DE LA MISIÓN Y
PASTORAL MISIONERA
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CONCEPTOS BASICOS DE LA MISIÓN
La misión como tema de la reflexión teológica no ha tenido especial relieve en la historia de
la teología. En los primeros XV siglos de la reflexión teológica de la Iglesia no vamos a encontrar
mayores referencias a la misión de la Iglesia ni a su naturaleza misionera.
Lo que sí existe desde el comienzo de la Iglesia es el hecho eclesial de la misión: un
movimiento de gente que encuentra en Jesús resucitado la experiencia de una salvación que no se
hallaba en ningún otro lado y que comparten esta experiencia salvífica con los demás.
Los términos “misión” y “evangelización”, son términos relativamente modernos. Ninguno
de ellos aparece en las Sagradas Escrituras, ni siquiera en los primeros quince siglos de la historia de
la Iglesia (por lo menos con el significado actual).
a) Misión
El término “misión” proviene del verbo latino “mittere” que significa enviar. De aquí que la
palabra misión lleva consigo las ideas de “envío”, “delegación”, “encargo recibido”. También lo
podemos relacionar con su equivalente griego “apostello”, del cual deriva la palabra apóstol. Esta
idea de “enviado” sí está presente en el Antiguo Testamento para referirse a los que Dios elige y
envía (para esto se utilizaba el término hebreo “saliah”). Este “envío” no se entiende en el sentido
geográfico, aunque tampoco lo excluye, sino en el sentido teológico.
En la teología medieval aparece el término “misión” en la reflexión teológica acerca de la
Trinidad: el Padre “envía” al Hijo; el Padre y el Hijo “envían” al Espíritu Santo.
A partir del siglo XVI, el término “misión” se utiliza para indicar la tarea de la Iglesia
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b) Evangelización
El término “evangelización” proviene del griego “eu-
angello” que significa “buena noticia”. Pone de relieve lo que
hace la Iglesia a través de sus enviados: servir al Evangelio,
mostrar la presencia del Reino d Dios y proclamar la Buena
Nueva.
Este término es mucho más nuevo que misión. Fue
utilizado por los protestantes mucho antes que nosotros bajo la
forma de “evangelismo” y adoptado por nuestra Iglesia como
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b.- Predicación del Evangelio: proclamación del misterio de Cristo a todos los hombres, a fin
de que los no cristianos abran su corazón al Espíritu Santo, crean y se conviertan libremente al Señor
y se unan a El con sinceridad. (AG 13, RM 44-47)
Misión es el mandato, encargado o envío que se hace a una persona para que anuncie a
otros una buena noticia o les entregue algún encargado.
Los elementos que componen la misión son varios: el que envía, el enviado, los destinatarios,
el envío, el anuncio o buena noticia. En la Historia Sagrada o Historia de la Salvación, la misión
comenzó hace dos mil años, cuando el Padre Dios envió a su Hijo Divino para que anunciara o
dijera, con signos y palabras, a todos los hombres, que Él los ama, que es su Padre, que todos son
María es misionera por su referencia y su relación tan estrecha con Jesús, el misionero por
excelencia. Él se encarna, nace, predica la salvación, escoge a sus apóstoles, padece, muere, resucita
y sube al cielo para darnos su espíritu y quedarse con nosotros. En todos esos momentos María
participa de un modo especial, es su cálida madre.
3. La misión de su Hijo se hace completa, plena, con el don del Espíritu Santo en
Pentecostés. Cuando Jesucristo da su espíritu a la Iglesia, María también está presente de
modo activo, sobre todo en actitud de apertura, de acompañamiento y oración. Cuando la
Iglesia es engendrada por el espíritu de su Hijo, ella también ejerce su maternidad por los que
han de ser Hijos en el Hijo.
