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Autor/es: DIEGO AMADOR BLANCAT SEBAQUEVAS

Vigilancia, Inspección
y Control del Ruido
por la Policía Local

2ª Edición
AUTORES Y EDICIÓN:

© DIEGO JESÚS SÁNCHEZ RODRÍGUEZ

© ANTONIO JOSÉ GARCÍA ROMERO


Policía Local Albaida del Aljarafe (Sevilla)

Registro de la propiedad intelectual en Safe Creative nº: 1705242406755

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diferentes Policías Locales tanto de nuestra Comunidad Autónoma, así como del resto de Comunidades. Se
publica electrónicamente como publicación electrónica en la página web del Sindicato Independiente de Policía
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EPÍLOGO:
La Contaminación Acústica se presenta como un factor medioambiental de gran
importancia que incide de forma principal en la calidad de vida de las personas, siendo el
ruido uno de los motivos más frecuentes de queja por los ciudadanos, según se desprende
de numerosas encuestas y estudios realizados.

La mayoría de estos estudios sitúan el tráfico de vehículos como principal fuente de la


contaminación acústica en Andalucía, con una aportación de casi el 80 % de la
contaminación, seguido de las actividades comerciales y de ocio, con un 8,96 %. Dentro
de este grupo se encuentran los bares, pubs y discotecas que, a pesar de aportar tan
solo un 4,57 % de la contaminación acústica total, son el grupo de actividades que
más denuncias recibe. Además de estas fuentes de ruido, en nuestras ciudades
aparecen una gran variedad de fuentes sonoras como son las actividades industriales, las
obras públicas o las actividades de construcción, entre otras, que en su conjunto
llegan a originar lo que se conoce como contaminación acústica urbana.

Este factor constituye uno de los principales problemas medioambientales tanto en


Andalucía como a nivel europeo. La preocupación por el incesante aumento de los focos de
ruido es creciente, de manera que se está revelando como una importante preocupación
de los ciudadanos por su relación con la salud humana, y por afectar negativamente al
desarrollo de las actividades cotidianas como trabajar, estudiar o descansar.

Las Policías Locales, en ejercicio de las competencias municipales en materia de medio


ambiente, se constituyen como uno de los principales medios de la Administración Local en
la lucha contra el ruido. Las facultades de inspección y control que la legislación les
atribuye hacen que estas Policías desempeñen un papel fundamental en el control y
prevención ambiental

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Contenido

1. Fundamentos Físicos del Ruido ....................................................................................................... 5


2. La Contaminación Acústica............................................................................................................ 23
3. Límites Admisibles de Ruido .......................................................................................................... 38
4. Inspección y Control ...................................................................................................................... 49
5. Metodología para la Medir el Ruido ............................................................................................. 61
6. Bibliografía..................................................................................................................................... 78

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1. Fundamentos Físicos del Ruido

1.1. EL RUIDO

Ruido y sonido

El sonido es un fenómeno vibratorio que, a partir de una perturbación inicial del medio
elástico donde se produce, se propaga en ese medio bajo la forma de una variación
periódica de presión sobre la presión atmosférica, pudiendo ser percibido por el oído.

A nivel general, ya sea en la calle, el lugar de trabajo o en nuestra propia vivienda, los
sonidos que percibimos proceden de distintas fuentes emisoras. Por lo tanto, estos sonidos
no van a ser puros ni tampoco van a seguir una armonía. Tampoco van a ser percibidos de
la misma forma ni van provocar las mismas sensaciones en diferentes personas.

Un mismo sonido puede ser considerado como agradable o desagradable por diferentes
personas, o incluso por una misma persona en diferentes momentos o situaciones, en
función de diversos factores que iremos viendo en este capítulo.

Cuando, por ejemplo, estamos en un local con la música elevada, no pensamos que la
música sea ruido, sino música únicamente. Sin embargo, los vecinos del local no pensarán
lo mismo porque ellos sólo escucharán ruidos molestos que no les permiten conciliar el
sueño. En consecuencia, debemos ser conscientes de que lo que para nosotros no tiene por
qué ser ruido, para otra persona puede ser muy molesto e incluso insoportable.

En definitiva, podríamos definir y considerar al ruido como un sonido molesto e


indeseado. Esta definición tiene una componente de apreciación subjetiva por parte del
oyente respecto a un fenómeno físicamente cuantificable.

También se podría decir que el sonido es una vibración que el oído humano puede
percibir. Si esta percepción tiene connotaciones negativas, el sonido se convierte en ruido.

Fuentes de ruido.

Desde el punto de vista teórico existen cinco fuentes de ruidos principales:

1. Tráfico rodado de vehículos: Actualmente es considerada la principal fuente de ruido


en los núcleos urbanos, centrándose sobre él los mayores esfuerzos. Se trata de un

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ruido con cierta continuidad y que puede producir puntas en momentos de
congestión o ante la proximidad de determinados servicios de urgencias como
hospitales o servicios de bomberos. Se calcula que la mayor parte del ruido en las
grandes ciudades proviene del tráfico de vehículos, siendo el causante del 80% del
ruido, aproximadamente.

Este ruido puede ser debido a factores mecánicos (motor, tubo de escape, frenos,
etc.), aerodinámicos (choque vehículo-aire) o de rodadura de los propios vehículos
(choque neumáticos-pavimento). Cuando la velocidad de los vehículos supera los 50
km/h, el factor principal de este tipo de ruido es generado por la rodadura de los
neumáticos.

2. Tráfico aéreo: causado en las proximidades de los aeropuertos por el despegue y


aterrizaje de los aviones. Cuando se está muy cerca de estos aparatos, las
intensidades sonoras son muy altas, por encima incluso de los daños auditivos. Al
tratarse de ruidos discontinuos resultan, además, mucho más molestos. Se prevé
que esta fuente de ruido valla en aumento debido a que el número de vuelos se ha
incrementado en los últimos años.

3. Tráfico ferroviario: esta fuente de ruido, aunque con menor incidencia que las
anteriores, afecta de igual modo tanto a las grandes ciudades como a los núcleos
rurales, ya que la red ferroviaria es extensa y atraviesa numerosos puntos de nuestra
geografía. Este sistema de transporte se configura como un medio básico para
desplazarse, tanto para grandes distancias, con las crecientes líneas de alta
velocidad, como para el entorno metropolitano, a través de las redes de cercanías.

El ferrocarril genera ruido a través de la propulsión, la interacción-rueda-carril y la


componente aerodinámica. Para velocidades inferiores a los 100 km/h, el principal
generador es el sistema de propulsión y los raíles.

4. Industria y centro de trabajo: este tipo de ruido supone, aproximadamente, un 10%


del total de la contaminación acústica, siendo generado por la actividad industrial y
los lugares relacionados con los centros de trabajo. Este tipo de fuente es
extremadamente variada y abarca desde el sector de la propia industria y la
construcción hasta el ruido producido por las oficinas y zonas del sector comercial y
de servicios. En estos últimos, aunque no se generan intensidades altas, el ruido
suele ser molesto por su continuidad.

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Dentro de este grupo de actividad destaca la construcción de edificios e
infraestructuras debido, sobre todo, a la maquinaria pesada que se utiliza en las
obras. Este problema se localiza en zonas muy puntuales, por lo que la molestia, en
general, se restringe a un pequeño grupo de calles, si bien en la última década la
construcción desmedida en nuestro país ha hecho de ello una fuente de ruido
importante.

En cambio, en lo que se refiere a la actividad en fábricas, polígonos industriales, etc.,


por las mejoras en la tecnología industrial y el alejamiento que estas actividades
tienen de los núcleos de población, son una fuente de ruido que tiene a menos.

5. Actividades comunitarias y recreativas: dentro de este grupo de actividades se


incluyen los ruidos propios de las actividades cotidianas que tienen lugar en el
interior de las viviendas, que son de muy diversa índole. Entre estas fuentes de ruido
se encuentran los aparatos de radio y televisión, los electrodomésticos e incluso la
actividad de las personas (alzar la voz, hacer sonar instrumentos musicales, realizar
tareas domésticas, etc.). Se estima que en torno a un 60% de las viviendas incumple
la normativa de aislamiento sonoro, fomentando así que el ruido doméstico sea una
fuente de conflicto.

Dentro de este grupo también se engloba a los ruidos causados en las zonas de
ocio. La concentración en determinadas zonas urbanas de locales de ocio como
bares, discotecas, etc., resulta especialmente conflictiva. La contaminación acústica
que genera este tipo de establecimientos es provocada, principalmente, por la
algarabía exterior que envuelve tanto a estos locales como a las zonas donde se
concentra la gente joven. Por otro lado, también constituye una importante fuente de
ruido la música procedente de estos locales (que en el interior oscila entre 90 y 120
dBA), los cuales, en muchas ocasiones, incumplen la normativa y no se encuentran
debidamente insonorizados. Otras fuentes ligadas a éstos son los veladores de los
bares y las fiestas y verbenas de ámbito local o vecinal.

Niveles de ruido molestos

El oído humano recoge un nivel de sonidos que el varía entre los 0 y 120 dBA. Este
último nivel de ruido marca, aproximadamente, el denominado “umbral del dolor”. Cuando se
producen niveles de ruido superiores, pueden producirse daños físicos como la rotura del
tímpano.

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- 130 dBA es el nivel de ruido percibido a unos 10 metros de distancia de un avión. Es
absolutamente insoportable y doloroso.

- 120 dBA se hacen muy peligrosos y se necesita alguna protección del oído. Este
ruido es el emitido por el reactor de un avión volando a 50 metros.

- 110 dBA resultan peligrosos y muy molestos. Son habituales en una discoteca, en un
concierto de rock y a 100 metros de un avión aterrizando.

- 100 dBA suponen un riesgo muy grave si la audición es prolongada. Este nivel es
frecuente en muchos ambientes laborales industriales.

- 90 dBA representan un ambiente muy ruidoso y resultan peligrosos si la exposición


se produce por largo tiempo. Es el nivel de ruido característico de un vehículo pesado
circulando a 60 km/h, percibido desde unos 10 metros.

- 80 dBA corresponden a ambientes bastante ruidosos como el de una calle con


tránsito intenso o algunos electrodomésticos como aspiradoras o lavadoras.

- 70 dBA suponen un ambiente ruidoso, habitual en zonas comerciales y de ocio.

- 60 dBA equivalen a un ambiente poco ruidoso, siendo el nivel que podemos


encontrar en cualquier zona residencial.

- 50 dBA representan un ambiente tranquilo y es el nivel habitual del sonido de la voz


en una conversación normal.

- 40 dBA son propios de un ambiente de calma y admisibles para mantener el sueño.

- Por debajo de los 30 dBA, se estima que el ambiente es silencioso.

1.2. EFECTOS DEL RUIDO SOBRE LA SALUD

Efectos auditivos

El sistema auditivo se resiente ante una exposición prolongada a una fuente de ruido,
aunque esta sea de bajo nivel.

La deficiencia auditiva provocada por el ruido ambiental se llama socioacusia. Cuando


una persona permanece expuesta de forma prolongada a un nivel de ruido excesivo, nota
un silbido en el oído, siendo éste una señal de alarma. Al principio, los daños provocados

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por este tipo de exposición no son permanentes y desaparecen al cabo de unos días. En
cambio, si la exposición a la fuente de ruido continua, las lesiones serán definitivas y la
sordera irá creciendo hasta que se pierda totalmente la audición.

Además del ruido prolongado, un sonido repentino de 160 dBA como el de una
explosión o un disparo también puede resultar perjudicial. Este tipo de sonidos pueden
llegar a perforar el tímpano o causar otras lesiones irreversibles.

Las afecciones auditivas que puede producir la exposición al ruido son:

 Desplazamiento temporal del umbral de audición. Consiste en una elevación del


umbral producida por la presencia de un ruido, existiendo recuperación total al cabo
de un período siempre y cuando no se repita la exposición al mismo. Se produce
habitualmente durante la primera hora de exposición al ruido.

 Desplazamiento permanente del umbral de audición. Es el mismo efecto anterior,


pero agravado por el paso del tiempo y la exposición al ruido. Cuando alguien sufre
una exposición al ruido durante largos períodos de tiempo (varios años), la
recuperación del umbral va siendo cada vez más lenta y dificultosa, hasta volverse
irreversible.

El desplazamiento permanente del umbral de audición está directamente vinculado


con la presbiacucia (pérdida de la sensibilidad auditiva debida a los efectos de la
edad).

La sordera producida por el desplazamiento permanente del umbral de audición afecta a


ambos oídos y con idéntica intensidad.

Efectos no auditivos

Además de al oído, el ruido puede producir daño en otros órganos, dando lugar a una
serie de efectos extra-auditivos.

Por supuesto, el ruido y sus efectos negativos no auditivos sobre el comportamiento y la


salud mental y física dependen de las características personales. Al parecer, el estrés
generado por el ruido se modula en función de cada individuo y de cada situación.

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Efectos fisiológicos

Los efectos fisiológicos pueden ser motores (contracciones musculares), vegetativos


(variaciones en la frecuencia cardiaca, vasoconstricción periférica, aumento de la presión
sanguínea, ralentización de los movimientos respiratorios, etc.) y electroencefalográficos.

Ante cambios cualitativos o cuantitativos en el ruido, nuestro organismo puede responder


de forma inmediata con respuestas psicofisiológicas. Como ejemplos tenemos:

 El reflejo de orientación. Está relacionado con los procesos de atención e implica


redirección de los órganos sensitivos hacia la fuente de ruido y una serie de
respuestas fisiológicas, entre las que se encuentran la disminución de la frecuencia
cardiaca y de la presión sanguínea, así como el aumento de la secreción de las
glándulas sudoríparas.

 El reflejo de sobresalto. Implica sorpresa, sacudida muscular y aumento de las


frecuencias cardiaca y respiratoria.

Ambas respuestas son cortas, débiles y no suelen tener consecuencias importantes, pero
sirven como indicadores de la capacidad del ruido para distraer la atención.

Cuando la exposición al ruido es más prolongada, nuestro organismo produce


modificaciones fisiológicas que pueden afectar a la salud. Estos efectos dependen también
de la duración, del nivel exposición al ruido y de las características de cada individuo. Los
efectos se pueden clasificar en:

 Efectos cardiovasculares: Se ha comprobado que durante la exposición a ruido se


produce vasoconstricción periférica y se eleva la presión diastólica. También se sabe
que entre personas expuestas a ruido son más frecuentes los trastornos
cardiovasculares, sobre todo, la hipertensión. No obstante, los trastornos cardiacos
dependen, además, de factores como el carácter previsible o no del ruido o la
reactividad vegetativa de la persona, entre otros.

 Efectos hormonales: El ruido afecta a la secreción de las hormonas


corticosuprarrenales (cortisol) y catecolaminas (adrenalina y noradrenalina), pero
este efecto varía en función de factores físicos y psicosociales. Se ha comprobado
también un incremento significativo de la hormona del crecimiento (GH), que es un
importante marcador del estrés.

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Efectos subjetivos

El efecto subjetivo más conocido que produce el ruido es la sensación de desagrado y


molestia. No se pueden establecer unos valores a partir de los cuales se produce sensación
de molestia, ya que cada persona va a valorar el ruido de una manera diferente. Como ya
se ha dicho anteriormente, un mismo ambiente acústico puede ser molesto para una
persona y no para otra.

El malestar causado por el ruido tiene mucho que ver con la sensación de estar siendo
perturbado, no sólo cuando se está descansando, sino también cuando se está
desarrollando alguna actividad. Las personas afectadas hablan de intranquilidad, inquietud,
desasosiego, depresión, desamparo, ansiedad o rabia.

El nivel de malestar percibido por las personas varía en función de la intensidad del
ruido y de otras características físicas del mismo que son menos objetivables (ruidos
"chirriantes", "estridentes", etc.). También varía en función de factores tales como miedos
asociados a la fuente del ruido o el grado de legitimación que el afectado atribuya a la
misma. Si el ruido es intermitente, influyen también la intensidad máxima de cada episodio
y el número de éstos.

Aunque hemos dicho anteriormente que no se pueden definir unos valores a partir de los
cuales se produce esta sensación, podemos decir que, según la Organización Mundial de la
Salud, la sensación de malestar comienza a manifestarse a partir de los 35 dBA.

Interferencia con la comunicación

El oído es un transductor y no discrimina entre fuentes de ruido. La separación e


identificación de las fuentes sonoras se da en el cerebro.

