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Conductismo

El conductismo, según John B. Watson, es el estudio experimental


objetivo y natural de la conducta, excluyendo la conciencia y la
introspección.1 ​ Para Burrhus Frederic Skinner el conductismo es
una filosofía de la ciencia de la conducta,2 ​ definió varios aspectos
esenciales de su objeto de estudio y a diferencia de Watson se
centró en describir las leyes generales que rigen la conducta.3 ​ El
objeto de estudio de la psicología y la forma en cómo se concibe la
conducta es entendida de diversos modos, según el enfoque desde
el que se vea.

Se pueden identificar más de diez formas de conductismo,4 ​ desde


el propuesto por Watson hasta nuestros días; pasando por el
conductismo de Tolman, Hull y Skinner, el interconductismo y la
psicología interconductual de Kantor, el conductismo teleológico de
Rachlin, empírico de Bijou, teórico de Staddon y biológico de
Timberlake, el contextualismo funcional de Hayes, etc. Las formas
más estrictas de conductismo, que excluyen el estudio de la
conciencia, se consideran como obsoletas desde los años 1950s John B. Watson
5 6​ 7​ 8​ 9
​ 10
​ ​(véase revolución cognitiva).

Jacob Robert Kantor define el conductismo como «una renuncia a


las doctrinas del alma, la mente y la conciencia», para ocuparse
del «estudio de los organismos en interacción con sus ambientes».
En términos más amplios, lo considera como equivalente al
término ciencia (Kantor 1968, cit. por Campos, 1973, p. 91), dado
que se ocupa de la naturaleza a partir del «principio del
comportamiento». Así, la química estudia el comportamiento de
los elementos y la sustancia, la física estudia el comportamiento de
la materia y sus propiedades, la astronomía estudia el
comportamiento de los astros y galaxias, y la psicología estudia las
interacciones entre los organismos y su entorno.

El desarrollo del conductismo privilegió algunos enfoques más


que otros, que descendían directa o indirectamente de los B.F. Skinner en el Departamento de
anteriores, pero finalmente fue el sistema de Skinner (1938) el que Psicología de Harvard, alrededor de
llegó a ser dominante desde la década de los cuarenta. 1950

Índice
Características principales
Origen
Críticas
Crítica de Noam Chomsky
Neurociencia cognitiva
Terapia de conducta
Denuncias sobre estudios de resultados de Eysenck
Polémica por la terapia de aversión
Véase también
Referencias
Bibliografía
Enlaces externos

Características principales
Condicionamiento clásico: Proceso de aprendizaje mediante el cual se asocia un estímulo
inicial (por ejemplo el olor a comida) que provoca en el organismo una respuesta
incondicionada regular y mensurable (por ejemplo salivación), con un evento neutro (por
ejemplo un ruido) que no provocaba respuestas antes del condicionamiento. Luego de
varias presentaciones en contigüidad espacio-temporal, el evento neutro adquirirá las
funciones del estímulo inicial, provocando la misma respuesta que aquel. De este modo, un
ruido podría terminar evocando la salivación del organismo.

Condicionamiento operante: Proceso de aprendizaje por el cual una acción en particular es


seguida por algo deseable (lo cual hace más factible que la persona o animal repita la
acción) o por algo no deseable (lo cual hace menos factible que se repita la acción). Un
estudiante, por ejemplo, estudia durante varias horas porque anteriormente el estudio le
proporcionó satisfacción intelectual, notas altas o elogios de sus padres. Su aplicación es
consecuencia del condicionamiento operante.

