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¿DE QUÉ SE TRATA EL DESARROLLO?

Amartya K. Sen

La relación entre libertad y desarrollo ha sido debatida por mucho tiempo. Algunos
ven la libertad como un gran aliado del progreso; otros temen que la libertad indivi-
dual sea un factor en contra del desarrollo y una fuente de adversidad. Los que creen
esto último incluyen diferentes escuelas de pensamiento y en algunos casos en con-
flicto, con diagnósticos muy diferentes sobre el elemento venenoso: derechos demo-
cráticos, libertades civiles, libertad en transacciones u oportunidades sociales básicas
(como la emancipación existente en la formación escolar de las mujeres). La sospe-
cha común sobre la libertad los lleva a alegar y no imponer libertades de un tipo u
otro, en la esfera social, política y económica.
Es importante reportar de un modo comprensivo y congruente la manera como
estas diversas manifestaciones del escepticismo sobre la libertad puede encontrarse
en todo el mundo contemporáneo. Un buen punto de arranque para el análisis del
desarrollo es el reconocimiento básico de que las libertades son tanto el objetivo
primario del desarrollo, como su principal medio. La primera afirmación es evaluativa
e incluye una apreciación del principio de que la evaluación del desarrollo no puede
estar divorciada de la vida que la gente tiene y la libertad real que ellos disfrutan. El
desarrollo difícilmente puede ser visto en términos de mejorar las condiciones de vida
de objetos inanimados, como aumentar el producto interno bruto (PIB) o el ingreso
personal, o la industrialización, o el avance tecnológico o la modernización social.
Éstos son, por supuesto, objetivos valiosos –en ocasiones cruciales– pero su valor
debe depender de los efectos sobre sus vidas y sobre la libertad de las personas
inmiscuidas. Para seres humanos responsables, el punto importante debe ser si tienen
libertad para hacer lo que piensan que tiene valor.
La relación entre libertad y desarrollo va mucho más allá de esta conexión constitu-
tiva. La libertad no es solamente el objetivo del desarrollo; también es el medio crucial
para alcanzarlo. Este reconocimiento puede basarse en el análisis empírico de las con-
secuencias e interconexiones entre libertades de distintos tipos y la evidencia de que
esa libertad de diferentes tipos típicamente ayuda a sostener otras libertades1. Lo que
una persona está en capacidad real de alcanzar está influenciado por las oportunida-
des económicas, libertades políticas, instituciones sociales y las condiciones que le

1 Las conexiones empíricas así como las conceptuales son discutidas en Sen (1999).
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permiten una buena salud, educación básica y el coraje y la germinación de iniciati-


vas. Estas oportunidades son, en gran medida, mutuamente complementarias y tien-
den a reforzar la posibilidad de alcanzar y usar otras. Por estas interconexiones agencias
humanas libres y sostenibles emergen como un motor, generalmente efectivo, del
desarrollo.

