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César Lomboroso

Criminólogo italiano. Ingenio muy


precoz, a los quince años
publicó Sàggio di studi sulla Repubblica
Romana (1850), donde establece las
diferencias entre la civilización
romana y la italiana de su tiempo.
Sin embargo, su genialidad sólo
quedaría plenamente revelada en el
estudio de la antropología. A lo largo
de toda su actividad demostró un
interés particular por la psiquiatría.

En 1859 se doctoró en Medicina en Pavía con la tesis Ricerche sul


cretinismo in Lombardia; posteriormente enseñó en la universidad
local, y fue director del manicomio de la citada población. Por
aquel entonces Cesare Lombroso publicó Genio y locura (1864) y El
hombre delincuente (1876). Más tarde pasó a Turín, donde entre
1876 y la fecha de su muerte desempeñó en la universidad,
sucesivamente, las cátedras de Medicina legal, Psiquiatría y
Antropología criminal. Entre sus restantes obras cabe
mencionar La mujer delincuente, la prostituta y la mujer normal, así
como El hombre blanco y el hombre de color.

Los principales campos de su investigación fueron la genialidad,


la delincuencia y la pelagra. Si bien poseedor de una gran
intuición, careció de sentido crítico, y no profundizó en las causas
de las cuestiones estudiadas. Muchas de sus teorías se hallan hoy
completamente caducadas. Sin embargo, a los estudios médico-
antropológicos de Lombroso sobre el delincuente se deben las
bases de la antropología criminal que ha inspirado las nuevas
concepciones del derecho real y de la administración de justicia.

Defiende que un delito es el resultado de los impulsos o


tendencias innatas de una persona y que pueden observarse
ciertos rasgos físicos en los delincuentes habituales. Estos rasgos
van desde asimetrías craneales hasta la forma de la mandíbula o
de las orejas.
Enrico Ferri
Criminalista y político
italiano. Es el máximo
representante italiano de
la escuela positivista de
derecho penal y está
considerado como el
creador de la
criminología moderna.
Como seguidor del
positivismo imperante
durante la segunda
mitad del siglo XIX,
aceptó por completo las
implícitas actitudes
deterministas de tal
corriente. Ya en la tesis
de su doctorado, La teoría
de la imputabilidad y la negación del libre albedrío, destaca netamente
este aspecto de su formación espiritual y de sus ideas: cree que
el delincuente actúa por causas ajenas a su voluntad y que deben
buscarse en la sociedad.

La primera parte de su tesis trata de refutar en sentido filosófico


los argumentos que pretenden sostener el libre albedrío,
suponiendo un riguroso determinismo que se aplica también a las
actividades humanas: éstas son espontáneas, pero siempre
necesitadas de motivos que quitan la libertad. Aplicando estas
premisas al derecho penal, Ferri afirma que el delito es imputable
al delincuente, pero no deseado libremente por éste; en realidad,
actúa por causas que física o psíquicamente condicionan su
voluntad. Por tanto, la sociedad no puede castigar, sino tan sólo
defenderse contra el desorden que el individuo produce en una
convivencia humana organizada; la sociedad debe asimismo
prevenir el delito, evitando los motivos del mal y acrecentando
en diversas formas los del bien.

La teoría de la imputabilidad, examinada desde este punto de


vista positivista, forma la segunda parte de su tesis, donde son
estudiadas las causas dirimentes y atenuantes de la misma
imputabilidad, como la falta de discernimiento, la enfermedad
mental, el sueño y la embriaguez, el impulso de los afectos, etc.,
porque la amenaza legislativa con que la sociedad apremia para
prevenir, y la medida de su defensa, en caso de que el delito se
haya perpetrado, no pueden actuar si no son previstas por la
razón. En el aspecto filosófico, los argumentos de que se vale
Enrico Ferri para negar el fundamento del libre albedrío son hoy
reconocidos como de escaso valor y casi ingenuos; sin embargo,
se le reconoce el mérito de haber dado a conocer a los juristas la
gravedad del problema, en vez de adaptar sus soluciones a
normas tradicionales gratuitamente aceptadas.
Rafal Garofalo
Fue un jurista italiano experto en
criminología. Además, fue el
primer autor en utilizar este
término para referirse a la ciencia
de estudiar a los delincuentes,
delitos y controles sociales
pertinentes a un crimen o a un
potencial crimen. Sus posturas
iban en contra de lo que se creía
correcto por parte de la Escuela
Clásica de la criminología.
Llevó la contraria a las ideas de su
maestro Cesare Lombroso, quien
había sido considerado el padre de
la criminología en su momento.
Garofalo difirió de la creencia
vigente a mediados del siglo XIX en la que se afirmaba que los
crímenes tenían raíces puramente antropológicas.
Según la teoría del autor, los crímenes combinaban la antropología
con la psicología. Sus aportes dieron una nueva visión de la
delincuencia a los criminólogos y es considerado uno de los autores
más importantes de esta ciencia hasta el día de hoy.
El maestro de Garofalo consideraba que los atributos físicos (como el
tamaño de la mandíbula) estaban relacionados con la probabilidad de
que una persona cometiera un crimen. Veía esto como una influencia
antropológica, pues pensaba que ciertos atributos estaban atados a
los pensamientos.
Autores Consideraciones
Un delito es el resultado de los impulsos
o tendencias innatas de una persona y
que pueden observarse ciertos rasgos
físicos en los delincuentes habituales.
César Lomboroso Estos rasgos van desde asimetrías
craneales hasta la forma de la
mandíbula o de las orejas.

El delincuente actúa por causas ajenas


a su voluntad y que deben buscarse en
la sociedad. El delito es imputable al
Enrico Ferri delincuente, pero no deseado
libremente por éste; en realidad, actúa
por causas que física o psíquicamente
condicionan su voluntad.
consideraba que los atributos físicos
(como el tamaño de la mandíbula)
estaban relacionados con la
probabilidad de que una persona
Rafal Garofalo
cometiera un crimen. Veía esto como
una influencia antropológica, pues
pensaba que ciertos atributos estaban
atados a los pensamientos.

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