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El Ladron de Cadaveres, *Robert Louis Stevenson*

*Fettes* Era un viejo escocés muy dado a la bebida; culto, sin duda, y también acomodado,
porque vivía sin hacer nada. Había llegado a Debenham años atrás, todavía joven, y por la
simple permanencia se había convertido en hijo adoptivo del pueblo.

*¿Quién es el narrador de los ladrones de cadaveres?*


El relato empieza en una posada, con un señor llamado Fettes, el narrador de la historia y el
dueño de la posada reunidos, cuando de pronto aparece el doctor
MacFarlane, quien sorprende a Fettes, debido a que se conocían de antes.

*¿Dónde estudió medicina Fettes?*


La historia, desde este punto en adelante, repasa a Fettes desde sus estudios de medicina en
Edimburgo, los giros que ocurren alrededor de Fettes y su profesión y los sucesos a los que
conducen.

*¿Quién era Fettes y qué relación tenía con el doctor MacFarlane?*


Fettes le llama Toddy, nombre que MacFarlane odia. El doctor se marcha, pero el narrador nos
cuenta lo sucedido entre ambos: Donald Fettes era estudiante de medicina en Edimburgo
y MacFarlane era su profesor, aunque el superior de éste era un tal Mr. K.

*¿Qué adjetivos utilizarías para caracterizar al doctor Macfarlane?*


El doctor Macfarlane era un hombre despierto y vigoroso. Sus cabellos blancos
servían para resaltar la calma y la palidez de su rostro, nada desprovisto de energía por otra
parte.
El gato negro, *Edgar Alan Poe*

¿Por qué le saco el ojo al gato negro?


Una noche, al regresar embriagado, pensó que Plutón le evitaba. Agarró al gato de mala
manera, por lo que este, asustado, le mordió, y el narrador le sacó un ojo con su navaja. Al día
siguiente sintió remordimientos, pero fueron de corta duración; el alcohol se
encargó de disiparlos.

¿Que simboliza el segundo gato en el cuento El gato negro?


El segundo gato, por mucha semejanza que presenta con Plutón (incluso con su ojo tuerto),
posee una característica que los contrapone: una macha blanca que le cubre casi por completo
el pecho, y que puede ser considerada como un signo de fidelidad con su antecesor lo que
explica el porqué y la razón de su parecido con Plutón.

Cuenta que él era un hombre de buen carácter, se casó joven, con una mujer complaciente, y a
ambos les encantaban los animales, por lo que tenían pájaros, peces, perros y un gato negro,
que era su preferido. Sin embargo, los gatos suelen albergar los espíritus de las brujas.

Gradualmente, el hombre va modificando su carácter y se vuelve cada vez más violento, se


emborracha y pega a su mujer y animales. Una noche, hastiado, le saca un ojo a su gato en un
ataque de rabia. Y poco después decide ahorcarlo en un árbol cercano a la casa. A los pocos
días su casa se incendia en extrañas circunstancias y de los despojos solo queda una pared en
pie. Cuando el hombre se acerca, ve que en esa pared ha quedado dibujada la imagen de un
gato atado a una soga. Se asusta, pero asume, de forma racional, que alguien tuvo que tirar al
gato dentro de la casa para avisar del fuego y el animal quedó sepultado allí y dejó, por ello, su
huella.

El hombre sigue su vida junto a su mujer y, una noche, en una taberna encuentra otro gato,
igual al anterior, pero con una mancha blanca en el lomo como única diferencia. Se lo lleva a su
casa en un arrebato y una vez allí, se percata de que le falta un ojo, igual que al anterior. Esto
le recuerda al otro gato y hace que lo aborrezca. El gato, sin embargo, está continuamente
rozándose con él, hasta el punto que le hace tropezar continuamente, y tiene la manía de
acurrucarse sobre su pecho a la altura del corazón. El hombre lo detesta. Un día, bajando al
sótano, el gato le hace tropezar. El hombre se enfada tanto que alza un hacha para matarlo,
pero su mujer lo detiene. El hombre, loco de rabia, clava el hacha en la cabeza de su mujer
acabando con su vida.

Tras el asesinato decide ocultar el cadáver emparedándolo en una pared del sótano. Lo oculta
en la pared y se afana en hacer un buen trabajo para dejar la pared perfecta. La policía no
tarda en hacer presencia en la casa y le interroga, inspeccionan toda la casa pero no
encuentran nada que le inculpe. Vuelven otro día y bajan al sótano en compañía del narrador y
asesino, no ven nada raro, pero, cuando ya se iban, y el asesino iba diciendo que las paredes
de la casa eran muy fuertes, en una especie de autosabotaje inconsciente. Se oyen unos
gemidos, como el sollozo de un bebé. Los policías comienzan a golpear la pared hasta tirarla
abajo y allí estaba el cadáver y junto al cadáver, el gato, al que había emparedado dentro sin
darse cuenta.
La familiadel vurdalak

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