud y a la mía
prometo hacer una salva.
Pero si no te seducen
'fiis razones y eficacia
y es el pedo tu enemigo,
hazle la puente de plata.
Sobre todo m i amistad
piadosamente te encarga,
que, si te viniere alguno,
aprietes bien las entrañas..
Y cuidado no suceda,
viendo la fuente cerrada,
lo que n o sale p o r ella
.auede s a l i r p o r l a c a r a .
Y a c o s t a de t u salud
confesarás tu ignorancia,
guia ventus et vita mea
como a los m u e r t o s se canta.
— 116 —
CAUSA
Acusación
El procurador Altubes
ante Vuesareed parezco
a pedir que se castigue
a un médico mataeiento.
Civil y criminalmente
de J u a n R e i n a m e querello,
que civil por su ignorancia
se convirtió en carnicero.
Enfermóse don Martín
de los Reyes, porque el tiempo
le admirase como humano,
y no cual s u f a m a eterno
F u é su accidente m u y leve;
m a s cual otro al esqueleto
a dos visitas lo puso
a contarlo con los muertos.
Condenólo luego a muerte,
y al v e r no e n t i e n d e el enfermo
en prosa, cantando manda
se lo digan en un credo.
Como vé que n o se muere
le receta sacramentos,
como si p a r a matarle
no bastara el de s u gesto.
A l llorarlo sus parientes
decía muy circunspecto:
morietur, que así, lo dijo,
en latín, el gran Galeno.
El pulso cojióle y dijo,
viendo aun tranquilo al enfermo:
-i-mayor veneno preparo;
moriráse en el momento.
Llorando le preguntaban—
¿cómo está?—y d e c í a severo:
—por no acertar luego, diera
Repitió en cojer el pulso,
todo mi brazo derecho—
y luego dijo:— primero
es que cuidemos del alma,
que y a e s cadáver el cuerpo.—
Apurábase en decirnos:
—•¡Prevengan los candeleros!
¿porqué no cortan el luto?
¡pongan la mortaja al muerto!—
Salióse a pasear afuera,
le llamaron a un remedio
y preguntó:— ¿ya murió?
— n o señor, que m i r a al cielo,—
dijo con voz lastimera:
—Señor Dios, en vos espero
q u e lo l l e v é i s , p o r m i honra...
mirad que e s t á bien dispuesto.
Válganme todos los curas,
porque si m u e r e este, e s cierto
que se m o r i r á n con él
los que viven de su aliento—
Yo, que supe esta maldad,
saqué luego aquel cuaderno
q u e e s e l Diente del Parnaso,
y le dije:—cata el verso!
arredro vayas, doctor!
de la muerte mensajero!
¡— 1 1 8 —
La salud sea con el
que quieres m a t a r enfermo!—
y con lan santa oración
la salud l e vino luego,
que sienpre ha sido colirio
a todo m a l un discreto.
Que se le entienda al revés
nos enseña aquel librejo:
¿ d i c e e. m é d i c o q u e muere?
p u e s el e n f e r m o e s t á bueno
Por taño a Vuesamerced
pido casigue este yerro,
que no ía inventado verdugo
m o d o de m a t a r m á s nuevo.
Auto de sentencia
— 119 —
de un Cometa y seis doctores,
padecía un doctor Yáñez,
que son cometas con guantes.
Pues además de su mal
tabardillo matalote,
galeno peste incurable.
En Avendaño, el doliente
padeció una angurria grava,
pues médico de tal pulpa
es todo carnosidades.
En Machuca, padeció
u n mal de hijo que hace
morir a su madre, y éi
publica que es m a l de madi.
E n Barco, padeció una
ayuda de costa grande,
si e n f e r m a n d o p o r e l amo
vino el criado matarle.
En Bermejo, no enfermó,
que es discreto hombre e l qfe aplaud
el libro de los doctores
y lo acredita y persuade.
¿Qué harán con un abogadq
seis médicos, si es bastante! .
solo uno para matar
s e i s e s c r i b a n o s al aire,
teniendo cada uno de estos ¡
seis vidas más que quitarles,!
pues cada uno a siete vidas
son cuarenta y dos cabales?
La causa, gran don Martín,
de faltar o retirarse
los pulsos a vuestra vida,
fue indicación favorable;
pues naturaleza docta
como vio que del enjambre
de médicos os moríais,
— t 120 —
para salvaros del lance
o s h i z o f a l t a r el p u l s o ,
para que más no os curasen
y que os dejasen por muerto,,
para que vivo quedaseis.
Oh m a d r e naturaleza!
bien te llaman admirable,
p u e s c u r a s d e m a l de idiotas
sin sangrías ni jarabes.
E l que h a leído m i libro
no tiene que disculparse
con que ignora los peligros
de los médicos matantes.
Y si en mi mano estuviera,
mandara que no enterrasen
en sagrado al que llamó
médico que le matase.
Quien de incrédulo no vive
muera de crédito fácil,
y por lápida Vi pongan
Un majadero ¡tquí yace.
Por pleito de k ¡talud
se dijo—-peor as sTgullo—
a r d a el c a l o r nate^l
hasta que por sí sv "apague.
Si en un pleito de l a s leyes,
donde hay testigos bastantes
que h a b l a n de v i s t a y oídas,
hay tantas dificultades
sobre saber la verdad
¿que será donde indicantes
con v o c e s de ciencia mudas
son testigos naturales?
Morid, señor don Martín,
de vuestros días y achaques
no de médicos, que abrevian
la vida en los orinales.
— 121 —
Morid sin ellos, supuesto
que otros sin partera nacen,
p u e s lo natural no fuerza
a médicos ni a comadres.
N o los l l a m é i s , y del cuervo
veréis prolijas edades,
que este vive m u c h o porque
no h a y médico entre las aves.
122 -s
A MI MUERTE PRÓXIMA
— 123 —
Me moriré! buen provecho.
Me moriré! en hora buena;
pero sin médicos cuervos
junto de mi cabecera.
U n a m i g o , si e s t a avis
rara mi fortuna encuentra,
y un franciscano que me hable
de las verdades eternas,
y venga lo q u e viniere,
que apercibido m e encuentra
para reventar lo mismo
que cargada camareta.
124 —
AL DOCTOR COTO EN SU CASAMIENTO
C a s ó s e el doctor del C o t o ,
contraria cosa a su intento
si e l c a s a r s e e s h a c e r v i v o s
y el curar es hacer m u e r t o s .
Una gallina muy grande
sacó puesta por b r a g u e r o ;
Coto de cotos si el s u y o
soio se entiende hasta ei c e r o .
Con su p e s c u e z o de p a v o
e l sí l e dio m u y r e l l e n o
y con la cola de gallo
e s p e r ó del sí e l e f e c t o
E l l a l e dio d e s c o t a d a ,
afectando desalientos,
e l voló e n l a t i n , q u e e s
su m á s principal deseo.
F u é r o n s e a la c a m a , e n d'nde
desahogando los requiebros,
le hizo la n o v i a g r o s u r a
con su c a r n e de pescuezo.
La n o v i a que no g u s t a b a
de las piltrafas del cuello,
porque de l a s p i e r n a s se h a c e n
los g i g o t e s de H i m e n e o ,
a c o n s é j a l e se corte
el coto, y f u é e s t e c o n s e j o
propio de m u j e r , que t o d a s
siempre aconsejan degüello.
Temió el riesgo descotado;
m á s convino con el ruego,
siendo e n su propia m a n s u r a
otro A d á n obedeciendo.
— 125
Y para este sacrificio
llamó a Revilla sangriento,
que al suplicio lo animaba
con palabras y con gestos.
S e n t ó s e el C o t o e n l a silla,
c a d a l s o allí de Galeno,
donde por yerro Revila
tuvo en esta cura acierto.
r- 126 —
A UN CURADOR DE CATARATAS
Cupido de medicina
p u e s ciegas a los que curas,
y v e n m e n o s los que ciegan
con la plata que les c h u p a s ;
Melchor Vásquez por delante
e r e s , si l o s o j o s curas
de la c a r a con punzones,
y los de a t r á s con a y u d a s .
Médico Aquilón ¿presumes
hacer las nubes a oscuras,
cuando en mayores borrascas
las vistas claras enturbias
A pespunte andas cosiendo
los ojos con u n a aguja,
hecho sastre de remiendos,
médico de zurciduras.
Cataratas como hue-os
bates, a Dios y a ventura,
con cuyo remedio dejas
las vistas claras y a oscuras.
Por punzar las catarastas
la n i ñ a del ojo punzas;
pero ¿quién en la ocasión
punzar las niñas hehusa?
Con dos v e c e s cataratas
estar: los que te procuran;
u n a en no v e r lo que yerras,
y la otra en no v e r tus uñas.
Hacer mancos, hacer cojos,
todos los médicos usan;
pero hacer ciegos es cosa
no vista, pues no ven nunca.
— 1 2 7 —•
Cuervo curandero eres,
porque estas aves inmundas
comen como tú de los
ojos que sacan a oscuras.
Para ver dices que sen
las obras que hace tu furia
no siendo vistas ni oídas,
gran charlatán que aturulla.
Mucho m á s que la primera
es la ceguedad segunda,
porque se v i e n e a los ojos
que haces ciencia de las uñas.
— 128 —
REMEDIOS PARA SER LO QUE QUISIERES
Hipócritas
— 12D —'
y e n pillando a l g ú n rico albaceazgo
vístase de mocito mayorazgo,
diciendo a su quebranto:—
Hasta cuando? Ya basta para santo;
y p u e s que y a he pescado
sea mi Dios bendito y alabado.—
U n a m u í a aderece con decencia,
con los lacayos negros de la herencia;
a j ú s t e s e el zapato, achique el cuello,
p u e s se h a llegado el t i e m p o del d e g ü e l l o ;
quítese de cilicios t a n t a enjalma
y vístase de verde, cuerpo y alma.