LIBERTAD POLÍTICA

Al analizar cualquier tipo de libertad, tenemos que estudiar tanto su relevancia


evaluativa como su papel consecuente. Tomemos las libertades políticas. Usualmen-
te se hace la pregunta sobre si la libertad política “lleva al desarrollo”. Una respuesta
negativa a esta pregunta, incluyendo la creencia de que la democracia va en contra
del crecimiento económico, ha promovido tendencias políticas autoritarias en diferen-
tes partes del mundo. Al calificar este tipo de argumentos lo primero que hay que
decir es que este modo de hacer la pregunta elimina el reconocimiento crucial de que
las libertades políticas y los derechos democráticos están entre los elementos cons-
titutivos del desarrollo. Su relevancia para el desarrollo no tiene que ser establecida
indirectamente mediante su contribución al crecimiento del PIB. Ciudadanos política-
mente no libres, ya sean ricos o pobres, están siendo privados de un elemento básico
constituyente de una buena vida.
Después de reconocer esta conexión básica, tenemos que someter la democracia
a un análisis consecuente, ya que hay otros tipos de libertades. Es valioso anotar, en
este contexto, que numerosas comparaciones entre países no han generado soporte
empírico a la idea de que la democracia va en contra del crecimiento económico,
(véase, por ejemplo, Przeworski y otros 1995; Barro 1996). De hecho, la evidencia es
sorprendente respecto a que el crecimiento es ayudado más por el clima económico
que por lo despiadado que sea el sistema político.
También debemos prestar atención a la evidencia de que la democracia y los
derechos políticos y civiles tienden a reforzar libertades de otros tipos (como la segu-
ridad económica) al darle voz a los aislados y más vulnerables. El hecho de que
nunca haya ocurrido una hambruna de grandes proporciones en países democráticos
donde se tienen votaciones regulares, partidos de oposición, y unos medios de comu-
nicación relativamente libres –incluso cuando el país es muy pobre y con serios pro-
blemas de suministro alimentario– simplemente demuestra el aspecto más elemental
del poder protector de las libertades políticas. A pesar de que la democracia de la
India tiene muchas imperfecciones, los incentivos políticos han sido adecuados para
eliminar las hambrunas más importantes desde los tiempos de la independencia. La
hambruna en Bangladesh de 1943, que presencié cuando era un niño, fue la última
que ocurrió; recuérdese que el país se independizo en 1947. Un caso contrario es el
de la China. Incluso antes de la reformas económicas en 1979, la China tenía mucho
REFLEXIONES DE PREMIOS NOBEL 511

mejor desempeño en muchas áreas que la India, particularmente en expandir el acce-


so a la educación y servicios básicos de salud. Pero entre 1959 y 1962 experimentó la
mayor hambruna jamás vista, con un indicador de mortalidad extra que ha sido calcu-
lado entre 23 y 30 millones. En la actualidad, los países que experimentan continuas
hambrunas, como Etiopía, República Democrática de Corea y Sudán, también son los
que tienen mayores problemas por estar bajo un control autoritario o militar.
El poder de la democracia en ofrecer protección y seguridad a los más vulnera-
bles es, de hecho, mucho mayor que la protección contra hambrunas. Aquellos que
están relativamente peor en la República de Corea e Indonesia no debieron haber
pensado mucho en una democracia cuando la fortuna económica de la población
parecía aumentar. Sin embargo, cuando vino la crisis económica (y las fortunas de las
distintas clases sociales se dispararon en diferentes direcciones) los derechos políti-
cos y civiles y las voces de la democracia que hubieran podido ayudar a los más
pobres fueron extrañadas por aquellos cuyos medios económicos y vidas fueron
inusualmente golpeadas. Una disminución del PIB del 5 al 10% no es en realidad una
gran calamidad, visto desde una perspectiva agregada, si después siguen décadas de
crecimiento del 5 al 10% por año, pero si esta caída ocurre desigualmente en los
sectores más desprotegidos, pueden estar en serios peligros, requiriendo ayuda so-
cial. En la actualidad la democracia se ha convertido en un asunto crucial en estos
países (la República de Corea está haciendo grandes avances en ello) y en otros,
incluyendo el más espectacular de todos, Tailandia. En realidad, no es necesario
esperar una crisis económica para apreciar el poder protector de la democracia.

LIBERTAD DE TRANSACCIÓN Y MERCADOS


Consideremos ahora un ejemplo diferente: el papel de los mercados. Nuevamente, la
libertad de intercambio y transacciones es en sí misma parte y un todo de las liberta-
des básicas por la cual las personas tienen motivos para valorar. Éste es un punto
muy diferente respecto al problema más discutido de la efectividad de los mercados
en generar prosperidad económica. Estar genéricamente en contra de los mercados
es casi tan extraño como estar genéricamente en contra de conversaciones entre per-
sonas. La libertad de intercambiar palabras, bienes o regalos no necesita una justifi-
cación en términos de sus efectos favorables pero distantes; son parte del modo como
los seres humanos interactúan y viven en la sociedad con los demás (a menos que
sean obligados a no hacerlo por alguna regulación o un decreto).
Relacionada con este problema están la importancia de la libertad de empleo y las
prácticas laborales, en contraste con la esclavitud o el trabajo forzado. La libertad de
un empleo surgido en el mercado es una libertad crucial que recibe buena atención,
incluso desde Karl Marx, de hecho, no un gran admirador del capitalismo. Los co-
mentarios favorables de Marx hacia el capitalismo, comparado con las restricciones
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de los arreglos laborales precapitalistas, llegaban exactamente a este problema, que