El nivel del sonoro de una conversación en una intensidad normal es de entre 50 y 55


dBA y produce sonido en el rango de 100 a 10000Hz. Si se eleva el tono, se podría llegar a
los 75 dBA. La inteligibilidad de la comunicación se reduce debido al ruido de fondo, por lo
que resulta necesario que, para que nuestro cerebro pueda entender una conversación, la
intensidad de ésta supere en alrededor de 15 dBA al ruido de fondo.

En consecuencia, un ruido superior a 35 ó 40 dBA provocará dificultades en la


comunicación oral, que sólo podrán superarse elevando el tono de voz. Por encima de 65
dBA de ruido de fondo, la conversación se hace enormemente complicada.

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Podríamos decir que la interferencia del ruido en la comunicación oral depende de los
siguientes factores:

 Nivel de presión sonora (intensidad).

 Espectro del ruido existente (frecuencia).

 Tono de voz empleado.

 Distancia entre los interlocutores.

Durante determinadas actividades laborales, la interferencia en la comunicación oral


puede provocar accidentes causados por la incapacidad de oír llamadas de advertencia u
otras indicaciones. En la gran mayoría de situaciones que se dan en nuestra vida diaria, la
interferencia en la conversación constituye una importante fuente de molestias. Además,
cuando la persona está intentando escuchar otras fuentes de sonido como música o
televisión y se produce la interferencia del ruido, reacciona elevando el volumen de la fuente,
generándose así una mayor contaminación sonora.

Pérdida de atención, de concentración y de rendimiento

Durante la mayoría de las actividades que puede realizar cualquier persona, se necesita
que ésta pueda mantener su atención en ellas. Cuando tratamos de desempeñar éstas
actividades y existe ruido en el ambiente, aumentan las probabilidades de no poder llevarlas
a cabo con éxito. Un ruido repentino, repetitivo o continuado producirá distracciones que
reducirán el rendimiento en muchos tipos de trabajos, especialmente en aquellos que exijan
un cierto nivel de concentración. El esfuerzo de la persona por aislarse de este ruido
produce en ella un mayor desgaste y un aumento de la fatiga mental.

En el ámbito de la seguridad, la existencia de ruido juega un papel muy importante,


pudiendo ser un factor a tener en cuenta en algunos accidentes, tanto laborales como de
circulación, en los que puede haber influido esta circunstancia. Es evidente que, cuando la
realización de una tarea necesita la utilización de señales acústicas, el ruido de fondo
puede enmascarar estas señales o interferir con su percepción.

En el caso de los niños el rendimiento escolar puede verse afectado cuando son
sometidos a altos niveles de ruido durante el periodo de aprendizaje. En estos casos, no
sólo aprenden a leer con mayor dificultad, sino que también el aprendizaje es de menor
calidad y se produce a un menor ritmo, ya que la existencia de ruido dificulta la atención y la
concentración.

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Efectos en la memoria.

Como ya hemos visto, los efectos nocivos del ruido adquieren una enorme relevancia
cuando se trata de desempeñar actividades en las que las personas tienen que mantener la
atención y la concentración.

En aquellas actividades en las que es necesario utilizar la memoria, se ha comprobado


que existe un mayor rendimiento en aquellas personas que no están sometidas al ruido. El
ruido hace que, por ejemplo, una tarea de repaso sea más lenta, especialmente cuando
trata de materias desconocidas o que resultan menos interesantes, es decir, en condiciones
de ruido el individuo se desgasta psicológicamente para mantener su nivel de rendimiento.

Trastornos del sueño

Generalmente, la influencia negativa del ruido sobre el sueño se da a partir de los 30


dBA, afectando a cada individuo de una forma diferente que dependerá de multitud de
factores.

La incidencia del ruido en el sueño puede materializarse a través de:

 La dificultad o imposibilidad de dormirse.

 Las Interrupciones del sueño, que pueden llevar al insomnio si son repetidas. La
probabilidad de despertarse no depende solamente de la intensidad del suceso
ruidoso, sino también de la diferencia entre éste y el nivel previo de ruido estable. A
partir de 45 dBA la probabilidad de despertarse es grande.

 La disminución de la calidad del sueño, volviéndose éste menos tranquilo y


acortándose sus fases más profundas. Hay vasoconstricción, cambios en la
respiración y aumentan la presión arterial y el ritmo cardiaco.

Este tipo de trastornos en el sueño repercuten negativamente en la actividad diaria de la


persona, la cual no habrá descansado bien y será incapaz de realizar adecuadamente sus
tareas al día siguiente. Si la situación se prolonga, el equilibrio físico y psicológico se ven
seriamente afectados.

De igual forma, las personas expuestas al ruido durante el día también pueden sufrir
estas alteraciones, e incluso darse el efecto contrario, es decir, que el sueño sea inducido
cuando los sonidos son de baja frecuencia, monótonos y repetitivos.

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El estrés y sus manifestaciones

Cuando las situaciones descritas anteriormente se mantienen de forma prolongada,


nuestro organismo activa una respuesta de estrés, pudiéndose desarrollar algunos de los
síndromes siguientes:

 Cansancio crónico

 Tendencia al insomnio, con la consiguiente agravación de la situación.

 Trastornos del sistema inmune, responsable de la respuesta las infecciones y a los


tumores.

 Enfermedades cardiovasculares: hipertensión, cambios en la composición química


de la sangre, isquemias cardiacas, etc. Se han referido aumentos de hasta el 20% o
el 30% en el riesgo de ataques al corazón en personas sometidas a más de 65 dBA
en periodo diurno.

 Trastornos psicofísicos, tales como ansiedad, depresión, irritabilidad, náuseas,


jaquecas y neurosis o psicosis en personas predispuestas a ello.

 Cambios conductuales. El ruido produce alteraciones en la conducta momentáneas,


las cuales consisten en agresividad o mostrar un individuo con un mayor grado de
desinterés o irritabilidad. Generalmente, estas alteraciones son pasajeras y se
producen a consecuencia de un ruido que provoca inquietud, inseguridad o miedo en
algunos casos.

La habituación al ruido

Cuando la exposición a la fuente de ruido no cesa, el organismo desarrolla mecanismos


para minimizar el impacto negativo sobre éste, produciéndose lo que conocemos como “la
habituación al ruido”. Se han dado casos de soldados que han podido dormir junto a una
pieza de artillería que no cesaba de disparar, o de comunidades que logran conciliar el
sueño a pesar de la cercanía de un aeropuerto, aunque éste sea de poca calidad.

El primero de estos mecanismos es la disminución de la sensibilidad del oído, lo que


conocemos como sordera temporal o permanente. Lógicamente, tampoco se pueden oír
otros sonidos que son necesarios.

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El segundo mecanismo tiene lugar a nivel cerebral. Las capas corticales del cerebro son
las que se habitúan, es decir, se oye el ruido, pero la persona no se da cuenta. Es el
llamado síndrome de adaptación. Sin embargo, las señales que llegan a nuestro sistema
nervioso durante el sueño, aunque no nos despiertan, desencadenan reacciones fisiológicas
de las que no somos conscientes y que afectan a la frecuencia cardiaca, al flujo sanguíneo o
a la actividad eléctrica cerebral.

1.3. CARACTERÍSTICAS Y TIPOS DE RUIDO

¿Cómo se genera el sonido?

Cuando un cuerpo vibra las partículas de aire vecinas se ponen en movimiento,


empujando también a las de su entorno y regresando después a su posición de equilibrio, ya
que su movimiento se ve frenado. A partir de ese momento, se genera la propagación de la
vibración original a lo largo del medio que lo rodea. Esta propagación es lo que se conoce
como onda acústica.

Cada partícula del medio realiza una vibración de desplazamiento muy pequeño en torno
a su posición de equilibrio, es decir, no se propaga materia, se propaga energía mecánica.

La perturbación entre partículas no se transmite instantáneamente, sino que lo hace a


una determinada velocidad que depende de las características del medio. Aunque el sonido
puede transmitirse en cualquier medio material, ya sea sólido, líquido o gaseoso, lo hará
más rápidamente cuanto mayor sea la rigidez del medio por el que se transmite, ya que las
partículas están más próximas y facilitan la transmisión de la vibración.

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Figura 1: Propagación del sonido

Podríamos decir que mientras que la onda acústica es la propagación (onda) de una
vibración en un determinado medio material, el sonido es una onda acústica capaz de
producir una sensación auditiva.

Propiedades físicas del sonido

Las principales propiedades que caracterizan al sonido son:

Presión acústica (volumen o intensidad)

La presión acústica se podría definir como la variación de presión, en relación con la


presión atmosférica, que se produce cuando una onda acústica se propaga en un medio
elástico como el aire.

Este parámetro nos informa de cómo cambia la presión al pasar la onda respecto de la
que había antes de pasar (ver figura 1). Resulta muy útil por ser fácil de medir y su valor es
muy pequeño respecto de las presiones habituales.

La presión acústica determina la intensidad de una señal sonora y está relacionada con la
amplitud de onda. Los sonidos se pueden clasificar en fuertes o débiles, en función de la
presión acústica.

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Figura 2: Representación gráfica de una Onda Acústica.

Para que las variaciones de la presión sean audibles deben estar comprendidas en el
rango de entre 20 y 200.000.000 Pa., lo que obligaría a utilizar para su cuantificación una
escala de 10 millones de unidades, que resulta muy poco operativa.

 Pa- Pascal: unidad de medida equivalente a la presión uniforme que ejerce la


fuerza de un newton sobre la superficie plana de un metro cuadrado.

Para reducir esa escala tan amplia se la convierte a una escala logarítmica mediante
una fórmula matemática, introduciendo el concepto de nivel de presión acústica, que se
mide en decibelios (dB). De este modo, se transforma la escala inicial de 20 millones de
unidades en otra de 140 unidades en la que el “umbral de detección” (20 Pa.) se hace
corresponder a 0 dB, y la máxima presión audible (200.000.000 Pa.) corresponde a 140
dB, que a su vez es el “umbral del dolor”.

Esto implica que las diferencias en decibelios suponen un notable incremento de


energía. El manejo de una escala logarítmica se debe realizar teniendo en cuenta que dos
presiones acústicas de igual valor sumadas van a dar como resultado un nivel sonoro 3
dB superior a una de ellas (45 dB + 45 dB = 48 dB).

Las variaciones de presión se transmiten a través de cualquier medio elástico con una
cierta velocidad que dependerá de la densidad y elasticidad del mismo. Así, la velocidad
del sonido en el aire en condiciones normales de presión y temperatura es de 344 m/s. En

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el agua esta velocidad se eleva a 1.500 m/s., llegando a alcanzar los 3.700 m/s. en el
hierro.

Frecuencia (tono)

La frecuencia de un sonido hace referencia al número de veces que vibran las partículas
de aire que transmiten ese sonido en un segundo, o dicho de otro modo, el número de
variaciones de presión en ese tiempo.

En la representación gráfica de la onda acústica la frecuencia se corresponde con el


número de oscilaciones completas en una unidad de tiempo, resultando inversamente
proporcional a la longitud de onda, es decir, a mayor frecuencia menor longitud de onda, y
viceversa. Su unidad de medida es el Hercio (Hz), que equivale a ciclos/segundo.

La presión o intensidad acústica determina el volumen de un sonido, mientras que la


frecuencia determina el tono. Las bajas frecuencias se corresponden con lo que llamamos
tonos “graves” y las altas frecuencias se corresponden con lo que llamamos tonos
“agudos”.

El oído humano es capaz de reconocer sonidos comprendidos en un rango de


frecuencia limitado entre 20 y 20.000 Hz.

Figura 3: Frecuencias.

Reverberación

Cuando las ondas sonoras chocan contra un obstáculo una parte de ella es absorbida y
otra parte se refleja, avanzando de nuevo con menor energía y produciéndose un efecto
rebote que puede volver a repetirse. El sonido que recibe la persona será la combinación

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entre el sonido del choque inicial y los reflejos que se siguen produciendo, aunque el foco
haya dejado de emitir.

El “Tiempo de Reverberación” en el interior de una habitación es el tiempo necesario (en


segundos) para que el nivel de presión acústica disminuya 60 dB, una vez que la onda
sonora ha chocado contra un obstáculo y el foco que la originó ha dejado de emitir. Este
tiempo va a depender de la geometría del local, de sus materiales, etc.

Si este tiempo es muy prolongado, se seguirán oyendo los sonidos anteriores cuando
aparezcan los nuevos, provocando distorsiones que pueden perjudicar la comunicación oral
entre las personas, además de producirse un aumento del nivel del ruido de fondo. En
cambio, si el tiempo de reverberación es muy corto, los sonidos suenan débiles, sobre todo
si se está lejos de la fuente.

El Documento Básico HR «DB-HR Protección frente al ruido» del Código Técnico de la


Edificación establece unos valores límite que deberán cumplir las edificaciones, en relación
con el tiempo de reverberación.

Sensación sonora

La sensación sonora del organismo frente a las ondas acústicas responde a las
variaciones de presión o de frecuencia. El oído humano discrimina la frecuencia de la onda
sonora de entre 20 y 20.000 Hz. Sin embargo, cuando hablamos de presión acústica, el oído
se comporta de forma irregular en las distintas frecuencias, atenúa la sensación en las
frecuencias de 20 a 1000 Hz. (graves), amplifica entre 1000 y 5000 Hz (agudas) y vuelve a
atenuar a partir de 5.000 Hz. (muy agudas). En consecuencia, para una misma sensación
sonora, se necesita más presión acústica a frecuencias bajas (< 1000 Hz.) y altas (> 5000
Hz.). Por ello, se ha de medir el ruido utilizando un dispositivo que permita determinar los
niveles de presión acústica de forma similar a como los percibe el oído humano, es decir, se
deben aplicar determinados “filtros de corrección”, o lo que es lo mismo, “escalas de
ponderación”.

Tipos de ruido

Los diferentes tipos de ruido se pueden clasificar de la siguiente manera:

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 Ruido Continuo. Es aquel ruido cuya intensidad permanece constante o presenta
pequeñas fluctuaciones (menores a 5 dB) a lo largo del tiempo. Este es el caso del
ruido emitido por maquinaria que opera del mismo modo como ventiladores, bombas
o equipos de proceso. Para determinar el nivel de ruido es suficiente con medir
durante unos pocos minutos con un equipo manual.

Figura 4: Espectro de ruido Continuo.

 Ruido intermitente. Es aquel en el que se producen caídas bruscas hasta el nivel de


fondo de forma intermitente, pero volviéndose a alcanzar el nivel superior. El ruido
intermitente puede ser fijo o variable, dependiendo de si el nivel superior alcanzado
es siempre el mismo o, por el contrario, está marcado por una sucesión niveles de
diferente intensidad. Este ruido es característico de maquinaria que opera en ciclos
(por ejemplo, el ruido procedente de un compresor de una máquina de aire
acondicionado), el paso de vehículos por una carretera cuando pasan vehículos de
forma aislada o de aviones por un aeropuerto. En estos casos, la intensidad del ruido
aumenta y disminuye rápidamente.

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Figura 5: Espectro de ruido Intermitente.

 Ruido impulsivo. Se caracteriza por una elevación brusca del nivel de ruido en un
tiempo inferior a 35 milisegundos, y por una duración total del mismo inferior a 500
milisegundos. Es el caso del ruido provocado por golpes, caída de objetos o
explosiones. El tiempo transcurrido entre impulsos ha de ser superior a un segundo.

Figura 6: Espectro de ruido Impulsivo.

 Ruido de baja frecuencia. Es aquel que se sitúa en un margen de frecuencias de


entre 8 y 100 Hz. Este ruido es difícil de amortiguar y tiene la característica de no ser
lineal, es decir, se esparce proporcionalmente para todos los lados igual. Se propaga
a mayor velocidad que otros sonidos y recorre mayores distancias, pudiendo ser oído
a muchos kilómetros. Es el ruido típico que emiten los motores diesel de trenes,

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barcos y plantas de energía. El ruido de baja frecuencia es más molesto de lo que
indica una medida del nivel de presión sonora.

 Ruido tonal. Con frecuencia la energía sonora de una fuente de ruido se propagará
por una amplia banda de frecuencias. Algunas veces, el ruido que se emite desde
una fuente contiene una proporción alta de energía concentrada en una sola
frecuencia, es decir, contiene “tonos puros” (sonidos que emiten en una única
frecuencia). Cuando, al menos, uno de estos tonos es mayor en 5 dB a los
adyacentes o es claramente audible, se considera que el ruido es tonal.

El ruido tonal es, normalmente, más perceptible y molesto que un ruido no tonal del
mismo nivel. Este tipo de ruido es característico de máquinas rotativas como
motores, cajas de cambios o ventiladores. En este tipo de maquinas se producen
desequilibrios o impactos repetidos, causando vibraciones que, transmitidas al aire,
pueden ser oídas como tonos. Estos tonos pueden ser identificados subjetivamente,
escuchándolos, u objetivamente mediante un análisis de frecuencias, comparando el
nivel del tono con el nivel de los componentes espectrales circundantes.

