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SESIÓN 1: DE LA PREOCUPACIÓN A LA ACCIÓN

Nehemías 1

El libro de Nehemías es un libro histórico que nos cuenta:


• La historia de un gran líder y hombre de Dios.
• Nos describe las circunstancias relacionadas con el regreso de la cautividad a Jerusalén
en 444 A.C. que incluyen la reconstrucción de la muralla de la ciudad para proveer algo
de seguridad a sus moradores y la restauración política y espiritual de la gente.

Contexto histórico
Entre los años 607-586 los judíos fueron exiliados de su tierra y llevados cautivos al imperio de
Babilonia bajo el reinado de Nabucodonosor (Daniel).

Como se profetizó en las Escrituras, al pueblo judío se le permitiría regresar 70 años después
del cautiverio, uno de esos profetas fue Jeremías, quien fue testigo del último exilio y de la
destrucción total del templo y de las casas en Jerusalén. Esto bajo el rey de Judá, Sedequías,
quien alentado por profetas falsos, se rebeló contra Nabucodonosor y terminó siendo testigo
de la muerte de sus hijos y después le sacaron los ojos.

Setenta años después se cumplió el primer regreso de judíos a Jerusalén bajo el mando del Rey
Ciro de Persia quien autorizó a los judíos regresar a Jerusalén y reconstruir la ciudad y el
templo.

Este primer grupo lo dirige Esdras y ocurre un gran avivamiento entre los judíos, quienes
aprendieron su lección de no inclinarse a otros dioses y se consagraron a Dios.

Así como el exilio se llevó en tres partes, el regreso a su tierra se hizo en tres partes también.
Nehemías lidera el tercer grupo de judíos y su misión es reconstruir las murallas (ya el templo y
las casas están reconstruidas pero el peligro es inminente al no tener las murallas levantadas).

En el libro de Nehemías, el rey a cargo es Artajerjes I y Nehemías es su copero, esa persona de


gran confianza que prueba primero el vino del rey para evitar que al rey lo envenenen como
solían hacer en esa época.

Estas son las memorias de Nehemías, hijo de Hacalías. A fines del otoño, en el mes de quisleu,
del año veinte del reinado del rey Artajerjes, me encontraba en la fortaleza de Susa. Hananí, uno
de mis hermanos, vino a visitarme con algunos hombres que acababan de llegar de Judá. Les
pregunté por los judíos que habían regresado del cautiverio y sobre la situación en Jerusalén. Me
dijeron: «Las cosas no andan bien. Los que regresaron a la provincia de Judá tienen grandes
dificultades y viven en desgracia. La muralla de Jerusalén fue derribada, y las puertas fueron
consumidas por el fuego». Cuando oí esto, me senté a llorar. De hecho, durante varios días
estuve de duelo, ayuné y oré al Dios del cielo, Nehemías 1:1-4 (NTV)
Al principio Nehemías se quedó quieto, expresando su tristeza ante el Señor. Estaba
preocupado por causa de la gran necesidad que existía y porque sabía que podía afectar
negativamente a la gloria de Dios. Esto lo motivó a buscar un remedio (1:4a), pero antes de
hacer cualquier otra cosa, llevó su problema al Señor, le abrió su corazón y lo presentó todo
ante él. No podía ignorar la situación de su pueblo, debía intentar hacer algo para cambiar su
condición; por eso elevó sus oraciones y pidió ser utilizado.

“y dije: «Oh SEÑOR, Dios del cielo, Dios grande y temible que cumples tu pacto de amor
inagotable con los que te aman y obedecen tus mandatos.” Nehemías 1:5 (NTV)

Su adoración
Después del prolongado tiempo pasado en silencio en presencia de Dios, Nehemías se dirigió a
Él y lo alabó; lo adoró por su fidelidad para con su pueblo. Reconoció que es fuerte y temible,
fiel y todo amor. Confiado en todo ello, y en su grandeza, Nehemías elevó su petición.