A LA IGLESIA
"Cumplida la obra que el Padre encomendó realizar a su Hijo sobre la tierra (Cfr. Jn. 17,4) fue
enviado el Espíritu Santo el día de Pentecostés con el fin de santificar indefinidamente a la Iglesia"
(LG 4). "Cristo, habiendo resucitado de entre los muertos (RM 6,9) envió sobre sus discípulos a su
Espíritu vivificador, y por Él hizo a su Cuerpo, que es la Iglesia, Sacramento Universal de Salvación"
(LG 48). "La Iglesia debe ser fiel a Cristo, del cual es su Cuerpo, y continuadora de su Misión" (RM
39). La Misión Eclesial se inauguró el día de Pentecostés (con la venida del Espíritu Santo), cuando
los apóstoles salieron a Evangelizar por todo el mundo. "La misión universal de la Iglesia (misión
eclesial) nace de la fe en Jesucristo" (RM 4). Por eso decimos que la Iglesia es la comunidad, o
grupo, o pueblo, o familia, de los que creen en Jesucristo.
La misión de Cristo Redentor (Misión cristiana) continua en la Iglesia (Misión eclesial). Dice el
Papa Juan Pablo II que "Cristo ha hecho a su Iglesia colaboradora en la obra de la salvación
sincero, pueden conseguir la salvación, pues la Divina Providencia tampoco niega los auxilios
necesarios para la salvación a quienes sin culpa no han llegado todavía a un conocimiento expreso
de Dios y se esfuerzan por llevar una vida recta" (LG 16). Los que ponen en peligro su salvación son
los cristianos que no tienen fervor misionero para hacer que todos conozcan y acepten el Plan de
Dios.
A TODO CRISTIANO
Todos los bautizados debemos "tomar parte activa, consiente y responsable en la misión
eclesial... Cada cristiano es sujeto activo de la misión de la Iglesia" (Juan Pablo II, Sobre la Misión de
los Laicos 3). "La llamada misionera no se dirige sólo a los pastores, a los sacerdotes, a los religiosos
y religiosas, sino que se extiende a todos: también los fieles laicos son llamados personalmente por
el Señor, de quien reciben una misión a favor de la Iglesia y del mundo" (Cfl. 2); por eso la misión
eclesial es católica, porque es para todos, hecha por todos los bautizados.
Sin embargo, los responsables de garantizar el ejercicio de la misión eclesial son los Obispos,
porque ellos son los sucesores de los Doce Apóstoles. Por eso decimos que la misión es Apostólica,
es decir, la misma de los apóstoles. También, la misión eclesial es Una, por eso debemos participar
en ella, trabajando unidos como hermanos.
Pero además, la misión eclesial es Santa, de ahí que el "verdadero misionero es el santo" (RM
90) y la misma santidad vivida, representa la primera y fundamental aportación a la misma Iglesia
(Cfl. 17). Para comenzare la misión, lo primero no son las palabras sino el testimonio de vida santa
de personas y grupos eclesiales.
Los apóstoles, presididos por San Pedro: "No hay testimonio sin testigos, no hay misión sin
misioneros... Jesús escoge y envía a unas personas para que colaboren en su misión y continúen su
obra, como testigos y apóstoles suyos" (RM 61). Se trata, en primer lugar del grupo de los apóstoles,
con San Pedro a la cabeza.
Toda la Iglesia y cada Iglesia: Por eso se dice que la Iglesia es misionera por naturaleza, ya
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que el mandato de Cristo toca la entraña íntima de esta comunidad. Cada una debe intercambiar
sus dones con las otras y ayudar a difundir el Evangelio.
El Santo Padre y los Obispos: A la manera de los primeros apóstoles con San Pedro, los
Obispos son los directamente responsables de la acción misionera, juntamente con el Santo Padre.
Toda la Iglesia particular con su Obispo a la cabeza, con sus sacerdotes y parroquias (RM 64).
Los mismo misioneros y comunidades misioneras "ad gentes": Se trata de personas y
comunidades que han decidido entregare de por vida a la acción misionera. Ellos desempeñan un
papel fundamental en la actividad misionera hacia fuera y también hacia adentro de la Iglesia, como
testimonio y animación misionera.
Los sacerdotes diocesanos: Todo sacerdote, por el sacramento de la ordenación, está
destinado a la misión universal y amplísima de salvación, hasta los confines de la tierra.
Todas las comunidades religiosas o institutos de vida consagrada:
Según el modo propio de su carisma están obligados a contribuir a la
misión.