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2. La Contaminación Acústica

2.1. LA CONTAMINACIÓN POR RUIDO

Por contaminación ambiental entendemos la presencia en la atmósfera de materias,


sustancias o formas de energía que impliquen molestia grave, riesgo o daño para la
seguridad o la salud de las personas, el medio ambiente y demás bienes de cualquier
naturaleza.

El sonido puede considerarse como la sensación auditiva producida por una onda
acústica, que no es otra cosa que una forma de energía ondulatoria que se desplaza
utilizando el aire o cualquier otro medio elástico como medio de transporte

La contaminación acústica es un tipo de contaminación atmosférica donde el agente


contaminante es el ruido resultante de una mezcla compleja de sonidos de distintas
frecuencias, con capacidad para interferir negativamente en la actividad humana.

El ruido es un contaminante que se produce con facilidad, necesita muy poca energía
para ser emitido y es complejo de medir y cuantificar. Tampoco deja residuos y no tiene
efecto acumulativo en el medio, pero sí en el hombre.

Según la ley 27/2003, de 17 de diciembre, del Ruido; se define la Contaminación Acústica


como “la presencia en el ambiente de ruidos o vibraciones, cualquiera que sea el emisor
acústico que los origine, que impliquen molestia, riesgo o daño para las personas, para el
desarrollo de sus actividades o para los bienes de cualquier naturaleza, o que causen
efectos significativos sobre el medio ambiente”

Se estima que el ruido ambiental, como efecto de las actividades humanas, se ha


duplicado en los últimos años en todos los países de la Unión Europea, hasta el punto de
que hoy los expertos consideran la contaminación acústica como una de las más molestas y
de las que mayor incidencia tienen sobre el bienestar ciudadano.

2.2. NORMATIVA SOBRE CONTAMINACIÓN ACÚSTICA

Normativa europea

El V Programa de Acción en relación con el Medio Ambiente y el Desarrollo Sostenible


(aprobado el 18 de marzo de 1992 por la Comisión Europea), es la referencia más general a

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nivel europeo en términos de contaminación acústica. Este programa pone límites al
crecimiento de la contaminación acústica y acepta niveles de ruido que puedan resultar
tolerables.

Consecuencia de ello es que la Comisión Europea ha desarrollado varios programas con


el objetivo de luchar contra el problema de la contaminación acústica. El primero de ellos es
un programa para la reducción del ruido, dentro del cual se engloba el Libro Verde sobre
“Política Futura de Lucha contra el Ruido” (1996). El VI Programa Comunitario de
Acción en materia de Medio Ambiente, desarrollado posteriormente, establece las
directrices de la política ambiental europea para el periodo 2001-2010, marcando como uno
de los objetivos la reducción del número de personas expuestas de manera regular y
prolongada a elevados niveles sonoros.

En el marco de estos programas se aprueba la Directiva 2002/49/CE del Parlamento


Europeo y del Consejo, de 25 de junio de 2002, sobre evaluación y gestión del ruido
ambiental, que considera el ruido como un problema ambiental de primer orden que
necesita, para su prevención y erradicación, métodos armonizados de medida, estimación y
valoración.

Normativa estatal

El traslado de las directrices europeas a la legislación española tiene lugar a través de la


Ley 37/2003, de 17 de noviembre, del Ruido, que regula la contaminación acústica en un
sentido más amplio que la propia Directiva. Además de establecer los parámetros y las
medidas para la evaluación y gestión del ruido ambiental, esta Ley regula el ruido y las
vibraciones en el espacio interior de determinadas edificaciones. De la misma forma, dota de
mayor cohesión a la ordenación de la contaminación acústica a través del establecimiento
de los instrumentos necesarios para la mejora de la calidad acústica.

El Real Decreto 1513/2005, de 16 de diciembre, por el que se desarrolla la Ley del Ruido,
establece los requisitos mínimos que deben cumplir los mapas de ruido, los índices de ruido
que deben estudiar, las condiciones generales de su elaboración y las condiciones para el
estudio de los efectos. También establece los requisitos mínimos de los planes de acción,
determina los índices de ruido a utilizar y ciertas alturas y ubicaciones para las mediciones.

El Real Decreto 1367/2007, de 19 de octubre, que también desarrolla la Ley del Ruido,
regula lo referente a zonificación acústica, objetivos de calidad y emisiones acústicas.

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Evolución de la normativa en Andalucía

En Andalucía el ruido ha sido señalado como uno de los principales problemas


medioambientales en los núcleos urbanos. En la actualidad, los ciudadanos tenemos plena
conciencia acerca de nuestro derecho “a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el
desarrollo de la persona, así como el deber de conservarlo”, recogido en el artículo 45.1 de
la Constitución Española.

La legislación acústica en Andalucía es muy joven. La primera referencia normativa la


podemos encontrar con la aprobación de la Ley 7/1994, de 18 de mayo, de Protección
Ambiental, en la que el ruido pasa a tener un tratamiento específico. Esta Ley nace como
consecuencia de la transferencia de competencias en materia de medio ambiente a las
Comunidades Autónomas, promovida por la Ley Orgánica 9/1992, de 23 de diciembre.

El Reglamento de Calidad del Aire

Con las primeras bases ya sentadas se aprueba el Decreto 74/1996, de 20 de febrero,


el Reglamento de Calidad del Aire, que fue el primer documento normativo con una
regulación armonizada de la contaminación acústica en Andalucía. Posteriormente, tuvo
lugar la aprobación de la Orden de 23 de febrero de 1996. Finalmente, en el año 1998, se
publica la ordenanza municipal tipo para la adaptación de la normativa municipal.

Con esta legislación se abordaban algunas cuestiones técnicas que todavía perduran en
la legislación actual como la certificación del aislamiento acústico de determinados tipos de
actividades ruidosas, la obligación de instalación de limitadores-controladores en locales con
música o el empleo de sonómetros de precisión para las comprobaciones. También se
establecían los primeros límites de inmisión de ruido aplicables a actividades o
instalaciones, muy parecidos a los actuales.

El primer Reglamento de Protección contra la Contaminación Acústica

Hasta el año 2003 la aplicación de la normativa resultaba algo confusa al encontrarse


dispersa entre varios textos legales. Como consecuencia de ello, y coincidiendo con la
aprobación de la Directiva 2002/49/CE sobre evaluación y gestión del ruido ambiental en
Europa, se decide actualizar el Reglamento de Calidad del Aire. Este hecho se produce con
la aprobación del Decreto 326/2003, de 25 de noviembre, el primer Reglamento de
Protección contra la Contaminación Acústica.

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Este Reglamento, que ya se mostraba como una herramienta eficaz en la lucha contra la
contaminación acústica, definía, entre otros aspectos técnicos, los conceptos de “Mapa
Estratégico de Ruido y Zonificación Acústica”, aunque con una nomenclatura algo distinta a
la que reciben en la normativa actual. Regulaba las “Zonas Acústicamente Saturadas”,
incluía la evaluación de penalizaciones en las medidas de inmisión sonora, aunque sólo en
interiores, y señalaba el “Estudio Acústico” como un documento necesario para obtener las
autorizaciones administrativas de actividades.

El segundo Reglamento de Protección contra la Contaminación Acústica en


Andalucía

Muy poco tiempo después, se publicó la mencionada Ley 37/2003, del Ruido, de carácter
estatal, a la que siguieron sus reglamentos de desarrollo, lo que obligaba a adaptar
nuevamente la legislación autonómica. Por este motivo, y también por la reciente aprobación
del DB-HR del Código Técnico de la Edificación, era necesaria una nueva modificación del
Reglamento de Protección contra la Contaminación Acústica para adaptarlo a las
definiciones de la Ley básica nacional.

Antes de producirse la modificación del Reglamento, la antigua Ley de Prevención


Ambiental fue actualizada, sustituyéndose por la actual Ley 7/2007, de 9 de julio, de Gestión
Integrada de la Calidad Ambiental. Esta nueva Ley sirvió para incorporar las más recientes
directivas europeas y leyes estatales sobre medio ambiente, con un apartado específico
dedicado a la gestión de la contaminación acústica, cuyo desarrollo es nuestro actual
Reglamento de Protección contra la Contaminación Acústica, el Decreto 6/2012, de 17 de
enero, que fue modificado parcialmente al año siguiente y constituye el último documento
normativo de la legislación acústica en Andalucía.

La mayor parte de los conceptos incluidos en el nuevo Reglamento ya estaban presentes


en el anterior, aunque se actualizan los índices de evaluación y procedimientos técnicos
para ser coherentes con la normativa estatal y no incurrir en contradicciones con ésta.
También aparece una nueva definición, la de “técnico competente”, con la que el legislador
intenta asegurar cierta calidad en los trabajos acústicos que se desarrollen en el ámbito del
Reglamento a través de la citada acreditación profesional.

El actual Reglamento es de aplicación a cualquier infraestructura, instalación, maquinaria


o proyecto de construcción, así como a las actividades de carácter público o privado,
incluidas o no en el Anexo I de la Ley 7/2007, que se pretendan llevar a cabo o se realicen
en el territorio de la Comunidad Autónoma de Andalucía y produzcan o sean susceptibles de

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producir contaminación acústica por ruidos o vibraciones. Conforme a lo dispuesto en
el artículo 67.2 de la misma Ley, se exceptúan las siguientes actividades:

a) Las actividades militares, que se regirán por su legislación específica.

b) Las actividades domésticas o comportamientos de la vecindad cuando la


contaminación producida por aquellos se mantenga dentro de los límites permitidos
en las ordenanzas municipales o, en su defecto, en los usos locales.

c) La actividad laboral, respecto de la contaminación acústica producida por ésta en el


correspondiente lugar de trabajo, que se regirá por lo dispuesto en la legislación
laboral.

2.3. INSTRUMENTOS DE EVALUACIÓN Y GESTIÓN DE LA


CALIDAD ACÚSTICA

El Reglamento de Protección contra la Contaminación Acústica establece unos


mecanismos que posibilitan el control de los niveles de contaminación acústica. Nos
estamos refiriendo a la necesaria planificación que tienen que afrontar las administraciones
a la hora de establecer las medidas que garanticen un control de las emisiones de ruido que
afectan de manera negativa a los ciudadanos.

Los mecanismos que establece el Reglamento son: la creación de mapas de ruido, los
planes de acción y la zonificación acústica.

Mapas de ruido

Los mapas acústicos son la representación cartográfica de la situación acústica existente


en un área geográfica determinada. Constituyen un instrumento que permite disponer de
información uniforme sobre los niveles de contaminación acústica en distintas zonas del
territorio. Los resultados de los niveles sonoros vendrán determinados por los
correspondientes índices acústicos.

El Reglamento de la Junta de Andalucía establece tres tipos de mapas de ruido en


función de su tipología:

 Mapa estratégico de ruido. Específicamente destinado a aglomeraciones, grandes


ejes viarios, grandes ejes ferroviarios y grandes infraestructuras aeroportuarias.

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- Aglomeraciones: porción de un territorio con más de 100.000 habitantes,
delimitada por la administración competente, que es considerada zona
urbanizada por dicha administración.

- Grandes ejes viarios: cualquier carretera con un tráfico superior a 3 millones de


vehículos por año.

- Grandes ejes ferroviarios: cualquier vía férrea con un tráfico superior a 30.000
trenes por año.

- Gran Aeropuerto: cualquier aeropuerto civil con más de 50.000 movimientos


por año, considerando como movimientos tanto los despegues como los
aterrizajes, con exclusión de los que se efectúen únicamente a efectos de
formación en aeronaves ligeras.

 Mapa singular de ruido. Para aquellas zonas en las que se comprueben


incumplimientos de los objetivos de calidad acústica aplicables, bien mediante los
mapas estratégicos, bien mediante otros mapas de ruido. En consecuencia, los
mapas singulares siempre serán complementarios a un mapa estratégico de ruido o
a otros mapas de ruido. Su ámbito se circunscribe a la totalidad de la zona que
soporte el incumplimiento detectado.

 Otros mapas de ruido. Para ámbitos territoriales que no sean aglomeraciones o


para infraestructuras de transporte que no reúnan las condiciones para ser
consideradas como grandes ejes. También se deben realizar como estudios previos
ante la inclusión de actividades, infraestructuras, etc., así como para prever el
impacto que supondrá una determinada actuación urbanística. Al igual que en los
mapas singulares de ruido, su ámbito se circunscribe a la totalidad de la zona que se
pretenda estudiar o que soporte el incumplimiento detectado.

Planes de acción

Los planes de acción se definen como aquellos planes encaminados a afrontar las
cuestiones relativas al ruido y a sus efectos, incluida la reducción del mismo si fuere
necesario.

Los planes de acción irán encaminados a resolver el conjunto de los problemas


asociados a la contaminación acústica, determinando las acciones a realizar en el caso de
que se superen los valores limites o se incumplan los objetivos de calidad acústica.

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Estos planes serán redactados cada vez que se detecte la existencia de un conflicto por
contaminación acústica a través de alguno de los procedimientos anteriormente indicados:

 Mapas estratégicos.

 Mapas singulares.

 Otros mapas.

 Existencia de reclamaciones o denuncias vecinales.

Zonificación acústica

La zonificación acústica es un procedimiento incluido en los instrumentos de


planeamiento urbanístico por el cual se delimitan sobre el territorio una serie de Áreas de
Sensibilidad Acústicas, sobre las cuales se fijarán unos Objetivos de Calidad Acústica. La
delimitación territorial se basa en los usos del suelo y debe mantener la compatibilidad entre
las áreas a efectos de calidad acústica.

Los criterios para la determinación de las áreas de sensibilidad acústica se establecen en


el Anexo V del Real Decreto 1367/2007, por el que se desarrolla la Ley 37/2003, del Ruido,
en lo referente a zonificación acústica, objetivos de calidad y emisiones acústicas.

Los Ayuntamientos deberán contemplar, al menos, las áreas de sensibilidad acústica


clasificadas de acuerdo con la siguiente tipología:

a) Tipo a. Sectores del territorio con predominio de suelo de uso residencial.

b) Tipo b. Sectores del territorio con predominio de suelo de uso industrial.

c) Tipo c. Sectores del territorio con predominio de suelo de uso recreativo y de


espectáculos.

d) Tipo d. Sectores del territorio con predominio de suelo de uso característico turístico
o de otro uso terciario no contemplado en el tipo c.

e) Tipo e. Sectores del territorio con predominio de suelo de uso sanitario, docente y
cultural que requieran de especial protección contra la contaminación acústica.

f) Tipo f. Sectores del territorio afectados a sistemas generales de infraestructuras de


transporte u otros equipamientos públicos que los reclamen.

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g) Tipo g. Espacios naturales que requieran una especial protección contra la
contaminación acústica.

Para cada una de estas áreas se establece como objetivo de calidad acústica la no
superación del valor que le sea de aplicación a cada área, recogidos en las Tablas I y II del
Decreto 6/2012.

Figura 7: Plano de áreas de sensibilidad acústica

Zonas acústicas especiales

La declaración de zona acústica especial se llevará a cabo por los Ayuntamientos


conjuntamente con la aprobación de sus respectivos Planes Zonales Específicos. Las
zonas acústicas especiales son:

 Zonas de protección acústica especial. Son áreas de sensibilidad acústicas en las


que se produce un incumplimiento de los objetivos de calidad acústica. La
declaración de zona de protección acústica especial conlleva la obligación de
redactar y aprobar un plan zonal específico para conseguir una mejora progresiva de
la calidad acústica.

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 Zonas de situación acústica especial. Son aquellas zonas que previamente han
sido declaradas como zona de protección acústica especial y que, aun habiendo
aplicado las medidas correctoras incluidas en los planes zonales específicos que se
desarrollen para ellas, no hubieran evitado el incumplimiento de los objetivos de
calidad acústica. La declaración de esta zona conlleva la obligación de aprobar un
plan zonal específico que permita mejorar la calidad acústica de la zona y cumplir los
objetivos de calidad acústica en el espacio interior de las edificaciones.

 Zonas acústicamente saturadas. Son aquellas zonas de un municipio en las que


se sobrepasen o igualen los objetivos de calidad acústica fijados para que una zona
sea considerada como “acústicamente saturada”. Este incumplimiento debe ser
consecuencia tanto de la existencia de numerosas actividades destinadas al uso de
establecimientos públicos como de las personas que las utilizan, a pesar de cumplir
cada una de estas actividades con las exigencias en relación con los niveles
transmitidos al ambiente exterior. Los niveles sonoros que determinan la declaración
de zona acústicamente saturada se encuentran establecidos en la tabla III del
Decreto 6/2012.