Y si l e c e n s u r a s e n l o s parientes
del muerto, que e n t r e dientes
le t r a e r á n p o r la herencia,
culpándole su hogar y su conciencia,
por no haber dado justo cumplimiento
a las mandas que tiene el testamento,
c o m o el t a l e g o quede aprovechado
no i m p o r t a que esté el otro condenado;
porque en eso de m i s a s al difunto
que h a y su m á s y su m e n o s ya barunto,
y no cumpliendo misa ni memoria
él t e n d r á m e n o s p e n a y t ú m á s gloria
p u e s si p o r s u v e n t u r a s e f u é a l c i e l o
no h á menester sufragios ni consuelo;
y si al p r e s e n t e e s t á e n e l purgatorio,
el l u g a r accesorio
a l a g l o r i a , y e n él n o g a s t a reales.
Purgue, y v e n g a a salir por sus cabales.
II
Beatas
S i e s m u j e r l a q u e de e s a s c o s a s trata
con lo p r e c i s o v í s t a s e de b e a t a ;
s u r o s a r i o e n el cuello m u y cumplido,
con medallas de azófar guarnecido
que u n a s con otras v a y a n rezongando,
a todos avisando
por esta calle abajo va la santa,
la que en virtud a todos se adelanta,
resonando cencerros por memoria
de que e s m u í a de r e c u a de l a g l o r i a .
Si alguna cosa la es encomendada
de la otra vida, diga desmayada
y lanzando un suspiro m u y profundo:
— ¡ A m í que la m á s m a l a soy del m u n d o !
Y dirá una verdad sin preguntarla,
porque es cierto merece encorozarla.
Y en viendo una esmeralda o una perla
dará un suspiro al verla
diciendo compunjida—
Ay niña de m i vida!
Si tuviera esta piedra el acerico
que bordándole estoy a toda priesa
al padre provincial que me confiesa,
fuera en verdad un acerico rico—
La dueña, al m u n d o dada,
t e la d a r á t a l v e z , p o r b i e n e m p l e a d a ,
p e n s a n d o que por ello s u s pecados
le s e r á n perdonados,
siendo mejor camino confesarse,
a r r e p e n t i r s e de ellos y apartarse,
sin dar alhaja tal a la beata,
que continuando m á s la p a t a r a t a
dirá, que sabe está predestinada:
y la deja en su vicio condenada.
Arrobóse un permito, que no ignoro
nne v a l e el a r r o b a r s e m u c h o oro:
pues quien santas rapiñas así ensaya
no será mucho que a robarse vaya.
Si por alguien le fuere preguntado
de alguna alma el estado,
si r i c o f u e r e , d i g a q u e e s t á e n pena
y que era una alma buena;
y pida plata o cosa que la valga
para que así del p u r g a t o r i o salga.
Si p o r a l m a de pobre e s preguntada
responderá:— de e s a alma no sé nada,
aunque tengo por público y notorio
que al cielo no se f u é ni al purgatorio,
y por no haberla visto he sospechado
q u e e l m a l d i t o Patón se la h a llevado.
Y añádales, volviendo los talones,
de m u e r t o s pobres no h a y revelaciones,
que estos son condenados
porque tienen pobreza sus pecados;
y al i n f i e r n o los pobres v a n a cargas,
y a todos se los lleva el Uñas-largas.
Para los ricos solo se a b r e el cielo
y sus a l m a s allí v a n e n un vuelo.
La virtud nos aumenta su comida
p u e s con ella t e n e m o s b u e n a vida,
y mi espíritu hambriento de estudiante
en viendo una pechuga por delante
me eleva, me transporta y me arrebata
porque tengo canina gratis data.
El pobre llego con declamaciones,
a pedirnos milagros y oraciones
y a s a b e r de s u s m u e r t o s el estado,
s i n p a g a r n o s u n real p o r el recado
de t a n t a s leguas como caminamos,
y vestimos, comemos y calzamos,
y a s í l e s d i g o — el c i e l o l o s socorra—
porque a n a d i e le sirvo y o de gorra.—
C u a n d o h a b l a r e de D i o s y d e s u Madre,
por h a c e r s e esquisita y que m á s cuadre
n in p^nte v u l g a r que el j u e g o ignora—
l l á m e l o s mi Señor y mi Soñorn
— 132 —
y n o nuestro; porque e s de p e c a d o r e s
decir que s o n s e ñ o r e s
e n g e n e r a l del m u n d o y de l a s g e n t e s ,
y que esto no los h a c e diferentes.
Cuando se o f r e z c a h a b l a r de l o s demonios
levánteles quinientos testimonios,
confirmando sus nombres;
n o c o m o el c o m ú n d i c e d e l o s h o m b r e s ,
sino a cualquiera llámele el Tinoso,
e l Patón, e l Patillas, el Maldito,
e l Rabón, e l Chibolo y el Precito,
e l Enemigo, e l Grifo, el Uñas-largas,
y de estos epítetos déle a cargas.
C u a n d o a a l g u n o le o y e r e decir ¡Diablo!
hágase de mil cruces un retablo
diciendo con asombro y agonía:
—Jesús! Jesús me ampare! Con María
sea c o n m i g o ! A y , m i D i o s ! L o que h a n o m b r a d o !
M á s no le nombre, llámele el Pecado!
Y v a y a prosiguiendo e n su aspaviento,
que importa a la virtud ciento por ciento,
añadiendo en latín un ¡Verbum caro!
que tal latín e n beatas nunca e s raro;
y enmiende así la pluma a la Escritura
que llama a la maldita criatura
Diablo, a s e c a s , y n o le d a el Cornudo
p o r m o t e , n i e l Paleta ni el Patudo.
III
Salvedades
Mi i n t e n t o no e s h a b l a r de los e s t a d o s
por la iglesia aprobados,
ni de j u s t o s , q u e e n ellos considero
alta virtud; más sí del embustero
que, con fiera malicia,
— 133
n o s v e n d e por virtud lo que e s coatcía»
dejando a miserables pecadores
más ciegos y enredados en errores;
y el hipócrita que obra con m a l i c i a ,
viendo que el ejercicio a su codicia
no le dá logros, mudará destinos,
y se h a r á s a l t e a d o r de los c a m i n o s ,
que es m e n o s m a l que i n m u n d a hipocresía,
p o r q u e e s t a roba a aquel que se confía.
Y si a h i p ó c r i t a s D i o s ha perdonado,
m é d i c o s escribanos se h a n salvado.
Caballeros chanflones
—.134 —
Por las calles remotas y vecinas,
cuantos fuese por ellas encontrando
los irá saludando,
y l l a m a n d o d e usted al m a l vestido,
y al g a l á n poderoso y engreído
de tú, p a r a que lo o i g a n tutearse
y así p i e n s e n que l l e g a n a i g u a l a r s e .
S i el t a l l e p r e g e u n t a r e a d ó n d e h a e s t a d o ,
responda que ocupado
S u E s e n c i a lo h a tenido
en consulta, cansado y aburrido,
p o r q u e el g o b i e r n o todo l o h a fiado
de su corto discurso limitado,
y que n u n c a lo d e j a a u n q u e s e excusa,
y m u r m u r e a l g o d e él, q u e a s í s e u s a .
Cuidará sobre todo que el mulato
llamado Alonso, que es quien tiene el t r a t o
de convidar a todas las funciones
de entierros, casamientos y lecciones,
e n el p a p e l que a s i e n t a caballeros
lo t e n g o inscrito a él d e los primeros,
porque esto cuesta u n peso para vino,
y es grande desatino,
c u a n d o e s t á e n el a r b i t r i o dé u n m u l a t o ,
no hacer un caballero t a n barato.
Si fuera rico, y a estará e n su mano
pues no hay rico villano,
ni pobre bien nacido
por m á s noble que t e n g a el apellido.
A d v i é r t e l e s aquí que, e n la patraña,
el que f u e r e de España
dé a su nobleza aumento
en un ciento por ciento,
porque e n l a r g a distancia
se emplean las mentiras a g a n a n c i a :
porque una mentirilla
pulida en una aldea, viña o villa
— 135 —
de ilustre calidad será patraña
que venda por tejida en ia montaña.
U s a r á de o r d i n a r i o m u y frecuentes
los términos siguientes:
punto, garbo, valor, obligaciones,
mis servicios, mi casa, mis aciones,
mi médico, mi sastre, mi abogado,
mi mercader, mi coche, mi criado,
el a l a z á n , l a y e g u a , e l a g u i l i l l a ,
pellón y linda silla,
a estribera dorada, el j a e z rico,
aunque rocín no tenga ni borrico
ni el r o b l e caballero por s u s daños
espere tener esto en dos mil años.
Si fuere por p a p e l desafiado
déle poco cuidado,
y con m u y grande aliento y m u y despacio
métase e n el c o n c u r s o de palacio,
donde, de su t e m o r b i e n advertido,
arrojará el papel como caído.
Iráse, y de allí a u n rato apresurado
entrará preguntando ¿quién ha hallado
un papel? y andará mirando al suelo
por aquí, por allí, con m u c h o anhelo.
— S e acabó, vive D i o s ! ¿ H a y tal enojo?
¿ D u d a r á n de m i arrojo?