“¡Escucha mi oración! Mírame y verás que oro día y noche por tu pueblo Israel. Confieso que
hemos pecado contra ti. ¡Es cierto, incluso mi propia familia y yo hemos pecado! Hemos pecado
terriblemente al no haber obedecido los mandatos, los decretos y las ordenanzas que nos diste
por medio de tu siervo Moisés.” Nehemías 1:6-7 (NTV)

Su confesión
La consideración de la fidelidad de Dios nuevamente puso de manifiesto la infidelidad y
rebelión del pueblo. Por eso, Nehemías confesó su pecado y desobediencia y se identificó con
el pueblo y su fracaso. No trató de justificar su participación como miembro de él, ni de culpar a
los demás. Reconoce su parte de culpabilidad diciendo “Yo … he pecado”.

»Te suplico que recuerdes lo que le dijiste a tu siervo Moisés: “Si me son infieles los dispersaré
entre las naciones; pero si vuelven a mí y obedecen mis mandatos y viven conforme a ellos,
entonces aunque se encuentren desterrados en los extremos más lejanos de la tierra, yo los
volveré a traer al lugar que elegí para que mi nombre sea honrado”. »El pueblo que rescataste
con tu gran poder y mano fuerte es tu siervo. ¡Oh Señor, te suplico que oigas mi oración!
Escucha las oraciones de aquellos quienes nos deleitamos en darte honra. Te suplico que hoy me
concedas éxito y hagas que el rey me dé su favor Pon en su corazón el deseo de ser bondadoso
conmigo». Nehemías 1:8-11 (NTV)

Su apelación basada en el pacto mosaico


Nehemías recuerda lo que Dios les había prometido y le pide que cumpla sus promesas.

¿Qué tiene este relato que ver con nosotros? Todo esto se refiere a Israel y aunque vale la pena
conocer el plan de Dios para ellos y como lo llevó a cabo, ¿cómo nos afecta a nosotros hoy?

Nehemías relacionó la necesidad de su pueblo y su deseo propio con el plan de Dios,


poniéndose del lado de la divinidad, en solidaridad con sus planes. De la misma manera, si
deseamos que el Creador haga alguna obra grande, debemos asegurarnos de que entendemos
sus deseos. Esta es la esencia de la oración de este siervo y así como de todas las demás
intercesiones bíblicas. Nehemías hace suya la voluntad divina para sus escogidos y ora pidiendo
que Dios la realice.

En resumen, se nota que Nehemías mantuvo un equilibrio sano entre las tres cualidades que
debe tener un líder espiritual:

• Primero, estaba comprometido con Dios. Al observar su vida con detenimiento,


podemos reconocer los rasgos que denotan un compromiso genuino con su Señor.
Aunque detentaba una posición política elevada, nunca dejó de depender de Dios.
• La segunda cualidad que se observa es que tenía una visión de lo que Dios quería lograr
a través de su ministerio. En todo tiempo podía contestar a la pregunta: “¿Para qué
estoy aquí?”
• En tercer lugar, destaca su capacidad administrativa aplicada correctamente. Al estudiar
su vida, podemos aprender a ser mejores administradores.
SESIÓN 1: DE LA PREOCUPACIÓN A LA ACCIÓN
Preguntas para dialogar
En Nehemías 1:8-11 (NTV) encontramos una oración de Nehemías a favor
del pueblo de Israel.

• ¿Qué características distintivas notas, acerca de la manera en que


realiza su petición a Dios?
• ¿Qué puedo aprender de esta oración?

Para orar:
Jesús, necesito de tu sabiduría para ser alguien sensible a las situaciones
desafiantes que otros están viviendo. Perdóname por las veces que me
enfoco tanto en mí y no tengo en cuenta las necesidades de otros. Gracias
por enseñarme a cómo orar por mi prójimo. En el nombre de Jesús. Amén.

Para hacer:
Tómate un tiempo para pensar y orar:
• ¿Tengo carga por alguna necesidad en mi familia, comunidad,
nación?
• ¿De qué manera he orado, intercedido por ello?
• Al estudiar este pasaje, ¿habrá algo que Dios quiere mostrarme en
cuanto a cómo orar?
• Tómate un tiempo para hablar e interceder ante Dios por
necesidades de otros.

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