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Por qué se levantó el Muro de

Berlín... y cómo cayó


Hace unos 60 años, el muro de la Guerra Fría
comenzó a construirse para que los alemanes del este
no se escaparan hacia el oeste. Una batalla de
décadas para huir lo hizo desaparecer.
Por casi 30 años, Berlín estuvo dividida no solo por
ideología, sino por una barrera de hormigón que
serpenteó por la ciudad y funcionó como símbolo
desagradable de la Guerra Fría. Levantado
precipitadamente y derribado por las protestas, el
Muro de Berlín tenía 43 kilómetros de ancho y
estaba protegido con alambres de púa, perros de
ataque y 55.000 minas. Pero aunque el muro se erigió
entre 1961 y 1989, no podía sobrevivir a un
movimiento democrático masivo que terminó acabando
con la República Democrática de Alemania (RDA) e
incitó el fin de la Guerra Fría.
Los orígenes del muro datan de finales de la Segunda
Guerra Mundial cuando Alemania estaba dividida en
cuatro partes y ocupada por las potencias aliadas. A
pesar de que Berlín estaba ubicada a 144
kilómetros — al este de la frontera entre la RDA y
Alemania Occidental — y completamente rodeada por
el sector soviético. Estaba dividida originalmente en
cuatro sectores pero para 1947 ya estaba consolidada
en este y oeste.
En 1949 las dos nuevas Alemanias habían sido
oficialmente fundadas. La Alemania del Este socialista
fue destruida por la pobreza y convulsionada por las
huelgas en respuesta a sus nuevos sistemas políticos
y económicos. La fuga de cerebros y la escasez de
mano de obra que resultó hizo que la RDA cerrara su
frontera con Alemania Occidental en 1952, y que fuese
mucho más difícil para las personas cruzar de la
Europa “comunista” a la “libre”.

Los alemanes orientales comenzaron a huir por una


frontera más permeable entre Berlín Oriental y
Occidental. En un momento, 1700 personas por día
buscaban condición de refugiado al cruzar desde el
este hacia el oeste de Berlín y alrededor de 3 millones
de ciudadanos de la RDA pasaron a Alemania
Occidental por Berlín Occidental entre 1949 y 1961.

En las primeras horas del 13 de agosto de 1961,


cuando los berlineses dormían, la RDA comenzó a
construir cercos y barreras para sellar las entradas
desde Berlín Oriental a la parte occidental de la
ciudad. El movimiento nocturno sorprendió a los
alemanes de ambos lados de la nueva frontera. A
medida que los soldados de la RDA patrullaban la
línea divisoria y los trabajadores comenzaban a
construir un muro de hormigón, los funcionarios
diplomáticos y los militares de ambos lados se
involucraron en una serie de tensos enfrentamientos.
Alemania Oriental levantó una pared de hormigón de
43 kilómetros que recorría toda la ciudad. El Muro
tenía dos paredes paralelas con torres de vigilancia y
separadas por una “franja de muerte” que finalizaba
con corridas de perros de ataque, minas, alambres de
púa y varios obstáculos diseñados para prevenir el
escape. Los soldados de Alemania Oriental
monitoreaban las barreras todo el tiempo, vigilaban
Berlín Occidental y tenían órdenes de disparar a matar
si veían a un fugitivo.
Las personas intentaban escapar. Inicialmente, huían
de las casas que estaban justo al lado del Muro; luego,
aquellas casas fueron vaciadas y convertidas en
fortificaciones para la Guerra misma. Otros planeaban
escapes más riesgosos a través de túneles, en globos
aerostáticos e, incluso en tren. Entre 1961 y 1989, más
de 5000 personas lograron escapar exitosamente.
Algunos no fueron tan afortunados; al menos 140
fueron asesinados o murieron intentando cruzar el
Muro.
Con el transcurso de los años, el Muro se convirtió en
un símbolo macabro de la Guerra Fría. Para 1989,
muchos alemanes orientales estaban cansados de la
situación. Organizaron una serie de manifestaciones
masivas demandando democracia. Mientras tanto, el
bloque soviético estaba desestabilizado por los
problemas económicos y las reformas políticas.
En la noche del 9 de noviembre de 1989, Günter
Schabowski, funcionario del partido de Berlín Oriental
anunció inminentes reformas de viajes en respuesta a
las protestas, pero el mensaje fue tan malo que sonó
como si la RDA hubiera abierto sus fronteras. Miles de
berlineses orientales se agolparon para cruzar la
frontera por el Muro y los guardias, confundidos,
abrieron las puertas.
Mientras los berlineses orientales se hacían paso,
decenas de miles de berlineses occidentales
desbordaban de emoción y celebración. A medida que
celebraban con champán, música y lágrimas, los
berlineses comenzaron a destruir el muro con mazos y
cinceles. Menos de un mes después, la RDA colapsó
completamente y, en 1990, Alemania se reunificó.
La Unión Soviética hizo lo propio, y, hoy en día, la
caída del Muro de Berlín es vista como un símbolo del
final de la Guerra Fría. En la actualidad, una doble
hilera de adoquines marca el lugar donde una vez
estuvo el muro.

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