M á s supuesto que sé lo que contiene
ajustarlo cuanto antes me conviene—
Y con esto saldráse denodado,
y el b i e n intencionado
q u e s e e n c o n t r ó el p a p e l y l o h a l e í d o
lo d e t e n d r á , diciéndole a d v e r t i d o :
—Ya sé de ese disgusto,
y sabiéndolo yo no será justo
que se lleve adelante la pendencia,
d e l a q u e h e ciado p a r t e a Suexcelencia—
Aquí deberá hacer demostraciones,
— 136. —
l e v a n t a n d o del s u e l o los t a l o n e s ,
parándose en puntillas
como quien desafía a las cabrillas:
y aquí encontrará asunto
d e s a c a r lo d e l g a r b o y l o d e l p u n t o ,
c o n altfi v o z y a c c i o n e s denodadas,
porque v a y a n viniendo cantaradas
que, i n f o r m a d o s del caso y e n t i d a d e s
fe ofrezcan para hacer las amistades.
Aquí dirá que de a t e n c i ó n l a s hace
para no desairar, que su enemigo
s a l v a <>1 réquiem in pace;
porque D i o s le es t e s t i g o
que llevaba, e n su cólera, estudiada
d e sin misericordia la estocada,
con la cual no h a y más quite, tajo o medio,
que m a t a r al contrario s i n remedio.
De cuando en cuando tiene sus virtudes
ir a dar al V i r r e y m u c h a s saludes.
E n t r a r á e n el salón m u y denodado,
y en mitad de su paso acelerado
se parará, y h a r á t r e s reverencias,
de a q u e l l a s que se l l a m a n continencias;
que son bajar humilde y con presteza
d e gloria patri al suelo la cabeza,
y luego, derrepente, enderezarse
con indicios cobardes de turbarse;
y por fin de debates
c i e r t o a s p e c t o t o m a r d e orate frates,
que el v a l o r e s p a ñ o l que a n t e s v e í a s
h o y reducido se halla a monerías.
Ay! E n esto han parado las proezas
de Bernardo del Carpió, y l a s fierezas
de aquel Cid que n o t u v o semejante.
Y llevando los siglos adelante
l a s de u n Gran Capitán, las de Paredes
que sirvió sin pedir j a m á s mercedes;
—; 1 3 7 —
l a s de A l a r c ó n y L e y v a , a quien s e ñ o r e s
l l a m a el E m p e r a d o r d e v e n c e d o r e s ;
.Ó del m a r q u é s del B a s t o y de Pescara,
que e n bronce eterno el bronce l a s declara;
l a s de u n duque de A l b a , e n quien n o h a y s u m a
si su espada no alcanza mejor pluma;
l a s de un H e r n á n Cortés, c u y o desvelo
reinos le supo d a r al R e y del cielo;
l a s del que f u é Maestre de Santiago,
que m o r í a n l o s m o r o s de s u a m a g o ;
y otros m u c h o s que nombro aquí de paso,
como el valiente j o v e n Gareilaso,
P o n c e de L e ó n el fuerte
q u e e r a e l nemine parco de la M u e r t e ;
el s e ñ o r de A g u i l a r , P u l g a r y A l d a n a ,
cuyos hechos apunta Mariana;
y Francisco Pizarro y Hernán Soto,
héroes a cuya gloria no hallo coto;
Benalcázar, Quezada,
y Pedro de Valdivia, audaz espada.
D e j o aquí de a p u n t a r otros de fama
porque m i caballero y a m e llama
de su éxtasis vuelto,
diciendo m u y resuelto:—
Señor Virrey, para estas ocasiones
de a m a g o s de corsarios,
que son unos solemnes perdularios,
valerosas acciones
a mí me asisten, y a ofrecerme vengo
cuanto soy cuanto valgo y cuanto tengo-r-
Si su Esencia, sabiéndolo embustero,
lo arrojase de sí g r a v e y severo,
sálgase como perro con v e j i g a ;
pero aqueste desprecio a nadie diga.
Y a quien le p r e g u n t a r e como le h a ido,
respóndale m u y tieso y m u y erguido:
—El Príncipe me ha hecho mil favores
— 138 —
porque estaba asistido de temores
de e s t a n u e v a i n v a s i ó n ; m á s le h e alentado
con el g r a n d e v a l o r que D i o s m e h a dado,
y siguiendo mis útiles consejos
t e n d r e m o s p r o n t o l o s c o r s a r i o s lejos.—
Salvedad
— 139 —
pues no hay caballería
en quien dispuesto está, de noche y día,
para toda bajeza e indecencia
y que ha puesto m o r d a z a a su conciencia,
adoptando por l e m a el insolente
que solo m e d r a aquel que a d u l a y miente.
VI
Doctos de chafalonía
— 140 —
L o g r a r á s , sin s a b e r lo que te dices!
hacer pasar entre esos infelices
el mayor disparate por sentencia,
que h a y m u c h o oído y p o c a inteligencia;
por lo cual yo colijo
que el i n g e n i o s o L o p e a t e n t o dijo,
oírse la campana en el oído
que parece concepto y es sonido,
e n la g e n t e de enjalma
que sorda y ciega tienen siempre el a l m a ;
ojos todos con oídos corporales,
de brodio, de carnazas animales,
y e l q u e s u e ñ a a su p u l p a e s el perito,
y el que espíritu s u e ñ a es imperito.
Tendrás pase de n e g r a s y mulatas
que te aplaudan tus muchas pataratas,
diciendo tienes rara suficiencia,
que eres pozo de ciencia,
y oppndraste a las cátedras con esto,
p u e s n o e s docto el que s a b e n i el m o d e s t o .
Procura ser doctor en todo caso,
y vivirás sobrado y nada escaso;
mira que en una hora hay materiales
y se a h o r r a n m u c h o s reales;
pues aunque en estas cuentas después digas
que h a y v i g a s sobre vigas,
c l a v e s que son de e s c l a v o s y albañiles,
son pleitos tan sutiles
que pocos o n i n g u n o los repugnan;
y si acaso te impugnan
imitarás a otros en tus greyes,
oue allá van leyes donde quieran reyes.
B u e n o e s t a m b i é n que la e c h e s de poeta,
d i m a n e s. A n o l o 1*> d é u n a nataleta;
r o b a a n u í , r o b a a l l á , d e P e d r o y Loi^e,
y tus coplas saldrán como un arrobe,
y en el c e r t a m e n de l a s f i e s t a s reales
lograrás los laureles por quintales,
y oirás este vocablo:-—
E s t e hombre sabe t a n t o como el Diablo
pues de l e y e s y musas, no es papilla,
entiende a maravilla—
y serás m á s famoso que Cervantes
y d e m á s sabios que vivieron antes.
V I I
Salvedades
V I I I
Médicos idiotas
Si de médico i n t e n t a s graduarte
importa trasquilarte
la barba, como pera bergamota;
poi'que e s t o e s lo que e n e l l o s m á s se n o t a
y si c u a l p e r a t e s a l i e s e v a n a
póntela de membrilo p de manzana,
ijui-que lo m u y barbado aquí e s l a traza,
y así p u e d e s barbar e n calabaza.
J5n e l d o c t o r l a b a r b a e s s e ñ a eterna,
c o m o p o n e r u n r a m o eii a* taberna
o e n q u e e s chiche-ría un estropajo,
denotando este ramo y este andrajo
que lo que a d e n t r o e x i s t e s o n l i c o r e s ;
y así puedes barbar en calabaza.
de e s t r o p a j o s , que a t o d o s dicen graves
aquí hay purgas, jeringas y jarabes.
Pondráste anillos con disformes guantes,
que son s i g n o s p a t e n t e s de estudiantes:
pondráste erguido, grave y estirado
i m i t a n d o a B e r m e j o en lo e s p e t a d o ;
h a b l a r á s m u y de golpe, y a los fines
la charla concluirás con dos l a t i n e s ;
a la primera vista de un e n f e r m o
t e q u e d a r á s u n rato de e s t a f e r m o ,
h a s t a q u e a l c a b o d e él, v e n g a o n o v e n g a ,
le e n s a r t a s esta arenga:—
Su fiebre es perniciosa,
maligna en cuarto grado y m u y dañosa;
este es un mal m u y m a l aparatado,
el ventrículo seco y arrugado,
la eoncótriz no puede cocer nada,
y la espúltriz virtud está viciada—
y te oirán con dos p a l m o s de narices
a q u e s t o s t e r m i n i l l o s de aprendices,
y p r o s i g u e con otros r e l e v a n t e s —
Los músculos dirás, están laxantes,
el esternón, la pleura, las membranas,
que son voces galanas;
y si a ñ a d e s e x ó f a g o y vértebras,
escuchándote como que celebras
tu saber, quedarán atolondradas
l a s m u j e r e s que te o i g a n admiradas.
— 143 —
•Despulís de h a b e r m u y b i e n encarecido,
el achaque, del cual no has entendido
y que y a tu idiotismo tiene a c a r g o ,
e c h a r á s l e s u n pero y sin embargo
como hacen los serranos,
p o r si d e j a l a v i d a e n t r e t u s m a n o s .
Recétale, aunque tenga hidropesía,
que le d e n a g u a fría,
queso, miel con natillas, requesones,
pepinos y sandías y melones
p o r q u e el crédito t u y o a s í se aumente;
que c u r a r al doliente,
al g u s t o de su antojo, e s b r a v a t r e t a ;
p u e s si s a n a s i n d i e t a
un aplauso inaudito el tal te labra,
y si m u e r e no puede h a b l a r palabra.
Al enfermo que trate de alegrarse,
le d i r á s , y con él l u e g o tutearse
para pegarle un chasco de dinero
a n t e s de e c h a r l o al pobre e n el c a r n e r o .