de hecho produjo su caracterización de la guerra civil norteamericana como “un gran
evento de la historia contemporánea”2. En el mundo contemporáneo este problema
de la libertad de mercado es central al análisis del empleo forzado –común en mu-
chos países en desarrollo– y la transición a arreglos laborales basados en un mercado
libre (véase, por ejemplo, Ramachandran 1990). Éste es uno de los interesantes ca-
sos en los cuales el análisis marxista ha tendido a tener cierta afinidad con la idea
libertaria de libertad como una idea opuesta a la utilidad.
El punto de esta consideración, usualmente negada, no es, por supuesto, negar la
importancia de juzgar los mecanismos de mercado en su totalidad, basados en sus
actividades y efectos, incluida su habilidad, ya probada, de generar crecimiento eco-
nómico, prosperidad y, bajo ciertas circunstancias, equidad económica. También
debemos examinar los malos efectos de actividades de mercado sin ningún límite
(especialmente cuando hay severas desigualdades en la propiedad y las asignaciones
iniciales para una vida económica) y los juicios generales, incluyendo las críticas, que
la gente pueda tener de su estilo de vida y valores asociados con una cultura centrada
exclusivamente en el mercado. Al ver el desarrollo como libertad, la importancia
constitutiva de las transacciones, así como los efectos directos e indirectos del mer-
cado, deben ser considerados como una sola. Es importante no perder de vista las
interrelaciones entre las libertades de diferentes tipos.

OPORTUNIDADES SOCIALES

Tomemos ahora otro tipo de libertad, consideremos el papel de las oportunidades


sociales que el Estado y la sociedad permiten. La educación pública, por ejemplo, ha
sido un medio efectivo de libertar a las personas de las restricciones del analfabetis-
mo y la ignorancia. Esta libertad es valiosa en sí misma, pero además contribuye al
desarrollo económico (e incluso a un uso más compartido de los mecanismos de
mercado) y a las libertades específicas que resultan de la prosperidad económica.
Esta lección ya implícita en la experiencia del Oeste, es espectacularmente reforzada
por el papel de las capacidades humanas en el rápido crecimiento económico de
Japón. Ya en los tiempos de la restauración meiji, en la segunda mitad del siglo XIX,
Japón tenía una tasa de escolaridad mayor que Europa, a pesar de que Europa tuvie-
se ventaja en el desarrollo industrial. Entre 1906 y 1911, la educación consumía casi
el 43 por ciento del presupuesto de ciudades y villas de todo Japón. A comienzos del
siglo XX quedaba muy poco analfabetismo, e incluso para 1913 el Japón había publi-
cado casi el doble de libros que los Estados Unidos (véase Gluck 1985). El gran éxito

2 Marx (1887), vol. 1, cap. 10, sec. 3: pp. 240; véase también Marx (1973).
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de las economías del Sudeste asiático y del Este de Asia en las últimas décadas
también está altamente relacionado con el impacto de su temprana expansión en la
educación y sus consecuencias de largo plazo.
Al explicar el relativamente modesto crecimiento económico de la India, se ha
culpado la intervención excesiva del Estado sobre la industria, y es correcto: negar la
libertad de transacciones ha hecho que la creación de riqueza sea mucho mayor
respecto a la República de Corea, Taiwán (China) o la China después de las refor-
mas. Esta limitación se refleja muy lentamente. Sin embargo, poca intervención del
Estado indio en promover la educación escolar (casi la mitad de la población adulta es
aún analfabeta) debe asumir gran parte de la culpa. La India puede tener más de
cinco veces el número de personas educadas en universidades que la China, pero en
la China la mayoría de los jóvenes tiene una formación básica. De hecho, la expan-
sión en la educación básica de la China se remonta a períodos anteriores a la refor-
ma, cuando ésta fue llevada a cabo por el compromiso de los políticos de izquierda.
Es bastante interesante el hecho de que la expansión en la educación en el período
maoísta probó ser de gran beneficio en la diseminación de las ideas de mercado en el
período posterior a la reforma (Adam Smith lo hubiera visto como un ejemplo de las
“consecuencias no intencionales de las acciones humanas”). No hay misterio en por
qué el éxito de las industrias indias que dependen de una educación superior o univer-
sitaria (la India es, por ejemplo, el segundo productor más grande de programas de
computador, después de los Estados Unidos) no coincide con los niveles de produc-
ción económica general basada en habilidades básicas y educación escolar, en lo cual
la China se ha excedido (véase Drèze y Sen 1995).