 Zonas tranquilas. La declaración de zona tranquila conlleva la obligación de


redactar un plan zonal específico como parte integrante de la misma, cuyo objetivo
será evitar el incremento de los niveles acústicos ambientales. Tal y como se define
en el artículo 3 del Reglamento, existen dos tipos:

1. Zonas tranquilas en aglomeraciones, que son aquellos espacios situados


dentro del ámbito territorial urbano en los que los niveles sonoros ambientales
están por debajo de los valores establecidos para su área de sensibilidad.

2. Zonas tranquilas en campo abierto, que son aquellas zonas que están situadas
fuera de las aglomeraciones y permanecen inalteradas lejos de las perturbaciones
del ruido del tráfico, actividades industriales, etc.

2.4. COMPETENCIAS SOBRE CONTAMINACIÓN ACÚSTICA

Corresponde a la Consejería competente en materia de medio ambiente, de conformidad


con lo dispuesto en el artículo 69.1 de la Ley 7/2007:

 La vigilancia, control y disciplina de la contaminación acústica en relación con las


actuaciones públicas o privadas sometidas a autorización ambiental integrada o a
autorización ambiental unificada incluidas en el Anexo I de la Ley 7/2007, cuya

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competencia corresponda a la Comunidad Autónoma de Andalucía, sin perjuicio de
la competencia sancionadora atribuida al Consejo de Gobierno por razón de la
cuantía de la sanción a imponer en virtud de los artículos 158 y 159 de la citada Ley
7/2007.

 La coordinación necesaria en la elaboración de mapas de ruido y planes de acción


de competencia municipal, cuando éstos afectan a municipios limítrofes, áreas
metropolitanas o en aquellas otras situaciones que superen el ámbito municipal.

 Informar en el plazo máximo de dos meses sobre los mapas estratégicos y


singulares de ruido y los planes de acción. El informe será vinculante en lo que se
refiera exclusivamente a cuestiones de legalidad.

 Proponer al Consejo de Gobierno el establecimiento de condiciones acústicas


particulares para actividades en edificaciones a las que no resulte de aplicación las
normas establecidas en el Código Técnico de la Edificación, así como para aquellas
actividades ubicadas en edificios que generan niveles elevados de ruido o
vibraciones.

 La transmisión al Ministerio competente de la información prevista en la legislación


estatal relativa a los mapas estratégicos de ruido y a los planes de acción que sean
competencia de las Administraciones Públicas andaluzas, con arreglo a lo dispuesto
en el artículo 5 de la Ley 37/2003.

 De acuerdo con el artículo 21 de la Ley 37/2003, la delimitación de las reservas de


sonido de origen natural, así como el establecimiento de planes de conservación de
sus condiciones acústicas.

Conforme a lo dispuesto en el artículo 9 de la Ley 5/2010, de 11 de junio, de Autonomía


Local de Andalucía, así como en el artículo 69.2 de la Ley 7/2007 y en el artículo 4 de la Ley
37/2003, corresponde a los municipios, en el marco de la legislación estatal y autonómica
que resulte aplicable:

 La aprobación de ordenanzas municipales de protección contra la contaminación


acústica.

 La tipificación de infracciones en las ordenanzas municipales de protección contra la


contaminación acústica, de acuerdo con lo establecido en la Ley 7/1985, de 2 de
abril, reguladora de las Bases del Régimen Local, así como en la citada Ley 5/2010,
en relación con:

Vigilancia, Inspección y Control del Ruido por la Policía Local© 32


1. El ruido procedente de usuarios de la vía pública.

2. El ruido producido por las actividades domésticas o los vecinos, cuando exceda
de los límites que en cada ordenanza se establezcan, en función de los usos
locales.

 La vigilancia, control y disciplina de la contaminación acústica, en relación con las


actuaciones públicas o privadas que no estén sometidas a autorización ambiental
integrada ni a autorización ambiental unificada, sin perjuicio de aquéllas cuya
declaración corresponda, en razón de su ámbito territorial o de la actividad a que se
refieran, a la Administración de la Junta de Andalucía o a la Administración General
del Estado.

 La delimitación y su correspondiente aprobación tras el período de información


pública, de las áreas de sensibilidad acústica y de las zonas acústicas especiales
indicadas en el artículo 18, sin perjuicio de las que correspondan a la Administración
del Estado o a la Comunidad Autónoma, así como la declaración de las zonas
tranquilas en las aglomeraciones y en campo abierto.

 La elaboración, aprobación y revisión de los mapas de ruido de acuerdo con lo


establecido en los artículos 12 al 17 del Decreto 6/2012.

 La elaboración, aprobación, revisión y ejecución de los planes de acción en materia


de contaminación acústica.

 La suspensión provisional de los objetivos de calidad acústica en un área acústica


cuando existan circunstancias especiales que así lo aconsejen, de acuerdo con lo
dispuesto en el artículo 9 de la Ley 37/2003.

Conforme a lo establecido en el artículo 69.3 de la Ley 7/2007, en relación con los


grandes ejes viarios, ferroviarios, infraestructuras aeroportuarias y portuarias de
competencia autonómica o local, corresponde a la Administración competente por razón de
la actividad:

 La elaboración, aprobación y revisión de los mapas estratégicos y singulares de ruido


y de los planes de acción correspondientes a las infraestructuras de transporte.

 La declaración de zonas de protección acústica especial y de situación acústica


especial, así como el establecimiento de las servidumbres acústicas que
correspondan.

Vigilancia, Inspección y Control del Ruido por la Policía Local© 33


Se establece que las administraciones públicas competentes, dentro de sus
competencias específicas, informarán a la ciudadanía sobre la contaminación acústica y, en
particular, harán públicos los datos relativos a las áreas de sensibilidad acústica y su
tipología, las zonas de protección o situación acústica especial, los mapas de ruido y los
planes de acción.

2.5. ORDENANZAS MUNICIPALES EN MATERIA DE RUIDO

De acuerdo con el reparto de competencias Ley 37/2003, del Ruido, es a la


administración local a quién corresponde el mayor esfuerzo en la vigilancia y control de la
contaminación acústica. Esto es debido principalmente a que es el Ayuntamiento el que,
mediante las correspondientes licencias, autoriza el funcionamiento de la mayoría de los
emisores acústicos que se encuentran en su término municipal. Por lo tanto, es el propio
Ayuntamiento quién tiene la obligación de vigilar el cumplimiento de las exigencias que
impusieron en el momento de conceder tales licencias.

También hay una serie de competencias que corresponden a los Ayuntamientos de forma
casi exclusiva, entre las cuales podemos encontrar, por ejemplo, la delimitación de las áreas
de sensibilidad acústica, al estar sujetas a su propia planificación urbanística.

Además, la Ley del Ruido especifica que determinados temas deberán ser regulados por
las ordenanzas municipales, sin entrar en ningún momento en ellos, por lo que los
Ayuntamientos deben tener su ordenanza municipal de control de la contaminación acústica.

Las ordenanzas municipales de ruidos, de forma general, regulan una serie de aspectos
en relación con:

 Ruido en las viviendas.

 Ruido en la vía pública.

 Ruido de la carga y descarga.

 Ruido de los servicios urbanos.

 Ruidos de alarmas.

 Ruido de las obras en la vía pública.

 Ruido de fiestas populares y tradicionales.

Vigilancia, Inspección y Control del Ruido por la Policía Local© 34


 Problemática de las terrazas y veladores

Ruido vecinal

El ruido generado en el interior de las viviendas por el comportamiento de los propios


vecinos es, fundamentalmente, un problema de comportamiento incívico.

Al contrario de lo que ocurre con otro tipo de actividades, que por estar sujetas a una
licencia o autorización municipal están obligadas a permitir cualquier acción de control por
parte de los inspectores municipales, el comportamiento de los vecinos y la actividad de los
mismos en su vivienda no están sujetos a ningún tipo de autorización. En consecuencia,
salvo autorización judicial, los funcionarios no podrán acceder al interior de una vivienda
particular ante la negativa de sus propietarios.

Esto impide, en la mayoría de las ocasiones, poder realizar una inspección con las
garantías de que el resultado de la misma no pueda ser recurrido y rechazado en los
tribunales.

Por lo tanto, para un tratamiento más eficaz del problema, en las ordenanzas municipales
se hace referencia a determinados comportamientos de una forma genérica, sin mencionar
la obligación de medir los niveles sonoros transmitidos, prohibiéndose una serie de
conductas, tales como:

 Gritar o vociferar.

 Efectuar mudanzas o movimientos de mobiliario en horario nocturno.

 Realizar obras en el interior de las viviendas en horario nocturno.

 Realizar fiestas que excedan de lo tolerable debido al número de personas


congregadas, al elevado volumen de la música o a la práctica de bailes u otros
comportamientos que generen ruidos de impacto.

 Realizar ensayos o interpretaciones musicales a elevado volumen y, en ningún caso,


en horario nocturno.

Es en el control de este tipo de comportamientos donde los agentes de Policía Local


desempeñan un papel fundamental, debido a su condición de agentes de la autoridad y a las
competencias atribuidas en el control de las ordenanzas municipales, siendo ellos,

Vigilancia, Inspección y Control del Ruido por la Policía Local© 35


precisamente, los que se encargan de la recepción de quejas y denuncias por este tipo de
conductas.

Incluso en muchos de estos casos, se deja a juicio de los propios agentes valorar si la
persistencia o la intensidad de las molestias generadas por éstos u otros comportamientos
resultan inadmisibles, a los efectos de determinar si pueden ser o no merecedores de
sanción.

Ruido en la vía pública

El ruido generado en la vía pública por malos comportamientos debe tener un tratamiento
muy similar al del ruido en el interior de las viviendas, pudiéndose prohibir comportamientos
como gritar, vociferar, hacer funcionar equipos reproductores de sonido o realizar
interpretaciones musicales.

Sin embargo, este ruido también podría estar generado por algún tipo de emisor acústico
o actividad sujeta a autorización municipal, resultando su control menos problemático debido
a que la falta de dicha autorización plantea menos controversia a la hora de determinar el
cese de la actividad.

De la misma forma, son los agentes de la Policía Local los que se encargan de recibir la
mayoría de las quejas y denuncias en relación con este tipo de ruido. Al igual que ocurre con
el ruido originado en el interior de las viviendas, en muchos casos también se deja a juicio
de los propios agentes valorar si la persistencia o la intensidad de las molestias resultan
intolerables y, en consecuencia, si pueden ser merecedoras de sanción, pudiendo requerir a
su responsable o responsables para que desistan de su actitud.

Ruido de alarmas

En los últimos tiempos están proliferando las alarmas instaladas tanto en viviendas como
en locales. Por ello, se pueden establecer ciertas limitaciones a este tipo de instalaciones,
exigiendo una previa autorización o efectuando el control cuando se produzca una denuncia
por el funcionamiento de una alarma que no cumpla con las condiciones establecidas.

Por poner algunos ejemplos, se pueden establecer limitaciones que afecten a la duración
máxima de funcionamiento continuo del sistema sonoro de las alarmas o establecer niveles
máximos de emisión sonora.

Vigilancia, Inspección y Control del Ruido por la Policía Local© 36


Obras en la vía pública

No cabe duda que las obras y trabajos de construcción de edificios o infraestructuras


generan niveles sonoros que superan los objetivos de calidad acústica aplicables, pero
también es cierto que estas obras son igualmente necesarias para la conservación y el
desarrollo de las ciudades.

Para minimizar su impacto en la contaminación acústica, los Ayuntamientos podrán


establecer limitaciones para autorizar su ejecución, reduciendo al máximo las molestias a los
vecinos. Se podrá establecer limitaciones de días y horario en que se pueden realizar las
obras, limitar el plazo de vigencia de la autorización o establecer la obligación de informar a
los residentes más afectados.

Ruido de fiestas populares y tradicionales

Los Ayuntamientos pueden permitir que se superen los objetivos de calidad acústica en
un área de sensibilidad acústica cuando existan circunstancias que así lo aconsejen. Entre
dichas circunstancias está la organización de actos culturales o de naturaleza análoga.

En su caso, se podrán establecer los horarios en que podrán desarrollarse actuaciones o


usarse los dispositivos musicales o megafonía, e incluso fijar el volumen máximo de emisión
a que podrán emitir los equipos de sonido.

Terrazas y veladores

Los niveles que generan este tipo de actividades son, en casi la totalidad de los casos y
debido a que generalmente se ubican en zonas urbanas con predominio de uso residencial,
lo suficientemente elevados como para incumplir con los límites establecidos para las áreas
de sensibilidad acústica.

Tanto las terrazas como los veladores, al no tener paramentos que las delimiten, carecen
de aislamiento perimetral y, en consecuencia, transmiten al ambiente exterior el mismo nivel
que están emitiendo. Para atenuar los niveles de ruido que generan, se pueden establecer
distintas limitaciones, por ejemplo, en lo que se refiere a su aforo y superficie o
estableciendo limitaciones en el número de veladores.

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3. Límites Admisibles de Ruido

3.1. CLASIFICACIÓN DE LOS EMISORES ACÚSTICOS

El Decreto 6/2012, Reglamento de Protección contra la Contaminación Acústica,


establece los valores límite de inmisión de ruido aplicable tanto a las nuevas infraestructuras
viarias, ferroviarias, portuarias y aeroportuarias como a las instalaciones, establecimientos y
actividades de distinta naturaleza, así como las condiciones para comprobar su
cumplimiento. Estos valores son diferentes para cada tipo de emisor acústico, dependiendo
del tipo de área acústica y de la zona sobre la que se produce la afección por ruido.

Este Reglamento también regula el control de los vehículos a motor y los ciclomotores,
considerando las dificultades existentes para la comprobación de sus emisiones acústicas
cuando se encuentran en circulación. Para salvar esta circunstancia, se opta por establecer
la comprobación del nivel de emisión sonora a vehículo parado.

Conforme a lo dispuesto en el artículo 12 de la Ley 37/2003, del Ruido, los emisores


acústicos se clasifican en:

a) Vehículos de motor y ciclomotores.

b) Ferrocarriles.

c) Aeronaves.

d) Infraestructuras viarias.

e) Infraestructuras ferroviarias.

f) Infraestructuras aeroportuarias.

g) Infraestructuras portuarias.

h) Máquinas y equipos.

i) Obras de construcción de edificios y de ingeniería civil.

j) Actividades industriales.

k) Actividades comerciales.

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l) Otros emisores acústicos.

m) Actividades deportivo-recreativas y de ocio.

En el presente capítulo estudiaremos los valores límites de inmisión de ruido que resultan
aplicables a los emisores acústicos con mayor incidencia sobre la contaminación acústica en
nuestras ciudades y municipios, y sobre los cuales los Ayuntamientos pueden ejercer sus
competencias en materia de control del ruido. Nos estamos refiriendo, principalmente, al
tráfico rodado de vehículos y a las fuentes de ruido relacionadas con el funcionamiento de
cualquier tipo de maquinaria, equipo o instalación, así como con el ejercicio de cualquier
actividad, ya sea ésta industrial, comercial, recreativa, deportiva o de ocio.

3.2. LÍMITES ADMISIBLES DE RUIDO EN EDIFICACIONES

Los valores límite de inmisión de ruido aplicables a las actividades, maquinarias y


equipos se establecen en las tablas VI y VII del artículo 29 del Decreto 6/2012, similares a
los que establece el RD 1367/2007, que desarrolla la Ley 37/2003, del Ruido.

Estos valores varían dependiendo de si el ruido es o no transmitido a locales


acústicamente colindantes. Igualmente, se establecen valores distintos en función del
periodo del día que resulte afectado.

Podemos decir que dos locales son acústicamente colindantes cuando la onda acústica,
generada en el local emisor, llega al local receptor sin que en ningún momento se transmita
por el ambiente exterior.

En este sentido, el Reglamento establece su propia definición y considera que dos


locales son acústicamente colindantes cuando existe transmisión estructural por los
elementos sólidos de la edificación.

Niveles máximos de ruido transmitidos a locales acústicamente


colindantes

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Emisores acústicos situados en el interior: el Decreto 6/2012 establece que ninguna
instalación, establecimiento, actividad industrial, comercial, de almacenamiento, deportivo-
recreativa o de ocio, podrá transmitir al interior de los locales receptores colindantes, en
función del uso de éstos, niveles de ruido superiores a los establecidos en la siguiente tabla:

Donde:

 Lkd: índice de ruido continuo equivalente corregido para el período diurno

 Lke: índice de ruido corregido para el período vespertino.