En suma, «conductismo» constituye una manera de estudiar lo psicológico, o cualquier fenómeno del
mundo, desde la perspectiva de una ciencia de la conducta, sin mentalismo (atribuciones dualistas
extramateriales como el alma o la mente). Los partidarios del conductismo sostienen que este no es
reduccionista porque no utiliza explicaciones tomadas de disciplinas como la neurología, la lógica, la
sociología o el procesamiento de datos. Sin embargo, desde la perspectiva del resto de las teorías de la
psicología, el conductismo incurre en reduccionismo conductista, al considerar que "todo es conducta" (la
cognición, las emociones, etc.) y que lo que no es conducta observable en laboratorio (por ejemplo los
códigos culturales, creencias religiosas, etc.) es irrelevante o es inexistente.

Esto no significa dejar de lado los procesos cognitivos como tantas veces se malinterpreta,[cita  requerida]
sino considerarlos como «propiedades de la conducta en función». O sea, comportamientos sujetos a las
mismas leyes que el comportamiento manifiesto que involucran respuestas lingüísticas y sensoriales de tipo
encubierto, las cuales, para ser investigadas deben especificarse en términos del tipo de interacción,
amplificarse mediante aparatos o acudir al autoinforme del individuo.

Existe también una clase especial de conductismo denominado «metodológico», que no se guía sobre la
base de las precedentes consideraciones filosóficas ni teóricas, sino simplemente en función a criterios
pragmáticos de abordaje objetivo de la conducta como referente observable inmediato de fenómenos
«internos». Este no es más utilizado.

Origen
Esta corriente tiene su origen en los años 10, en 1913 de la mano de J. B. Watson, quien fue un psicólogo
que tenía una gran influencia en esta época y trabajó en la Universidad John Hopkins al momento de
escribir el artículo que se conocerá como “El Manifiesto Conductista”, el título de este artículo era
“Psychology as the behaviorist views it”, de esta obra nació la escuela del conductismo, esta obra se vio
influida por la filosofía naturalista, por Darwin y la evolución. Él consideraba la psicología una ciencia
natural y con una importante aplicación social. Esta obra destacó en su momento porque abogaba por un
estudio objetivo de la conducta, ya que para Watson la psicología se tenía que estudiar como la física o la
química, es decir, había que estudiar la psicología desde fuera, sin método introspectivo. En esta obra
Watson hizo mucho énfasis en el ambiente, es decir, le da mucha importancia a la sociedad para hablar del
comportamiento del individuo.

Críticas

Crítica de Noam Chomsky

Una de las críticas más conocidas al conductismo fue realizada por el lingüista, filósofo y científico
cognitivo Noam Chomsky en su revisión del libro Verbal Behavior (1957) de B. F. Skinner.11 ​ En este
libro Skinner esboza una teoría para explicar la adquisición del lenguaje en la infancia basándose en el
condicionamiento operante y las contingencias de reforzamiento. Chomsky (1959) en cambio tiene una
teoría innatista y logicista sobre la sintaxis del lenguaje, la teoría de la gramática generativa. De acuerdo a la
postura de Chomsky, el cerebro humano tendría un módulo genético especializado para la adquisición del
lenguaje. La crítica que dirigió entonces al ambientalismo de Skinner se basa en que un animal no humano
(un perro, por ejemplo) sin importar cuánta cantidad de exposición al lenguaje y de reforzamientos y
recompensas se le proporcionen, nunca va a entender ni hablar el lenguaje humano. En cambio, los niños lo
aprenden en poco tiempo a pesar de la enorme variedad de ambientes y culturas, lo que implicaría que la
conducta verbal no se basa simplemente en asociaciones aprendidas, sino que involucra mecanismos
neurocognitivos evolutivamente determinados.12 ​

Neurociencia cognitiva

Desde la neurociencia cognitiva también algunos autores han formulado distintas críticas a la teoría
conductista, entre ellos están John Pinel, Gerald Edelman, Antonio Damasio, Charles Randy Gallistel y F.
Javier Álvarez-Leefmans.