FERTILIDAD Y COERCIÓN
Un punto central para comentar es que el desarrollo necesita el uso simultáneo de
muchas instituciones. Como lo señaló Adam Smith, existen buenas razones para re-
cordar que “por muy poco gasto que el público esté dispuesto a dar, se puede promo-
ver e incluso imponer sobre la mayoría de gente la necesidad de adquirir los elementos
más esenciales de la educación”3. La educación básica, en particular la femenina,
está asociada con muchos cambios sociales, especialmente la reducción de mortali-
dad infantil y una rápida caída en las tasas de fertilidad. Este último hecho es una
prueba importante del papel de la libertad, que nos recuerda la confrontación entre
los argumentos de Condorcet (prolibertad) y Malthus (antilibertad) hace unos 200
años.
Condorcet, el matemático francés y pensador de la ilustración, fue quien primero
propuso la posibilidad de que el tamaño de la población podría “superar sus medios de

3 Smith ([1776] 1976), I, ii: 27, y V, I, f: 785


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subsistencia”. La expresión de Malthus de este miedo vino más tarde, citando a


Condorcet. Pero Condorcet avanzó en su argumentación diciendo que esto podría no
ocurrir porque se escogerían libremente tasas de fertilidad menores, resultantes de
mejor educación (incluyendo educación femenina) y “el progreso de la razón”. Malthus
rechazó totalmente el argumento e insistió que nada diferente a medidas obligatorias
haría que la gente redujera sus tasas de fertilidad. En la actual escuela malthusiana
existe una tendencia a enfatizar cambios a algunos puntos de vista de Malthus, pero
su incredulidad en las fuerzas del razonamiento y la libertad, a diferencia de la fuerza
de las obligaciones económicas, en llevar la gente a escoger familias menores, per-
manece inmodificado. De hecho, en uno de sus últimos trabajos, publicado en 1830
(Malthus murió en 1834) él insistió en su conclusión que “no hay razón para suponer
que además de las dificultades de proveer totalmente las necesidades básicas de vida
se debe evitar que numerosas personas se casen tempranamente o se les imposibilite
cuidar la salud de las familias más numerosas” (Malthus [1830] 1982: 243).
Este debate en particular no es difícil de establecer empíricamente. No sólo las
tasas de fertilidad se reducen con el tiempo, además “el progreso de la razón” en el
desarrollo de una nueva norma de familias más pequeñas ha jugado un papel mayor
en esta evolución. Es más, comparaciones entre países muestran que una reducción
en las tasas de fertilidad está claramente relacionada con mayor poder de las mujeres
jóvenes cuyas vidas se ven más afectadas por el exceso de cuidado de niños. Esta
lección emerge claramente también de comparaciones entre cientos de distritos de la
India. No es sorprendente que la educación de las mujeres y el acceso al empleo, que
incrementa su poder de decisión en las familias, emergen como las dos más grandes
influencias en la reducción de la fertilidad.
A pesar de que la tasa de fertilidad de toda la India, incluso después de una
reducción de 6 niños por pareja a 3, es todavía muy alta respecto a un nivel de
sostenimiento mínimo de dos por pareja, es interesante e importante resaltar que
muchos distritos han reducido las tasas de fertilidad a niveles como el de Estados
Unidos, el Reino Unido, Francia o China. Las disminuciones de fertilidad en las pro-
vincias de Kerala, Tamil Nadu y Pradesh Himachal de la India están relacionadas
claramente con mayor capacidad de decisión de las mujeres, que a su vez se relacio-
na con la rápida promoción de la educación en las mujeres y otras influencias en el
estatus y la participación de las mujeres jóvenes. Otro ejemplo interesante es
Bangladesh, donde una rápida reducción en las tasas de fertilidad pareció estar aso-
ciada con la expansión de las oportunidades de planeación familiar, mayor inclusión
de las mujeres en la actividad económica (por ejemplo, a través de microcréditos) y
una mayor discusión pública sobre la necesidad de cambiar el patrón existente de
disparidades de género. Todas estas influencias, incluyendo el papel de instituciones
de planificación, ayudan a las mujeres jóvenes a adquirir mayor libertad productiva, y
contribuye al ascenso social de la mujer. La expansión del papel de la mujer en la
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sociedad de Bangladesh ha sido ampliamente reconocido. La tasa de fertilidad dismi-