 Lkn: índice de ruido corregido para el período nocturno.

Los periodos temporales de referencia se definen en la Instrucción Técnica 1 del


Reglamento. Se establecen los tres periodos temporales de evaluación diarios siguientes:

 Periodo día (d): al periodo día le corresponden 12 horas.

 Periodo tarde (e): al periodo tarde le corresponden 4 horas.

 Periodo noche (n): al periodo noche le corresponden 8 horas.

La administración puede optar por reducir el periodo de tarde en una o dos horas y, en
consecuencia, alargar los periodos día y/o noche.

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Los valores horarios de comienzo y fin de los distintos periodos temporales de evaluación
son:

 Periodo día de 7,00 a 19,00 horas.

 Periodo tarde de 19,00 a 23,00 horas.

 Periodo noche de 23,00 a 7,00 horas.

Igualmente, la administración podrá modificar la hora de comienzo del periodo día y, por
consiguiente, cuando empiezan los periodos tarde y noche. La decisión de modificación
deberá aplicarse a todas las fuentes de ruido.

Emisores acústicos situados en el ambiente exterior: De la misma forma, toda


actividad ubicada en el ambiente exterior, salvo las que tengan regulación específica, así
como toda maquinaria y equipo que, formando parte de una actividad, estén ubicados en el
ambiente exterior deberán adoptar las medidas necesarias para que no se superen en los
locales colindantes los valores límites establecidos en la tabla VI.

Niveles máximos de ruido transmitidos al medio ambiente exterior

Toda instalación, establecimiento o actividad portuaria, industrial, comercial, de


almacenamiento, deportivo-recreativa o de ocio deberá adoptar las medidas necesarias para
que no transmita al medio ambiente exterior de las correspondientes áreas de sensibilidad
acústica niveles de ruido superiores a los establecidos como valores límite en la siguiente
tabla:

Vigilancia, Inspección y Control del Ruido por la Policía Local© 41


Los valores límite de las tablas anteriores se refieren a índices anuales. Para índices
diarios se deben sumar 3 dBA y para mediciones puntuales se deben sumar 5 dBA, de
acuerdo a lo establecido en el artículo 30 del Reglamento.

Los valores medidos deberán corregirse por:

 Ruido de fondo.

 Existencia de componentes tonales emergentes.

 Proporción elevada de componentes en baja frecuencia.

 Carácter impulsivo del ruido.

El procedimiento de evaluación se define en la Instrucción Técnica 2 del Reglamento.

Corrección por tonos emergentes

Los tonos emergentes son sonidos en una frecuencia que destaca entre las demás,
parecidos a lo que conocemos como un “pitido”. Estos tonos son característicos de
maquinarias con elementos rotatorios como equipos de climatización, bombas de presión,
ascensores, equipos de refrigeración, extractores, ventiladores, etc. También se detectan en

Vigilancia, Inspección y Control del Ruido por la Policía Local© 42


otros focos ruidosos como cohetes pirotécnicos, aparatos eléctricos, señales acústicas de
alarmas o sirenas de vehículos de emergencias.

Corrección por baja frecuencia

Esta corrección se aplica para penalizar los ruidos en los que se aprecian sonidos de baja
frecuencia (sonidos graves), por resultar especialmente molestos. Estos sonidos suelen
estar asociados a maquinaria o equipos de reproducción musical, en particular si disponen
de “subwoofers”

Corrección por ruido impulsivo

El ruido impulsivo se asocia a ruidos instantáneos. Es un sonido breve y su efecto


instantáneo produce un aumento repentino de la presión sonora. Este ruido se asocia a
golpes de puertas, caminar con tacones, contactares eléctricos de ascensores, caídas de
objetos, etc.

3.3. LÍMITES ADMISIBLES DE EMISIÓN DE RUIDO PRODUCIDOS


POR VEHÍCULOS DE MOTOR, CICLOMOTORES Y MAQUINARIA

Los vehículos de motor y ciclomotores en circulación deberán corresponder a tipos


previamente homologados conforme a lo dispuesto en el Real Decreto 2028/1986, de 6 de
junio, por el que se dictan normas para la aplicación de determinadas Directivas
comunitarias relativas a la homologación de tipos de vehículos automóviles. Igualmente,
deberán ajustarse a lo establecido en el Decreto 1439/1972, de 25 de mayo, sobre
homologación de vehículos automóviles, en lo que se refiere a niveles sonoros de emisión
admisibles, de acuerdo con la reglamentación en cada momento vigente.

No son las leyes medioambientales las únicas que recogen la prohibición de circular a
vehículos que superen los niveles de emisión de ruido, sino que la última reforma de la Ley
sobre Tráfico, Circulación de Vehículos a Motor y Seguridad Vial, operada por el Real
Decreto Legislativo 6/2015, de 30 de octubre, establece en su artículo 12:

“No pueden circular por las vías objeto de esta ley los vehículos con niveles de emisión
de ruido superiores a los reglamentariamente establecidos, emitiendo gases o humos
en valores superiores a los límites establecidos, ni cuando hayan sido objeto de una
reforma de importancia no autorizada. Todos los conductores de vehículos quedan
obligados a colaborar en las pruebas reglamentarias de detección que permitan
comprobar las posibles deficiencias indicadas.”

Vigilancia, Inspección y Control del Ruido por la Policía Local© 43


El Reglamento de Protección contra la Contaminación Acústica recoge que todos los
vehículos de motor y ciclomotores mantendrán en buenas condiciones de funcionamiento el
motor, la transmisión, carrocería y demás elementos capaces de transmitir ruidos y,
especialmente, el silencioso del escape, con el fin de que el nivel sonoro emitido por el
vehículo no exceda de los límites establecidos que le resulten de aplicación.

Como norma general, los límites máximos de nivel de emisión sonora admisibles para los
vehículos de motor y ciclomotores en circulación se obtendrán sumando 4 dBA al nivel de
emisión que figure en la ficha de homologación del vehículo, regulada en el Real Decreto
2028/1986, así como en el Decreto 1439/1972, correspondiente al ensayo a vehículo
parado.

En el supuesto de que en la correspondiente ficha de características técnicas de un


vehículo, debido a su antigüedad u otras razones, no indique el nivel de emisión sonora para
el ensayo a vehículo parado, dicho nivel se determinará conforme a lo establecido en
la disposición adicional primera del Real Decreto 1367/2007. La citada disposición establece
que, para estos casos, el nivel máximo de emisión sonora se determinará de la forma
siguiente:

 Si se trata de un ciclomotor, el nivel de emisión sonora será de 87 dB(A).

 Para vehículos de motor, será obligatorio que el vehículo pase un control en alguna
ITV y ésta dictamine que el mismo se encuentra en perfecto estado de
mantenimiento. El nivel de emisión será el que se obtenga en una medición realizada
inmediatamente después de dicho control. El valor obtenido en esta medición será
considerado, en lo sucesivo, como valor límite para dicho vehículo.

Los vehículos de motor destinados a servicios de urgencias tienen la obligación de


disponer de un mecanismo de regulación de la intensidad sonora de los dispositivos
acústicos. Este mecanismo ha de reducir la intensidad a unos niveles comprendidos entre
70 y 90 dBA., medidos a tres metros de distancia y en la dirección de máxima emisión,
cuando circulen por zonas habitadas durante el período nocturno.

La utilización de las sirenas sólo se permitirá cuando el vehículo que las lleva se
encuentre realizando un servicio de urgencia. En el caso de ambulancias se entiende por
servicio de urgencia los recorridos desde su base de operaciones hasta el lugar de recogida
del enfermo o accidentado, y desde éste al centro sanitario correspondiente. Tanto en los
recorridos de regreso a la base como en los desplazamientos rutinarios o no urgentes de
enfermos a consulta, está terminantemente prohibida la utilización de sirenas.

Vigilancia, Inspección y Control del Ruido por la Policía Local© 44


En cuanto a la maquinaria que se utiliza en las obras públicas y en la construcción, la
emisión sonora debe ajustarse a las prescripciones que establece el Real Decreto 212/2002,
de 22 de febrero, por el que se regulan las emisiones sonoras en el entorno originadas por
determinadas máquinas de uso al aire libre, así como a las normas complementarias,
conforme a lo dispuesto en el artículo 22 del Real Decreto 1367/2007.

3.4. LÍMITES MÍNIMOS DE AISLAMIENTO ACÚSTICO PARA


CIERTAS ACTIVIDADES

El aislamiento acústico se refiere al conjunto de materiales, técnicas y tecnologías


desarrolladas para aislar o atenuar el nivel sonoro en un determinado espacio. Esta
atenuación se suele lograr con la actuación sobre las paredes, suelos y techos, así como en
puertas y ventanas (doble acristalamiento acústico).

Aislar supone impedir que un sonido penetre en un medio o que salga de él. Por ello,
para aislar, se usan tanto materiales absorbentes como materiales aislantes. Al incidir la
onda acústica sobre un elemento constructivo, una parte de la energía se refleja, otra se
absorbe y otra se transmite al otro lado. El aislamiento que ofrece el elemento es la
diferencia entre la energía incidente y la energía transmitida, es decir, equivale a la suma de
la parte reflejada y la parte absorbida. Existen diversos factores básicos que intervienen en
la consecución de un buen aislamiento acústico.

Las condiciones acústicas exigibles a los diversos elementos constructivos que


componen la edificación serán las determinadas en el Real Decreto 1371/2007, de 19 de
octubre, por el que se aprueba el documento básico «DB-HR Protección frente al ruido» del
Código Técnico de la Edificación. Dichas condiciones acústicas serán las mínimas exigibles
a las edificaciones.

Los valores de aislamiento acústico exigidos a los locales destinados a uso distinto del de
vivienda deberán ser los necesarios para el cumplimiento de todas las limitaciones de
inmisión establecidas en el Reglamento.

Condiciones acústicas particulares en actividades y edificaciones


donde se generan niveles elevados de ruido

A los efectos de establecer los aislamientos mínimos exigibles a los cerramientos que
limitan las actividades o instalaciones ruidosas, entendiendo por tales aquellas en las que en
su interior se generan niveles de presión sonora superiores a 80 dBA, ubicadas en edificios

Vigilancia, Inspección y Control del Ruido por la Policía Local© 45


que incluyen recintos habitables (definidos conforme al «DB-HR Protección frente al ruido»),
se establecen los siguientes tipos de establecimientos:

a) Tipo 1. Establecimientos públicos y de actividades recreativas de pública


concurrencia, sin equipos de reproducción o amplificación sonora o audiovisuales,
así como recintos que alberguen equipos o maquinaria ruidosa, que generen niveles
de emisión sonora menor o igual a 85 dBA.

b) Tipo 2. Establecimientos públicos y de actividades recreativas de pública


concurrencia, con equipos de reproducción o amplificación sonora o audiovisuales
con un nivel de emisión sonora menor o igual a 90 dBA, o recintos que ubiquen
equipos o maquinaria ruidosa, que generen niveles de emisión sonora superior a 85
dBA.

c) Tipo 3. Establecimientos públicos y de actividades recreativas de pública


concurrencia, con equipos de reproducción o amplificación sonora o audiovisuales,
que generen niveles de emisión sonora superiores a 90 dBA, y en todos los casos
cuando tengan actuaciones en vivo o conciertos con música en directo.

El procedimiento para valorar las exigencias mínimas de aislamiento acústico para los
distintos tipos de actividades se regula en la Instrucción Técnica 2 del Reglamento, y los
índices de referencia se recogen en la siguiente tabla:

En establecimientos de espectáculos públicos y de actividades recreativas no se permitirá


alcanzar en el interior de las zonas destinadas al público niveles de presión sonora
superiores a 90 dBA, salvo que en los accesos a dichos espacios se dé adecuada publicidad

Vigilancia, Inspección y Control del Ruido por la Policía Local© 46


a la siguiente advertencia: «Los niveles sonoros producidos en esta actividad, pueden
producir lesiones permanentes en la función auditiva». La advertencia deberá estas
perfectamente visible, tanto por su dimensión como por su iluminación.

Instalación de equipos limitadores-controladores de sonido

En aquellos locales donde se disponga de equipos de reproducción musical o audiovisual


en los que los niveles de emisión sonora pudieran dar lugar a que se superen los límites
admisibles de nivel sonoro de las tablas VI y VII, se instalará un equipo limitador-controlador
que permita asegurar, de forma permanente, el cumplimiento de dichos límites. El titular de
la actividad será el responsable del correcto funcionamiento del equipo, el cual deberá ser
verificado anualmente y cumplir con los requisitos establecidos en la Instrucción Técnica 6
del Reglamento.

3.5. EL ESTUDIO ACÚSTICO

El estudio acústico se define como el conjunto de documentos acreditativos de la


identificación y valoración de impactos ambientales en materia de ruidos y vibraciones. En
él se definen las condiciones específicas y medidas correctoras que se deben implantar en
una actividad para que, una vez entre en funcionamiento, se cumplan todas las normas de
calidad y prevención acústicas.

De acuerdo con lo establecido en el artículo 42 del Reglamento, todos los proyectos de


actividades e instalaciones productoras de ruidos y vibraciones que generen niveles de
presión sonora iguales o superiores a 70 dBA requerirán para su autorización o licencia la
presentación de un estudio acústico. Dicho estudio también deberá ser presentado cuando
se realicen en la actividad modificaciones y ampliaciones posteriores con incidencia en la
contaminación acústica.

El contenido mínimo de los estudios acústicos para actividades o proyectos se regula en


la en la Instrucción Técnica 3 del Reglamento, debiendo estar realizados por personal
técnico competente.

Las Administraciones pueden disminuir el umbral establecido de 70 dBA, con carácter


general para actividades situadas en zonas acústicas especiales o de forma individualizada
a actividades, cuando se produzca alguna de las circunstancias siguientes:

a) Cuando las actividades se ubiquen en zonas acústicamente saturadas, zonas de


protección acústica especial o en zonas de situación acústica especial.

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b) Cuando se prevea una posible superación de los objetivos de calidad acústica
previstos en el Reglamento en las áreas de sensibilidad acústica en que se sitúen las
actividades.

c) Cuando se prevea una posible superación de los valores límite previstos en el


Reglamento en el área de sensibilidad acústica en la que vaya a desarrollarse la
correspondiente actividad.

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4. Inspección y Control

4.1. VIGILANCIA E INSPECCIÓN

Las administraciones públicas tienen la obligación de contar con los medios humanos y
materiales necesarios para que se efectúen las inspecciones medioambientales ante las
denuncias que, en materia de contaminación acústica, les sean presentadas.

El seguimiento, la vigilancia y el control en materia de prevención acústica corresponde a


la Comunidad Autónoma y a los Ayuntamientos, sin perjuicio de la Administración General
del Estado cuando le corresponda por razón de ámbito territorial o actividad, de acuerdo con
la distribución de competencias establecida en el artículo 4 del Reglamento.

Las funciones de inspección en materia de contaminación acústica corresponden al


personal funcionario de las administraciones públicas competentes, los cuales podrán contar
con la colaboración de “técnicos competentes” para la realización de las actuaciones
técnicas a que haya lugar.

Conforme al artículo 3 del Reglamento:

b) “Personal técnico competente: Persona que posea titulaciones académicas o


experiencia profesional suficiente habilitantes para la realización de estudios y
ensayos acústicos, así como para expedir certificaciones de cumplimiento de las
normas de calidad y prevención acústicas. Se considera experiencia trabajar en el
campo de la contaminación acústica por espacio superior a cinco años y haber
realizado un mínimo de veinte estudios y ensayos”.

La atención de las reclamaciones que reciban las administraciones por contaminación


acústica entra dentro de las funciones de control e inspección que les son atribuidas.

Conforme al artículo 4 del Reglamento, son competentes en esta función:

a) La consejería competente en materia de medio ambiente, cuando las reclamaciones


se presenten contra actuaciones públicas o privadas sometidas a autorización
ambiental integrada o autorización ambiental unificada.

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b) Los Ayuntamientos, cuando las reclamaciones se presenten contra actuaciones
públicas o privadas no sometidas a autorización ambiental integrada o autorización
ambiental unificada.

El personal en funciones de inspección medioambiental tendrá las siguientes facultades:

 Acceder, previa identificación, a las actividades, instalaciones o ámbitos generadores


o receptores de focos ruidosos.

 Requerir la información y la documentación administrativa que autorice las


actividades e instalaciones objeto de inspección.

 Proceder a la medición, evaluación y control necesarios en orden a comprobar el


cumplimiento de las disposiciones vigentes en la materia y de las condiciones de la
autorización con que cuente la actividad. A estos efectos, los titulares de las
actividades deberán hacer funcionar los focos sonoros emisores en la forma que se
les indique, de acuerdo con el régimen normal, más desfavorable, de funcionamiento
de la actividad.