Con m u j e r e s t a m b i é n h a r á s lo m i s m o ,
y d e s p u é s de h a b e r dicho el aforismo
de su mal, con arengas rutilantes,
la d a r á s p o r la c a r a con los guantes
o con un ramillete de m i l flores,
que esta es la i n t r o d u c c i ó n de los doctores.
Sea vieja, muchacha o sea dueña,
dirás con faz risueña—
N i ñ a mía, h a s tenido grande suerte
e n que a l i b r a r t e v e n g a de la muerte—
D a l e v i d a , y e s cierto lo que tratas
porque vive la vida cuando matas.
Si u n H i p ó c r a t e s f u e r a s o u n G a l e n o
no fueras doctor bueno,
p u e s si r e s u c i t a r t e v i e i ' a n muertos
no aplaudiera n i n g u n o t u s aciertos.
Del arte son destrezas
— 14.4 —
el vender necedades por llanezas;
y siendo idiota, zafio conocido,
s e r á s con lo que m a t a s aplaudido.
E n la familia m a t a r á s al padre,
llamaránte después para la madre,
al hijo luego, al primo y al criado;
p u e s médico conozco que ha birlado
los linajes enteros, uno a uno,
sin que escarmiente alguno,
consolándose luego e n la desgracia
con que t i e n e el doctor m u y b u e n a gracia,
lo que es cura que a g r a d a a majaderos
a quien mata con gracia cual carneros.
IX
Salvedades
Chauchillas
— 145 —
ccn cuatro sillas y una tinajera
y antiguo escaparate de madera;
cuatro lienzos, tu mesa, tu tarima
con alfombra de estera por encima;
limpia, aunque pobre ostentarás la cama,
porque ella es la herramienta de la Dama.
Si a l g ú n vestido tienes de prestado
lúcelo bien y t<nlo a s e g u r a d o ,
aunque esto e s al contrario si t u talle
sabes lucir en casa y en la calle.
Gran cuidado tendrás en la andadura,
que es herida sin cura
a los livianos ojos
que la v e r d a d la m i r a n con anteojos.
Mucha tierra no salves con t u s p a s o s ;
dalos cortos y escasos,
que lo l a r g o e s de m u í a de c a m i n o ,
y estas damas no valen un pepino
y a todos causan risa.
Anda tú menudito, m u y a prisa,
con hipócrita \ ie martirizado,
pues siendo pecador anda ajustado;
u s a r á s al andar m u c h a s corbetas,
meneos y gambetas
que e s destrona e n la D a m a que s e e s t i m a
imitar los recortes de la esgrima.
F i n g i r á s la } labra de ceciosa,
sincopando 'n frases que repites
con unas palabritas de confites.
Y aunque tengas la boca como espuerta
f r u n c e » por un lado un poco tuerta,
1
y harás un hociquito
de arcángel trompetero, t a n chiquito
que parezca u n a boca melisendra
c p e no cabe por ella ni u n a almendra;
procura conseguir una tercera,
de l a s que, en s u frodia primavera,
=H 1 4 6 —
fueron damas ahora jubiladas
conocen mil pasadas;
nsí los m e r c a d e r e s superiores
se meten, .ÍII q u e b r a n d o , a corredores,
• g u s t a n d o l o s p r e c i e s de o t r a hacienda,
y a que n o v a n J e n nada d e s u tienda.
De esta vieja te vale y te confia
con el n o m b r e de tía,
a l g u a c i l del a m o r q u e a t u mandadlo
los g a l o n e s te p o n g a e n b u e n estado,
A ella d a r á s las s a y a s deshechadas,
zapatos viejos, medias apuntadas,
pan, vela y plato de olla,
y o s t e n t a s de a l c a h u e t a la bambolla
No te p a g u e s jamás de pisaverdes
que con ellos te pierdes,
y a ser vendrás en casos t a n infieles
pastelero que vende s u s p a s t e l e s ;
pues la gente que t r a t a
d e h a c e r c a u d a l , si t i e n e a m o r pirata
se vende a precio injusto.
sin d e j a r u n retazo p a r a el Rubtc
A c e p t a al v e j a r r ó n que t e n g a renta
y q u e c o r r a s u g a s t o p o r t u CUPÍ t a ,
que los viejos le p a g a n a l a Dama
lo cortos que a n d u v i e r o n e n la c a m a .
S: v e n d i e r a s t u a m o r por o t r a s p a r t e s ,
y a t u v i e j o le d a s con l a del m a r t e s
y te pidiere celos,
el c h i l l i d o l e v a n t a hasta los cielos
y que salte la tía en el m o m e n t o ,
con u n g r a n aspaviento,
diciendo eres honrada a todas l u c e s —
Si, por m i s a n t i g u a d a y e s t a s c r u c e s !
Y que tu calidad es m u y notoria,
como dirá mejor tu ejecutoria
de letras de oro, escrita e n pergaminos,
— 147 —
y no es m á s que tú noble Calaínos;
y q u e e r e s l a s o b r i n a de u n hermano
de un cura buen cristiano
que vivo a e s t a r hubiera u n a prebenda,
por tener mucha hacienda.
D i o s lo h a y a perdonado!
p u e s si e s t e t i e m p o a l c a n z a e l l i c e n c i a d o
la m a t a r á mil veces desde luego.
P o r la n i ñ a las m a n o s e n el fuego
meteré sin temor y sin reparo.
D i o s n o s l i b r e d e l d i a b l o ! Vierbum caro!—
Y si e n e s t o l l e g a s e u n a mulata,
que abone tu inocencia,
darás por acabada la pendencia;
porque dirá, m u y suelta y desgarrada.
— N o hay niña más honrada
e n el m u n d o , e s u n á n g e l inocente!
Yo no sé como h a y gente
que confiesa y levanta t e s t i m o n i o s ;
porque llévenme a mí dos mil demonios,
si h a y e n L i m a o t r a Dama
que la iguale en tener t a n buena fama.
XI
Salvedades
P e r d o n e n al a u t o r l a s infelices,
si e n p u n t o a pecatriees
no h a y salvedad que h a c e r ; que e s t a s sirenas
son buenas y m u y buenas,
( y no digo con ello un despapucho)
p a r a quince minutos cuando mucho.
— 148 —
REPRESENTACIÓN
— 149 —
con alegría y cariño
l e e s p e r a , le p a g u e mal
llevándole un tabardillo;
esto es si llega, que juzgo
del tuerto que, a cuatro o cinco
jornadas, la Presidencia
quedará viuda de oficio.
Acaso Vueseñoría
ha olvidado el aforismo:—
quien lleva médico, lleva
un riesgo no conocido,
un amistoso fracaso,
un doméstico enemigo,
ua ocasión de desgracia,
u n a espina e n el galillo,
y que son los accidentes
como los pleitos dormidos,
y el que no le tiene bueno
en urgarle va perdido.
De un achaque se hacen dos,
si el remedio n o e s prolijo
y al segundo que se yerra
son cuatro, todos distintos.
Con c u e e s m e n e s t e r aquí
cura para el del principio,-
y tres o cuatro remedios,
medios que fueron nocivos.
Y aquesto es cuento de cuentos
que no los suma el guarismo
de la razón, porque excede
a todo el h u m a n o juicio.
Y así cuanto mejor es
ahorrar este cargo visto
del tuerto, que no llevar
riesgo tan grave consigo.
Y si fuera jvaya! por
a s e s o r del susodicho,
— 150 —
que a h o m b r e s que t a n t o despachan
bien les conviene el oficio,
y notificarle que,
a u n q u e lo l l a m e n a g r i t o s
y aunque los m i r e espirar,
haga del desentendido.
Y a u n q u e el ojo se le salte,
p o r ser dos veces de vidrio
de orinal y su anteojo
la orina, se esté remiso.
Y que si el cargo aceptare
no traiga barbas ni anillo,
ni g u a n t e s , que de doctores
son signos demostrativos;
p u e s como los taberneros
para decir—aquí hay vino—
ponen un ramo en la puerta
que a los borrachos da indicios,
traiga este médico en las
barbas un macho cabrío,
con lo que indique a l a s gentes
aquí h a y peste y tabardillo.
«, 151
CARTA AL DOCTOR HERRERA
Herrera, la enhorabuena
en esta os doy del oficio
que estáis ejerciendo ae
protoverdugo de Quito.
Agravio a dicha ciudad
el P r e s i d e n t e le hizo
que siendo vos el primero
queda el v e r d u g o de anillo.
Pecados de los quiteños
sin duda os h a n conducido,
pues a dogales de esparto
se añaden los diagridillos.
El verdugo ahorca presos,
y vos, por contrario estilo,
soltáis a los que matáis
con purgas los entresijos.
V u e s t r a s curas y los paños
de esa ciudad s o n lo mismo;
s i u n a s dan fin al enfermo,
los otros fin al tejido.
A Herrera dizque sentencian
(a los que t i e n e n delito)
los señores de la Sala,
por m á s horrendo castigo;
p o r q u e e n la tortura fiera
de e s e v u e s t r o o j o m a l d i t o ,
confiesan para morir
cuando los echáis con Cristo
U n a carta vuestra vi
que, a d e m á s de que el estilo
— 152
tonto por vuestra lo afirma,
Juan Calderón me lo dijo.
Que h a y una peste escribiste
en Quito (y aquí has mentido,
porque debiste escribir
aquí h a y dos pestes conmigo)
peste que perdiga enfermos
y dá a sus males principio;
entra la vuestra y los labra,
los pule y da fin—y—Quito.
Antes de e n t u e r t a r teniades
en más veneno lo activo,
porque el m é d i c o que entuerta
es médico basilisco.