nuyó de 6,1 a 3,4 un una década y media (entre 1980 y 1996) y continúa bajando
fuertemente; a principios del año 2000 estaba un poco por encima de 3 niños por
pareja. Todo esto ha ocurrido sin ninguna medida coercitiva, y sólo mediante mayor
libertad social, especialmente sobre las mujeres.
Un contraejemplo puede ser la China que ofrece evidencia positiva de los buenos
efectos de medidas coercitivas sobre la planificación familiar (por ejemplo, la política
de “un niño por familia”). Es necesario hacer más estudios sobre los detalles de la
experiencia china, pero, a nivel agregado, la disminución de la fertilidad ha sido clara.
La pregunta relevante ahora es si una disminución similar se habría presentado sin la
necesidad de medidas coercitivas, por los éxitos de China en la educación femenina
y en el empleo. El estado indio de Kerala, donde la educación femenina también ha
aumentado muy rápidamente pero donde no hay medidas de planificación familiar
coercitivas, también experimentó una disminución significativa en las tasas de fertili-
dad. De hecho, la expansión de la educación femenina en Kerala fue más rápida que
en China, así como la caída en la tasa de fertilidad, ya para 1979, cuando la China
introdujo su política de “un niño por familia”. La tasa de fertilidad de China cayó de
2,8 a 2,0 entre 1979 y 1991; durante el mismo período la tasa en Kerala cayó de 3,0
a 1,8. Las tasas de fertilidad han continuado disminuyendo en ambas regiones, pero la
tasa de Kerala siempre está por debajo en todo el período. Además, como esta caída
provino de procedimientos de libre elección en lugar de coercitivos, la mortalidad
infantil ha continuado cayendo más que en China: a pesar de que la tasa de mortali-
dad infantil era básicamente la misma en 1979, ahora es el doble en China y mucho
mayor para niñas. Así, tanto la efectividad como aspectos humanitarios son argu-
mentos para hacer que la disminución en las tasas de fertilidad se base en más y no
en menos libertades.

LA LIBERTAD COMO UN MEDIO Y UN FIN

En conclusión, la idea del desarrollo centrado en las libertades sobre la población


tiene muchas ventajas sobre los demás puntos de vista. En primer lugar, ofrece una
base de evaluación mucho más profunda del desarrollo, permitiendo concentrar el
análisis en el objetivo de la libertad individual en lugar de usar medidas aproximadas,
tales como el crecimiento del PIB, industrialización o progreso tecnológico.
Segundo, como libertades de diferentes tipos contribuyen a promover otro tipo de
libertades, una visión del desarrollo basada en la libertad genera varias ideas
instrumentales. Tener en cuenta las diferentes interconexiones entre diferentes tipos
de libertades nos lleva más allá de la cerrada perspectiva de ver cada libertad aisla-
damente. Vivimos en un mundo de muchas instituciones (incluyendo el mercado, el
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gobierno, la justicia, partidos políticos y los medios de comunicación entre otros) y