 Las recogidas en el artículo 130 de la Ley 7/2007, y demás normativa vigente que
resulte de aplicación.

En toda visita de inspección se levantará acta descriptiva de los hechos y, en especial, de


los que pudieran ser constitutivos de infracción administrativa, haciendo constar las
alegaciones que realice el responsable de la actividad o instalación. Las actas levantadas
gozarán de la presunción de veracidad de los hechos que se constaten en la misma.

A los efectos de la inspección de actividades por las administraciones públicas, la


valoración de los índices acústicos se determinará únicamente mediante mediciones.

En el ejercicio de la función inspectora se podrá requerir toda la información que sea


necesaria para realizar la misma.

Los responsables de las actividades, actuaciones e instalaciones deberán prestar la


asistencia y colaboración necesarias, así como permitir la entrada en las instalaciones a
quienes realicen las actuaciones de vigilancia, inspección y control.

Contenido de las Actas de Inspección

Para considerar que una inspección es correcta, se debe afirmar que se ha medido bien y
se ha medido lo que se debía medir.

Vigilancia, Inspección y Control del Ruido por la Policía Local© 50


Una vez estemos seguros ello, se procederá a redactar el Acta de Inspección, en la cual
se deberán indicar todas las circunstancias surgidas durante la medición y reflejar, para
cada punto de medición, el valor más alto de los obtenidos en las series de medidas
correspondientes a dicho punto.

El contenido de las actas de inspección será el siguiente:

 Identificación de la actividad inspeccionada.

 Identificación de la persona denunciante.

 Funcionarios que colaboran en la inspección.

 Técnicos competentes que realizan la inspección.

 Tipo de ensayo realizado.

 Fecha y hora de realización del ensayo.

 Incidencias acontecidas durante el ensayo ó indicación de “ensayo realizado sin


incidencias”.

 Firma del responsable de la actividad, de los funcionarios y del técnico competente.

Las actas de inspección se redactan por triplicado. Una vez cumplimentada el acta y
firmada por los inspectores y la propiedad del foco emisor, una copia se entregará a la
persona interesada, otra se incluirá en el expediente y la última copia quedará en poder del
funcionario que realiza la inspección para el archivo correspondiente. En el caso de que el
interesado se niegue a firmar el acta, se reflejará el hecho en la misma y tendrá validez con
la firma de los funcionarios.

Antes de dar por finalizado el proceso de medición, deberemos hacer una comprobación
de que los valores obtenidos son coherentes, en especial:

 Que ningún valor del ruido de fondo difiera en menos de 3 dBA respecto al foco
emisor en funcionamiento.

 Que con los datos obtenidos se puede evaluar correctamente la actividad.

Teniendo en cuenta que durante la inspección no es fácil determinar las posibles


penalizaciones por bajas frecuencias, impulsividad y tonalidad, en el acta sólo se reflejarán

Vigilancia, Inspección y Control del Ruido por la Policía Local© 51


los valores obtenidos en las mediciones, sin indicar si el resultado de la inspección es
positivo o negativo. El resultado de la inspección será objeto de un “informe acústico”
redactado con posterioridad a la inspección, en el cual se calcularán las posibles
penalizaciones y se producirá la valoración de los resultados obtenidos de cara a determinar
un posible incumplimiento de los valores límite de emisión y, en su caso, imponer la
correspondiente sanción.

En el caso de que los responsables de la actividad pregunten cuál ha sido el resultado


de la inspección, se deberá responder que recibirán un informe completo en que se
comunicará el resultado de la misma.

El contenido del informe de inspección acústica resultante de la actividad inspectora


podrá ser:

a) Favorable: Cuando el resultado de la inspección determine que el nivel sonoro o de


vibración es igual o inferior al permitido.

b) Desfavorable: Cuando el resultado de la inspección determine un nivel sonoro o de


vibración superior al permitido.

En los informes desfavorables se podrán proponer medidas correctoras y, en su caso, la


adopción de las medidas provisionales que se estimen oportunas.

4.2. TRAMITACIÓN DE DENUNCIAS POR RUIDO

Las denuncias que se formulen por incumplimiento de las normas de calidad y prevención
acústica darán lugar a la realización de la correspondiente inspección medioambiental. La
finalidad de la misma será comprobar la veracidad de los hechos denunciados y, si es
necesario, se incoará un procedimiento sancionador a la persona responsable, notificándose
a las personas denunciantes la iniciación o no del mismo, así como la resolución que
recaiga, en su caso.

Las denuncias se tramitarán por los órganos de la Consejería competente en materia de


medio ambiente o por las autoridades municipales que, según el caso, tengan atribuidas las
competencias sancionadoras, conforme lo establecido en los artículos 158 y 159 de la Ley
7/2007.

En el supuesto de denuncias presentadas inicialmente ante la Consejería en materias


que sean de competencia local, ésta dará traslado inmediato de la misma al Ayuntamiento
que corresponda, el cual tendrá un plazo máximo de quince días, desde la recepción de la

Vigilancia, Inspección y Control del Ruido por la Policía Local© 52


notificación, para realizar las actuaciones que sean necesarias. Transcurrido este plazo sin
que las actuaciones se hayan llevado a cabo, la persona denunciante podrá solicitar que la
inspección se realice por la Consejería competente en materia de medio ambiente.

Actuaciones de vigilancia e inspección a petición del Ayuntamiento

De acuerdo con el art. 52 del Reglamento, en el supuesto de que el Ayuntamiento no


disponga de medios para proceder a la inspección de actuaciones distintas a actividades
domésticas o comportamientos de la vecindad, será la Consejería competente en materia de
medio ambiente quien actuará, siempre que la Diputación Provincial correspondiente no
pueda desempeñar las funciones que le corresponden en orden a prestar la necesaria
asistencia material a los Ayuntamientos. La intervención del órgano de la Comunidad
Autónoma, llevando a cabo la inspección, se producirá una vez que el Ayuntamiento le
remita copia de la denuncia y justificación documental de la imposibilidad de asistencia y
cooperación por parte de la Diputación Provincial.

Actuaciones de vigilancia e inspección por inactividad del


Ayuntamiento

Transcurridos quince días desde la presentación ante el Ayuntamiento de una denuncia


contra actuaciones distintas a actividades domésticas o comportamientos de los vecinos, sin
que aquel haya procedido a desplazar equipos de medición y vigilancia de la contaminación
acústica ni haya manifestado indicación alguna al respecto, la persona denunciante podrá
solicitar que la inspección se realice por la Consejería competente en materia de medio
ambiente. En este caso, el interesado deberá dirigir una solicitud a este órgano, debiendo
acompañarla de toda la documentación pertinente relacionada con la denuncia que, al
menos, deberá incluir copia de la misma.

Tras recibir la documentación, la Delegación Provincial dirigirá requerimiento al


Ayuntamiento, remitiendo copia a la persona denunciante con objeto de que, en el plazo
máximo de un mes, aquel manifieste lo que considere oportuno.

Si en el plazo fijado anteriormente no hay respuesta del Ayuntamiento, se procederá a


programar la inspección y la Delegación Provincial comunicará a la persona denunciante,
como máximo en diez días desde la finalización del mencionado plazo, la fecha prevista
para realizarla.

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4.3. INFRACCIONES Y SANCIONES

Infracciones

Las infracciones en materia de contaminación acústica aparecen recogidas en el artículo


58 del Reglamento, pudiendo clasificarse en muy graves, graves y leves.

Se considerarán infracciones muy graves:

 La producción de contaminación acústica por encima de los valores límites de


emisión establecidos en zonas de protección acústica especial, zonas de situación
acústica especial o zonas acústicamente saturadas, cualquiera que sea el grado de
superación.

 La superación en más de 6 dBA de los valores límites de emisión aplicables


establecidos en el Reglamento.

 El incumplimiento de las normas que establezcan requisitos relativos a la protección


de las edificaciones contra el ruido, cuando se haya puesto en peligro grave la
seguridad o la salud de las personas.

 El incumplimiento de las obligaciones derivadas de la adopción de medidas


cautelares o provisionales.

 No instalar los equipos limitadores-controladores acústicos siendo éstos preceptivos,


cuando se produzca un daño o deterioro grave para el medio ambiente o se haya
puesto en peligro grave la seguridad o salud de las personas.

La definición de peligro grave para la salud se establece en el artículo 58.2 del


Reglamento:

2. “Con carácter general, a los efectos de lo establecido en el artículo 137 de la Ley


7/2007, de 9 de julio, se considerará que se produce un daño o deterioro para el
medio ambiente o que se ha puesto en peligro grave la seguridad o salud de las
personas la superación en más de 6 dBA de los valores límites aplicables”.

Los Ayuntamientos, en el ámbito de sus competencias, pueden establecer un límite más


exigente. Por ejemplo, pueden considerar que se produce un daño o deterioro grave cuando
se produce una superación en 5 dBA de los límites establecidos. Lo que no podrán hacer es
poner el límite en superaciones mayores a 6 dBA.

Vigilancia, Inspección y Control del Ruido por la Policía Local© 54


Se considerarán infracciones graves:

 La superación de los valores límite establecidos en el Reglamento en más de 3 dBA


y hasta 6 dBA.

 No instalar los equipos limitadores-controladores acústicos siendo éstos preceptivos,


cuando no se produzca un daño o deterioro grave para el medio ambiente o se haya
puesto en peligro grave la seguridad o salud de las personas.

 La ocultación o alteración maliciosa de datos relativos a la contaminación acústica


aportados a los expedientes administrativos de autorizaciones, licencias o medios de
intervención administrativa en la actividad que correspondan relacionados con esta
materia.

 El retraso o la obstrucción a la actividad instructora o de control en materia de


contaminación acústica por la Consejería con competencias en medio ambiente.

 La no verificación de los instrumentos de medida y calibradores utilizados en la


elaboración de estudios, ensayos o certificaciones del cumplimiento de las normas
de calidad y prevención acústica.

Se considerarán infracciones leves:

 La superación hasta en 3 dBA de los valores límite establecidos en el Reglamento.

 La instalación o comercialización de emisores acústicos sin acompañar la


información sobre sus índices de emisión, cuando tal información sea exigible
conforme a lo dispuesto en el Reglamento.

 La no comunicación a la administración competente de los datos requeridos por ésta


dentro de los plazos establecidos al efecto.

Sanciones

Las cuantías de las multas con la que se sancionará la comisión de las infracciones serán
las siguientes:

 Para las infracciones muy graves, la cuantía de la multa estará comprendida entre
12.001 y 300.000 euros.

Vigilancia, Inspección y Control del Ruido por la Policía Local© 55


 Para las infracciones graves, la cuantía de la multa estará comprendida entre 601 y
12.000 euros.

 Para las infracciones leves, la cuantía de la multa es de hasta 600 euros.

La cuantía de las sanciones se deberá calibrar atendiendo a las circunstancias de cada


caso. Lógicamente, no siempre se debe imponer la de mayor o la de menor cuantía.

La Ley 37/2003, del Ruido, indica que las sanciones se impondrán atendiendo a:

a) Las circunstancias del responsable.

b) La importancia del daño o deterioro causado.

c) El grado del daño o molestia causado a las personas, a los bienes o al medio
ambiente.

d) La intencionalidad o negligencia.

e) La reincidencia y la participación.

Además, de acuerdo con esta Ley, no sólo se puede sancionar mediante multas, sino que
también se podrá sancionar:

a) En el caso de infracciones muy graves:

 Con la revocación de la autorización ambiental integrada, la autorización o


aprobación del proyecto sometido a evaluación de impacto ambiental, la licencia
de actividades clasificadas u otras figuras de intervención administrativa en las
que se hayan establecido condiciones relativas a la contaminación acústica, así
como con la suspensión de la vigencia de su licencia por un período de tiempo
comprendido entre un año y un día y cinco años.

 Con la clausura definitiva, total o parcial, de las instalaciones.

 Con la clausura temporal, total o parcial, de las instalaciones por un período no


inferior a dos años ni superior a cinco.

 Con la publicación, a través de los medios que se consideren oportunos, de las


sanciones impuestas, una vez que éstas hayan adquirido firmeza en vía
administrativa o, en su caso, jurisdiccional, así como los nombres, apellidos,

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denominación o razón social de las personas físicas o jurídicas responsables de
las infracciones.

 Con el precintado temporal o definitivo de equipos y máquinas.

 Con la prohibición temporal o definitiva del desarrollo de actividades.

b) En el caso de infracciones graves:

 Con la suspensión de la vigencia de la autorización ambiental integrada, la


autorización o aprobación del proyecto sometido a evaluación de impacto
ambiental, la licencia de actividades clasificadas u otras figuras de intervención
administrativa en las que se hayan establecido condiciones relativas a la
contaminación acústica, por un período de tiempo comprendido entre un mes y un
día y un año.

 Con la clausura temporal, total o parcial de las instalaciones por un período


máximo de dos años.

c) Para el caso de infracciones leves, la Ley 37/2003, del Ruido, recoge que las
ordenanzas locales podrán establecer, por la comisión de infracciones previstas por
aquéllas, las siguientes sanciones:

 Multas.

 Suspensión de la vigencia de las autorizaciones o licencias municipales por un


período inferior a un mes, en las cuales se hayan establecido condiciones
relativas a la contaminación acústica.

Por lo tanto, las ordenanzas podrán establecer, dentro de sus competencias, multas con
cuantías no superiores a las indicadas anteriormente y suspensión de autorizaciones o
licencias por un periodo que nunca podrá ser superior a un mes, en los casos de sanciones
leves.

Personas responsables

De conformidad con lo establecido en el artículo 160 de la Ley 7/2007, tendrán la


consideración de responsables de las infracciones en materia de contaminación acústica,
las siguientes personas físicas o jurídicas:

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 Los titulares de las autorizaciones, licencias o medios de intervención administrativa
correspondientes de la actividad causante de la infracción.

 Los explotadores o realizadores de la actividad.

 Las entidades o técnicos que emitan los estudios o certificados acústicos


correspondientes.

 El titular del vehículo de motor o ciclomotor.

 El causante de la perturbación acústica, excepto si se encuentran unidas a las


propietarias o titulares de la actividad o proyecto por una relación laboral, de servicio
o cualquier otra de hecho o de derecho, en cuyo caso responderán estas últimas,
salvo que acrediten la diligencia debida.

4.4. PROCEDIMIENTO SANCIONADOR

De acuerdo con lo dispuesto en los artículos 158 y 159 de la Ley 7/2007, la competencia
para el ejercicio de la potestad sancionadora en materia de ruido corresponde a la
Consejería competente en materia de medio ambiente o a los Ayuntamientos.

En los casos de infracciones a la normativa vigente en materia de contaminación


acústica, incluidas las ordenanzas municipales, respecto de las actividades que no estén
sometidas a autorización ambiental integrada o autorización ambiental unificada, el ejercicio
de la potestad sancionadora corresponde a los Ayuntamientos.

En los casos de infracciones respecto de las actividades que estén sometidas a


autorización ambiental integrada y autorización ambiental unificada, corresponde a la
Consejería competente en materia de medio ambiente el ejercicio de la potestad
sancionadora.

Las sanciones en materia de contaminación acústica cuando la potestad sancionadora


corresponde a la Consejería son:

 La persona titular de la Delegación Provincial correspondiente cuando la cuantía de


la multa no exceda de 60.000 euros.

 La persona titular de la Dirección General con competencia en materia de


contaminación acústica cuando la cuantía se encuentre entre 60.001 y 150.250
euros.

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 La persona titular de la consejería competente en materia de medio ambiente cuando
la cuantía se encuentre entre 150.251 y 300.500 euros.

 El Consejo de Gobierno cuando la cuantía exceda de 300.500 euros.

Cuando la competencia sancionadora corresponde a los Ayuntamientos, el ejercicio de


dicha potestad corresponde al órgano competente que determine la legislación local.

Se debe considerar como una infracción administrativa en materia de contaminación


acústica cualquier acción u omisión que sea contraria a la legislación vigente aplicable en
materia de contaminación acústica, sea ésta de carácter estatal, autonómico o local
(ordenanzas municipales).

Únicamente se podrán establecer infracciones y sanciones por medio de una norma con
rango de Ley, con independencia de que se desarrollen por otras normas de carácter
general.

En los supuestos en los que el infractor incumpla una sanción firme, la Ley 7/2007, de
Gestión Integrada de la Calidad Ambiental, prevé la posibilidad de imponer multas
coercitivas sucesivas, previo requerimiento al infractor para el cumplimiento de la sanción.
La cuantía de cada una de estas multas no superará un tercio de la multa fijada para la
infracción cometida.