John Pinel y Steven Barnes critican la tendencia académica a pensar en dicotomías tales como “¿es
fisiológico o psicológico?” o “¿es heredado o aprendido?”. La dicotomía herencia vs. crianza se manifestó,
dicen estos autores, en la psicología conductista de la primera mitad del siglo  xx, que en Estados Unidos
estaba totalmente comprometida con el polo de la crianza (aprendizaje) en detrimento de la herencia
genética. Ejemplifican esto con la famosa frase de John Watson, quien dijo que si le dan 12 niños
saludables podría hacer de cualquiera de ellos un médico, abogado, artista o ladrón, con solo controlar el
ambiente donde se criaran. Al mismo tiempo, en Europa el estudio de la conducta animal era llevado a cabo
en la etología que, en contraste con el conductismo de Estados Unidos, se focalizaba en estudiar las
conductas instintivas, comunes a todos los miembros de una especie, enfatizando la naturaleza heredada (no
aprendida) de tales comportamientos.

De acuerdo a Pinel y Barnes, ambas posturas, la norteamericana y la europea, estaban equivocadas al solo
acentuar un aspecto del origen de las conductas, negando el otro. En cambio, la conducta surge de la
interacción entre genes y ambiente, pues la experiencia modifica la expresión de los genes de cada
individuo.13 ​

Gerald Edelman en su libro Bright Air, Brilliant Fire afirma que la idea de que el único objeto de estudio
científico de la psicología es la conducta es “extrema” y señala que esta postura fue adoptada por John
Watson y B. F. Skinner. Este autor critica al abordaje conductista por haber ignorado, debido a su
metodología, fenómenos como las gestalt perceptivas estudiadas por los psicólogos de la gestalt. Edelman
también menciona los experimentos del psicólogo cognitivo y social Frederic Bartlett sobre la memoria,
entre otros, y concluye que la biología y naturaleza humana mostraron las limitaciones del paradigma
conductista.14 ​

En su libro Second Nature. Brain Science and Human Knowledge Edelman señala la necesidad de una
“epistemología basada en el cerebro”, y propone su teoría de la consciencia como activación de patrones
neuronales reentrantes en el sistema talamocortical como explicación del aprendizaje, la memoria y la
conducta. Añade: “El conductismo, filosófico o de otro tipo, es rechazado por la epistemología basada en el
cerebro, que considera que los actos mentales son conscientes.” (Edelman, 2006, p. 155)15 ​

Antonio Damasio en su libro Sentir Lo Que Sucede critica la equiparación entre la mente y la conducta:16 ​

“La resistencia en ciertos ámbitos científicos al uso de observaciones subjetivas es simple


revisitación de un añejo argumento de los conductistas, para quienes solo las conductas (no la
experiencia mental) pueden ser estudiadas objetivamente, y de los cognitivistas, que postulan
la ineptitud del estudio de conductas para abarcar la complejidad humana. La mente y su
consciencia son fenómenos prioritariamente privados, aunque ofrezcan diversos signos
públicos al observador interesado. La mente consciente y sus propiedades constitutivas son
entidades reales, no ilusiones, y deben ser investigadas como lo que son, esto es, experiencias
personales, privadas y subjetivas. (…) La idea de que la naturaleza de la experiencia subjetiva
pueda ser captada eficazmente por el estudio de sus correlatos conductuales es errónea.
Aunque mente y conducta sean fenómenos biológicos, mente es mente y conducta es conducta.
Pueden relacionarse, y la relación será más precisa conforme progrese la ciencia, pero mente y
conducta son diferentes en lo tocante a sus especificaciones respectivas.”
Antonio Damasio, 2000, pp. 335-336