tenemos que determinar cómo pueden complementarse y hacerse fuertes unos a
otros en lugar de reducir su efectividad.
Tercero, esta visión más amplia también nos permite distinguir entre (a) interven-
ción represiva del Estado sofocando la libertad, iniciativa y la libre empresa e inca-
pacitar el trabajo de agencias individuales y acción cooperativa y (b) un papel
promotor del Estado en mejorar la efectividad de las libertades individuales –por
ejemplo, ofrecer una educación pública, servicios de salud, redes de seguridad social
y buenas políticas macroeconómicas para proteger la competencia industrial, y la
sostenibilidad ecológica.
Finalmente, la idea del desarrollo basado en la libertad captura el papel construc-
tivo de seres humanos libres como un motor de cambio. En términos de la distinción
medieval entre “el agente” y “el paciente”, ésta es una visión del desarrollo orientada
hacia el agente. Esto es radicalmente diferente respecto a ver la humanidad como
beneficiaria pasiva de decepcionantes programas de desarrollo.

REFERENCIAS
Barro, Robert J. 1996. Getting it Right: Markets and Choice in a Free Society. Cambridge,
Mass.: MIT Press.
Dréze, Jean y Amarta Sen. 1995. India: Economic Development and Social Opportunity.
Nueva Delhi: Oxford University Press.
Gluck, Carol. 1985. Japan’s Modern Myths: Ideology in the Late Meiji Period. Princeton, N. J.:
Princeton University Press.
Malthus, T. R. 1982. A Summary View of the Principle of Population. Harmondsworth, Reino
Unido: Penguin Books. Publicado primero en 1830.
Marx, Karl. 1887. Capital. Londres: Sonnenschein.
–––––. 1973. Grundrisse. Harmondworth, Reino Unido: Penguin Books.
Przeworski, Adam y otros. 1995. Sustainable Democracy. Cambridge, Reino Unido: Cambridge
University Press.
Ramachandran, V. K. 1990. Wage Labour and Unfreedom in Agriculture: An Indian Case
Study. Oxford, Reino Unido: Clarendon Press.
Sen, Amartya. 1996. Development as Freedom, Nueva York: Knopf.
Smith, Adam. 1996. An Inquiry into the Nature and causes of the Wealth of Nations. R. H.
Campbell y A. S. Skinner, eds. Oxford, Reino Unido. Clarendon Press. Publicado prime-
ro en 1776.
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POSIBLES IDEAS EN LA ECONOMÍA DEL DESARROLLO

Robert M. Solow

No soy un estudioso del desarrollo económico. Éstas son las ideas de un economista
proveniente de un país rico cuyo mayor interés de investigación ha sido la macroeco-
nomía del largo y corto plazo. Es posible que esté sugiriendo una agenda o ideas de
investigación que ya han sido señaladas en la literatura de la economía del desarrollo.
Tras presentar excusas, acá van mis ideas.
1. ¿Qué tan grande y de qué tipo debe ser una agencia de investigación para el
desarrollo en un país en vías de desarrollo? Presumiblemente, su objetivo no debe
ser replicar a pequeña escala lo que hace un país grande, debe tener gente e
instituciones en capacidad de tener acceso, adaptar y usar innovaciones tecnoló-
gicas que se originan en otro lugar. ¿Cómo puede hacerse esto? ¿Cuál es el papel
de la inversión externa directa en este proceso?
2. ¿Cuál es el patrón para desarrollar, explotar y conservar recursos renovables y no
renovables en países en desarrollo? ¿Cuánto de las rentas de estos recursos debe
ser reinvertido, y cómo esta reinversión debe ser distribuida entre industrias inten-
sivas en recursos y otras industrias?
3. ¿Cuál es un modelo macroeconómico válido para un país pequeño en desarrollo?
Si es una economía pequeña y abierta tiene la ventaja de encontrar la demanda
agregada en los mercados del mundo. Pero es vulnerable a una recesión sincronizada
sobre sus mayores socios comerciales. ¿Sería una política monetaria indepen-
diente de utilidad en un país con esta característica? ¿Podría ser una política fiscal
discrecional usada para estabilizar la economía doméstica sin poner en peligro
otros objetivos?
4. ¿Cómo podría una economía en desarrollo evitar algunas de las fallas en la política
de uso de la tierra, instituciones de capacitación y formación adicional, y seguro
de desempleo, etc., que los países ricos ya han atacado?

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