Medidas provisionales

Las administraciones pueden adoptar medidas provisionales, en los casos de urgencia y


para la protección provisional de los intereses implicados, a través del órgano competente
para resolverlo. Estas medidas no sólo se podrán adoptar una vez iniciado el procedimiento
sancionador, sino que también podrán adoptarse antes de la iniciación del mismo en casos
de urgencia, existencia de un riesgo grave e inminente para el medio ambiente, seguridad y
salud de las personas.

También podrán adoptar medidas provisionales el órgano competente para iniciar el


procedimiento o el órgano instructor cuando existan razones de urgencia inaplazable, una
vez iniciado el procedimiento sancionador, con el fin de asegurar la eficacia de la resolución
final.

A los efectos del Reglamento se entenderá que existen razones de urgencia inaplazable
siempre que puedan producirse daños de carácter irreparable en el medio ambiente.

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Se podrán adoptar, entre otras, alguna o algunas de las siguientes medidas
provisionales:

a) Clausura temporal, parcial o total de las instalaciones.

b) Suspensión temporal de las autorizaciones ambientales para el ejercicio de la


actividad.

c) Parada de las instalaciones.

d) Precintado de obras, instalaciones, maquinaria, aparatos, equipos, vehículos,


materiales y utensilios.

e) Retirada o decomiso de productos, medios, materiales, herramientas, maquinarias,


instrumentos, artes y utensilios.

f) Cualesquiera medidas de corrección, seguridad o control que impidan la continuación


en la producción del riesgo o del daño.

g) Prestación de fianza.

En todo caso, se considerará que han de adoptarse estas medidas cuando en el informe
de inspección se determinen niveles de superación en 6 o más dBA, o ante el
incumplimiento reiterado de los requerimientos dirigidos a la adopción de medidas
correctoras.

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5. Metodología para la Medir el Ruido

5.1. EQUIPOS PARA MEDIR EL RUIDO

De acuerdo con la normativa actual, para la medida del ruido en elaboración de


estudios y ensayos acústicos, se utilizarán sonómetros o analizadores, así como
calibradores, de Tipo 1/clase 1, regulados en las normas técnicas UNE-EN 61260:1997 y
UNE-EN 61260/A1:2002. Por lo tanto, deben ser de la máxima fiabilidad siempre que la
medición forme parte del proceso de concesión de alguna autorización o conlleve el
posible inicio de un expediente sancionador.

Un sonómetro es un instrumento que responde ante un sonido de forma aproximada a


como lo haría el oído humano, utilizado para medir el nivel de presión sonora.

Como regla general se utilizarán:

a) Sonómetros integradores-promediadores, con análisis estadísticos y detector de


impulso, para medidas de inmisión y transmisión de ruidos.

b) Sonómetros con análisis espectral para medidas en bandas de tercios de octava,


para medición de aislamientos acústicos, y de inmisión y transmisión de ruidos.

En la mayoría de los casos de inspecciones de control de actividades sólo será preciso


utilizar un sonómetro y su calibrador.

Los calibradores se utilizan para asegurar la fiabilidad de los equipos. El calibrador


genera un tono de nivel estable a una frecuencia predeterminada, ajustándola a la lectura
del equipo y haciéndola coincidir con el nivel patrón generado por el calibrador.

Las principales partes de un sonómetro son:

 Micrófono: Convierte las variaciones de presión de las ondas sonoras en una


tensión eléctrica proporcional a la presión. Es el componente principal del
sonómetro y condiciona el resto de funciones.

 Amplificador: Su misión es amplificar la señal del micrófono lo suficiente como


para permitir la medida de los niveles más bajos de presión sonora, manteniendo
la amplificación constante.

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 Filtros de frecuencia. Es el conjunto de filtros eléctricos cuya respuesta simula la
respuesta auditiva humana. Compensa la diferencia de sensibilidad del oído
humano para las distintas frecuencias audibles.

 Indicador: una vez la señal ha sido amplificada, se muestra visualizada en el


indicador, que proporciona directamente el valor en dBA.

Figura 8: Sonómetro

A los sonómetros y calibradores utilizados para la evaluación del ruido les será de
aplicación lo dispuesto en la Orden de Ministerio de Fomento, de 25 de septiembre de
2007, por la que se regula el control metrológico del estado de los instrumentos
destinados a la medición de sonido audible y de los calibradores acústicos. El plazo de
validez de la verificación de los instrumentos de medida será de un año. La entidad que
realice dicha verificación emitirá un certificado de acreditación de la misma, de acuerdo
con la Orden citada.

Según la legislación, se deberá comprobar la calibración del sonómetro antes y después


de cada inspección, admitiéndose desviaciones de hasta 0,3 dB respecto al nivel de
referencia proporcionado por el calibrador.

5.2. PROCEDIMIENTOS Y MÉTODOS PARA MEDIR EL RUIDO

Los procedimientos para medir el ruido se regulan en el Decreto 6/2012, Reglamento de


Protección contra la Contaminación Acústica, que constituye la norma de referencia en

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Andalucía para el control y evaluación de la contaminación acústica. Para determinar si se
cumplen las exigencias establecidas en este Reglamento, se hace necesario disponer de
datos objetivos a la hora de determinar el cumplimiento de los límites de emisión acústica.
En consecuencia, se hace imprescindible la realización de mediciones.

Cuando estamos tratando de comprobar si un emisor acústico cumple con las


limitaciones que le son exigibles, lo que realmente estamos comprobando es si genera o no
contaminación acústica en su entorno. Para ello, se deja de un lado la subjetividad del ruido
y se concreta la contaminación acústica por medio de un valor obtenido en unas condiciones
determinadas en la legislación vigente, a través de los protocolos de medida.

La medición del ruido constituye, por tanto, un procedimiento a través del cual podremos
cuantificar el nivel de contaminación acústica, permitiendo así que cada administración
pueda ejercer las potestades atribuidas en esta materia y determinar qué medidas se hace
necesario adoptar en cada momento.

Medida del ruido de fondo

La evaluación de los distintos emisores acústicos se realiza mediante la determinación de


los niveles de presión sonora emitidos al ambiente exterior o, en su caso, transmitidos a
locales acústicamente colindantes. Para determinar estos niveles, no sólo será necesario
medir mientras el emisor objeto de inspección está en funcionamiento, sino que también
será necesario medir mientras dicho emisor está parado, al objeto de determinar cuáles son
los niveles atribuibles al resto de emisores que actúan en el ambiente.

Cuando realizamos la medida con el emisor en funcionamiento, lo que estamos


evaluando es el nivel compuesto por los niveles provenientes de este emisor y los
originados por el resto de emisores existentes que afectan al punto de medición, no siendo
suficiente éste valor para determinar si se superan los límites establecidos en el
Reglamento, ya que éstos límites se refieren exclusivamente a los niveles transmitidos por el
emisor objeto de la inspección.

Por lo tanto, resulta absolutamente necesario determinar cuáles son los niveles que
aportan el resto de emisores acústicos que actúan durante el periodo en que hemos medido
con el emisor a inspeccionar en funcionamiento. A esos niveles se les conoce como “ruido
de fondo”.

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En consecuencia, las mediciones efectuadas sin evaluar el ruido de fondo no pueden ser
las únicas consideradas para determinar el cumplimiento o no de los límites fijados en la
normativa.

Como no es posible determinar con una sola medida ambas componentes, resulta
imprescindible que se realicen dos mediciones. La primera de ellas se realizará con el
emisor a inspeccionar en funcionamiento, a la que se denomina “medida del nivel global”, y
a continuación se realizará una segunda medición con el emisor parado, la cual nos servirá
para determinar el ruido de fondo. La diferencia energética entre ambos valores nos dará el
nivel transmitido.

Ambas medidas, tanto la medida tomada con el emisor en funcionamiento como la


medida del ruido de fondo, se deben realizar en el mismo punto, con las mismas exigencias
y lo más próximas en el tiempo como sea posible.

Podría darse el caso de que no fuese posible que el foco emisor dejara de funcionar a
voluntad del técnico que realiza la inspección. Un ejemplo de ello sería el hecho de tener
que medir el ruido transmitido por una sala de fiestas a una vivienda colindante. En este
caso, habría que medir el ruido de fondo lo más próximo posible al momento en que la
actividad dejara de funcionar. De esta circunstancia se debería dejar constancia en el
informe técnico por parte del inspector, siendo éste un inconveniente importante, ya que se
abre la puerta a que se alegue la nulidad de la inspección por no haber medido el ruido de
fondo. De ahí la importancia de especificar en las ordenanzas municipales que “el ruido de
fondo se medirá o evaluará”, en función de determinadas circunstancias.

Para que la evaluación del ruido transmitido sea correcta, tendremos que estar seguros
de que el ruido de fondo existente cuando medimos sin el emisor en funcionamiento sea
igual o similar al que existía durante la medición del nivel global. De lo contrario, podríamos
estar asignando al emisor niveles correspondientes al ruido de fondo. Un ejemplo de ello
podría ser el hecho de que durante la medición con el emisor en funcionamiento circulase
por las proximidades una ambulancia en servicio de urgencia haciendo uso de señales
acústicas. En este caso, es muy probable que el valor del nivel global se incrementase
debido a esta circunstancia y que, a la hora de determinar su diferencia con respecto al
ruido de fondo, se asignaran al emisor niveles que no le corresponden.

En todos los casos de medida o evaluación del ruido de fondo se deberán tener en
cuenta las siguientes circunstancias:

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a) Cuando la diferencia entre el nivel global y el que define el ruido de fondo es inferior
a 3 dBA, aun cuando matemáticamente se puede determinar el ruido transmitido por
diferencia logarítmica, es aconsejable desechar la medición y repetirla en los
momentos en que desciendan los niveles de ruido de fondo.

b) Cuando el nivel global sea igual al nivel del ruido de fondo, no se podrá determinar
con exactitud el valor del nivel transmitido.

c) El nivel del ruido de fondo nunca será superior al nivel global.

Mediciones con ventanas cerradas

En la normativa autonómica, estatal e incluso europea se establece que los protocolos de


medición de los niveles transmitidos al interior de locales se deben realizar con las ventanas
cerradas.

El hecho de que se haya establecido esta condición cuando la medida se tome en el


interior de locales obedece a una serie de razones de tipo técnico. Los valores límite de los
distintos índices definidos por diferentes organismos e instituciones, entre ellos la OMS, han
sido establecidos mediante estudios de molestias realizados en determinadas condiciones.
Entre estas condiciones se encuentra que la evaluación de los niveles máximos
recomendables para cada ambiente se ha realizado con las ventanas cerradas.

En consecuencia, si pretendemos medir con las ventanas abiertas, se deberán realizar


nuevos estudios de molestia y determinar nuevos valores límite.

Además, éstas no son las únicas razones que obligan a realizar este tipo de mediciones
con ventanas cerradas. En el caso de mediciones de control de los ruidos transmitidos por
un emisor a locales acústicamente colindantes con él, cuanto menor sea el nivel de fondo
del local receptor, más fácil y con menos error se podrá determinar el nivel transmitido. En
estos casos, realizar la medición con las ventanas abiertas no aporta ninguna información
válida y dificulta la precisión de la misma a la hora de establecer los niveles transmitidos.

En aquellos casos en los cuales se interprete que las molestias que se produzcan en el
interior de un local pudieran venir de un foco emisor situado fuera de la edificación que
alberga a la vivienda, y que las molestias generadas en ésta llegan por la propagación a lo
largo del espacio exterior comprendido entre el foco y la vivienda, habrá que tener en cuenta
que:

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a) Los niveles que la legislación mundial establece para los límites transmitidos por
emisores acústicos al exterior están calculados de tal forma que, considerando un
aislamiento de exigencia baja a las fachadas de las edificaciones afectadas, no
supongan niveles transmitidos superiores a los considerados como adecuados al uso
de las mismas.

b) Las únicas exigencias que se pueden imponer al titular de un foco emisor acústico
son las que se marcan en la legislación: no transmitir niveles superiores a los
establecidos a locales acústicamente colindantes y al ambiente exterior. En ningún
caso se le puede imponer un aislamiento superior al necesario para cumplir con
ambas exigencias y, mucho menos, una exigencia de aislamiento en función de los
aislamientos de las viviendas que se encuentren en su entorno.

Por estos motivos, siempre que se quiera comprobar si se cumplen los límites de niveles
máximos transmitidos por una actividad, se debe medir con las ventanas cerradas.

Las medidas con ventanas abiertas se podrían realizar con un mero carácter informativo,
o bien para determinar si el problema de ruido en el interior de la vivienda es consecuencia
de un aislamiento deficiente de la fachada del edificio. En este último caso, si se demuestra
que la superación de niveles acústicos dentro de la edificación es atribuible a un defecto
constructivo del edificio, se podría iniciar un procedimiento jurídico encaminado a la
implantación de medidas correctoras por parte de los responsables de la obra.

Procedimiento para medir el ruido de actividades

Cuando procedemos a realizar inspecciones para comprobar si se superan los niveles


establecidos en el Reglamento, no estamos comprobando si un determinado emisor genera
molestias, sino que estamos comprobando si el emisor transmite niveles de presión sonora
superiores a los fijados en la normativa. En el caso de no superarlos, se puede considerar
que el emisor es objetivamente legal. El hecho de que haya personas a las cuales los
niveles de ruido constatados les generen molestias deberá ser considerarlo como un hecho
subjetivo, como ya se ha visto con anterioridad.

En toda inspección es importante enfocar las mediciones hacia la obtención de valores


válidos, coherentes, representativos y suficientes.

Por este motivo, es necesario seguir fielmente el protocolo de medida que se establece
en el Reglamento. Tan importante o más que el protocolo indicado es el hecho de que,
cuando se terminen las mediciones estipuladas, deberemos estar firmemente convencidos

Vigilancia, Inspección y Control del Ruido por la Policía Local© 66


de que hemos medido lo que queríamos medir y de que lo hemos medido bien. Y si para ello
tenemos que realizar un número de mediciones mayor que las estipuladas en el protocolo o
en condiciones distintas de funcionamiento, habrá que hacerlas.

Antes de dar por terminada la inspección, cuando se considere que se han realizado
todas las mediciones, deberemos estudiar los resultados obtenidos, comprobar si son
coherentes y, como se ha dicho anteriormente, estar completamente seguros de que se ha
medido lo que se quería medir. En caso contrario, la inspección no se debe dar por
terminada.

Cómo acometer las mediciones en actividades

Son varias las formas de acometer la realización de las mediciones acústicas durante una
inspección. Para una buena ejecución del cometido de toda inspección acústica, se
establecen unas pautas cuyo objetivo no es otro que el de evaluar lo más fielmente posible
los niveles transmitidos por la actividad objeto de control.

Antes de realizar cualquier inspección, es aconsejable comprobar si el foco emisor está


sujeto a la correspondiente licencia o autorización municipal. En caso de ser así, se
comprobará si dispone de ésta, si la misma se encuentra en trámite o si ni siquiera la ha
solicitado. Estos datos, aunque no influyen en la necesidad de realizar la correspondiente
inspección ni en la forma de realizarla, sí son necesarios a la hora de determinar las
infracciones cometidas.

Teniendo en cuenta que en el Reglamento se establecen límites tanto para los niveles
transmitidos al exterior como al interior de los locales acústicamente colindantes, será
necesario realizar obligatoriamente mediciones de los niveles sonoros transmitidos a los dos
ámbitos. Siempre, se deberán realizar las mediciones que el protocolo de medida establece
en el exterior y, sólo en el caso de que las molestias se generen en locales acústicamente
colindantes, en el interior de los mismos.

Según la definición recogida en el propio Reglamento, entendemos que dos locales son
acústicamente colindantes cuando exista transmisión estructural por los elementos sólidos
de la edificación.

Las mediciones se llevarán a cabo siguiendo los criterios que se indican a continuación:

 Sera preceptivo que antes y después de cada medición se realice una verificación
acústica de la cadena de medición mediante un calibrador sonoro, que garantice un
margen de desviación no superior a 0,3 dB respecto del valor de referencia inicial.

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Dicho calibrador deberá contar con el correspondiente certificado de
calibración/verificación.

 En todos los casos la medición se llevará a cabo en el lugar en que su valor sea más
alto, por lo que será necesario realizar unas primeras medidas de control para
definirlo, en el caso de que no pudiera detectarse sin necesidad de medición.

 Para determinar el valor final de la medición (LKeq,Ti), se realizarán, al menos, tres


mediciones de una duración mínima de 5 segundos cada una, con intervalos de
tiempo entre cada una de las medidas de un mínimo de 3 minutos.