Otro neurocientífico, Charles Randy Gallistel, desarrolló una teoría experimental del aprendizaje animal
que explica los procesos que eran explicados en términos conductistas, pero ahora en términos cognitivistas
actuales. Gallistel se basa en el trabajo anterior del psicólogo experimental Robert Rescorla, quien explicó
que el aprendizaje asociativo en animales depende de la cantidad subjetiva de información disponible para
el organismo, no solo de las características objetivas del entorno. Rescorla postuló que el animal utiliza
representaciones mentales de su entorno y puede asociar las representaciones en su memoria, en lugar de
solo asociar estímulos y respuestas. Continuando esta línea teórica y experimental, y formulándola más
claramente aún que Rescorla en términos de ciencia cognitiva, Gallistel plantea que en el condicionamiento
los animales en realidad no asocian estímulos y respuestas sino que procesan información cognitiva sobre
su entorno.17 18
​ ​ Con respecto a la conducta instrumental y dirigida a metas, Gallistel sostiene que el
condicionamiento operante, tal como era conceptualizado tradicionalmente, no existe:19 ​

“Creo que la perspectiva que he estado defendiendo socava la idea del condicionamiento
operante como un proceso distinto. Actualmente estoy preparando un artículo basado en
nuevos experimentos con el emparejamiento en el ratón que, creo, socavan aún más la idea de
que el animal ajusta su comportamiento sobre la base de las recompensas que ha producido la
conducta, que es, por supuesto, la idea clave en el condicionamiento operante. Uno tiene que
hacer la distinción sutil entre lo que el animal aprende sobre el mundo a través de su
comportamiento (por ejemplo, el alimento se encuentra en ese lugar con frecuencia X) y lo
que el animal aprende sobre el efecto de su comportamiento en el mundo (ir a ese lugar
produce comida con frecuencia X). Nuestros resultados sugieren que sólo importa lo primero,
mientras que, a nivel teórico, siempre se hizo hincapié en lo segundo para comprender el
comportamiento operante”.
C. Randy Gallistel
En el contexto latinoamericano, el neurocientífico mexicano Francisco Javier Álvarez-Leefmans,
investigador de la fisiología molecular y celular de las moléculas de proteína que transportan iones de
cloruro a través de la membrana plasmática de neuronas y células epiteliales, señala que “por algún tiempo,
a consecuencia de la nefasta influencia del conductismo, la psicología ignoró o incluso negó la existencia
de la conciencia” (Álvarez-Leefmans, 1998, p. 51), sin embargo al decaer el conductismo en los 1960s la
conciencia comenzó a ser un objeto de estudio importante para neurobiólogos como Penfield, Adrian, y
Mountcasltle, entre otros. Hoy es estudiada por investigadores como Edelman, Crick, Llinás y Damasio.
De acuerdo a Álvarez-Leefmans, el estudio de la conciencia hoy es una de las prioridades en la
neurociencia, hasta el punto que prácticamente no es posible ser un neurocientífico sin abordarla.20 ​

Terapia de conducta
La terapia de conducta (o terapia conductual) incluye una variedad de procedimientos terapéuticos
derivados de los principios del condicionamiento clásico y operante. Fue desarrollada durante los años
1950s por Joseph Wolpe, Hans Eysenck y otros autores.

Las técnicas incluyen el moldeamiento (reforzar progresivamente conductas del paciente que se van
acercando a la conducta deseada), la desensibilización sistemática (construir junto al paciente una jerarquía
de estímulos ansiógenos e ir exponiéndole progresivamente a los estímulos, partiendo desde los menos
hasta los más ansiógenos), la inhibición recíproca (producir una conducta incompatible para extinguir otra
conducta) y muchas otras.

Existen estudios que indican que la terapia de conducta ha demostrado ser útil para tratar varios problemas
como la depresión, adicciones, trastornos de personalidad y trastornos de ansiedad.21 22
​ ​

Denuncias sobre estudios de resultados de Eysenck

Eysenck sostuvo en una serie de publicaciones entre los 1950s y 1990s que la terapia conductual es exitosa
y el resto de psicoterapias no lo son.23 24
​ 25
​ 26
​ ​

