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1.

La primera gran conclusión y por mucho que duela, es la objetiva


realidad de que entre todos nos hemos cargado el planeta Tierra, el
Cambio Climático ya es una realidad, una triste y áspera realidad,
nuestra codicia ha sido tan abrumadora que en nombre del «desarrollo y
la calidad de vida» hemos sido capaces de adelantar la llegada del
Cambio Climático. Las previsiones más alarmistas han sido superadas y
nuestros pecados capitales nos están condenando a ritmos vertiginosos.
Sin embargo, todavía hay puerta para la esperanza, pero es necesario
actuar de manera urgente y coordinada a nivel mundial, no basta con
buenos propósitos y bellas palabras, debemos pasar a la acción de
manera urgente.

China el país más contaminante del planeta, se ha puesto manos a la


obra, y si ellos lo han hecho no hay excusa para el resto de países.

2. La segunda conclusión importante, es que cuando hablamos de Cambio


Climático no estamos hablando única y exclusivamente de un tema
medioambiental, sino de un tema con importantes consecuencias
económicas y sociológicas.
Me ha impactado, por ejemplo, conocer que Miami tiene un presupuesto
de más 400 millones de dólares para la instalación de bombas de agua y
para la realización de las obras necesarias para elevar el nivel de sus
calles para conseguir el transitorio objetivo de retrasar 40 años, la
irremediable inundación de sus calles debido al incremento del nivel del
mar; millones que obviamente salen de los impuestos de los ciudadanos
de Miami.
En palabras del Presidente Obama, para Estados Unidos, el Cambio
Climático es una cuestión de seguridad nacional; gran parte de la
población mundial vive cerca del océano, por lo que si esta población
empieza a trasladarse, habrá escasez de recursos en otras zonas y
habrá competitividad y conflictos entre los pueblos
Así pues, y este es un mensaje para nuestro recientemente estrenado
Ministro de Energía español, el Sr. Álvaro Nadal; el coste de no apostar
decididamente por un nuevo modelo energético basado en las energías
limpias va a ir mucho más allá, que el coste de un déficit tarifario virtual,
no auditado e imputado malintencionadamente al 100% a las EERR, que
a fin de cuentas ha servido y sigue sirviendo para proteger los intereses
y beneficios y statuo quo de las grandes empresas pertenecientes al
oligopolio eléctrico español.
3. La tercera de las conclusiones a la que me ha llevado el documental, es
que las energías renovables son sin lugar a dudas parte importante de la
solución, pero no son la solución por si solas.
¿Es justificable que un ciudadano de Estados Unidos consuma 10 veces
más que un ciudadano chino, 2,2 veces más que un japonés, 31 veces
más que en un indio y 61 veces más que un nigeriano? Sunita Narain,
directora del Centre for Science and Evironment en Delhi, asegura que
no nos bastará con usar las energías renovables; el consumo y el estilo
de vida deben estar en el centro del debate del Cambio Climático.
Los países desarrollados deben ser ejemplo para los 1.000 millones de
personas en todo el mundo que todavía hoy no tienen acceso a la
electricidad. Si éstos siguen derrochando energía acabarán haciéndole
un agujero al planeta afirma Narain.
4. Cuarta gran conclusión, la transición a las energías renovables es
demasiado lenta, por lo que el único camino posible para acelerar el
cambio de modelo energético necesario es imponer un impuesto a toda
aquella actividad que emita carbono, tal y como propone el profesor de
Harvard, el señor Gregory Mankiw.
Desgraciadamente, en España a día de hoy, no sólo estamos muy lejos
del impuesto al carbono, sino que estamos sufriendo el famoso impuesto
al sol que dificulta la implantación masiva del autoconsumo solar en
nuestro país.
5. Quinta conclusión, el Acuerdo de París alcanzado en diciembre del año
2015 en la Conferencia de las Naciones Unidas, fue un acuerdo histórico
en el que 193 países, entre los que se encontraban las principales
potencias mundiales, se comprometieron a hacer todo lo está en sus
manos para luchar contra el Cambio Climático, estableciendo por
primera vez unos objetivos concretos y unas metodologías para su
seguimiento y verificación.
Sin embargo, y ya lo comentábamos en una entrada en este mismo
blog, dicho acuerdo tiene algunas debilidades que conviene no olvidar:
no define planes de actuación concretos para la consecución de
objetivos acordados, no establece multas por incumplimiento de los
compromisos, y ni mucho menos menciona el impuesto al carbono
como medida crucial para abordar el Cambio Climático, por lo que fía su
éxito, únicamente a la buena voluntad y compromiso de todos los
estados firmantes.

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