 Se tomará como resultado de la medición el valor más alto de los obtenidos.

 Las medidas se considerarán válidas cuando la diferencia entre los valores extremos
obtenidos sea menor o igual a 6 dBA. Si la diferencia fuese mayor, se deberá
proceder a la obtención de una nueva serie de tres mediciones.

Inmediatamente después de cada medición con la actividad en marcha, se procederá a la


medida del ruido de fondo de forma análoga a la descrita para la medida del LKeq,Ti,
manteniendo invariables las condiciones del entorno.

Ningún valor del ruido de fondo deberá diferir en menos de 3 dBA respecto al foco emisor
en funcionamiento. En caso contrario, no será posible determinar el valor del nivel de ruido
transmitido.

Medidas en locales acústicamente colindantes

Como hemos visto anteriormente, y atendiendo a la definición del propio Reglamento, se


deberá medir en el interior de los locales cuando exista transmisión acústica a través de los
elementos sólidos de la edificación. Por lo tanto, en el caso de que las reclamaciones
provinieran de un vecino cuya vivienda comparte la estructura del edificio en que se
encuentran ubicado el foco emisor, aunque las reclamaciones fueran de un vecino situado
en la cuarta planta y el foco emisor estuviera ubicado en un local de la planta baja, habría
que medir en el interior de la vivienda del reclamante, por ser ambos locales acústicamente
colindantes.

Una vez determinados los puntos de medición, se situará el sonómetro en posición


procurando que se mantengan las siguientes distancias:

 A una altura sobre el suelo de 1,5 m.

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 Siempre que sea posible, al menos a 1 m. de cualquier pared o superficie que pueda
modificar las condiciones acústicas del recinto.

 Siempre que sea posible, a no menos de 1,5 m. de cualquier ventana.

Si no fuese posible mantener dichas distancias por las dimensiones de la habitación, las
medidas se realizarán en el centro de la misma, dejando constancia de esta circunstancia en
la correspondiente acta de inspección.

Figura 9: Situación del punto de medida

Como ya se ha indicado, si algún valor que difiere en más de 6 dBA del resto de los
valores obtenidos en la serie de medidas, antes de desechar la medida, se deberá investigar
cuál es el origen del valor. Si se debiera a un hecho accidental como pueda ser, por
ejemplo, el hecho de que en el momento de tomar la medida se encontrase circulando por
las proximidades algún camión o autobús, se desechará esa medida y se realizará una
nueva. Si el origen del valor es originado por una acción propia de la actividad, ésa será la
única medida válida de la serie y se deberá completar con mediciones realizadas cuando se
produce dicha acción.

Medida de niveles transmitidos al exterior

Aun siendo el caso de que la inspección sea originada por reclamaciones de un local
acústicamente colindante, hay que tener en cuenta que el Reglamento establece también
límites a los niveles emitidos al ambiente exterior, por lo que resulta necesario medir
también en el exterior del local. Por lo tanto, se deben controlar los niveles transmitidos a
“todos los exteriores”, es decir, si la actividad tiene varias fachadas a la vía pública, se

Vigilancia, Inspección y Control del Ruido por la Policía Local© 69


deberán realizar controles en cada una de ellas para determinar el punto de máxima
afección acústica.

En aquellos casos en los que se presentan reclamaciones contra emisores acústicos y


éstos no son acústicamente colindantes con el domicilio del denunciante, no se deberá
medir en la vivienda de la persona reclamante. Únicamente se deberán comprobar los
niveles transmitidos al exterior por el emisor y, siempre que existan, en los locales
colindantes a él.

Los controles de los niveles transmitidos al exterior se deben realizar exactamente igual
que los realizados para los niveles transmitidos al local colindante, con una especial
atención en la posible influencia del ruido de fondo.

Es obligatorio que todas las mediciones realizadas en el exterior se hagan colocando al


micrófono la correspondiente pantalla antiviento. Asimismo, cuando la velocidad del viento
en el punto de evaluación sea superior a 5 m/s., se desistirá de la medición.

Para las mediciones de niveles sonoros transmitidos al exterior:

 El punto de medición deberá situarse a 1,5 m. del límite de la propiedad y a 1,5 m. de


altura.

 En el caso de que lo que se esté evaluando sea maquinaria ruidosa situada en la


cubierta de un edificio, el punto de medición se situará a 1,5 m. del límite de la misma
y a 1,5 m. de altura sobre el nivel de la azotea. Sin embargo, si la maquinaria
perteneciente a la actividad está situada en una azotea considerada zona común
transitable del edificio, podría evaluarse a 1,5 m. de la maquinaria en cuestión y a 1,5
m. de altura.

Vigilancia, Inspección y Control del Ruido por la Policía Local© 70


 Para la evaluación de maquinaria ruidosa en fachada, se escogerá igualmente el
punto de medición a 1,5 m. del límite de la propiedad y a 1,5 m. de altura sobre el
suelo.

Figura 10: Situación del punto de medida

Procedimiento para medir el ruido de vehículos a motor

En lo que se refiere al ruido que pueden emitir los vehículos a motor en relación con la
homologación de éstos, la regulación viene recogida en la legislación española en el artículo
18 del Real Decreto 1367/2007, que desarrolla la Ley del Ruido, en el que establece que los
procedimientos que se deben seguir corresponden a los marcados por directivas europeas.
Por lo tanto, estos procedimientos están homologados para toda la Unión Europea.

Para el control del mantenimiento de las condiciones acústicas de homologación en un


vehículo en circulación, que es el control que realmente interesa y sobre el que las
administraciones pueden ejercer la función de vigilancia, en especial la local, sólo es
necesario realizar el control de las emisiones acústicas mediante el ensayo con el vehículo
parado.

Para el desarrollo de la prueba, se establece que el vehículo debe mantenerse con el


motor marcha y sin ninguna velocidad engranada. A continuación, se le acelerará el motor

Vigilancia, Inspección y Control del Ruido por la Policía Local© 71


hasta un número determinado de revoluciones por minuto y, una vez alcanzado, se medirán
los niveles sonoros mediante un sonómetro situado en una posición concreta.

También se establecen unos requisitos que se deben cumplir en el lugar en el que se


realice el ensayo acústico. La prueba debe realizarse al aire libre, la superficie no podrá ser
de tierra y no deberá haber ningún obstáculo notable en el interior de un perímetro fijado
mediante un rectángulo cuyos lados se encuentren, como mínimo, a una distancia de 3 m.
de los extremos del vehículo. Además, para que la medición sea válida, los niveles de ruido
ambiente deben ser inferiores en 10 dBA al nivel de ruido límite de comparación del vehículo
en el ensayo.

Igualmente, se comprobará la calibración del sonómetro antes y después de cada serie


de ensayos, siendo aconsejable disponer de un trípode para la correcta situación del
sonómetro.

Método de medida

En la Instrucción Técnica 7 del Reglamento, donde se regula el procedimiento de medida


para vehículos de motor y ciclomotores, se establece que tanto para las mediciones de
vehículos de cuatro ruedas como para la de motocicletas y ciclomotores el vehículo será
colocado en el centro de la zona de ensayo, con la palanca de cambio de velocidades
colocada en el punto muerto y el motor embragado.

El sonómetro se situará, a ser posible, sobre un trípode y de la siguiente forma:

 La altura del micrófono respecto al suelo debe ser igual a la del orificio de salida de
los gases de escape, con un valor mínimo de 0,2 m., con la membrana orientada
hacia el orificio de salida de gases y a una distancia de 0,5 m. de él.

 El eje de sensibilidad máxima del micrófono debe ser paralelo al suelo y formar un
ángulo de 45º +10º con el plano vertical que determina la dirección de salida de los
gases.

 En el caso de escapes de dos o más salidas que disten entre sí menos de 0,3 m., se
hace una sola medida quedando determinada la posición del micrófono con relación
a la salida más alta desde el suelo.

 Para los vehículos cuyo escape consta de varias salidas, con sus ejes a distancias
mayores 0,3 m., se hace una medida para cada salida, como si cada una de ellas
fuera única, y se considerara el valor del nivel máximo de emisión

Vigilancia, Inspección y Control del Ruido por la Policía Local© 72


Una vez comprobada la calibración del sonómetro y situado el vehículo y el equipo de
medida, se procederá a la medición conforme a los pasos siguientes:

1. Se acelerará el motor del vehículo hasta alcanzar un régimen estabilizado. Este


régimen será estabilizado a ¾ de las revoluciones. En el caso de que se trate de
ciclomotores, motocicleta o quads, cuyo régimen máximo de revoluciones del motor
sea superior 5.000 r.p.m., el régimen será estabilizado a ½ de las revoluciones.

2. Una vez alcanzado el régimen, se estabilizará durante un breve espacio de tiempo,


trascurrido el cual se lleva rápidamente el mando de aceleración a la posición de
ralentí. El nivel sonoro se mide durante un período de funcionamiento que
comprende un breve espacio de tiempo a régimen estabilizado más toda la duración
de la deceleración, considerando como resultado válido de la medida el
correspondiente a la indicación máxima del sonómetro.

3. Serán efectuadas tres medidas, hechas una inmediatamente después de la otra, que
serán consideradas válidas si la desviación entre los resultados de las tres medidas
no son superiores a 2 dBA.

4. El valor más elevado obtenido en estas tres medidas será considerado como el
resultado de la medición.

Vigilancia, Inspección y Control del Ruido por la Policía Local© 73


El Reglamento establece que para estabilizar el régimen del motor se utilizará un
tacómetro independiente, pero los diseños de los motores modernos hacen complicado que
esto pueda ser así, ya que por lo general son herméticos y no disponen de bobina a la que
conectarlo. Además, la gran mayoría de los vehículos que hoy día están en circulación
tienen uno ya incorporado. Para el caso de motocicletas y ciclomotores, que en muchos
casos no disponen de indicador de régimen de revoluciones del motor, el procedimiento
normalmente utilizado es el de, una vez comprobado el recorrido total del acelerador, llevar
éste a una posición próxima a los ¾ ó ½ de dicho recorrido, dependiendo del caso.

Figura 11: Situación del punto de medida para vehículos


de dos ruedas, cuadriciclos y quads

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Figura 12: Situación del punto de medida para
vehículos de cuatro ruedas

Procedimiento de denuncia y sanción

El control e inspección de los vehículos ruidosos recae principalmente en los agentes de


la Policía Local debido a las competencias atribuidas en materia de vigilancia y regulación
del tráfico, así como en el cumplimiento de las ordenanzas municipales. Sin embargo, otros
funcionarios con competencias en el control del ruido también pueden realizar la inspección
de estos vehículos.

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En el caso de que un agente de la Policía Local considere, a su juicio, que un vehículo
emite ruidos superiores a los autorizados, deberá detenerle y notificar a su conductor que
tiene la obligación de presentarlo, en un plazo máximo igualmente indicado, en el lugar
seleccionado para los controles, haciéndole entrega de la correspondiente notificación.

Presentado el vehículo al control correspondiente y realizada la prueba, en función de los


resultados de la medición, se actuará de la siguiente forma:

a) En caso de que no se superen los límites establecidos, se le entregará la


correspondiente copia del acta de inspección, en la que quedarán reflejados los
niveles obtenidos.

b) En caso de que se superen los límites establecidos, se le comunicará el inicio del


correspondiente expediente sancionador, dándole un nuevo plazo para que corrija
las deficiencias.

c) En el caso de que el vehículo no se presentase en el plazo establecido, se iniciará el


correspondiente expediente sancionador por no haber llevado el vehículo a la
revisión cuando así se le ordenó.

En aquellos casos en los que el conductor sea reincidente, se producirá un aumento tanto
en la graduación de la infracción como en la cuantía de la sanción, pudiéndose llegar a la
retirada del vehículo y al precintado del mismo, en el caso de que la ordenanza así lo
establezca.

Los agentes de la autoridad encargados de la vigilancia del tráfico también podrán


proceder a la inmovilización del vehículo cuando se superen los niveles de ruido permitidos
reglamentariamente, de acuerdo con el artículo 104.1 del Real Decreto Legislativo 6/2015,
de 30 de octubre, por el que se aprueba la Ley sobre Tráfico, Circulación de Vehículos a
Motor y Seguridad Vial.

De igual forma, en algunas ordenanzas municipales también se establece la posibilidad


de inmovilizar, como medida provisional, a todos los vehículos que superen en más de 7
dBA los límites autorizados, circulen sin silenciador o con silenciadores trucados, pudiendo
incluso ordenar su retirada y traslado a algún depósito municipal, del cual sólo podrán ser
recuperados siempre y cuando:

 Se suscriba un documento de compromiso de reparación y de nueva presentación


del vehículo a los controles acústicos debidamente corregido, y de no circular hasta

Vigilancia, Inspección y Control del Ruido por la Policía Local© 76


tanto no supere favorablemente las pruebas, utilizando un sistema de remolque o
carga del vehículo para transportarlo hasta un taller de reparación.

 Se abonen las tasas que por retirada y depósito del vehículo que estén establecidas
en la correspondiente ordenanza fiscal.

Algunas ciudades, ante la falta de medios para proceder a las comprobaciones del nivel
sonoro, establecen en sus ordenanzas que los agentes de Policía Local, en determinadas
circunstancias, cuando detecten un vehículo ruidoso dando muestras claras y evidentes de
superar los límites establecidos, notificarán al propietario del vehículo la obligación de remitir
a las dependencias de la Policía Local, en un plazo determinado, informe de comprobación
del nivel sonoro del vehículo extendido por estación de ITV, a la vista del cual se podrá
iniciar, en su caso, el correspondiente expediente sancionador.

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6. Bibliografía
Normativas:

 Directiva 2002/49/CE del parlamento europeo y del consejo, de 25 de junio de 2002,


sobre evaluación y gestión del ruido ambiental.

 Ley 37/2003, de 17 de noviembre, del Ruido.

 Real Decreto 1513/2005, de 16 de diciembre, por el que se desarrolla la Ley


37/2003, de 17 de noviembre, del Ruido, en lo referente a la evaluación y gestión del
ruido ambiental.

 Real Decreto 1367/2007, de 19 de octubre, por el que se desarrolla la Ley 37/2003,


de 17 de noviembre, del Ruido, en lo referente a zonificación acústica, objetivos de
calidad y emisiones acústicas.

 Ley 7/1994, de 18 de mayo, de Protección Ambiental.

 Decreto 74/1996, de 20 de febrero, por el que se aprueba el Reglamento de Calidad


del Aire.

 Orden de 23 de febrero de 1996, que desarrolla el Decreto 74/1996, de 20 de


febrero, por el que se aprueba el Reglamento de Calidad del Aire, en materia de
medición, evaluación y valoración de ruidos y vibraciones.

 Decreto 326/2003, de 25 de noviembre, por el que se aprueba el Reglamento de


Protección contra la Contaminación Acústica en Andalucía.

 Ley 7/2007, de 9 de julio, de Gestión Integrada de la Calidad Ambiental.

 Decreto 6/2012, de 17 de enero, por el que se aprueba el Reglamento de Protección


contra la Contaminación Acústica en Andalucía.

 Real Decreto 1371/2007, de 19 de octubre, por el que se aprueba el documento


básico «DB-HR Protección frente al ruido» del Código Técnico de la Edificación y se
modifica el Real Decreto 314/2006, de 17 de marzo, por el que se aprueba el Código
Técnico de la Edificación.

 Ley 5/2010, de 11 de junio, de Autonomía Local de Andalucía.

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 Ley 7/1985, de 2 de abril, reguladora de las Bases del Régimen Local.

 Real Decreto Legislativo 6/2015, de 30 de octubre, por el que se aprueba el texto


refundido de la Ley sobre Tráfico, Circulación de Vehículos a Motor y Seguridad Vial.

 Real Decreto 2028/1986, de 6 de junio, por el que se establecen las normas para
aplicación de Directivas comunitarias relativas a la homologación de tipos de
vehículos, remolques, semirremolques y sus partes y piezas.

 Decreto 1439/1972, de 25 de mayo, sobre homologación de vehículos automóviles


en lo que se refiere al ruido por ellos producido.

 Real Decreto 212/2002, de 22 de febrero, por el que se regulan las emisiones


sonoras en el entorno debidas a determinadas máquinas de uso al aire libre.

Páginas Webs:

 www.insht.es

 rodin.uca.es

 www.msssi.gob.es

 www.juntadeandalucia.es

 sicaweb.cedex.es

 www.dipucadiz.es

 www.sevilla.org

 www.lineaverdemunicipal.com

 es.wikipedia.org

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