Las médicas novedades
de L i m a quiero deciros,
y la m a y o r es que mueren
pocos de mal de aforismos,
por razón de que tenéis
la muerte ocupada en Quito,
t a n t o q u e h a s t a e l chasque d e es«>
ciudad llegó en paroxismos.
Agonizan los enfermos
que aquí m a t a n los amigos;
murió el p a d r e de Bermejo
de un terrible mal del hijo,
que aunque trae males de madre
este achaque es masculino.
Más de o c h e n t a años vivió
con a s o m b r o del prodigio,
y es que hijo y padre dispersos
vivieron siempre reñidos,
e hicieron las amistades
porque la desgracia quiso.
Enfermó el viejo y matóle
de c u a t r o d í a s de amigo.
— 153 —
Quien tal hizo que tal pague,
a imitación de perito.
Que ellos no perdonarán
a quien los parió ni hizo,
porque en punto de matar
. no ahorran ni consigo mismos.
Utrilla el v i e j o murió
de rabia, porque su hijo
le dio patente con una
purga de vidrio molido.
A don Pascual desterraron
a Valdivia por un virgo,
que f u é falso, porque en Lima
no cometen tal delito.
Pico de Oro, hecho caleta
y neutral en su ejercicio,
nos vende la flor de muerto
con disfraces de Narciso.
Dejó Herrera a San Andrés, (1)
pero ya tengo entendido
que por fuerza h a de volver
a habitarle de continuo.
El Cámaras sustituye
su persona, tan al vivo
que representa a la Muerte,
pues m a t a que y a es un Juicio.
D e Potosí bajó a Lima
el g a l l e g o don Benito,
a ser físico limpión
de orinales y servicios.
Todos los enfermos suyos
son muertos; porque se h a visto
que no perdona a ninguno
en su gallego idiotismo.
— 154 —
Doña Elvira renunció
La geringa en don Elviro,
con que con su a y u d a e s ya
médico hacia atrás perito.
El corcobado Liseras
tuvo una herencia de u n tío
a quien mató, por su ruego,
Machuca su grande amigo.
De España a Lima han pasado
tres médicos que h a n venido
con empleo de la Muerte,
diplomáticos Ministros.
Ella os guarde seis u ocho años
sobre sesenta vividos,
que los miles no los uso
por milagro que no he visto.
De tal parte, día tantos
de tal m e s ; con esto evito
vuestras curas que no saben
cómo, cuando y porqué han sido.
-r 155 —
A UNA DAMA
— 156 —
deuda que contrajo en risa.
M u y m a l a e s p i n a le dan
a voces sus espinillas,
que con espinas la curan
pues a la zarza la aplican.
De su estrella se lamenta
porque en luceros peligra,
si cuanto causó la Venus
c o n el M e r c u r i o l e quitan.
Como gusanos de seda
babas por la boca hila.
q u e el a n d a r c o n d o s capullos
no ha olvidado todavía.
La boca tiene llagada,
y es admiración precisa
que tenga llagas quien tantos
callos de pedir tenía.
Un esqueleto es s u cuerpo,
de tantas anatomías
como las t i e n t a s la han hecho
en el m o n d o n g o y las tripas.
No estrañará la flaqueza,
pues cuando estaba rolliza
era su flaqueza tanta
que caía de costillas.
H o y se encuentra con m á s parches
que tocan en la milicia,
que quien con pífanos anda
a l e s p a r c h e s se dedica.
¿ M a s qué m u c h o , si su seso
de tantos caños corría,
que le saliera agua al rostro
por rebosar la vasija?
La costumbre de pedir
su propio dolor la imita,
porque en un continuo ¡ay
e s t á de n o c h e y de día.
— 157 —
Purgar la hacen sus pecados
el m é d i c o y sus visitas,
pues por el curso la cura
lo que e n f e r m ó por la orina.
Esperanza la van dando
de la salud y la vida;
como la esperanza es verde
con sus abriles relincha.
No hay hueso que bien la quiera,
que esta enfermedad maldita
lo que por carne se adquiere
siempre a los huesos se libra.
A puro azogue presumo
tiene de volverse pina,
la que tiene m á s estacas
que todas las de las Indias.
Venganza es de las estacas,
si a sus amantes decía
el alma den, (1) cuyo azogue
le vengo Huancabelica.
Los billetes se le h a n vuelto
papelitos de botica,
y sus continuas ayudas
se le han vuelto otras jeringas.
EL C i d e r a d e l a s damas
y el B e r n a r d o de las lindas,
y la mayor peleadora
que lanza de a m o r enristra.
Siempre triunfaba de cuantos
más tiesos se l a s tenían,
quo e n amor la flojedad
es la mayor valentía.
Ella tiene un mal francés,
tan hijo de esas provincias,
—- 1 5 8 —
que es nacido en la ciudad
que llaman de Picardía,
l'ara que sane la pobre
Dios ponga tiento en Revilla,
que en estos casos es cuando
él doctora en medicina.
— 159 —
ROMANCE ALEVOSO
— 160 —
aumentando la borrasca
las aguas y los granizos.
Parecisteis regidor
o alcalde, recién ministro,
según de mantenimientos
tantas posturas tuvimos.
Achaque tan mercader
ninguno lo ha padecido,
que hacía estruendo rompiendo
crea, lienzo y olán de hilo.
La vida estaba en un tris
y en un t r a s , porque el peligro
de tristrás era igualado
a las n u e c e s por el ruido.
La muerte al >jo t e n é i s ,
aunque aliviara el conflicto
el correr con v i e n t o e n popa
tormenta todo el navio.
E n el g o l f o d e l o s c u r s o s ,
bien que ya era sumerjido,
por socorro disparaba
grande cantidad de tiros.
Quiso arribar, y halló el puerto
vuestros con tantos bajíos,
que encalló e n loma amarilla
y se abrió de todo el pino.
Mucho más que de accidente
de indulto daba el indicio
vuestro achaque, con soltar
tantos presos oprimidos.
Pero Ochandíano, piloto
del m a r de los aforismos,
que los acierta encontrados
y los y e r r a discurridos,
al socorro viene con
tan encontrados auxilios.
- 16Í -
que él a u m e n t ó con s u ayuda
tacos, balas y estallidos.
Milagros os hizo obrar
el doctor, y a ú n basiliscos,
y los pollos y gallinas
volvisteis en palominos.
De aquestas aves le diera
u n regalo al doctorcito,
porque ponga punto y coma
en su latín de idiotismos.
Y porque no cura lindas
como vos, siendo florido,
no sabe achaques de rosas
sino tan solo de lirios.
Si erais divina dudaba,
y en ello desde hoy me afirmo
que quien libra de Ochandiano
tiene mucho de divino.
Sino dígalo la Parca,
q u e a u n al r o e r c o n e l pico
de su guadaña el mondongo,
hecha el águila de Ticio,
encontró que e r a de versos
discretos muertos librillos,
de los cuales copió el vientre
las seguidillas que hizo.
Pues del que muere se dice
que cerró el ojo, advertido
vucstri discurso, en el caso,
n u n c a c e s a b a de abrirlo.
Perdonad de este romance
el ser puerco por servicio,
que a ser puerco y m u e r t o no
lo aplaudierais de cochino.
Y pues gustáis del humor,
vuestro, yo gusto del mío;
_ 162 —
que tengo cursos de versos
y de ellos e s t o y ahito.
Estos sucios me inspiraron
los ingenios, poco limpios,
de una Elviro Musa y un
Apolo Vásquez su hijo.
— 163 —
PREGUNTA
A un médico preguntaban
alguaciles y escribanos,
si l a p e s t e de l o s perros
se propagaría a los gatos.
El primero en preguntar
fué Perico Basarrano,
que, por mulato y corchete,
estaba medio apestado.—
Este lado, prosiguió,
señor, que tengo de zambo
está muy pesado y
este otro está m u y liviano.—
Contestó el médico:—amigo,
no es novedad ni es estraño,
pues traes las dos especies
que es animal mixto el galgo.
El de gato tenéis bueno
y lijero; pero el lado
de m u l a t o lo tenéis
comprendido en el contagio.
Haced medio testamento
y la mitad confesaos,
aunque por entero juzgo
que os ha de llevar el diablo—
Gracias a Dios, respondía
un escribanillo chato
que en el cañón de u n a pluma
gatillo era examinado,
— 164 —
que no tengo de Guinea
cosa alguna—y era claro
porque era e n todo, y por todo,
descendiente de romanos.
Otro, que estaba muy gordo
por no estar arratonado,
dijo:—yo tampoco, amigo,
corrí e n mi vida venado—
Todos dijeron lo mismo
y es cierto, porque este trago
de la peste no podía
contaminar a los gatos.
Porque el perro era caliente
al e x c e s o , y al contrario,
el g a t o frío, y aquí
le replicó un escribano—
Q u e si e s f r í o ? ¿y cómo yo
en el invierno me abrazo?
y el médico respondió:—
será por Enero, hermano.
Y prosiguiendo el discurso
digo, amigo, que por cuanto
son calidades contrarias
l a s de u n o s y otros, hallo
que cuando enferman los perros
han de e s t a r u s t e d e s sanos;
además que e n siete vidas
halla una peste embarazos.
A las damas solamente
alcanza esta peste en charcos,
porque tanto perro muerto
a todos habrán de darlos.
Coman ustedes claveles,
por que los h u m o r e s malos
purguen de s u s flores, con
esta que es p u r g a de gatos.
Se curarán con salud
— 165 r-
porque están desbalijados,
que el c u r a r con s a l u d no
será en ustedes estraño.
Y si m u r i e r e n al cielo
se irán luego, de contado,
que escribanos y alguaciles
siempre mueren sin pecados.
