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LA PRUEBA.

El término prueba deriva del latín probatio, probationis, que a su vez proviene de la
palabra probus, que significa bueno. Por lo tanto, lo que se prueba es bueno, se
ajusta a la realidad, y la prueba consiste en verificar o demostrar la autenticidad de
algo.
Dado que es difícil imaginar un proceso en el que no se haya practicado ningún
tipo de actividad probatoria, debemos enfocar el término precisamente, en este
marco de realidad. Sobre esta base entonces, hay tres aspectos fundamentales a
partir de los cuales se puede elaborar una definición de prueba:
Carácter objetivo.
Se considera prueba todo aquello que sirva para traer al juez conocimiento de los
hechos. En este sentido, la prueba abarcaría todas las actividades relacionadas
con la búsqueda y obtención de las fuentes de prueba, así como su práctica.
Carácter subjetivo.
La prueba se equipará al resultado obtenido con ella, es decir, la convicción o
grado de convicción que se produce en la mente del juez.
Desde un punto de vista objetivo y subjetivo.
La prueba se define como el conjunto de motivos o razones que nos dan
conocimiento de los hechos, para los efectos del proceso, que se deducen de los
medios aportados.
Con base en lo anterior, hay autores que señalan tres acepciones de la prueba:
como fin (entendiendo por tal la demostración de la verdad o existencia de un
hecho), como medio (los instrumentos que se utilizan para lograr ese fin) y como
actividad. (función desarrollada para obtener evidencia). la certeza moral que ese
fin requiere). Otros simplemente lo clasifican como actividad o como resultado de
esa actividad”.
Pero la definición de prueba es la misma en cualquiera que sea el proceso en que
la misma tenga lugar.
Según Eduardo M. Jauchen, la prueba es el conjunto de razones que resultan del
total de elementos introducidos al proceso y que le suministran al juez el
conocimiento sobre la existencia o inexistencia de los hechos que conforman el
objeto del juicio y sobre el cual debe decidir.
Para José María Casado Pérez, la prueba es la actividad procesal de los sujetos
procesados que pretende mediante el cumplimiento de requisitos específicos de
lugar, tiempo y forma y el respeto a determinados principios constitucionales y
legales, convencer psicológicamente al juez de la veracidad o falsedad de las
posiciones antitéticas de las partes, debiendo aquel decidir de acuerdo con las
reglas de la lógica y de la experiencia, sobre la exactitud y certeza de las
afirmaciones de hecho cancelado por aquella.
Tales argumentos trascienden las diferencias conceptuales con la que ha sido
abordado el concepto de prueba, por esa razón al aludirse a las afirmaciones
también debe incluirse las negaciones ya que también están comprendidas
implícitamente una sustentada.
Por lo que debe de entenderse como el conjunto de motivos que suministran al
juez conocimiento sobre la existencia o inexistencia de los hechos afirmados por
las partes, cuya finalidad es verificar la correspondencia de éstos, con la realidad
plasmada en el proceso
En conclusión, el término prueba, debe reservarse para aquella actividad tendiente
a verificar la exactitud o inexactitud de las afirmaciones realizadas por las partes,
un efecto de establecer si coincide en la realidad del proceso, más no como el
método para llegar al convenio judicial.
Casado Pérez, José Maria, La Prueba en el Proceso Penal Salvadoreño,
Imprenta Nacional, Corte Suprema de Justicia, República de El Salvador
2000, pág. 18.
Miranda Estrampes, Manuel; La Mínima Actividad Probatoria, cit., 31.
Jiménez Asenjo, Enrique; Ley de Enjuiciamiento Criminal vol. I, citado por
Miranda Estrampes, Manuel, cit., p.21

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