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Alberto Roldán: “Cada nueva generación de

cristianos necesita repensar su fe en nuevos


contextos”

A. Roldán, teólogo protestante argentino





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"Creo que el crecimiento de las iglesias evangélicas se debe, desde
una mirada fenomenológica, al involucramiento de todos los fieles en
la evangelización, la participación de los creyentes en diversidad de
ministerios, una predicación menos doctrinal y más dirigida a las
necesidades de la gente y, finalmente, al desarrollo de ministerios de
ayuda y de acción social"

"Aquello que puede ayudar a superar ese dualismo y esa tendencia


«neo-constantiniana» es una mejor comprensión de la teología"

24.02.2020 | Sebastian Pattin


En 2019 se cumplieron 100 años de la publicación de Carta a los Romanos del reconocido
teólogo suizo Karl Barth (1886-1968), una obra fundamental para la teología protestante, y
hasta 2021 se organizan jornadas y congresos teológicos para discutir su legado. Con este
pretexto, entrevistamos al teólogo protestante argentino Dr. Alberto Roldán con la intención de
conversar sobre el crecimiento en las últimas décadas de las Iglesias evangélicas en
Argentina, pero también sobre la participación evangélica en política partidaria y el rol de la
mujer. Autor de una treintena de libros traducidos al portugués y al inglés, Roldán se doctoró
en teología en el Instituto Universitario ISEDET en Buenos Aires. Así también realizó una
maestría en Filosofía Política en la Universidad Nacional de Quilmes y una en Educación en la
Universidad del Salvador de la Compañía de Jesús. En la actualidad es director de la
destacada revista Teología y Cultura.

Sin duda el campo religioso argentino camina hacia una matriz de mayor pluralización y
diversificación al ritmo de un decrecimiento del catolicismo. La ampliación de los
creyentes que se identifican como evangélicos en las últimas décadas es notable, pero
conviven con la paradójica elección de Francisco como papa de la Iglesia católica y la
consolidación de un creciente número de no creyentes. A nivel de los creyentes se
constata la subjetivación o individualización de las creencias religiosas (el núcleo de
sociólogos del Centro de Estudios e Investigaciones Laborales del Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas caracteriza esta tendencia como
«cuentapropismo religioso»). Argentina no puede considerarse un país religioso pero
donde la religión tiene un rol importante y donde el diálogo interreligioso es fluido y
respetuoso. ¿Cómo comprende usted pues las transformaciones dentro del campo
religioso de los últimos años en Argentina? ¿A qué se debe el crecimiento de las
iglesias evangélicas?
Informe Encuesta Nacional sobre Creencias y Actitudes Religiosas en Argentina

La pluralización es un signo de nuestra época caracterizada desde lo conceptual como


«posmoderna»  y «globalizadora». Es cierto que el catolicismo romano ha experimentado un
declive en el número de creyentes. Por caso, en la recientemente publicada «Segunda
Encuesta Nacional sobre Creencias y Actitudes Religiosas» en Argentina realizada por el
Centro de Estudios e Investigaciones Laborales de CONICET, bajo la dirección del sociólogo
Fortunato Mallimaci, muestra claramente esa tendencia porque mientras en el 2008 un 76.5%
se declaraban fieles católicos ahora ese porcentaje bajó a un 62.9%. Los evangélicos también
crecieron de un 9% a un actual 18.9%. Pero significativamente, también creció el número de
argentinos que no poseen afiliación religiosa dado que en 2008 eran el 11.3% y en la última
encuesta creció al 18.9%. Por ello, atestiguamos, sin dudas, una tendencia cultural hacia la
secularización. En lo que se refiere específicamente a la subjetivación o individualización a la
que usted bien se refiere, se marca de modo más claro en los ámbitos fundamentalistas y
conservadores del protestantismo que tienen, a mi modo de ver, una visión individualista y
trascendente de la salvación con su famoso latiguillo: “acepta a Jesús como tu único y
suficiente Salvador”, no advirtiendo que, como expresa de modo contundente el teólogo
Harvey Cox, en No lo dejéis a la serpiente (1969), “la piedad protestante ha reducido las
dimensiones de la pretensión cristiana. Hemos tomado la primitiva afirmación de que
«Jesucristo es el Señor» y la hemos sustituido por el diminutivo pietista de «acepto a Jesús
como mi salvador personal»”. En ese reduccionismo quedan afuera los alcances cósmicos de
la reconciliación del mundo con Dios mediante Jesucristo que es, al fin y al cabo, la meta de la
historia de la salvación. Como afirma San Pablo: “en Cristo Dios estaba reconciliando al
mundo consigo mismo” (2 Corintios 5.19 NVI). En la visión paulina, el fin de la historia consiste
en la recapitulación (anakefalaíosis) de todas las cosas en Cristo (Efesios. 1.10), y eso es
mucho más que una mera salvación del alma. Creo que el crecimiento de las iglesias
evangélicas se debe, desde una mirada fenomenológica, al involucramiento de todos los fieles
en la evangelización, la participación de los creyentes en diversidad de ministerios, una
predicación menos doctrinal y más dirigida a las necesidades de la gente y, finalmente, al
desarrollo de ministerios de ayuda y de acción social. Ya no se discute si lo social es parte de
la missio Dei, sino que casi todas las iglesias desarrollan esos ministerios que intentan cubrir
las necesidades de la gente. 