Porque niños inocentes
son todos los de estos tratos;
si g a t e a n u n o s y otros
de continuo están mamando.
Pagáronle la visita
al médico que, taimado,
la recibió con el guante,
recelando los araños.
166 —
A LA BELLA ARNARUA
Purgando es t a b a s us c u l p as
Arnarda en el h os p i t a l ,
q u e es t os p e c a d os en vida
y en muerte s e h a n de purgar.
Сэто a plata con azogue
beneficiándola es t á
un mal médico, a r e m e d i os
de s obar y m ás s obar.
De amor no es c a r m i e n t a viendo
q u e l a c a u s a es de s u mal,
y todavía la baba
a la pobre s e le cae.
D e l a c a b e z a a l os p i es
de s udor baja un raudal,
que s iempre e n l os c u a r t os b a j os
existe mucha humedad.
Sudando es t á y t r as u d a n d o
por delante y por d e t r ás ,
sin q u e es t r a ñ e e n s us b u r e os
que s e la p e g u e el pañal.
Un m a l f r a n c és le dá guerra,
gavacho tan militar
que cercó a Fuenterrabía
y entró por el arrabal.
Dos mil m o ns i u r es dolors
e
rindiendo s u plaza es t á n ,
porque d is p a r a n muy flojo
sin poderla boquetear.
S i e n d o el p e d i r q u i e n la h a p u es t o
en tanta n e c es i d a d ,
aún a s us d o l o r es pide
y es t á repitiendo el ay!
— 167 —
L o s e n r e d o s del amor,
que es preciado de enredar,
la h a n metido en una zarza
que m a l a espina me dá.
A fuerza de papelillos
dicen que la han de sacar,
de los huesos, los billetes
que escribió a tanto galán.
Los polvos que por remedio
bebiendo la pobre está
viniéndole de sus lodos
son al r e v é s del refrán.
E n la Caridad se halla
por s u mucha caridad,
que a n i n g ú n ampr mendigo
negó limosna jamás.
No estrañará el sudadero
quien tanto se hizo ensillar,
copla que en la matadura
de medio a medio le dá.
Dicen que la campanilla
sin remedio se le «ae
o se le raja, a los golpes
de tanto badajear.
Pero no siente esta falta,
porque en sus voces tendrán
gran ganga todos los frailes,
si la t u v i e r e n p o r t a l
Parece se solicita
por gusto la enfermedad
si le h a n v e n i d o a medida
las llagas del paladar.
Un clavo tiene de bubas
remachado al calcañal,
y es mucha dicha que en uno
parase tanto clavar.
Su naturaleza' prueba
— 168 —
venir del árbol de Adán,
porque en variadas resinas,
purgando gomas está
Bermejo puede curarla,
que, e n los achaques de amar,
sabrá el remedio quien tanto
estudia en la enfermedad.
Llámenle, dicendo al tiempo
de la ocasión del pagar,
si por donde dan las toman
tome usted por donde dan.
Del hospital de las damas
es fundador singular,
si es la Caridad, y a todas
les hace la caridad.
En este achaque ninguno
le ha igualado, porque es tan
medicazo por delante
como Vásquez por detrás.
Que no llamen a Machuca,
galeno de honestidad,
pues mata a las damas su
muy bárbaro doncellear.
Solo curará sus potros
la grande incapacidad
de Castro, porque es albeitar
y es ésta cura animal.
Y cuando un contrario a otro
cura el achaque ha de hallar,
porque es símil de los patos
tan gran caballo bauzán.
Esto quitarle a Bermejo
es quitarlo del altar,
que es en cantáridas docto
y cura sin flojedad.
— 169 —
A UN POETA
— 170 —
estarán tus coplas si
tú con tu ojo las miras!
Lee tus obras y no harás
penosas las medicinas,
si aquel que una copla aguarda
sufrirá dos mil geringas.
Pon e n consejo tu rabo;
te curará el camarista
Vásquez, que todo lo es
hasta en la Cámara de Indias.
No te cures con s u madre,
que sus ayudas malignas
son de c o s t a s , si p o r ellas
se quedan los que geringa.
Tus seguidillas imprime
el .pañal de t u camisa
con tinta rubia, porque
no merecen otra tinta.
Milagros dícenme que haces
en puerca volatería,
que e n palominos conviertes
los pollos y l a s gallinas.
Tus obras y lo que obras
todo e s u n a cosa misma;
pues son tus letras tan sucias
que m e parecen letrina.
EPIGRAMA
— 171 —
EFECTOS DEL PROTf MEDICATO
— 172 —
Hinchándose de Galeno,
de Hipócrates imbuido,
disfrazó en sabia corteza
su rudo centro nativo.
Todo esto a fin de espantar
los pretendientes novicios,
a quien llamó a examinar
de lo que nunca ha entendido.
Vinieron con turba multa
de e n j a l m a s y de lomillos,
porque g e n t e que así mata
ha de v e n i r e n lo dicho.
Entre ellos vino el Inglés,
médico de garrotillos,
porque éste por el gaznate
nos despacha a mejor sitio;
al cual, para examinarlo
en médicos homicidios,
circunspecto y estirado,
estas preguntas le hizo:
—¿Decidme, hermano, qué e s horca?
Y él respondió de imprvoiso:
—es una junta de tres
palos—Y Bermejo dijo:
—Sois un médico ignorante,
que la j u n t a que hemos dicho
no es de t r e s palos, sino
de tres • médicos pollinos.
—¿Decidme qué son azotes?
Y respondió—señor mío,
los que se dan con la penca.
Y el otro corrijió:—amigo,
ventosas y frotaciones.
V e o que m u y al principio
e s t á i s e n lo de verdugo
y os privaré del oficio;
m á s d e c i d ¿ q u é es' d e g o l l a r ?
— 173 —
Y el v e r d u g o ya mohíno
le contestó:—es el cortar
la cabeza con cuchillo.
—.De medio a medio la errasteis;
porque aquí habéis confundido
con la cabeza lo que
son sangrías de tobillos.
(Y continuando Bermejo
esta pregunta le hizo)
¿Decidme lo que es vergüenza?
—Es sacar en cueros vivos
a los hombres a afrentar,
respondió; y Bermejo dijo:
—Vergüenza es el que nos pague
su muerte el enfermo mismo.
Y decidme ¿qué e s tormento?
—El del potro, y a sañudo
respondió.—Y Bermejo dijo:
—Rióme mucho de oírlo.
Ligaduras son que damos
a veces, porque el delirio
n o f a l t e , y con él confiesen
y despacharlos con Cristo.
¿Qué es encubar? Y el inglés
respondió:—echar per el río
a los delincuentes en
c u b a s en que v a n metidos.—
Y Bermejo le advirtió
que el e n c u b a r , a s u juicio,
eran los baños de tina,
que al t a n t o m o n t a n lo m i s m o .
Mas decid ¿qué es empalar?
—Meter en el intestino
una estaca hasta el cerebro,
el i n g l é s v e r d u g o dijo.
Y Bermejo respondió:
—decid geringa, borrico,
— 174 _
verdad que acreditan la
gran doña Elvira y su hijo.
Pero ¿qué es descuartizar?
—Poner en cuartos divisos
el cuerpo, dijo el inglés,
al quitarlo del suplicio.
Y Bermejo respondióle:
—El descuartizar, amigo,
es zajar, e s cortar piernas,
brazos y otros estrupicios.
¿Sabéis lo que es desterrar?
—Hacer que m u d e n de sitio
los delincuentes, como esto
públicamente es sabido.
—No es, respondióle Bermejo,
sino echar los aflijidos
enfermos a buscar temples
m á s calientes o m á s fríos.
Y sabréis decirme, acaso,
lo que es, e n L i m a , el oficio
secretaría del crimen
—La que está según he visto,
junto a l a "Cárcel de Corte.
Y Bermejo airado dijo:
—no e s tal sino la botica;
y el secretario dañino
de c á m a r a , el b o t i c a r i o ;
p u e s le d a n con bebedizos
las redomas, prot'colos
o u e en el c r i m e n del archivo
tienen sus anotaciones
nuestan en el frontispicio.
Los botes son los tinteros;
la t i n t a a c e i t e s nocivos;
los ungüentos algodones
norque están con ellos mismos:
la arenilla son los polvos,
— 175 —
de t a n t o s como hay distintos;
las espátulas las plumas
con que escriben los delitos,
de a c c i d e n t e s , de modorras,
tercianas y tabardillos,
formando emplasto con ellos,
echando rasgos y signos.
P e r o y a b a s t a de examen
p o r q u e , e n lo que a q u í se h a dicho,
conozco que no valéis
para ser médico un higo.
—Verdugo soy, replicó
el inglés enfurecido,
pues no perdonan mis manos
a la m u j e r ni al amigo—
Respondió el potromatante
—la distinción no permito.
Todos somos de la carda
y de la Parca ministros,
con aforismos de espartos
o médicos de aforismos.
Todos a un fin nuestras obras
llevamos por un camino*
el cual e s d a r f i n de cuantos
se e n c a r g a n a nuestro arbitrio.
De un medicamento errado
a un apretón de galillo,
no se d i s t i n g u e el efecto,
aunque es en mucho distinto.
Pues, si gallitos birláis,
también con mis curas birlo
hasta capones, verdad
que con mi bolsa atestiguo.
El parecer vos verdugo,
y yo nó, nos toca e n juicio
del cielo que, a posteriori,
os diré lo que colijo.