Sin embargo, en lo que respecta a Eysenck específicamente, varios investigadores independientes, incluidos
Anthony Pelosi, David Marks, Henk van der Ploeg, Hermann Vetter, Roderick Buchanan y el King’s
College London (universidad donde Eysenck fue profesor desde 1955 a 1983), han denunciado grave
falseamiento de datos en varios estudios publicados por él desde los años 50s hasta los 90s.27 28
​ 29
​ 30
​ 31
​ ​

El crítico y escéptico David Marks27 ​ sostiene sobre las investigaciones publicadas por H. J. Eysenck y R.
Grossarth-Maticek y sus afirmaciones de poder prevenir el cáncer con terapia conductual:

“Hay múltiples aspectos de estas afirmaciones que son imposibles de creer. Por ejemplo, la
afirmación de que la biblioterapia que consiste en lectura casera puede reducir la mortalidad
relacionada con enfermedades humanas en un 50 por ciento es totalmente imposible de creer.
Los datos están tan lejos del límite de una distribución normal de tamaños de efecto, que
ciertamente nunca podrían haber sucedido sin error. H. J. Eysenck y R. Grossarth-Maticek
legítimamente podrían ser canonizados como “San Hans” y “San Ronald” por hacer tales
milagros si se pudieran probar sus afirmaciones, lo que nunca sucederá. Para su eterna
vergüenza, los intentos de Hans Eysenck de desacreditar los vínculos causales bien
establecidos entre el tabaquismo y el cáncer mientras recibía grandes sumas de la industria
tabacalera son uno de los engaños más vergonzosos cometidos por cualquier científico del
siglo XX.”
David Marks.
Durante 2020 la International Journal of Social Psychiatry, la Journal of the Royal Society of Medicine y
otras revistas emitieron 64 expresiones de preocupación y 14 retractaciones de papers de Eysenck. Los
críticos denuncian que es necesario retractar muchos otros papers y libros.29 ​

Polémica por la terapia de aversión

En la década de 1970 el activista por los derechos LGTB+ Peter Tatchell se manifestó en varias ocasiones
contra la práctica de la terapia de aversión, un método de terapia conductista que buscaba convertir a los
homosexuales (en ese entonces considerados enfermos psiquiátricos) en heterosexuales aplicándoles shocks
eléctricos mientras observaban imágenes de hombres desnudos o de relaciones homosexuales. El objetivo
era que asociaran los estímulos vinculados a la actividad homosexual con el dolor. Luego desaparecían los
shocks eléctricos y se les mostraban imágenes de mujeres, buscando crear una asociación entre el sexo
femenino y el reforzamiento negativo (el alivio del dolor). Uno de los principales promotores de la terapia
de aversión para los homosexuales fue el famoso psicólogo conductista Hans Eysenck. En 1972 Peter
Tatchell irrumpió a la fuerza en un simposio del London Medical Group en el que Eysenck estaba
explicando el método. Tatchell denunció que lo consideraba como tortura y que había casos de personas
gays que padecían depresión o estrés crónicos como efecto de la terapia de aversión.32 33
​ ​

Actualmente se reconoce que este método puede provocar trastorno de estrés postraumático y que no
cambiaba ni cambia la orientación sexual de las personas como Eysenck sostenía. En 2017 Wendy Burn,
presidenta del UK Royal College of Psychiatrists, pidió disculpas públicas a la comunidad gay por lo
ocurrido en la década de los 1970s.34 35
​ ​

Véase también
Psicología conductista Ingeniería del Psicoterapia analítico
Análisis experimental del comportamiento funcional
comportamiento Modificación de Terapia dialéctica
Interconductismo conducta conductual
Conductismo psicológico Terapia de la conducta Teoría del aprendizaje
Teoría de marcos Terapia cognitiva social
relacionales Terapia de aceptación y La naranja mecánica
compromiso Conductismo social

Referencias
5. Los orígenes del conductismo, Watson y el manifiesto conductista de 1913 Revista latinoamericana de
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Enlaces externos
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