Todos los fieles laicos son misioneros en virtud del bautismo.
De una manera especial los catequistas, sobre todo aquellos que
trabajan en las misiones.
La Congregación para la Evangelización de los Pueblos, a la que
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El anuncio y las obras por los cuales se continúa de manera renovada lo que hizo Jesucristo
con sus primeros Apóstoles, es lo que se denomina proceso evangelizador. Dentro de la Obra de la
IAM, este proceso se lleva a cabo mediante la ESCUELA CON JESÚS. En ella aprendemos a ser
amigos de Jesús, y con el paso del tiempo viviendo con Él, siendo como Él, aprendemos a ofrecer
nuestra vida para que, por medio de ella, Él continúe dando su salvación a otros: "Ustedes son mis
amigos si hacen lo que yo les mando" (Jn 15, 14).
Si entendemos la pastoral de la Iglesia como el dinamismo por el cual ella busca motivar,
proponer unas acciones, aportar unos recursos, organizar el trabajo con métodos para que cada
cristiano y cada comunidad animen y vivan ese proceso, la pastoral en el ámbito de la misión,
vocación de todo bautizado, ha de entenderse como todo lo anteriormente dicho en función de
despertar, sostener y animar el espíritu misionero universal, y específicamente en los niños y
adolescentes dentro de la IAM.
2. El anuncio explícito: Dispuesto el terreno de los no creyentes por medio de la acción del
Espíritu Santo a través del testimonio cristiano, debe darse el anuncio explícito. Es la presentación
3. El acompañamiento de la fe: Se trata de empezar una etapa en la que, una vez aceptado
Jesucristo, se lo va conociendo y amando con profundidad, hasta que, una vez aceptado Jesucristo,
se le va conociendo y amando con profundidad, hasta que, como dice el Evangelio, la semilla de su
Palabra echa raíces y se manifiesta en frutos de conversión (cambio de vida), santidad, apostolado,
etc. Coincide esta etapa con la del crecimiento de la fe o catequesis.
4. La comunidad eclesial: Aquellos que cuya vida se ha transformado, entran en una comunidad
que es en sí misma signo de la transformación, signo de la novedad de vida: la Iglesia, sacramento
visible de la salvación. En ella, el cristiano vive la plena comunión y participación con Dios y con sus
hermanos y se pone al servicio de la evangelización. Esa vivencia comunitaria puede manifestarse en
cinco formas: vida comunitaria, sentido eclesial, vida en Cristo, el dinamismo del Espíritu y la entrega
misionera.
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5. Compromiso evangelizador o misionero: el que ha sido evangelizado, evangeliza a su vez... es
impensable que un hombre haya acogido la Palabra y se haya entregado al Reino sin convertirse en
alguien que a su vez da testimonio y anuncia.
La pastoral misionera, a partir de sus acciones y orientaciones, dinamiza todo este proceso
evangelizador para que se llegue al compromiso misionero. Y también procura que, del trabajo
evangelizador, salgan los apóstoles que transformen, con la fuerza del Evangelio, las estructuras del
pensamiento de cada hombre y de cada cultura.
Como toda acción humana, y con mayor razón por tratarse de una actividad pastoral de la
Iglesia, es necesario realizarla a partir de áreas de trabajo:
Animación misionera: Para despertar, avivar y sostener en los niños el espíritu misionero
universal. Los medios que se utilizan por lo general son: la oración, la motivación misionera,
la asociación y el acompañamiento.
Formación misionera: Para ayudar a que los niños y adolescentes hagan la Escuela con
Jesús y tengan criterios y mentalidad misionera como la de su Maestro. Comprende tres
áreas fundamentales: la teología de la misión, la espiritualidad misionera y la metodología
misionera.
Organización misionera: Para ayudar a integrar bien los servicios de los niños y
adolescentes y de los animadores en la comunidad eclesial y para utilizar adecuadamente los
recursos disponibles de su servicio misionero.
Cooperación misionera: Para ayudar a que cada niño y adolescente realice los servicios
misioneros que le corresponden a favor de la Evangelización universal, especialmente por la
misión ad gentes. Esa cooperación se realiza en varias formas: cooperación espiritual,
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