— 176 r-
Viendo la divina ciencia
que la justicia, e n el siglo,
se ejecutaba en los pobres
y no e n soberbios y ricos,
dispuso su providencia
un disfrazado castigo
con malos médicos, como
el Eclesiastés lo dijo,
con quien ajusticia Dios,
cuando quiere y es servido,
con aquella pena que
les compete a sus delitos.
Porque como aquestos pagan
con s u s tesoros el vicio
del pecado, consiguiendo
con el oro su apetito,
permite que con él compren
a un médico introducido
por sabio, siendo u n idiota
y mueren como han vivido;
lo que no sucede al pobre
que, por serlo, e s t e peligro
de nuestra supueste ciencia
trae escusado consigo.
¿Cuántos pensáis que estarán,
solo por no haber tenido
dos pesos para pagarme,
en aquesta ciudad vivos?
Pues muchos son, porque fueran
del m u n d o los bienes fijos
si conocieran los hombres
lo que es adverso o propicio.
M á s p o r q u e e s el p e n s a r bien
impropio e n mi rudo estilo,
digo que repruebo y doy,
desde ahora por excluidos
a médicos y ladrones, •
— 1 7 7 —-
a quienes doy gargarismos,
c o n q u e s e e n j u a g a n l a s nuec-
de esparto, cáñamo y lino.
Y que practiquéis os mando
con Revilla cuatro o cinco
años, que es doctor de cotos
y degüella con prodigio.
Y no me verdugueis más
hasta que sean cumplidos,
y después con santa y limpia
conciencia haréis vuestro oficio.
Y e n el Ínterin, por vos
el que ajusticien permito,
matadores y ladrones,
los que aquí irán referidos
Pedro de Utrilla, el cachorro,
y a falta de e s t e e n t r e Armijo,
que tienen lazo sus curas
de aceites escurridizos.
Por este supla Argomedo,
cuyos prontos idiotismos
e s t á n en credos, pequé,
la vela y el crucifijo.
Sígase luego Liseras
que es presto y fácil tornillo,
si e l g a r r o t e d e s u s curas
lo lleva como él torcido
Entre luego Pancho el gordo,
a quien por bronco y macizo
quiero bien, porque lo e s tanto
que parece ingenio mío.
S i g a a éste don J u a n de Austria,
verdugo más que Marquillo
el de Madrid, que en ahogos
le dio estatuas Peralvillo.
Supla por este Godoy,
— 178 —
que es cirujano latino
de l o s de p i e r n a s a l I'ombro,
m a n o en lazo, pié e n estribo.
La sala ha de consultar,
para que por este arbitrio,
se ahorre de muchos gastos,
cuotidianos y excesivos,
de p r o c e s o s y traslados,
confesiones y testigos,
con que se pasan los años
en dichos y susodichos,
para enforear a un ladrón,
pudiendo ahorrase de escritos
y hacer por autos recetas,
que esto es m á s ejecutivo.
Y en l u g a r de los traslados
diga, mudando de estilo,
j a r a b e s de p a r t e y que
responda por el postigo.
Para avisar rebeldías,
geringa y que beba frío;
segundo traslado, emplasto
y sangría de tobillo.
Y e n el a u t o de sentencia
poner, e n el fallo antiguo
de muerte de horca, aquestos
remedios por más nocivos:
recipe dragmas cincuenta
de m a t a l i s t e y diagrillo,
en infusión de borrajas,
chicorias y tamarindos.
Y a cuatro días de curas
p a g a el ladrón PU d e l i t o ;
porque con una receta
p u r g a los que h a cometido.
ROMANCE A SALTOS
180 —
a cualquiera que la estudia,
y no la alcanza cualquiera.
¿Fácil les parece que es
alcanzar, con evidencia,
los secretos de la docta
y sabia naturaleza?
No alcanzan sus relevantes
primores los que profesan
estudiar letras, sino
aquellos que h a c e n l a s letras
Hombres de letras entienden
que son los que se d e s v e l a n
en saberlas de memoria,
y es errada inteligencia;
porque letras significa
entendimiento, agudeza
de ingenio, y h a y quien l a s tiene
a u n q u e s el A B C no sepa.
Hipócrates y Galeno
y el ingenioso Avicena
escribieron con acierto,
y observándolos se yerra.
Porque cuanto estos autores
doctos florecieron, eran
otros tiempos y otros hombres
de m á s robustez y fuerza
Y según folosofía,
no se puede en esta era
curar al modo que entonces
sin regular la flaqueza.
Los atletas se morían
de tener salud entera,
y en este achaque enfermarlos
convenía a su dolencia.
Y si h a y m a l e s q u e c o n otros
se curan, con evidencia
— 181 —
que el que a la letra observare
el a f o r i s m o no acierta.
Nuestros médicos de Lima
grandes aciertos tuvieran,
si los hombres de estos tiempos
enfermaran como atletas.
Si f u e r a alcalde del ¿rimen,
jara h a c e r m a y o r la pena,
v. m é d i c o s sentenciara
v.ae e s m u c h o p e o r q u e a galeras.
Al Duque lo sentencio
lo f a t a l de su influencia
a Barco, qua e s m u c h o menos,
y dio con el pobre e n tierra.
Quien con médico se embarca
se ha de e m b a r c a r con la vela
de bien morir, santocristo,
mortaja y limpia conciencia.
Se ha de c o n f e s a r al punto
sin esperar la cuaresma,
p u e s a q u í c a b e e l s-í antes
peligro de muerte espera.
El m a r y tierra birló
:ai i d i o t i s m o , yerno y suegra,
que médico y ratón hacen
por ambas partes la guerra.
Quien de m é d i c o s huyere,
pagará la mortal deuda
a los plazos que dá el astro,
y n o a los que d a n recetas.
Y morirá, porque todos
es ley natural que mueran,
sin buscarse antelaciones
de tiempo a ser calavera.
De merienda y de doctor
murió el duque, y fué simpleza
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el no ahorrarse lo segundo
y morir de dos meriendas.
A u n q u e con todo se puede
mirar curando a Liseras,
porque es médico que mata
con las dos que trae tuertan.
En el nacer y el morir
los médicos y parteras
hacen pujar, porque nazcan
unas, y otros porque mueran.
Y yo pretendo morir
como cuando el panto, venga
derecha la muerte, y no
c o m o la del giba tuerta.
Doctor de médicos soy
porque de esta pestilencia
curo libertando de una
fiebre maligna a cualquiera.
No fueran los males tan
males, si no acometieran
con los t e m o r e s de que
los médicos los remedian.
Porque es traición del achaqué
aquesta aprehensión funesta,
que el más declarado riesgo
seguridades afecta.
La razón porque los cuervos
siglos en la vida cuentan,
es por no tener doctores
que son los que la cercenan;
que al tener algún Utrilla
volátil las alas negras,
volaran con este achaque
antes que a volar salieran.
No son caprichos mis versos,
como los médicos piensan
y publican que e s manía
— 183
de agudo, imperioso tema;
y, por probar que se engañan,
citaré los que cooperan
conmigo en este dictamen
y en apoyo de m i idea.
Véase a San Agustín,
luz heroica de la Iglesia,
en s u Civitas Dei que
dice de aquesta manera:
"No está obligado el cristiano
"a consultar sus dolencias
"con los médicos, sino
"con Dios y su Providencia".
El Eclesiastés nos dice:
"que caerá el hombre que peca
"en manos del mal doctor",
como si uno bueno hubiera.
Séneca enfermó de ahogos
y decía en tal tormento:
"que los médicos lo ahogaban
"más que aliviaban su pena"
Séneca enfermó de ahogos
que dio principio a la ciencia,
llama majia a la del médico
por imposible saberla.
Sócrates dijo también
que era numen y no letras,
y que el médico nacía
como nacía el poeta.
Orando Plutarco dijo:
que las voces de elocuencia
en el saber, eran como
los médicos por defuera.
Diógenes dijo también
que amor y médico eran
hermanos en los aciertos,
porque apuntaban a ciegas.
— 184 —
Aristóteles, por dichas
las curaciones confiesa,
y por desgracia los yerros
que se cometen en ellas.
Cicerón exclama con
su acostumbrada elocuencia:
"¡oh medicina ignorada!
"¡quién .alcanzarte pudiera!
Tertuliano dice: "son
los m é d i c o s solo idea!"
Los ungramantes jamás
admitieron en su tierra
médicos, y fueron tantos
que no cabían e n ella;
y para poder caber
hicieron una ley fiera,
que se degollase cuantos
los setenta años cumplieran.
A Muza, médico dieron
en estatua honras excelsas;
pero porque erró una cura
ultrajes y muerte fiera.
Viendo la gentilidad
que era difícil empresa
el curar la enfermedad,
que tanto médico yerra,
por divina la juzgaron,
y así en a r a s macilentas
a la diosa Calentura
pálida estatua le elevan.
Los tártaros, a quien siempre
el humor adusto aqueja,
curan la tristeza con
un río que en solfa suena.
Los ejércitos de Jerjes,
después de la lid sangrienta,
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con nieve y agua atajaban
la sangre a sus rotas venas.
Los egipcias solamente
se curaban con la dieta,
y encerrando a los enfermos
la hacían guardar por fuerza.
Las calenturas se curan
con el m u c h o a n d a r e n Persia,
y así no comen ni beben
hasta que rendidos quedan.
Con abundancia de vino
bebido, en Inglaterra
las calenturas se curan,
y no con cosas opuestas.
El r e y de F r a n c i a les quita
el salario, cuando enferma,
a sus médicos, y así
por curarle se desvelan.
En Flandes la curación
se paga quedando buena
la persona y el t r e s tanto
dá el médico si n o acierta.
La República le paga
los médicos a Venecia,
a u n t a n t o por el que sanan,
que pierden en los que entierran.