"El término evangelical, obviamente proveniente del inglés, define a sectores


evangélicos acaso más conservadores, con un gran apego a la Biblia y un
énfasis en el evangelismo (un anglicismo de «evangelización») y la
conversión de las personas"
El universo cristiano no católico en Argentina ha sido comprendido a partir de claves
conceptuales como «protestantismo histórico» (referente a las Iglesias fundadas por la
inmigración anglosajona o europea central presente en el continente desde siglo XVI) e
«Iglesias evangélicas» (relativo a las Iglesias creadas por una inmigración más reciente,
sobre todo, en el siglo XX y asociada a inmigración chilena en la Patagonia, pero en
años más reciente y en el área de la provincia de Buenos Aires con la expansión de los
«neo-pentecostales» originarios de Brasil). ¿Cómo definiría o comprendería usted pues
la identidad cristiana no católica a partir de ambas categorías? O incluso más allá de las
mismas, es decir, ¿constituyen todavía conceptos útiles para comprender el
cristianismo no católico argentino?

Clásicamente al protestantismo latinoamericano ha sido comprendido a partir de varias


categorías, estamentos o nucleamientos. Por un lado, el llamado «protestantismo histórico»
tanto de «trasplante» como «misionero». Las «iglesias de trasplante» que fueron las primeras
en llegar a la Argentina en la primera parte del signo XIX, entre otras, la Iglesia anglicana
(1824) y la Iglesia presbiteriana San Andrés de Escocia (1828). Pero no vinieron al país con
fines evangelizadores o misioneros, sino para poder vivir sus cultos protestantes libremente. Y
ello se comprueba con el hecho de que en sus inicios se manejaron exclusivamente en idioma
inglés. Ello demuestra también la temprana pluralidad religiosa argentina.
Evangélicos al poder en Argentina

Luego ya vinieron las «iglesias misioneras» protestantes y evangélicas tanto de Inglaterra


como de los Estados Unidos. Y, recientemente, lo que podríamos denominar «iglesias
evangelicales». Los términos «evangélicos» y «evangelicales» son ambiguos. El propio uso
de la terminología «iglesias evangélicas» abarca a iglesias de origen directo o indirecto en la
Reforma Protestante del siglo XVI. Como bien señala el teólogo argentino José Míguez
Bonino en Rostros del Protestantismo Latinoamericano (1995), el término evangelical,
obviamente proveniente del inglés, define a sectores evangélicos acaso más conservadores,
con un gran apego a la Biblia y un énfasis en el evangelismo (un anglicismo de
«evangelización») y la conversión de las personas, experiencia que luego producirá cambios
en la sociedad. Por otro lado, el cuadro se complejiza a comienzos del siglo XX con la fuerte
irrupción del pentecostalismo y, más recientemente, el llamado «neo-pentecostalismo»
ilustrado de modo contundente por la «Iglesia Universal del Reino de Dios» originaria de
Brasil. En mi libro ¿Para qué sirve la teología? contrasto ambas versiones de pentecostalismo
mostrando los puntos coincidentes y los divergentes. El pentecostalismo clásico enfatiza el
llamado «bautismo del Espíritu Santo» y la apelación a la Biblia es permanente. En el «neo-
pentecostalismo» entran elementos mágicos cuyo uso, se afirma, produce la bendición.
Además se caracteriza por lo que se da en llamar «evangelio de la prosperidad» que he
criticado recientemente. Por lo tanto, resulta muy difícil definir la identidad cristiana no católica
a partir de una diversidad tan grande como la expuesta. De todos modos, haciendo excepción
del «neo-pentecostalismo», podría decirse que la identidad cristiana protestante y evangélica
reside además de las grandes doctrinas - comunes también al catolicismo - como la trinidad,
la divinidad y humanidad de Jesucristo, su adhesión a los postulados de la Reforma
Protestante, con énfasis en la justificación por la gracia y mediante la fe en Cristo. Todas esas
iglesias suscriben a esos grandes postulados. Por eso, dada la diversidad de expresiones
eclesiales, en lo personal prefiero hablar de «iglesias protestantes», «iglesias evangélicas» e
«iglesias pentecostales».

Evangélicos en Argentina

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