Jacobo Almanzor decía
que eran justicia secreta
de Dios los médicos, y esto
ratifica la sentencia
de Juvenal, porque afirma
que los médicos aciertan
errando, y que son verdugos
que el cielo puso e n la tierra.
Plinio dice que son como
cierto veneno que en ciertas
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horas del día es triaca,
y aumenta en otras su fuerza.
Por no hallar médico dijo
Isaías—-"Más quisiera
"ser buen médico que no
"ceñir la corona regia".
A E m p e d o c l e s el j u i c i o
le quitó u n a p u r g a acerba,
y él m i s m o se echó a las llamas
voraces que exhala el Etna.
El rey Don Alonso el Sabio
consultando las estrellas
se c u r a b a , y jamás quiso
que m é d i c o s le asistieran.
Con dos c a r a s los pintaba
el docto rey; una fiera
y otra hermosa, que esplicaba
médicos sanan y enferman.
Pitágoras dice que es
luz de la l u n a la ciencia
del médico, porque alumbra
tanto como anda en tinieblas.
A Esculapio n o s lo pintan
con vara y una culebra,
como alguacil venenoso
de nuestra naturaleza.
De Marte y Saturno, dice
Argolio, son influencias
los médicos, que el vivir
acortan estos planetas.
Por neutrales al provecho
Lactancio los considera,
diciendo: "la medicina
e n el m a l y e l b i e n e s muestra".
De Demócrito, a quien nunca
reír lo vieron se cuenta
— 187
q u e rió oyendo dar u n o s
remedios a su tristezau
Un potentado de Francia
se l a dio a sí mismo, porque
moría de insuficiencia. >
c
A un emperador tirano
mató el médico, y con fiesta
Roma aclamó ¡Víctor a l
libertador de la tierra!
De malos médicos dicen
las letanías en Grecia,
nos libre Dios, y por los
buenas, devotos, le rezan.
Tu médico h a de matarte,
dijeron a Julio César,
con traición, y él respondió:—
i?ó, q u e y e r r a n l o q u e i n t e n t a n .
El gran Timegristó dijo:
"que si h a y razones secretas
para enfermar, que l a s mismas
hay de sanar el que enferma".
Nuestro gran Felipe Cuarto,
para explicar s u s dolencias,
dijo:— estoy como el que e s t á
que médicos n o le dejan—
El d e m o n i o f u é el primer
médico, puesto que a E v a
le dio u n remedio que a todo
el mundo a muerte sentencia.
En Flandes para curar,
y son maestros los que empiezan,
han de tener cuando menos
veintiún años de experiencia.
P e r o e n L i m a , en e s t o s tiempos,
hay medicinas abuelas,
porque h a y practicantes hijos
n i e t o s del que entonces lo era.
— 1 8 8 —•
El purgatorio atorado
t i e n e n y a de a l m a s e n pena,
y la gloria excelsa de
angelitos con viruelas.
Marcial viendo amanecía
muerto un hombre sin dolencia
dijo:—Aqueste hombre sanó
con médicos por la cuenta.
También dijo se curaban
los médicos la pobreza
con los enfermos, por el
estipendio que les llevan.
Quevedo dice que lloran
cuando ahorcan o degüellan,
porque mueren sin pagar
un real a la suficiencia.
Estando Cáncer enfermo,
le dio un médico por nueva
moriría de u n mal grave,
y respondió su agudeza:—
no m u e r o sino de tres;
p u e s si bien lo consideras
una asma, médico y cáncer
no es un mal, doctor babieca—
Al excelente Almirante
de Castilla, en mi presencia,
le dijo un doctor:— me alegro
de v e r bueno a vuexelencia—
Y este señor respondió
que le habían dado sospechas
de estar enfermo, porque
el médico al revés piensa.
Corriendo Villamediana
a un criado, al cual encuentra:—
curad, médico, a ese infame,
dadle con una receta.—
Llevaba por opinión
— 189 —
un médico de la legua
que los m á s de los achaques
aprensiones solo eran.
Respingó con él l a muía
y, bajando las orejas,
de la silla por las ancas
soltó al doctor con trompetas.
Decía muy lastimado:
ay mi brazo! ay mi cabeza!
Di jóle u n o : — no se queje
que es aprensión toda esa.
Erasmo dice que no
v a n a entierros, porque piensan
que el m u e r t o h a de v e r t e r sangre
estando el agresor cerca.
Por dichosos los delitos
de los médicos confiesan
los abogados, pues todos
se los encubre la tierra.
Miguel de Cervantes dice:
"que el enfermo que los deja
viene a ser como el ahorcado
que el cordel se le revienta".
Calderón nunca llamó
médico, y vivió noventa
años, y con dulces coplas
a su idiotismo celebra.
Luis Vélez l e dio las gracias
a un médico, porque en cierta
ocasión que le llamó
no le atravesó las puertas.
Moreto si u n o encontraba
echaba por la otra acera,
estando a la muerte cerca
tapando con el sombrero
el u n carrillo y oreja.
En sus comedias los trata
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como dirán sus comedias;
y en fin no hay hombre ingenioso
que a esta profesión defienda.
Locos son cuantos los llaman
m á s que los que t i r a n piedras,
que unos tiran a matar
y otros a morir se entregan.
Mendigos de trainta años
conozco que e n su miseria
viven los más, y hombres ricos
raros mis memorias cuentan.
De ricos y de altos proceres
mueren los más, que es colmena
lo próspero, y u n enjambre
de m é d i c o s se le pega.
Por ley les pusiera que
ninguno a muía anduviera,
que los que e n m a t a r se ocupan
matan más andando a priesa.
Y aún los precisara a que
traigan las muías a cuestas,
que es bien que se tarden cuantos
traen la muerte o van por ella,
ítem: que el dos de noviembre
se enluten, y hagan exequias
por las almas mentacatas
que creyeron sus arengas.
Y que los doctores graves
vistan lobas de bayeta,
y los practicantes lleven
las colas, por m á s decencia;
y multar a cada uno,
conforme al lujo de ostenta,
en misas para las almas
que c a u s ó su insuficiencia,
pues más obligación tienen
ellos que los albaceas,
— 191 —
porque si n o l o s mataran
no les robaran su hacienda.
Ellos, que hicieron las muertes
han de hacer la diligencia
que en la otra vida no purguen,
pues los purgaron en esta.
Más yo aconsejo a los vivos
que se dejen de recetas
y mueran sin dar el pulso,
q u e q u i e n l o d á s i n él q u e d a .
Tomen mi consejo, y todos
por sus cabales se mueran,
que la m u e r t e sin doctor
viene a m a t a r con muleta.
Y con ellos viene siempre
con botas y con espuelas
corriendo la posta, en
hipogrifos de recetas.
Si a peso a n d a la visita,
y un cordel solo u n real cuesta
ahorqúense, y dejarán
siete reales más de herencia;
porque un médico y un lazo,
en gordiana inteligencia,
tanto mata, tanto ahoga,
tanto escurre, tanto aprieta.
En burlas y veras trata
de los médicos mi vena;
pero en mi sangre no traten
ni de burlas ni de veras.
192 —
I N D I C E
El Autor al lector 9
Fé de erratas , 9
Tasa 10
-Licencia del Ordinario ,. 10
Dedicatoria a la Muerte 11
Parecer que da la Anatomía de San Andrés. 16
Prólogo de esta obra ... 22
Coloquio de la muerte con un médico mori-
bundo 26
Respuesta d é l a Muerte 31
Al doctor Corcobado , 36
Al mismo, después de un temblor en Lima... 39
Al desafío que tuvo el Corcobado *0
A una dama que mataba como los médicos.. 44
Sobre el doctor Yañez 46
A un altar que hizo construir mi médico 48
Vejamen a Pedro de Utrilla 50
Epigrama ..„ 54,
L o a a Pedro de Utrilla ., , ., 55
Al casamiento de Pedro de Utrilla,...,., ,. 57
Memorial que la Muerte presenta al Virrey.. 59
Al doctor Machuca 63
A un médico que se alababa de una curación 64
Querella de los pepinos ........ . 66
A un mulato , 71
Loa en nplauso de Machuca.. ........ 72
Romance 77
Edicto para que un médico no fabrique 78
A Machuca SI
A Pico de Oro , 83
A un médico tuerto S6
Al doctor Yáñez „ 88
A un doctor de anteojos.» 89
Epitafio para la mujer de Pico de Oro 91
Al doctor Llanos 92
Receta contra Corcoba. 96
A un abogado que se hizo médico 99
Causw contra el doctor Vásquez 101
194- —
Página
— 195 —
SE CONCLUYO LA. IMPRESIÓN DE MIL
SEISCIENTOS EJEMPLARES DE ES-
T E VOLUMEN EN LA IMPREN-
TA "GAKCILASO", DE LA
CIUDAD DE LIMA, A LOS
VEINTIOCHO DÍAS
DEL MES DE MAR-
ZO DE MIL NO-
VECIENTOS
V EI N T I -
CINCO
O B R A S P U B L I C A D A S POR L A " E D I T O R I A L GARCILASO"
M. A. S e g u r a C o m e d i a s I.
Comedias II.
B. V i c u ñ a M a c k e n n a ' . .. . L a R e v o l u c i ó n de la I n d e p e n d e n c i a
del Perú.
H. V e l a r d e Kikiff.
A. A g u i r r e Morales . ,. . . E l P u e b l o d e l S o l I.
. , D o s Controversias Históricas.
. . De la Vida Inkaika.
I m p r e n t a " G a r c i l a s o " :— P i l e t a de la M e r c e d 1 5 6 .